One Step Ahead / Un Paso Adelante

“Stay awake, for you know neither the day nor the hour” (Matt. 25:13). Our Gospel reading ends with these words, a stark reminder that we should be ready for the Second Coming, or the hour of our death, whichever comes first, and we will most likely not know when it is coming.

The five wise virgins spent their time on this earth preparing as best they could for the wedding feast of the Lamb, building up their supply of oil through their works of charity. The five foolish virgins counted on the ability to recognize when the Bridegroom would come to take them into the feast, but they were caught off guard, without the oil of charity.

The foolish virgins are much like the Jews described by St. Paul in the first reading. The Jews thought they knew what to look for in a Messiah and would surely know him when they saw him, but they did not expect the Cross. If they would have searched the Scriptures with a heart open to the Holy Spirit, they would have been prepared, but their hearts were not open to the possibility of God acting in a way that they did not expect. Because of this, the Cross came and went, and they viewed it as a scandal. 

The foolish virgins and the Jews expected God to act in a way that they could understand completely, but He caught them off guard. He was one step ahead of them. They could not know the day nor the hour of His coming, try as they might. He came, and they were not ready. He was not unreasonable or foolish, but, as St. Paul says, His foolishness was wiser than their wisdom, and His weakness was stronger than their strength.

Often, God acts in ways that we cannot anticipate. His order of creation is rational and beautiful, and His precepts are clearly communicated for all to embrace. But in the day-to-day action of grace, and especially in the hour of our death and the Second Coming, He is unpredictable. Let us learn from the foolish virgins and the Jews to prepare ourselves for God to act in a way that surprises us. We may hope and pray for certain things, but God knows best, and He already has planned what will happen, while allowing for our cooperation in it. If we strive to practice faith and charity, and are resigned to follow the will of God within the changing opportunities and graces of life, we will be prepared to recognize Him when He comes.

Contact the author


Estén pues, preparados, porque no saben ni el día ni la hora” (Mateo 25,13). El Evangelio de hoy termina con estas palabras, un claro recordatorio de que debemos estar preparados para la Segunda Venida, o la hora de nuestra muerte, lo que ocurra primero, y lo más probable es que no sepamos cuándo llegará.

Las cinco vírgenes previsoras pasaron su tiempo en esta tierra preparándose lo mejor que pudieron para la fiesta de bodas del Cordero, acumulando su suministro de aceite a través de sus obras de caridad. Las cinco vírgenes descuidadas contaban con la capacidad de reconocer cuándo vendría el Esposo a llevarlas al banquete, pero fueron tomadas por sorpresa, sin el aceite de la caridad.

Las vírgenes descuidadas se parecen mucho a los judíos descritos por San Pablo en la primera lectura. Los judíos pensaban que sabían qué buscar en un Mesías y seguramente lo reconocerían cuando lo vieran, pero no esperaban la Cruz. Si hubieran estudiado las Escrituras con un corazón abierto al Espíritu Santo, hubieran estado preparados, pero sus corazones no estaban abiertos a la posibilidad de que Dios actuara de una manera que no esperaban. Por eso la Cruz iba y venía, y lo veían como un escándalo.

Las vírgenes descuidadas y los judíos esperaban que Dios actuara de una manera que pudieran entender completamente, pero Él los tomó por sorpresa. Estaba un paso adelante de ellos. No podían saber el día ni la hora de su venida, por mucho que lo intentaran. Él vino y ellos no estaban listos. No era irracional ni necio, pero, como dice San Pablo, su necedad era más sabia que la sabiduría de ellos, y su debilidad era más fuerte que su fortaleza.

A menudo, Dios actúa de maneras que no podemos anticipar. Su orden de creación es racional y hermoso, y sus preceptos se comunican claramente para que todos los adopten. Pero en la acción cotidiana de la gracia, y especialmente en la hora de nuestra muerte y de la Segunda Venida, Él es impredecible. Aprendamos de las vírgenes descuidadas y de los judíos a prepararnos para que Dios actúe de una manera que nos sorprenda. Podemos esperar y orar por ciertas cosas, pero Dios sabe más y ya ha planeado lo que sucederá, aunque permite nuestra cooperación en ello. Si nos esforzamos por practicar la fe y la caridad, y nos resignamos a seguir la voluntad de Dios dentro de las cambiantes oportunidades y gracias de la vida, estaremos preparados para reconocerlo cuando venga.

Comunicarse con el autor

David Dashiell is a freelance author and editor in Nashville, Tennessee. He has a master’s degree in theology from Franciscan University, and is the editor of the anthology Ever Ancient, Ever New: Why Younger Generations Are Embracing Traditional Catholicism.

Feature Image Credit: Gadiel Lazcano, unsplash.com/photos/lighted-candle-in-dark-room-HDlgRUHBfXA

The Best Food for Children / El Mejor Alimento para los Niños

When my oldest son was four years old, he was playing one day in our tiny fenced-in yard. I had the front door open and was keeping an eye on him when a service man pulled up in a van and approached the neighbor’s house. I heard my son say hi to him and then ask the man what his name was. “John,” he replied. My son responded in an almost accusatory sing-song voice, “Oh, like John the Baptist?” The young man told my son that he shouldn’t be rude, and although I could understand the fellow’s knee jerk reaction to my son’s mocking tone, I thought that his comment was quite a compliment since John the Baptist is a hero in our family.

Of course my young son did not fully understand John the Baptist’s role, though he knew he was a “good guy” and was Jesus’ cousin, but what I love is the fact that the name of St. John was on my son’s lips. He had an Uncle John and a grandpa named John, but the moment he heard the name John, he thought of John the Baptist. The stories of John the Baptist and other Biblical people, as well as the lives of the saints, modern and ancient, were capturing my son’s imagination. 

These stories are life-giving “food” to a child’s soul. Grown-ups have the power and responsibility to supply children with this “food,” so that they can grow strong with a truthful, reality-based perception of themselves, the world, and God. The wrong stories can poison and warp a child. And while there are many quality secular stories offered to our children, the best spiritual nourishment is the organic stuff of salvation history, and what God has been doing in the hearts and minds of real individuals for thousands of years. These stories not only teach children about salvation history, but they also help young people of this generation to believe that God can and will work powerfully in their lives too. 

My son is now grown, and his 2- year-old son has been taught about the saints by his own parents. Recently he’s been calling everyone “Faustina.”  I couldn’t be happier!

Contact the author


Cuando mi hijo mayor tenía cuatro años, un día estaba jugando en nuestro pequeño jardín cercado. Tenía la puerta de entrada abierta y lo estaba vigilando cuando un hombre de servicio se detuvo en una camioneta y se acercó a la casa del vecino. Escuché a mi hijo saludarlo y luego preguntarle al hombre cómo se llamaba. “Juan”, respondió. Mi hijo respondió con una voz cantarina casi acusatoria: “Oh, ¿como Juan el Bautista?” El joven le dijo a mi hijo que no debe faltar el respeto, y aunque pude entender la reacción instintiva del joven ante el tono burlón de mi hijo, pensé que su comentario era todo un cumplido ya que Juan el Bautista es un héroe en nuestra familia.

