“Let it be Done for You as You Wish” / “Que se Cumpla lo que Deseas”

In today’s Gospel reading, Jesus was not deaf to the pleas of the Canaanite woman, but he did not respond to her right away. When he did respond, he appeared to be insulting her. Why? Theologians have offered various perspectives on this interaction, but Jesus’ response certainly wasn’t due to prejudice! Jesus may have been using this lesson to help his apostles see what was on the horizon. A bridging of the gap between the old attitudes and the new realities; between the Old Covenant understanding that foreigners were excluded from salvation and the fact that Jesus would soon offer the gift of salvation to the whole world. But the one message that comes through loud and clear in today’s Gospel is the faith of the Canaanite woman. Jesus tests her faith, and she comes through with flying colors!

Something I find interesting about this story and others like it, is how our Lord allows others to “persuade” him to act. In a shocking, deeply mysterious cooperation with us, and never outside of His providential will, He gives mere human beings the ability to change outcomes. At the wedding at Cana, He is seemingly reluctant to do his first miracle, but his mother’s intervention prompts him to act. In another scenario, He is walking toward Jairus’ home in the midst of a large crowd and the woman with the hemorrhage covertly touches his garment. Without Jesus’ clear permission, she receives healing. Then there is the woman in today’s Gospel who doesn’t allow Jesus’ comment to crush her but continues to plead her cause and thereby receives the blessing of her daughter’s deliverance.

These faithful women do not perceive themselves as entitled. Quite the opposite! They are extremely humble. This humility, this knowing-who-they-are, helps them to recognize who Jesus is and what he is capable of. These women do not demand what they want, but they have great confidence in Jesus, and they persist. Their faith is astounding. 

Many of us have an inability to perceive how great our need is (I’m okay, you’re okay), and mistakenly think we must solve our problems independently. We don’t like to think of ourselves as helpless, weak, and unable to produce results without someone else’s assistance. “Believe in yourself,” is a much more popular motto than “Believe in Jesus.”

This is all nonsense. I am not okay. You are not okay. We are sinners and we need a savior. We need help every moment of every day to live the life God is calling us to. God provided a remedy for our sin problem, and Jesus alone is the Savior we so desperately need. Mother Mary, the woman with hemorrhage, and the Canaanite woman from today’s Gospel knew that Jesus was the answer to every problem. Jesus’ response to all three of them can be summed up in his response to the Canaanite woman: “O woman, great is your faith! Let it be done for you as you wish.”

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En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús no ignoró las súplicas de la mujer cananea, pero tampoco le respondió de inmediato. Cuando respondió, parecía estar insultándola. ¿Por qué? Los teólogos han ofrecido varias perspectivas sobre esta interacción, ¡pero la respuesta de Jesús ciertamente no se debió a prejuicios! Jesús pudo haber estado usando esta lección para ayudar a sus apóstoles a ver lo que había en el horizonte. Un puente de la brecha entre las viejas actitudes y las nuevas realidades; entre la comprensión de la Antiguo Alianza de que los extranjeros estaban excluidos de la salvación y el hecho de que Jesús pronto ofrecería el regalo de la salvación a todo el mundo. Pero el único mensaje que llega alto y claro en el Evangelio de hoy es la fe de la mujer cananea. ¡Jesús prueba su fe, y ella sale ganando!

Algo que encuentro interesante sobre esta historia y otras semejantes, es cómo nuestro Señor permite que otros lo “persuadan” a actuar. En una cooperación impactante y profundamente misteriosa con nosotros, y nunca fuera de Su voluntad providencial, les da a simples seres humanos la capacidad de cambiar los resultados. En las bodas de Caná, parece dudar de hacer su primer milagro, pero la intervención de su madre lo impulsa a actuar. En otro escenario, camina hacia la casa de Jairo en medio de una gran multitud y la mujer con la hemorragia toca disimuladamente su manto. Sin el claro permiso de Jesús, ella recibe sanidad. Luego está la mujer en el Evangelio de hoy que no permite que el comentario de Jesús la desalienta, sino que sigue abogando por su causa y, por lo tanto, recibe la bendición de la liberación de su hija.

Estas mujeres fieles no se perciben a sí mismas con derecho a nada. ¡Todo lo contrario! Son extremadamente humildes. Esta humildad, este saber-quiénes-son, les ayuda a reconocer quién es Jesús y de qué es capaz. Estas mujeres no exigen lo que quieren, pero tienen una gran confianza en Jesús y persisten. Su fe es asombrosa.

Muchos de nosotros somos incapaces de percibir cuán grande es nuestra necesidad (yo estoy bien, tú estás bien) y pensamos erróneamente que debemos resolver nuestros problemas de manera independiente. No nos gusta pensar en nosotros mismos como indefensos, débiles e incapaces de producir resultados sin la ayuda de otra persona. “Cree en ti mismo” es un lema mucho más popular que “Cree en Jesús”.

Todo esto es una tontería. No estoy bien. No estás bien. Somos pecadores y necesitamos un salvador. Necesitamos ayuda en cada momento de cada día para vivir la vida a la que Dios nos está llamando. Dios proporcionó un remedio para nuestro problema del pecado, y solo Jesús es el Salvador que necesitamos desesperadamente. La Madre María, la mujer con hemorragia y la mujer cananea del Evangelio de hoy sabían que Jesús era la respuesta a todos los problemas. La respuesta de Jesús a los tres se puede resumir en su respuesta a la mujer cananea:”Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que deseas”.

