Stand Up For Your Faith / Defiende Tu Fe

Part of my job at my parish is forming and preparing the eighth grade students for the Sacrament of Confirmation. I enjoy the preparation program that we use and I often find myself learning right alongside the Confirmation candidates. 

One line from a recent lesson’s video has really stuck out to me lately. While talking about the gift of the Holy Spirit called fortitude, the message to the candidates went a little something like this, “You probably aren’t called to be a martyr, to die for your faith. It’s more likely that you’ll be asked to simply stand up for your faith and say that you believe in Jesus Christ.” 

To an average eighth grade student, that’s a terrifying possibility. Even for those who attend Catholic grade schools and high schools, faith isn’t often talked about outside of religion class. It’s not daily lunchtime conversation. It’s not brought up on the bus. And, even if faith is brought up, often students don’t know what to say or how to say it … or they’re too scared to speak up. 

It’s not just today’s young people, though. Many adults feel the same way – that they’re ill equipped to speak eloquently and confidently about the faith or they are silent in fear of rejection and ridicule. 

That’s where I take comfort in today’s Gospel passage: “The stone that the builders rejected has become the cornerstone; by the Lord has this been done and it is wonderful in our eyes.” Trials and tribulations are part of the Christian life, as much as we may wish they weren’t. There are (or will be) times that we face rejection and times when enemies try to drag us down. 

But we should not fear – because the Lord is with us in these challenges. He will overcome, for He is more powerful than our difficulties. He is more merciful and loving than our enemies. And He will give us all the strength we need to stand up in and publicly proclaim our faith in Jesus Christ. 

May you be strong in the face of trial, brothers and sisters, and may you call upon the Lord for help. 

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Parte de mi trabajo en mi parroquia es formar y preparar a los estudiantes de octavo grado para el Sacramento de la Confirmación. Disfruto el programa de preparación que usamos y, a menudo, me encuentro aprendiendo junto con los candidatos de Confirmación.

Una línea del video de una lección reciente realmente me ha llamado la atención últimamente. Mientras hablaba sobre el don del Espíritu Santo llamado fortaleza, el mensaje a los candidatos fue algo así: “Probablemente no estás llamado a ser un mártir, a morir por tu fe. Es más probable que te pidan que simplemente defiendas tu fe y digas que crees en Jesucristo”.

Para un estudiante de octavo grado, esa es una posibilidad aterradora. Incluso para aquellos que asisten a escuelas primarias y secundarias católicas, no se suele hablar de la fe fuera de la clase de religión. No es una conversación diaria a la hora del almuerzo. No se menciona en el autobús. Y, incluso si se menciona la fe, a menudo los estudiantes no saben qué decir o cómo decirlo… o tienen demasiado miedo de hablar.

Sin embargo, no se trata solo de los jóvenes de hoy. Muchos adultos sienten lo mismo: que no están preparados para hablar con elocuencia y confianza sobre la fe o que guardan silencio por miedo al rechazo y al ridículo.

Ahí es donde me consuelo en el pasaje del Evangelio de hoy: “La piedra que desecharon los constructores se ha convertido en piedra angular; por el Señor ha sido hecho esto y es maravilloso a nuestros ojos.” Las pruebas y tribulaciones son parte de la vida cristiana, por mucho que deseemos que no lo sean. Hay (o habrá) momentos en los que nos enfrentamos al rechazo y momentos en que los enemigos intentan arrastrarnos hacia abajo.

Pero no debemos temer, porque el Señor está con nosotros en estos desafíos. Él vencerá, porque es más poderoso que nuestras dificultades. Es más misericordioso y amoroso que nuestros enemigos y nos dará toda la fuerza que necesitamos para levantarnos y proclamar públicamente nuestra fe en Jesucristo.

Que sean fuertes frente a la prueba, hermanos y hermanas, y que pidan ayuda al Señor.

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Erin is a Cleveland native and graduate of Franciscan University of Steubenville. She is passionate about the Lord Jesus, all things college sports and telling stories and she is blessed enough to get paid for all three of her passions as a full-time youth minister and a freelance sports writer.

Feature Image Credit: Kyle Glenn, unsplash.com/photos/dGk-qYBk4OA

That All May be Saved / Que Todos Sean Salvos

In today’s Gospel we read perhaps the most quoted verse of Scripture, that “God so loved the world that he gave his only son, so that everyone who believes in him might not perish but might have eternal life.” It’s printed on t-shirts, coffee mugs, those fancy picture frames that everyone has hanging in their bathroom, and on pencils to hand out to youth groups. 

I wonder if this is one of those verses that is so often quoted that it has lost some of its importance and just become a commonplace phrase. But today, on the Solemnity of the Most Holy Trinity, let’s take some time to really dive deep into what this passage means. If we go all the way back to the beginning we see Adam and Eve in the garden. They have been given everything they could possibly desire, but through an act of disobedience and selfishness, they lose their inheritance. They want to be God and in trying to become like him, they turn their back on the very One they want to imitate. 

God, of course, knew this was going to happen and had a plan from the beginning. The irony is that God wanted to allow all of us to share in his divine life. He wanted us to participate fully and intimately in his very divinity. This was the desire of Adam and Eve, to be more like God, but they tried to get there through disobedience, while Christ brings us there by his obedience to the Father. I have shared this quote from the Catechism (221) before that states, “God himself is an eternal exchange of love, Father, Son and Holy Spirit, and he has destined us to share in that exchange.” 

Adam and Eve lost their inheritance through disobedience. Jesus gave us our inheritance back by his obedience to the Father and offers to make us partakers of the divine life through the Holy Spirit. It’s the ultimate comeback story. This is why John 3:16 is such an important verse. Not because it can sell more merchandise to the Christian world than any other verse, but because it tells us of God’s plan right from the beginning to perfect us. 

This perfection does not come without a cost. As Scripture says, “We have been purchased for a price.” That price is the death and torture of Jesus Christ, who became man in order to to allow us to fully participate in the life of the trinity. What Adam and Eve did in the beginning, and what we continue to do today through our sin, can only be rectified by God stepping in and saving us. Today, let’s rejoice that he has. 

From all of us here at Diocesan, God bless!

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En el Evangelio de hoy leemos quizás el versículo más citado de la Escritura, que “Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga la vida eterna.” Está impreso en camisetas, tazas de café, esos elegantes marcos de fotos que todo el mundo tiene colgados en el baño y en lápices para repartir entre grupos de jóvenes.

Me pregunto si es uno de esos versos que se citan con tanta frecuencia que ha perdido parte de su importancia y se ha convertido en una frase común. Pero hoy, en la Solemnidad de la Santísima Trinidad, tomemos un momento para sumergirnos en lo que significa este pasaje. Si retrocedemos hasta el principio, vemos a Adán y Eva en el jardín. Se les ha dado todo lo que podían desear, pero por un acto de desobediencia y egoísmo, pierden su herencia. Quieren ser Dios y al tratar de ser como él, le dan la espalda.

Dios, por supuesto, sabía que esto iba a suceder y tenía un plan desde el principio. La ironía es que Dios quería permitirnos a todos compartir su vida divina. Quería que participáramos plena e íntimamente en su divinidad. Este era el deseo de Adán y Eva, de ser más como Dios, pero trataron de llegar a través de la desobediencia, mientras Cristo nos lleva allí por su obediencia al Padre. He compartido esta cita del Catecismo (221) anteriormente que dice: “Él mismo es una eterna comunicación de amor: Padre, Hijo y Espíritu Santo, y nos ha destinado a participar en Él.”

