St. John Chrysostom / San Juan Crisóstomo

Today we celebrate the feast day of St. John Chrysostom, a Doctor of the Church from the late 300’s. He was known for his incredibly powerful preaching. The title, “Chrysostom,” actually means “golden-mouthed” in Greek. We have over 800 of his sermons which is an incredible treasure trove of wisdom and insight into the Christian faith. I would like to share a piece of one of his sermons here. 

“If Christ is with me, whom shall I fear? Though the waves and the sea and the anger of princes are roused against me, they are less to me than a spider’s web. Indeed, unless you, my brothers, had detained me, I would have left this very day. For I always say ‘Lord, your will be done’; not what this fellow or that would have me do, but what you want me to do. That is my strong tower, my immovable rock, my staff that never gives way. If God wants something, let it be done! If he wants me to stay here, I am grateful. But wherever he wants me to be, I am no less grateful. Yet where I am, there you are too, and where you are, I am. For we are a single body, and the body cannot be separated from the head nor the head from the body. Distance separates us, but love unites us, and death itself cannot divide us. For though my body die, my soul will live and be mindful of my people” (Ante exsilium, nn. 1-3, PG 52, 427-430).

In today’s Gospel reading, Jesus talks about how foolish humans can be. Can the blind lead the blind? Why are we so quick to identify the faults of others before first attending to our own large wounds and failings? We ought to take Jesus’ admonishment seriously when He says “Remove the wooden beam from your own eye first; then you will see clearly to remove the splinter in your brother’s eye.” 

One of the ways we can follow Jesus’ command is to turn to the saints, especially the Doctors of the Church. This is one of the reasons why throughout the year we celebrate their feast days. The Church draws these holy men and women to our attention so that we can more clearly see how to live a life close to Jesus. We are especially grateful to saints like St. John Chrysostom who left such a large collection of written work for us to draw inspiration from. 

St. John Chrysostom, pray for us!

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Hoy celebramos la fiesta de San Juan Crisóstomo, un Doctor de la Iglesia de finales del siglo XX. Era conocido por su predicación increíblemente poderosa. El título “Crisóstomo” significa “boca de oro” en griego. Tenemos más de 800 sermones suyos, lo cual es un increíble tesoro de sabiduría y conocimiento de la fe cristiana. Me gustaría compartir aquí una parte de uno de sus sermones.

“Si Cristo está conmigo, ¿a quién temeré? Aunque las olas, el mar y la ira de los príncipes se alcen contra mí, son para mí menos que una telaraña. De hecho, si ustedes, hermanos míos, no me hubieran detenido, habría salido hoy mismo. Porque siempre digo ‘Señor, hágase tu voluntad’; no lo que este o aquel tipo quiere que haga, sino lo que tú quieres que haga. Ésta es mi torre fuerte, mi roca inmovible, mi bastón que nunca dobla. Si Dios quiere algo, ¡que se haga! Si quiere que me quede aquí, se lo agradezco. Pero dondequiera que él quiera que esté, no le estoy menos agradecido. Sin embargo, donde estoy yo, allí estás tú también, y dónde estás tú, estoy yo. Porque somos un solo cuerpo, y el cuerpo no puede separarse de la cabeza, ni la cabeza del cuerpo. La distancia nos separa, pero el amor nos une y la muerte misma no puede dividirnos. Porque aunque mi cuerpo muera, mi alma vivirá y se acordará de mi pueblo” (Ante exsilium, nn. 1-3, PG 52, 427-430).

En el Evangelio de hoy, Jesús habla de lo ridículo que pueden ser los seres humanos. ¿Pueden los ciegos guiar a los ciegos? ¿Por qué somos tan rápidos en identificar las fallas de los demás antes de atender primero nuestras grandes heridas y fallas? Debemos tomar en serio la amonestación de Jesús cuando dice: “Saca primero la viga que llevas en tu ojo y entonces podrás ver, para sacar la paja del ojo de tu hermano.”

Una de las formas en que podemos seguir el mandato de Jesús es acudir a los santos, especialmente a los Doctores de la Iglesia. Ésta es una de las razones por las que durante todo el año celebramos sus fiestas. La Iglesia llama nuestra atención sobre estos santos hombres y mujeres para que podamos ver más claramente cómo vivir una vida cerca de Jesús. Estamos especialmente agradecidos a santos como San Juan Crisóstomo, que nos dejó una colección tan grande de obras escritas para que podamos inspirarnos.

San Juan Crisóstomo, ¡ruega por nosotros!

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Kate Taliaferro is an Air Force wife and mother. She is blessed to be able to homeschool, bake bread and fold endless piles of laundry. When not planning a school day, writing a blog post or cooking pasta, Kate can be found curled up with a book or working with some kind of fiber craft. Kate blogs at DailyGraces.net.

Feature Image Credit: Milada Vigerova, www.pexels.com/photo/stack-of-logs-in-rural-area-5984761/

Forgive and Give / Perdonar y Dar

We are created in the image and likeness of God, and the goal of life is to realize this image and likeness and act according to the truth of it. The first step is coming to some understanding of God Himself.

So, who and what is God? God is love. Not a sappy, superficial, social media kind of love, but a true, self-giving, self-sacrificing love that pours out everything for the good of the other. The more we open ourselves to this kind of love and the more we pour ourselves out for others, the more fulfilling our life will be. We must grow gradually into this true self that God created us to be.

How can we know we are growing in this love and living up to our high calling? It isn’t the size of our paycheck or calculated by the number of friends we have or the praises we receive from others; it isn’t gauged by the warmth of our sentiments or the intensity of our sacrifices or even the depth of our prayer. Jesus tells us that the way to identify the state of our hearts is by the way we treat others, especially those we consider enemies! We must be quick to give of our time, our talent, and our treasure even to those who are against us. We must be quick to act, to forgive, to excuse others and to speak well of them, and we must be slow to judge and condemn.

Why? Because that is the way to act as “children of the Most High, for he himself is kind to the ungrateful and the wicked.”

We cannot possibly do this on our own – our fallen nature has curled us in on ourselves and made us almost hopelessly selfward. But we are not on our own! God’s help is available to us for the asking, and empowers us to “be merciful, just as also your Father is merciful.” True mercy is love in the face of need, and does not consider whether the one to whom we give is “deserving,” because we cannot judge this! “Stop judging and you will not be judged. Stop condemning and you will not be condemned.” Instead, forgive and give.