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A lover of Jesus Christ, a wife, and a mother of five, Christine is the author of Everyday Heroism: 28 Daily Reflections on the Little Way of Motherhood. She is a graduate of Franciscan University, an instructor for the Institute for Excellence in Writing, and an experienced catechist. Thrilled to have recently become grandparents, she and her husband currently live in Upstate, NY. Visit her author webpage at christinehanus.com

Feature Image Credit: Luis Ángel Espinosa, LC, cathopic.com/photo/3045-praying-on-my-knees

Childlike vs. Childish / Ser Como Niños o Ser Infantil

Twice in the Gospels, we hear Jesus bless children and present them as a model for his disciples. What does Jesus mean by this? 

Children are naturally open and ready to learn, to have adventures. The world is fresh and full of opportunities to make friends. Jesus has so much to offer and the children are ready to soak it all up. 

This is what Jesus means when he asks us to be childlike. We need to be ready to follow where he leads. We need to see opportunities in new adventures, not just the struggles. 

We adults tend to act a little more childish when we are called to do something different or out of line with our expectations. To be childish is to be immature, to put one’s feelings ahead of one’s calling. A childish person stamps their feet and whines when life doesn’t go their way. They are unable to see that sometimes personal hardship can be an opening for greater gifts. 

Jesus asks us to be child-like. He wants us to allow our minds and hearts to be open to the wonders and miracles all around us. Children have a clean heart. They are sincere and uncomplicated. We are child-like when we put aside pride and pretense and do not allow them to get in the way of our relationship with God. 

In our Christian walk, we become mature precisely at that moment when we realize we are truly the children of a loving and nurturing God, who loves us with the unending love of a Father. When we realize that we are bound to God in a filial relationship, we are able to set aside those things which inhibit our God’s grace from flooding into our lives. We become mature when we are able to set aside our childish ways, to give ourselves over to being the children of God.

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Dos veces en los Evangelios escuchamos a Jesús bendecir a los niños y presentarlos como modelo para sus discípulos. ¿Qué quiere decir Jesús con esto?

Los niños están naturalmente abiertos y listos para aprender, para tener aventuras. El mundo es nuevo y está lleno de oportunidades para hacer amigos. Jesús tiene mucho que ofrecer y los niños están listos para absorberlo todo.

Esto es lo que Jesús quiere decir cuando nos pide que seamos como niños. Tenemos que estar listos para seguir a donde él nos guíe. Tenemos que ver oportunidades en nuevas aventuras, no solo en las luchas.

Los adultos tendemos a actuar un poco más infantiles cuando se nos llama a hacer algo diferente o fuera de línea con nuestras expectativas. Ser infantil es ser inmaduro, anteponer los sentimientos a la vocación. Una persona infantil patalea y se queja cuando la vida no sigue su camino. Son incapaces de ver que, a veces, las dificultades personales pueden ser una oportunidad para mayores dones.

Jesús nos pide que seamos como niños. Quiere que permitamos que nuestras mentes y corazones estén abiertos a las maravillas y milagros que nos rodean. Los niños tienen un corazón limpio. Son sinceros y descomplicados. Somos como niños cuando dejamos de lado el orgullo y la pretensión y no permitimos que se interpongan en el camino de nuestra relación con Dios.

En nuestro caminar cristiano, maduramos precisamente en el momento en que nos damos cuenta de que somos verdaderamente hijos de un Dios amoroso y protector, que nos ama con el amor infinito de un Padre. Cuando nos damos cuenta de que estamos unidos a Dios en una relación filial, podemos dejar de lado aquellas cosas que impiden que la gracia de Dios fluya en nuestras vidas. Llegamos a la madurez cuando somos capaces de dejar a un lado nuestros caminos infantiles, para entregarnos a ser hijos de Dios.

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Sheryl is happy to be the number 1 cheerleader and supporter for her husband, Tom who is a candidate for the Permanent Diaconate in the Diocese of Kalamazoo. They are so grateful for the opportunity to grow together in this process. Sheryl’s day job is serving her community as the principal for St. Therese Catholic School in Wayland, Michigan. Since every time she thinks she gets life all figured out, she realizes just how far she has to go, St. Rita of Cascia is her go-to Saint for intercession and help. Home includes Carlyn, a very, very goofy Golden Retriever and Lucy, our not-so-little rescue puppy. 

Feature Image Credit: Carlos Magno, unsplash.com/photos/DzcULYvMSYY?utm_source=unsplash&utm_medium=referral&utm_content=creditShareLink

Consecrated by God / Consagrados por Dios

The Gospel for today seems to touch on many things pertinent to our day and age: marriage, divorce, single life, rules against divorce, reasons not to marry, you name it. All of it, I think, boils down to just one thing, which I will get to in a bit.

First, though, we need to think about what’s going on in this scene from Matthew’s Gospel. Once again, we see some Pharisees testing Jesus, trying to trip him up. They seem to think they know it all when it comes to God’s law, and they want to see how this Jesus measures up. Is divorce lawful? Jesus does not give them a yes or a no answer, he gives them a lesson. Let’s go back to the very beginning, he basically says. God created a man and a woman. He created them for each other. Adam and Eve are the archetype for the rest of us — how it’s supposed to be: a man and a woman created for each other, so that they basically become inseparable, one flesh, one unit, two parts of a whole. 

Yes, how it’s supposed to be. Then why did Moses allow divorce? They’re seemingly asking, would Moses go against God? How, then, is it “supposed to be” a world without divorce? Jesus sees their ploy, and he tells it like it is. Moses allowed divorce, not because that’s how it was supposed to be, but because the people failed. They could not live up to the ideal set forth by God, so Moses permitted that concession for a broken world full of broken people. But Jesus doesn’t offer that same concession. 

The disciples seem to throw up their hands. That’s hard, they say. People might as well not marry at all. That’s where we get to the one thing it boils down to. Jesus tells them some people can get married, some aren’t capable of doing it correctly, some choose not to do it at all. But whatever path a person takes, you have to realize that it is a path consecrated by God. That is to say, no matter what, you are not supposed to be living for yourself, or even for someone else. A husband, a wife, or a single person, they are all supposed to be living for God.