Adán y Eva perdieron su herencia por la desobediencia. Jesús nos devolvió nuestra herencia por su obediencia al Padre y se ofrece a hacernos partícipes de la vida divina a través del Espíritu Santo. Es la última historia de retorno. Es por eso que Juan 3:16 es un versículo tan importante. No porque pueda vender más mercancía al mundo cristiano que cualquier otro versículo, sino porque nos habla del plan de Dios desde el principio para perfeccionarnos.

Esta perfección no viene sin costo. Como dice la Escritura: “Hemos sido comprados por precio”. Ese precio es la muerte y tortura de Jesucristo, quien se hizo hombre para permitirnos participar plenamente en la vida de la trinidad. Lo que Adán y Eva hicieron al principio, y lo que continuamos haciendo hoy a través de nuestro pecado, solo puede ser rectificado si Dios interviene y nos salva. Hoy, alegrémonos de que lo haya hecho.

De parte de todos nosotros aquí en Diocesan, ¡Dios los bendiga!

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Tommy Shultz is a Business Development Representative for Diocesan. In this role he is committed to bringing the best software to dioceses and parishes while helping them evangelize on the digital continent. Tommy has worked in various diocese and parish roles since his graduation from Franciscan University with a Theology degree. He hopes to use his skills in evangelization, marketing, and communications, to serve the Church and bring the Good News to all. His favorite quote comes from St. John Paul II, who said, “A person is an entity of a sort to which the only proper and adequate way to relate is love.”

Feature Image Credit: Regine Tholen, unsplash.com/photos/ojGvj7CE5OQ

Wisdom and Conversation / La Sabiduría y La Conversación

“I sought wisdom openly in my prayer, I prayed for her before the temple…”

Conversation often seems like a lost art. In order to engage in true dialogue, we have to be willing to suspend our own thoughts, preconceived notions and perceptions to really listen and hear what another is thinking. We have to give up the need to be right and allow ourselves to open up and be vulnerable to someone else. That is a scary thought in this world, where shouting down the opposition and using influence and social power is often the path to getting what you want. 

Sirach teaches us another way. We are shown the value of pursuing wisdom. In making the search for wisdom the core of our lives, we are not merely seeking knowledge. Wisdom is not a prize to be grasped at but a formation of our soul, that innermost being given to us from God, that essence which makes us, us. In the pursuit of wisdom, our soul is oriented to God and aligns itself with him who is the Way, the Truth, and the Life. It is an openness, walking through the gate and along the level path. 

Perhaps this is why our efforts at evangelization so often fall short. We are a linear people. We are so convinced that others should come to know Jesus and will find fulfillment in the fullness of faith in the Catholic Church, that we spend our time attempting to convince others rather than listening. We are intent on transferring knowledge, but not allowing wisdom to form our souls. 

To be fair, reaching out in today’s world is a very, very scary situation. There are many, like those who questioned Jesus in today’s Gospel, who appear to want to have an open conversation, but whose true intent is to use words to capture and ensnare. Jesus gives us a model. While always remaining open to conversation and inviting others into the Kingdom of God, he does not get caught up in questions which are meant to sidetrack. His focus is on building the Kingdom of God, he will not be turned from that task by hostile questioning. 

Our work is to remain open, to pursue wisdom and then to rest in that wisdom so that we may share her path with others. The Catechism tells us that it will take patience. (CCC 854) We don’t need to convince others that they need Jesus. That is the work of the Holy Spirit. Our role is to continue to form ourselves in wisdom so that we are capable of conversation. We must be able to engage in sincere dialogue, including a willingness to listen with openness and vulnerability. Only when we truly listen, will those around us begin to listen to us. They will listen, not only by hearing our words but by learning from the actions of our lives. 

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“Bus[qué]  abiertamente la sabiduría. En el templo se la pedí al Señor…”

La conversación a menudo parece un arte perdido. Para participar en un verdadero diálogo, tenemos que estar dispuestos a suspender nuestros propios pensamientos, nociones y percepciones preconcebidas para realmente oír y escuchar lo que otro está pensando. Tenemos que renunciar a la necesidad de tener razón y permitirnos abrirnos y ser vulnerables a otra persona. Ese es un pensamiento aterrador en este mundo, donde gritar a la oposición y usar la influencia y el poder social es a menudo el camino para obtener lo que quieres.

Sirach nos enseña otra manera. Se nos muestra el valor de buscar la sabiduría. Al hacer la búsqueda de la sabiduría el centro de nuestras vidas, no estamos simplemente buscando conocimiento. La sabiduría no es un premio al que aferrarse sino una formación de nuestra alma, ese ser más íntimo que nos ha sido dado por Dios, esa esencia que nos hace nosotros. En la búsqueda de la sabiduría, nuestra alma se orienta hacia Dios y se alinea con él que es el Camino, la Verdad y la Vida. Se trata de una apertura, salir por la puerta y caminar a lo largo del camino llano.

Tal vez por eso nuestros esfuerzos de evangelización a menudo se quedan cortos. Somos un pueblo lineal. Estamos tan convencidos de que otros deben llegar a conocer a Jesús y llegarán a realizarse en la plenitud de la fe en la Iglesia Católica, que pasamos nuestro tiempo tratando de convencer a otros en lugar de escuchar. Tenemos la intención de transferir conocimiento, pero no permitir que la sabiduría forme nuestras almas.

Para ser justos, comunicarse en el mundo de hoy es una situación muy, muy aterradora. Hay muchos, como aquellos que cuestionaron a Jesús en el Evangelio de hoy, que parecen querer tener una conversación abierta, pero cuya verdadera intención es usar palabras para capturar y atrapar. Jesús nos da un buen ejemplo. Mientras permanece siempre abierto a la conversación e invitando a otros al Reino de Dios, no se deja atrapar por preguntas que pretenden desviar el rumbo. Su enfoque está en construir el Reino de Dios, no se apartará de esa tarea por cuestionamientos hostiles.

Nuestro trabajo es permanecer abiertos, buscar la sabiduría y luego descansar ella para que podamos compartir su camino con otros. El Catecismo nos dice que se necesitará la paciencia. (CIC 854) No necesitamos convencer a otros de que necesitan a Jesús. Esa es la obra del Espíritu Santo. Nuestro papel es seguir formándonos en la sabiduría para que seamos capaces de conversar. Debemos ser capaces de entablar un diálogo sincero, incluida la disposición a escuchar con apertura y vulnerabilidad. Solo cuando escuchemos de verdad, los que nos rodean comenzarán a escucharnos. Escucharán, no solo nuestras palabras sino aprendiendo de las acciones de nuestras vidas.

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Sheryl is happy to be the number 1 cheerleader and supporter for her husband, Tom who is a candidate for the Permanent Diaconate in the Diocese of Kalamazoo. They are so grateful for the opportunity to grow together in this process. Sheryl’s day job is serving her community as the principal for St. Therese Catholic School in Wayland, Michigan. Since every time she thinks she gets life all figured out, she realizes just how far she has to go, St. Rita of Cascia is her go-to Saint for intercession and help. Home includes Carlyn, a very, very goofy Golden Retriever and Lucy, our not-so-little rescue puppy. 

Feature Image Credit: Aaron Burden, unsplash.com/photos/QJDzYT_K8Xg

The Flying Novena / La Novena Volada

I suspect that if St. Mother Teresa commanded a mountain to be taken up and cast in the sea, the mountain would waste no time to get going. Such was the faith of this amazing woman. 

