La Belleza en Los Demás

La semana pasada fui a lo que pensé era “Catholic Theology on Tap” (La Teologia Catolica en un bar), pero resulta que, “Pub Theology” (Teología en un Pub) no es lo mismo. El “Pub Theology” era un grupo ecuménico que se reúne para hablar sobre sus creencias en un lugar “valiente” y “abierto” no tanto un lugar “seguro”.

No voy a mentir, mi primera reacción al darme cuenta que no era un evento católico era, “He hecho un error grave y tengo que encontrar cualquier excusa para salirme lo más pronto posible.” O sea, soy católica y no quiero cambiarme de religión entonces, ¿qué hago aquí en una mesa con protestantes, judíos, e hindús discutiendo sobre la religión? ¡Suena como el inicio de un chiste malo!

Pero mientras empezamos a repasar las reglas y las metas de “Pub Theology”, me di cuenta que era muy equivocada. Este grupo se trataba de forzar tu religión en los demás, sino de cómo darse cuenta que tenemos más en común de lo que pensamos. Todos vivimos nuestra fe compartiendo el amor de Dios e intentando hacer lo correcto. Junto con ser respetuoso e intentar comprender a la otra persona, nuestra meta era llegar a un punto donde podríamos decir, “Aquí está la belleza que encuentro en el otro,” no “por eso soy mejor que ellos.”

En el Evangelio de hoy, Jesús hizo un milagro en el Sábado Santo, lo cual era contrario a la cultura Judía. Como católicos, pensamos que Jesús hizo lo correcto haciendo este milagro. No solamente salvó a este hombre de la muerte física, pero también de ser “muerto” al mundo por su enfermedad. Pero de todos modos, en este tiempo y lugar, ¡era escandaloso! ¡Eso no se hacía, ni se consideraría!

En lugar de estar asombrados por el milagro y sentir alegría que acaba de salvar la vida de alguien, “los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en sábado.” (Juan 5:16). Si hubiéramos estado allí, ¿podríamos decir honestamente que encontraríamos la belleza en lo que Jesús escogió hacer? O ¿hubiéramos dicho, “Trabajó en domingo y yo no, así que yo soy mejor que Él”?

Vemos que Jesús actuó en contra de lo que predicaban los Fariseos y por eso guardaron rencor contra Él, a pesar de que su acto dio la vida. Preferían ignorar todo el bien que había hecho porque no podrían ver más allá del hecho de que no era un hombre judío perfecto. Creo que si yo estuviera allí, hubiera batallado interiormente pensando si era correcto o no trabajar el sábado. Hubiera sido contrario a mis creencias pero creo que al final hubiera podido decir que admiraba a Jesús por sus acciones de preservar la vida.

Vemos que la idea de la cultura Americana se trata de la mezcla de religiones, historias, y prácticas, pero por alguna razón hemos llegado a la conclusión que el crisol Americano está lleno y ya no necesita nada más. La verdad es todo el opuesto. Tenemos que acordarnos que a donde quiera que vayamos en el mundo, no todos tenemos las mismas creencias que nosotros. Siempre hay algo que podamos aprender de los demás, aunque tengan diferentes creencias. Mientras vamos madurando, aprendemos de las personas a nuestro alrededor, así que, ¿por qué no seguir aprendiendo de los demás como adultos?

Hoy quiero señalar que Dios no nos pide coexistir, porque coexistir no es vivir en comunidad, igual que ser tolerante no es amar, y escuchar no es entender.  Debemos escuchar al otro sin juzgar ni discutir, para que podamos oír y respetar plenamente su dignidad humana como hijo(a) de Dios. Cada día, nuestro Padre Celestial nos llama a aprender de los demás para poder encontrar la belleza del otro.

Para más información sobre grupos ecuménicos o Días de Oración Ecuménicos en tu comunidad, pueden contactar a su diócesis local.