The Power of Love / El Poder del Amor

Why is it that we are “commanded” to love? Wouldn’t it be better if we were invited to love others? Isn’t it true that no one can make us love another person? And if we love out of duty are we really loving at all?

There have been any number of people in my life that I personally have not liked to be around. Over the years, however, I have discovered that my life is about more than getting along, or obtaining what I want, or experiencing pleasant circumstances. 

As a Christian, my life is no longer my own. I have been given the grace to experience the absolute love of God poured out on me in the sacrament of baptism and the only response to that overwhelming and limitless gift of God’s love and grace is to return love for love in as complete a manner as possible. As I put on the Lord Jesus, and I put into action his utter selfless loving here and now, in whatever situation I find myself in, I keep the one command I have been given by Jesus at the Last Supper: “This is my commandment: love one another as I love you.” No, it is not a suggestion, if I feel like it, if it works out, or if it is to my benefit. That is not the way that Jesus loved us and it is not the way he commands us to love one another.

I will love you, even as I wrestle within a relationship, but I may not agree with you.

I will love you, even though I don’t really prefer being around you.

I will love you, even though I will take steps to protect myself from your behaviors.

I will love you because Jesus has loved me and because Jesus loves you.

Love gives meaning to all the other commandments.

Love gives meaning to every suffering.

The power of love alone can give ultimate direction even to the hard realism of economics and politics and social strife and issues of social injustice and disparity. Love alone can break these open so they serve the world in charity.

Just before his death, Jesus talked about love, unity, friendship, glory, and joy, that the love the Father has for Jesus may be in us and that Jesus may be in us. If we focus on love, all else will follow. Love will lead us to unity and glory and joy, as Jesus is in us and we in him so that we may be brought to complete unity. 

This love is the bedrock of our Christian life. If we miss this we have missed everything. The “command” should make it really stand out to us so that we keep this front and center in our journey to becoming and loving like Christ.

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¿Por qué se nos “manda” amar? ¿No sería mejor si nos invitaran a amar a los demás? ¿No es cierto que nadie puede hacernos amar a otra persona? Y si amamos por deber, ¿realmente estamos amando?

Ha habido muchas personas en mi vida con las que personalmente no me ha gustado estar. Sin embargo, con el paso de los años, he descubierto que mi vida es más que llevarse bien, obtener lo que quiero o experimentar circunstancias agradables.

Como cristiano, mi vida ya no es mía. Se me ha dado la gracia de experimentar el amor absoluto de Dios derramado sobre mí en el sacramento del bautismo y la única respuesta a ese regalo abrumador e ilimitado del amor y la gracia de Dios es devolver amor por amor de la manera más completa posible. Al vestirme del Señor Jesús y poner en acción su amor absolutamente desinteresado aquí y ahora, en cualquier situación en la que me encuentre, guardo el único mandamiento que Jesús me dio en la Última Cena: “Este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como yo los he amado.” No es una sugerencia, si me apetece, si funciona o si es para mi beneficio. Esa no es la forma en que Jesús nos amó y no es la forma en que nos ordena que nos amemos unos a otros.

Te amaré, incluso mientras lucho dentro de una relación, pero puede que no esté de acuerdo contigo.

Te amaré, aunque en realidad no prefiero estar cerca de ti.

Te amaré, aunque tomaré medidas para protegerme de tus comportamientos.

Te amaré porque Jesús me ha amado y porque Jesús te ama.

El amor da significado a todos los demás mandamientos.

El amor da sentido a cada sufrimiento.

Sólo el poder del amor puede dar dirección definitiva incluso al duro realismo de la economía, la política, los conflictos sociales y las cuestiones de injusticia y disparidad social. Sólo el amor puede abrirlos para que sirvan al mundo con caridad.

Justo antes de su muerte, Jesús habló sobre el amor, la unidad, la amistad, la gloria y la alegría, para que el amor que el Padre tiene por Jesús esté en nosotros y que Jesús esté en nosotros. Si nos centramos en el amor, todo lo demás vendrá después. El amor nos llevará a la unidad, a la gloria y al gozo, como Jesús está en nosotros y nosotros en él, para que seamos llevados a la unidad completa.

Este amor es la base de nuestra vida cristiana. Si nos perdemos esto, nos lo hemos perdido todo. El “mandamiento” debe hacer que realmente se destaque para nosotros, de modo que lo mantengamos al frente y al centro en nuestro camino para llegar a ser y amar como Cristo.

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Sr. Kathryn J. Hermes

Sr. Kathryn James Hermes, FSP, is an author and offers online evangelization as well as spiritual formation for people on their journey of spiritual transformation and inner healing. Website: www.touchingthesunrise.com My Books: https://touchingthesunrise.com/books/
Public Facebook Group: https://www.facebook.com/groups/srkathrynhermes/ HeartWork Spiritual Formation Group: https://touchingthesunrise.com/heartwork/

Feature Image Credit: Christian R. Rodríguez, cathopic.com/photo/2894-the-last-supper-jesus-and-his-apostles

We are Not of This World / No somos de este mundo

I have always been a very sensitive person, afraid of what others might think if I say or do something that is incongruent with their perspectives. I get easily offended if someone says something bad about me, often carrying the negative encounters with me for days on end. In a world filled with pressures from social media and constant to-do lists, unrealistic expectations of ourselves easily accumulate. Loneliness and despair are real demons in our world today. So often we hear about battles with depression or anxiety. In the United States, suicide is the second leading cause of death among young people. It is so easy to be distracted by the problems in today’s world. Am I attractive enough, successful enough, or financially well-off? 

As our Lord Jesus humbled himself to become a little child, a servant for His Church, we must remember that no servant is greater than His master.  As Christians, we are called to be humble, which reminds us we are not entitled to comfort or success. We must consciously strive to find Jesus, and to place His love for us above all other loves. 

It is not enough to go to Church once a week and go through the motions. To be one with Christ takes an inner peace and active work. There will be many battles in this world, since we encounter trauma through the effects of sin and chaos, and the hardest times will usually come from direct encounters with one another. 

Other people’s love will always be flawed. But studying God’s Word and practicing faithful prayer can provide a protective armor for when difficult times inevitably arrive. Neither reading the Bible nor knowing how to pray comes easily; they require an invested effort. What ultimately works for one may not work for another, but it is vital to find a way to prioritize these practices in our lives. 

We are not of this world, nor of this time. Today’s life will pass quickly, but our relationship with Christ and His Salvation are Eternal.

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Siempre he sido una persona muy sensible, temerosa de lo que puedan pensar los demás si digo o hago algo incongruente con sus perspectivas. Me ofendo fácilmente si alguien dice algo malo sobre mí, y a menudo llevo conmigo los encuentros negativos durante días y días. En un mundo lleno de presiones de las redes sociales y constantes listas de tareas pendientes, fácilmente se acumulan expectativas poco realistas sobre nosotros mismos. La soledad y la desesperación son demonios verdaderos en nuestro mundo actual. Muy a menudo escuchamos sobre batallas contra la depresión o la ansiedad. En los Estados Unidos, el suicidio es la segunda causa principal de muerte entre los jóvenes. Es muy fácil distraerse con los problemas del mundo actual. ¿Soy lo suficientemente atractiva, lo suficientemente exitosa o financieramente cómoda?

