All In With Jesus / Entregando Todo a Jesús

God is present in all we do and gives us little gifts when we least expect it. I try to pick either the first or the nineteenth of every month to write for and I do not look up the readings beforehand; I trust the Holy Spirit will inspire me. The first reading today is from Revelation and it contains my life goal based on Revelation 3:16. My goal is to live “not lukewarm.”  In an effort to remember this goal it is tattooed on my leg and is the name of my podcast, website, and business. What does it mean to live in a manner that is not lukewarm and why is it important to do so?

Let me answer why first. We are called to live out our Christian life giving our all to Christ. Zacchaeus is ready to be all in when he encounters Jesus. Zacchaeus who is short and eager to please is thrilled Jesus picked his house to visit. The story of Zacchaeus is one of my favorites. Here is a man who has lived mostly for himself and his own fulfillment, who changes his life when Jesus calls him. And he promises Jesus he is not going to change his life just a little, but four times over. He is not lukewarm!

Jesus says he will spit the people of Laodicea out of his mouth because they are not hot or cold. The image is powerful and slightly distasteful. Jesus spitting? It certainly brings home the point that we are to be hot or cold, not on the fence or straddling a line, trying to please God and the world simultaneously. Living not lukewarm, giving our yes wholeheartedly and without reservation is how we are called to live for Christ. A lukewarm Christian is not what is needed today.

What does it mean to live this way? It means to be all in with Jesus no matter what, in all the areas of our lives. It means our faith informs our decisions in our work, relationships, and recreation. What do we do with our free time? Do we serve others in need and share our time and money? What books and movies do we entertain ourselves with? Do we share the Gospel with others?  Do we live our faith each and every day or only when it is convenient or easy for us?

As we approach a new liturgical year in December, it is a good time to take stock of how we are living our faith. None of us is perfect. We need the help of God, the Church, and the sacraments. Revelation 3:16 does not have to be your life verse, but I encourage you to try your best to live not lukewarm!

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Dios está presente en todo lo que hacemos y nos da pequeños regalos cuando menos lo esperamos. Intento elegir el primero o el diecinueve de cada mes para escribir y no leo las lecturas de antemano; confío en que el Espíritu Santo me inspire. La primera lectura de hoy es del Apocalipsis y contiene la meta de mi vida basada en el Apocalipsis 3,16. Mi meta es vivir “no tibio”. En un esfuerzo por recordar este objetivo, está tatuado en mi pierna y es el nombre de mi podcast, página web y negocio. ¿Qué significa vivir de una manera que no sea tibia y por qué es importante hacerlo?

Déjame responder por qué primero. Estamos llamados a vivir nuestra vida cristiana entregándolo todo a Cristo. Zaqueo está listo para darlo todo cuando se encuentra con Jesús. Zaqueo, que es bajito y está ansioso por complacer, está emocionado de que Jesús haya elegido ir a visitar su casa. La historia de Zaqueo es una de mis favoritas. Aquí tenemos a un hombre que ha vivido principalmente para sí mismo y su propia realización, que cambia su vida cuando Jesús lo llama. Y le promete a Jesús que no va a cambiar su vida solamente un poquito, sino multiplicado por cuatro. ¡No es tibio!

Jesús dice que escupirá a la gente de Laodicea de su boca porque no son calientes ni fríos. La imagen es poderosa y algo desagradable. ¿Jesús va a escupir? Sin duda, nos hace comprender que debemos ser calientes o fríos, no estar en la cerca o en una línea, tratando de agradar a Dios y al mundo simultáneamente. Vivir no tibios, dar nuestro sí de todo corazón y sin reservas es como estamos llamados a vivir para Cristo. Un cristiano tibio no es lo que se necesita hoy en día.