Por supuesto, mi hijo pequeño no entendía completamente el papel de Juan Bautista, aunque sabía que era un “buen tipo” y primo de Jesús, pero lo que me encanta es el hecho de que el nombre de San Juan estaba en labios de mi hijo. Tenía un tío Juan y un abuelo llamado Juan, pero en el momento en que escuchó el nombre de John, pensó en Juan el Bautista. Las historias de Juan el Bautista y otros personajes bíblicos, así como las vidas de los santos, modernos y antiguos, capturaban la imaginación de mi hijo.

Estas historias son un “alimento” que da vida al alma de un niño. Los adultos tienen el poder y la responsabilidad de proporcionar a los niños este “alimento”, para que puedan crecer fuertes con una percepción veraz y basada en la realidad de sí mismos, del mundo y de Dios. Las historias equivocadas pueden envenenar y deformar a un niño. Y si bien hay muchas historias seculares de calidad que se ofrecen a nuestros hijos, el mejor alimento espiritual es la materia orgánica de la historia de la salvación y lo que Dios ha estado haciendo en los corazones y las mentes de personas reales durante miles de años. Estas historias no sólo enseñan a los niños sobre la historia de la salvación, sino que también ayudan a los jóvenes de esta generación a creer que Dios también puede obrar poderosamente en sus vidas, y lo hará.

Mi hijo ya es mayor y ahora sus propios padres le están enseñando a mi nieto de dos años acerca de los santos. Recientemente ha estado llamando a todo el mundo “Faustina”. ¡Me pone tan contenta!

Comunicarse con la autora

A lover of Jesus Christ, a wife, and a mother of five, Christine is the author of Everyday Heroism: 28 Daily Reflections on the Little Way of Motherhood. She is a graduate of Franciscan University, an instructor for the Institute for Excellence in Writing, and an experienced catechist. Thrilled to have recently become grandparents, she and her husband currently live in Upstate, NY. Visit her author webpage at christinehanus.com

Feature Image Credit: Rusty Watson, unsplash.com/photos/child-eating-watermelon-during-daytime-xh77Hx9Im2s

Inspecting Our Insides / Revisando Nuestro Interior

** This reflection has been reposted from Diocesan Archives.**

Does your outside match your inside? Actions, as they say, speak far louder than words. We reveal so much more of ourselves by our behavior than from what we say. However, even if we sometimes fool the world, we can never hide the truth from God. 

No wonder today’s Gospel calling out the Pharisees is paired with Psalm 128, particularly the responsorial refrain, “Blessed are those who fear the Lord.” God’s knowledge of us goes so far beyond what we can imagine, for He has created us. He knows every hair on our heads, our comings in our goings, and our inner beings. What good does it do us to even attempt to hide from God? What objective do we hope to accomplish? If we believe in Him, should not our whole being become a symphony of pleasing Him? Every moment in harmony with the life of grace and holiness His love calls us to?  

Through sin and temptation, we can fail, we can fall, we can even attempt to evade, but regardless of what we do, because of what He did, we are never lost. Even if we become unwittingly whitewashed tombs, God is there to rescue our souls with the vivid color of His grace.  On the outside, a perfectly crafted faithful avatar to show the world, but inside we rail against many of God’s teachings. 

Jesus calls the Pharisees “Hypocrites”. Looking at your life, does this harsh term apply to who you have allowed yourself to be? Do your Christian insides match your outsides?  You search me, and you know me, Lord. You know there are days I struggle to attend Mass or even to pray. You know, my battle with gossip and judging, and all the sins I continually bring to my Confessor. You know I doubt, fear, and forget some days to bring these weaknesses to you in prayer. 

Loving God, never leave me without hope. “Whoever keeps the word of Christ, the love of God is truly perfected in him” (Alleluia verse). May you find more of you and less of me the next time you search me, God. May my insides match more closely the outside, especially that image of me who longs to love and live like you.

Contact the author


¿Tu exterior coincide con tu interior? Las acciones, como suele decirse, hablan mucho más fuertes que las palabras. Revelamos mucho más de nosotros mismos a través del comportamiento que por lo que decimos. Sin embargo, incluso si a veces engañamos al mundo, nunca podremos ocultar la verdad a Dios.

No es de extrañar que el Evangelio de hoy que llama a los fariseos esté emparejado con el Salmo 128, particularmente el estribillo responsorial: “Bienaventurados los que temen al Señor”. El conocimiento que Dios tiene de nosotros va mucho más allá de lo que podemos imaginar, porque Él nos ha creado. Él conoce cada cabello de nuestra cabeza, nuestras idas y venidas y nuestro ser interior. ¿De qué nos sirve siquiera intentar escondernos de Dios? ¿Qué objetivo esperamos lograr? Si creemos en Él, ¿no debería todo nuestro ser convertirse en una sinfonía para agradarle y cada momento en armonía con la vida de gracia y santidad a la que Su amor nos llama?

A través del pecado y la tentación, podemos fallar, podemos caer, incluso podemos intentar evadirlo, pero independientemente de lo que hagamos, debido a lo que Él hizo, nunca estamos perdidos. Incluso si sin darnos cuenta nos convertimos en tumbas blanqueadas, Dios está ahí para rescatar nuestras almas con el color vívido de Su gracia. Por fuera, un avatar fiel perfectamente diseñado para mostrárselo al mundo, pero por dentro criticamos muchas de las enseñanzas de Dios. Jesús llama a los fariseos “hipócritas”. Mirando a tu vida, ¿se aplica este duro término a quién te has permitido ser? ¿Tu interior cristiano coincide con tu exterior? 

Tú me buscas y me conoces, Señor. Sabes que hay días en los que me cuesta asistir a misa o incluso orar. Ya sabes mi batalla contra los chismes y los juicios, y todos los pecados que continuamente llevo al confesionario. Sabes que dudo, temo y me olvido algunos días de traerte estas debilidades en oración.

Amado Dios, nunca me dejes sin esperanza. “En aquel que cumple la palabra de Cristo el amor de Dios ha llegado a su plenitud.” (Aclamación antes del Evangelio). Que encuentres más de ti y menos de mí la próxima vez que me busques, Dios. Que mi interior coincide más con el exterior, especialmente con ese lado de mí que anhela amar y vivir como tú.

Comunicarse con la autora

Allison Gingras ( www.ReconciledToYou.com ) — Shares her love of the Catholic Faith with stories, laughter, and honesty as experienced in the ordinary of life! Her writing includes Encountering Signs of Faith (Ave Maria Press) and the Stay Connected Journals for Women (OSV). Allison is a Catholic Digital Media Specialist for Family Rosary, Catholic Mom, and the Fall River Diocese. She hosts A Seeking Heart podcast and is co-host of the Catholic Momcast podcast.

Feature Image Credit: Adam Kring, unsplash.com/photos/closed-door-DZ_qUcUrOXg

The views and opinions expressed in the Inspiration Daily blog are solely those of the original authors and contributors. These views and opinions do not necessarily represent those of Diocesan, the Diocesan staff, or other contributors to this blog.

