God Loves All of Our Story / A Dios le encanta toda nuestra historia

When I was newer to the pilgrimage of the spiritual life, I heard mainly one verse of this passage: the good soil. I wanted to be good soil and I wanted the seed to bring forth a hundredfold! Or more!

Now in midlife, I realize that all these various “soils” make up my soul. There are parts of my heart and my mind that I know very well. I have to admit, also, that there are other parts that are completely unknown to me. And in between there are vast expanses of my self-knowledge that are a confusing mixture of openness and resistance, longing and fear, clarity and confusion. 

God loves all of my story with all of its glory and all of its messiness. 

The spiritual life, it could be said, is the work of grace by which God turns the unknown resistant parts of our soul into known, open, and vulnerable spaces that we offer to Him, the interior world where the Word can take root and transform us from the inside out. We are this moving frontier between what we know of ourselves and what we shall become, through the lifting up and purification of what is still unknown. 

These days, I am most grateful for the ways in which Jesus reveals to me the hardness of the rocks that prevent his Word from taking root and thriving for His glory. I am relieved when He shows me the attitudes and behaviors that choke off the possibilities of living in the life of the Trinity in its fullness. I am sorry that I have kept the Lord waiting so long as I chased after things that I thought would fill my soul, or at least my time. My heart longs to create a new solitude to keep my soul off the rocky pathway and sheltered in my Shepherd’s arms. 

The hope that we can achieve complete self-knowledge once and for all, and be completely available to God’s grace, now and forever, is fiction. Everyday we are growing and changing and responding to what is developing around us. Where one day we are open, the next day we may close down defensively if a wound has been touched. All we can do is entrust ourselves to Jesus, desiring to be good soil that is responsive to the gift of His Word, and work gently to remove the stones and thorns and to shelter ourselves in His love. 

He will do all the rest.

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Cuando era más nueva en la peregrinación de la vida espiritual, escuchaba principalmente un versículo de este pasaje: el de la tierra buena. ¡Quería ser tierra buena y que la semilla produjera el ciento por uno! ¡O hasta más!

Ahora, en la mediana edad, me doy cuenta de que todas estas diversas “tierras” forman mi alma. Hay partes de mi corazón y de mi mente que conozco muy bien. Tengo que admitir, también, que hay otras partes que me son completamente desconocidas. Y en medio hay muchas partes de mi autoconocimiento que son una mezcla confusa de apertura y resistencia, anhelo y miedo, claridad y confusión.

Dios ama toda mi historia con toda su gloria y todo su desorden.

La vida espiritual, podría decirse, es la obra de la gracia por la cual Dios convierte las partes resistentes y desconocidas de nuestra alma en espacios conocidos, abiertos y vulnerables que le ofrecemos. Es el mundo interior donde la Palabra puede echar raíces y transformarnos de adentro hacia afuera. Somos esa frontera móvil entre lo que sabemos de nosotros mismos y lo que llegaremos a ser, a través del ofrecimiento y purificación de lo que aún es desconocido.

En estos días, estoy muy agradecida por las formas en que Jesús me revela la dureza de las rocas que impiden que su Palabra eche raíces y prospere para Su gloria. Me siento aliviada cuando me muestra las actitudes y conductas que ahogan las posibilidades de vivir en la vida de la Trinidad en su plenitud. Lamento haber hecho esperar al Señor tanto tiempo mientras perseguía cosas que pensé que llenarían mi alma, o al menos mi tiempo. Mi corazón anhela crear una nueva soledad para mantener mi alma alejada del camino rocoso y refugiada en los brazos de mi Pastor.

La esperanza de que podamos alcanzar el autoconocimiento completo de una vez por todas, y estar completamente disponibles a la gracia de Dios, ahora y para siempre, es ficticio. Todos los días estamos creciendo, cambiando y respondiendo a lo que se desarrolla a nuestro alrededor. Aunque un día estamos abiertos, al día siguiente podemos cerrarnos a la defensiva si alguien ha tocado una herida. Lo único que podemos hacer es encomendarnos a Jesús, deseando ser tierra buena que reciba el don de Su Palabra, y trabajar con delicadeza para quitar las piedras y las espinas y refugiarnos en Su amor.

Y Él hará todo lo demás.

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Sr. Kathryn J. Hermes

Sr. Kathryn James Hermes, FSP, is an author and offers online evangelization as well as spiritual formation for people on their journey of spiritual transformation and inner healing. Website: www.touchingthesunrise.com My Books: https://touchingthesunrise.com/books/
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Feature Image Credit: Plnatbest, pixabay.com/photos/soil-seed-seedling-plant-growth-8166778/

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