¿Qué significa vivir de esta manera? Significa estar completamente con Jesús sin importar lo que pase, en todas las áreas de la vida. Significa que la fe informa nuestras decisiones en el trabajo, las relaciones y la recreación. ¿Qué hacemos con el tiempo libre? ¿Servimos a los necesitados y compartimos nuestro tiempo y dinero? ¿Con qué libros y películas nos entretenemos? ¿Compartimos el Evangelio con los demás? ¿Vivimos la fe todos los días o solo cuando nos resulta conveniente o fácil?

Al acercarnos a un año litúrgico nuevo en diciembre, es buen momento para analizar cómo estamos viviendo la fe. Ninguno de nosotros es perfecto. Necesitamos la ayuda de Dios, la Iglesia y los sacramentos. El Apocalipsis 3,16 no tiene que ser el versículo de tu vida, ¡pero te animo a que hagas todo lo posible por no vivir de una forma tibia!

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Deanna G. Bartalini, M.Ed.; M.P.A., is a certified spiritual director, writer, speaker and content creator. The LiveNotLukewarm.com online community is a place to inform, engage and inspire your Catholic faith. Her weekly Not Lukewarm Podcast gives you tips and tools to live out your faith in your daily life.

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Badly or Boldly? / ¿Mal Hecho o Hecho con Valentía?

Do we speak the truth of our faith badly or boldly? In today’s readings, it is about being bold, about relying on the Holy Spirit. Way back in May, we celebrated the feast of Pentecost at the end of the Easter season. We have been in Ordinary Time since then, walking with Jesus to all the towns, listening to him preach and teach, watching his miracles with awe and hopefully coming to know him more deeply. 

When Jesus teaches us, it is a good idea to listen. He reminds us today that believing in him is not the only thing we have to do. We need to acknowledge him. Faith kept to ourselves or hidden, is not what Jesus asks of us. He strongly warns us that denying Him will lead to being denied by Jesus. 

I doubt we deny Jesus on purpose. I think it may be more like we neglect Him, or when faced with the choice to speak in defense of Him or our faith we say nothing, so as not to offend, or we are tired of trying. I have done that. I have stayed silent because I could not have one more conversation with someone about how their ideas, opinions, or beliefs were contrary to our faith. 

I recall a time when I never backed down from telling people how wrong they were about what they thought. I was quite arrogant and self-serving. I don’t think that is a good way to speak the truth. I was young. Now, I know better how to speak, because, as Jesus tells us, we are to rely on the Holy Spirit. When we rely on ourselves, we can come across badly, as if we are yielding a club. The Holy Spirit will help us speak the truth boldly, with love. 

As Paul prays for the Ephesians, we can also pray for ourselves and others to be given the wisdom and revelation to know Jesus. Pray for an increase in faith.  Pray to be so filled with the Holy Spirit that relying on him becomes part of your nature, a characteristic of you as a person of faith.

In prayer, consider this: how would you like to be bolder in your faith and what do you need from the Holy Spirit to be able to do that?

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¿Hablamos mal o hablamos con valentía sobre las verdades de nuestra fe? En las lecturas de hoy, se trata de ser valientes, de confiar en el Espíritu Santo. En mayo, celebramos la fiesta de Pentecostés al final del tiempo de Pascua. Hemos estado en el Tiempo Ordinario desde entonces, caminando con Jesús por todos los pueblos, escuchándolo predicar y enseñar, observando sus milagros con asombro y con la esperanza de llegar a conocerlo más profundamente.

Cuando Jesús nos enseña, es buena idea escucharlo. Él nos recuerda hoy que creer en él no es lo único que tenemos que hacer. Tenemos que reconocerlo. La fe guardada para nosotros mismos u oculta, no es lo que Jesús nos pide. Nos advierte enérgicamente que negarlo conducirá a ser negado por Jesús.

