Most of us would like it if God would make it super clear to us what He wanted us to do. Even Mary at the Annunciation clearly knew what God was asking of her through the angel Gabriel’s message.
However, when Mary traveled to see her cousin Elizabeth directly after the Annunciation during the first days of her pregnancy, she went on a hint. She was a fifteen-year-old girl going to assist an elderly cousin and perhaps seek her advice simply because the angel Gabriel mentioned that Elizabeth, her cousin, was pregnant and was in her sixth month. There was nothing about Elizabeth being the mother of the forerunner of the Messiah. There was no clear-cut, can’t-be-missed declaration that it was God’s will that Mary go and visit her. There was just a mention. In the English translation, the mention is just about 20 words out of the 200 words she heard that morning.
Such an announcement would have left most of us wondering and worrying and scurrying about in concern for ourselves. Mary instead went in haste, putting her cousin first. Mary dropped everything and left, not because she was commanded to, but because she got the hint.
There are certain times when we make formal discernments as we seek the will of God in our lives. I’ve learned that most of the time, however, we discover God’s call to us by picking up on the hints He is dropping all around us.
Mary “got the hint” when she heard the mention of Elizabeth being with child, because she was ever seeking to please the Lord, attuned to the way God works in the world, and because her heart was full of compassion and kindness for others, putting their needs before her own. As we prepare for Christmas we are immersed in all three of these qualities of Mary’s heart: seeking, waiting and loving; being attuned to both God and others; putting others’ needs before our own.
In these remaining days of Advent and through the Christmas season, keep your eyes and ears and heart open to pick up on all the hints God is dropping. These hints are the way He indicates what He desires of you. If you do so, then your Christmas celebration will truly be joyous.
A la mayoría de nosotros nos gustaría que Dios nos dejara muy claro lo que quiere que hagamos. Incluso María en la Anunciación sabía claramente lo que Dios le estaba pidiendo a través del mensaje del ángel Gabriel.
Sin embargo, cuando María viajó para ver a su prima Isabel directamente después de la Anunciación durante los primeros días de su embarazo, siguió una pista. Era una joven de quince años que iba a ayudar a una prima mayor y tal vez buscar su consejo simplemente porque el ángel Gabriel mencionó que Isabel, su prima, estaba embarazada y estaba en su sexto mes. No mencionó nada acerca de que Isabel fuera la madre del precursor del Mesías. No había una declaración clara e ineludible de que era la voluntad de Dios que María fuera a visitarla. Solo había una mención.
Tal anuncio habría dejado a la mayoría de nosotros preguntándonos, preocupándonos y apresurándonos por nosotros mismos. María, en cambio, se apresuró a ir, poniendo a su prima en primer lugar. María dejó todo y se fue, no porque se le había ordenado, sino porque captó la indirecta.
Hay ciertas ocasiones en las que hacemos discernimientos formales mientras buscamos la voluntad de Dios en nuestras vidas. He aprendido que la mayoría de las veces, sin embargo, descubrimos el llamado de Dios para nosotros al captar las pistas que Él está dejando caer a nuestro alrededor.
María “captó la indirecta” cuando escuchó mencionar que Isabel estaba embarazada, porque siempre buscaba agradar al Señor, estaba en sintonía con la forma en que Dios obra en el mundo y porque su corazón estaba lleno de compasión y bondad por los demás, poniendo sus necesidades antes que las suyas. Mientras nos preparamos para la Navidad, estamos inmersos en estas tres cualidades del corazón de María: buscar, esperar y amar; estar en sintonía con Dios y con los demás; y poner las necesidades de los demás antes que las nuestras.
En estos últimos tres días de Adviento y durante la temporada navideña, mantén los ojos, los oídos y el corazón abiertos para captar todas las pistas que Dios está dejando caer. Estas pistas son la manera que te indica lo que desea de ti. Si lo haces, tu celebración navideña será verdaderamente llena de alegría.
Sr. Kathryn James Hermes, FSP, is an author and offers online evangelization as well as spiritual formation for people on their journey of spiritual transformation and inner healing. Website: www.touchingthesunrise.com My Books: https://touchingthesunrise.com/books/
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