Así como nuestro Señor Jesús se humilló para convertirse en un niño pequeño, un siervo de Su Iglesia, debemos recordar que ningún siervo es mayor que Su amo. Como cristianos, estamos llamados a ser humildes, lo que nos recuerda que no tenemos derecho a la comodidad ni al éxito. Debemos esforzarnos conscientemente por encontrar a Jesús y poner Su amor por nosotros por encima de todos los demás amores.

No basta con ir a la Iglesia una vez a la semana y cumplir con las formalidades. Ser uno con Cristo requiere paz interior y trabajo activo. Habrá muchas batallas en este mundo, ya que encontramos traumas a través de los efectos del pecado y el caos, y los momentos más difíciles generalmente vendrán de encuentros directos entre nosotros.

El amor de otras personas siempre será defectuoso. Pero estudiar la Palabra de Dios y practicar la oración fiel puede proporcionar una armadura protectora para cuando inevitablemente lleguen los momentos difíciles. Ni leer la Biblia ni saber orar es fácil; Requieren un esfuerzo invertido. Lo que en última instancia funciona para uno puede no funcionar para otro, pero es vital encontrar una manera de priorizar estas prácticas en nuestras vidas.

No somos de este mundo, ni de este tiempo. La vida de hoy pasará rápidamente, pero nuestra relación con Cristo y Su Salvación son Eternas.

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Dr. Alexis Dallara-Marsh is a board-certified neurologist who practices in Bergen County, NJ. She is a wife to her best friend, Akeem, and a mother of two little ones on Earth and two others in heaven above.

Feature Image Credit: Nathan Dumlao, unsplash.com/photos/clear-hour-glass-5Hl5reICevY

Jesus is the Way, the Truth and the Life / Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida

On this First Friday of the Month, as we contemplate the love of God found in the Sacred Heart, we are drawn into the depths of the Father’s boundless love. This Great God, worthy of our unwavering trust, extends an invitation for us to respond to His infinite love. 

Jesus said, “I am the Way, the Truth, and the Life.”

In these profound words, Jesus speaks directly to each of us, inviting us to place our trust in Him. His words resonate across time. His message is just as relevant to our lives today as it was when He first shared it. Amidst the complexities of our day-to-day Life, Jesus offers a clear direction—He is “the Way” to eternal Life. Jesus teaches Truth and is trustworthy, which is timeless. He extended an invitation for us to follow Him and gain the prize of eternal Life. God invites us to discover Him by encountering His Son, since they are one.

Revealing the Father: The Truth and the Life

Jesus declares that He is one with the Father, for to know Him is to know the Father. He is the embodiment of Truth, guiding us to see God, the Father, by encountering Jesus. “Whoever sees me sees the Father,” is a profound statement that unveils the divine connection between Jesus and the Father, and reflects their inseparable unity.

The Promise of Intercession and Glory

Jesus also extends a promise – whatever we ask in His name, He will do – ensuring the Father’s glorification through the Son. This pledge signifies the depth of the relationship between Jesus and the Father, demonstrating unity and purpose and the power of prayers offered in Jesus’ name.

As we reflect on Philip’s heartfelt plea – “Show us the Father” – we resonate with our own yearnings deep in our heart for conversion, healing, guidance, and assistance. Jesus invites us to embrace Him fully as the Way, the Truth, and the Life of our own lives, guiding us to the Father’s love and leading us on the path of holiness.

As we pause and reflect on today’s readings, we can draw strength from the devotion to the Sacred Heart of Jesus, which is honored each First Friday of the month. Jesus shares His perfect love with us and invites us to be a living vessel of that love to others. 

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En este primer viernes del mes, al contemplar el amor de Dios que se encuentra en el Sagrado Corazón, somos atraídos a las profundidades del amor ilimitado del Padre. Este Gran Dios, digno de nuestra confianza inquebrantable, nos extiende una invitación a responder a su infinito amor.

Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”.

En estas profundas palabras, Jesús nos habla directamente a cada uno de nosotros, invitándonos a confiar en Él. Sus palabras resuenan a través del tiempo. Su mensaje es tan relevante para nuestras vidas hoy como lo fue cuando lo compartió por primera vez. En medio de las complejidades de nuestra vida cotidiana, Jesús ofrece una dirección clara: Él es “el Camino” a la Vida eterna. Jesús enseña la Verdad y es digno de confianza, que es atemporal. Nos extendió una invitación a seguirlo y obtener el premio de la vida eterna. Dios nos invita a descubrirlo encontrando a su Hijo, ya que son uno.

Revelando al Padre: La Verdad y la Vida

Jesús declara que Él es uno con el Padre, porque conocerlo es conocer al Padre. Él es la Verdad hecha carne, que nos guía a ver a Dios, el Padre, al encontrarnos con Jesús. “Quien me ve, ve al Padre”, es una declaración profunda que revela la conexión divina entre Jesús y el Padre, y refleja su unidad inseparable.

La promesa de intercesión y gloria

Jesús también extiende una promesa: todo lo que pidamos en Su nombre, Él lo hará, asegurando la glorificación del Padre a través del Hijo. Este compromiso significa la profundidad de la relación entre Jesús y el Padre, demostrando unidad, un propósito y el poder de las oraciones ofrecidas en el nombre de Jesús.

Al reflexionar sobre la sincera súplica de Felipe: “Muéstranos al Padre”, resuenan nuestros propios anhelos en lo más profundo del corazón de conversión, sanación, guía y asistencia. Jesús nos invita a aceptarlo plenamente como Camino, Verdad y Vida de nuestra propia vida, guiándonos al amor del Padre y conduciéndonos por el camino de la santidad.

Al hacer una pausa y reflexionar sobre las lecturas de hoy, podemos sacar fuerzas de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, que se honra cada primer viernes del mes. Jesús comparte su amor perfecto con nosotros y nos invita a ser un vaso vivo de ese amor para los demás.

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Emily Jaminet is a Catholic author, speaker, radio personality, wife, and mother of seven children. She earned a bachelor’s degree in mental health and human services from the Franciscan University of Steubenville.  She is the co-founder of www.inspirethefaith.com and the Executive Director of The Sacred Heart Enthronement Network www.WelcomeHisHeart.com. She has co-authored several Catholic books and her next one, Secrets of the Sacred Heart: Claiming Jesus’ Twelve Promises in Your Life, comes out in Oct. 2020. Emily serves on the board of the Columbus Catholic Women’s Conference, contributes to Relevant Radio and Catholic Mom.com.

Feature Image Credit: Julián Iglesias, https://cathopic.com/photo/21641-blessed-family

Love and Morality / Amor y Moralidad

In today’s first reading from Acts 15, Peter and James stress the importance of God extending His covenant to the Gentiles. Rather than placing undue burden on the Gentiles by imposing on them the obligations of the Mosaic covenant to them, He calls all to a greater standard of following Christ. This standard involves moral precepts, such as avoiding idols and unlawful marriages, but it does not require the array of ritual prescriptions such as circumcision that the Jews needed to follow to remain close to God.