From whom do we withhold our love and forgiveness? Which places in our hearts do we feel the deepest need to guard and defend? How can we surrender those places to the light and fire of the Holy Spirit so that we are free at last to love others without holding back, even those who have hurt us in some way?

Today, on the Memorial of the Most Holy Name of Mary, let us ask her to intercede for us, so that our hearts might become more aligned with the merciful Heart of Jesus.

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Somos creados a imagen y semejanza de Dios, y el objetivo de la vida es realizar esta imagen y semejanza y actuar de acuerdo con su verdad. El primer paso es llegar a cierta comprensión de Dios mismo.

Entonces, ¿quién y qué es Dios? Dios es amor. No un amor cursi, superficial y de las redes sociales, sino un amor verdadero, abnegado y sacrificado que lo da todo por el bien del otro. Cuanto más nos abrimos a este tipo de amor y cuanto más nos entregamos a los demás, más plena será nuestra vida. Debemos crecer gradualmente hacia este verdadero yo para el cual Dios nos creó.

¿Cómo podemos saber que estamos creciendo en este amor y cumpliendo con nuestro elevado llamamiento? No es el tamaño de nuestro sueldo ni se calcula por la cantidad de amigos que tenemos o los elogios que recibimos de los demás; no se mide por la calidez de nuestros sentimientos ni por la intensidad de nuestros sacrificios ni siquiera por la profundidad de nuestra oración. Jesús nos dice que la forma de identificar el estado de nuestro corazón es por la forma en que tratamos a los demás, ¡especialmente a aquellos que consideramos enemigos! Debemos ser rápidos en dar nuestro tiempo, nuestro talento y nuestro tesoro incluso a aquellos que están en contra de nosotros. Debemos ser rápidos para actuar, perdonar, disculpar a los demás y hablar bien de ellos, y debemos ser lentos para juzgar y condenar.

¿Por qué? Porque esa es la manera de actuar como “hijos del Altísimo, porque él es bueno hasta con los malos y los ingratos”.

No es posible hacer esto por nuestra propia cuenta: nuestra naturaleza caída nos ha encerrado en nosotros mismos y nos ha vuelto casi irremediablemente egoístas. ¡Pero no estamos solos! La ayuda de Dios está disponible para nosotros con solo pedirla y nos capacita para ser “misericordiosos, como su Padre es misericordioso”. La verdadera misericordia es amar ante la necesidad, y no considera si la otra persona lo “merece”, ¡porque no podemos juzgar esto! “No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados.” En cambio, perdona y da.

¿A quién negamos nuestro amor y perdón? ¿Qué lugares de nuestro corazón sentimos la más profunda necesidad de guardar y defender? ¿Cómo podemos entregar esos lugares a la luz y al fuego del Espíritu Santo para que por fin seamos libres de amar a los demás sin reprimirnos, incluso a aquellos que nos han herido de alguna forma?

Hoy, en la Memoria del Santísimo Nombre de María, pidámosle que interceda por nosotros, para que nuestros corazones estén más alineados con el Corazón misericordioso de Jesús.

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Kathryn Mulderink, MA, is married to Robert, Station Manager for Holy Family Radio. Together they have seven children (including Father Rob), and eight grandchildren. She is President of the local community of Secular Discalced Carmelites and has published five books and many articles. Over the last 30 years, she has worked as a teacher, headmistress, catechist, Pastoral Associate, and DRE, and as a writer and voice talent for Catholic Radio. Currently, she serves the Church by writing and speaking, and by collaborating with various parishes and to lead others to encounter Christ and engage their faith. Her website is www.KathrynTherese.com

Feature Image Credit: sasint, pixabay.com/photos/sunset-men-silhouettes-helping-1807524/

The Savior Seeks Our Attention / El Salvador Busca Nuestra Atención

Today’s Gospel passage begins with a profoundly divine moment, as Jesus, the embodiment of love, lifts His eyes towards His disciples. Imagine being there, and suddenly, your gaze meets His, and He begins to deliver the Sermon on the Plain. These words of guidance, even today, have the power to halt our bustling lives, offering us a path to navigate the world without being consumed by it. Jesus longs to gain our attention in our distracting world to strengthen us, instruct us, pour out His graces upon us, and guide us toward heaven.  

The first truth he shares is “Blessed are the poor.” Imagine the shock they felt when Jesus didn’t proclaim a great blessing over the teachers and instructors of the day; instead, he began with those in need.

Jesus doesn’t stop at blessing the poor. He extends His comfort to the hungry and the sorrowful, promising them joy and laughter in heaven.  These words, even today, bring us great comfort and peace, reminding us to keep Christ at the center of our lives, regardless of our circumstances, and to stay focused on our true home in heaven.

Next, Jesus warns the disciples and us not to seek comfort, wealth, and power over the Kingdom. He reminds us that our ultimate goal is not to accumulate wealth and power in this life, but rather to live in a way that prepares us for the next life, where we will be in the presence of God. We do not want to live for this life but rather to live for the next. 

If we are persecuted, insulted, and treated poorly for our faith, Jesus tells us through this passage that we will be rewarded in heaven. This persecution can take many forms, from social rejection to physical harm. But Jesus assures us that these trials are temporary, and our reward in heaven will be eternal. May we stop seeking this world’s approval, do the next right thing, and keep our eyes on Jesus.

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El pasaje del Evangelio de hoy comienza con un momento profundamente divino, cuando Jesús, el amor encarnado, levanta los ojos hacia sus discípulos. Imagínate estar allí y, de repente, su mirada se encuentra con la tuya y comienza a pronunciar el Sermón de la Llanura. Estas palabras de guía, incluso hoy, tienen el poder de detener nuestras vidas tan ocupadas, ofreciéndonos un camino para navegar por el mundo sin ser consumidos por él. Jesús anhela llamar nuestra atención en este mundo distraído para fortalecernos, instruirnos, derramar sus gracias sobre nosotros y guiarnos hacia el cielo.

La primera verdad que comparte es “Dichosos ustedes los pobres”. Imagínate el shock que sintieron cuando Jesús no proclamó una gran bendición sobre los maestros e instructores de ese tiempo; en cambio, comenzó con los necesitados.