Joshua lays it out for the Israelites plainly in the first reading. Everything that has happened to you throughout history is God acting for you, on your behalf, out of his love for you. Don’t go thinking you’re a great people, because you’re nothing without God and his infinite love for you. It’s the same with us. Married life or single life, they aren’t for us, they are for God. We must enter into them with God as the focus, and with God as the goal. We are God’s. Jesus is reminding us today that our actions should reflect that truth.

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El Evangelio de hoy parece tocar muchas cosas pertinentes a nuestra época: matrimonio, divorcio, vida de soltero, reglas contra el divorcio, razones para no casarse, lo que sea. Creo que todo se reduce a una sola cosa, pero voy a hablar de eso más tarde. 

Sin embargo, primero debemos pensar en lo que sucede en esta escena del Evangelio de Mateo. Una vez más, vemos a algunos fariseos probando a Jesús, tratando de hacerlo tropezar. Parecen pensar que lo saben todo cuando se trata de la ley de Dios, y quieren ver cómo este Jesús está a la altura. ¿Es legal el divorcio? Jesús no les da un sí ni un no, les da una lección. Volvamos al principio, dice en otras palabras. Dios creó un hombre y una mujer. Los creó el uno para el otro. Adán y Eva son el arquetipo para el resto de nosotros, cómo se supone que debe ser: un hombre y una mujer creados el uno para el otro, de modo que básicamente se vuelven inseparables, una sola carne, una unidad, dos partes de un todo.

Sí, cómo se supone que debe ser. Entonces, ¿por qué Moisés permitió el divorcio? Aparentemente están preguntando, ¿Iría Moisés en contra de Dios? Entonces, ¿cómo se supone que “debe ser” un mundo sin divorcio? Jesús ve su estratagema, y dice las cosas como son. Moisés permitió el divorcio, no porque se suponía que debía ser así, sino porque el pueblo fracasó. No podían vivir de acuerdo con el ideal establecido por Dios, por lo que Moisés permitió esa concesión para un mundo quebrantado lleno de gente quebrantada. Pero Jesús no ofrece esa misma concesión.

Los discípulos parecen darse por vencidos. Eso es difícil, dicen. Mejor sería que la gente no se casara. Ahí es donde llegamos al punto principal. Jesús les dice que algunas personas pueden casarse, algunas no son capaces de hacerlo correctamente, algunas eligen no hacerlo en absoluto. Pero cualquiera que sea el camino que tome una persona, debes darte cuenta de que es un camino consagrado por Dios. Es decir, pase lo que pase, no se supone que vivas para ti mismo, ni siquiera para otra persona. Un esposo, una esposa o una persona soltera, se supone que todos viven para Dios.

Josué se lo explica claramente a los israelitas en la primera lectura. Todo lo que te ha sucedido a lo largo de la historia es Dios actuando por ti, en tu nombre, por su amor por ti. No vayan a pensar que son un gran pueblo, porque no son nada sin Dios y su infinito amor por ustedes. Es lo mismo con nosotros. La vida de casado o la vida de soltero, no son para nosotros, son para Dios. Debemos entrar en ellos con Dios como centro y con Dios como meta. Somos de Dios. Jesús nos está recordando hoy que nuestras acciones deben ser conformes a esta verdad. 

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Mike Karpus is a regular guy. He grew up in Michigan’s Upper Peninsula, graduated from Michigan State University and works as an editor. He is married to a Catholic school principal, raised two daughters who became Catholic school teachers at points in their careers, and now relishes his two grandchildren, including the older one who is fascinated with learning about his faith. He also has served on a Catholic school board, a pastoral council and a parish stewardship committee. He currently is a lector at Mass, a Knight of Columbus, Adult Faith Formation Committee member and a board member of the local Habitat for Humanity organization. But mostly he’s a regular guy.

Feature Image Credit: Hopefootage, cathopic.com/photo/15330-happiest-girl

Thirsting for Forgiveness / Sediento de Perdón

Have you ever been incredibly thirsty? I don’t just mean slightly parched, but being so thirsty you felt like if you don’t get water in a second you will cease to exist. I remember a backpacking trip I took with my cousins where I experienced real thirst. I do not like being out in the sun for too long because I can burn within a couple minutes. During this trip I was on the beach and stayed out too long and had sunburn across my entire body. The only difference between me and a lobster was that I didn’t have claws. I felt like all the moisture from my body had evaporated and I needed a neverending hose of water just to quench my dying thirst. 

Have you ever had a moment in your life where you were truly thirsty? On this earth we seek material things that will help quench the thirst of the body, but we all thirst spiritually as well, and God wants to enter into our thirst and quench it. It is only in allowing God to quench or own thirst, hurt, and misery, that we can see that call to do the same to others. After all, if God can forgive a miserable sinner like me, he certainly can for you as well, and even help you to forgive others who have wronged you. 

Forgiveness is something supernatural. It takes the power of God not only for our personal forgiveness, but when we forgive others we participate in this grace of God and are allowed into the misery of others to help them find peace. I think there is a reason that the first reading from today speaks of the incredible power of God in The Old Testament. He is a God who can cause the very sea to do what he says, so of course he could forgive and allow us to participate in his forgiveness. That is just the sort of thing an all powerful God would do. 

This brings a whole new meaning to the words of Christ on the cross when he cries out, “I thirst”. He is not thirsting so much for material things, but he is thirsting for you and me. It is not an easy thing to forgive or accept forgiveness, but the forgiveness and mercy that Christ gives has no limits. I want to leave you with one of my favorite quotes from St. Claude de la Colombiere:

“I glorify You in making known how good You are towards sinners, and that Your mercy prevails over all malice, that nothing can destroy it, that no matter how many times or how shamefully we fall, or how criminally, a sinner need not be driven to despair of Your pardon…It is in vain that Your enemy and mine sets new traps for me every day. He will make me lose everything else before the hope that I have in Your mercy.”