Jesus picks up this theme in the Gospel reading by drawing a connection. He says, “As the Father loves me, so I also love you. Remain in my love” (John 15:9). He continues, “If you keep my commandments, you will remain in my love. . . . I have told you this so that my joy might be in you and your joy might be complete” (John 15:10–11).

Jesus tells us of His love for us and His desire for us to remain in His love. He then takes it a step further, drawing a connection between love and morality: “If you keep my commandments, you will remain in my love.” Just as the Gentiles are called to remain in the love of God by following certain moral precepts, so too are we called to remain in God’s love by keeping His commandments. As we follow the commandments of God, we experience Christ’s desire for His joy to be in us and our joy to be complete.

This may come as a surprise to those of us who are used to thinking of our relationship with God as something primarily characterized by a sense of connection and perhaps emotions. These are important elements of the relationship, but Jesus is telling us that there is a direct connection between the moral life and our relationship with Him. If we keep His commandments, then we will remain in His love. Although we are not expected to follow the ritual-ceremonial precepts of the Law of Moses, we are still held to a certain moral standard by the commandments of God. This entails things like the Ten Commandments, the Beatitudes, and Jesus’ teaching on subjects like marriage, financial stewardship, and citizenship. Not to mention the extension of His teaching authority present in the teaching of the Church.

To remain in someone’s love, to remain in a proper relationship with a person, we seek to do things that will bring us closer to them. We avoid doing things that would distance ourselves from them. The amazing thing is that this attention to God’s commandments will bring us great joy. If we attend both of these elements of our relationship with God, we will experience great joy!

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En la primera lectura de hoy de Hechos 15, Pedro y Santiago enfatizan la importancia de que Dios extienda su alianza a los gentiles. En lugar de imponer una carga indebida a los gentiles al imponerles las obligaciones de la alianza mosaica, Él llama a todos a un estándar mayor de seguir a Cristo. Esta norma implica preceptos morales, como evitar los ídolos y los matrimonios ilegales, pero no requiere el conjunto de prescripciones rituales como la circuncisión que los judíos debían seguir para permanecer cerca de Dios.

Jesús retoma este tema en la lectura del Evangelio estableciendo una conexión. Él dice: “Como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor” (Juan 15,9). Y continúa: “Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena” (Juan 15,10-11).

Jesús nos habla de su amor por nosotros y de su deseo de que permanezcamos en su amor. Luego va un paso más allá y establece una conexión entre el amor y la moralidad: “Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor”. Así como los gentiles son llamados a permanecer en el amor de Dios siguiendo ciertos preceptos morales, también nosotros estamos llamados a permanecer en el amor de Dios guardando Sus mandamientos. Al seguir los mandamientos de Dios, experimentamos el deseo de Cristo de que Su gozo esté en nosotros y que nuestro gozo sea completo.

Esto puede ser sorprendente para los que estamos acostumbrados a pensar en nuestra relación con Dios como algo caracterizado principalmente por un sentido de conexión y quizás por las emociones. Estos son importantes elementos de la relación, pero Jesús nos está diciendo que hay una conexión directa entre la vida moral y nuestra relación con Él. Si guardamos Sus mandamientos, permaneceremos en Su amor. Aunque no se espera que sigamos los preceptos rituales-ceremoniales de la Ley de Moisés, los mandamientos de Dios todavía nos exigen un cierto estándar moral. Esto implica cosas como los Diez Mandamientos, las Bienaventuranzas y las enseñanzas de Jesús sobre temas como el matrimonio, la administración financiera y la ciudadanía. Sin mencionar la extensión de Su autoridad docente presente en la enseñanza de la Iglesia.

Para permanecer en el amor de alguien, para mantener una relación adecuada con una persona, buscamos hacer cosas que nos acerquen a ella. Evitamos hacer cosas que nos distanciarían de ellos. Lo sorprendente es que esta atención a los mandamientos de Dios nos traerá gran gozo. Si prestamos atención a ambos elementos de nuestra relación con Dios, ¡experimentaremos un gran gozo!

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David Dashiell is a freelance author and editor in Nashville, Tennessee. He has a master’s degree in theology from Franciscan University, and is the editor of the anthology Ever Ancient, Ever New: Why Younger Generations Are Embracing Traditional Catholicism.

Feature Image Credit: César Retana, https://cathopic.com/photo/10566-fire-heart

Hardworking St. Joseph / San José Obrero

** This reflection was reposted from Diocesan Archives. **

This day has always been one of the most special dates on my calendar. As a young adult, I made an effort to foster a close relationship with Mary and Joseph, and today we get to celebrate them both (since it’s the first day of the month of May)! When I finally found my husband, we decided to name our first son after this incredible saint. We couldn’t believe that none of my numerous siblings had named one of my even more numerous nephews after him. What a blessing!

Today we focus on a specific aspect of Joseph’s holiness, his spirit of hard work. We know that he was a carpenter and worked with his hands to provide for Jesus and Mary. I find this virtue to be particularly difficult to instill in our Joseph. As parents, we want to give our children everything, to provide for their every need and at times it’s hard not to spoil them. The chore charts took years to enforce, helping with the dishes remains an idea in my head, and it’s like pulling teeth trying to get him and his siblings to pick up toys so we can vacuum.

Sure, we’ve had plenty of teaching moments where we talk until we’re blue in the face about the importance of helping out as a family and how when he grows up he won’t have money to buy food unless he works… but what will help him and his brothers to truly understand?

I admit mommy and daddy need to be a tad more consistent, but deeper than that, we can point him to the example of good St. Joseph. The optional reading for this feast day states “Over all these things put on love…And let the peace of Christ control your hearts…And be thankful. And whatever you do, in word or in deed, do everything in the name of the Lord Jesus…for the Lord and not for men…”

I can see St. Joseph living out these words each and every day, working tirelessly out of love. He worked calmly, peacefully, skillfully using his tools to shape the wood, most likely praying as he went along. And most certainly he was thankful. Thankful for God’s guidance and provision, for allowing the work of his hands to provide for the needs of his most holy family. And we already know he did not live before men, because if he did, he would have never married Mary in the first place. His vocation was to serve the Lord.

Dear St. Joseph, thank you for your example of hard work and fidelity to God’s will. Help us to imitate your loving, peaceful, grateful and pure way of living and to teach our children to do the same. May we pray with hearts full of trust: Lord, give success to the work of our hands so that we may glorify you. Amen. 

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** Esta reflexión fue publicada nuevamente de los Archivos de Diocesan.**

Este día siempre ha sido una de las fechas más especiales de mi calendario. Cuando era joven, me esforcé por fomentar una relación cercana con María y José, ¡y hoy podemos celebrarlos a ambos (ya que es el primer día del mes de mayo)! Cuando finalmente encontré a mi esposo, decidimos nombrar a nuestro primer hijo con el nombre de este santo increíble. No podíamos creer que ninguno de mis numerosos hermanos le hubiera puesto su nombre a uno de mis aún más numerosos sobrinos. ¡Que bendición!