Jesús no se limita a bendecir a los pobres. Extiende su consuelo a los hambrientos y a los afligidos, prometiéndoles gozo y alegria en el cielo. Estas palabras, incluso hoy, nos traen gran consuelo y paz, recordándonos que debemos mantener a Cristo en el centro de nuestras vidas, independientemente de las circunstancias, y mantenernos enfocados en nuestro verdadero hogar en el cielo.

Luego, Jesús advierte a los discípulos y a nosotros que no busquemos consuelo, riqueza y poder por encima del Reino. Nos recuerda que nuestro objetivo final no es acumular riqueza y poder en esta vida, sino vivir de una manera que nos prepare para la vida que viene, donde estaremos en la presencia de Dios. No queremos vivir para esta vida sino vivir para la próxima.

Si somos perseguidos, insultados y tratados mal por nuestra fe, Jesús nos dice a través de este pasaje que seremos recompensados en el cielo. Esta persecución puede adoptar muchas formas, desde el rechazo social hasta el daño físico. Pero Jesús nos asegura que estas pruebas son temporales y nuestra recompensa en el cielo será eterna. Que dejemos de buscar la aprobación de este mundo, hagamos lo correcto y mantengamos nuestros ojos en Jesús.

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Emily Jaminet is a Catholic author, speaker, radio personality, wife, and mother of seven children. She earned a bachelor’s degree in mental health and human services from the Franciscan University of Steubenville.  She is the co-founder of www.inspirethefaith.com and the Executive Director of The Sacred Heart Enthronement Network www.WelcomeHisHeart.com. She has co-authored several Catholic books and her latest one, Secrets of the Sacred Heart: Claiming Jesus’ Twelve Promises in Your Life, came out in Oct. 2020. Emily serves on the board of the Columbus Catholic Women’s Conference, contributes to Relevant Radio and Catholic Mom.com.

Feature Image Credit: Hna Carolina BR, cathopic.com/photo/41723-look-of-jesus

Pray, Act, Serve, Repeat / Rezar, Actuar, Servir, Repetir

I tell my sister to ask me two questions when I get all out of sorts. 

  1. Are you praying the rosary everyday? 
  2. Are you writing?

Praying the rosary roots me by contemplating Jesus and how he lived. Writing helps me sort all the thoughts, ideas, and craziness in my head. It helps me to see what I am thinking and sort out what to do next. So why is it so difficult to do these two things consistently that I need reminders?

Jesus models this powerful framework for our lives in today’s Gospel. He desires to do the will of the Father, so he retreats to take time to pray. Then he acts by gathering the disciples and getting organized for service by choosing the Apostles. Together, they then serve by reaching out to the people. Pray. Act. Serve. Repeat. 

It doesn’t matter what endeavor I am undertaking. When I follow Jesus’ model. The path is much clearer, the road more direct. Before doing anything, pray. Make sure you are rooted in God’s will. Praying helps us sort out our motives. Am I doing this for my ego or God’s glory? Am I listening to God? Are there any signs that this is more my will than his? Have I asked God to direct my heart to him? Am I listening in prayer as much as I talk? 

When I take action, do my means further my ends? I can think of so many times in life where I had great motives, a good end in mind, but I was so determined on getting there myself, my way, that my plan alienated others instead of bringing them along. Am I planning to act in a way that will bring unity to God’s family? 

We are each called to serve, to serve God by serving those around us. Jesus had a servant’s heart. We fulfill our purpose when we align our hearts with his and put our time, talent, and treasure in the service of those around us. We can’t fix the whole world, but we can shine God’s love into the corner of the world we inhabit. 

The needs of the people around Jesus were so diverse and so overwhelming, no less so than the needs around us today. So what do we do in the face of such need? 

Pray. Act. Serve. Repeat.

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Le digo a mi hermana que me haga dos preguntas cuando me ponga de mal humor.

  1. ¿Estás rezando el rosario todos los días?
  2. ¿Estás escribiendo?

Rezar el rosario me mantiene arraigada al contemplar a Jesús y cómo vivió. Escribir me ayuda a ordenar todos los pensamientos, ideas y locuras que tengo en la cabeza. Me ayuda a ver lo que estoy pensando y decidir qué hacer a continuación. Entonces, ¿por qué me es tan difícil hacer estas dos cosas de manera consistente que necesito recordatorios?

Jesús modela este poderoso marco para nuestras vidas en el Evangelio de hoy. Él desea hacer la voluntad del Padre, por eso se retira a tomar tiempo para orar. Luego actúa reuniendo a los discípulos y organizándose para el servicio eligiendo a los Apóstoles. Luego, juntos, sirven acercándose a la gente. Rezar. Actuar. Servir. Repetir.

No importa qué esfuerzo esté emprendiendo. Cuando sigo el modelo de Jesús el camino es mucho más claro, el camino más directo. Antes de hacer cualquier cosa, reza. Asegúrate de estar arraigado en la voluntad de Dios. Rezar nos ayuda a ordenar nuestros motivos. ¿Estoy haciendo esto por mi ego o por la gloria de Dios? ¿Estoy escuchando a Dios? ¿Hay alguna señal de que esta es más mi voluntad que la suya? ¿Le he pedido a Dios que dirija mi corazón hacia él? ¿Estoy escuchando en la oración al igual que estoy hablando?

Cuando actúo, ¿mis medios favorecen mis fines? Puedo pensar en muchas ocasiones en la vida en las que tuve grandes motivos, un buen fin en mente, pero estaba tan decidida llegar allí yo misma, a mi manera, que mi plan alejó a los demás en lugar de atraerlos. ¿Estoy planeando actuar de una manera que traerá unidad a la familia de Dios?

Cada uno de nosotros estamos llamados a servir, a servir a Dios sirviendo a quienes nos rodean. Jesús tenía un corazón de siervo. Cumplimos nuestro propósito cuando alineamos nuestro corazón con el suyo y ponemos nuestro tiempo, talento y tesoro al servicio de quienes nos rodean. No podemos arreglar el mundo entero, pero podemos hacer brillar el amor de Dios en los rincones del mundo que habitamos.

Las necesidades de las personas que rodeaban a Jesús eran tan diversas y tan abrumadoras, semejantes a las necesidades que nos rodean hoy. Entonces, ¿qué hacemos ante tal necesidad?

Rezar. Actuar. Servir. Repetir.

