Seen and Heard / Ser Visto y Oído

Today’s first reading reminds me of Dear Evan Hansen, one of my favorite musicals. Although I have never seen it live, I absolutely love the music. Some of my favorite lyrics are, “Have you ever felt like nobody was there? Have you ever felt forgotten in the middle of nowhere? Have you ever felt like you could disappear? Like you could fall, and no one would hear? Well, let that lonely feeling wash away. Maybe there’s a reason to believe you’ll be okay. ‘Cause when you don’t feel strong enough to stand, you can reach, reach out your hand.”

This song reminds me of that picture of Jesus reaching his hand into the water to grab Peter  and prevent him from sinking. We all have the desire to feel seen and heard. We want to be part of something bigger than ourselves. These desires though, which are common among every culture, seem to present a problem. The problem is that oftentimes we try to do it all on our own and realize our weakness very quickly. Peter, who in today’s Gospel was chosen by Jesus as one of the Twelve apostles, wanted to be seen and heard. He wanted to be a part of something much bigger than himself and when he trusted Jesus he was able to do just that.

When we try to do supernatural things by our own power it does not go well, but when we trust in Jesus, as the first reading states, we become “members of the household of God”. When that happens, we can do things that we never thought would be possible. Take the concept of seeing for example. Do we really ever actually see someone? We can see their body, what they do for work, how they dress, or what kind of car they drive. But do we ever actually see their personhood? God is the one who can see us just as we are. He sees everything about us and loves us through it. If that is how we want to be seen and how we should be viewing others, then we need grace. 

Let’s ask for the grace today and always to see others as God sees them. Let’s ask for the power necessary to fulfill the specific vocation that God has planned for us. Let’s ask for the power to truly love those we come into contact with that society has cast out. The more we ask for this grace, the more we become members of the family of God and the more we truly see. If this sounds frightening, our assures us that “Christ Jesus himself is the capstone. Through him the whole structure is held together.”  And may I remind you of the words I quoted in the beginning, “When you don’t feel strong enough to stand, you can reach, reach out your hand.”

From all of us here at Diocesan, God bless!

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La primera lectura de hoy me recuerda de Dear Evan Hansen (Querido Evan Hansen), uno de mis musicales favoritos. Aunque nunca lo he visto en vivo, me encanta la música. Algunas de mis letras favoritas son: “¿Alguna vez has sentido que no había nadie allí? ¿Alguna vez te has sentido olvidado en medio de la nada? ¿Alguna vez has sentido que podrías desaparecer? ¿Como si pudieras caer y nadie te escuchara? Bueno, deja que ese sentimiento de soledad se vaya. Tal vez haya una razón para creer que estarás bien. Porque cuando no te sientes lo suficientemente fuerte para mantenerte en pie, puedes extender tu mano”.

Esta canción me recuerda de la imagen de Jesús metiendo su mano en el agua para agarrar a Pedro y evitar que se hundiera. Todos tenemos el deseo de sentirnos vistos y escuchados. Queremos ser parte de algo más grande que nosotros mismos. Sin embargo, estos deseos, que son comunes en todas las culturas, parecen presentar un problema. El problema es que muchas veces tratamos de hacerlo todo por nuestra cuenta y nos damos cuenta de nuestra debilidad muy rápidamente. Pedro, que en el Evangelio de hoy fue elegido por Jesús como uno de los doce apóstoles, quería ser visto y escuchado. Quería ser parte de algo mucho más grande que él mismo y cuando confió en Jesús pudo hacer precisamente eso.

Cuando intentamos hacer cosas sobrenaturales por nuestro propio poder no nos va bien, pero cuando confiamos en Jesús, como dice la primera lectura, nos convertimos en miembros de “la familia de Dios”. Cuando eso sucede, podemos hacer cosas que nunca pensamos que serían posibles. Tomemos como ejemplo el concepto de ver. ¿Realmente vemos a alguien? Podemos ver su cuerpo, lo que hace para trabajar, cómo se viste o qué tipo de vehículo maneja. Pero ¿vemos alguna vez su personalidad? Dios es quien puede vernos tal como somos. Ve todo acerca de nosotros y nos ama a través de eso. Si así es como queremos ser vistos y cómo deberíamos ver a los demás, entonces necesitamos la gracia.

Pidamos la gracia hoy y siempre de ver a los demás como Dios los ve. Pidamos el poder necesario para cumplir la vocación específica que Dios ha planeado para nosotros. Pidamos el poder de amar verdaderamente a aquellos con quienes entramos en contacto y que la sociedad ha expulsado. Cuanto más pidamos esta gracia, más nos convertiremos en miembros de la familia de Dios y más veremos verdaderamente. Si esto suena aterrador, la primera lectura nos asegura que “Cristo Jesús [es] la piedra angular. Sobre Cristo, todo el edificio se va levantando bien estructurado”. Y permítanme recordarles las palabras que cité al principio: “Cuando no te sientas lo suficientemente fuerte para mantenerte en pie, puedes extender tu mano”.

De parte de todos nosotros aquí en Diocesan, ¡Dios los bendiga!

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Tommy Shultz is a Business Development Representative for Diocesan. In this role he is committed to bringing the best software to dioceses and parishes while helping them evangelize on the digital continent. Tommy has worked in various diocese and parish roles since his graduation from Franciscan University with a Theology degree. He hopes to use his skills in evangelization, marketing, and communications, to serve the Church and bring the Good News to all. His favorite quote comes from St. John Paul II, who said, “A person is an entity of a sort to which the only proper and adequate way to relate is love.”

Feature Image Credit: Marc-Olivier Jodoin, unsplash.com/photos/landscape-photography-of-persons-hand-in-front-of-sun-TStNU7H4UEE

He Threw Aside His Cloak / El Ciego Arrojó su Manto

Jesus has come to destroy all the enemies of our fullness of life with God, and restore humanity’s trust in the love of the Father, which Adam and Eve had rejected. But he respects our freedom and waits for us to ask in trust, to open ourselves in trust to his grace and power, and to receive in trust all that he longs to give us.

Bartimaeus is a blind beggar. His physical eyes see no light; but his eyes of faith see clearly that Jesus is the Promised One, the one who will reestablish the Davidic Kingdom, the Messiah, his only hope. So he cries out for help, even as others tell him to stop, “Jesus, son of David, have pity on me!” His trusting faith is the source of his persistence. And Love stops for him and calls him. In response, Bartimaeus throws off the one thing that belongs to him, the only protection he has, the one thing he can depend on – his cloak – and allows himself to be led to Jesus. Jesus asks him what he wants and listens to his desire. “Master, I want to see,” Bartimaeus says simply, in confident faith. And with a word from the Lord, he can see.

What Bartimaeus does next is the key to understanding the whole story. On receiving his sight, we are told, Bartimaeus “followed him on the way.” When faith is engaged, when we trust fully, when our eyes are opened, we must follow the Lord.

Where do we need Christ’s healing in our lives, our minds, our hearts? Where is our faith weak, our trust flailing, our eyes clouded? What do we need to lift up in trusting faith to Love’s powerful gaze? What cloak of self-sufficiency do we cling to, that might be holding us back from a blind confidence in God’s loving Providence? How willing are we to throw it aside to be led to Christ?

Lord, fill us with the same trusting faith in Your Love that Bartimaeus had, and give us the courage to cry out to You with our needs, knowing that You are the One Who can do all things!