Healthy Hearts / Corazones Sanos

Is your heart healthy? No, I’m not talking about the organ, though that’s important too. I’m talking about the part of you that shows mercy, justice, faithfulness – all those important qualities that Jesus mentions in today’s Gospel. Do we make an effort to work on our interior life? Or do we just cleanse the outside of the cup and allow filth and garbage to fill the inside?

Money isn’t everything. Yes, finances are of importance in our fallen world, and our Church needs our financial support. But more importantly, is your heart being changed by living for Jesus? Pharisees are very critical of other people and forget to look inside their hearts for major issues. While it is necessary to give fraternal correction, are you much more concerned with your own heart? What are you doing to root out the sin that settles into your soul? 

The matters of the heart are much more important than money and outward appearances. The most important things aren’t financial, or physical, or worldly. One person who understood this well was St. Monica, who spent years praying for her son, St. Augustine, to be converted. St. Augustine lived a life more concerned with worldly affairs than with the things of the heart. St. Monica’s years of prayer for her son benefited his heart and had a dramatic effect on the Western world, since St. Augustine’s works and influence on the Church cannot be overstated. Both saints proclaim the dominance and importance of the interior life over exterior attractions. 

Today, let us recommit to the importance of prayer and virtue over worldly distractions. Let us place prayer at the center of our lives with God, and let us pray that we may always be more concerned with our interior lives and forming virtue than our external, material lives.

Contact the author


¿Tu corazón está sano? No, no me refiero al órgano, aunque eso también es importante. Me refiero a la parte de ti que muestra misericordia, justicia, fidelidad, todas esas cualidades importantes que Jesús menciona en el Evangelio de hoy. ¿Nos esforzamos por trabajar en la vida interior? ¿O simplemente limpiamos el exterior del vaso y permitimos que la suciedad y la basura llenen el interior?

El dinero no lo es todo. Sí, las finanzas son importantes en nuestro mundo caído y nuestra Iglesia necesita nuestro apoyo financiero. Pero lo más importante es: ¿está cambiando tu corazón al vivir para Jesús? Los fariseos son muy críticos con otras personas y se olvidan de mirar dentro de sus corazones durante asuntos importantes. Si bien es necesario dar corrección fraterna, ¿estás mucho más preocupado por tu propio corazón? ¿Qué estás haciendo para erradicar el pecado que se ha instalado en tu alma?

Los asuntos del corazón son mucho más importantes que el dinero y las apariencias. Las cosas más importantes no son financieras, físicas o mundanas. Una persona que entendió esto bien fue Santa Mónica, quien pasó muchos años orando para que su hijo, San Agustín, se convirtiera. San Agustín vivió una vida más preocupada por los asuntos mundanos que por las cosas del corazón. Los años de oración de Santa Mónica por su hijo beneficiaron su corazón y tuvieron un efecto dramático en el mundo occidental, ya que no se pueden subestimar las obras y la influencia de San Agustín en la Iglesia. Ambos santos proclaman el predominio y la importancia de la vida interior sobre los atractivos exteriores.

Hoy, volvamos a comprometernos a la importancia de la oración y la virtud por encima de las distracciones mundanas. Pongamos la oración en el centro de nuestra vida con Dios, y oremos para que siempre estemos más preocupados por la vida interior y por la formación de la virtud que por la vida exterior y material.

Comunicarse con la autora

Mary Thissen is a St. Louis native living in East Central Illinois with her husband and children. She is blessed with twin boys Earthside and four children now living in Heaven. When she is not working as a healthcare data analyst or caring for her boys, she enjoys studying and writing about the Catholic faith and ministering to women who are suffering through miscarriage or infertility. You can connect with Mary on Instagram @waitingonmiracles. 

Feature Image Credit: Deb Dowd, unsplash.com/photos/gray-praying-hand-statue-IaCswSJ__uc

In Good Times and in Bad / En los Buenos y los Malos Momentos

One of the many perks of homeschooling is the ability to extend summer break. While many are enduring the back to school rush and deliberating how to coordinate morning drop offs, my family is enjoying Lake Michigan and daily ice cream at our favorite B&B up north. While I realize all good things come to an end (as do all bad things), for now we are going to enjoy what God has granted us. 

As all parents of young children can attest to, even the best of times often do not come off without a hitch. In the scramble to pack and leave, a child’s favorite stuffed animal could be left behind, causing them to whine half the way there. During the drive, an argument could arise over which video to watch and another child will pout the rest of the way there. As you arrive at your destination and unpack your belongings, your cooler could tip over and spill ice all over the floor. As you settle down for your first night away, yet another child may complain that it’s too hot or too cold or they’re too excited to sleep, and it keeps everyone else up too. 

I specifically remember one year, frantically running to the gas station at 9:00pm because it was still light out and there were no curtains on the windows. At this point I was completely exhausted and it was way past the kids’ normal bedtime, so they were ornery. I was desperate for a solution. I asked the clerk for black trash bags to tape up on the windows, since I didn’t happen to bring darkening curtains on vacation with me. There were none on the shelves. Noticing my desperation, he replied, “I think I have some in my truck though, let me go check.” I couldn’t believe his kindness. With two sleep-saving bags and one roll of duct tape in hand, I returned to the B&B to get some much needed shut eye. 

At times like these, it may seem difficult, or even contradictory, to give thanks to the Lord. Afterall, we are getting away for a time of fun and relaxation and everything seems to be falling apart. But as we awaken the next morning, we see how our children enjoy all the delicious breakfast foods that are served, how they laugh as they throw a football or kick a soccer ball in the yard, and how they enjoy catching minnows in a net at the beach that afternoon. Your heart swells as their favorite ice cream flavor drips down their chins and a healthy tan begins to appear on their young faces.

Life is full of so many ebbs and flows, isn’t it? So why not praise Him through it all? Today’s Psalm declares: “Sing to the LORD a new song; sing to the LORD, all you lands. Sing to the LORD; bless his name…For great is the LORD and highly to be praised; awesome is he, beyond all gods.” So let us praise our God in good times and in bad, whether we are on vacation or heading back to school, whether we are happy or sad, for He is good indeed.

Contact the Author


Una de las muchas ventajas de la educación en el hogar es la posibilidad de extender las vacaciones de verano. Mientras muchos están soportando el ajetreo del regreso a clases y deliberando sobre cómo coordinar los horarios matutinos, mi familia está disfrutando del Lago de Michigan y del helado diario en nuestro hotelito favorito en el norte. Si bien me doy cuenta de que todo lo bueno llega a su fin (como todo lo malo), por ahora vamos a disfrutar de lo que Dios nos ha concedido.

Como pueden atestiguar todos los padres de niños pequeños, incluso los mejores momentos a menudo no salen sin problemas. En la lucha por hacer las maletas e irse, el peluche favorito de un niño podría quedarse atrás, y se pone a chillar la mitad del camino. Durante el viaje, podría surgir una discusión sobre cuál video quieren mirar y otro niño chilla el resto del camino. Cuando llegues a tu destino y desempaques las cosas del carro, tu hielera podría volcarse y derramar hielo por todo el piso. Mientras se preparan para pasar la primera noche fuera, otro niño puede quejarse de que hace demasiado calor o demasiado frío o que está demasiado emocionado para dormir, y eso mantiene despiertos a todos los demás también.

