A Little While / Dentro de un Rato

I have a hard time waiting for change. Don’t misunderstand me, I am patient in most situations, and I get better with each passing year.  There are some instances, however, which are really challenging: waiting for results (academic, job related or medical), transitions, help when in need, and births or deaths. To hear the phrase, “in a little while”, as a response during conversation can cause stress or bring back thoughts of wants and dreams which never came to pass.

 “A little while” is typically used as a signal to wait. No one knows for how long: minutes, days, months, milenia or a blink of an eye. There is no context for the unknown time or change that will occur, only the anticipation that something will happen. 

The apostles were familiar with the phrase as Jesus used it in His teachings in today’s Gospel. “A little while and you no longer see me, and again a little while and you will see me.” Jn 16:16  His followers were confused. They had no idea that Jesus would ascend into heaven. They did not understand when Jesus told them their grief would become joy, spoken in anticipation of the Ascension and the descent of the Holy Spirit, that the apostles could not fathom.

The disciples had forgotten what Jesus said to them at the Last Supper. The Alleluia Verse is part of those Gospel passages. John 14:18-20 states, “I will not leave you orphans: I will come back to you, and your hearts will rejoice.”  The apostles’ trust in Jesus was not yet complete. There was still doubt and misunderstanding as to what Jesus’ words truly meant in their lives; I occasionally share these feelings as well. 

The phrase, “a little while” is now a reminder for me to stop and pray. I came across this prayer a little while ago. I invite you to pray it with me:

Father, forgive me for all my worries, fears and doubts. Forgive my impatience as I wait in this place. Forgive my questioning of the journey that is before me. I believe, help me in my unbelief! Help me to remember that it is good to wait for you. Grant me the joy that comes from knowing you. Fill my heart with your Way. Amen

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Me cuesta mucho esperar el cambio. No me malinterpreten, soy paciente en la mayoría de las situaciones y mejoro con cada año que pasa. Sin embargo, hay algunos casos que son realmente desafiantes: esperar resultados (académicos, relacionados con el trabajo o médicos), transiciones, ayuda cuando se necesita y nacimientos o muertes. Escuchar la frase “dentro de un rato” como respuesta durante una conversación puede causar estrés o traer de vuelta pensamientos de deseos y sueños que nunca se cumplieron.

 “Dentro de un rato” se dice cuando hay que esperar. Nadie sabe por cuánto tiempo: minutos, días, meses, milenios o un abrir y cerrar de ojos. No hay contexto para el tiempo desconocido o el cambio que ocurrirá, sólo la anticipación de que algo sucederá.

Los apóstoles estaban familiarizados con la frase tal como la usó Jesús en Sus enseñanzas en el Evangelio de hoy. “Dentro de poco tiempo ya no me verán, y dentro de otro poco me volverán a ver”. Jn 16:16 Sus seguidores estaban confundidos. No tenían idea de que Jesús ascendería al cielo. No entendieron cuando Jesús les dijo que su dolor se convertiría en alegría, dicho en anticipación de la Ascensión y la venida del Espíritu Santo, que los apóstoles no podían comprender.

Los discípulos habían olvidado lo que Jesús les dijo en la Última Cena. La Aclamación antes del Evangelio es parte de esos pasajes del Evangelio. Juan 14:18-20 dice: “No los dejaré desamparados, dice el Señor; me voy, pero volveré a ustedes y entonces se alegrará su corazón.” La confianza de los apóstoles en Jesús aún no estaba completa. Todavía había dudas y malentendidos en cuanto a lo que realmente significaban las palabras de Jesús en sus vidas; De vez en cuando también comparto estos sentimientos.

La frase, “dentro de un rato” ahora es un recordatorio para mí de detenerme y orar. Me encontré con esta oración hace un tiempo. Te invito a rezarla conmigo:

Padre, perdóname por todas mis preocupaciones, miedos y dudas. Perdone mi impaciencia mientras espero en este lugar. Perdona mi cuestionamiento del camino que tengo por delante. ¡Creo, ayúdame en mi incredulidad! Ayúdame a recordar que es bueno esperarte. Concédeme la alegría que proviene de conocerte. Llena mi corazón. Amén

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Beth Price is part of the customer care team at Diocesan. She is a Secular Franciscan (OFS) and a practicing spiritual director. Beth shares smiles, prayers, laughter, a listening ear and her heart with all of creation. Reach her here bprice@diocesan.com.

Feature Image Credit: Bradley Ziffer, unsplash.com/photos/umLlSREhfp0

True Contentment / Ser Verdaderamente Contentos

My husband and I often battle with “trying to make everybody happy”. If we decide to go to the museum, someone inevitably wants to go to the trampoline park. If we decide to watch a Christmas movie, someone prefers a superhero movie. If we order a pizza, someone whines because they wanted KFC. Perhaps it comes with the territory of having a big family, but every once in a while it would be nice if everyone was simply content with what they have. 

It seems like we talk until we’re blue in the face about how other kids throughout the world don’t even have toys to play with, enough food to eat and perhaps even a roof over their heads. We talk about being grateful, thinking about others before ourselves and not complaining. Yet, it seems like someone is always upset about something. 

I’m sure Paul understood this sentiment very well. Our First Reading states that while he was preaching in Athens: “When they heard about resurrection of the dead, some began to scoff, but others said, ‘We should like to hear you on this some other time.’ And so Paul left them.

But some did join him, and became believers.” Some thought he was babbling ridiculous fallacies and others were enlightened by the truth. Some walked about shaking their heads and others left behind their former beliefs and joined him. 

One way or the other, we eventually realize that you can’t make everyone happy. Each one of us has a world of experiences, differences and thoughts running through our heads at any given time. Their reality causes them to act and react in certain ways that a another person wouldn’t. One is not necessarily wrong and the other right, but they definitely are different. And guess what, God made us that way!

But one reality holds true in all of us. Jesus knows each of us and loves each of us exactly the way we are. He invites us to grow and change, yes, but he knows us and loves us deeply just as we are. In the Gospel Jesus states. “I have much more to tell you, but you cannot bear it now. But when he comes, the Spirit of truth, he will guide you to all truth.” 

May we allow ourselves to be deeply known and loved by our amazing God so that we may soon be able to bear what he wants to tell us. May we allow the Holy Spirit to guide us to all truth and may that truth help us to be content with what we have, whether it be pizza or fried chicken. 

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Mi esposo y yo a menudo batallamos con “tratar de hacer felices a todos”. Si decidimos ir al museo, inevitablemente alguien querrá ir al parque de trampolines. Si decidimos ver una película navideña, alguien prefiere una película de superhéroes. Si pedimos una pizza, alguien se queja porque quería KFC. Quizás es algo normal cuando tienes una gran familia, pero de vez en cuando sería bueno si todos estuvieran simplemente contentos con lo que tienen.

Parece que hablamos hasta que nos falta el aliento sobre cómo otros niños en todo el mundo ni siquiera tienen juguetes, ni suficiente comida para comer y tal vez incluso ni tienen casa donde vivir. Hablamos de ser agradecidos, pensar en los demás antes de nosotros mismos y no quejarnos. Sin embargo, parece que alguien siempre está molesto por algo.