I learned about her flying novena when I led a small group of women through Fr. Timothy Gaitley’s 33 Days to Marian Consecration. It seems this novena – called a flying novena because she prayed the Memorare nine times in a row instead of nine days or nine hours in a row – was one of the more efficacious weapons in her spiritual arsenal. So great was her faith that she chased the ninth Memorare with a tenth of thanksgiving for the answered request. I can imagine her tiny self next to a giant mountain, praying the ten Memorares and the mountain getting up and dashing off to the sea.

I have experienced the power of the flying novena often and I consider it the prayer that is always answered. I have learned that it is good to have this unwavering and childlike trust in God’s providence. It’s not presumptuous – it’s faith. Our heavenly Father is a generous God who loves to answer our prayers. We just need to believe that. We hear it from Jesus himself in today’s Gospel:

“Therefore I tell you, whatever you ask in prayer, believe that you receive it, and you will.” 

How could we ever doubt? Whether it is St. Mother Teresa’s flying novena or a prayer from your heart, believe. Believe that God your Father desires to give you what you ask for. Believe in his generosity and faithfulness. 

Pope Francis once said that God never tires of forgiving us, it is we who get tired of asking for forgiveness. I believe that God also never tires of giving to us; it is we who get tired of asking. The next time something weighs heavily on your heart, try a flying novena and don’t forget to include the tenth Memorare in thanksgiving for your answered prayer. 

Remember, O most gracious Virgin Mary, that never was it known that anyone who fled to thy protection, implored thy help, or sought thine intercession was left unaided. Inspired by this confidence, I fly unto thee, O Virgin of virgins, my mother; to thee do I come, before thee I stand, sinful and sorrowful. O Mother of the Word incarnate, despise not my petitions, but in thy mercy hear and answer me. Amen. 

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Sospecho que si Santa Madre Teresa ordenara que se tomara una montaña y se arrojara al mar, la montaña no perdería tiempo en ponerse en marcha. Tal era la fe de esta mujer asombrosa.

Me enteré de su novena volada cuando dirigí un pequeño grupo de mujeres por el libro “Los 33 Días Hacia un Glorioso Amanecer” por el Padre Timothy Gaitley. Parece que esta novena, llamada novena volada porque la Madre Teresa rezaba el Memorare nueve veces seguidas en lugar de nueve días o nueve horas seguidas, era una de las armas más eficaces de su arsenal espiritual. Tan grande fue su fe que después del noveno Memorare lo rezó una décima vez en acción de gracias por la petición atendida. Puedo imaginarla junto a una montaña gigante, rezando los diez Memorares y la montaña levantándose y corriendo hacia el mar.

He experimentado a menudo el poder de la novena volada y la considero la oración que siempre recibe respuesta. He aprendido que es bueno tener esta confianza inquebrantable e infantil en la providencia de Dios. No es presunción, es fe. Nuestro Padre celestial es un Dios generoso que quiere contestar nuestras oraciones. Sólo tenemos que creerlo. Lo escuchamos del mismo Jesús en el Evangelio de hoy:

Cualquier cosa que pidan en la oración, crean ustedes que ya se la han concedido, y la obtendrán.”

¿Cómo podríamos dudar? Ya sea la novena volada de Santa Madre Teresa o una oración de tu corazón, cree. Cree que Dios tu Padre desea darte lo que pides. Cree en su generosidad y fidelidad.

El Papa Francisco dijo una vez que Dios nunca se cansa de perdonarnos, somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón. Yo creo que Dios también nunca se cansa de darnos; somos nosotros los que nos cansamos de preguntar. La próxima vez que algo te pesa mucho en el corazón, intenta una novena volada y no te olvides de incluir el décimo Memorare en acción de gracias por la respuesta a tu oración.

Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que hayan acudido a tu protección, implorando tu asistencia y reclamando tu socorro, haya sido abandonado de ti. Animado con esta confianza, a ti también acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante tu presencia soberana. No deseches mis humildes súplicas, oh Madre del Verbo divino, antes bien, escúchalas y acógelas benignamente. Amén.

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Merridith Frediani loves words and is delighted by good sentences. She also loves Lake Michigan, dahlias, the first sip of hot coffee in the morning, millennials, and playing Sheepshead with her husband and three kids. She writes for Catholic Mom, Diocesan.com, and her local Catholic Herald. Her first book Draw Close to Jesus: A Woman’s Guide to Adoration is available at Our Sunday Visitor and Amazon. You can learn more at merridithfrediani.com.

Feature Image Credit: Diego Zamudio, cathopic.com/photo/12806-santa-teresa-de-calcuta

Turn That Frown Upside Down / En Lugar de Poner Mala Cara, Sonreir

Sometimes your tongue just gets away from you, doesn’t it? I know mine does. I just feel the “need” to complain about that one little thing and before I know it, I’m ranting about something else and something else and something else. Once the seed of negativity is sown, it is very hard to uproot it. 

And the funny thing is, many of the things that bother us are really based on assumptions. “I just know when she looked at me that way she was thinking how awful my haircut looked.” “She knows what kind of morning I’ve had, and there she goes getting upset at me and ruining my afternoon too!” “I know that comment was aimed at me. Surely they gossiped about me behind my back and that’s why they said that.” “He wasn’t kidding. He was being passive aggressive.”

Our society has become highly non confrontational. Instead of calling someone, we text them. Instead of having a conversation in person, we chat on social media. Instead of clarifying with someone what we think to be true, but aren’t really sure is true, we create realities in our minds that may or may not even be factual. And then we let our thoughts wander farther and farther until we fall into the pit of anger or despair. 

If only I had the wherewithal in these moments to call on God in His infinite wisdom to muddle through my thoughts and feelings. Our First Reading tells us: “The Most High possesses all knowledge…He makes known the past and the future, and reveals the deepest secrets. No understanding does he lack; no single thing escapes him.”

He knows what that person was looking at, and it wasn’t your hair. It was their concern that you looked sad. He knows that the other person had just as bad a morning as you had and just happened to blow up while you were standing there. He knows that that comment was meant for the good of the team and not at anyone in particular. He knows that that person really was just kidding. 

So instead of allowing negativity to seep in and Debby Downer to overtake our day, maybe we can try to remember to thank God for all His blessings and exclaim together with the Old Testament writer: “How beautiful are all his works!” And then as we ask God for forgiveness from our ungrounded assumptions, may we exclaim with blind Bartimaeus from today’s Gospel, “Jesus, Son of David, have pity on me!”

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A veces la lengua simplemente se nos escapa, ¿no? Sé que el mío sí. Siento la “necesidad” de quejarme de esa pequeña cosa y antes de darme cuenta, estoy hablando mal sobre una cosa y otra cosa y otra cosa. Una vez que se siembra la semilla de la negatividad, es muy difícil arrancarla de raíz.

Y lo curioso es que muchas de las cosas que nos molestan están basadas en suposiciones. “Yo sé que cuando me miró de esa manera, estaba pensando en lo horrible que se veía mi corte de cabello”. “Ella sabe el tipo de mañana que he tenido, ¡y ahí va enojándose conmigo y arruinando mi tarde también!” “Sé que ese comentario estaba dirigido a mí. Seguramente chismearon sobre mí y por eso dijeron eso”. “Ese no estaba bromeando. Estaba siendo pasivo agresivo”.