Me acuerdo un año en particular, haber corrido desesperadamente a la gasolinera a las 9:00pm porque todavía había luz y no había cortinas en las ventanas. En ese momento estaba completamente exhausta y ya había pasado la hora normal de dormir de los niños, por lo que estaban de mal humor. Estaba desesperada por encontrar una solución. Le pedí al empleado bolsas de basura negras para pegarlas con cinta adhesiva en las ventanas, ya que obviamente no traía cortinas oscuras durante las vacaciones. No había. Al darse cuenta de mi desesperación, respondió: “Creo que tengo algo en mi camioneta, déjame ir a ver. No podía creer su amabilidad. Con dos bolsas para dormir y un rollo de cinta adhesiva en la mano, regresé al hotelito a dormir un poco.

En momentos como estos, puede parecer difícil, o incluso contradictorio, dar gracias al Señor. Después de todo, nos estamos escapando para pasar un rato de diversión y descanso y todo parece desmoronarse. Pero cuando nos despertamos a la mañana siguiente, vemos cómo nuestros niños disfrutan de todos los deliciosos platos que se sirven en el desayuno, cómo se ríen mientras lanzan una pelota de fútbol o patean una pelota en el patio, y cómo disfrutan atrapando pececillos en una red en la playa esa tarde. Nuestros corazones se agrandan cuando su sabor de helado favorito gotea por sus barbillas y un bronceado saludable comienza a aparecer en sus rostros jóvenes.

La vida está llena de tantos subes y bajas, ¿verdad? Entonces, ¿por qué no alabarlo a pesar de todo? El Salmo de hoy declara: “Cantemos al Señor un nuevo canto; que le cante al Señor toda la tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo… porque él es grande, más digno de alabanza y más tremendo que todos los dioses paganos, que ni existen.” Así que alabemos a nuestro Dios en los buenos y en los malos momentos, ya sea que estemos de vacaciones o regresando a la escuela, ya sea que estemos felices o tristes, porque Dios es verdaderamente bueno.

Comunicarse con la autora

Feature Image Credit: Leo Rivas, unsplash.com/photos/girl-playing-beside-body-of-water-during-daytime-R_BLOGXpsOg


Tami Urcia grew up in Western Michigan, a middle child in a large Catholic family. She spent early young adulthood as a missionary in Mexico, studying theology and philosophy, then worked and traveled extensively before finishing her Bachelor’s Degree in Western Kentucky. She loves tackling projects, finding fun ways to keep her little ones occupied, quiet conversation with the hubby and finding unique ways to love. She works full time at Diocesan, is a guest blogger on CatholicMom.com and BlessedIsShe.net, and has been doing Spanish translations on the side for over 20 years.

Jesus, I Trust in You / Jesús, en Ti Confío

Fear of rejection is one of my greatest struggles. Jesus, who came down to Earth in the Flesh to experience every Human emotion, was rejected both by those who didn’t know Him and His closest loved ones, his disciples. I cannot begin to imagine the agony he experienced in the Garden of Gethsemane. 

During Christ’s brief physical time on Earth, many struggled to understand his teachings, and the same remains true in our present day. One of His greatest teachings is that of His Infinite Mercy. Whether over 2000 years ago, or still today, many of us struggle with the ability to be forgiven. Yet there is nothing we can do that will disqualify us from His infinite love. We are His children, who can always return to Him and know that His love never falters, if we so ask for it. 

Especially in today’s world and age, we must remind one another of the unconditional, perfect mercy God desires to gift us with. We were born for this time. Our existence is not a random occurrence, but we were created for God. Let us remind ourselves what Christ taught us through His Divine Mercy, that He gave blood and water as a fount of mercy. Jesus, I trust in You.

Contact the author


El miedo al rechazo es una de mis batallas más grandes. Jesús, quien bajó a la Tierra en carne y hueso para experimentar cada emoción humana, fue rechazado tanto por quienes no lo conocían como por sus seres queridos más cercanos, sus discípulos. No puedo ni empezar a imaginar la agonía que experimentó en el Huerto de Getsemaní.

Durante el breve tiempo físico de Cristo en la Tierra, muchos lo encontraron difícil comprender sus enseñanzas, y lo mismo sigue siendo cierto hoy en día. Una de Sus mayores enseñanzas es la de Su Infinita Misericordia. Ya sea hace más de 2000 años o todavía hoy, muchos de nosotros batallamos con la capacidad de ser perdonados. Sin embargo, no hay nada que podamos hacer que nos descalifique de Su infinito amor. Somos sus hijos, que siempre podemos volver a Él y saber que su amor nunca falla, si así se lo pedimos.

Especialmente en el mundo y la época actuales, debemos recordarnos unos a otros de la misericordia perfecta e incondicional que Dios desea regalarnos. Nacimos para este tiempo. Nuestra existencia no es un hecho al azar, sino que fuimos creados para Dios. Recordemos lo que Cristo nos enseñó a través de Su Divina Misericordia, que dio sangre y agua como fuente de misericordia. Jesús, en Ti confío.

Comunicarse con la autora

Dr. Alexis Dallara-Marsh is a board-certified neurologist who practices in Bergen County, NJ. She is a wife to her best friend, Akeem, and a mother of two little ones on Earth and two others in heaven above.

Feature Image Credit: Jon Tyson, unsplash.com/photos/jesus-christ-cross-wall-decor-HVi9hQMehR0

God Reads Hearts / Dios Lee Corazones

I have a special fondness for Philip who gave the Good News to Bartholomew, otherwise known as Nathaniel. I was part of the first group of men to be ordained to the Permanent Diaconate in 27 years in our diocese. I believe there was a lot of scrambling at the time to get this program started again. The one thing I do remember is that we were required to do 1,000 contact hours plus our studies to be ordained. I didn’t think at that time it would be possible. Remember this, if the Lord wants something done he can make it happen!

I like how Phillip explained to Bartholomew that Jesus showed how the Old Testament foretold that the Messiah would come. Not only that, but Philip wanted to take Bartholomew to meet Jesus. Bartholomew was not impressed. “Can anything good come from Nazareth?” Why in the world would he say something like that!? Because, Nazareth was known to be an insignificant place. There was nothing there that made it stand out among the people. I guess he thought the Messiah should come from someplace more important. (Remember the stable?) 

Phillip finally convinced Bartholomew to go meet Jesus. When they arrived Jesus said “Here is a true child of Israel. There is no duplicity in him.” Wow! Can you imagine hearing Jesus say those words to you? Jesus knew the depths of Bartholomew’s heart before he even got there! “That’s nice,” you say. But wait! That means that He knows the depths of our hearts too! Maybe that sounds scary to us. “I’m ok with him knowing the good, but I don’t want him seeing the bad and the ugly!” That’s one reason why the Lord gave us the Sacrament of Confession, to reconcile us to him. It may seem like the closer we get to the Lord the more he reminds us of our sinful nature, but he is purifying us to be more like himself. 