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Sheryl’s first calling is to be wife and partner to Tom, who is a candidate for the Permanent Diaconate in the Diocese of Kalamazoo. She also gets to live out her passion for teaching and learning by serving as principal at St. Therese Catholic School in Wayland, Michigan. Home is full with Carlyn, our goofy golden retriever, Lucy, our terrier mix wild child, and Mila, our very special Bernese Mountain dog. 

Feature Image Credit: chris liu, unsplash.com/photos/white-and-black-printed-paper-beside-white-and-black-lego-blocks-HpRSMx4xicA

A Merciful Approach / Un Enfoque Misericordioso

Suppose a new employee at your company was struggling. She is overwhelmed and not completing her tasks. Recently she burst into tears and went home in the middle of the day. She was gone for the next few days with a cold she may or may not have had. What should be done? 

According to company policy, the administration would not be wrong to fire her. There have been enough complaints. She’s not doing the job she’s paid to do. Is that a merciful response? Mercy is love we do not deserve. One could argue she does not deserve to be kept on. The company has work that needs to be done, other people are picking up the slack, and financial resources must be used wisely. 

What would Jesus do? I suspect he’d take a merciful stance and seek a way to help this employee be successful. He’d look for creative ways to support her and train her in skills that would help her thrive. He would recognize that she cried because she cared. Seldom do we weep over things we don’t care about. His way might make others angry, especially those who may be inconvenienced for a time while she gets up to speed. His way might frustrate the chief financial officer who is trying to keep the company going in a challenging economic environment. And his way offers undeserved love in the form of mercy. Wouldn’t we all want that if we were the struggling employee? Wouldn’t we want someone to care enough to choose a harder but more merciful path?

Jesus confronts the rule-driven Pharisees over and over and ultimately pays for it with his life, but he always prioritizes the person in front of him who needs him and we can follow his example.  I cannot heal a withered hand but I can reach out to another person and offer help even if it’s inconvenient or against the “rules.” I’d like to think Jesus would be happy with that decision. 

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Supongamos que una nueva empleada de tu empresa estaba batallando bastante. Está abrumada y no completa sus tareas. Recientemente empezó a llorar y se fue a casa a mitad del día. Estuvo fuera durante los siguientes días debido a un resfriado que pudo haber tenido o no. ¿Qué se debe hacer?

Según la política de la empresa, la administración no se equivocaría si la despidiera. Ya ha habido suficientes quejas. Ella no está haciendo el trabajo por lo cual la están pagando. ¿Esa es una respuesta misericordiosa? La misericordia es el amor que no merecemos. Se podría argumentar que no merece que la mantengan. La empresa tiene trabajo que hacer, otras personas están cubriendo el puesto y los recursos financieros deben usarse sabiamente.

¿Qué haría Jesús? Me imagino que adoptaría una postura misericordiosa y buscaría una manera de ayudar a esta empleada a tener éxito. Buscaría formas creativas de apoyarla y capacitarla en habilidades que la ayudarían a prosperar. Él reconocería que ella lloraba porque el trabajo le importaba. Rara vez lloramos por cosas que no nos importan. Su manera de actuar podría enfadar a los demás, especialmente a aquellos que puedan sufrir molestias durante un tiempo mientras ella se pone al día. Su manera de actuar podría frustrar al director financiero que intenta mantener la empresa en marcha en un entorno económico desafiante. Y su camino ofrece amor inmerecido en forma de misericordia. ¿Todos no querríamos eso si fuéramos esa empleada con dificultades? ¿No nos gustaría que alguien se preocupara lo suficiente como para elegir un camino más difícil pero más misericordioso?

Jesús se enfrenta una y otra vez a los fariseos impulsados por reglas y finalmente paga por ello con su vida, pero siempre prioriza a la persona que tiene delante que lo necesita y nosotros podemos seguir su ejemplo. No puedo curar una mano seca, pero puedo acercarme a otra persona y ofrecerle ayuda incluso si es inconveniente o va en contra de las “reglas”. Me gustaría pensar que Jesús estaría contento con esa decisión.

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Merridith Frediani loves words and is delighted by good sentences. She also loves Lake Michigan, dahlias, the first sip of hot coffee in the morning, millennials, and playing Sheepshead with her husband and three kids. She writes for Catholic Mom, Diocesan.com, and her local Catholic Herald. Her first book Draw Close to Jesus: A Woman’s Guide to Adoration is available at Our Sunday Visitor and Amazon. You can learn more at merridithfrediani.com.

Feature Image Credit: Dan Meyers, unsplash.com/photos/dont-give-up-you-are-not-alone-you-matter-signage-on-metal-fence-hluOJZjLVXc

Nativity of Mary: Open to God’s Grace / La Natividad de María: Apertura a la Gracia de Dios

Sometimes, God’s sense of humor is hard for me to ignore. When I opened my Bible to begin penning this reflection in a quiet adoration chapel, it took all my strength to muffle the involuntary giggle that arose. Why would I find the Gospel heading, “Jesus Cures the Deaf Man” humorous? I was struck by the fascinating “godincidence,” as I am the mother of a child who is deaf.

There has been many a Good Friday, as we venerated the Cross, that my family and I have wondered if my daughter would return to the pew miraculously able to hear. Please don’t get me wrong, we love her just as she is, and she is the first to tell you this is how God created her and that she loves being deaf! It is not that we want to change her, but being able to hear would make some things much more accessible. Learning about her Catholic faith would be one world we’d love more open to her, and that is precisely the blessing behind the deaf man’s miracle.

Today’s story of healing goes far beyond providing this man the ability to enjoy listening to singing birds or smooth jazz! No, the greatest gift here is Jesus giving this man the ability to hear the Word of God. He now had the chance to grow in his knowledge of the Messiah, to discover the blessing of living a life yoked to the man who had just healed him, and more importantly, who longed to heal his soul. This life of faith is what Jesus wants for all of us, for our eyes and ears to be open to hearing the Good News and to focus our hearts toward heaven. There are enormous blessings available to everyone who is open to the grace of God, which brings me to why I chose to write for this day in the first place.

Today, we celebrate the Feast of the Nativity of the Blessed Virgin Mary.  While we don’t know the exact date of Mary’s birthday, the Church recognizes that her life is definitely worth celebrating! No one’s ears are open wider than Mary’s! This woman pondered God’s Word in her heart, which allowed her the courage to answer “yes” when the Angel Gabriel asked her if she would allow the Holy Spirit to overshadow her and bring the Savior of the World. That was the power of grace overflowing and active in her life!