Nuestra sociedad se ha vuelto altamente no conflictiva. En lugar de llamar a alguien, le enviamos un mensaje de texto. En lugar de tener una conversación en persona, chateamos en las redes sociales. En lugar de aclarar con alguien lo que creemos que sea cierto, pero no estamos realmente seguros de que sea cierto, creamos realidades en nuestras mentes que pueden o no ser factuales. Y luego dejamos que nuestros pensamientos divaguen más y más hasta que caemos en el abismo de la ira o la desesperación.

Si tan solo tuviera los medios en estos momentos para invocar a Dios en su infinita sabiduría para confundir mis pensamientos y sentimientos. Nuestra Primera Lectura nos dice: “[El Altísimo] posee toda la ciencia…; descubre lo pasado, anuncia lo futuro y revela los más recónditos misterios. Ningún pensamiento se le oculta, ninguna cosa se le escapa.”

Él sabe lo que esa persona estaba mirando, y no era tu cabello. Les preocupaba que te vieras triste. Él sabe que la otra persona tuvo una mañana tan mala como la tuya y explotó mientras estabas parado allí. Sabe que ese comentario fue por el bien del equipo y no fue dirigido a nadie en particular. Él sabe que esa persona realmente estaba bromeando.

Entonces, en lugar de permitir que la negatividad nos entre y se apodere de nuestro día, tal vez podamos intentar recordar agradecer a Dios por todas sus bendiciones y exclamar junto con el escritor del Antiguo Testamento: “¡Qué preciosas son las obras del Señor!” Y luego, mientras le pedimos perdón a Dios por nuestras suposiciones sin fundamento, exclamemos con el ciego Bartimeo del Evangelio de hoy: “¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!”

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Feature Image Credit: Senjuti Kundu, unsplash.com/photos/JfolIjRnveY


Tami Urcia grew up in Western Michigan, a middle child in a large Catholic family. She spent early young adulthood as a missionary in Mexico, studying theology and philosophy, then worked and traveled extensively before finishing her Bachelor’s Degree in Western Kentucky. She loves tackling projects, finding fun ways to keep her little ones occupied, quiet conversation with the hubby and finding unique ways to love. She works full time, is a guest blogger on CatholicMom.com and BlessedIsShe.net, and has been doing Spanish translations on the side for over 20 years.

Mary and Elizabeth / María e Isabel

We read in today’s Scripture, “Blessed are you who believed that the Lord would fulfill what was spoken to you.” The Blessed Mother responded to the invitation by God to be the Mother of God, the Second Person in the Trinity, Jesus. After the Annunciation made by the Angel, who had told her that her cousin was pregnant, Mary made haste to visit Elizabeth in the hill country of Judah.

The Church celebrates this beautiful moment in the life of Christ as the mother of God visits Elizabeth. This event has been a meditation for the whole Church as the second Joyful mystery of the rosary known as the Visitation. Elizabeth was older and thought to be past child-bearing years. She suffered from many years of infertility and longing to have a child.  While Mary, a young virgin in the prime of her life, was selected to be the Mother of God. We can only imagine how Mary’s beauty and grace would be remarkable. Despite their age difference and the circumstances that revolved around these pregnancies, they trusted in the Lord and rejoiced over their children. They shared a unique role in Salvation History. St. John the Baptist would be the for-runner for Christ. Filled with the Holy Spirit, he lept from inside his mother’s womb, and pointed to the significance of Jesus. I can hear the laughter and joy as this child proclaimed God’s glory long before many knew that Mary was with child. 

This Scripture is an essential message to us in modern times, as unborn children are not always cherished, loved, and even seen as people. Even though they are persons, they are not protected from death through abortion. We can appreciate the significance and beauty of God’s plan being revealed through unborn children. God revealed His plan for our salvation, in many ways, from the conception of Christ and throughout His entire time on earth. Our journey also includes our time in our mother’s womb until our natural end of life in God’s timing.

Mary is the new Eve, for she was not spoiled by Original Sin but instead preserved to be the Mother of God. She shows us her humble, loving and serving heart through her desire to proclaim the wonders of God in all moments. May we allow the Blessed Mother’s gentleness and kindness to be our godly example throughout our day. How can we invite the Blessed Mother into our life in a new way so that we can encounter her love? By simply dedicating our hearts to her Immaculate Heart, and asking for her guidance and intercession. The Blessed Mother wants to bring her son to our hearts, homes, and our own “hill country.” 

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Leemos en la Escritura de hoy: “Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”. La Santísima Madre respondió a la invitación de Dios de ser la Madre de Dios, la Segunda Persona de la Trinidad, Jesús. Después de la Anunciación hecha por el Ángel, quien le había dicho que su prima estaba embarazada, María se apresuró a visitar a Isabel en la región montañosa de Judá.

La Iglesia celebra este hermoso momento en la vida de Cristo cuando la madre de Dios visita a Isabel. Este evento ha sido una meditación para toda la Iglesia como el segundo misterio gozoso del rosario conocido como la Visitación. Isabel era mayor y se pensaba que ya había pasado la edad de procrear. Sufrió muchos años de infertilidad y ansias de tener un hijo. Mientras que María, una joven virgen en la flor de su vida, fue seleccionada para ser la Madre de Dios. Solo podemos imaginar cómo la belleza y la gracia de María serían notables. A pesar de la diferencia de edad y las circunstancias que rodearon estos embarazos, confiaron en el Señor y se regocijaron por sus hijos. Compartieron un papel único en la Historia de la Salvación. San Juan Bautista sería el precursor de Cristo. Lleno del Espíritu Santo, saltó desde el interior del vientre de su madre y señaló el significado de Jesús. Puedo escuchar la risa y la alegría cuando este niño proclamó la gloria de Dios mucho antes de que muchos supieran que María estaba embarazada.

Esta Escritura es un mensaje esencial para nosotros en los tiempos modernos, ya que los niños no nacidos no siempre son apreciados, amados e incluso vistos como personas. Aunque son personas, no están protegidas de la muerte del aborto. Podemos apreciar el significado y la belleza del plan de Dios que se revela a través de los niños no nacidos. Dios reveló Su plan para nuestra salvación, de muchas maneras, desde la concepción de Cristo y durante todo Su tiempo en la tierra. Nuestro camino también incluye nuestro tiempo en el vientre de nuestra madre hasta el fin natural de nuestra vida, cuando Dios nos llama.

María es la nueva Eva, porque no fue estropeada por el Pecado Original sino preservada para ser la Madre de Dios. Ella nos muestra su corazón humilde, amoroso y servicial a través de su deseo de proclamar las maravillas de Dios en todo momento. Permitamos que la dulzura y la bondad de la Santísima Madre sean nuestro ejemplo piadoso a lo largo de nuestro día. ¿Cómo podemos invitar a la Santísima Madre a nuestra vida de una manera nueva para que podamos encontrar su amor? Simplemente dedicando nuestros corazones a su Inmaculado Corazón, y pidiendo su guía e intercesión. La Santísima Madre quiere traer a su hijo a nuestros corazones, hogares y nuestro propio “país montañoso”.

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Emily Jaminet is a Catholic author, speaker, radio personality, wife, and mother of seven children. She earned a bachelor’s degree in mental health and human services from the Franciscan University of Steubenville.  She is the co-founder of www.inspirethefaith.com and the Executive Director of The Sacred Heart Enthronement Network www.WelcomeHisHeart.com. She has co-authored several Catholic books and her next one, Secrets of the Sacred Heart: Claiming Jesus’ Twelve Promises in Your Life, comes out in Oct. 2020. Emily serves on the board of the Columbus Catholic Women’s Conference, contributes to Relevant Radio and Catholic Mom.com.