Estoy seguro de que San Pablo entendió muy bien este sentimiento. Nuestra Primera Lectura dice que mientras predicaba en Atenas: “Al oír hablar de la resurrección de los muertos, algunos se burlaron y otros dijeron: ‘De esto te oiremos hablar en otra ocasión’. Entonces Pablo se retiró. Sin embargo, algunos se adhirieron a él y creyeron.” Algunos pensaron que balbuceaba falacias ridículas y otros se iluminaron con la verdad. Algunos se marcharon moviendo la cabeza y otros dejaron atrás sus antiguas creencias y se unieron a él.

De una forma u otra, eventualmente nos damos cuenta de que no podemos hacer felices a todos. Cada uno de nosotros tiene un mundo de experiencias, diferencias y pensamientos rondando por nuestra cabeza en cualquier momento. Esa realidad hace que un individuo actúe y reaccione de cierta manera que otra persona no lo haría. Uno no es necesariamente incorrecto y el otro correcto, pero definitivamente son diferentes. Y adivina qué, ¡Dios nos hizo así!

Pero una realidad es cierta en todos nosotros. Jesús nos conoce a cada uno de nosotros y nos ama exactamente como somos. Nos invita a crecer y cambiar, sí, pero nos conoce y nos ama profundamente tal como somos. En el Evangelio Jesús afirma. “Tengo muchas cosas que decirles, pero todavía no las pueden comprender. Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los irá guiando hasta la verdad plena.”

Que nos dejemos conocer y amar profundamente por nuestro Dios admirable para que pronto podamos comprender lo que nos quiere decir. Permitamos que el Espíritu Santo nos guíe a la verdad plena y que esa verdad nos ayude a estar contentos con lo que tenemos, ya que sea pizza o pollo frito.

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Feature Image Credit: Marcos Paulo Prado, unsplash.com/photos/BWoRIaXy-Mw


Tami Urcia grew up in Western Michigan, a middle child in a large Catholic family. She spent early young adulthood as a missionary in Mexico, studying theology and philosophy, then worked and traveled extensively before finishing her Bachelor’s Degree in Western Kentucky. She loves tackling projects, finding fun ways to keep her little ones occupied, quiet conversation with the hubby and finding unique ways to love. She works full time, is a guest blogger on CatholicMom.com and BlessedIsShe.net, and has been doing Spanish translations on the side for over 20 years.

Faith Without Works is Dead / La Fe Sin Obras Está Muerta

In today’s First Reading, we hear about Paul and Silas in prison and a miracle occurring that caused the jailer to believe in God. He asked them, “Sirs, what must I do to be saved?” And they said, “Believe in the Lord Jesus and you and your household will be saved.”

Paul and Silas then went to the jailer’s home, where they not only baptized him and his family but they taught him about Jesus. You see, they did not tell him that only a belief in Jesus would get him into heaven. That’s simply the first step. First he must believe, then he must act on that belief. The same is true for all of us.

As we read in the book of James, “Faith of itself, if it does not have works, is dead.”

Let us never forget that the two must go hand in hand. So, as we get closer to the summer months and we have a little more time for relaxation, let us make a promise to ourselves and to God that we will work to increase our faith—through Catholic podcasts, through faith-filled books, through Adoration, or through group discussion. 

And then let us put this faith into action. There’s so much we can do for others. Let us pray for discernment and look around at our families, our communities, or in our workplace. What do the people around us need? How can we shine the light of God into their lives? What can we do to glorify Him through our actions?

We must remember that even atheists can be kind. The actions we take must reflect our faith and our love of God. What that looks like in your life is something only you can determine. So pray, ask God what you can do, and then do it.

And let us reflect on what the Catechism of the Catholic Church (1803) teaches about doing good works: 

“Whatever is true, whatever is honorable, whatever is just, whatever is pure, whatever is lovely, whatever is gracious, if there is any excellence, if there is anything worthy of praise, think about these things.” 

“A virtue is a habitual and firm disposition to do good. It allows the person not only to perform good acts, but to give the best of himself. The virtuous person tends toward the good with all his sensory and spiritual powers; he pursues the good and chooses it in concrete actions.” 

Let us choose to do good.

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En la Primera Lectura de hoy, escuchamos acerca de Pablo y Silas en la prisión y de un milagro que hizo que el carcelero creyera en Dios. “Les preguntó: ‘¿Qué debo hacer para salvarme?’ Ellos le contestaron: ‘Cree en el Señor Jesús y te salvarás, tú y tu familia.’”

Luego, Pablo y Silas fueron a la casa del carcelero, donde no solo lo bautizaron a él y a su familia, sino que también le enseñaron acerca de Jesús. Verá, no le dijeron que solo una creencia en Jesús lo llevaría al cielo. Ese es simplemente el primer paso. Primero debe creer, luego debe actuar de acuerdo con esa creencia. Lo mismo es cierto para todos nosotros.

Como leemos en el libro de Santiago: “La fe, si no tiene obras, está muerta”.

No olvidemos nunca que los dos deben ir de la mano. Entonces, a medida que nos acercamos a los meses de verano y tenemos un poco más de tiempo para relajarnos, hagamos una promesa a nosotros mismos y a Dios de que trabajaremos para aumentar nuestra fe, a través de podcasts católicos, libros llenos de fe, la Adoración al Santísimo, o mediante la discusión en grupo.

Y luego pongamos esta fe en acción. Hay tanto que podemos hacer por los demás. Oremos por discernimiento y miremos a nuestras familias, nuestras comunidades o nuestro lugar de trabajo. ¿Qué necesitan las personas que nos rodean? ¿Cómo podemos hacer brillar la luz de Dios en sus vidas? ¿Qué podemos hacer para glorificarlo a través de nuestras acciones?

Debemos recordar que incluso los ateos pueden ser amables. Las acciones que tomamos deben reflejar nuestra fe y nuestro amor por Dios. Cómo se ve eso en tu vida es algo que solo tú puedes determinar. Así que ora, pregúntale a Dios qué puedes hacer, y luego hazlo.

Y reflexionemos sobre lo que enseña el Catecismo de la Iglesia Católica (1803) sobre hacer buenas obras:

“Todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio, todo eso tenedlo en cuenta” (Flp 4, 8).

“La virtud es una disposición habitual y firme a hacer el bien. Permite a la persona no sólo realizar actos buenos, sino dar lo mejor de sí misma. Con todas sus fuerzas sensibles y espirituales, la persona virtuosa tiende hacia el bien, lo busca y lo elige a través de acciones concretas.”

Elijamos hacer el bien.

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Susan Ciancio has a BA in psychology and a BA in sociology from the University of Notre Dame, with an MA in liberal studies from Indiana University. For the past 19 years, she has worked as a professional editor and writer, editing both fiction and nonfiction books, magazine articles, blogs, educational lessons, professional materials and website content. Thirteen of those years have been in the pro-life sector. Currently Susan freelances and writes weekly for HLI, edits for American Life League, and is the executive editor of Celebrate Life Magazine. She also serves as executive editor for the Culture of Life Studies Program—an educational nonprofit program for K-12 students. You can reach her at slochner0.wixsite.com/website.

Feature Image Credit: Tacho Dimas, cathopic.com/photo/15008-ventana

Awesome Help / Un Auxilio Increíble

Breathe in me, O Holy Spirit, that my thoughts may all be holy.

Act in me, O Holy Spirit, that my work, too, may be holy.

Draw my heart, O Holy Spirit, that I love but what is holy.

Strengthen me, O Holy Spirit, to defend all that is holy.

Guard me, then, O Holy Spirit, that I always may be holy.

Amen.