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Jesús vino a destruir a todos los enemigos de la plenitud de la vida con Dios y a restaurar la confianza de la humanidad en el amor del Padre, que Adán y Eva habían rechazado. Pero Él respeta nuestra libertad y espera que pidamos con confianza, que nos abramos con confianza a Su gracia y poder y que recibamos con confianza todo lo que anhela darnos.

Bartimeo es un mendigo ciego. Sus ojos físicos no ven luz; pero sus ojos de fe ven claramente que Jesús es el Prometido, el que restablecerá el Reino de David, el Mesías, su única esperanza. Por eso clama por ayuda, incluso cuando otros le dicen que se detenga: “¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!” Su fe confiada es la fuente de su persistencia. Y el Amor se detiene por él y lo llama. En respuesta, Bartimeo arroja lo único que le pertenece, la única protección que tiene, lo único en lo que puede confiar -su manto- y se deja llevar hacia Jesús. Jesús le pregunta qué quiere y escucha su deseo. “Maestro, que pueda ver”, dice Bartimeo con sencillez y confianza. Y con una palabra del Señor, puede ver.

Lo que Bartimeo hace a continuación es la clave para entender toda la historia. Al recibir la vista, se nos dice que Bartimeo “comenzó a seguirlo por el camino”. Cuando la fe está comprometida, cuando confiamos plenamente, cuando los ojos se nos abren, debemos seguir al Señor.

¿Dónde necesitamos la sanación de Cristo en nuestras vidas, mentes, y corazones? ¿Dónde está débil nuestra fe, la confianza tambaleándose, los ojos nublados? ¿Qué necesitamos elevar con fe confiada a la mirada poderosa del Amor? ¿A qué manto de autosuficiencia nos aferramos, que podría estar impidiéndonos tener una confianza ciega en la Providencia amorosa de Dios? ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a dejarlo de lado para ser guiados por Cristo?

Señor, llénanos con la misma fe confiada en Tu Amor que tenía Bartimeo, y danos el valor de clamarte con nuestras necesidades, sabiendo que Tú eres el Único que puede hacer todas las cosas.

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Kathryn Mulderink, MA, is married to Robert, Station Manager for Holy Family Radio. Together they have seven children (including Father Rob), and eleven grandchildren. She is President of the local community of Secular Discalced Carmelites and has published five books and many articles. Over the last 30 years, she has worked as a teacher, headmistress, catechist, Pastoral Associate, and DRE, and as a writer and voice talent for Catholic Radio. Currently, she serves the Church by writing and speaking, and by collaborating with various parishes and to lead others to encounter Christ and engage their faith. Her website is www.KathrynTherese.com

Feature Image Credit: Samuel H. Kress Foundation, art.diocesan.com/stock-photo/the-healing-of-blind-bartimaeus-1229/

God’s Justice / La Justicia de Dios

If I were in the crowd listening to Jesus’ words today, I would be afraid. “Those eighteen people who were killed when the tower of Siloam fell on them – do you think they were more guilty than everyone who lived in Jerusalem? By no means! But I tell you, if you do not repent, you will all perish as they did!” (Luke 13:4–5). And then He closes with the parable of the fig tree, in which the gardener says that he will give the tree one more year, but if it does not bear fruit after that, it should be cut down. 

We often think of the New Testament as a time of mercy in which God does not govern by fire, storm, and earthquake, but instead governs by forgiveness and peace. This is not entirely false. Surely there are not as many direct, drastic punishments from God for individual or corporate sins today as there were in the time of the Old Testament. But Jesus’ words today remind us that this does not mean that God has changed. He’s still there, but He is choosing to mete out justice in His own time.

If the parable of the fig tree is any indication, that timing is not what we would expect. We would either expect God to act immediately, as He did frequently in the Old Testament, or for Him to act at the end of time, to delay justice until after death and sort out the sheep from the goats at that time. The problem is, we don’t know the day nor the hour. We don’t know exactly when our time will come, but we do know that God says, “if you do not repent, you will all perish as they did.” 

So, what can we do? In the meantime, we can make voluntary sacrifices and perform the penance the priest gives us in Confession, atoning for our sins. We can make an act of contrition in our hearts immediately after sinning, planning to go to Confession soon but not waiting until Confession to tell God that we are sorry. We can strive for sainthood and prepare ourselves for eternity by relying on God’s power and living under His authority, hoping that one day, He will bring us to Himself in heaven.

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Si yo estuviera entre la multitud escuchando las palabras de Jesús hoy, tendría miedo. “Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿piensan acaso que eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén? Ciertamente que no; y si ustedes no se arrepienten, perecerán de manera semejante” (Lucas 13,4-5). Y luego concluye con la parábola de la higuera, en la que el jardinero dice que le dará al árbol un año más, pero que si después no da fruto, debe ser cortado.

A menudo pensamos en el Nuevo Testamento como un tiempo de misericordia en el que Dios no gobierna con fuego, tormenta y terremoto, sino con perdón y paz. Esto no es del todo falso. Seguramente no hay tantos castigos directos y drásticos de Dios por los pecados individuales o colectivos hoy como los hubo en la época del Antiguo Testamento. Pero las palabras de Jesús hoy nos recuerdan que esto no significa que Dios haya cambiado. Él todavía está allí, pero ha elegido impartir su justicia en el momento que Él escoja.

Si la parábola de la higuera es una indicación, ese momento vendrá inesperadamente. O pensamos que Dios actuara inmediatamente, como lo hizo con frecuencia en el Antiguo Testamento, o que actuara al final de los tiempos, para retrasar la justicia hasta después de la muerte y separar las ovejas de las cabras en ese momento. El problema es que no sabemos el día ni la hora. No sabemos exactamente cuándo llegará nuestro momento, pero sí sabemos que Dios dice: “si ustedes no se arrepienten, perecerán de manera semejante”.

Entonces, ¿qué podemos hacer? Mientras tanto, podemos hacer sacrificios voluntarios y realizar la penitencia que el sacerdote nos da en la Confesión, expiando nuestros pecados. Podemos hacer un acto de contrición en nuestro corazón inmediatamente después de pecar, planeando ir a confesarnos pronto, pero no esperando hasta la Confesión para decirle a Dios que estamos arrepentidos. Podemos esforzarnos por alcanzar la santidad y prepararnos para la eternidad confiando en el poder de Dios y viviendo bajo Su autoridad, esperando que un día nos lleve a Sí mismo en el cielo.

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David Dashiell is a freelance author and editor in the Nashville, Tennessee area. He has three children, a degree in theology, and enjoys writing about philosophy, theology, culture, music, and comedy. You can find his personal blog, Serious Daydreams, on Substack. He is also the editor of the anthology Ever Ancient, Ever New: Why Younger Generations Are Embracing Traditional Catholicism, available through TAN Books.

Feature Image Credit: RKD Netherlands Institute for Art History, Public Domain, art.diocesan.com/stock-photo/fig-tree-with-olive-trees-in-the-background-17080/

Do What is Right / Haz Lo Correcto

The readings today really got me thinking. What keeps drawing my attention are the words of the first reading paired with Jesus’ words in today’s Gospel, “…why do you not know how to interpret the present time? Why do you not judge for yourselves what is right?”