Feature Image Credit: Carlos Daniel, cathopic.com/photo/15609-la-visitacion

Oriented to God in a Disoriented World / Orientado Hacia Dios en Este Mundo Desorientado

Our society is constantly pushing for each individual to define happiness, love, and success for themselves, often without regard for the effect on their neighbor. What we find at the extreme of this thinking is a society based on tolerating our differences with one another, without ever finding our common ground. We have lost a shared set of values which defines the common good. We have lost the very Catholic way of thinking which embraces “both-and”. We can work together for the common good and value the basic dignity of every individual as created by God. 

Today’s reading can help us reorient ourselves by embracing something above and beyond ourselves, something immutable and all powerful. Something which isn’t swayed by time and passing fashion. 

God’s law is written deeply inside each and every one of us. God’s law gives us a shared definition of happiness, love, success, all while still caring for the dignity of each person. When we live in accordance with His law of love, we are paying God an oblation of the highest sort. We are offering our will as secondary to His divine will. 

When we do this, when we offer the difficult in the moment for the good in the eternal, we are giving such a little bit of ourselves. What God promises us is so much more! 

“Amen, I say to you, there is no one who has given up house or brothers or sisters or mother or father or children or lands for my sake and for the sake of the Gospel who will not receive a hundred times more now in this present age: houses and brothers and sisters and mothers and children and lands, with persecutions, and eternal life in the age to come.” We don’t live for this world, we live for the next. 

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Nuestra sociedad presiona constantemente para que cada individuo defina la felicidad, el amor y el éxito por sí mismo, a menudo sin tener en cuenta el efecto en su prójimo. Lo que encontramos en el extremo de este pensamiento es una sociedad basada en tolerar nuestras diferencias entre nosotros, sin encontrar nunca nuestro terreno común. Hemos perdido un conjunto compartido de valores que define el bien común. Hemos perdido la forma muy católica de pensar que abraza el “ambos-y”. Podemos trabajar juntos por el bien común y valorar la dignidad básica de cada individuo como creado por Dios.

La lectura de hoy puede ayudarnos a reorientarnos al aceptar algo que está por encima y más allá de nosotros mismos, algo inmutable y todopoderoso. Algo que no se deja influir por el tiempo y las modas pasajeras.

La ley de Dios está escrita profundamente dentro de todos y cada uno de nosotros. La ley de Dios nos da una definición compartida de felicidad, amor, éxito, todo sin dejar de cuidar la dignidad de cada persona. Cuando vivimos de acuerdo con Su ley de amor, le estamos dando a Dios una oblación del más alto nivel. Estamos ofreciendo nuestra voluntad como secundaria a Su voluntad divina.

Cuando hacemos esto, cuando ofrecemos lo difícil en el momento por el bien en lo eterno, estamos dando un poco de nosotros mismos. ¡Lo que Dios nos promete es mucho más!

“Yo les aseguro: Nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, dejará de recibir, en esta vida, el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres e hijos y tierras, junto con persecuciones, y en el otro mundo, la vida eterna.” No vivimos para este mundo, vivimos para la vida eterna.

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Sheryl is happy to be the number 1 cheerleader and supporter for her husband, Tom who is a candidate for the Permanent Diaconate in the Diocese of Kalamazoo. They are so grateful for the opportunity to grow together in this process. Sheryl’s day job is serving her community as the principal for St. Therese Catholic School in Wayland, Michigan. Since every time she thinks she gets life all figured out, she realizes just how far she has to go, St. Rita of Cascia is her go-to Saint for intercession and help. Home includes Carlyn, a very, very goofy Golden Retriever and Lucy, our not-so-little rescue puppy. 

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His Friends / Sus Amigos

Godspell, the musical from 1973, is an assault to one’s eyes with its rainbow-haired Jesus and 70’s nonconformist vibe. It marries two different ways of looking at the world: the love anyone, anytime, anywhere hippie milieu with the story of our eternal salvation through Christ’s sacrifice. It feels uncomfortable, like strange bedfellows, a relationship that shouldn’t work. Yet, it does, primarily because it mines its material directly from the Gospel of Matthew. Even though the hippie culture has gone away and our eyes can rest, the Gospel story never gets old or dated. 

I was introduced to this play when my high school performed it and it had a profound effect on me for one reason (not the earworm songs the cast breaks into unexpectedly). It was the first time I’d considered that the apostles were people. 

Catholic education in the 70’s and 80’s lacked a lot, including introducing children to the person of Jesus. What I was startled to realize while watching the second to last scene where Jesus dies, was that the apostles were people and their friend died. The idea that a friend can die was unknown to me at the time. 

As I watched kids I was friends with play out the scene, I started to get it. Their friend died. Died. They didn’t know what we know, that in three days he’d be back. Death is final and the man they’d spent three years with was gone. 

It wasn’t until many years later that I began to know Jesus as a person and a friend. Then his crucifixion became more than the death of their friend but of mine also. When I read today’s Gospel and picture Mary and John at the foot of the cross it becomes more real and somehow more important to imagine myself there with them because even though he died over 2000 years ago, it wasn’t just for them. It wasn’t just because of the sins of the people then. It was for me and because of my sin.

Imagining ourselves there is important because it helps us keep this event from becoming routine. When it’s just another story about a good guy a long time ago, we lose the significance. Every year we must take the time and emotional effort to put ourselves there and remember he died for us and give him thanks and glory. We are not in a musical, we are in life and this is important. 

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Godspell, el musical de 1973, es un asalto a los ojos con su Jesús de cabello arcoíris y la vibra inconformista de los años 70. Une dos formas diferentes de ver el mundo: el amor a cualquier persona, en cualquier momento y en cualquier lugar del medio hippie con la historia de nuestra salvación eterna a través del sacrificio de Cristo. Se siente incómodo, como extraños compañeros de cama, una relación que no debería funcionar. Sin embargo, lo hace, principalmente porque extrae su material directamente del Evangelio de Mateo. Aunque la cultura hippie se ha ido y nuestros ojos pueden descansar, la historia del Evangelio nunca pasa de moda ni se hace anticuada.

Conocí esta obra cuando mi escuela secundaria la interpretó y me afectó profundamente por una sola razón (no las canciones que los actores cantan en los momentos más inesperados); era la primera vez que consideraba que los apóstoles eran personas.

A la educación católica de los años 70 y 80 le faltaba mucho, incluso acercar a los niños a la persona de Jesús. Lo que me sorprendió al ver la penúltima escena donde Jesús muere, fue que los apóstoles eran personas y su amigo murió. La idea de que un amigo puede morir me era desconocida en ese momento.

Mientras observaba a mis amigos representar la escena, comencé a entenderlo. Su amigo se murió. Se murió. No sabían lo que nosotros sabemos, que en tres días estaría vivo de nuevo. La muerte es definitiva y el hombre con el que habían pasado tres años se había ido.

Muchos años después recién comencé a conocer a Jesús como persona y como Amigo. Entonces su crucifixión se convirtió en más que la muerte de su amigo, sino también en el mío. Cuando leo el Evangelio de hoy y me imagino a María y Juan al pie de la cruz, se vuelve más real y, de alguna manera, más importante imaginarme allí con ellos porque, aunque él murió hace más de 2000 años, no fue solo por ellos. No fue solo por los pecados de la gente de aquel tiempo. Fue por mí y por mi pecado.