What a great God we have! He is always with us, ready to send help when we need it. Many times when we don’t get it it’s because we haven’t asked Him. Remember, Jesus doesn’t take away our free will. Sometimes I wish that that were not true! Have you ever asked the Lord for help in living in his will? I believe that a lot of us need His help. Just take a look at the world today and see how Christianity is being persecuted in many ways. The COVID fiasco has convinced a lot of people that watching the Mass on TV is sufficient or have stopped going to Mass all together. And over half of Catholics no longer believe in the true presence of Jesus, Body, Blood, Soul, and Divinity in the Eucharist. Very sad!

Let us praise and thank him for all the blessings and graces that he continues to pour upon us. Amen?

Serving with joy!

Contact the author


Tengo un cariño especial por Felipe, quien le dio la Buena Nueva a Bartolomé, también conocido como Natanael. Fui parte del primer grupo de hombres ordenados al Diaconado Permanente en 27 años en nuestra diócesis. Creo que hubo mucho alboroto en ese momento para que este programa se pusiera en marcha de nuevo. Una cosa que sí me acuerdo es que nos exigieron que hiciéramos 1000 horas de contacto más nuestros estudios para ser ordenados. No pensé en ese momento que sería posible. Pero, acuérdense, si el Señor quiere que se haga algo, ¡puede hacerlo realidad!

Me gusta cómo Felipe le explicó a Bartolomé que Jesús mostró cómo el Antiguo Testamento predijo la venida del Mesías. No sólo eso, sino que Felipe quería llevar a Bartolomé a conocer a Jesús. Bartolomé no quedó muy impresionado. “¿Acaso puede salir de Nazaret algo bueno?” ¿¡Por qué diría algo así!? Porque se sabía que Nazaret era un lugar insignificante. No había nada allí que lo hiciera destacar entre la gente. Supongo que pensó que El Mesías debería venir de algún lugar más importante (¿te acuerdas del establo?).

Felipe finalmente convenció a Bartolomé para que fuera al encuentro de Jesús. Cuando llegaron Jesús dijo: “Éste es un verdadero israelita en el que no hay doblez”. ¡Increíble! ¿Te imaginas escuchar a Jesús decirte esas palabras? ¡Jesús conocía las profundidades del corazón de Bartolomé incluso antes de que llegara allí! “Ah, que bueno”, dices. Pero espérate, ¡eso significa que Él también conoce lo más profundo de mi corazón! Quizás eso te suene aterrador. “¡Me parece bien que sepa lo bueno, pero no quiero que vea lo malo y lo feo!” Esa es una de las razones por las que el Señor nos dio el Sacramento de la Confesión, para reconciliarnos con él. Puede parecer que cuanto más nos acerquemos al Señor, más nos recuerda de nuestra naturaleza pecaminosa, pero él nos está purificando para que seamos más como él.

¡Qué Dios tan grande tenemos! Él siempre está con nosotros, listo para enviarnos ayuda cuando la necesitemos. Muchas veces cuando no lo recibimos es porque no se lo hemos pedido. Acuérdate que Jesús no nos quita el libre albedrío. ¡A veces desearía que eso no fuera cierto! ¿Alguna vez le has pedido ayuda al Señor para vivir en Su voluntad? Creo que muchos de nosotros necesitamos su ayuda. Basta con echar un vistazo al mundo actual y ver cómo el cristianismo está siendo perseguido de muchas formas. El fiasco del COVID ha convencido a mucha gente de que ver la misa por televisión es suficiente o han dejado de ir a misa por completo. Y más de la mitad de los católicos ya no creen en la verdadera presencia de Jesús, Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en la Eucaristía. ¡Que triste!

Alabémosle y agradezcámosle por todas las bendiciones y gracias que sigue derramando sobre nosotros. ¿Amén?

¡Sirviendo con alegría!

Comunicarse con el autor

Deacon Dan Schneider is a retired general manager of industrial distributors. He and his wife Vicki have been married for over 50 years. They are the parents of eight children and thirty-one grandchildren. He has a degree in Family Life Education from Spring Arbor University. He was ordained a Permanent Deacon in 2002.  He has a passion for working with engaged and married couples and his main ministry has been preparing couples for marriage.

Featured Image Credit: camilo jimenez, https://unsplash.com/photos/human-heart-OermHGSUzhI

Called to Love Our Neighbor / Llamados a Amar al Prójimo

How do we love our neighbor as ourselves?  We pray for them, we serve them, and we want for them what we want for ourselves. Want to truly love your neighbor as God commands? What about desiring more for them than you do for yourself?  How do we love our neighbor as ourselves?

We ask God to bless them and give them every good and perfect gift. We hope for them what we hope and pray for those we love the most in the world—all of it, everything. We do not judge, gossip, covet, or harm in any way. We ask God to show us how to do this, since with some neighbors, it will be much more difficult than others.

How do we love our neighbor who is difficult to love? How do we pray for the neighbor we struggle to care for or even like? Not with a holier-than-thou, “Lord change them” prayer or “Lord, this person needs some fixin’.” No, we pray for them to be blessed. We pray for them as we would ourselves and those we love most in the world. Again, we pray for them to receive every good and perfect gift. We ask for them to receive everything God has for us and more.

How do we love God and neighbor with all of our hearts, minds, and souls? We beg for Jesus’ heart to replace our stony hearts so we can love as He does. We seek the grace to see everyone with His eyes through prayer, living a sacramental life, and reading the Scriptures – embracing our differences and always wishing the good of the other. We pray for them and for ourselves, trusting God will never ask for the impossible. 

The secret and source of true holiness and joy come from this simple formula of faith: to love God first, others second, and ourselves last, but to love everyone with all we have and all we have to give, knowing that if we do that, the Spirit will do the rest and infinitely more!

Contact the author


¿Cómo amamos al prójimo como a nosotros mismos? Oramos por ellos, les servimos y queremos para ellos lo que queremos para nosotros mismos. ¿Quieres amar verdaderamente a tu prójimo como Dios manda? ¿Qué tal si deseas más para ellos que para ti mismo? ¿Cómo podemos amar al prójimo como a nosotros mismos?

Pidamos a Dios que los bendiga y les dé todo don bueno y perfecto. Esperamos por ellos lo que esperamos y oramos por aquellos que más amamos en el mundo: todo. No juzgamos, chismeamos, codiciamos ni dañamos de ninguna manera. Le pedimos a Dios que nos muestre cómo hacer esto, ya que con algunos vecinos será mucho más difícil que con otros.

¿Cómo amamos al prójimo que es difícil de amar? ¿Cómo oramos por el prójimo al que nos cuesta cuidar o incluso agradar? No con una frase como, “Señor, cámbialos” o “Señor, esta persona necesita que la arreglen”, como si fuéramos más santos que ellos. No, oremos para que sean bendecidos. Oramos por ellos como lo haríamos por nosotros mismos y por aquellos que más amamos en el mundo. Nuevamente, oramos para que reciban todo don bueno y perfecto. Pedimos que reciban todo lo que Dios tiene para nosotros y hasta más.