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¿Alguna vez has tenido una sed increíble? No me refiero a un poco de sed, sino que al tener tanta sed que sentías que si no conseguías agua en un segundo dejarías de existir. Recuerdo un viaje de mochilero que hice con mis primos cuando experimenté mucha sed. No me gusta estar al sol por mucho tiempo porque puedo quemarme en un par de minutos. Durante este viaje estuve en la playa demasiado tiempo y tuve quemaduras solares por todo el cuerpo. La única diferencia entre una langosta y yo era que yo no tenía garras. Sentí que toda la humedad de mi cuerpo se había evaporado y necesitaba una manguera interminable de agua para saciar mi sed inaguantable.

¿Alguna vez has tenido un momento en tu vida en el que realmente tenías sed? En esta tierra buscamos cosas materiales que ayuden a saciar la sed del cuerpo, pero todos tenemos sed espiritual también, y Dios quiere entrar en nuestra sed y saciarla. Es sólo cuando permitimos que Dios sacie o se haga cargo de la sed, el dolor y la miseria, que podemos ver ese llamado a hacer lo mismo con los demás. Después de todo, si Dios puede perdonar a un miserable pecador como yo, ciertamente también puede hacerlo contigo, e incluso ayudarte a perdonar a otros que te han hecho daño.

El perdón es algo sobrenatural. Se necesita el poder de Dios no solo para nuestro perdón personal, sino que cuando perdonamos a otros participamos de esta gracia de Dios y se nos permite entrar en la miseria de otros para ayudarlos a encontrar la paz. Creo que hay una razón por la que la primera lectura de hoy habla del increíble poder de Dios en el Antiguo Testamento. Es un Dios que puede hacer que el mismo mar haga lo que dice, por lo que, por supuesto, podría perdonar y permitirnos participar de su perdón. Ese es exactamente el tipo de cosas que haría un Dios todopoderoso.

Esto trae un significado completamente nuevo a las palabras de Cristo en la cruz cuando grita: “Tengo sed”. No tiene tanta sed de cosas materiales, sino tiene sed de ti y de mí. No es cosa fácil perdonar o aceptar el perdón, pero el perdón y la misericordia que da Cristo no tiene límites. Quiero dejarlos con una de mis citas favoritas de St. Claude de la Colombiere:

“Te glorifico en dar a conocer cuán bueno eres con los pecadores, y que tu misericordia prevalece sobre toda malicia, que nada la puede destruir, que no importa cuántas veces o cuán vergonzosamente caigamos, o cuán criminalmente, un pecador no necesita ser desesperado de tu perdón… En vano tu enemigo y el mío me tiende cada día nuevas trampas. Me hará perder todo lo demás ante la esperanza que tengo en Tu misericordia.”

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Tommy Shultz is a Business Development Representative for Diocesan. In this role he is committed to bringing the best software to dioceses and parishes while helping them evangelize on the digital continent. Tommy has worked in various diocese and parish roles since his graduation from Franciscan University with a Theology degree. He hopes to use his skills in evangelization, marketing, and communications, to serve the Church and bring the Good News to all. His favorite quote comes from St. John Paul II, who said, “A person is an entity of a sort to which the only proper and adequate way to relate is love.”

Feature Image Credit: Jonathan Greenaway, unsplash.com/photos/EY-IAQ9VrBI

Set My Soul on Fire! / ¡Señor, Enciende Mi Alma!

In today’s Responsorial Psalm, we hear, “Blessed be God who filled my soul with fire! Come and see the works of God, his tremendous deeds among the children of Adam.”

God does so much for us! We cannot even begin to count the wondrous deeds He has done for us throughout our lives. Yet sometimes we tend to focus on the things we want instead of the things we have.

It’s so difficult to pray for something we want, to desire something so intensely, to even believe that this thing is what’s best for us, and then to not receive it. We often wonder why God isn’t answering our prayers.

But if we think about it, we know that God doesn’t forget about us. He doesn’t ignore us or just not respond. He gives one of three answers: “yes”, “no”, or “not yet”.

The “no” and “not yet” answers are the ones that are hard to accept. But if we truly want our soul to be on fire, we must focus on the “yes” and trust that the “no” and “not yet” answers are because God knows what is best for us.

When we focus on the gifts that we have, we start to see the world in a different way. We become more thankful and more appreciative, and then the yeses we receive—even the small ones—begin to mean so much more.

So let us resolve to focus on the blessings in our lives. Let us start every day with a prayer of thanks and then end every day with a few minutes of reflection on all of the blessings—big and small—that God gifted us throughout the day. 

The easiest way to allow God to set our hearts on fire is to be thankful for His gifts, to acknowledge that thankfulness, and to surrender our will to His, knowing that He loves us so much more than we could ever imagine.

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En el Salmo Responsorial de hoy, escuchamos: “Bendito sea el Señor. Admiremos las obras del Señor, los prodigios que ha hecho por los hombres.” 

¡Dios hace tanto por nosotros! Ni siquiera podemos comenzar a contar las obras maravillosas que ha hecho por nosotros a lo largo de nuestras vidas. Sin embargo, a veces tendemos a centrarnos en las cosas que queremos en lugar de las cosas que tenemos.

Es tan difícil orar por algo que queremos, desear algo tan intensamente, incluso creer que eso es lo mejor para nosotros, y luego no recibirlo. A menudo nos preguntamos por qué Dios no responde nuestras oraciones.

Pero si lo pensamos bien, sabemos que Dios no se olvida de nosotros. No nos ignora o simplemente no responde. Da una de tres respuestas: “sí”, “no”, o “todavía no”.