Imaginarnos en la escena es importante porque nos ayuda a que este evento no se vuelva rutinario. Cuando es solo otra historia sobre un buen tipo hace mucho tiempo, perdemos el significado. Cada año debemos tomarnos el tiempo y el esfuerzo emocional para ponernos en la escena y recordar que se murió por nosotros y darle las gracias y la gloria. No somos actores en un musical, estamos viviendo la vida real y esto es importante.

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Merridith Frediani loves words and is delighted by good sentences. She also loves Lake Michigan, dahlias, the first sip of hot coffee in the morning, millennials, and playing Sheepshead with her husband and three kids. She writes for Catholic Mom, Diocesan.com, and her local Catholic Herald. Her first book Draw Close to Jesus: A Woman’s Guide to Adoration is available at Our Sunday Visitor and Amazon. You can learn more at merridithfrediani.com.

Feature Image Credit: Louis Galvez, unsplash.com/photos/I8gQVrDcXzY

Pentecost and Captain America / Pentecostés y el Capitán América

In the movie, Captain America, Steve is a young man of strong character who wants to work for justice in the world, in spite of his evident lack of bulk and brawn. Steve has everything going for him except the physical strength to carry out his laudable ambitions. 

His situation reminds me of the apostles before Pentecost, before the promised Holy Spirit descended upon them in the upper room as He did in today’s First Reading. The apostles loved Jesus. Their intentions were golden. These earnest men had learned a great deal by being with Our Lord, and it was their desire to continue His life-saving mission. But they were too feeble. 

In the case of the earliest Church leaders, it wasn’t physical strength they needed, it was the courage, the love, and the power to do all that Jesus had commissioned them to do. Now, in the upper room, Christ keeps his last promise to his beloved friends and sends them the Holy Spirit. Similar to the way Steve was changed in mere moments through a scientific experiment into the buff and beautiful Captain America, the apostles were filled with the Holy Spirit and utterly transfigured. This historic moment wasn’t just a radical turning point in the lives the apostles, it was the birth of the Church. Furthermore, ever since that moment, every human being has had the opportunity to share in God’s Divine life through the Spirit. The power Pentecost unleashed on the world was tsunamic in the best way possible.

Again and again, the Catechism of the Catholic Church refers to the action of the Holy Spirit: He animates all creation, awakens faith, enables communication with Christ, helps man grow in spiritual freedom, is the master and source of prayer, is the principal author of Scripture and so on. The Catechism also highlights the gifts of the Holy Spirit (1831), His fruits (1832), and His charisms (2003).

It is breathtaking to think that, at the moment of our baptisms, the third Person of the Trinity comes to dwell in us and bestows supernatural gifts upon us. If we cooperate with the movement of the Spirit in our lives and in our souls, we will receive whatever we need to grow in holiness and minister to those around us. He wants to empower us. The apostles, who desired the Holy Spirit, awaited Him eagerly, and responded whole-heartedly to His inspirations, are models for us to imitate. 

The kind of decision that the character of Steve in Captain America had to make was one that faces all of us in the spiritual realm. Are we content to be spiritually puny, reticent to tap into Divine power? Or are we ready to take our good intentions and our knowledge of Christ to the next level, out of love of God and neighbor, by allowing the Holy Spirit to even more radically transform us? The world awaits our answer.

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En la película Capitán América, Steve es un joven de carácter fuerte que quiere trabajar por la justicia en el mundo, a pesar de su evidente falta de corpulencia y fuerza. Steve tiene todo a su favor menos la fuerza física para llevar a cabo sus loables ambiciones.

Su situación me recuerda a los apóstoles antes de Pentecostés, antes de que el Espíritu Santo prometido descendiera sobre ellos en el salón del segundo piso como lo hizo en la Primera Lectura de hoy. Los apóstoles amaban a Jesús. Sus intenciones eran buenas. Estos hombres fervorosos habían aprendido mucho al estar con Nuestro Señor, y era su deseo continuar Su misión de salvar vidas. Pero eran demasiado débiles.

En el caso de los primeros líderes de la Iglesia, no era fuerza física lo que necesitaban, sino el valor, el amor y el poder para hacer todo lo que Jesús les había encomendado. Ahora, en el salón del segundo piso, Cristo cumple su última promesa a sus amados amigos y les envía el Espíritu Santo. Semejante a la forma en que Steve fue transformado en meros momentos a través de un experimento científico, en el musculoso y hermoso Capitán América, los apóstoles fueron llenos del Espíritu Santo y completamente transfigurados. Este momento histórico no fue solo un punto de inflexión radical en la vida de los apóstoles, fue el nacimiento de la Iglesia. Además, desde ese momento, todo ser humano ha tenido la oportunidad de participar de la vida divina de Dios a través del Espíritu. El poder que Pentecostés desató sobre el mundo fue como un tsunami de la mejor manera posible.

Una y otra vez, el Catecismo de la Iglesia Católica se refiere a la acción del Espíritu Santo: anima a toda la creación, suscita la fe, posibilita la comunicación con Cristo, ayuda al hombre a crecer en la libertad espiritual, es el maestro y la fuente de la oración, es el autor principal de las Escrituras, etc. El Catecismo también destaca los dones del Espíritu Santo (1831), Sus frutos (1832) y Sus carismas (2003).

Es impresionante pensar que, en el momento de nuestro bautismo, la tercera Persona de la Trinidad viene a habitar en nosotros y nos otorga dones sobrenaturales. Si cooperamos con el movimiento del Espíritu en nuestra vida y en nuestra alma, recibiremos todo lo que necesitamos para crecer en santidad y ministrar a los que nos rodean. Él quiere empoderarnos. Los apóstoles, que desearon el Espíritu Santo, lo esperaron con ansias y respondieron de todo corazón a sus inspiraciones, son modelos a imitar para nosotros.

El tipo de decisión que tuvo que tomar el personaje de Steve en Capitán América fue una que nos enfrenta a todos nosotros en el ámbito espiritual. ¿Estamos contentos con ser espiritualmente insignificantes, reticentes a aprovechar el poder divino? O ¿estamos listos para llevar nuestras buenas intenciones y nuestro conocimiento de Cristo al siguiente nivel, por amor a Dios y al prójimo, permitiendo que el Espíritu Santo nos transforme aún más radicalmente? El mundo espera nuestra respuesta.

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A lover of Jesus Christ, a wife, and a mother of five, Christine is the author of Everyday Heroism: 28 Daily Reflections on the Little Way of Motherhood. She is a graduate of Franciscan University, an instructor for the Institute for Excellence in Writing, and an experienced catechist. Thrilled to have recently become grandparents, she and her husband currently live in Upstate, NY. Visit her author webpage at christinehanus.com

Feature Image Credit: César Hernández, unsplash.com/photos/-IHuse226fE

Does Jesus Love Him Best? / ¿Jesús lo Ama Más a Él?

Today’s Gospel starts out with one of our favorite people in scripture, Peter. He is one of my heroes. Why? Because if he could make it, I’ve got a good chance to make it also!

Apparently, Peter was watching the disciple John follow Jesus. I am sure that everyone at the Last Supper saw John laying his head on Jesus’ chest. Today that might be considered somewhat scandalous. What would you think if you walked into the Last Supper and saw that in person? What would your first reaction be? It might be hard to explain. We now know that the one “whom Jesus loved” was John. He was all in! 

Why would Peter ask Jesus such a question? One could think that Peter might be somewhat jealous of the relationship between John and Jesus. Remember, that sometimes there were power struggles between the disciples. I’m not saying that there’s one here but Jesus straightens it out real quick. He basically tells Peter to back off because it’s no concern of his. Jesus makes it clear that Peter’s job is to follow Jesus and not to worry about John. Somehow Peter took away from that conversation that he thought Jesus said that John would not die.