I pray this Prayer to the Holy Spirit every morning. And unlike many prayers, I refuse to memorize it. I pray it with the words in front of me, slowly and solemnly, focusing on each word as I read and profess them to the Spirit. I never want to go through the motions with this prayer, because I believe in it completely, and I want to truly mean it every time I pray it. The Spirit doesn’t need me to pray it this way, not at all. I am the one who needs me to pray it this way, to focus and pray clearly and without distraction, because I have found in my life the only way my thoughts, my work and my very self can be holy is with the help of our Advocate, sent to us by Jesus from the Father.

And what an amazing gift we have been given! You don’t think the Lord takes delight in his people? The Holy Spirit, third Person of the Holy Trinity, truly God, given to us. Jesus is basically saying to us, “Here, believers. Here is God. For you. Times may get tough. Trouble may arise. Big trouble, suffering, possibly terrible things. But I am not only giving you something to help you through this, I’m actually giving God to you. The Spirit that proceeds from the Father is your helper.” What more do we need?

Consider the word “Advocate.” An advocate is a supporter, one who speaks up for us, who supports us, who defends us, who counsels us. Other names for the Spirit are Paraclete or Counselor. “Paraclete” basically means “called-in aid.” “Counselor” in legal terms is an attorney who guides us through some legal issue, often a trial. All these terms basically point to one thing: Jesus is giving us the most awesome help we could ever imagine. The Spirit of God, the very essence of His Love, is our help in all things, big and little, easy and most difficult.

With such a great gift comes great responsibility. First off, we must accept it. Jesus never forces His will on anyone. He freely gives. Accepting this gift, then, also means using it. It’s up to us to focus on how the Spirit’s breath is directing our thoughts, how the Spirit’s actions are directing our work, how the Spirit’s draw on our hearts is directing us to love, how the Spirit’s strength is building our defenses, how the Spirit’s guardianship is making us holy. Quietly open yourself up to focus on how the Spirit is acting in your life. Participate in it openly on your way to holiness.

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Inspírame, oh Espíritu Santo, para que todos mis pensamientos sean santos.

Obra en mí, oh Espíritu Santo, para que también mi trabajo sea santo.

Atrae mi corazón, oh Espíritu Santo, para que ame solo lo santo.

Fortaléceme, oh Espíritu Santo, para defender todo lo que es santo.

Guárdame, pues, oh Espíritu Santo, para que siempre sea santo.

Amén.

Rezo esta Oración al Espíritu Santo cada mañana. Y a diferencia de muchas oraciones, me niego a memorizarla. Lo oro con las palabras en frente mío, lenta y solemnemente, enfocándome en cada palabra mientras las leo y las confieso al Espíritu. Nunca quiero solo decir las palabras de esta oración, porque creo en ella completamente, y quiero decirla en serio cada vez que la rezo. El Espíritu no necesita que lo ore de esta manera, en absoluto. Yo soy quien necesita que lo ore de esta manera, que me concentre y ore con claridad y sin distracciones, porque he encontrado en mi vida que la única forma que mis pensamientos, mi trabajo y mi mismo pueden ser santos es con la ayuda de nuestro Abogado, enviado a nosotros por Jesús del Padre.

¡Y qué maravilloso regalo nos han dado! ¿No crees que el Señor se deleita en su pueblo? El Espíritu Santo, tercera Persona de la Santísima Trinidad, verdaderamente Dios, dado a nosotros. Jesús básicamente nos está diciendo: “Aquí estoy creyentes. Aquí está Dios. Para ustedes. Los tiempos pueden ponerse difíciles. Pueden surgir problemas. Grandes problemas, sufrimiento, posiblemente cosas terribles. Pero no solo te estoy dando algo para ayudarte a superar esto, en realidad te estoy dando a Dios. El Espíritu que procede del Padre es vuestro ayudante”. ¿Qué más necesitamos?

Considere la palabra “Abogado”. Un defensor es un partidario, alguien que habla por nosotros, que nos apoya, que nos defiende, que nos aconseja. Otros nombres para el Espíritu son Paráclito o Consejero. “Paráclito” básicamente significa “ayuda solicitada”. “Consejero” en términos legales es un abogado que nos guía a través de algún asunto legal, a menudo un juicio. Todos estos términos básicamente apuntan a una cosa: Jesús nos está dando la ayuda más maravillosa que jamás podamos imaginar. El Espíritu de Dios, la esencia misma de Su Amor, es nuestra ayuda en todas las cosas, grandes y pequeñas, fáciles y difíciles.

Con un regalo tan grande viene una gran responsabilidad. En primer lugar, debemos aceptarlo. Jesús nunca impone su voluntad a nadie. Se entrega libremente. Aceptar este don, entonces, significa también utilizarlo. Depende de nosotros enfocarnos en cómo el soplo del Espíritu está dirigiendo nuestros pensamientos, cómo las acciones del Espíritu están dirigiendo nuestro trabajo, cómo la atracción del Espíritu en nuestros corazones nos está dirigiendo al amor, cómo la fuerza del Espíritu está construyendo nuestras defensas, cómo el Espíritu nos hace santos. Ábrete en medio del silencio para enfocarte en cómo el Espíritu está actuando en tu vida. Participa abiertamente en tu camino hacia la santidad.

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Mike Karpus is a regular guy. He grew up in Michigan’s Upper Peninsula, graduated from Michigan State University and works as an editor. He is married to a Catholic school principal, raised two daughters who became Catholic school teachers at points in their careers, and now relishes his two grandchildren, including the older one who is fascinated with learning about his faith. He also has served on a Catholic school board, a pastoral council and a parish stewardship committee. He currently is a lector at Mass, a Knight of Columbus, Adult Faith Formation Committee member and a board member of the local Habitat for Humanity organization. But mostly he’s a regular guy.

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Background Music: Life, Love and Prayer / Música de Fondo: Vida, Amor y Oración

“I live and you will live,” Jesus tells his disciples. You and I are both alive right now, so this seems easy to wrap our heads around. This is life, right? I’m living it right now. Is there more to life?

The fullest life that Jesus reveals is so much more profound than we could have known without His revelation to us: “I am in my Father and you are in me and I in you.” Jesus is in the Father, and we are IN Jesus, and Jesus is IN us! The One Who is the Way, the Truth, and Life itself dwells in us, and we dwell in Him, in the Father. This “mutual indwelling” that is true life is harder to wrap our heads around. But Jesus was very clear that this is the whole point of the Kingdom, and that God’s joy is to dwell with us, because He loves us and created us precisely for this.

What is love? How do we love the Lord we cannot see? Jesus tells us that the one who keeps His commandment loves Him. What is Jesus’ commandment? To love one another as He loved us. And if we love Jesus and love one another for love of Him, we will be loved by the Father and we will truly know Jesus. Loving one another as Jesus loved us is a tall order – He loved us infinitely, loved us all the way to the Cross and beyond, pouring Himself out utterly for us. He “loved me and gave himself for me,” as St. Paul says (Gal. 2:20), and continues to take care of me in every single moment.

The world in which we live and the busywork of much of our lives does not easily resonate with the vibration of divine life and love. Sin has obscured this and made it hard to keep in mind. But praying and loving (true, self-sacrificing love) re-tune our hearts and minds so that they again vibrate with the eternal rhythm of the divine, so that it can become the “background music” of all we think and say and do! The Advocate, the Spirit of truth, poured into our hearts remains with us always, and keeps us open to the will of the Father in every circumstance and situation.