Las respuestas “no” y “todavía no” son las que son difíciles de aceptar. Pero si realmente queremos que nuestra alma arda, debemos enfocarnos en el “sí” y confiar en que el “no” y el “todavía no” son respuestas porque Dios sabe lo que es mejor para nosotros.

Cuando nos enfocamos en los dones que tenemos, comenzamos a ver el mundo de una manera diferente. Nos volvemos más agradecidos y luego los “sí” que recibimos, incluso los pequeños, comienzan a significar mucho más.

Así que tomemos la decisión de concentrarnos en las bendiciones de nuestra vida. Comencemos cada día con una oración de agradecimiento y luego terminemos cada día con unos minutos de reflexión sobre todas las bendiciones, grandes y pequeñas, que Dios nos ha regalado a lo largo del día.

La forma más fácil de permitir que Dios encienda nuestros corazones es estar agradecido por sus dones, reconocer ese agradecimiento y rendir nuestra voluntad a la suya, sabiendo que nos ama mucho más de lo que podríamos imaginar.

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Susan Ciancio has a BA in psychology and a BA in sociology from the University of Notre Dame, with an MA in liberal studies from Indiana University. For the past 19 years, she has worked as a professional editor and writer, editing both fiction and nonfiction books, magazine articles, blogs, educational lessons, professional materials and website content. Thirteen of those years have been in the pro-life sector. Currently Susan freelances and writes weekly for HLI, edits for American Life League, and is the executive editor of Celebrate Life Magazine. She also serves as executive editor for the Culture of Life Studies Program—an educational nonprofit program for K-12 students. You can reach her at slochner0.wixsite.com/website.

Feature Image Credit: Vytautas Markūnas SDB, cathopic.com/photo/27177-dance

Hearing And Observing / Escuchar y Observar

In today’s Gospel, a woman from the crowd gives a shout out to Jesus’ mother; because mothers surely deserve some acknowledgment for the virtue of their children! And Jesus says that actually, those who hear and observe the word of God should be praised. At first, Jesus’ words may seem dismissive of his mother, as if he is saying that she is not blessed. But we can hear his words as, “Yes, because she heard the word of God and observed it perfectly. And so, blessed are all those who do the same!”

Mary is certainly privileged in many ways, but her true beauty and virtue is that she received all that came from God and every thought, word, action, and desire of hers was in alignment with His will. Today, as we celebrate one of the Marian dogmas of the Church, her Assumption into Heaven, we praise the true blessedness of the Mother of God. Blessed is she who heard the word of God, received it, assented to it, observed it, and never drew back, through all the vicissitudes and confusions and heartache and uncertainty and sorrow that she faced in this life! She remained faithful to her fiat at the Annunciation through the misunderstandings of Joseph and her neighbors, through the threats of the Pharisees against her son, through the lack of understanding of the disciples and the crowds who followed Jesus, all the way to the Cross and beyond. She never wavered.

Throughout her life, we see the strength that she draws from her deep faith and unwavering hope. Even at the Cross, she stood. She did not look away from the worst cruelty and the deepest heartache of a mother we can imagine. She stood, suffering FOR her son, and WITH her son, offering him and herself to the Father. Co-suffering. Co-redeeming.

“She conceived, brought forth and nourished Christ. She presented Him to the Father in the temple, and was united with Him by compassion as He died on the Cross. In this singular way she cooperated by her obedience, faith, hope and burning charity in the work of the Saviour in giving back supernatural life to souls. Wherefore she is our mother in the order of grace.

This maternity of Mary in the order of grace began with the consent which she gave in faith at the Annunciation and which she sustained without wavering beneath the cross, and lasts until the eternal fulfillment of all the elect. Taken up to heaven she did not lay aside this salvific duty, but by her constant intercession continued to bring us the gifts of eternal salvation.” (Lumen Gentium, # 61, 62)

Let’s ponder these words from Vatican II today and remember that when her life on earth was finished, her body was not left in a tomb to decay. Rather, she was lifted body and soul into Heavenly glory, to continue her motherhood of the whole Body of Christ! Mary, our Mother, pray for us.

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En el Evangelio de hoy, una mujer de la multitud da un grito a la madre de Jesús; porque las madres seguramente merecen algún reconocimiento por la virtud de sus hijos. Y Jesús dice que en realidad, los que escuchan y observan la palabra de Dios deben ser alabados. Al principio, las palabras de Jesús pueden parecer desdeñosas hacia su madre, como si estuviera diciendo que ella no es bendecida. Pero podemos escuchar sus palabras como, “Sí, porque ella escuchó la palabra de Dios y la observó perfectamente. Y así, ¡benditos sean todos aquellos que hacen lo mismo!”

María ciertamente es privilegiada en muchos sentidos, pero su verdadera belleza y virtud es que ella recibió todo lo que vino de Dios y cada pensamiento, palabra, acción y deseo de ella estuvo alineado con Su voluntad. Hoy, al celebrar uno de los dogmas marianos de la Iglesia, su Asunción al Cielo, alabamos la verdadera bienaventuranza de la Madre de Dios. ¡Bendita la que escuchó la palabra de Dios, la recibió, la asintió, la observó y nunca miró para atrás, a pesar de todas las vicisitudes y confusiones y angustias e incertidumbres y dolores que enfrentó en esta vida! Permaneció fiel a su fiat en la Anunciación a través de las incomprensiones de José y sus vecinos, a través de las amenazas de los fariseos contra su hijo, a través de la incomprensión de los discípulos y de la multitud que seguía a Jesús, hasta la Cruz y más allá. Ella nunca vaciló.