This is just a small example of things going haywire by flapping one’s jaw. It looks like this was one of many problems that Jesus had to handle. What can we glean from this? Have you ever had the experience of walking out of the confessional and within fifteen seconds some crazy thing went through your head and you felt like you should turn around and walk back in. I confess that it has happened to me.

So, in this new year 2023 once again we have the opportunity to make some healthy changes in our lives. Have you taken the time to start the new year with some character building? In other words, making changes to your character. It can be a difficult process. Why? Because, the body, mind, and spirit are so used to doing things a certain way that they do not want to change. I’m sure you’ve heard the words “muscle memory”. That is the closest thing that I can think of in regard to making a character change. If you are ready to dive into the area of character change, I suggest lots of prayer. And hang in there! You can do it with God’s help!

We all know where Peter ended up and that gives us great hope that we can make great strides in making character changes that are pleasing to God!

Serving with joy!

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El Evangelio de hoy comienza con una de nuestras personas favoritas en las Escrituras, Pedro. Es uno de mis héroes. ¿Por qué? Porque si él pudo hacerlo, ¡tengo una buena oportunidad de hacerlo también!

Aparentemente, Pedro estaba viendo al discípulo Juan seguir a Jesús. Estoy seguro de que todos en la Última Cena vieron a Juan recostando su cabeza sobre el pecho de Jesús. Hoy eso podría considerarse algo escandaloso. ¿Qué pensarías si entraras en la Última Cena y lo vieras en persona? ¿Cuál sería tu primera reacción? Puede ser difícil de explicar. Ahora sabemos que el “a quien Jesús amaba” era Juan. ¡Eestaba completamente comprometido! 

¿Por qué Pedro le haría tal pregunta a Jesús? Uno podría pensar que Pedro podría estar algo celoso de la relación entre Juan y Jesús. Recuerde, que a veces hubo luchas de poder entre los discípulos. No digo que eso es lo que está pasando, pero Jesús lo aclara rápidamente. Básicamente le dice a Pedro que retroceda porque no le concierne. Jesús deja claro que el trabajo de Pedro es seguir a Jesús y no preocuparse por Juan. De alguna manera, Pedro sacó de esa conversación que pensó que Jesús dijo que Juan no moriría.

Este es solo un pequeño ejemplo de cosas que se vuelven locas al abrir la boca. Parece que este fue uno de los muchos problemas que Jesús tuvo que manejar. ¿Qué podemos deducir de esto? ¿Alguna vez has tenido la experiencia de salir del confesionario y en quince segundos se te pasó una locura por la cabeza y sentiste que debías darte la vuelta y volver a entrar? Confieso que a mí me ha pasado.

Entonces, en este nuevo año 2023 una vez más tenemos la oportunidad de hacer algunos cambios saludables en nuestras vidas. ¿Te has tomado el tiempo de comenzar el nuevo año con algo de construcción de carácter? En otras palabras, hacer cambios en tu carácter. Puede ser un proceso difícil. ¿Por qué? Porque el cuerpo, la mente y el espíritu están tan acostumbrados a hacer las cosas de cierta manera que no quieren cambiar. Seguramente has oído las palabras “memoria muscular”. Eso es lo más parecido que se me ocurre con respecto a hacer un cambio de carácter. Si estás listo para sumergirse en el área del cambio de carácter, te sugiero mucha oración. ¡Y mucha suerte! ¡Puedes hacerlo con la ayuda de Dios!

¡Todos sabemos dónde terminó Pedro y eso nos da una gran esperanza de que podemos dar grandes pasos para hacer cambios de carácter que agraden a Dios!

¡Sirviendo con alegria!

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Deacon Dan Schneider is a retired general manager of industrial distributors. He and his wife Vicki have been married for over 50 years. They are the parents of eight children and thirty grandchildren. He has a degree in Family Life Education from Spring Arbor University. He was ordained a Permanent Deacon in 2002.  He has a passion for working with engaged and married couples and his main ministry has been preparing couples for marriage.

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A Tale of Three Evangelists / La Historia de Tres Evangelistas

I always enjoy the readings from the Acts of the Apostles that we hear during the Easter season. While the Epistles are full of wisdom, they can be difficult to understand or subject to interpretation. The Acts, though, read like the most interesting history book, presenting the exciting early history of our Church.

In today’s reading from Acts we learn that Paul is being held on charges from his fellow Jews regarding “some issues with him about their own religion and about a certain Jesus who had died but who Paul claimed was alive.” This would not be the last time that Paul would endure imprisonment and persecution for spreading the Good News. Tradition tells us that he eventually suffered martyrdom.

I have mentioned before that my favorite Gospel stories involve Peter, my favorite saint. I love Peter because he is relatable. He is human and makes mistakes, some bigger than others. Yet Jesus chose him to lead the Church, because of his great faith. That gives me hope that God can use me too.

In today’s Gospel reading, the resurrected Jesus shares breakfast with the Apostles and then asks Peter three times to declare his love. Peter seems annoyed by the third request, apparently failing to understand what is obvious to us: that he needs to affirm his love for Jesus three times because he denied him three times. Then Jesus goes on to forecast for Peter the ultimate consequence of living out this love: “When you grow old, you will stretch out your hands, and someone else will dress you and lead you where you do not want to go.” The death Peter sought to escape by denying Christ came in the end when he was crucified after a long life of leading the Church in Rome.

Today is the feast of Saint Philip Neri, who spent most of his life in Rome, leading people to Jesus. He succeeded due to his personal warmth and attractive personality. He is the patron of humor and joy, and he died in his sleep at the end of a long life.

Paul, Peter, and Philip Neri were all evangelists. The original meaning of that word is “bringer of good news.” Each of the three evangelized in his own way: Paul traveled throughout the known world, founding church communities and encouraging them with the letters that have shaped Church teaching; Peter led the early Church in Rome; Philip  gently inspired people to love one another and live holier lives.

When charged with evangelizing, as Catholics we usually think first of the eloquence of Paul or the martyrdom of Peter and we say to ourselves, “I could never do that!” But today remember that there are many ways to evangelize, and not every bringer of the Good News is called to die a martyr’s death. I encourage you to read more about St. Philip Neri and consider how you might reach others via humor, joy, and warmth.

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Siempre disfruto las lecturas de los Hechos de los Apóstoles que escuchamos durante la temporada de Pascua. Si bien las epístolas están llenas de sabiduría, pueden ser difíciles de entender o estar sujetas a interpretación. Los Hechos, sin embargo, se leen como el libro de historia más interesante, presentando la emocionante historia temprana de nuestra Iglesia.

En la lectura de hoy de Hechos, nos enteramos de que Pablo está siendo acusado de sus compañeros judíos con respecto a “Se trataba sólo de ciertas discusiones acerca de su religión y de un tal Jesús, ya muerto, que Pablo asegura que está vivo.” Esta no sería la última vez que Pablo soportaría prisión y persecución por difundir la Buena Nueva. La tradición nos dice que finalmente sufrió el martirio.

He mencionado antes que mis historias favoritas del Evangelio involucran a Pedro, mi santo favorito. Pedro me encanta porque es identificable. Es humano y comete errores, algunos más grandes que otros. Sin embargo, Jesús lo eligió para dirigir la Iglesia, debido a su gran fe. Eso me da esperanza de que Dios también puede utilizarme.