A little aside: this day was chosen to celebrate Mary’s birthday because the early Eastern Church began its Church year in September. This date also helped determine the Church’s  celebration of the Immaculate Conception on December 8th. Mary’s birth is truly a joyous moment and is considered “the dawn of our salvation.” (see Marialis Cultus by Pope Paul VI). Though it may not be her real birthday, I don’t think anyone would take issue with you if you celebrated this momentous day with a cake! 

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A veces, me resulta difícil ignorar el sentido del humor de Dios. Cuando abrí mi Biblia para comenzar a escribir esta reflexión en una capilla de adoración silenciosa, requirió toda mi fuerza para amortiguar la risa involuntaria que surgió. ¿Por qué me parece tan gracioso el título del Evangelio, “Jesús cura al sordo”? Me sorprendió la increíble “coincidencia” divina, ya que soy madre de una niña sorda.

Ha habido muchos Viernes Santo, mientras veneramos la Cruz, que mi familia y yo nos hemos preguntado si mi hija regresaría al banco capaz de escuchar milagrosamente. Por favor, no me malinterpreten, la amamos tal como es, y ella es la primera en decirles que así es como Dios la creó y que le encanta ser sorda. No es que queramos cambiarla, pero poder oír le haría algunas cosas mucho más accesibles. Aprender sobre su fe católica sería un mundo que nos encantaría que fuera más abierto para ella, y esa es precisamente la bendición detrás del milagro del hombre sordo en el evangelio.

¡La historia de curación de hoy va mucho más allá que brindarle a este hombre la capacidad de disfrutar escuchar el canto de los pájaros o un jazz suave! No, el regalo más grande aquí es que Jesús le dio a este hombre la capacidad de escuchar la Palabra de Dios. Ahora tenía la oportunidad de crecer en su conocimiento del Mesías, de descubrir la bendición de vivir una vida unida al hombre que acababa de sanarlo y, más importante aún, que anhelaba sanar su alma. Esta vida de fe es lo que Jesús quiere para todos nosotros, que nuestros ojos y oídos estén abiertos para escuchar la Buena Nueva y enfocar nuestro corazón hacia el cielo. Bendiciones enormes están disponibles para todo aquel que esté abierto a la gracia de Dios, lo que me lleva a explicar porque elegí escribir para este día en primer lugar.

Hoy celebramos la Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María. Si bien no sabemos la fecha exacta del cumpleaños de María, ¡la Iglesia reconoce que definitivamente vale la pena celebrar su vida! ¡Nadie tiene los oídos más abiertos que María! Esta mujer reflexionaba en la Palabra de Dios en su corazón, lo que le daba el valor de responder “sí” cuando el Ángel Gabriel le preguntó si permitiría que el Espíritu Santo la cubriera con su sombra para llevar en su vientre al Salvador del mundo. ¡Ese era el poder de la gracia desbordante y activo en su vida!

Un detalle: este día fue elegido para celebrar el cumpleaños de María porque la Iglesia Oriental primitiva comenzaba su año eclesiástico en septiembre. Esta fecha también ayudó a la Iglesia a determinar la celebración de la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre. El nacimiento de María es verdaderamente un momento de alegría y se considera “el amanecer de nuestra salvación”. (ver Marialis Cultus del Papa Pablo VI). Aunque puede que no sea su verdadero cumpleaños, ¡no creo que nadie se oponga si decidas celebrar este día tan importante con un pastel!

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Allison Gingras ( www.ReconciledToYou.com ) — Shares her love of the Catholic Faith with stories, laughter, and honesty as experienced in the ordinary of life! Her writing includes Encountering Signs of Faith (Ave Maria Press) and the Stay Connected Journals for Women (OSV). Allison is a Catholic Digital Media Specialist for Family Rosary, Catholic Mom, and the Fall River Diocese. She hosts A Seeking Heart podcast and is co-host of the Catholic Momcast podcast.

Feature Image Credit: JillWellington, pixabay.com/photos/cake-birthday-cake-sweet-food-905377/

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Christ, in Human Weakness / Cristo, en su Debilidad Humana

St. Paul admonishes the Corinthians in our first reading, criticizing their distinctions, boasting, and wealth. This is not the life of a disciple of Christ, or at least not the life of an apostle, he explains. The apostles should be the “last of all, like people sentenced to death,” “a spectacle to the world,” “fools on Christ’s account,” “weak,” “in disrepute,” “hungry and thirsty,” “poorly clad and roughly treated,” “ridiculed,” “persecuted,” “slandered,” “the world’s rubbish, the scum of all” (1 Cor. 4:9–13).

This is not only a description of apostles: it is a description of how Christ was treated as well. In today’s Gospel He is wandering around without food on the Sabbath with His disciples. They eat grain from a field out of necessity. Of course, Jesus uses this as an example of His royal priestly character and explains that, as God, He has authority over the Sabbath. But there remains the fact that He and His disciples needed to pick the grain in the first place.

From the beginning of His public ministry, Christ walked the earth homeless, traveling with only the bare necessities, and sometimes less. He was welcomed where He went by at least some, but at times He was hungry and thirsty, poorly clad and roughly treated, ridiculed, persecuted, slandered and considered the world’s rubbish. Coming to His people as God Incarnate, He was questioned, distrusted, heckled, and threatened routinely. He endured this treatment while subjecting His body to intense fasts and strenuous journeys.

We can forget this side of Christ, even when reading the Gospels. They display so wonderfully His power, wisdom, and authority, but they also show a weak wanderer who was treated poorly by those around Him and ultimately betrayed by His friends. He was never at home on earth, and He experienced the constant tension of being treated with infinitely less respect and love than He deserved.

St. Paul recognized that the way to follow Christ is not to use His favor to gain distinction and wealth. The way to follow Christ is to live as He lived. This is brilliantly displayed in the lives of the Franciscan saints, who strove to live without anything on this earth, just as Christ did. They wandered about preaching and doing the will of God, as Jesus did, and welcomed every type of suffering for His sake.