I invite you to reflect on Paul’s words: “[I] urge you to live in a manner worthy of the call you have received, with all humility and gentleness, with patience, bearing with one another through love, striving to preserve the unity of the spirit through the bond of peace; one Body and one Spirit, as you were also called to the one hope of your call; one Lord, one faith, one baptism; one God and Father of all, who is over all and through all and in all” (Eph 4:1-6)

Jesus asks us to acknowledge and do what is right and just. Am I living in a way filled with humility and gentleness, with patience and love, in unity and peace for the good of all God’s people? Do I give unspoken consent to situations by remaining silent, thinking my voice or actions will make no difference in my family, community, country, environment or the world?

We are so very fortunate that our Lord and Father has revealed to us the mysteries of His kingdom. Pray and do what is right and just. It is what we are called to do, through all and in all things. Amen!


Las lecturas de hoy me hicieron pensar mucho. Lo que sigue llamando mi atención son las palabras de la primera lectura junto con las palabras de Jesús en el Evangelio de hoy: “¿Por qué no interpretan entonces los signos del tiempo presente? ¿Por qué, pues, no juzgan por ustedes mismos lo que les conviene hacer ahora?”

Os invito a reflexionar sobre las palabras de Pablo: “los exhorto a que lleven una vida digna del llamamiento que han recibido. Sean siempre humildes y amables; sean comprensivos y sopórtense mutuamente con amor; esfuércense en mantenerse unidos en el espíritu con el vínculo de la paz. Porque no hay más que un solo cuerpo y un solo Espíritu, como también una sola es la esperanza del llamamiento que ustedes han recibido. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que reina sobre todos, actúa a través de todos y vive en todos.” (Efesios 4,1-6).

Jesús nos pide que reconozcamos y hagamos lo que es correcto y justo. ¿Estoy viviendo de una manera que está llena de humildad y mansedumbre, con paciencia y amor, en unidad y paz por el bien de todo el pueblo de Dios? ¿Doy mi consentimiento tácito a ciertas situaciones permaneciendo en silencio, pensando que mi voz o mis acciones no harán ninguna diferencia en mi familia, comunidad, país, entorno o el mundo?

Somos muy afortunados de que nuestro Señor y Padre nos haya revelado los misterios de Su reino. Recen y hagan lo que es correcto y justo. Es lo que estamos llamados a hacer, a través de todo y en todas las cosas. ¡Amén!

Beth Price is a Secular Franciscan (OFS) and a practicing spiritual director. Beth shares smiles, prayers, laughter, a listening ear and her heart with all of creation.

Feature Image Credit: Rosie Sun, unsplash.com/photos/four-women-looking-down-rTwhmFSoXC8

Jesus Is a Fire on This Earth / Jesús es Fuego en Esta Tierra

Most of us are afraid of fire, whether it be the fire that destructively burns on this earth, or the fire that burns eternally. In this passage, however, Jesus was not speaking about it in this way, but rather that which would require us to lose our very lives to save our soul. It is a living fire that leaps up to the glory of God, a consuming fire that melts all that resists his loving embrace. 

Christian life can often be reduced to good feelings, successful community gatherings, projects and programs, getting along, doing a kind deed or contributing time, talent, and treasure. Jesus himself defines Christian life in another way:

“I am fire! I wish to blaze across the earth, setting the whole world on fire with this love that burns in my most Sacred Heart! I don’t want anything or anyone to be lost! I will hand myself over to the cross and death, bitter humiliation, loneliness and loss if only this fire will push men and women beyond the limits they have set for themselves, the boundaries by which they protect their own interests. How I desire that they break out of the personal worlds of their own making, and step into the Kingdom revealed by my Father.”

We encounter this raging fire through those sudden insights, shifts in conversion, and overwhelming moments of wonder that surprise us. We know they are not our own. Something is happening to us. Someone is pouring fire into us. Augustine, in his famous words written in the Confessions, talks about one of these moments of his own: “You called, shouted, broke through my deafness; You flared, blazed, banished my blindness; You lavished Your fragrance, I gasped, and now I pant for You; I tasted You, and I hunger and thirst; You touched me, and I burned for Your peace.”

Each of us, in our own way, have had at least one of these experiences with divine Mystery that has ignited a fire within us. A powerful way to begin prayer is to return to these moments. To relive them. To reread them if we have journalled about the experience. To share with God what we appreciate about them. This is how Jesus continues to cast fire on the earth through our life and to call us out into the uncharted adventure of his blazing love. 

“Be who God meant you to be and you will set the world on fire” (St. Catherine of Siena).

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La mayoría de nosotros tenemos miedo del fuego, ya sea el fuego que arde destructivamente en esta tierra o el fuego que arde eternamente. En este pasaje, sin embargo, Jesús no estaba hablando de él de esta manera, sino más bien del que requeriría que perdiéramos la propia vida para salvar el alma. Es un fuego vivo que brinca hacia la gloria de Dios, un fuego consumidor que derrite todo lo que se resiste a su abrazo amoroso.

La vida cristiana a menudo se puede reducir a buenos sentimientos, reuniones comunitarias, proyectos y programas exitosos, llevarse bien, hacer una buena acción o contribuir con el tiempo, talento y tesoro. Jesús mismo define la vida cristiana de otra manera:

“¡Soy fuego! ¡Quiero arder por toda la tierra, prendiendo fuego al mundo entero con este amor que arde en mi Sagrado Corazón! ¡No quiero que nada ni nadie se pierda! Me entregaré a la cruz y a la muerte, a la amarga humillación, a la soledad y a la pérdida si solo este fuego empuja a los hombres y mujeres más allá de los límites que se han fijado, los límites con los que protegen sus propios intereses. Cómo deseo que ellos se liberen de los mundos personales que ellos mismos han creado y entren en el Reino revelado por mi Padre”.

Encontramos este fuego ardiente a través de esas repentinas percepciones, cambios en la conversión y momentos abrumadores de asombro que nos sorprenden. Sabemos que no son nuestros. Algo nos está sucediendo. Alguien está derramando fuego en nosotros. Agustín, en sus famosas palabras escritas en las Confesiones, habla de uno de estos momentos propios: “Me llamaste y clamaste, y quebraste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume, y lo aspiré, y ahora te anhelo; gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti; me tocaste, y deseo con ansia la paz que procede de ti.” 

Cada uno de nosotros, a nuestra manera, ha tenido al menos una de estas experiencias con el Misterio divino que ha encendido un fuego dentro de nosotros. Una forma poderosa de comenzar la oración es volver a estos momentos. Revivirlos. Releerlos si hemos escrito en un diario sobre la experiencia. Compartir con Dios lo que apreciamos de ellos. Así es como Jesús continúa arrojando fuego sobre la tierra a través de nuestra vida y nos llama a la aventura inexplorada de su amor ardiente.

“Sé quien Dios quiso que fueras y prenderás fuego al mundo” (Santa Catalina de Siena).

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Sr. Kathryn J. Hermes

Sr. Kathryn James Hermes, FSP, is an author and offers online evangelization as well as spiritual formation for people on their journey of spiritual transformation and inner healing. Website: www.touchingthesunrise.com My Books: https://touchingthesunrise.com/books/
Public Facebook Group: https://www.facebook.com/groups/srkathrynhermes/ HeartWork Spiritual Formation Group: https://touchingthesunrise.com/heartwork/

Feature Image Credit: Max Kukurudziak, unsplash.com/photos/orange-and-yellow-flame-illustration-fzfDRXUya-s

Are You Ready? / ¿Estás Listo?