How do we attune ourselves to this Holy Spirit? Prayer. In prayer, we are still enough to listen for love and conform our heart to its demands. In prayer, we give the Spirit opportunity and permission to continue and complete His work in us, so that we walk generously in His ways of love. As we advance in loving obedience and true, self-sacrificing love of others, all our thoughts and words and actions will become attuned to the will of the Father, and our lives will at last resonate with the beat of the very Heart of God.

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“Yo permanezco vivo y ustedes también vivirán”, dice Jesús a sus discípulos. Tú y yo estamos vivos en este momento, por lo que parece fácil entenderlo. Así es la vida, ¿verdad? Lo estoy viviendo ahora mismo. ¿Hay más en esta vida?

La vida más plena que Jesús revela es mucho más profunda de lo que podríamos haber conocido sin Su revelación para nosotros: “yo estoy en mi Padre, ustedes en mí y yo en ustedes.” ¡Jesús está en el Padre, y nosotros estamos EN Jesús, y Jesús está EN nosotros! Aquel que es el Camino, la Verdad y la Vida misma habita en nosotros, y nosotros habitamos en Él, en el Padre. Esta “residencia mutua” que es la verdadera vida es más difícil de comprender. Pero Jesús fue muy claro en que ese es el sentido del Reino, y que el gozo de Dios es habitar con nosotros, porque Él nos ama y nos creó precisamente para esto.

¿Que es el amor? ¿Cómo amamos al Señor que no podemos ver? Jesús nos dice que el que guarda Su mandamiento lo ama. ¿Cuál es el mandamiento de Jesús? Amarnos unos a otros como Él nos amó. Y si amamos a Jesús y nos amamos unos a otros por amor a Él, seremos amados por el Padre y conoceremos verdaderamente a Jesús. Amarnos unos a otros como Jesús nos amó es una tarea difícil: nos amó infinitamente, nos amó hasta la cruz y más allá, derramándose completamente por nosotros. Él “me amó y se entregó a sí mismo por mí”, como dice San Pablo (Gál. 2,20), y continúa cuidándome en cada momento.

El mundo en el que vivimos y el trabajo de gran parte de nuestras vidas no resuena fácilmente con la vibración de la vida y el amor divinos. El pecado ha oscurecido esto y lo ha hecho difícil de recordar. Pero la oración y el amor (amor verdadero y abnegado) vuelven a sintonizar nuestros corazones y mentes para que vuelvan a vibrar con el ritmo eterno de lo divino, para que pueda convertirse en la “música de fondo” de todo lo que pensamos, decimos y hacemos. El Abogado, el Espíritu de la verdad, derramado en nuestros corazones, permanece siempre con nosotros y nos mantiene abiertos a la voluntad del Padre en toda circunstancia y situación.

¿Cómo nos sintonizamos con este Espíritu Santo? Oración. En la oración, todavía somos suficientes para escuchar el amor y conformar nuestro corazón a sus exigencias. En la oración, le damos al Espíritu la oportunidad y el permiso para continuar y completar Su obra en nosotros, para que caminemos generosamente en Sus caminos de amor. A medida que avanzamos en la obediencia amorosa y el amor verdadero y abnegado por los demás, todos nuestros pensamientos, palabras y acciones se sintonizarán con la voluntad del Padre, y nuestras vidas finalmente resonarán con el latido del mismo Corazón de Dios.

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Kathryn Mulderink, MA, is married to Robert, Station Manager for Holy Family Radio. Together they have seven children (including Father Rob), and seven grandchildren. She is President of the local community of Secular Discalced Carmelites and has published five books and many articles. Over the last 30 years, she has worked as a teacher, headmistress, catechist, Pastoral Associate, and DRE, and as a writer and voice talent for Catholic Radio. Currently, she serves the Church by writing and speaking, and by collaborating with various parishes and to lead others to encounter Christ and engage their faith. Her website is www.KathrynTherese.com

Feature Image Credit: Mohammad Metri, unsplash.com/photos/1oKxSKSOowE

Jesus Didn’t Say It Would Be Easy / Jesús No Dijo Que Sería Fácil

Sometimes people get the mistaken idea that becoming a Christian means God will take care of you and give you an easy life. If you just have enough faith, they say, God will give you your heart’s desires, smooth sailing, and prosperity. It sounds too good to be true, because it is. Today’s Gospel is one of the passages in Scripture that directly refutes this misunderstanding of God’s care for His own in the world. 

Jesus promises persecution for His followers, just as He received it. Our persecution may not lead to literal death, but perhaps little wounds like snide comments, social exclusion, unfair judgments of our motives, or caricatures of our beliefs. Even if we live as Paul admonishes us in 1 Corinthians 10 to give no offense, persecution of some kind is bound to find us in this world.

Jesus never promised us His Way, the narrow way, would be easy. He only promises us that it will be worth it!

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A veces la gente tiene la idea equivocada de que convertirse en cristiano significa que Dios cuidará de ti y te dará una vida fácil. Dicen que si tienes la fe suficiente, Dios te concederá los deseos de tu corazón, una vida tranquila y prosperidad. Suena demasiado bueno para ser verdad, porque lo es. El Evangelio de hoy es uno de los pasajes de la Escritura que refuta directamente este malentendido del cuidado de Dios por los Suyos en el mundo.

Jesús promete persecución para sus seguidores, tal como Él la recibió. Puede ser que la persecución que nosotros recibimos no conduzca a la muerte literal, pero tal vez a pequeñas heridas como comentarios sarcásticos, exclusión social, juicios injustos de nuestros motivos o caricaturas de nuestras creencias. Incluso si vivimos como Pablo nos amonesta en 1 Corintios 10 a no ofender, la persecución de algún tipo seguramente nos encontrará en este mundo.

Jesús nunca nos prometió que Su Camino, el camino angosto, sería fácil. ¡Solo nos promete que valdrá la pena!

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J.M. Pallas has had a lifelong love of Scriptures. When she is not busy with her vocation as a wife and mother to her “1 Samuel 1” son, or her vocation as a public health educator, you may find her at her parish women’s bible study, affectionately known as “The Bible Chicks.”

Feature Image Credit: Schäferle, pixabay.com/illustrations/stone-push-overcoming-obstacle-2127669/

The Art of Loving / El Arte de Amar

“Love one another as I have loved you.” 

Such a powerful and difficult command. There is much to unpack, reflect upon and discover in this single phrase of Jesus. Many, many, wise and thoughtful people have written about this command. One of them, Chiara Lubich, founder of the Focolare Movement, spent a great deal of time pondering just how a person can fully live life in this manner. With Scripture as a guide, the Holy Spirit revealed to her 6 different facets of Jesus’ command that can help us more concretely live a life imbued with this manner of loving. Chiara summarized these facets as, “The Art of Loving.”

  1. Love everyone. There is no person whom I should exclude from my love. Every person I meet today is deserving of my love.
  2. Be the first to love. Do not wait for someone to love you first. Be the first to reach your hand out to others. Be quick to forgive and to treat each encounter as a fresh start without bringing previous negative experiences into this present moment.
  3. Love Jesus in the other. No matter who you see, no matter what they look like, how they are dressed, or how they act, Jesus is within them because He created them. See them with Jesus’ eyes and recognize Jesus looking back at you.
  4. Share the other’s hurt or joy. Have solidarity with others. Celebrate their triumphs and have compassion and empathy for their sorrow. Put yourself in their place, especially when they are hurting and be the healing they are seeking.
  5. Love your enemy. We have a duty to love everyone, even someone who does not show us love in return.
  6. We love one another. We should strive to love one another as the early Christians did. Their love for each other was so fierce they shared all they had, even their very lives. While we may not be called to die for our neighbor, we should love with the same intensity, concerning ourselves with the needs of our neighbor before our own.