Dudo que neguemos a Jesús a propósito. Creo que puede ser más como que lo descuidamos, o cuando nos enfrentamos con la decisión de hablar en defensa de Él o de nuestra fe no decimos nada, para no ofender, o estamos cansados ​​de intentarlo. Yo he hecho eso. Me he quedado callada porque no aguantaba tener ni una conversación más con alguien sobre cómo sus ideas, opiniones o creencias eran contrarias a la fe.

Me acuerdo de una época en la que nunca me arrepentí de decirle a la gente lo equivocados que eran con lo que pensaban. Era bastante arrogante y egoísta. No creo que esa sea una buena manera de decir la verdad. Era joven. Ahora sé mejor cómo hablar, porque, como nos dice Jesús, debemos confiar en el Espíritu Santo. Cuando confiamos en nosotros mismos, podemos dar una mala impresión, como si estuviéramos empuñar un garrote. El Espíritu Santo nos ayudará a decir la verdad con valentía y con amor.

Así como Pablo reza por los efesios, también podemos rezar por nosotros mismos y por los demás para que se nos dé la sabiduría y la revelación para conocer a Jesús. Pide por un aumento en la fe. Pide para estar tan lleno del Espíritu Santo que confiar en él se convierta en parte de tu naturaleza, una característica de ti como persona de fe.

En la oración, considere lo siguiente: ¿Cómo le gustaría ser más valiente en su fe y qué necesita del Espíritu Santo para poder hacerlo?

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Feeling Unwelcome / Sentirse No Bienvenido

Do you ever feel like you are not welcome? You are not alone in that feeling. Jesus was not welcome in many places. And often, when he went to places where he was welcome, the people who did not welcome him complained. It was a classic “you can’t make everyone happy” situation. Always though, Jesus responds well. Of course, he does, he is Jesus.

Our response, when we are unwelcome, may not always be quite like that of Jesus. And that is okay, we are a work in progress on our way to holiness. Many times, in Scripture he reminds his apostles to shake the dust off, leave the place, and not to stay where they are unwelcome but go where they are welcomed.

I think there are two things we can learn from Jesus about not being welcome. First, you cannot force yourself on other people. And often, when others are not interested in you or your ideas, it may be out of their discomfort or pain rather than your message. The time for you to connect may be later. Jesus simply moved on without punishment or revenge when the Samaritan village was unwelcoming. His rebuke was for James and John who wanted to rain down fire on those who were not interested in Jesus, but Jesus did not allow it. And in my mind, I see Jesus praying for that town. Isn’t that a better response than revenge or anger? 

The other point we can learn from Jesus is how to welcome others. When new people move into our neighborhood or a family joins our parish, what do we do? If a stranger appears, do we welcome or judge? Extend invitations, reach out to others, and allow them to join in at their own pace. We cannot force others to participate, we can only invite them with a welcoming attitude.

And while it may hurt when people rebuff our good intentions, be like Jesus and pray for them, waiting patiently until they come to you in their way at their own time. As you go through your day, consider how you can be more welcoming to others in the different areas of your life.

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¿Alguna vez has sentido que no eres bienvenido? No estás solo en ese sentimiento. Jesús no era bienvenido en muchos lugares. Y a menudo, cuando iba a lugares donde era bienvenido, las personas que no lo recibían bien se quejaban. Era una situación clásica de “no puedes hacer feliz a todos”. Sin embargo, Jesús siempre responde bien. Por supuesto que responde bien, es Jesús.

Nuestra respuesta, cuando no somos bienvenidos, puede que no siempre sea como la de Jesús. Y no hay problema, somos un trabajo en progreso en el camino hacia la santidad. Muchas veces, en las Escrituras, les recuerda a sus apóstoles que se sacudan el polvo, abandonen el lugar y no se queden donde no son bienvenidos, sino que vayan a donde son bienvenidos.