A lo largo de su vida, vemos la fuerza que saca de su fe profunda y su esperanza inquebrantable. Incluso en la Cruz, ella se puso de pie. No apartó la mirada de la peor crueldad y el más profundo dolor de madre que podamos imaginar. Ella se paró, sufriendo POR su hijo, y CON su hijo, ofreciéndo él y ella misma al Padre. Co-sufrimiento. Co-redimir.

“Concibiendo a Cristo, engendrándolo, alimentándolo, presentándolo al Padre en el templo, padeciendo con su Hijo cuando moría en la cruz, cooperó en forma enteramente impar a la obra del Salvador con la obediencia, la fe, la esperanza y la ardiente caridad con el fin de restaurar la vida sobrenatural de las almas. Por eso es nuestra madre en el orden de la gracia.

Esta maternidad de María en la economía de gracia perdura sin cesar desde el momento del asentimiento que prestó fielmente en la Anunciación, y que mantuvo sin vacilar al pie de la cruz hasta la consumación perpetua de todos los elegidos. Pues, asunta a los cielos, no ha dejado esta misión salvadora, sino que con su múltiple intercesión continúa obteniéndonos los dones de la salvación eterna.” (Lumen Gentium, # 61, 62)

Meditemos hoy en estas palabras del Concilio Vaticano II y recordemos que cuando terminó su vida en la tierra, su cuerpo no fue dejado en una tumba para que se descompusiera. ¡Más bien, ella fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial, para continuar su maternidad de todo el Cuerpo de Cristo! María, Madre nuestra, ruega por nosotros.

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Kathryn Mulderink, MA, is married to Robert, Station Manager for Holy Family Radio. Together they have seven children (including Father Rob), and seven grandchildren. She is President of the local community of Secular Discalced Carmelites and has published five books and many articles. Over the last 30 years, she has worked as a teacher, headmistress, catechist, Pastoral Associate, and DRE, and as a writer and voice talent for Catholic Radio. Currently, she serves the Church by writing and speaking, and by collaborating with various parishes and to lead others to encounter Christ and engage their faith. Her website is www.KathrynTherese.com

Feature Image Credit: Willroom, cathopic.com/photo/8706-la-asuncion-de-maria

Grief and Joy / Pena y Alegría

Today is the Feast of one of my favorite saints, Maximilian Kolbe. I am always so inspired by the ultimate sacrifice he made for a fellow prison, one that he probably didn’t even know. As a father was about to be executed, leaving his children without a dad and his wife without a husband, Maximilian stepped forward and said, “I am a Catholic priest, take me instead.” He always strikes me as the epitome of Christlike-ness. He gave his life for another, just as Christ did on the cross. 

My children were given a children’s book of modern saints and Maximilian is among them. Half of his body is depicted as clothed in brown religious garb and the other half in the black and white stripes of a prisoner’s jumpsuit. He was both at the same time. He lived his vocation, his prayerfulness, and his generosity even while imprisoned, perhaps even more fully while imprisoned. I can just imagine him granting hope and encouragement to those who were disheartened by their impending fate. I can imagine him huddling with a tearful family to pray with them. 

This day always brings me a tinge of sadness thinking about the reality of those people in the concentration camp, but for another reason also. It is my youngest brother’s birthday. He is homeless and no one has heard from him in months. He had a phone for a few days and lost it. He was in rehab for a few months and left. He used to call us sometimes and then stopped. No one knows where he is and whether he is alive or dead.  

Today’s Gospel states: “’The Son of Man is to be handed over to men, and they will kill him, and he will be raised on the third day.’ And they were overwhelmed with grief.” (Matt 17:23-24) Jesus’ disciples were overcome with grief at his impending fate, just as the prisoners were, just as sometimes I feel like I am. 

But we must not overlook that last part of Jesus’ comment. “He will be raised on the third day.” And that is the reason we cannot remain in our grief for long. Because of Jesus’ resurrection, Maximilian knew where he was going. If my brother has remained steadfast in his faith, I know where he is going too. It is ok to grieve. It is human, compassionate and normal. Yet, the hope that the resurrection grants us moves us beyond sadness into rejoicing. 

So whatever saddens you today, may the Holy Spirit breathe into you a sense of hope that turns to joy. For we know that one day we will be right there alongside Maximilian, alongside our loved ones and most importantly, alongside Jesus in heaven. 

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Hoy es la fiesta de uno de mis santos favoritos, Maximiliano Kolbe. Siempre estoy tan inspirado por el sacrificio enorme que hizo por un compañero de prisión, uno que seguramente ni conocía. Cuando un padre de familia estaba a punto de ser ejecutado, dejando a sus hijos sin papá y a su esposa sin esposo, Maximiliano se acercó y dijo: “Soy un sacerdote católico, llévame a mí en su lugar”. Siempre me parece el epítome de la semejanza a Cristo. Dio su vida por otro, tal como lo hizo Cristo en la cruz.

A mis hijos les regalaron un libro infantil de santos modernos y Maximiliano está entre ellos. La mitad de su cuerpo está vestido con un atuendo religioso marrón y la otra mitad con las rayas blancas y negras del mono de un prisionero. Era ambos al mismo tiempo. Vivió su vocación, su oración y su generosidad incluso mientras estaba encarcelado, quizás aún más plenamente allí. Puedo imaginarlo dando esperanza y aliento a aquellos que estaban desanimados por su destino inminente. Lo puedo imaginar abrazando a una familia llorosa para orar con ellos.

Este día siempre me trae un poco de tristeza pensando en la realidad de aquellas personas en el campo de concentración, pero por otra razón también. Es el cumpleaños de mi hermano menor. Viven en la calle y nadie ha sabido nada de él por varios meses. Tuvo un teléfono durante unos días y lo perdió. Estuvo en rehabilitación durante unos meses y se fue. Solía llamarnos de vez en cuando y dejó de hacerlo. Nadie sabe dónde está y si está vivo o muerto.