En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús resucitado comparte el desayuno con los Apóstoles y luego le pide tres veces a Pedro que le declare su amor. Pedro parece molesto por la tercera petición, aparentemente sin entender lo que es obvio para nosotros: que tiene que afirmar su amor por Jesús tres veces porque lo negó tres veces. Luego Jesús prosigue pronosticando para Pedro la consecuencia última de vivir este amor: “Cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras.” La muerte que Pedro trató de escapar al negar a Cristo llegó al final cuando fue crucificado después de una larga vida al frente de la Iglesia en Roma.

Hoy es la fiesta de San Felipe Neri, quien pasó la mayor parte de su vida en Roma, llevando a la gente a Jesús. Lo logró por su calidez personal y su atractiva personalidad. Es el patrón del humor y la alegría, y murió mientras dormía al final de una larga vida.

Pablo, Pedro y Felipe Neri eran todos evangelistas. El significado original de esa palabra es “portador de buenas noticias”. Cada uno de los tres evangelizó a su manera: Pablo viajó por todo el mundo conocido, fundando comunidades eclesiales y animándolas con las cartas que han dado forma a la enseñanza de la Iglesia; Pedro dirigió la Iglesia primitiva en Roma; Felipe inspiró gentilmente a las personas a amarse unos a otros y vivir vidas más santas.

Cuando nos encargamos de evangelizar, como católicos solemos pensar primero en la elocuencia de Pablo o en el martirio de Pedro y nos decimos a nosotros mismos: “¡Yo nunca podría hacer eso!”. Pero acuérdate que hay muchas maneras de evangelizar, y no cada portador de la Buena Nueva está llamado a morir como mártir. Los animo a leer más sobre San Felipe Neri y considerar cómo pueden llegar a otros a través del sentido de humor, la alegría y la calidez.

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Leslie Sholly is a Catholic, Southern wife and mother of five, living in her hometown, Knoxville, Tennessee. She graduated from Georgetown University with an English major and Theology minor. She blogs at Life in Every Limb, where for 11 years she has covered all kinds of topics, more recently focusing on the intersection of faith, politics, and social justice.

Feature Image Credit: Edyttka1388, pixabay.com/photos/monument-statue-cathedral-church-7631746/

God Loves Me, We Can Each Say It / Dios Me Ama, Todos Lo Podemos Decir

God loves you. But I don’t feel God’s love.

God loves you. But how could God love me when I’ve messed up?

God loves you. But how can I know God loves me? Really know for certain?

God loves you. But how could God say he loves me when he didn’t help me when I most needed him?

Sound familiar?

God loves us and yet we are so fearful. So insecure. We insist God needs to prove his love to us beyond a shadow of a doubt. 

For many years, many more than I’d care to admit, I doubted God could love me. Why did he let me have a stroke at twenty-one? What about this weakness and that disordered attachment? How could he love me when I’m not all that I should be? How could God love me when I can’t even love myself? I’ve also listened to the hearts of others whispering their secret fear that they were ultimately unlovable or unloved by their Father in heaven.

When I was praying with today’s Gospel passage, I was overwhelmed with how Jesus loves us. Loves me. Pause right now and read this passage from the Gospel of John, replacing every “them” with your own name. Read it slowly. Read it several times. As you eavesdrop on Jesus’ prayer to his Father, listen to what he thinks about you. What he desires for you. What he feels for you. “I pray not only for Sr Kathryn, but also for those who will believe in me through her word….  And I have given her the glory you gave me, so that she may be one [with us], as we are one, I in Sr Kathryn and you in me,…that the world may know that you sent me, and that you loved her even as you loved me.” Father, she is your gift to me….

God loves me, we can each say it. We may not feel his love because our emotions are caught up and “bent out of shape” by the turmoil of our inner world and the situations in which we live. The Father’s love is deeper. He loves you so much that he has made you a gift to his Son Jesus.

In this passage from the Gospel of John, Jesus is praying about his apostles who had certainly messed up many times during their three years with him and were about to fail miserably as Jesus was arrested, put on trial, and crucified. Jesus knew these dear friends of his through and through. Yet Jesus prays to his Father with confidence that even as the Father loves his Son, so the Father loves them. He doesn’t say the Father loves them a little bit. Be certain that the Father loves you as he loves his own Son. 

This love of God for us exists, and in that we can put our trust more than in anything else in the world.

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Dios te ama. Pero no siento el amor de Dios.

Dios te ama. Pero, ¿cómo podría amarme cuando me he equivocado?

Dios te ama. Pero, ¿cómo puedo saber que Dios me ama, realmente saber con certeza?

Dios te ama. Pero, ¿cómo podría Dios decir que me ama cuando no me ayudó cuando más lo necesitaba?

¿Suena familiar?

Dios nos ama y, sin embargo, tenemos tanto miedo. Somos tan inseguros. Insistimos en que Dios tiene que probar su amor por nosotros sin sombra de duda.

Durante muchos años, muchos más de los que me gustaría admitir, dudé que Dios pudiera amarme. ¿Por qué me dejó tener un derrame cerebral a los veintiún años? ¿Qué pasa con esa debilidad y ese apego desordenado? ¿Cómo podría amarme cuando no soy todo lo que debería ser? ¿Cómo podría Dios amarme cuando ni siquiera puedo amarme a mí misma? También he escuchado los corazones de otros susurrando su temor secreto de que, en última instancia, su Padre celestial no los amaba.

Cuando estaba orando con el pasaje del Evangelio de hoy, me sentí abrumado por la forma en que Jesús nos ama. Me ama. Haga una pausa ahora mismo y lee este pasaje del Evangelio de Juan, reemplazando cada “ellos” con tu propio nombre. Léelo despacio. Léelo varias veces. Mientras escuchas la oración de Jesús a su Padre, escucha lo que piensa de ti. Lo que él desea para ti. Lo que él siente por ti. “Padre, no sólo te pido por [la Hna. Kathryn], sino también por los que van a creer en mí por la palabra de [ella], para que [ella] sea[] un[a], como tú, Padre, en mí y yo en [la Hna. Kathryn]… a fin de que [ella sea] uno en nosotros y el mundo crea que [la] has enviado…que [la] amas, como me amas a mí.” Padre, ella es tu regalo para mí….

Dios me ama, cada uno podemos decirlo. Es posible que no sintamos su amor porque nuestras emociones quedan atrapadas y “deformadas” por la agitación de nuestro mundo interior y las situaciones en las que vivimos. El amor del Padre es más profundo. Te ama tanto que te ha hecho un regalo a su Hijo Jesús.

En este pasaje del Evangelio de Juan, Jesús está orando por sus apóstoles que ciertamente se habían equivocado muchas veces durante sus tres años con él y estaban a punto de fallar miserablemente cuando Jesús fue arrestado, juzgado y crucificado. Jesús conocía a estos queridos amigos suyos de principio a fin. Sin embargo, Jesús ora a su Padre con la confianza de que así como el Padre ama a su Hijo, el Padre los ama a ellos. No dice que el Padre los ama un poco. Ten la seguridad de que el Padre te ama como ama a su propio Hijo.

Este amor de Dios por nosotros existe, y en eso podemos poner nuestra confianza más que en cualquier otra cosa en el mundo.

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Sr. Kathryn J. Hermes

Sr. Kathryn James Hermes, FSP, is an author and offers online evangelization as well as spiritual formation for people on their journey of spiritual transformation and inner healing. Website: www.touchingthesunrise.com My Books: https://touchingthesunrise.com/books/
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