Hoy nos centramos en un aspecto específico de la santidad de José: su espíritu de arduo trabajo. Sabemos que era carpintero y trabajaba con sus manos para sustentar a Jesús y María. Considero que esta virtud es particularmente difícil de inculcar en nuestro hijo Joseph. Como padres, queremos darles todo a nuestros hijos, satisfacer todas sus necesidades y, a veces, es difícil no consentirlos demasiado. Me tomó años implementar una tablas de quehaceres, ayudar con los platos sigue siendo una idea en mi cabeza, y es como sacarse los dientes tratando de que él y sus hermanos recojan juguetes para que podamos pasar la aspiradora.

Claro, hemos tenido muchos momentos de enseñanza en los que hablamos un largo rato sobre la importancia de ayudar dentro de la familia y cómo cuando crezca no tendrá dinero para comprar comida si no trabaja… pero ¿Qué les ayudará a él y a sus hermanos a comprender verdaderamente?

Admito que mamá y papá necesitan ser un poco más consistentes, pero más allá de eso, podemos señalarle el ejemplo del buen San José. La lectura opcional para este día festivo dice: “Sobre todas estas cosas, vístanse de amor… y dejan que la paz de Cristo controle sus corazones… y sean agradecidos. Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús… para el Señor y no para los hombres…”

Puedo imaginar a San José viviendo estas palabras todos los días, trabajando incansablemente por el amor. Trabajó tranquila y pacíficamente, usando hábilmente sus herramientas para dar forma a la madera, probablemente orando mientras avanzaba. Y ciertamente estaba agradecido. Agradecido por la guía y la provisión de Dios, por permitir que la obra de sus manos proveyera las necesidades de su santísima familia. Y ya sabemos que no vivió ante los hombres, porque si lo hubiera hecho, nunca se habría casado con María en primer lugar. Su vocación era servir al Señor.

Querido San José, gracias por tu ejemplo de arduo trabajo y fidelidad a la voluntad de Dios. Ayúdanos a imitar tu forma de vida amorosa, pacífica, agradecida y pura y a enseñar a nuestros hijos a hacer lo mismo. Oremos con el corazón lleno de confianza: Señor, da éxito a la obra de nuestras manos para que podamos glorificarte. Amén.

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Feature Image Credit: Michael O’Sullivan, https://unsplash.com/photos/joseph-religious-figurine-xA36Wy213uM


Tami Urcia grew up in Western Michigan, a middle child in a large Catholic family. She spent early young adulthood as a missionary in Mexico, studying theology and philosophy, then worked and traveled extensively before finishing her Bachelor’s Degree in Western Kentucky. She loves tackling projects, finding fun ways to keep her little ones occupied, quiet conversation with the hubby and finding unique ways to love. She works full time, is a guest blogger on CatholicMom.com and BlessedIsShe.net, and has been doing Spanish translations on the side for over 20 years.

Just as the Father has Commanded / Tal Como el Padre ha Mandado

“Peace I leave with you; my peace I give to you… Do not let your hearts be troubled or afraid.”

Jesus gives us the peace that only He can give: a peace that can remain steadfast through every difficulty and confusion and apparent setback; a peace that can anchor our hearts in the midst of the storms of life, and even keep us in persevering calm against the “ruler of the world.” Because that enemy has no power over Christ, and Christ is with us.

It is this oneness with Christ that allowed Paul to remain steadfast and to keep preaching even after he was stoned and left for dead. Hardships could not make him recoil from his mission, and in fact they seemed to have spurred him on to work even harder and travel farther! He understood this principle in Christ – that love for the Father moved His Heart to fulfill His mission in spite of the suffering it demands, and His Heart remained at peace in the certainty of the Father’s love, even through the anguish He had to endure.

We might sometimes be tempted to misunderstand the nature of the sufferings of Christ as if He were “hovering above” the suffering due to His divine nature; but He suffered more than any of us ever will or could. We may think this about the saints as well, as if their holiness exempted them from feeling the fullness of their martyrdom. But their suffering is true suffering. If it is sweetened, it is by the love that makes them willing to do anything for the Beloved.

Like a mother who will forgo sleep and food and comfort for the sake of her suffering child, more aware of the child’s need than her own, Paul and every other holy one has their heart focused on the good of others and their love for God, no matter the cost. Their desire to do the will of God drives them beyond their comfort zone, beyond their own resources and limitations, beyond their own ideas and agenda, to great (and sometimes hidden) things for the Kingdom. This is how they magnify the Lord with their lives: “Your friends make known, O Lord, the glorious splendor of your kingdom.”

As fellow Kingdom-dwellers, we follow in Jesus’ footsteps toward the Father, but often in ways that we could not have anticipated, and perhaps would not have chosen. But our love for Christ and desire to obey the Father like Him, should drive us beyond our own expectations and calculations without being troubled or fearful. Like Jesus, we can pour ourselves out for love, in trust, without counting the cost, because His Heart keeps our hearts in peace.

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“La paz les dejo, mi paz les doy… No pierdan la paz ni se acobarden.”

Jesús nos da la paz que sólo Él puede dar: una paz que puede permanecer firme a través de cada dificultad, confusión y aparente paso para atrás; una paz que puede anclar nuestros corazones en medio de las tormentas de la vida, e incluso mantenernos en una calma perseverante contra el “príncipe de este mundo”. Porque ese enemigo no tiene poder sobre Cristo, y Cristo está con nosotros.

Es esta unidad con Cristo la que le permitió a Pablo permanecer firme y seguir predicando incluso después de haber sido apedreado y dado por muerto. Las dificultades no pudieron hacerle retroceder ante su misión y, de hecho, ¡parecían haberlo estimulado a trabajar aún más duro y viajar más lejos! Entendió este principio en Cristo: que el amor al Padre conmovió Su Corazón a cumplir Su misión a pesar del sufrimiento que exige, y Su Corazón permaneció en paz en la certeza del amor del Padre, incluso a través de la angustia que tuvo que soportar.

A veces podríamos sentirnos tentados a malinterpretar la naturaleza de los sufrimientos de Cristo, como si Él estuviera “flotando por encima” del sufrimiento debido a Su naturaleza divina; pero sufrió más de lo que cualquiera de nosotros sufrirá o podría sufrir. Podemos pensar lo mismo también de los santos, como si su santidad los eximiera de sentir la plenitud de su martirio. Pero su sufrimiento es verdadero sufrimiento. Si se endulza es por el amor que los hace dispuestos a todo por el Amado.

Como una madre que renuncia al sueño, al alimento y al consuelo por el bien de su hijo que sufre, más consciente de las necesidades del niño que de las suyas, Pablo y todos los santos tienen el corazón centrado en el bien de los demás y en el amor a Dios sin importar el costo. Su deseo de hacer la voluntad de Dios los lleva más allá de su zona de confort, más allá de sus propios recursos y limitaciones, más allá de sus propias ideas y agenda, hacia cosas grandes (y a veces ocultas) para el Reino. Así engrandecen al Señor con su vida: “Que muestren a los hombres tus proezas, el esplendor y la gloria de tu reino.”