There are several stories in Scripture that tell us that the Lord is coming soon and we should be ready, really ready. Today’s readings certainly point to that! For example, in the Gospel Jesus says, “You also must be prepared, for at an hour you do not expect, the Son of Man will come.” Are you tired of hearing it? We need to remind ourselves that the Lord God wants all of us to be with Him at the end of our time on earth.

Remember Noah? He must have been very tight with the Lord, to give him a job that would save him and his family! What was going on when the Lord spoke to Noah? Well, It seems the whole world was partying down. So Noah listened to the Lord instead of putting Him on the back burner. When he started the ark, he was surely mocked and verbally abused and laughed at. I think I remember a song called: You and Me Against the World. Are you and I against the world? Do we ponder what might be coming? 

Noah had quite a job to do! Do you remember what kind of wood the Lord told him to build it out of? Gopher wood. Guess what? According to the experts there was no gopher wood in that area. I have no idea how he pulled it off. It took many years to complete the ark. As you may know there is a life-size model of the ark down in Kentucky. It is 510 feet long, 85 feet wide and 51 feet high. If this is a duplicate of what Noah built, then all I can say is, “Wow!”

Let’s take a look at what Noah had to do. First of all he had to be obedient and to take God’s word to his heart. Then he went into action, for a very long time. He saved his family but not the rest of the world. They were too busy with their daily lives and all the things that they were involved in, good and bad. Does any of that sound like what is going on today? Trust me, you are not going to get what you need from the daily news broadcast. But I think you already know that. I trust that you and I are going to give this “being ready” thing some serious pondering.

Today is the feast day of Saint John of Capistrano. I’ve heard his name many times but did not know much about him. I highly recommend that you Google him and search for his bio. You will be amazed. One thing that he did was to lead an army against the Ottomans when he was 70 years old! Wow! May we imitate St. John’s willingness to live for Christ and be ready whenever He calls us. 

Serving with joy! 

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Hay varias historias en las Escrituras que nos dicen que el Señor viene pronto y que debemos estar listos, realmente listos. ¡Las lecturas de hoy ciertamente señalan eso! Por ejemplo, en el Evangelio Jesús dice: “Pues también ustedes estén preparados, porque a la hora en que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre.” ¿Estás cansado de escucharlo? Tenemos que acordarnos que el Señor Dios quiere que todos estemos con Él al final de nuestro tiempo en la tierra.

¿Te acuerdas de Noé? ¡Debe haber sido muy cercano al Señor, para darle un trabajo que lo salvaría a él y a su familia! ¿Qué estaba pasando cuando el Señor le habló a Noé? Bueno, parece que todo el mundo estaba de fiesta. Entonces Noé escuchó al Señor en lugar de dejarlo en un segundo plano. Cuando puso en marcha el arca, seguramente se burlaron de él, lo insultaron verbalmente y se rieron de él. Creo que recuerdo una canción llamada: You and Me Against the World (Tú y yo contra el mundo). ¿Estamos tú y yo contra el mundo? ¿Pensamos en lo que podría venir?

¡Noé tenía un gran trabajo que hacer! ¿Te acuerdas con qué tipo de madera el Señor le dijo que la construyera? Madera de gofer. ¿Adivina qué? Según los expertos, no había madera de gofer en esa zona. No tengo idea cómo lo logró. Le tomó muchos años completar el arca. Como quizás sepas, hay un modelo de tamaño natural del arca en Kentucky. Tiene 510 pies de largo, 85 pies de ancho y 51 pies de alto. Si esto es un duplicado actual de lo que construyó Noé, entonces lo único que puedo decir es: “¡Que increíble!” 

Echemos un vistazo a lo que Noé tuvo que hacer. Primero que todo, tuvo que ser obediente y tomar la palabra de Dios en su corazón. Luego entró en acción, por un tiempo muy largo. Salvó a su familia, pero no al resto del mundo. Estaban demasiado ocupados con sus vidas diarias y todas las cosas en las que estaban involucradas, buenas y malas. ¿Algo de eso suena como lo que está sucediendo hoy? Créeme, no vas a obtener lo que necesitas de la transmisión diaria de noticias. Pero creo que eso ya lo sabes. Confío en que tú y yo vamos a reflexionar seriamente sobre este asunto de “estar preparados”.

Hoy es el día festivo de San Juan de Capistrano. He oído su nombre muchas veces, pero no sabía mucho sobre él. Te recomiendo encarecidamente que lo busques en Google y leas su biografía. Te vas a sorprender. Una de las cosas que hizo fue liderar un ejército contra los otomanos cuando tenía 70 años. ¡Guau! Imitemos la disposición de San Juan de vivir para Cristo y estar preparados cuando Él nos llame.

¡Sirviendo con alegría!

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Deacon Dan Schneider is a retired general manager of industrial distributors. He and his wife Vicki have been married for over 50 years. They are the parents of eight children and thirty-one grandchildren. He has a degree in Family Life Education from Spring Arbor University. He was ordained a Permanent Deacon in 2002.  He has a passion for working with engaged and married couples and his main ministry has been preparing couples for marriage.

Featured Image Credit: Elias Null, unsplash.com/photos/a-large-wooden-boat-sitting-on-top-of-a-beach-n2Q70DifYBY

St. JPII and Vigilance / San Juan Pablo II y la Vigilancia

Today is the feast day of one of our great modern saints, so great that many are already calling him Pope Saint John Paul II the Great! I was blessed to grow up with him in office, blessed to participate in two World Youth Day celebrations where he was present and presided at the closing Mass. One was in Denver, Colorado, the “Mile High City.” I was only 13 years old and probably shouldn’t have been allowed to go, but went with the youth group I belonged to. I remember the long, boiling hot hike out to the desert-like “park” where we made vigil overnight. But most of all, I remember our beloved former Holy Father’s firm invitation. I can hear his voice with his Polish accent as if it were yesterday. “Do not be afraid! Do not be afraid! Do not be afraid!!” 

The second time I saw him was in Toronto, Canada, where I acted as chaperone for a group of youth. I just happened to be coming back from the restroom when he passed by in his popemobile just a few yards away from me. By this time, he was notably older and more frail, but it was an equally incredible grace to be a part of the crowd shouting “John Paul II, we love you!” and hear him shout back, “John Paul II, he loves you!” His gentle smile and the sparkle in his eyes were palpable, even from a quarter mile away in the midst of the crowd. He had a special love for the youth and went out of his way to be with them. 

The fact that he traveled so much shows that he heeded our Lord’s command to “go out to all the world and preach the good news”. His actions imitated those of the first disciples, who traveled from country to country proclaiming our Lord and Savior to the nations. And his unwavering dedication to prayer, the sacraments and Adoration of the Blessed Sacrament give us a great example to follow, especially during this time the Church has set aside for Eucharistic revival. 

In today’s Gospel, Jesus said to his disciples, “Blessed are those servants whom the master finds vigilant on his arrival.” Jesus comes to us in many ways: through the visits of Church leaders, a beloved family member or a close friend. He comes to us in the sacraments. He comes to us in prayer. It is our job to be vigilant, to be aware of His presence in our lives so that we can soak of as many graces as possible. And although we may not know when He is coming for us that last time, if we are vigilant and ready, He will take us to Himself for all eternity. What a beautiful thought!