Perhaps one of these facets resonates with a situation you are facing in your workplace or family. How are you being called to infuse Jesus’ love into that relationship? Every day, Jesus is calling each of us to grow in our understanding of what it means to love as He loved. 

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“Que se amen los unos a los otros como yo los he amado.”

Es un mandato tan poderoso como difícil. Hay mucho que desempacar, reflexionar y descubrir en esta sola frase de Jesús. Muchas, muchas personas sabias y reflexivas han escrito sobre este mandamiento. Una de ellas, Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, dedicó mucho tiempo a reflexionar sobre cómo una persona puede vivir plenamente la vida de esta manera. Con la Escritura como guía, el Espíritu Santo le reveló seis diferentes facetas del mandato de Jesús que pueden ayudarnos a vivir más concretamente una vida imbuida de esta manera de amar. Chiara resumió estas facetas como “El arte de amar”.

  1. Ama a todos. No hay persona a quien deba excluir de mi amor. Cada persona que conozco hoy merece mi amor.
  2. Sé el primero en amar. No esperes a que alguien te ame primero. Sé el primero en extender tu mano a los demás. Sea rápido para perdonar y trate cada encuentro como un nuevo comienzo sin traer experiencias negativas anteriores al momento presente.
  3. Amar a Jesús en el otro. No importa a quién veas, no importa cómo se vean, cómo se vistan o cómo actúen, Jesús está dentro de ellos porque Él los creó. Míralos con los ojos de Jesús y reconoce a Jesús mirándote.
  4. Comparte el dolor o la alegría del otro. Tener solidaridad con los demás. Celebre sus triunfos y tenga compasión y empatía por su dolor. Ponte en su lugar, especialmente cuando están sufriendo y sé la sanación que están buscando.
  5. Ama a tu enemigo. Tenemos el deber de amar a todos, incluso a alguien que no nos muestra amor a cambio.
  6. Nos amamos unos a otros. Debemos esforzarnos por amarnos unos a otros como lo hicieron los primeros cristianos. Su amor mutuo era tan feroz que compartían todo lo que tenían, incluso sus propias vidas. Si bien no podemos ser llamados a morir por nuestro prójimo, debemos amar con la misma intensidad, preocupándonos de las necesidades de nuestro prójimo antes de las nuestras.

Quizás una de estas facetas resuena con una situación que enfrentas en tu lugar de trabajo o en tu familia. ¿Cómo estás siendo llamado a infundir el amor de Jesús en esa relación? Cada día, Jesús nos llama a cada uno de nosotros a crecer en nuestra comprensión de lo que significa amar como Él ama.

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Kate Taliaferro is an Air Force wife and mother. She is blessed to be able to homeschool, bake bread and fold endless piles of laundry. When not planning a school day, writing a blog post or cooking pasta, Kate can be found curled up with a book or working with some kind of fiber craft. Kate blogs at DailyGraces.net.

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The Secret of Being Totally Blessed / El Secreto Para Ser Totalmente Bendecido

About a year ago I met a Communications Director in a parish nearby who has since become a friend. In that first conversation, he said something that startled me.  I asked him, “How are you?” and he answered, “Totally blessed!” 

From his response I figured he had a pleasant life without major struggle. Nevertheless, I felt one of those Holy Spirit tugs on my heart, the kind that announces that God is about to teach me something new that I really, really, really need to learn.

Curious, I searched his name on Google. Was I mistaken! The burdens under which this person labored were more than I personally could bear. In the months that followed I got to know him a little bit more and to respect his calm and childlike trusting manner while coping with the personal tragedy with which he lived day in and day out. 

And every time I asked him, “How are you?” I without fail received the same quiet and serene response: “Totally blessed! I am totally blessed!” 

My friend wasn’t living in denial, as Jesus himself wasn’t living in denial the night before he was crucified, later to rise from the dead and take his place at the right hand of God. Both know that love is tough. Love is beautiful. Love gives. Love will even die for the loved one. 

In today’s Gospel Jesus shows us stability with the words “remain,” “keep,” “complete.” He had received his Father’s love, and he would love us with that same self-emptying divine love. There is no way that we could understand the loving giving and receiving that happens between the persons of the Most Holy Trinity. But we get it when someone dies for us when he or she doesn’t have to. 

My friend is totally blessed because he has clothed himself with this self-emptying love. Regardless of the difficulties he must navigate just for his family to survive, he experiences the stability of Christ’s love because he has decided to keep the commandment of love just as Christ has loved us: “No one has greater love than this, to lay down one’s life for one’s friends” (John 15:13).

I have decided once and for all that my whining must stop. I am totally blessed. Yes, if I seek comfort, power, and control I will do nothing but pity myself for the rest of my life. And heaven knows we hear enough about that on the news and in social media. But you and I have the stability of Christ’s divine love offered to us, a love we can emulate, a love that will make us truly great people because we can be great lovers if we so choose. Then our joy will be complete and our life will be serene no matter what comes our way. We truly will be totally blessed!

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Hace un año conocí a un Director de Comunicaciones en una parroquia cercana que ahora se ha convertido en un amigo. En esa primera conversación, dijo algo que me sorprendió. Le pregunté: “¿Cómo estás?” y respondió: “¡Totalmente bendecido!”

Por su respuesta supuse que tenía una vida placentera sin muchas dificultades. Sin embargo, sentí uno de esos tirones del Espíritu Santo en mi corazón, del tipo que anuncia que Dios está a punto de enseñarme algo nuevo que realmente necesito aprender.

Por curiosidad, busqué su nombre en Google. ¡Estaba equivocada! Las cargas bajo las cuales trabajaba esta persona eran más de lo que yo personalmente podía soportar. En los meses siguientes llegué a conocerlo un poco mejor y a respetar su manera tranquila y confiada frente a la tragedia personal que vivía día a día.

Y cada vez que le preguntaba: “¿Cómo estás?” Sin falta recibí la misma respuesta tranquila y serena: “¡Totalmente bendecido! ¡Estoy totalmente bendecida!”

Mi amigo no vivía en negación, como Jesús mismo no vivía en negación la noche antes de ser crucificado, para luego resucitar de entre los muertos y tomar su lugar a la diestra de Dios. Ambos saben que el amor es duro. El amor es hermoso. El amor se entrega. El amor incluso morirá por el ser amado.

En el Evangelio de hoy, Jesús nos muestra la estabilidad con las palabras “permanecer”, “mantener”, “completar”. Había recibido el amor de su Padre, y nos amaría con ese mismo amor divino abnegado. No hay manera de que podamos entender el amoroso dar y recibir que ocurre entre las personas de la Santísima Trinidad. Pero lo conseguimos cuando alguien muere por nosotros aunque no tiene que hacerlo.

Mi amigo está totalmente bendecido porque se ha revestido de este amor desprendido. Independientemente de las dificultades que debe atravesar solo para que su familia sobreviva, experimenta la estabilidad del amor de Cristo porque ha decidido guardar el mandamiento del amor así como Cristo nos ha amado: “Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos” (Juan 15:13).