Como compañeros habitantes del Reino, seguimos los pasos de Jesús hacia el Padre, pero a menudo de maneras que no podríamos haber anticipado y tal vez no hubiéramos elegido. Pero el amor por Cristo y el deseo de obedecer al Padre como Él deben llevarnos más allá de las propias expectativas y cálculos sin sentirnos preocupados ni temerosos. Como Jesús, podemos entregarnos al amor, en confianza, sin contar el costo, porque Su Corazón mantiene nuestros corazones en paz.

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Kathryn Mulderink, MA, is married to Robert, Station Manager for Holy Family Radio. Together they have seven children (including Father Rob), and seven grandchildren. She is President of the local community of Secular Discalced Carmelites and has published five books and many articles. Over the last 30 years, she has worked as a teacher, headmistress, catechist, Pastoral Associate, and DRE, and as a writer and voice talent for Catholic Radio. Currently, she serves the Church by writing and speaking, and by collaborating with various parishes and to lead others to encounter Christ and engage their faith. Her website is www.KathrynTherese.com

Feature Image Credit: cathopic, cathopic.com/photo/2785-sacred-heart-pierced

St. Catherine of Siena / Santa Catalina de Siena

Today is the feast day of St. Catherine of Siena, Doctor of the Church. Throughout her life, St. Catherine was a prolific writer. She composed many prayers, including the following to the Holy Spirit:

Holy Spirit, come into my heart; draw it to Thee by Thy power, O my God, and grant me charity with filial fear. Preserve me, O beautiful love, from every evil thought; warm me, inflame me with Thy dear love, and every pain will seem light to me. My Father, my sweet Lord, help me in all my actions.

In St. Catherine’s prayer I hear an echo, a response to today’s Gospel where Jesus promises to send an Advocate to His disciples. Jesus says, “I have told you this while I am with you. The Advocate, the Holy Spirit whom the Father will send in my name – he will teach you everything and remind you of all that I told you” (John 14:25-26). 

The Holy Spirit is with us always. We received the Holy Spirit at our baptism and each day, each moment, He is working within us. Those sparks of ideas for generosity, patience, outreach, love, compassion and mercy come from the Holy Spirit. The Catechism states: “By this power of the Spirit, God’s children can bear much fruit. He who has grafted us onto the true vine will make us bear “the fruit of the Spirit: . . . love, joy, peace, patience, kindness, goodness, faithfulness, gentleness, self-control.” “We live by the Spirit”; the more we renounce ourselves, the more we “walk by the Spirit” (CCC #736).

St. Catherine understood this deeply. She lived during the 1300’s. While her mother greatly desired her to marry, Catherine knew her calling from a young age. She even cut her hair to make her less attractive so she could devote her life totally to God. One would assume the next phase of her life included heading to a convent. Not Catherine. Her complete surrender to Jesus, which led her to a deep understanding of the Holy Spirit’s guidance, kept her at home. She remained a lay woman her whole life, but dedicated herself in service to the poor and the Church through the Dominican Third Order. 

St. Catherine shows us that everyone, religious and lay alike, are called to holiness. Each one of us has received the Spirit within us. When we follow the Holy Spirit, we will always be drawn deeper into the mystery of the Trinity, the mystery of our ever loving God.

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Hoy es la fiesta de Santa Catalina de Siena, Doctora de la Iglesia. A lo largo de su vida, Santa Catalina fue una escritora prolífica. Compuso muchas oraciones, entre ellas la siguiente al Espíritu Santo:

Espíritu Santo, ven a mi corazón; atráelo hacia Ti con tu poder, oh Dios mío, y concédeme caridad con temor filial. Guárdame, oh hermoso amor, de todo mal pensamiento; Caliéntame, inflámame con tu querido amor, y cada dolor me parecerá ligero. Padre mío, mi dulce Señor, ayúdame en todas mis acciones.

En la oración de Santa Catalina escucho un eco, una respuesta al Evangelio de hoy donde Jesús promete enviar un Abogado a sus discípulos. Jesús dice: “es he hablado de esto ahora que estoy con ustedes; pero el Paráclito, el Espíritu Santo que mi Padre les enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho” (Juan 14, 25-26).

El Espíritu Santo está con nosotros siempre. Recibimos el Espíritu Santo en nuestro bautismo y cada día, cada momento, Él está obrando en nosotros. Esas chispas de ideas de generosidad, paciencia, ayuda, amor, compasión y misericordia provienen del Espíritu Santo. El Catecismo afirma: “Gracias a este poder del Espíritu Santo los hijos de Dios pueden dar fruto. El que nos ha injertado en la Vid verdadera hará que demos “el fruto del Espíritu, que es caridad, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, templanza.” “El Espíritu es nuestra Vida”: cuanto más renunciamos a nosotros mismos más “obramos también según el Espíritu” (CIC #736).”

Santa Catalina comprendió esto profundamente. Vivió durante el siglo XIII. Si bien su madre deseaba mucho que se casara, Catalina conoció su vocación desde muy joven. Incluso se cortó el pelo para hacerla menos atractiva y poder dedicar su vida totalmente a Dios. Se podría suponer que la siguiente fase de su vida incluía ir a un convento. Pero no pasó así para Catalina. Su completa entrega a Jesús, que la llevó a una profunda comprensión de la guía del Espíritu Santo, la mantuvo en casa. Siguió siendo laica toda su vida, pero se dedicó al servicio de los pobres y de la Iglesia a través de la Tercera Orden Dominicana.

Santa Catalina nos muestra que todos, religiosos y laicos, están llamados a la santidad. Cada uno de nosotros ha recibido el Espíritu dentro de nosotros. Cuando seguimos al Espíritu Santo, siempre seremos atraídos más profundamente al misterio de la Trinidad, el misterio de nuestro Dios siempre amoroso.

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Kate Taliaferro is an Air Force wife and mother. She is blessed to be able to homeschool, bake bread and fold endless piles of laundry. When not planning a school day, writing a blog post or cooking pasta, Kate can be found curled up with a book or working with some kind of fiber craft. Kate blogs at DailyGraces.net.

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Sharing the Faith / Compartir la Fe

The beauty of this Easter season is that the Word became flesh, died for our sins, conquered death, and gives us access to the Father. Each of these remarkable events point to the fact that our faith is real, tangible, even corporeal. Though we all have a personal relationship with God in the very depths of our hearts, as human beings, we are meant to share our hearts with the world. In other words, we should not be keeping our faith in our hearts, but bringing it to the world. 

The second reading for today reminds us of this fact when it says, “Children, let us love not in word or speech but in deed and truth.” It seems that it is not enough to simply think about or talk about God, but our interior faith must be reflected by deeds. 

The second reading seems to be telling us that a private faith is not enough. Our actions should flow from the faith we have that we have been made in the image and likeness of God. Sometimes we can think because faith is so personal, it does not need to be shared. I know I have had the mindset at times that as long as I am in good relationship with God I am doing just fine. But the Gospel implores us to share. Jesus commands the disciples to go to the ends of the earth to preach the Gospel. 