El Evangelio de hoy dice: “‘El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo van a matar, pero al tercer día va a resucitar’. Al oír esto, los discípulos se llenaron de tristeza.” (Mateo 17,23-24) Los discípulos de Jesús estaban abrumados por el dolor por su destino inminente, al igual que los prisioneros, al igual que a veces siento que lo estoy yo.

Pero no debemos pasar por alto esa última parte del comentario de Jesús. “Al tercer día va a resucitar.” Y por eso no podemos permanecer en nuestro dolor por mucho tiempo. Debido a la resurrección de Jesús, Maximiliano sabía adónde iba. Si mi hermano se ha mantenido firme en su fe, yo también sé adónde va. Está bien llorar. Es humano, compasivo y normal. Sin embargo, la esperanza que nos da la resurrección nos mueve más allá de la tristeza hacia el regocijo.

Entonces, sea lo que sea que te entristezca hoy, que el Espíritu Santo sople en ti un sentido de esperanza que se convierta en alegría. Porque sabemos que un día estaremos allí junto a Maximiliano, junto a nuestros seres queridos y, lo más importante, junto a Jesús en el cielo.

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Feature Image Credit: Alex OToole, unsplash.com/photos/o-WfvfNraxQ


Tami Urcia grew up in Western Michigan, a middle child in a large Catholic family. She spent early young adulthood as a missionary in Mexico, studying theology and philosophy, then worked and traveled extensively before finishing her Bachelor’s Degree in Western Kentucky. She loves tackling projects, finding fun ways to keep her little ones occupied, quiet conversation with the hubby and finding unique ways to love. She works full time, is a guest blogger on CatholicMom.com and BlessedIsShe.net, and has been doing Spanish translations on the side for over 20 years.

What Does it Mean That Jesus Walked on Water? / ¿Qué significa que Jesús caminó sobre el agua?

I know God is in control. He surpasses the laws of science. We must place our hope in Him, and not in this world. We can display our trust by having a relationship with Him, whether through studying His word or uniting ourselves with him at Mass. 

Knowledge of Him should be our number one priority. With such, we can live out the kingdom of God and put His words into action.Then, we can rise out of the boat, doing what we once didn’t think we could do. 

This is the nature of the Kingdom – little things become great if we believe in Him with all our heart, soul and mind. With Him we can be extraordinary. Without Him, there is nothing, but with Jesus we have everything.

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Sé que Dios tiene el control. Supera las leyes de la ciencia. Debemos poner nuestra esperanza en Él, y no en este mundo. Podemos mostrar nuestra confianza al tener una relación con Él, ya sea estudiando Su palabra o uniéndonos a Él en la Misa.

El conocimiento de Él debe ser nuestra prioridad número uno. Con eso, podemos vivir el reino de Dios y poner Sus palabras en acción. Luego, podemos levantarnos del bote, haciendo lo que antes no creíamos que pudiéramos hacer.

Esta es la naturaleza del Reino: las cosas pequeñas se vuelven grandes si creemos en Él con todo nuestro corazón, alma y mente. Con Él podemos ser extraordinarios. Sin Él no hay nada, pero con Jesús lo tenemos todo.

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Dr. Alexis Dallara-Marsh is a board-certified neurologist who practices in Bergen County, NJ. She is a wife to her best friend, Akeem, and a mother of two little ones on Earth and two others in heaven above.

Feature Image Credit: Tory Hallenburg, unsplash.com/photos/SYFWjsvZDuw

A Good Mentor / Un Buen Mentor

It’s hard to hear when we are wrong. It’s especially difficult to discover what we hoped to achieve was within our grasp, but we failed at some small detail, which led to a much larger failure. Everyone likes the wording of Einstein’s quote about finding 1,000 ways not to make a lightbulb, instead of 1,000 failures before achieving what he sought to create. And while yes, this highlights the positive side of the coin, you can also see it as 1,000 failures. He persevered through them and learned from them to make his discovery. Two sides of the same coin. Sometimes, highlighting one side over the other is more effective for learning and growth. A good mentor knows which side to use and when.

In today’s Gospel, Jesus highlights a shortcoming of the disciples. He tells them that, due to their little faith, they were unable to cure the man’s son. Jesus is nothing if not frank with His disciples, there is no sugar-coating this teaching. They had to step up and step into the faith He was giving to them. They had failed. 

It’s not so easy to hear this kind of tough love moment from Jesus. One of the beautiful things about the Bible is that we are able to see Jesus from many angles. Jesus, God and man, is someone we will never fully understand. Yet, through the eyes of the four Gospel writers as well as St. Paul and the other letter writers, we are offered images, faces, or facets of Jesus. All are Jesus. But just as a precious gemstone has many facets which offer unique glimpses of the stone’s beauty, so too we are able to perceive different facets of Jesus in these stories.

Jesus is the gentle Good Shepherd, and He is also the King of Kings. Jesus is the sacrificial Lamb, and He is also the Lord of Hosts. Jesus is the humble Rabbi, and He is the Just Judge. In today’s Gospel, we see Jesus the mentor, the one who lovingly but without hesitation points out the places where we are falling short. He calls us, as He called the disciples, to greatness, not a mediocre effort. Jesus also reminds us that even when we do fall short, He never stops reaching out to us in love and compassion. His gift of faith is continually extended, the same faith He offered to His apostles.

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Es difícil escuchar cuando estamos equivocados. Es especialmente difícil descubrir que lo que esperábamos lograr estaba a nuestro alcance, pero fallamos en algún pequeño detalle, lo que condujo a un fracaso mucho mayor. A todos les gusta la redacción de las palabras de Einstein sobre encontrar 1000 formas de no hacer una bombilla, en lugar de 1000 fallas antes de lograr lo que buscaba crear. Y aunque sí, esto resalta el lado positivo de la moneda, también podemos verlo como 1000 fallas. Perseveró a través de ellos y aprendió de ellos para hacer su descubrimiento. Son dos lados de la misma moneda. A veces, resaltar un lado sobre el otro es más efectivo para el aprendizaje y el crecimiento. Un buen mentor sabe cuál lado utilizar y cuándo.