He decidido de una vez por todas que mi lloriqueo debe cesar. Estoy totalmente bendecida. Si busco consuelo, poder y control, no haré nada más que compadecerme de mí misma por el resto de mi vida. Y Dios sabe que escuchamos suficiente sobre eso en las noticias y en las redes sociales. Pero tú y yo tenemos la estabilidad del amor divino de Cristo que se nos ofrece, un amor que podemos emular, un amor que nos hará verdaderamente grandes personas porque podemos ser grandes amantes si así lo elegimos. Entonces nuestro gozo será completo y nuestra vida será serena sin importar lo que se nos presente. ¡Seremos verdaderamente, totalmente bendecidos!

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Sr. Kathryn J. Hermes

Sr. Kathryn James Hermes, FSP, is an author and offers online evangelization as well as spiritual formation for people on their journey of spiritual transformation and inner healing. Website: www.touchingthesunrise.com My Books: https://touchingthesunrise.com/books/
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Be Present / Ser Presente

We live in a more virtual world than ever before. Online meetings, emails, and videos are now the primary means of communication. Partially due to this, I have realized that it has been tough for me to be present to my husband and ultimately to Jesus, even though I have all the time in the world to spend in prayer and community with him.  

I once read a book that I feel has helped me grow in my vocation called Marriage: The Mystery of Faithful Love by Dietrich von Hildebrand. He talks about how important it is to nourish love, how part of the vocation as husband and wife is to intentionally put your spouse first (and ultimately your relationship together with Christ). I would like to share a quote from his text below:

Because our laziness, our dullness, and our constant falling back into the periphery stultifies our vision, it is difficult always to keep before us in all its same clarity and splendor the image of the other person so wonderfully revealed by love. We should and must fight against this dullness, for it constitutes a sin against the temple which we erected in our marriage. (von Hildebrand, 1984)

After reading this passage in the text, I realized just what it means to truly put your spouse first. I am thankful for the gift to realize how much my spouse means to me and how I have been taking him for granted. With this realization comes the fact that I have not been loving Jesus the way I should be striving to love Him. In our Gospel today, Jesus reminds us: “Remain in me, as I remain in you.” But I have been falling asleep in the garden, my laziness has taken over, and I am at the point where I am tired of making excuses.

With the grace of God, present and given freely to us all, I am choosing, as von Hildebrand states, to “fight against this dullness” and utilize the free will God gave me to love my husband and God the way it was meant to be from the beginning. My flesh may be weak, and I know I will fall many times in the journey of life, but God will remain in me, as I strive to love others. 

No matter the ways you are struggling to be present to others and ultimately be present to God, know that if you ask for the grace to love others and love Him more perfectly, He will give you the strength. He will help you overcome your vices and look further into yourself, so you may then see His presence in yourself and those around you. No matter if you are married, single, or consecrated to Christ, know that we are in this together – it all comes down to our human vocation, and that is to love.

“My vocation, at last I have found it; my vocation is love.”

-St. Thérèse of Lisieux


Vivimos en un mundo más virtual que nunca. Las reuniones en línea, los correos electrónicos y los videos ahora son los principales medios de comunicación. En parte debido a esto, me he dado cuenta de que ha sido difícil para mí estar presente con mi esposo y, en última instancia, con Jesús, aunque tengo todo el tiempo del mundo para pasarlo en oración y en comunidad con él.

Hace tiempo leí un libro que siento que me ha ayudado a crecer en mi vocación llamado Matrimonio: El Misterio del Amor Fiel por Dietrich von Hildebrand. Habla sobre lo importante que es alimentar el amor, cómo parte de la vocación de esposo es poner intencionalmente a su cónyuge primero (y en última instancia, su relación con Cristo). Me gustaría compartir una cita de su texto a continuación:

“Debido a que nuestra pereza, nuestra torpeza y nuestra constante caída en la periferia obstaculiza nuestra visión, es difícil mantener siempre ante nosotros en toda su claridad y esplendor la imagen de la otra persona tan maravillosamente revelada por el amor. Debemos y tenemos que luchar contra este embotamiento, pues constituye un pecado contra el templo que erigimos en nuestro matrimonio.” (von Hildebrand, 1984)

Después de leer este pasaje en el texto, me di cuenta de lo que significa realmente poner primero a tu cónyuge. Estoy agradecida por el regalo de darme cuenta de cuánto significa mi cónyuge para mí y de cómo lo he estado tomando por hecho. Con esta comprensión viene el hecho de que no he estado amando a Jesús de la manera en que debería esforzarme por amarlo. En nuestro Evangelio de hoy, Jesús nos recuerda: “Permanezcan en mí y yo en ustedes”. Pero me he estado quedando dormida en el jardín, mi pereza se ha apoderado de mí y ya estoy cansada de poner excusas.

Con la gracia de Dios, presente y dada gratuitamente a todos nosotros, elijo, como dice von Hildebrand, “luchar contra este aburrimiento” y utilizar el libre albedrío que Dios me dio para amar a mi esposo y a Dios de la manera en que debía hacerlo. Mi carne puede ser débil, y sé que caeré muchas veces en el camino de la vida, pero Dios permanecerá en mí, mientras me esfuerzo por amar a los demás.

No importa las formas en que estés luchando por estar presente para los demás y, en última instancia, estar presente para Dios, si pides la gracia de amar a los demás y amarlo más perfectamente, Él te dará la fuerza. Te ayudará a superar tus vicios y a mirarte más adentro, para que luego puedas ver Su presencia en ti y en los que te rodean. No importa si estás casado, soltero o consagrado a Cristo, sepa que estamos juntos en esto: todo se reduce a nuestra vocación humana, y eso es amar.

“Mi vocación, por fin la he encontrado; mi vocación es el amor.” (Sta. Teresa de Lisieux)

This reflection was reposted from Diocesan Archives. Author: Nathalie Shultz

Feature Image Credit: Michael Fenton, unsplash.com/photos/0ZQ8vojHNuc

Just as the Father has Commanded Me / Tal Como el Padre Me ha Mandado

“The most important thing is your peace before God.” These wise words from a holy priest were hard to comprehend, spoken to me (peacefully!) in the midst of great turmoil within and around me, and the need to take action when I did not know what to do. It seemed no matter what I did, others’ lives would be profoundly affected; an entire charitable project begun with solid spiritual foundations was at stake, and for the moment, I was the fulcrum. Because of ongoing conflict, I was being counseled to walk away, as the project was not the most important thing; my peace before God was more important.

There are many reflections on the peace that Christ gives, and it is true that deep and real peace in the face of difficulty can only come from Him. He tells us not to let our hearts be troubled or afraid, but there are troubling and fearful things happening to us and around us all the time! Are we expected to avoid all these disturbances and disasters? Are we supposed to turn a blind eye to suffering and hunger and catastrophe so that our peace is undisturbed?

No. Of course not. That would be impossible. Even pretending to “not see” the tragedies in this world would require us to be madmen. The “ruler of the world” that Jesus mentions in the Gospel, the enemy of our souls and of God’s Plan, is the reason for all the sin and sorrow in the world. And this enemy tries to maintain control of our hearts through fear and intimidation and by providing a false sense of security. But our peace comes from the Truth that this enemy has no power over us in Christ, that we are loved unconditionally and given the grace to love fully in return; our lives have meaning and purpose and mission. Christ illustrates this as He freely lays down His life in loving obedience to the Father, not because the enemy takes it from Him. We can have peace knowing that God is in control – no pain or tragedy or confusion can overpower His infinite love for us; we cannot out-smart His providence or out-sin His mercy. To know this peace, we must, like Christ, submit wholly and lovingly to the Father’s will, trusting that He will take care of the rest.