Pope Saint John Paul II, thank you for your beautiful witness to us during your time on earth. Please continue to pray for us, the Church Militant, as we strive to love our Lord as we should. Intercede for us that we may “Be vigilant at all times and…have the strength to stand before the Son of Man.” (Alleluia verse)

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Hoy es el día de la fiesta de uno de nuestros grandes santos modernos, tan grande que muchos ya lo llaman el Papa San Juan Pablo II el Grande. Tuve la bendición de crecer con él como Papa, la bendición de participar en dos celebraciones de la Jornada Mundial de la Juventud en las que estuvo presente y presidió la Misa de clausura. Una fue en Denver, Colorado, la “Ciudad de la Milla de Altura”. Yo tenía sólo 13 años y probablemente no me deberían haber permitido ir, pero fui con el grupo de jóvenes al que pertenecía. Recuerdo la caminata larga y sofocante hasta el “parque” de aspecto desértico donde hicimos vigilia durante la noche. Pero, sobre todo, recuerdo la firme invitación de nuestro amado Santo Padre. Puedo escuchar su voz con su acento polaco como si fuera ayer. “¡No tengan miedo! ¡¡No tengan miedo!! ¡¡¡No tengan miedo!!!”

La segunda vez que lo vi fue en Toronto, Canadá, donde actué como acompañante de un grupo de jóvenes. Justo estaba volviendo del baño cuando él pasó en su papamóvil a unos pocos metros de mí. Para entonces, él era notablemente mayor y más frágil, pero fue una gracia igualmente increíble ser parte de la multitud que gritaba “¡Juan Pablo II, te amamos!” y oírlo gritar de vuelta, “¡Juan Pablo II, él te ama!”. Su dulce sonrisa y el brillo en sus ojos eran palpables, incluso a un cuarto de milla de distancia en medio de la multitud. Él tenía un amor especial por los jóvenes y se esforzaba por estar con ellos.

El hecho de que viajara tanto demuestra su obediencia al mandato de nuestro Señor de “ir por todo el mundo y predicar la buena nueva”. Sus acciones imitaban las de los primeros discípulos, que viajaban de país en país proclamando al Señor y Salvador a las naciones. Y su inquebrantable dedicación a la oración, los sacramentos y la Adoración del Santísimo Sacramento nos dan un gran ejemplo a seguir, especialmente durante este tiempo que la Iglesia ha reservado para el renacimiento eucarístico.

En el Evangelio de hoy, Jesús dijo a sus discípulos: “Dichosos aquellos a quienes su señor, al llegar, encuentre en vela.” Jesús viene a nosotros de muchas formas: a través de las visitas de los líderes de la Iglesia, un familiar querido o un amigo cercano. Viene a nosotros en los sacramentos. Viene a nosotros en la oración. Es nuestro trabajo estar vigilantes, ser conscientes de Su presencia en nuestras vidas para que podamos absorber tantas gracias como sea posible. Y aunque no sepamos cuándo vendrá por nosotros esa última vez, si estamos vigilantes y listos, nos llevará a su lado por toda la eternidad. ¡Qué hermoso pensarlo!

Papa San Juan Pablo II, gracias por tu hermoso testimonio durante tu tiempo en la tierra. Por favor, sigue rezando por nosotros, la Iglesia Militante, mientras nos esforzamos por amar a nuestro Señor como debemos. Intercede por nosotros para que aprendamos a velar y orar para poder “presentar[nos] sin temor ante el Hijo del hombre.” (Aclamación antes del Evangelio)

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Feature Image Credit: Ajayjoseph Fdo, unsplash.com/photos/a-statue-of-a-man-holding-a-cross-in-front-of-a-church-HVAP7fB9vyQ


Tami Urcia grew up in Western Michigan, a middle child in a large Catholic family. She spent early young adulthood as a missionary in Mexico, studying theology and philosophy, then worked and traveled extensively before finishing her Bachelor’s Degree in Western Kentucky. She loves tackling projects, finding fun ways to keep her little ones occupied, quiet conversation with the hubby and finding unique ways to love. She works full time at Diocesan, is a guest blogger on CatholicMom.com and BlessedIsShe.net, and has been doing Spanish translations on the side for over 20 years.

Discerning What We Store / Discernir lo que Guardamos

The seasons continue to change and turn. As the fall and winter holidays begin to dominate the secular scene, Catholics take a rather different approach to their arrival. In our Gospel, Jesus challenges the crowd to consider how focused they are on material items. When they have something they value, what do they do with it?

In this parable, Jesus offers a glimpse into the mind of a wealthy man who has run out of space to store the bountiful harvest he has accumulated. An inward looking man, he tears down the barns he already has in order to build larger ones to hold his substantial wealth. But, in a sudden twist, God takes the man’s life and all the things the man planned to enjoy were swiftly taken from him. Nothing he had acquired would travel with him beyond death. 

What was the alternative option the man could have chosen? Instead of building larger barns, where else could that surplus have gone? To others, of course! The man could have assisted the poor, he could have supported other farmers who did not have as bountiful a crop, he could have sold the surplus and donated the proceeds or invested in his community, he could have simply had a large banquet to celebrate with friends and relatives the blessings they had collectively been given. He could have expanded his heart and capacity for love by building and sustaining relationships. 

Jesus is not saying wealth is bad, nor is He advocating that saving items of sentimental value is unnecessary. However, we ought to keep in mind the perspective that nothing we can hold in our hands today will come with us to heaven (even Christmas decorations).

That being said, as you begin to rummage through your storage bins and cardboard boxes to pull out various seasonal decor, perhaps this is an opportunity to consider why you have what you have. Is it time to let some of these decorations bless someone else? Again, I do not believe Jesus is advocating we purge everything. But are 12 pumpkins necessary to celebrate Halloween or Thanksgiving? Maybe, but maybe not. Everyone will have a different answer depending on available space, need, and level of attachment. Nevertheless, the exercise of purposefully considering why we have what we have and how these items are helping us grow closer to Christ is worthwhile for all of us.

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Las estaciones siguen cambiando y girando. A medida que las fiestas de otoño e invierno comienzan a dominar la escena secular, los católicos adoptan un enfoque bastante diferente para su llegada. En nuestro Evangelio, Jesús desafía a la multitud a considerar cuán centrados están en los bienes materiales. Cuando tienen algo que valoran, ¿qué hacen con ello?

En esta parábola, Jesús ofrece un vistazo de la mente de un hombre rico que se ha quedado sin espacio para almacenar la abundante cosecha que ha acumulado. Un hombre introspectivo, derriba los graneros que ya tiene para construir otros más grandes para guardar su riqueza sustancial. Pero, en un giro repentino, Dios le quita la vida al hombre y todas las cosas que pensaba disfrutar le fueron rápidamente arrebatadas. Nada de lo que había adquirido viajaría con él más allá de la muerte.

¿Cuál era la opción alternativa que el hombre podría haber elegido? En lugar de construir graneros más grandes, ¿a dónde más podría haber ido ese excedente? ¡A otros, por supuesto! El hombre podría haber ayudado a los pobres, podría haber apoyado a otros agricultores que no tenían una cosecha tan abundante, podría haber vendido el excedente y donar las ganancias o invertirlas en su comunidad, podría simplemente haber tenido un gran banquete para celebrar con amigos y familiares las bendiciones que habían recibido colectivamente. Podría haber expandido su corazón y su capacidad de amar construyendo y manteniendo relaciones con los demás.