¿Cómo amamos a Dios y al prójimo con todo el corazón, mente y alma? Rogamos que el corazón de Jesús reemplace nuestros corazones de piedra para que podamos amar como Él lo hace. Buscamos la gracia de ver a todos con sus ojos a través de la oración, viviendo una vida sacramental y leyendo las Escrituras, aceptando nuestras diferencias y deseando siempre el bien del otro. Oramos por ellos y por nosotros mismos, confiando en que Dios nunca pedirá lo imposible.

El secreto y la fuente de la verdadera santidad y alegría provienen de esta sencilla fórmula de fe: amar a Dios primero, a los demás en segundo lugar y a nosotros mismos al final, pero amar a todos con todo lo que tenemos y todo lo que tenemos para dar, sabiendo que si lo hacemos ¡El Espíritu hará el resto e infinitamente más!

Comunicarse con la autora

Allison Gingras ( www.ReconciledToYou.com ) — Shares her love of the Catholic Faith with stories, laughter, and honesty as experienced in the ordinary of life! Her writing includes Encountering Signs of Faith (Ave Maria Press) and the Stay Connected Journals for Women (OSV). Allison is a Catholic Digital Media Specialist for Family Rosary, Catholic Mom, and the Fall River Diocese. She hosts A Seeking Heart podcast and is co-host of the Catholic Momcast podcast.

Feature Image Credit: Beth Macdonald, unsplash.com/photos/woman-in-white-long-sleeve-shirt-and-black-pants-standing-on-sidewalk-during-daytime-q1LHOMrEDnc

The views and opinions expressed in the Inspiration Daily blog are solely those of the original authors and contributors. These views and opinions do not necessarily represent those of Diocesan, the Diocesan staff, or other contributors to this blog.

Invited Into Everlasting Joy / Invitados al Gozo Eterno

Ancient wedding feasts lasted many days, and a royal wedding feast was a thing to behold, a glorious celebration of joy and abundance! Do any of the invitees to the king’s wedding feast earn their invitation? No. The invitations come from the king’s generosity and kindness. Yet some of them simply refuse to come, some ignore the invitation, some go about their business as if they had not been invited. But some of them do something hard to understand: they not only refuse to come, but they also mistreat and kill the servants delivering the invitation.

So the king decides that those who have been invited are not even worthy to come, and others should be invited. He tells his servants to go out and “invite whomever you find.” They gather everyone, “bad and good alike,” and the hall is filled at last. But one of the guests is not dressed appropriately and has no excuse for this; he is kicked out “where there will be wailing and grinding of teeth.”

We see in this parable of Jesus the mystery of human freedom. The king could have forced or coerced the invitees to the feast, but he did not. The Lord could have chosen to force or coerce each of us into accepting his invitation to enter his Kingdom of Love, but he did not. Because love that is forced cannot be love. We are not robots that can be programmed by God to do and think what he determines; on the contrary, God created us in His image and likeness, with freedom and reason, so that we can see and think and choose what is good, true, and beautiful. And God is Goodness, Truth, and Beauty, inviting everyone to the everlasting joy of the perfect Kingdom of Life and Love that always was and always will be.

We cannot enter the Kingdom on our own terms, however. In order to enter into the eternal Banquet, the Wedding Feast of the Lamb, we must be clothed in the white garment we receive at Baptism, and which we keep clean by regularly confessing our sins and receiving the Lord in the Eucharist. The distortions of sin have to be wiped away so that we are properly prepared to be seated at the royal Wedding Feast of Heaven!

Everyone is invited to this Wedding Feast, but only those who welcome this invitation properly by walking in the ways of the Lord will be welcomed into the everlasting joy of God’s Love in Heaven.

Contact the author


Las antiguas fiestas de bodas duraban varios días, y una fiesta de bodas de la realeza era algo digno de contemplar, ¡una gloriosa celebración de alegría y abundancia! ¿Alguno de los invitados al banquete de bodas del rey se gana su invitación? No. Las invitaciones provienen de la generosidad y amabilidad del rey. Sin embargo, algunos de ellos simplemente se niegan a venir, otros ignoran la invitación, otros se ocupan de sus asuntos como si no hubieran sido invitados. Pero algunos de ellos hacen algo difícil de entender: no sólo se niegan a venir, sino que también maltratan y matan a los sirvientes que entregan la invitación.

Entonces el rey decide que ni siquiera son dignos de venir los que hayan sido invitados, y se debe invitar a otros. Les dice a sus sirvientes que salgan y “conviden al banquete de bodas a todos los que encuentren”. Ellos reúnen a todos, “malos y buenos”, y la sala finalmente se llena. Pero uno de los invitados no está vestido apropiadamente y no tiene excusa para ello; lo arrojan fuera donde habrá “llanto y la desesperación”.

Vemos en esta parábola de Jesús el misterio de la libertad humana. El rey podría haber obligado o coaccionado a los invitados a la fiesta, pero no lo hizo. El Señor podría haber elegido obligarnos o coaccionar a cada uno de nosotros para que aceptemos su invitación a entrar en su Reino de Amor, pero no lo hizo. Porque el amor que es forzado no puede ser amor. No somos robots que puedan ser programados por Dios para hacer y pensar lo que él determine; al contrario, Dios nos creó a su imagen y semejanza, con libertad y razón, para que podamos ver, pensar y elegir lo bueno, lo verdadero y lo bello. Y Dios es Bondad, Verdad y Belleza, invitando a todos al gozo eterno del perfecto Reino de Vida y Amor que siempre fue y siempre será.

Sin embargo, no podemos entrar al Reino bajo nuestras propias condiciones. Para entrar en el Banquete eterno, la Fiesta de Bodas del Cordero, debemos vestirnos con la vestidura blanca que recibimos en el Bautismo y que mantenemos limpia confesando regularmente nuestros pecados y recibiendo al Señor en la Eucaristía. Las distorsiones del pecado deben ser eliminadas para que estemos preparados adecuadamente para sentarnos en la Fiesta de Bodas Real del Cielo.

Todos están invitados a esta Fiesta de Bodas, pero sólo aquellos que acojan adecuadamente esta invitación caminando en los caminos del Señor serán bienvenidos al gozo eterno del Amor de Dios en el Cielo.

Comunicarse con la autora

Kathryn Mulderink, MA, is married to Robert, Station Manager for Holy Family Radio. Together they have seven children (including Father Rob), and eight grandchildren. She is President of the local community of Secular Discalced Carmelites and has published five books and many articles. Over the last 30 years, she has worked as a teacher, headmistress, catechist, Pastoral Associate, and DRE, and as a writer and voice talent for Catholic Radio. Currently, she serves the Church by writing and speaking, and by collaborating with various parishes and to lead others to encounter Christ and engage their faith. Her website is www.KathrynTherese.com

Feature Image Credit: geralt, pixabay.com/photos/heaven-clouds-cloud-shape-3335585/

What Do We Deserve? / ¿Qué Merecemos?