With a kind of bittersweet certainty, I did walk away from the project for which I had poured myself out. But even as the whole project unraveled, and others’ lives were affected, I was peacefully confident that the Lord would take care of all of us, and that we were all being given an opportunity to learn something eternally valuable through the long strain on our hearts and relationships. When we entrust everything to the Lord, we are blessed with peace and every good thing that we need.

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“Lo más importante es tener paz ante Dios”. Estas sabias palabras de un santo sacerdote fueron difíciles de comprender, me fueron dichas (pacíficamente) en medio de una gran confusión dentro y alrededor mío, y la necesidad de actuar cuando no sabía qué hacer. Parecía que sin importar lo que hiciera, la vida de los demás se vería profundamente afectada; Estaba en juego todo un proyecto de caridad iniciado con sólidos cimientos espirituales, y por el momento yo era el punto de apoyo. Debido al conflicto en curso, me aconsejaron que me alejara, ya que el proyecto no era lo más importante, sino mi paz ante Dios.

Son muchas las reflexiones sobre la paz que da Cristo, y es verdad que la paz profunda y real ante la dificultad sólo puede venir de Él. Nos dice que no dejemos que nuestros corazones se turben o teman, ¡pero hay cosas preocupantes y terribles que nos suceden a nosotros y a nuestro alrededor todo el tiempo! ¿Se espera que evitemos todos estas cosas tumultuosas y desastrosas? ¿Se supone que debemos evitar ver el sufrimiento, el hambre y la catástrofe para que nuestra paz no se vea perturbada?

Claro que no. Eso sería imposible. Incluso fingir “no ver” las tragedias de este mundo requeriría que seamos locos. El “príncipe del mundo” del que habla Jesús en el Evangelio, el enemigo de nuestras almas y del Plan de Dios, es la causa de todo el pecado y el dolor del mundo. Y este enemigo trata de mantener el control de nuestros corazones a través del miedo y la intimidación y proporcionando una falsa sensación de seguridad. Pero nuestra paz proviene de la Verdad de que este enemigo no tiene poder sobre nosotros en Cristo, que somos amados incondicionalmente y que a cambio se nos da la gracia de amar plenamente; nuestras vidas tienen sentido, propósito y misión. Cristo demuestra esto cuando da Su vida libremente en amorosa obediencia al Padre, no porque el enemigo se la quite. Podemos tener paz sabiendo que Dios tiene el control: ningún dolor, tragedia o confusión puede vencer Su amor infinito por nosotros; no podemos ser más astutos que Su providencia o más pecadores que Su misericordia. Para conocer esta paz, debemos, como Cristo, someternos total y amorosamente a la voluntad del Padre, confiando en que Él se encargará del resto.

Con una especie de certeza agridulce, me alejé del proyecto al que me había entregado. Pero incluso cuando todo el proyecto se deshizo y la vida de otras personas se vio afectada, confiaba tranquilamente en que el Señor cuidaría de todos nosotros y que a todos se nos daría la oportunidad de aprender algo eternamente valioso a través de la larga tensión en nuestros corazones y relaciones. Cuando confiamos todo al Señor, somos bendecidos con paz y todo lo bueno que necesitamos.

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Kathryn Mulderink, MA, is married to Robert, Station Manager for Holy Family Radio. Together they have seven children (including Father Rob), and seven grandchildren. She is President of the local community of Secular Discalced Carmelites and has published five books and many articles. Over the last 30 years, she has worked as a teacher, headmistress, catechist, Pastoral Associate, and DRE, and as a writer and voice talent for Catholic Radio. Currently, she serves the Church by writing and speaking, and by collaborating with various parishes and to lead others to encounter Christ and engage their faith. Her website is www.KathrynTherese.com

Feature Image Credit: Agencia Eremo, cathopic.com/photo/14089-santisima-trinidad

The Holy Spirit Dwells Within / El Espíritu Santo Habita en Nosotros

I love how well Jesus knows us. We believe Jesus was fully human and fully divine, but sometimes we have a tendency to lean into one aspect more than the other. For the times you see Jesus as too far away to relate to, more divine than human, consider the last part of our Gospel today. Jesus promises to send an Advocate, the Holy Spirit, who will “teach you everything and remind you of all that I told you” (John 14:26). I don’t know about you, but I can barely remember what I had for breakfast yesterday. What a relief it must have been for the disciples to hear they would have help recalling 3 solid years of teaching from Jesus! 

Joking aside, what an incredible gift we have received in the Person of the Holy Spirit. For those who have been confirmed, the fullness of the Holy Spirit is dwelling in you right now. The Holy Spirit is with you all the time, gently reminding you of what Jesus has already taught you. 

Many might call the voice of the Holy Spirit their conscience. But the Holy Spirit is so much more than that. Your conscience can definitely be formed and informed by the Holy Spirit, but if you have not disciplined it with Truth and the teachings of the Church, even your conscience can lead you astray. This is why we have to examine our conscience prior to receiving the Sacrament of Reconciliation. We are not examining the Holy Spirit for fault, but our own inclinations, attitudes and choices. The Holy Spirit can help us properly examine our conscience and then, along with the grace received in the sacrament, continue to form it according to God’s Will.

Reflecting on the role of the Holy Spirit reminded me of another passage of Scripture from the Old Testament. In the Book of Deuteronomy, Moses is exhorting the people that the Word of God isn’t too far away, too wondrous to behold, or beyond their grasp. Rather, “it is something very near to you, in your mouth and in your heart, to do it.” (Deut 30:14). In some translations, it says “you have only to carry it out.” 

By the grace of the Holy Spirit, the Word of God is already dwelling within you, waiting for you to have the courage to act upon it. The Holy Spirit is continually speaking to you, pointing you in the direction you ought to go. 

I felt the conviction of these words from Deuteronomy so strongly I now have this Scripture reference permanently on my wrist. They are a daily reminder that I need to pause to listen to the Holy Spirit’s whisperings and then act upon them with boldness and courage.

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Me encanta que Jesús nos conozca tan profundamente. Creemos que Jesús era completamente humano y completamente divino, pero a veces tenemos una tendencia a inclinarnos más hacia un aspecto que hacia el otro. Para los momentos en que vea a Jesús como demasiado lejano para relacionarse con él, más divino que humano, considere la última parte de nuestro Evangelio de hoy. Jesús promete enviar un Abogado, el Espíritu Santo, quien “les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho” (Juan 14:26). No sé si es lo mismo con ustedes, pero yo apenas puedo recordar lo que desayuné ayer. ¡Qué alivio debe haber sido para los discípulos escuchar que tendrían ayuda recordando tres años completos de enseñanza de Jesús!

Pero hablando en serio, qué don tan increíble hemos recibido en la Persona del Espíritu Santo. Para aquellos que han sido confirmados, la plenitud del Espíritu Santo está morando en ustedes ahora mismo. El Espíritu Santo está contigo todo el tiempo, recordándote suavemente lo que Jesús ya te ha enseñado.