Some of the more well-known, like St. Francis of Assisi and St. Padre Pio, conformed themselves so perfectly to Christ in humility and weakness that they were given His very wounds. Their hands, feet, and side bled just as Christ’s did on the Cross. For them, as for Christ, this was not immediately a source of glory, but a source of intense pain. Padre Pio especially felt great shame in the stigmata, but he knew that if God desired Him to be so conformed to Christ, the best response was to bear it graciously.

Let us strive to follow Christ as these saints did, willing to endure all persecution and weakness to be like Him in death and in eternal life.

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San Pablo amonesta a los corintios en la primera lectura, criticando sus distinciones, jactancia y riqueza. Explica que esta no es la vida de un discípulo de Cristo, o al menos no es la vida de un apóstol. Los apóstoles deberían ser “los últimos de todos, como a gente condenada a las fieras”, “un espectáculo para el mundo”, “locos a causa de Cristo”, “débiles”, “despreciados”, con “hambre y sed”, “pobremente vestidos” “recibimos golpes” “nos maldicen,” “nos persiguen”, “nos calumnian”, “nos tienen…como la basura del mundo y el desecho de la humanidad” (1 Cor 4,9-13).

Esta no es sólo una descripción de los apóstoles: es una descripción de cómo tratan a Cristo también. En el Evangelio de hoy, está deambulando sin comer en sábado con Sus discípulos. Comen grano del campo por necesidad. Por supuesto, Jesús usa esto como un ejemplo de su carácter real sacerdotal y explica que, como Dios, tiene autoridad sobre el sábado. Pero queda el hecho de que Él y Sus discípulos necesitaban recoger el grano en primer lugar.

Desde el comienzo de Su ministerio público, Cristo caminó por la tierra sin hogar, viajando sólo con lo más necesario y, a veces, con menos. Algunos lo recibieron dónde iba, pero a veces tenía hambre y sed, estaba mal vestido y lo trataban con rudeza, lo ridiculizaban, lo perseguían, lo calumniaban y lo consideraban basura del mundo. Al venir a Su pueblo como Dios encarnado, fue cuestionado, desconfiado, abucheado y amenazado rutinariamente. Soportó este tratamiento mientras sometía su cuerpo a intensos ayunos y viajes extenuantes.

Podemos olvidar este lado de Cristo, incluso cuando leemos los Evangelios. Muestran maravillosamente Su poder, sabiduría y autoridad, pero también muestran a un vagabundo débil que fue tratado mal por quienes lo rodeaban y finalmente traicionado por Sus amigos. Nunca estuvo en casa en la tierra y experimentó la tensión constante de ser tratado con infinitamente menos respeto y amor del que merecía.

San Pablo reconoció que la manera de seguir a Cristo no es usar su favor para ganar distinción y riqueza. La manera de seguir a Cristo es vivir como Él vivió. Esto se muestra brillantemente en la vida de los santos franciscanos, quienes se esforzaron por vivir sin nada en esta tierra, tal como lo hizo Cristo. Deambularon predicando y haciendo la voluntad de Dios, como lo hizo Jesús, y aceptaron todo tipo de sufrimiento por causa de Él.

Algunos de los más conocidos, como San Francisco de Asís y San Padre Pío, se conformaron tan perfectamente a Cristo en humildad y debilidad que recibieron Sus mismas heridas. Sus manos, pies y costado sangraron tal como a Cristo en la Cruz. Para ellos, como para Cristo, esto no fue inmediatamente fuente de gloria, sino fuente de intenso dolor. El Padre Pío sintió especialmente gran vergüenza por los estigmas, pero sabía que si Dios deseaba que fuera semejante a Cristo, la mejor respuesta era soportarlo con gracia.

Esforcémonos por seguir a Cristo como lo hicieron estos santos, dispuestos a soportar toda persecución y debilidad para ser como Él en la muerte y en la vida eterna.

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David Dashiell is a freelance author and editor in Nashville, Tennessee. He has a master’s degree in theology from Franciscan University, and is the editor of the anthology Ever Ancient, Ever New: Why Younger Generations Are Embracing Traditional Catholicism.

Feature Image Credit: Mateus Campos Felipe, unsplash.com/photos/crucifix-cathedral-aW4lHUNO9tI

Doing What is Necessary / Hacer lo Necesario

Have you ever been questioned about your Catholic practices, told “you’re too Catholic” or “not Catholic enough”? A common objection to Catholicism is often “Why do you worship Mary?” We don’t, of course, but this is often the incorrect way Marian devotions are perceived. 

In today’s Gospel, Jesus is being questioned why he doesn’t fast like the disciples of John, or the Pharisees. The implication here is that Jesus’ group is not as holy as the other groups. His answer points straight to who He is: “Can the friends of the bridegroom fast while he is with them?” (Lk 5:34) He also foreshadows His death in the next verse: “There will be a time when the bridegroom is taken from them; in those days, they will fast.” (Lk 5:35)

Is it implied that you are not as holy as or more holy than others because of a certain devotion you choose to do or not to do? Are you made to feel like you are greater or less than because you do additional fasting besides the two required days per year, or pray the Rosary, or choose to read the Bible privately? 

These are all good and life-giving things, and I wholeheartedly recommend them if you are called to them. But perhaps you are only able to attend Mass on Sundays, pray each day, and believe what the Church professes, and that is enough for you. Too often, our fallen human nature leads us to believe that doing more is somehow a better form of Catholicism or gives us a better chance of getting into Heaven. Doing more will not get you to Heaven! Doing what is necessary for salvation will. 

Today, ask Jesus what is necessary and ask Him for the help to let go of “doing more”. All you  need to do is what Jesus asks of you. Spend some time in prayer today asking Him to reveal to you just that: “Lord, what are you asking of me?”

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¿Alguna vez te han preguntado sobre tus prácticas católicas, te han dicho “eres demasiado católico” o “no lo suficiente católico”? Una objeción común al catolicismo suele ser “¿Por qué adoras a María?” Por supuesto que no lo hacemos, pero ésta es a menudo la forma incorrecta en que se perciben las devociones marianas.

En el evangelio de hoy le preguntan a Jesús por qué no ayuna como los discípulos de Juan o los fariseos. La implicación aquí es que el grupo de Jesús no es tan santo como los otros grupos. Su respuesta señala directamente a quién es: “¿Acaso pueden ustedes obligar a los invitados a una boda a que ayunen, mientras el esposo está con ellos?” (Lc 5,34) También presagia Su muerte en el siguiente versículo: “Vendrá un día en que les quiten al esposo, y entonces sí ayunarán.” (Lc 5,35)

¿Se da a entender que no eres tan santo o que eres más santo que otros debido a cierta devoción que eliges hacer o no hacer? ¿Te hacen sentir más o menos porque ayunas en días adicionales aparte de los dos requeridos por año, rezas el Rosario, o eliges leer la Biblia en privado?