Jesús no está diciendo que la riqueza sea mala, ni está proponiendo que ahorrar objetos de valor sentimental sea innecesario. Sin embargo, debemos tener en cuenta la perspectiva de que nada de lo que podamos tener en nuestras manos hoy vendrá con nosotros al cielo (ni siquiera las decoraciones navideñas).

Dicho esto, cuando comiences a buscar cosas en tus contenedores de almacenamiento y cajas de cartón para sacar varias decoraciones de la temporada, tal vez esta sea una oportunidad para considerar por qué tienes lo que tienes. ¿Es hora de dejar que algunas de estas decoraciones bendigan a alguien más? Una vez más, no creo que Jesús esté proponiendo que regalemos todo. Pero ¿son necesarias 12 calabazas para celebrar Halloween o el Día de Acción de Gracias? Tal vez, pero tal vez no. Cada uno tendrá una respuesta diferente según el espacio disponible, la necesidad y el nivel de apego. Sin embargo, el ejercicio de considerar de manera deliberada por qué tenemos lo que tenemos y cómo estos objetos nos ayudan a acercarnos más a Cristo vale la pena para todos nosotros.

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Kate Taliaferro is an Air Force wife and mother. She is blessed to be able to homeschool, bake bread and fold endless piles of laundry. When not planning a school day, writing a blog post or cooking pasta, Kate can be found curled up with a book or working with some kind of fiber craft. Kate blogs at DailyGraces.net.

Feature Image Credit: SHVETS production, pexels.com/photo/pile-of-cardboard-boxes-scattered-on-floor-during-relocation-7203788/

The Problem of Evil / El Problema del Mal

The problem of evil is a tough one. When we look around the world we see so much suffering, pain and sin, and it is natural to ask the question, “Why?” For thousands of years the problem of evil has plagued even the best of theologians. Today’s first reading starts with the words, “The Lord was pleased to crush him in infirmity.” At first glance this doesn’t make a lot of sense when we think about a God who loves us unconditionally. How could God be pleased with suffering?

I am not going to pretend to have all the answers to the problem of evil, but I think the first reading today reminds us that we cannot answer the problem of evil fully because we fail to see with the eyes of God.

The first reading goes on to say, “through his suffering, my servant shall justify many, and their guilt he shall bear.” This brings a little more sense to why God is pleased with infirmity because it is through this suffering that the guilt of many is justified. This does not make it any easier when we are faced with the loss of a loved one, a cancer diagnosis, or any of the other forms of suffering we could face, but it does help us see a glimpse of the workings of God.

We essentially know two things that should give us comfort. The first is that God does not directly cause evil. He may permit it because of free will or other factors, but he does not actively participate in evil. A loving God could not contradict his very nature in this way. The second is that He would only permit evil if a greater good could come from it. This is what makes it difficult because we do not see perfectly with the eyes of God. We cannot see all the good that He is bringing from the suffering that exists.

Let’s not forget the worst evil to ever happen. The Son of God became man and suffered and died. From the very greatest of suffering to ever exist, God brought about the salvation of the entire human race. He endured the worst of suffering for me and for you. The problem of evil is tough, especially when it becomes personal and happens in our own lives, but if God himself could suffer and die to bring about the resurrection, then we can be assured that our suffering is also effective in bringing glory to God and his Church. This may not convince us fully but it does allow us to start to see the world how God sees it. He is in charge and he will ultimately make all things new.

From all of us here at Diocesan, God bless!

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El problema del mal es difícil. Cuando miramos a nuestro alrededor vemos tanto sufrimiento, dolor y pecado que es natural preguntarnos: “¿Por qué?” Durante miles de años, el problema del mal ha confundido incluso a los mejores teólogos. La primera lectura de hoy comienza con las palabras: “El Señor quiso triturar a su siervo con el sufrimiento”. A primera vista, esto no tiene mucho sentido cuando pensamos en un Dios que nos ama incondicionalmente. ¿Cómo podría Dios estar contento con el sufrimiento?

No voy a pretender tener todas las respuestas al problema del mal, pero creo que la primera lectura de hoy nos recuerda que no podemos responder plenamente al problema del mal porque no vemos con los ojos de Dios.

La primera lectura continúa diciendo: “con sus sufrimientos justificará mi siervo a muchos, cargando con los crímenes de ellos.” Esto da un poco más sentido al por qué Dios se complace con la enfermedad, porque es a través de este sufrimiento que se justifica la culpa de muchos. Esto no hace que sea más fácil enfrentarnos a la pérdida de un ser querido, un diagnóstico de cáncer o cualquier otra forma de sufrimiento que podamos enfrentar, pero sí nos ayuda a vislumbrar la obra de Dios.

En esencia, sabemos dos cosas que deberían brindarnos consuelo. La primera es que Dios no causa el mal directamente. Puede permitirlo debido al libre albedrío u otros factores, pero no participa activamente en el mal. Un Dios amoroso no podría contradecir a su propia naturaleza de esta manera. La segunda es que solo permitiría el mal si de él pudiera surgir un bien mayor. Esto es lo que lo hace difícil, porque no vemos perfectamente con los ojos de Dios. No podemos ver todo el bien que está trayendo del sufrimiento que existe.

No olvidemos el peor mal que jamás haya sucedido. El Hijo de Dios se hizo hombre, sufrió y murió. Del mayor sufrimiento que jamás haya existido, Dios trajo la salvación de toda la raza humana. Soportó el peor sufrimiento para mí y para ti. El problema del mal es duro, especialmente cuando se vuelve personal y sucede en nuestras propias vidas, pero si Dios mismo pudo sufrir y morir para lograr la resurrección, entonces podemos estar seguros de que nuestro sufrimiento también es eficaz para traer gloria a Dios y a su Iglesia. Puede ser que esto no nos convenza del todo, pero nos permite comenzar a ver el mundo como lo ve Dios. Él está a cargo y, en última instancia, hará nuevas todas las cosas.

De parte de todos nosotros aquí en Diocesan, ¡Dios los bendiga!

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Tommy Shultz is a Business Development Representative for Diocesan. In this role he is committed to bringing the best software to dioceses and parishes while helping them evangelize on the digital continent. Tommy has worked in various diocese and parish roles since his graduation from Franciscan University with a Theology degree. He hopes to use his skills in evangelization, marketing, and communications, to serve the Church and bring the Good News to all. His favorite quote comes from St. John Paul II, who said, “A person is an entity of a sort to which the only proper and adequate way to relate is love.”

Feature Image Credit: Martha Dominguez de Gouveia, unsplash.com/photos/hospital-bed-near-couch-KF-h9HMxRKg

Badly or Boldly? / ¿Mal Hecho o Hecho con Valentía?

Do we speak the truth of our faith badly or boldly? In today’s readings, it is about being bold, about relying on the Holy Spirit. Way back in May, we celebrated the feast of Pentecost at the end of the Easter season. We have been in Ordinary Time since then, walking with Jesus to all the towns, listening to him preach and teach, watching his miracles with awe and hopefully coming to know him more deeply. 

When Jesus teaches us, it is a good idea to listen. He reminds us today that believing in him is not the only thing we have to do. We need to acknowledge him. Faith kept to ourselves or hidden, is not what Jesus asks of us. He strongly warns us that denying Him will lead to being denied by Jesus. 

I doubt we deny Jesus on purpose. I think it may be more like we neglect Him, or when faced with the choice to speak in defense of Him or our faith we say nothing, so as not to offend, or we are tired of trying. I have done that. I have stayed silent because I could not have one more conversation with someone about how their ideas, opinions, or beliefs were contrary to our faith. 