Today’s readings give us two different views of ourselves. In Ezekiel, we are sheep, and in Matthew’s Gospel, we are laborers. Today’s society doesn’t really have a very high opinion of either one of those. Sheep are considered brainless followers, easily fooled or told what to do by others. Laborers often are considered uneducated, uncouth or socially beneath the norm. Being called a sheep is a putdown, as is being called a common laborer. Isn’t it funny, then, how God, in His sacred Word, honors us by calling us His sheep and His laborers?

The difference, of course, is the point of view. In a self-centered world, being told what to do or allowing ourselves to be led by some authority, especially one that might restrict what we want to do, is an insult. But God is looking at us from an infinitely higher vantage point. Sheep are not a gang of fools to be duped and bullied, they are a group in need of care and nurturing. In fact, the reading from Ezekiel shows God chastising the shepherds for failing to properly care for the sheep. Proper care, when it comes right down to it, does require boundaries — a fenced pasture, for example — but modern society doesn’t like someone else putting those boundaries in place.

And then there’s Matthew’s view of Jesus’ parable, where God is the landowner in need of laborers. Think of that: God needs us! There’s work to be done, and we’re just the ones to do it. This isn’t volunteer work, these are paid positions. Ah, but once again, modern society wants to dictate the terms. Never mind the glorious generosity of the reward, why do these latecomers get the same reward as those of us who were out there sweating all day long?

The question is, then: What exactly do we deserve? In Ezekiel, God says we deserve care, nurturing, healing, protection. In Matthew, Jesus says we deserve payment for what we do. But we don’t get to dictate the generosity of the One paying us. We should recognize our place and rejoice in having such a high opinion held of us, that we might actually deserve anything at all from an almighty God.

It all boils down to the reason we exist at all. God created us out of love and loves us completely. He seeks nothing more than a relationship with us where we also love Him completely. Modern society also struggles with what true relationship should look like. In our pride and collective disobedience, too often we fail in what should be a fairly simple scenario: God loves us completely and we should love Him in the same way. Luckily, He wants to help us with our end of the bargain. Let us always pray for the grace to love the way we should. Because, what does God deserve? Our everything.

Contact the author


Las lecturas de hoy nos dan dos puntos de vista diferentes de nosotros mismos. En Ezequiel somos ovejas y en el Evangelio de Mateo somos trabajadores. La sociedad actual no tiene una opinión muy alta de ninguno de los dos. Las ovejas son consideradas seguidores tontos, a los que otros pueden engañar fácilmente o decirles qué deben hacer. Los trabajadores a menudo son considerados incultos, groseros o socialmente por debajo de la norma. Ser llamado oveja es un insulto, como lo es ser llamado trabajador común. ¿No es curioso, entonces, cómo Dios, en Su sagrada Palabra, nos honra llamándonos Sus ovejas y Sus trabajadores?

La diferencia, por supuesto, es el punto de vista. En un mundo egocéntrico, que nos digan qué hacer o dejarnos guiar por alguna autoridad, especialmente una que pueda restringir lo que queremos hacer, es un insulto. Pero Dios nos mira desde un punto de vista infinitamente más elevado. Las ovejas no son una pandilla de tontos a los que se puede engañar y acosar, sino un grupo que necesita ser nutrido y cuidado. De hecho, la lectura de Ezequiel muestra a Dios castigando a los pastores por no cuidar adecuadamente a las ovejas. A fin de cuentas, el cuidado adecuado requiere límites (un pasto cercado, por ejemplo), pero a la sociedad moderna no le gusta que otra persona establezca esos límites.

Y luego está la versión de Mateo de la parábola de Jesús, donde Dios es el propietario que necesita trabajadores. Considera eso: ¡Dios nos necesita! Hay trabajo por hacer y somos nosotros quienes debemos hacerlo. Esto no es trabajo voluntario, son puestos remunerados. Ah, pero una vez más, la sociedad moderna quiere dictar las condiciones. No importa la gloriosa generosidad de la recompensa, ¿por qué estos recién llegados reciben la misma recompensa que los que hemos estado aquí sudando todo el día?

La pregunta entonces es: ¿qué es lo que merecemos precisamente? En Ezequiel, Dios dice que merecemos cuidado, cariño, sanación y protección. En Mateo, Jesús dice que merecemos un pago por lo que hacemos. Pero no podemos dictar la generosidad de Aquel que nos paga. Deberíamos reconocer nuestro lugar y regocijarnos de que Dios tenga una opinión tan alta de nosotros, y que realmente podríamos merecer algo en lo más mínimo de un Dios todopoderoso.

Todo se reduce a la razón por la cual existimos. Dios nos creó por amor y nos ama completamente. No busca nada más que una relación con nosotros donde también lo amemos completamente. La sociedad moderna también lucha por saber cómo debería ser una verdadera relación. En nuestro orgullo y desobediencia colectiva, con demasiada frecuencia fallamos en lo que debería ser un escenario bastante simple: Dios nos ama completamente y nosotros debemos amarlo de la misma forma. Afortunadamente, Él quiere ayudarnos con nuestra parte del trato. Pidamos siempre por la gracia de amar como debemos. Porque, ¿qué se merece Dios? Merece nuestro todo.

Comunicarse con el autor

Mike Karpus is a regular guy. He grew up in Michigan’s Upper Peninsula, graduated from Michigan State University and works as an editor. He is married to a Catholic school principal, raised two daughters who became Catholic school teachers at points in their careers, and now relishes his two grandchildren, including the older one who is fascinated with learning about his faith. He also has served on a Catholic school board, a pastoral council and a parish stewardship committee. He currently is a lector at Mass, a Knight of Columbus, Adult Faith Formation Committee member and a board member of the local Habitat for Humanity organization. But mostly he’s a regular guy.

Feature Image Credit: Trinity Kubassek, pexels.com/photo/sheep-288621/

Stewardship of Gifts / Administración de los Dones

Money is one of those things that often brings out the worst in people. It can also bring out the best through charitable donations and helping the poor, but quite often money corrupts. It is the rich that Jesus is speaking directly to in this Gospel. To say it is easier for a camel to go through the eye of a needle than for the rich to inherit eternal life is pretty strong language. 

So what does Jesus mean by today’s passage? Is he really saying that if you make a good salary you will not go to heaven? I think some context here is important. Jesus reprimands the Sadducees and Pharisees time and time again. These were the religious leaders of the time who had a lot of money and status. They followed the letter of the law but were often hoarding the gifts that were given at the temple and were setting up a class system of the religious elite versus the common folk. 

We can also recall the story where Jesus fashions whips and flips tables because the temple has become a marketplace as opposed to a house of worship. This topic is very clearly important to Jesus. But we have to read the Scriptures within the context of the time they were delivered. I do not read this verse as saying you cannot make a comfortable living and provide for your family. But what I do hear it saying is twofold. First, we should not put money above God. Second, we should realize that all that we have been given is a gift and we should not hoard our resources, but should be generous with the gifts God has given. 

We all have a desire to make money. Nobody likes living paycheck to paycheck. But there is a big difference between allowing our money to control us and being in control of the things we have been given. Perhaps Jesus is asking us to see this difference and live by it. I once heard some great advice from a priest friend who said when we give we should feel it a little. If we have been blessed with wealth we should give enough where we feel it. If we have been blessed with less we should still give what we can back to the less fortunate. 