Todas estas son cosas buenas y son alimento espiritual, y las recomiendo de todo corazón si eres llamado a hacerlas. Pero quizás sólo puedes asistir a Misa los domingos, rezar a diario y creer lo que la Iglesia profesa, y eso te basta. Con demasiada frecuencia, nuestra naturaleza humana caída nos lleva a creer que hacer más es una mejor forma de catolicismo o nos da una mejor oportunidad de llegar al cielo. ¡Hacer más no te llevará al Cielo! Hacer lo necesario para la salvación, eso sí.

Hoy pregúntale a Jesús qué es lo necesario y pídele ayuda para dejar de “hacer más”. Todo lo que necesitas hacer es lo que Jesús te pide. Dedica hoy un tiempo para rezar y pídele que te revele precisamente eso: “Señor, ¿qué me pides?”

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Mary Thissen is a St. Louis native living in East Central Illinois with her husband and children. She is blessed with twin boys Earthside and four children now living in Heaven. When she is not working as a healthcare data analyst or caring for her boys, she enjoys studying and writing about the Catholic faith and ministering to women who are suffering through miscarriage or infertility. You can connect with Mary on Instagram @waitingonmiracles. 

Feature Image Credit: reenablack, pixabay.com/photos/prayer-bible-christian-folded-hands-1308663/

Our Nothing vs God’s Everything / Nuestra Nada y el Todo de Dios

Have you ever had one of those days when you feel like doing absolutely nothing? You stare at your computer screen or the full basket of laundry or your tool box and you don’t move a single muscle. You have no motivation to do anything at all. You don’t want to talk to anyone or listen to anyone or go anywhere. Sitting on the couch and staring out the window sounds just fine… staying in bed, even better! 

We’ve all had those days and I’m having one today, in fact. Nothing seems to be going right, not my kids’ attitudes, nor my husband’s health nor my personal stamina. My patience is short, my to-do list is long and I’m pretty sure it’s not my calling to cheer anyone up today. It is taking all my willpower to just BE. To just be where I’m supposed to be, when I’m supposed to be there, putting one foot in front of the other.

Friends, on the one hand, I don’t think it’s altogether a bad thing to have days like this. It slows us down, forces us to focus on the essential and gives us a chance to be thankful for better days (like vacations! Yeah, I think I need one of those…). And if we are able to in the moment, it also provides us with an opportunity to realize just how weak we are and just how much we rely on God’s grace to uphold us for absolutely everything. 

While we’re staring at that computer screen, we can thank God for the technology that makes our work easier. While we’re staring at that basket full of laundry, we can thank God that we have clothes to put on our backs. And while we’re staring at that tool box, we can thank God for the strength and ability to fix whatever needs fixing. As the first reading alludes to, let us not deceive ourselves, thinking any of it is our own doing. It is all gift. And it all comes from the Giver of all gifts. 

Today’s Psalm Response proclaims: “The LORD’s are the earth and its fullness; the world and those who dwell in it. For he founded it upon the seas and established it upon the rivers… [W]e shall receive a blessing from the LORD, a reward from God [our] savior.” If we allow them to, these words can realign our hearts. They put us in our place, reminding us that God is the Creator and we are the created. But they also remind us just how much He wants to bless us, as is evident in the story of the miraculous catch of fish from today’s Gospel. Just as the disciples caught so many fish that their nets were bursting, so can our hearts burst with joy at all the blessings our God has given us, even on those days when we feel like doing nothing at all. 

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¿Alguna vez has tenido uno de esos días cuando no tienes ganas de hacer absolutamente nada? Miras fijamente la pantalla de tu computadora o la canasta llena de ropa por doblar o tu caja de herramientas y no mueves un solo músculo. No tienes ninguna motivación para hacer nada en absoluto. No quieres hablar con nadie ni escuchar a nadie ni ir a ningún lado. Sentarse en el sofá y mirar por la ventana suena super bien… ¡quedarse en la cama, aún mejor!

Todos hemos tenido esos días y, de hecho, yo he tenido uno hoy. Nada me va bien, ni la actitud de mis hijos, ni la salud de mi esposo ni mi resistencia personal. Mi paciencia es corta, mi lista de cosas por hacer es larga y estoy bastante segura de que no es mi vocación animar a nadie hoy. Se requiere toda mi fuerza de voluntad para simplemente SER. Simplemente estar donde debo estar, a la hora que debo estar allí, poniendo un pie delante del otro.

Amigos, por un lado, no creo que sea completamente malo tener días así. Nos detiene, nos obliga a centrarnos en lo esencial y nos da la oportunidad de ser agradecidos por los días mejores (¡como las vacaciones! Sí, creo que eso es lo que necesito, una vacación…). Y si podemos hacerlo en el momento, también nos brinda la oportunidad de darnos cuenta de cuán débiles somos y cuánto confiamos en la gracia de Dios para sostenernos en absolutamente todo.

Mientras miramos la pantalla de la computadora, podemos agradecerle a Dios por la tecnología que facilita nuestro trabajo. Mientras miramos esa canasta llena de ropa limpia, podemos agradecerle a Dios que tenemos ropa para ponernos. Y mientras miramos esa caja de herramientas, podemos agradecerle a Dios por la fuerza y la capacidad de arreglar lo que sea necesario. Como alude la primera lectura, no nos engañemos pensando que todo esto es obra nuestra. Todo es regalo. Y todo proviene del Dador de todos los dones.

El Salmo Responsorial de hoy proclama: “Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan, pues él lo edificó sobre los mares, él fue quien lo asentó sobre los ríos.… [obtendremos] la bendición de Dios, y Dios, su salvador, [nos] hará justicia.” Si se lo  permitimos, estas palabras pueden realinear nuestros corazones. Nos ponen en nuestro lugar, recordándonos que Dios es el Creador y nosotros somos los creados. Pero también nos recuerdan cuánto quiere bendecirnos, como es evidente en la historia de la pesca milagrosa del Evangelio de hoy. Así como los discípulos pescaron tantos peces que sus redes reventaban, así también nuestro corazón puede rebosar de alegría por todas las bendiciones que nuestro Dios nos ha dado, incluso en esos días cuando no tenemos ganas de hacer absolutamente nada.