En el Evangelio de hoy, Jesús destaca un defecto de los discípulos. Les dice que, debido a su poca fe, no pudieron curar al hijo del hombre. Jesús es muy directo con sus discípulos, no hay forma de endulzar esta enseñanza. Tenían que dar un paso al frente y entrar en la fe que les estaba dando. Habían fallado.

No es tan fácil escuchar este tipo de momento de amor duro de parte de Jesús. Una de las cosas hermosas de la Biblia es que podemos ver a Jesús desde muchos ángulos. Jesús, Dios y hombre, es alguien a quien nunca entenderemos completamente. Sin embargo, a través de los ojos de los cuatro escritores de los Evangelios, así como de San Pablo y los otros escritores de cartas, se nos ofrecen imágenes, rostros o facetas de Jesús. Todos son Jesús. Pero así como una piedra preciosa tiene muchas facetas que ofrecen vislumbres únicos de la belleza de la piedra, también podemos percibir diferentes facetas de Jesús en estas historias.

Jesús es el gentil Buen Pastor, y también es el Rey de Reyes. Jesús es el Cordero del sacrificio, y también es el Señor de los Ejércitos. Jesús es el Rabino humilde, y es el Juez Justo. En el Evangelio de hoy, vemos a Jesús el Mentor, el que con amor pero sin dudarlo señala los lugares en los que nos estamos quedando cortos. Nos llama, como llamó a sus discípulos, a la grandeza, no a un esfuerzo mediocre. Jesús también nos recuerda que incluso cuando nos quedamos cortos, nunca deja de tendernos la mano con amor y compasión. Su don de fe se extiende continuamente, la misma fe que ofreció a sus apóstoles.

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Kate Taliaferro is an Air Force wife and mother. She is blessed to be able to homeschool, bake bread and fold endless piles of laundry. When not planning a school day, writing a blog post or cooking pasta, Kate can be found curled up with a book or working with some kind of fiber craft. Kate blogs at DailyGraces.net.

Feature Image Credit: Bessi, pixabay.com/photos/mountains-alps-meadow-736886/

Memorial of Saint Clare / La Fiesta de Santa Clara

The first line from today’s Gospel, “Whoever wishes to come after me must deny himself, take up his cross, and follow me” certainly summarizes St. Clare of Assisi’s life as we celebrate her Memorial today.

St. Clare was born the eldest daughter of a well-established family in Assisi. She was expected to marry yet refused all suitors having decided at a young age to be a bride of Christ. She left her home in the middle of the night on Palm Sunday at the age of eighteen to begin following the teachings of Francis of Assisi. Her long hair was cut off by Francis which symbolized her rejection of and removal from the noble society of her time. She was given a coarse brown robe to wear in exchange for her fine garments.

Clare wrote a way of life for women who wished to serve the Lord in simplicity, humility and poverty and waited over twenty years for its papal approval. The Rule for the Order of Poor Clares, the first Rule written by a woman, was approved by Pope Innocent IV just two days before Clare’s death on August 11, 1253.

The following quotes come from the writings of St. Clare. “Love that does not know of suffering is not worthy of the name.” And, “Because the way and path is difficult and the gate through which one passes and enters to life is narrow, there are both few who walk it and enter through it.” She keenly understood what Jesus was telling the disciples.

St. Clare, I pray for the courage to follow your example of dedication and surrender to our Lord Jesus Christ. Please intercede for me as I continue my journey in this earthly life, that I have the courage to follow the will of the Father. Amen.

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La primera línea del Evangelio de hoy, “El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga”, sin duda resume la vida de Santa Clara de Asís mientras celebramos su Memorial hoy.

Santa Clare nació como la hija mayor de una familia bien establecida en Asís. Se esperaba que se casara, pero rechazó a todos los pretendientes, ya que decidió a una edad temprana ser la novia de Cristo. Dejó su casa en medio de la noche del Domingo de Ramos a la edad de dieciocho años para comenzar a seguir las enseñanzas de Francisco de Asís. Francisco le cortó el pelo, lo que simbolizaba su rechazo y alejamiento de la sociedad noble de su tiempo. Se le dio una tosca túnica marrón para que la usara a cambio de sus ropas finas.

Clara escribió un estilo de vida para las mujeres que deseaban servir al Señor con sencillez, humildad y pobreza y esperó más de veinte años la aprobación papal. La Regla para la Orden de las Clarisas, la primera Regla escrita por una mujer, fue aprobada por el Papa Inocencio IV solo dos días antes de la muerte de Clara el 11 de agosto del 1253.

Las siguientes citas provienen de los escritos de Santa Clara. “El amor que no conoce el sufrimiento no es digno de ese nombre”. Y, “Porque el camino y la senda son difíciles y la puerta por la que se pasa y se entra a la vida es estrecha, son pocos los que la recorren y entran por ella”. Ella entendió profundamente lo que Jesús les estaba diciendo a los discípulos.

Santa Clara, le pido a Dios el valor de seguir tu ejemplo de dedicación y entrega a nuestro Señor Jesucristo. Por favor, intercede por mí mientras sigo mi camino en esta vida terrenal, para que tenga el valor de seguir la voluntad del Padre. Amén.

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Beth Price is part of the customer care team at Diocesan. She is a Secular Franciscan (OFS) and a practicing spiritual director. Beth shares smiles, prayers, laughter, a listening ear and her heart with all of creation. Reach her here bprice@diocesan.com.

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