I recall a time when I never backed down from telling people how wrong they were about what they thought. I was quite arrogant and self-serving. I don’t think that is a good way to speak the truth. I was young. Now, I know better how to speak, because, as Jesus tells us, we are to rely on the Holy Spirit. When we rely on ourselves, we can come across badly, as if we are yielding a club. The Holy Spirit will help us speak the truth boldly, with love. 

As Paul prays for the Ephesians, we can also pray for ourselves and others to be given the wisdom and revelation to know Jesus. Pray for an increase in faith.  Pray to be so filled with the Holy Spirit that relying on him becomes part of your nature, a characteristic of you as a person of faith.

In prayer, consider this: how would you like to be bolder in your faith and what do you need from the Holy Spirit to be able to do that?

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¿Hablamos mal o hablamos con valentía sobre las verdades de nuestra fe? En las lecturas de hoy, se trata de ser valientes, de confiar en el Espíritu Santo. En mayo, celebramos la fiesta de Pentecostés al final del tiempo de Pascua. Hemos estado en el Tiempo Ordinario desde entonces, caminando con Jesús por todos los pueblos, escuchándolo predicar y enseñar, observando sus milagros con asombro y con la esperanza de llegar a conocerlo más profundamente.

Cuando Jesús nos enseña, es buena idea escucharlo. Él nos recuerda hoy que creer en él no es lo único que tenemos que hacer. Tenemos que reconocerlo. La fe guardada para nosotros mismos u oculta, no es lo que Jesús nos pide. Nos advierte enérgicamente que negarlo conducirá a ser negado por Jesús.

Dudo que neguemos a Jesús a propósito. Creo que puede ser más como que lo descuidamos, o cuando nos enfrentamos con la decisión de hablar en defensa de Él o de nuestra fe no decimos nada, para no ofender, o estamos cansados ​​de intentarlo. Yo he hecho eso. Me he quedado callada porque no aguantaba tener ni una conversación más con alguien sobre cómo sus ideas, opiniones o creencias eran contrarias a la fe.

Me acuerdo de una época en la que nunca me arrepentí de decirle a la gente lo equivocados que eran con lo que pensaban. Era bastante arrogante y egoísta. No creo que esa sea una buena manera de decir la verdad. Era joven. Ahora sé mejor cómo hablar, porque, como nos dice Jesús, debemos confiar en el Espíritu Santo. Cuando confiamos en nosotros mismos, podemos dar una mala impresión, como si estuviéramos empuñar un garrote. El Espíritu Santo nos ayudará a decir la verdad con valentía y con amor.

Así como Pablo reza por los efesios, también podemos rezar por nosotros mismos y por los demás para que se nos dé la sabiduría y la revelación para conocer a Jesús. Pide por un aumento en la fe. Pide para estar tan lleno del Espíritu Santo que confiar en él se convierta en parte de tu naturaleza, una característica de ti como persona de fe.

En la oración, considere lo siguiente: ¿Cómo le gustaría ser más valiente en su fe y qué necesita del Espíritu Santo para poder hacerlo?

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Deanna G. Bartalini, M.Ed.; M.P.A., is a certified spiritual director, writer, speaker and content creator. The LiveNotLukewarm.com online community is a place to inform, engage and inspire your Catholic faith. Her weekly Not Lukewarm Podcast gives you tips and tools to live out your faith in your daily life.

Feature Image Credit: Aleksey Oryshchenko, unsplash.com/photos/white-dandelion-in-close-up-photography-during-daytime-FahDC2UyG7k

Saint Luke / San Lucas

Why 72 disciples? Biblical numbers always have significance. Genesis describes the division of the non-Jewish world into 70 nations. Moses was directed to bring 70 elders to the door of the Tabernacle so they could receive the spirit and be his assistants. The Sanhedrin (the ruling body of Israel) was made up of 71 elders. By choosing 72 disciples, Jesus sends a signal that he is bringing the Old Covenant to its fulfillment, and including the 70 Gentile nations as well.

We see also that Jesus is establishing a kind of methodology and hierarchy. He is the Head; he has chosen 12 Apostles as forerunners of the bishops; he now gathers another group to help them with their mission. Some traditions say St. Luke was one of the 72 disciples sent out in pairs ahead of him, but this is impossible to know with certainty, though this event is only recorded in his Gospel!

Luke is the only Gospel writer who was not Jewish – it seems that he was of Greek origin, and his Gospel was probably originally written in the excellently structured Greek found in the oldest copies. He was not an eyewitness to Jesus’ full ministry, but wanted to investigate everything accurately anew and write it down (see Luke 1:1-4). He was a Gentile convert, and his writing  shows a particular sensitivity to evangelizing Gentiles (see the Good Samaritan, the widow of Zarephath, Naaman the Syrian, and the one grateful leper, who was a Samaritan). A physician and maybe an artist, Luke probably met Paul at Troas and remained with him even when he was imprisoned in Rome, writing the Acts of the Apostles.

Did Luke know Jesus’ mother? It seems that he must have known her, or someone who was privileged to have known her, because it is only in his Gospel that we have any detailed accounts of several events in her life: the Annunciation, the Visitation of Elizabeth, the Magnificat, the Presentation in the Temple, and the story of Jesus’ being left in Jerusalem at the age of 12. Without Luke’s excellent history, we would not have these narratives from antiquity!

Whether or not St. Luke was one of the 72 sent out by Jesus in today’s Gospel, he certainly did his part as a laborer for the Lord’s harvest! Today, let’s ask him to intercede before the Master of the Harvest, for our Church and our world, that many more might respond to this call to bring God’s Truth and Love to every human heart.

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¿Por qué 72 discípulos? Los números bíblicos siempre tienen un significado. El Génesis describe la división del mundo no judío en 70 naciones. Moisés recibió instrucciones de llevar a 70 ancianos a la puerta del Tabernáculo para que pudieran recibir el espíritu y ser sus asistentes. El Sanedrín (el cuerpo gobernante de Israel) estaba formado por 71 ancianos. Al elegir a 72 discípulos, Jesús envía una señal de que está llevando la Antigua Alianza a su cumplimiento, incluyendo también a las 70 naciones gentiles.

Vemos también que Jesús está estableciendo una especie de metodología y jerarquía. Él es la Cabeza; ha elegido a 12 Apóstoles como precursores de los obispos; ahora reúne a otro grupo para ayudarlos con su misión. Algunas tradiciones dicen que San Lucas fue uno de los 72 discípulos enviados en parejas delante de él, pero esto es imposible de saber con certeza, aunque este evento solo está registrado en su Evangelio.

Lucas es el único evangelista que no era judío; parece que era de origen griego, y su Evangelio probablemente fue escrito originalmente en el griego excelentemente estructurado que se encuentra en las copias más antiguas. No fue testigo ocular del ministerio completo de Jesús, sino que quiso investigar todo con precisión de nuevo y escribirlo (ver Lucas 1,1-4). Era un gentil converso, y sus escritos muestran una sensibilidad particular para evangelizar a los gentiles (ver el Buen Samaritano, la viuda de Sarepta, Naamán el sirio y el leproso agradecido, que era samaritano). Médico y tal vez artista, Lucas probablemente conoció a Pablo en Troas y permaneció con él incluso cuando estaba preso en Roma, escribiendo los Hechos de los Apóstoles.