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Feature Image Credit: Tom Morel, unsplash.com/photos/mens-gray-crew-neck-long-sleeve-shirt-hkbQnC7FAqU


Tami Urcia grew up in Western Michigan, a middle child in a large Catholic family. She spent early young adulthood as a missionary in Mexico, studying theology and philosophy, then worked and traveled extensively before finishing her Bachelor’s Degree in Western Kentucky. She loves tackling projects, finding fun ways to keep her little ones occupied, quiet conversation with the hubby and finding unique ways to love. She works full time at Diocesan, is a guest blogger on CatholicMom.com and BlessedIsShe.net, and has been doing Spanish translations on the side for over 20 years.

Heavenly Food / Comida Celestial

In today’s first reading Paul calls everyone spiritual babies without actually calling them spiritual babies. He makes the analogy that he has been feeding everyone with milk because they cannot yet handle solid food. I’ve been there. I’m sure you have as well. It’s interesting that so many analogies of the faith in Scripture compare us to children. 

At first, this can seem insulting, but why do we feel that way? We all remember times where our parents came to our aid or helped us through difficult circumstances. No matter how independent or successful we might be, we all need a parental presence in our lives to help guide us and keep us on the right track. Whether that is a friend, mentor, or parent, there are times in our lives when we just need the loving embrace of someone who can help us. 

I think this is what Paul is getting at in the first reading. Notice that he doesn’t say we cannot handle anything. He feeds us milk instead of solid food. But milk is something. Milk is nourishing. At least we are being fed. My wife and I had our second baby boy back in March of this year and I continually look at my son and realize his complete dependance on us. He needs his parents for everything. There are times when I get frustrated and sleep deprived and wonder why he can’t just do some things on his own. But there are other times it brings me complete joy to just serve and love him. 

God is similar in some ways and very different in others. He is similar in that it brings him joy to love us. He is different in that he never has those moments of weakness where he just wants us to do it on our own. He is the perfect parent and knows exactly where we’re at and what we need at this stage in our lives. Just like Paul knew the amount of wisdom to give the Corinthians about the faith, God knows our hearts. Like a loving father he is walking with us and feeding us in a way that we can actually consume. 

I don’t think I have to point out the obvious that he not only feeds us with wisdom, but he feeds us with himself. Even the beauty of the Eucharist is veiled so that it is more digestible for us. God meets us where we’re at and with what we can handle to draw us ever closer into his love. But like any loving parent who longs for the embrace of their children, we need to put in our part. We need to show up. We need to ask for God’s grace so that we can become and continue to be the loving children that he has created. By trusting in Him, we make the next step towards being able to consume solid food. 

From all of us here at Diocesan, God bless!

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En la primera lectura de hoy, Pablo llama a todos bebés espirituales sin llamarlos realmente bebés espirituales. Hace la analogía de que ha estado alimentando a todos con leche porque todavía no pueden soportar alimentos sólidos. Yo he tenido momentos así. Estoy seguro de que tú también. Es interesante que tantas analogías de la fe en las Escrituras nos comparen con los niños.

Al principio esto puede parecer insultante, pero ¿por qué nos sentimos así? Todos recordamos momentos en los que acudimos a nuestros padres buscando su ayuda o nos ayudaron en circunstancias difíciles. No importa cuán independientes o exitosos podamos ser, todos necesitamos la presencia de los padres en nuestras vidas para ayudarnos a guiarnos y mantenernos en el camino correcto. Ya sea un amigo, un mentor o un padre, hay momentos en nuestras vidas en los que simplemente necesitamos el abrazo amoroso de alguien que pueda ayudarnos.

Creo que Pablo se refiere a esto en la primera lectura. Nota que no dice que no podamos digerir nada. Nos alimenta con leche en lugar de alimentos sólidos. Pero la leche es algo. La leche es nutritiva. Al menos nos estamos alimentando. Mi esposa y yo tuvimos nuestro segundo bebé en marzo de este año y continuamente miro a mi hijo y me doy cuenta de que es completamente dependiente de nosotros. Necesita a sus padres para todo. Hay momentos en los que me siento frustrado y me hace falta dormir más y me pregunto por qué él no puede hacer algunas cosas por sí mismo. Pero hay otras ocasiones en las que me produce completa alegría simplemente servirlo y amarlo.

Dios es semejante en algunos aspectos y muy diferente en otros. Es semejante en que le produce alegría amarnos. Es diferente porque nunca tiene esos momentos de debilidad en los que simplemente quiere que lo hagamos por nuestra cuenta. Es el padre perfecto y sabe exactamente dónde estamos y qué necesitamos en esta etapa de nuestras vidas. Así como Pablo sabía cuánta sabiduría debía darles a los corintios acerca de la fe, Dios conoce nuestros corazones. Como un padre amoroso, camina con nosotros y nos alimenta de una manera que realmente podemos consumir.

No creo que tenga que señalar lo obvio de que él no sólo nos alimenta con sabiduría, sino que nos alimenta consigo mismo. Incluso la belleza de la Eucaristía está velada para que sea más digerible para nosotros. Dios nos encuentra donde estamos y con lo que podemos manejar para acercarnos cada vez más a su amor. Pero como cualquier padre amoroso que anhela el abrazo de sus hijos, debemos poner de nuestra parte. Tenemos que presentarnos. Tenemos que pedir la gracia de Dios para que podamos convertirnos en y seguir siendo los hijos amorosos que él ha creado. Al confiar en Él, damos el siguiente paso para poder consumir alimentos sólidos.

De parte de todos nosotros aquí en Diocesano, ¡Dios los bendiga!

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Tommy Shultz is a Business Development Representative for Diocesan. In this role he is committed to bringing the best software to dioceses and parishes while helping them evangelize on the digital continent. Tommy has worked in various diocese and parish roles since his graduation from Franciscan University with a Theology degree. He hopes to use his skills in evangelization, marketing, and communications, to serve the Church and bring the Good News to all. His favorite quote comes from St. John Paul II, who said, “A person is an entity of a sort to which the only proper and adequate way to relate is love.”

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