Muchos podrían llamar a la voz del Espíritu Santo su conciencia. Pero el Espíritu Santo es mucho más que eso. Tu conciencia definitivamente puede ser formada e informada por el Espíritu Santo, pero si no la has disciplinado con la Verdad y las enseñanzas de la Iglesia, incluso tu conciencia puede desviarte. Por eso tenemos que hacer un examen de conciencia antes de recibir el Sacramento de la Reconciliación. No estamos examinando al Espíritu Santo por culpa, sino nuestras propias inclinaciones, actitudes y elecciones. El Espíritu Santo puede ayudarnos a examinar adecuadamente nuestra conciencia y luego, junto con la gracia recibida en el sacramento, seguimos formándola según la Voluntad de Dios.

Reflexionar sobre el papel del Espíritu Santo me recordó de otro pasaje de las Escrituras del Antiguo Testamento. En el Libro de Deuteronomio, Moisés exhorta al pueblo a que la Palabra de Dios no está demasiado lejos, ni es demasiado maravillosa para contemplarla, ni más allá de su alcance. Más bien, “es algo muy cercano a ti, en tu boca y en tu corazón, hacerlo”. (Dt 30:14). En algunas traducciones dice “solo tienes que llevarlo a cabo”.

Por la gracia del Espíritu Santo, la Palabra de Dios ya está habitando dentro de ti, esperando que tengas el valor de actuar en consecuencia. El Espíritu Santo te está hablando continuamente, indicándote la dirección en la que debes ir.

Sentí la convicción de estas palabras de Deuteronomio con tanta fuerza que ahora tengo esta referencia bíblica permanentemente en mi muñeca. Son un recordatorio diario de que necesito hacer una pausa para escuchar los susurros del Espíritu Santo y luego actuar sobre ellos con audacia y valor.

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Kate Taliaferro is an Air Force wife and mother. She is blessed to be able to homeschool, bake bread and fold endless piles of laundry. When not planning a school day, writing a blog post or cooking pasta, Kate can be found curled up with a book or working with some kind of fiber craft. Kate blogs at DailyGraces.net.

Feature Image Credit: Mo Eid, www.pexels.com/photo/person-in-black-shirt-walking-on-sand-8347501/

Spiritual and Religious / Espiritual y Religioso

The question is often asked why you need religion at all. Can’t you just be a spiritual person and go directly to God? Especially in the wake of scandal, doesn’t it seem like all human institutions have failed in one way or another to transmit the Gospel to all people at all times? 

Years ago a very popular Youtube video showed a man speaking poetry claiming that he loved Jesus but hated religion. This seems to be a modern response to the horrible tragedies that have happened in religious institutions over the course of history, and these tragedies should not ever go unnoticed or the victims of these tragedies be forgotten. 

Though it may be coming from a genuine place of concern for people to say they don’t need religion, it is clear from the very beginning that Jesus founded a religion, a visible Church. He knew better than anyone that people could come directly to him, but he didn’t set it up that way. In today’s First Reading we hear a beautiful story of the early Church organizing and ordaining more priests in order to serve the growing needs of the flock. Right from the very beginning in Acts 6 we see the need for a visible Church that can bring the visible Christ to visible people with tangible needs. 

Of course we can always go directly to God, but as human beings we often get in our own way. I know many Protestant friends who ask God directly for forgiveness and then have to struggle through mental games wondering if they truly are sorry and repentant. One of the benefits to a visible Church and visible sacraments is that we don’t need to guess. Even Catholics can go directly to God and make a perfect act of contrition, but we are required by Canon Law to confess our sins to a priest, not because the Church wants to assure that we feel embarrassed about our sins, but so that we can have the assurance of forgiveness. 

Though the Church is not perfect because it is full of very sinful people, myself included, being spiritual and not religious constantly leaves us wondering or worried about where we stand before God. With the Sacraments we need not worry, we have the assurance of Christ. 

So take hope during this Easter season that God has set up a Church, that it is a visible body with authority, and that by living in this Church we can be assured that God is working for our salvation, despite the things we do or the lies we believe. Why not have the best of both worlds? Let’s make it a point this Easter season to be spiritual and also religious, clinging to the hope that Jesus brings through his death and resurrection. 

From all of us here at Diocesan, God bless!

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A menudo se hace la pregunta de por qué necesitamos la religión. ¿No podemos ser simplemente una persona espiritual y hablar directamente con Dios? Especialmente a raíz del escándalo, ¿no parece que todas las instituciones humanas han fallado de una forma u otra en transmitir el Evangelio a todas las personas en todo momento?

Hace años, un video muy popular de Youtube mostraba a un hombre hablando poesías y afirmando que amaba a Jesús pero odiaba la religión. Esta parece ser una respuesta moderna a las horribles tragedias que han ocurrido en las instituciones religiosas a lo largo de la historia, y estas tragedias nunca deben pasar desapercibidas y las víctimas de estas tragedias nunca deben ser olvidadas.

Aunque puede provenir de una preocupación genuina para las personas decir que no necesitan la religión, está claro desde el principio que Jesús fundó una religión, una Iglesia visible. Sabía mejor que nadie que la gente podía acudir directamente a él, pero no lo configuró de esa manera. En la Primera Lectura de hoy escuchamos una hermosa historia de la Iglesia primitiva organizando y ordenando más sacerdotes para atender las crecientes necesidades del rebaño. Desde el mismo comienzo en Hechos 6 vemos la necesidad de una Iglesia visible que pueda llevar el Cristo visible a personas visibles con necesidades tangibles.

Por supuesto que siempre podemos ir directamente a Dios, pero como seres humanos a menudo nos estorbamos a nosotros mismos. Conozco a muchos amigos protestantes que le piden perdón a Dios directamente y luego tienen que luchar con juegos mentales preguntándose si realmente están arrepentidos. Uno de los beneficios de una Iglesia visible y sacramentos visibles es que no tenemos que adivinar. Incluso los católicos pueden ir directamente a Dios y hacer un acto de contrición perfecto, pero el derecho canónico nos exige que confesemos nuestros pecados a un sacerdote, no porque la Iglesia quiera asegurarse de que nos sintamos avergonzados por nuestros pecados, sino para que podamos tener la seguridad del perdón.

Aunque la Iglesia no es perfecta porque está llena de gente muy pecadora, incluyendo a mí mismo, ser espiritual y no religioso constantemente nos deja preguntándonos o preocupándonos acerca de nuestra posición ante Dios. Con los Sacramentos no debemos preocuparnos, tenemos la seguridad de Cristo.

Así que ten esperanza durante este tiempo pascual de que Dios ha establecido una Iglesia, que es un cuerpo visible con autoridad, y que al vivir en esta Iglesia podemos estar seguros de que Dios está obrando para nuestra salvación, a pesar de las cosas que hacemos o las mentiras que creemos. ¿Por qué no tener lo mejor de ambos mundos? Procuremos en este tiempo de Pascua ser espirituales y también religiosos, aferrándonos a la esperanza que Jesús trae a través de su muerte y resurrección.

De parte de todos nosotros aquí en Diocesan, ¡Dios los bendiga!

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Tommy Shultz is a Business Development Representative for Diocesan. In this role he is committed to bringing the best software to dioceses and parishes while helping them evangelize on the digital continent. Tommy has worked in various diocese and parish roles since his graduation from Franciscan University with a Theology degree. He hopes to use his skills in evangelization, marketing, and communications, to serve the Church and bring the Good News to all. His favorite quote comes from St. John Paul II, who said, “A person is an entity of a sort to which the only proper and adequate way to relate is love.”

Feature Image Credit: Josh Eckstein, unsplash.com/photos/frsN89Tf-1Q