¿Lucas conoció a la madre de Jesús? Parece que la conocía, o alguien que tuvo el privilegio de conocerla, porque sólo en su Evangelio tenemos relatos detallados de varios acontecimientos de su vida: la Anunciación, la Visitación de Isabel, el Magníficat, la Presentación en el Templo y la historia de cómo Jesús fue dejado en Jerusalén a los 12 años. Sin la excelente historia de Lucas, ¡no tendríamos estas narraciones de la antigüedad!

Independientemente de si San Lucas fue uno de los 72 enviados por Jesús en el Evangelio de hoy, ¡ciertamente hizo su parte como trabajador de la cosecha del Señor! Hoy, pidámosle que interceda ante el Dueño de la cosecha, por nuestra Iglesia y nuestro mundo, para que muchos más puedan responder a este llamado a llevar la Verdad y el Amor de Dios a cada corazón humano.

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Kathryn Mulderink, MA, is married to Robert, Station Manager for Holy Family Radio. Together they have seven children (including Father Rob), and eleven grandchildren. She is President of the local community of Secular Discalced Carmelites and has published five books and many articles. Over the last 30 years, she has worked as a teacher, headmistress, catechist, Pastoral Associate, and DRE, and as a writer and voice talent for Catholic Radio. Currently, she serves the Church by writing and speaking, and by collaborating with various parishes and to lead others to encounter Christ and engage their faith. Her website is www.KathrynTherese.com

Feature Image Credit: Tim Wildsmith, unsplash.com/photos/an-open-book-sitting-on-top-of-a-wooden-table-cMvzDFaMMqw

Plans, Monuments and Keys / Planes, Monumentos y Llaves

If you scroll down to the “About the Author” section at the bottom of this reflection, you’ll see I call myself “a regular guy.” I have not been ordained nor have I professed any religious vows. I do not have a theology or divinity degree. I went to college 41 years ago to study journalism, and in the year 2024, that is a dying field, not unlike the folks who used to make buggy whips. Yet here I am, begging the Holy Spirit to help me say something worthwhile about the Word of God chosen for this day.

The first reading seems simple enough. Paul lays out for the Ephesians that, basically, God has always had a plan for us, and the culmination of that plan is in the sacrificial love of His Son, our Lord and Savior Jesus Christ. It is through Jesus and His love for us that we have any worth at all.

The Gospel from Luke is a bit of a stumper. What exactly is Jesus telling the people? They build monuments to the prophets who were killed by their ancestors, but how does that make them complicit? I think the Lord is calling them out for being two-faced. How can they honor these prophets with monuments if they don’t honor them by following the prophecies they spoke? Let’s bring it into the present day. How can we call ourselves Catholic, if we’re not following all the teachings of the Church? Why do we think we get to pick and choose from two millennia of guidance? Lord, have mercy!

Then there’s the matter of the keys. Jesus says scholars of the law have taken away the key of knowledge. It makes me think of those who would interpret the Scriptures in contrast to what they plainly say, or who try to confuse the people for their own benefit. It would do us well to remember that Jesus, Himself, is the key of David. He is the key we need for the knowledge that we need. Read what Jesus has to say, listen to His Word, and most definitely pray to Him.

I think we need to approach it all in a spirit of humility. Who do we think we are? God knows exactly who we are. A Lenten retreat this year encouraged me to read a small book entitled “Know Thyself: 100 Guided Meditations on Humility of Heart,” adapted from the writings of Rev. Fr. Cajetan Mary Da Bergamo (1672-1753). It has been an eye opener, reminding me that the process of attaining humility is a daily battle. Cardinal Merry Del Val’s Litany of Humility, reprinted in a list of prayers at the back of the book, does a great job of letting us know our rightful place. The final line of the litany puts it all in perspective: “That others may become holier than I, provided that I may become as holy as I should, Jesus, grant me the grace to desire it.”

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Si miras la sección de abajo que dice “Acerca del autor” al final de esta reflexión, verás que me considero “un hombre normal”. No he sido ordenado ni he profesado ningún voto religioso. No tengo un título en teología o divinidad. Fui a la universidad hace 41 años para estudiar periodismo, y en el año 2024, esa es una carrera casi en extinción, no muy diferente de la gente que solía hacer látigos para carruajes. Sin embargo, aquí estoy, rogando al Espíritu Santo que me ayude a decir algo que valga la pena sobre la Palabra de Dios elegida para este día.

La primera lectura parece bastante sencilla. Pablo explica a los efesios que Dios siempre ha tenido un plan para nosotros, y la culminación de ese plan está en el amor sacrificial de Su Hijo, nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Es a través de Jesús y Su amor por nosotros que tenemos algún valor.

El Evangelio de Lucas es un poco confuso. ¿Qué exactamente le está diciendo Jesús a la gente? Ellos construyen monumentos a los profetas que fueron asesinados por sus antepasados, pero ¿cómo eso los convierte en cómplices? Creo que el Señor los está llamando a rendir cuentas por tener doble vida. ¿Cómo pueden honrar a estos profetas con monumentos si no los honran siguiendo las profecías que pronunciaron? Ahora lo vemos de acuerdo al tiempo presente. ¿Cómo podemos llamarnos católicos si no seguimos todas las enseñanzas de la Iglesia? ¿Por qué creemos que podemos elegir entre dos milenios de orientación? ¡Señor, ten piedad!

Luego está el asunto de las llaves. Jesús dice que los eruditos de la ley han quitado la llave del conocimiento. Me hace pensar en aquellos que interpretan las Escrituras en contraste con lo que dicen claramente, o que tratan de confundir a la gente para su propio beneficio. Nos haría bien recordar que Jesús mismo es la llave de David. Él es la llave que necesitamos para el conocimiento que necesitamos. Leamos lo que Jesús tiene que decir, escuchemos Su Palabra y, definitivamente, oremos a Él.

Creo que debemos abordar todo esto con un espíritu de humildad. ¿Quiénes creemos que somos? Dios sabe exactamente quiénes somos. Un retiro de Cuaresma de este año me animó a leer un pequeño libro titulado “Know Thyself: 100 Guided Meditations on Humility of Heart” (Conócete a ti mismo: 100 meditaciones guiadas sobre la humildad del corazón), adaptado de los escritos del Reverendo Padre Cajetan Mary Da Bergamo(1672-1753). Me ha abierto los ojos y me ha recordado que el proceso de alcanzar la humildad es una batalla diaria. La letanía de la humildad del cardenal Merry Del Val, reimpresa en una lista de oraciones al final del libro, nos ayuda bastante a saber cuál es nuestro lugar legítimo. La última línea de la letanía lo pone todo en perspectiva: “Para que otros puedan llegar a ser más santos que yo, con tal de que yo pueda llegar a ser tan santo como deba, Jesús, concédeme la gracia de desearlo”.

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Mike Karpus is a regular guy. He grew up in Michigan’s Upper Peninsula, graduated from Michigan State University and works as an editor. He is married to a Catholic school principal, raised two daughters who became Catholic school teachers at points in their careers, and now relishes his two grandchildren, including the older one who is fascinated with learning about his faith. He also has served on a Catholic school board, a pastoral council and a parish stewardship committee. He currently is a lector at Mass, a Knight of Columbus, Adult Faith Formation Committee member and a board member of the local Habitat for Humanity organization. But mostly he’s a regular guy.

Feature Image Credit: George Becker, https://www.pexels.com/photo/brass-colored-keys-333838/