We might take the approach that we can be an example and hope that people will see the way we live and make the connection to our Christian faith, but at some point we are called to act in love. Jesus wants us to talk about him, to serve, to forgive, to feed the poor. After all, he died not only so we could personally believe, but so that all men could be saved and come to knowledge of the truth. 

This Easter season is a perfect time to reflect on the spiritual and corporal works of mercy. Maybe hang a list of them somewhere so they will be a constant reminder to act. Faith is the supernatural virtue where we come to believe, but this belief is so profound and tangible that it can’t help but be shared. Let’s take a word from the end of every Mass, go in peace to love and SERVE the Lord. 

From all of us here at Diocesan, God bless!

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La belleza de esta temporada de Pascua es que el Verbo se hizo carne, murió por nuestros pecados, venció la muerte y nos da acceso al Padre. Cada uno de estos acontecimientos notables señala el hecho de que nuestra fe es real, tangible e incluso corpórea. Aunque todos tenemos una relación personal con Dios en lo más profundo de nuestro corazón, como seres humanos, debemos compartir nuestro corazón con el mundo. En otras palabras, no deberíamos mantener la fe dentro del corazón nada más, sino llevarla al mundo.

La segunda lectura de hoy nos recuerda de este hecho cuando dice: “Hijos míos: No amemos solamente de palabra, amemos de verdad y con las obras.” Parece que no basta simplemente pensar en Dios y hablar de Él, sino que la fe interior debe reflejarse en los hechos.

La segunda lectura parece decirnos que una fe privada no es suficiente. Las acciones deben surgir de la fe que tenemos de que hemos sido hechos a imagen y semejanza de Dios. A veces podemos pensar que la fe es tan personal que no necesita ser compartida. Sé que a veces he tenido la mentalidad de que mientras tenga una buena relación con Dios, me irá bien. Pero el Evangelio nos implora que compartamos. Jesús ordena a los discípulos que vayan hasta los confines de la tierra a predicar el Evangelio.

Podríamos adoptar el enfoque de que podemos ser un ejemplo y esperar que la gente vea la forma en que vivimos y establezcamos una conexión con nuestra fe cristiana, pero en algún momento somos llamados a actuar con amor. Jesús quiere que hablemos de él, que sirvamos, que perdonemos, que alimentemos a los pobres. Después de todo, él murió no sólo para que pudiéramos creer personalmente, sino para que todos los hombres pudieran salvarse y llegar al conocimiento de la verdad.

Este tiempo pascual es un momento perfecto para reflexionar sobre las obras de misericordia espirituales y corporales. Tal vez puedes colgar una lista de ellos en algún lugar para que sean un recordatorio constante de que debes actuar. La fe es la virtud sobrenatural en la que llegamos a creer, pero esta creencia es tan profunda y tangible que no podemos evitar compartirla. Tomando parte de la despedida en cada Misa, vayamos en paz a amar para SERVIR al Señor.

De parte de todos nosotros aquí en Diocesano, ¡Dios los bendiga!

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Tommy Shultz is a Business Development Representative for Diocesan. In this role he is committed to bringing the best software to dioceses and parishes while helping them evangelize on the digital continent. Tommy has worked in various diocese and parish roles since his graduation from Franciscan University with a Theology degree. He hopes to use his skills in evangelization, marketing, and communications, to serve the Church and bring the Good News to all. His favorite quote comes from St. John Paul II, who said, “A person is an entity of a sort to which the only proper and adequate way to relate is love.”

Feature Image Credit: Bruno van der Kraan, unsplash.com/photos/sun-rays-inside-cave-v2HgNzRDfII

Comfort in His Word / Encontrando Consuelo en su Palabra

**This reflection has been reposted from Diocesan Archives.**

In today’s Gospel reading, Jesus is sharing with his disciples that if they know Him, then they know the Father. Philip goes on to say, “Master, show us the Father, and that will be enough for us.” I’m glad that Philip said this, for it is why Jesus expands on the fact that He and the Father are one. He shares that the very words He speaks are not on His own, but with the Father, who dwells within Him. 

Jesus goes on to say that whoever believes in Him will do even greater works since He is going to the Father. He said that whatever you ask in His name, He will do so that the Father may be glorified in the Son. He said, “If you ask anything of me in my name, I will do it.”

What does this good news mean for you and me today? As I’m sure you know, there is much suffering and fear of the unknown in the world today. Personally, the unknown aspect can really get to me. I’m someone who loves having a plan or an idea of what the future can or should look like. I constantly have to remind myself that God is in control as I loosen my grasp on these plans or ideas of life. 

When I reflected on this Gospel passage and how it is good news today, I found that Jesus is comforting us in His word. He expands upon the reality that He is completely united to the Father and anything we ask in His name, He will do it. Does that mean He will give me anything I ask for? I’m not too sure about that, but I know He gives us what we need. So today, what do you need? Comfort, strength, courage? Ask for a particular need or grace in His name. We can trust that His Word is true. He is faithful to His promises, and He always pulls through for us.


**Esta reflexión ha sido publicada nuevamente desde los Archivos Diocesanos.**

En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús comparte con sus discípulos que si lo conocen a Él, entonces conocen al Padre. Felipe continúa diciendo: “Señor, muéstranos al Padre, y eso nos basta”. Me alegra que Felipe haya dicho esto, porque es por eso que Jesús amplía el hecho de que Él y el Padre son uno. Comparte que las mismas palabras que pronuncia no son de sí mismo, sino de parte del Padre, que habita en él.

Jesús continúa diciendo que quien cree en Él hará obras aún mayores ya que Él va al Padre. Dijo que todo lo que pidan algo en su nombre, lo cumplirá para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Dijo: “cualquier cosa que pidan en mi nombre, yo la haré ”.

¿Qué significa esta buena noticia para ti y para mí hoy? Como seguramente ya sabes, hoy en el mundo hay mucho sufrimiento y miedo a lo desconocido. Personalmente, el aspecto desconocido realmente me puede afectar. Soy alguien a quien le encanta tener un plan o una idea de cómo puede o debería ser el futuro. Constantemente tengo que recordarme a mí misma que Dios tiene el control a medida que suelto estos planes o ideas de vida.

Cuando reflexioné sobre este pasaje del Evangelio y cómo son buenas noticias hoy, descubrí que Jesús nos está consolando con su palabra. Él amplía la realidad de que Él está completamente unido al Padre y cualquier cosa que le pidamos en Su nombre, Él lo hará. ¿Eso significa que Él me dará todo lo que le pida? No estoy muy seguro de eso, pero sé que Él nos da lo que necesitamos. Entonces hoy, ¿qué necesitas? ¿consuelo? ¿fuerza? ¿valor? Pide una necesidad o gracia particular en Su nombre. Podemos confiar en que Su Palabra es veraz. Él es fiel a sus promesas y siempre nos ayuda.