None of us will be millionaires in heaven. Even if we reach this status here on earth, we don’t take any of that money with us. Maybe the question for today is, how can we use our gifts like the woman who gave her last two coins back to the Lord as opposed to the religious leaders who gave barely anything of the massive wealth they had? Generosity is much more important than the physical amount, as long as we remember it is all a gift and gifts are meant to be shared. 

From all of us here at Diocesan, God bless!

Contact the author


El dinero es una de esas cosas que a menudo saca lo peor de las personas. También puede sacar lo mejor a través de donaciones caritativas y ayudando a los pobres, pero muy a menudo el dinero corrompe. Son los ricos a quienes Jesús les habla directamente en este Evangelio. Decir que es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para los ricos entrar la vida eterna es un lenguaje bastante fuerte.

Entonces, ¿qué quiere decir Jesús con el pasaje de hoy? ¿Realmente está diciendo que si ganas un buen salario no irás al cielo? Creo que algo de contexto aquí es importante. Jesús reprende una y otra vez a los saduceos y fariseos. Estos eran los líderes religiosos de la época que tenían mucho dinero y estatus. Seguían la letra de la ley, pero a menudo acaparaban los obsequios que se entregaban en el templo y establecían un sistema de clases de la élite religiosa frente a la gente común.

También podemos recordar la historia en la que Jesús fabrica látigos y voltea mesas porque el templo se ha convertido en un mercado en lugar de un lugar de culto. Este tema es claramente muy importante para Jesús. Pero tenemos que leer las Escrituras dentro del contexto del momento en que fueron entregadas. No interpreto este versículo como si dijera que no puedes tener una vida cómoda y mantener a tu familia. Pero sí lo oigo hacer dos puntos. Primero, no debemos poner el dinero por encima de Dios. En segundo lugar, debemos darnos cuenta de que todo lo que se nos ha dado es un regalo y no debemos acaparar nuestros recursos, sino que debemos ser generosos con los dones que Dios nos ha dado.

Todos tenemos el deseo de ganar dinero. A nadie le gusta vivir con las ajustas. Pero hay una gran diferencia entre permitir que nuestro dinero nos controle y tener el control de las cosas que nos han dado. Quizás Jesús nos esté pidiendo que veamos esta diferencia y vivamos de acuerdo con ella. Una vez escuché un gran consejo de un amigo sacerdote que dijo que cuando donamos debemos sentirlo un poco. Si hemos sido bendecidos con riqueza, deberíamos dar lo suficiente donde lo sintamos. Si hemos sido bendecidos con menos, aún así deberíamos dar lo que podamos a los menos afortunados.

Ninguno de nosotros seremos millonarios en el cielo. Incluso si alcanzamos este estatus aquí en la tierra, no nos llevaremos nada de ese dinero con nosotros. Tal vez la pregunta para hoy sea: ¿cómo podemos utilizar nuestros dones como la mujer que le dió sus dos últimas monedas al Señor en comparación con los líderes religiosos que dieron casi nada de la enorme riqueza que tenían? La generosidad es mucho más importante que la cantidad física, siempre y cuando recordemos que todo es un regalo y que los regalos deben compartirse.

De parte de todos nosotros aquí en Diocesan, ¡Dios los bendiga!

Comunicarse con el autor

Tommy Shultz is a Business Development Representative for Diocesan. In this role he is committed to bringing the best software to dioceses and parishes while helping them evangelize on the digital continent. Tommy has worked in various diocese and parish roles since his graduation from Franciscan University with a Theology degree. He hopes to use his skills in evangelization, marketing, and communications, to serve the Church and bring the Good News to all. His favorite quote comes from St. John Paul II, who said, “A person is an entity of a sort to which the only proper and adequate way to relate is love.”

Feature Image Credit: Alexander Grey, unsplash.com/photos/1-usa-dollar-banknotes-8lnbXtxFGZw

Letting it Go / Soltar las Cosas

In this Gospel passage, a young man is told that to have eternal life, he should sell his stuff and follow Jesus. That’s a big ask. It’s something that scares me and seems impractical. I would be a burden to others who would have to house and feed me at the very least. 

I suspect my reaction is because that kind of radical response is not my calling. I have met people who have a call to voluntary poverty. I don’t think I’m one of them. I do think it’s a reminder to not cling too tightly to the things of this world, both physical items and attitudes. 

Having children and pets has helped me let go of some of it. A decent amount of my stuff has been wrecked by a dog that likes to chew or a kid with butterfingers. Getting angry at the broken bowl or chewed up kitchen towel and acting on that anger is not following Jesus. The same is true for beliefs. Holding onto a negative perception of a person or gripping the hurt I have experienced by another isn’t following Jesus either. Jesus taught us to love others and forgive them. 

Maybe it’s those types of things Jesus was talking about in the Gospel. Maybe he’s not asking me to live in a refrigerator box on the sidewalk but rather to loosen my grip on the things and attitudes that keep me from union with him. 

Contact the author


En este pasaje del Evangelio, a un joven se le dice que para tener vida eterna debe vender sus cosas y seguir a Jesús. Eso es un pedido enorme. Es algo que me asusta y me parece poco práctico. Yo sería una carga para otros que tendrían que albergarme y alimentarme por lo mínimo.

Sospecho que mi reacción se debe a que ese tipo de respuesta radical no es mi vocación. He conocido a personas que tienen un llamado a la pobreza voluntaria. No creo que yo sea uno de ellos. Creo que es un recordatorio de no aferrarnos demasiado a las cosas de este mundo, tanto cosas físicas como actitudes.

Tener hijos y mascotas me ha ayudado a dejar de lado un poco de eso. Una cantidad decente de mis cosas ha sido destrozada por un perro al que le gusta masticar o un niño con dedos de mantequilla. Enojarse por un plato roto o una toalla de cocina masticada y actuar basándose en ese enojo no es seguir a Jesús. Lo mismo ocurre con las creencias. Aferrarme a una percepción negativa de una persona o aferrarme al dolor que he experimentado por otra persona tampoco es seguir a Jesús. Jesús nos enseñó a amar a los demás y perdonarlos.

Tal vez sean ese tipo de cosas de las que Jesús hablaba en el Evangelio. Tal vez no me esté pidiendo que viva en una caja de cartón en la vereda, sino más bien que suelte las cosas y actitudes que me impiden unirme a él.

Comunicarse con la autora

Merridith Frediani loves words and is delighted by good sentences. She also loves Lake Michigan, dahlias, the first sip of hot coffee in the morning, millennials, and playing Sheepshead with her husband and three kids. She writes for Catholic Mom, Diocesan.com, and her local Catholic Herald. Her first book Draw Close to Jesus: A Woman’s Guide to Adoration is available at Our Sunday Visitor and Amazon. You can learn more at merridithfrediani.com.

Feature Image Credit: Maude Frédérique Lavoie, unsplash.com/photos/blue-and-white-textile-on-white-textile-EDSTj4kCUcw