This reflection has been reposted from Diocesan Archives. Author: Brianna David

Feature Image Credit: Aaron Burden, unsplash.com/photos/bible-page-on-gray-concrete-surface-9zsHNt5OpqE

The Warmth of a Fire / El Calor de una Fogata

Last fall I began working at a Christian facility with a homey, country feel to it. The basic structures were all built in a log cabin style and the grounds were truly an oasis. One of their favorite lines is “It’s the best place to do nothing.” But as the fall became winter, those wooden structures began to feel awfully chilly. Something had to be done to keep our fingers from freezing on our keyboards. 

During these days I grew in appreciation for an old fashioned wood fire. My first time trying to make one was a big fail, but after learning a few pointers from my coworkers, I got it to burn for an hour or so. I loved watching those flames dance around and enjoyed the instant warmth that accompanied it. Around the same time, my toddler had learned a new word, which fit so well. “Mommy, that’s so cozy!” she would tell me as I wrapped a blanket around her and read to her on my lap. The fire was indeed cozy as well. 

But it also got me thinking about the fire within. As we read from the Acts of the Apostles during this Easter season, we witness again and again how their hearts burned within them. Nothing stopped them from preaching and teaching, sharing and caring. They tirelessly traveled miles upon miles by horseback or on foot, by land or sea to reach those who had not yet heard the Good News of Jesus Christ. 

How is your fire burning? Is it like mine was those first couple tries? Does it ignite right away only to snuff out just as quickly? Does it take a little coaxing but eventually burn brightly? Is it a steady blaze that brings warmth to all around it? 

Let us heed Jesus’ invitation today: “Do not let your hearts be troubled. You have faith in God; have faith also in me.” God can turn our flame into a burning fire. Our faith should be something we live, move and breathe. It should dictate our daily decisions and our everyday actions, for Jesus clearly states: “I am the way, and the truth and the life.” 

May your flame burn brightly today and each day, so that others may feel the warmth of God’s love in you and glorify Him. 

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El otoño pasado comencé a trabajar en una instalación cristiana con un ambiente hogareño y campestre. Todas las estructuras básicas fueron construidas al estilo de una cabaña de troncos y los terrenos eran verdaderamente un oasis. Una de sus frases favoritas es “Es el mejor lugar para no hacer nada”. Pero a medida que el otoño se convirtió en invierno, esas estructuras de madera empezaron a sentirse terriblemente frías. Había que hacer algo para evitar que se nos congelaran los dedos en el teclado.

Durante estos días comencé a apreciar la hermosura de un fuego de leña. La primera vez que intenté hacer uno fue un gran fracaso, pero después de aprender unas pistas de mis compañeros de trabajo, logré que se quemara por lo menos una hora consecutiva. Me encantaba ver esas llamas bailar y disfrutaba la calidez instantánea que las acompañaba. Casi al mismo tiempo, mi hijita había aprendido una palabra nueva que aplicaba muy bien a esos fuegos. “¡Mami, eso es tan acogedor!” me decía mientras la envolvía en una manta y le leía en mi regazo. El fuego también era realmente acogedor.

Pero también me hizo pensar en el fuego interior. Al leer los Hechos de los Apóstoles durante este tiempo pascual, somos testigos una y otra vez de cómo sus corazones ardían dentro de ellos. Nada les impidió predicar y enseñar, compartir y cuidar. Recorrieron incansablemente millas y millas a caballo o a pie, por tierra o por mar para llegar a aquellos que aún no habían escuchado la Buena Nueva de Jesucristo.

¿Cómo arde tu fuego? ¿Es como el mío durante esos primeros intentos? ¿Se enciende de inmediato para apagarse con la misma rapidez? ¿Se necesita un poco de persuasión pero al final arde brillantemente? ¿Es un fuego constante que ofrece calidez a todo lo que lo rodea?

Prestemos atención a la invitación de Jesús hoy: “No pierdan la paz. Si creen en Dios, crean también en mí.” Dios puede convertir nuestra llama en un fuego ardiente. Nuestra fe debe ser algo que vivamos, algo que nos mueve y algo que respiremos. Debería dictar nuestras decisiones y acciones diarias, porque Jesús dice claramente: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”.

Que tu llama arda intensamente hoy y cada día, para que otros sientan el calor del amor de Dios en ti y glorifiquen a Dios.

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Feature Image Credit: Photoholgic, https://unsplash.com/photos/photo-of-bonfire-BmoqhFTwdvc


Tami Urcia grew up in Western Michigan, a middle child in a large Catholic family. She spent early young adulthood as a missionary in Mexico, studying theology and philosophy, then worked and traveled extensively before finishing her Bachelor’s Degree in Western Kentucky. She loves tackling projects, finding fun ways to keep her little ones occupied, quiet conversation with the hubby and finding unique ways to love. She works full time, is a guest blogger on CatholicMom.com and BlessedIsShe.net, and has been doing Spanish translations on the side for over 20 years.

Encouragement at Work in the World / La Motivación Obrando en el Mundo

It’s great to see some results for the work you put in. 

For example, if you are trying to get to a healthier weight, it’s quite rewarding to know that your efforts to improve diet and increase exercise are working. If you’re trying to make a certain grade in school and get the “A”, it’s rewarding to know you put the work in to study and know the material. If you ace a presentation at work and are rewarded with a hard-earned raise, it’s great to know that the hours you put in were worth it. 

In today’s Gospel, Jesus commands the Apostles to proclaim the Gospel to the whole world and to baptize new followers of Christ. Then Jesus gives an outline for how to know it’s being done correctly: demons will be cast out in his name, and many will be healed. If their hands fall upon a serpent or a poison, it won’t kill them. 

Jesus knew the work of spreading the Gospel would be difficult. He knew it would cost all the Apostles, except John, their lives, and while some are still asked to give up their life for the sake of the Gospel today, it’s much fewer and far between, especially in the developed world. Still, the world finds plenty of ways for us to “pay” for spreading the Gospel: the loss of job and professional prospects, political persecution, loss of freedom of speech in some countries. 

We know we are doing good things for the Kingdom of God, even when persecuted, but it’s still great to experience those “mountaintop” events in which we have confirmation we are doing great things for God. For example, when someone new joins the RCIA program, a child receives First Holy Communion, or someone surrenders their life to God after horrific pain. 

As humans, we often need some encouragement to keep going. Jesus laid it all out for us, and even today, we still see not-quite-as-literal signs taking place. How are you spreading the Gospel? What signs do you see even today that God is still at work in the world? Let’s carry Jesus’ Great Commission forward, and be encouraged by the signs that God is at work even in a world of wars, famine, pain and sorrow. 

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Es fantástico ver algunos resultados de un trabajo realizado.

Por ejemplo, si estás intentando alcanzar un peso más saludable, es muy gratificante saber que tus esfuerzos por mejorar la dieta y aumentar el ejercicio están funcionando. Si estás tratando de obtener una determinada calificación en la escuela y obtener una “A”, es gratificante saber que te esfuerzas por estudiar y conoces el material. Si realizas una presentación excelente en el trabajo y eres recompensado con un aumento por haber hecho tanto esfuerzo, es fantástico saber que las horas que dedicaste valieron la pena.

En el Evangelio de hoy, Jesús manda a los Apóstoles a proclamar el Evangelio al mundo entero y bautizar a nuevos seguidores de Cristo. Luego Jesús da un esquema de cómo saber que se está haciendo correctamente: los demonios serán expulsados en su nombre y muchos serán sanados. Si sus manos caen sobre una serpiente o un veneno, no los matará.

Jesús sabía que la obra de difundir el Evangelio sería difícil. Sabía que les costaría la vida a todos los Apóstoles, menos a Juan, y aunque a algunos todavía se les pide que entreguen su vida por el Evangelio hoy, es mucho menos común, especialmente en el mundo desarrollado. Aun así, el mundo encuentra muchas maneras de “pagar” por la difusión del Evangelio: la pérdida de empleo y perspectivas profesionales, la persecución política, la pérdida de la libertad de expresión en algunos países.

Sabemos que estamos haciendo cosas buenas para el Reino de Dios, incluso cuando somos perseguidos, pero aún así es maravilloso experimentar esos eventos excepcionales en los que tenemos la confirmación de que estamos haciendo grandes cosas para Dios. Por ejemplo, cuando alguien nuevo se une al programa RICA, un niño recibe la Primera Comunión o alguien entrega su vida a Dios después de un dolor terrible.

Como seres humanos, a menudo necesitamos un poco de motivación para seguir adelante. Jesús nos lo explicó todo, e incluso hoy en día todavía vemos señales que no son tan literales. ¿Cómo estás difundiendo el Evangelio? ¿Qué señales ves hoy en día de que Dios todavía está obrando en el mundo? Llevemos adelante la Gran Comisión de Jesús y seamos animados por las señales de que Dios está obrando incluso en un mundo de guerras, hambruna, dolor y tristeza.

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Mary Thissen is a St. Louis native living in East Central Illinois with her husband and children. She is blessed with twin boys Earthside and four children now living in Heaven. When she is not working as a healthcare data analyst or caring for her boys, she enjoys studying and writing about the Catholic faith and ministering to women who are suffering through miscarriage or infertility. You can connect with Mary on Instagram @waitingonmiracles. 

Feature Image Credit: Ave Calvar, unsplash.com/photos/person-holding-babys-hand-JNwba6cv4e0

Live in the Light / Vivir en la Luz

Today Jesus tells us about Himself and his Father in heaven. The word that seems to jump out is “light”. He tells us that He and the Father are one, and that if we know the Father we know Him, and if we know Him we know the Father. If you can totally understand that then you deserve a special place on this earth. When you think of the word light, what comes to mind? We may not think about God at first. Why? As human beings, we like to put a face on every name that we hear. So it’s natural for us to try and put a face on God. As a young boy I would see lots of pictures of Jesus. Then I would be told about his Father. But, there were no pictures of the Father, so I would conjure up images in my mind of an old man sitting on a cloud looking down on earth and helping his son Jesus. 

Back to Jesus telling us that he is Light. What is light? If we had to choose between light and darkness, we would most likely choose the light. There is a lot to be said about light. First of all, it takes away the darkness. Taking away the darkness makes us feel better. Where would we be without light? For one thing we would not eat. Crops need light to grow and to be harvested. We would not be able to walk or drive because we couldn’t see where we are going. When we think of God as being Light it takes on a whole new dimension!

Have you ever met someone whose face radiates light? Chances are they are full of God’s Spirit. My wife and I witnessed this when our daughters became missionaries. We would visit their mother houses and the young ladies there were beaming with light. It was a sight to behold. It shouldn’t surprise us if we believe that God is light, then a person of God would also be full of light. I often pray that the Lord would allow me to be light to those people he places before me.

Have you ever noticed that in religious art that has a saint painted on it, the saint’s face is usually flooded with light? So, keep your eyes open and perhaps you will meet a person of light. Is that possible for us? Of course it is! All we have to do is give ourselves totally to God! We will have to get rid of a lot of stuff and dismiss distractions for that to happen. Of course, there is more. But, by the time you get to that point you will already know what you need to do. Happy journey!

Serving with joy!

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Hoy Jesús nos habla de sí mismo y de su Padre celestial. La palabra que parece resaltar es “luz”. Nos dice que Él y el Padre son uno, y que si conocemos al Padre, lo conocemos a Él, y si conocemos a Él, conocemos al Padre. Si puedes entender eso totalmente, entonces mereces un lugar especial en esta tierra. Cuando piensas en la palabra luz, ¿qué se te viene a la mente? Puede que al principio no pensemos en Dios. ¿Por qué? Como seres humanos, nos gusta ponerle una cara a cada nombre que escuchamos. Por eso es natural que intentemos ponerle un rostro a Dios. Cuando era niño veía muchas imágenes de Jesús. Y luego me hablaron de su Padre. Pero no había imágenes del Padre, así que evocaba imágenes en mi mente de un anciano sentado en una nube mirando hacia la tierra y ayudando a su hijo Jesús.

Volvamos a Jesús diciéndonos que Él es la Luz. ¿Qué es la luz? Si tuviéramos que elegir entre la luz y la oscuridad, lo más probable es que elegiríamos la luz. Hay mucho que decir sobre la luz. En primer lugar, elimina la oscuridad. Quitar la oscuridad nos hace sentir mejor. ¿Dónde estaríamos sin la luz? Por un lado, no comeríamos. Los cultivos necesitan luz para crecer y ser cosechados. No podríamos caminar ni conducir porque no podríamos ver hacia dónde vamos. Cuando pensamos en Dios como Luz, ¡adquiere una dimensión completamente nueva!

¿Alguna vez has conocido a alguien cuyo rostro irradia luz? Lo más probable es que estén llenos del Espíritu de Dios. Mi esposa y yo fuimos testigos de esto cuando nuestras hijas se hicieron misioneras. Visitábamos las casas de formación y las jóvenes estaban radiantes de luz. Fue increíble verlo. No debería sorprendernos si creemos que Dios es luz, que una persona de Dios también estaría llena de luz. A menudo le pido al Señor que me permita ser luz las personas que encuentre a lo largo del día.

¿Alguna vez has notado que en el arte religioso donde viene un santo pintado, el rostro del santo suele estar iluminado? Así que mantén los ojos abiertos y tal vez te encuentres con una persona de luz. ¿Es eso posible para nosotros? ¡Por supuesto que sí! ¡Lo único que tenemos que hacer es entregarnos totalmente a Dios! Tendremos que deshacernos de muchas cosas y descartar distracciones para que eso suceda. Por supuesto implica más que eso, pero cuando llegues a ese punto, ya sabrás lo que debes hacer. ¡Feliz viaje!

¡Sirviendo con alegría!

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Deacon Dan Schneider is a retired general manager of industrial distributors. He and his wife Vicki have been married for over 50 years. They are the parents of eight children and thirty grandchildren. He has a degree in Family Life Education from Spring Arbor University. He was ordained a Permanent Deacon in 2002.  He has a passion for working with engaged and married couples and his main ministry has been preparing couples for marriage.

Featured Image Credit: Michael Held, unsplash.com/photos/green-trees-on-forest-during-daytime-gghk1DME6Cw