Creo que hay dos cosas que podemos aprender de Jesús sobre no ser bienvenido. Primero, no puedes imponerte a otras personas. Y a menudo, cuando a los demás no les interesan tú o tus ideas, puede ser por su incomodidad o dolor en lugar de por tu mensaje. El momento de conectarse puede ser más tarde. Jesús simplemente siguió adelante sin castigar ni vengarse cuando el pueblo samaritano no lo recibió bien. Su reprensión fue para Santiago y Juan, que querían hacer llover fuego sobre aquellos que no estaban interesados ​​en Jesús, pero Jesús no lo permitió. Y en mi mente, veo a Jesús rezando por ese pueblo. ¿No es esa una mejor respuesta que la venganza o la ira?

El otro punto que podemos aprender de Jesús es cómo dar la bienvenida a los demás. Cuando nuevas personas se mudan a nuestro vecindario o una familia se une a nuestra parroquia, ¿qué hacemos? Si aparece un extraño, ¿damos la bienvenida o juzgamos? Extendemos invitaciones, nos acercamos a los demás y permitimos que se unan a su propio ritmo. No podemos obligar a los demás a participar, solo podemos invitarlos con una actitud acogedora.

Y aunque puede doler cuando las personas rechazan nuestras buenas intenciones, sé como Jesús y reza por ellos, esperando pacientemente hasta que vengan a ti a su manera y en su propio momento. A medida que transcurre tu día, considera cómo puedes ser más acogedor con los demás en las diferentes áreas de tu vida.

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Grace and Mercy / La Gracia y la Misericordia

Grace and mercy are gifts we receive from God. Which one do you want? Which one do you need? Can we have one without the other? They are gifts, unmerited, given out of love for us from the one who created us. And do we accept these gifts?

Life often brings us trials and difficulties that may not seem humanly possible to deal with or overcome. St. Paul acknowledges that he is only able to do what he does because of God’s grace. If so great a saint knows this and acts by relying on God’s grace, I think we can do the same. 

A few months ago, we were yet again in the midst of caring for a family member with health problems and an opportunity presented itself that I very much wanted to pursue. I hesitated, I started putting conditions down, and then I prayed and decided to move forward, relying on God’s grace. I knew that if I did not begin going forward, God could not move forward either. I believe that when we can trust in God’s grace, even in the smallest way, we are given more and more grace. 

God gives us grace to do what He calls us to and then he gives us mercy, another gift. Mercy can be seen so beautifully in the person of Christ. In the Gospel, Luke tells us the story of a sinful woman, who represents all of us. We are all sinful. The type of sin is not the focus. Mercy is the focus. When we turn to Jesus and have sorrow for our sins and ask for forgiveness, we receive mercy. Those in the story who were more concerned with sin did not see their own sin, only the other’s sin, so they missed out on mercy. Like grace, we must accept mercy, humbly accept the mercy we are given so that we do not continue in our sinfulness.

In our humanness, we sometimes reject mercy – out of a false belief that the sin is too big or we are not worthy. That is a lie. Do not reject mercy. Jesus wants to give you this amazing gift. And then, he wants us to give it to others. The next time you are in need of grace or mercy, ask for it. God delights in giving us good things, in loving us, in helping us. He is a God of grace and mercy.

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La gracia y la misericordia son regalos que recibimos de Dios. ¿Cuál quieres? ¿Cuál necesitas? ¿Podemos tener uno sin el otro? Son regalos inmerecidos y dados por amor a nosotros por parte de quien nos creó. ¿Aceptamos estos regalos?

La vida a menudo nos trae pruebas y dificultades que quizás no parezcan humanamente posibles de afrontar o superar. San Pablo reconoce que sólo es capaz de hacer lo que hace gracias a la gracia de Dios. Si un santo tan grande sabe esto y actúa confiando en la gracia de Dios, creo que nosotros podemos hacer lo mismo.

Hace unos meses, estábamos nuevamente cuidando a un miembro de la familia con problemas de salud y se me presentó una oportunidad que tenía muchas ganas de aprovechar. Dudé, comencé a poner condiciones y luego recé y decidí seguir adelante, confiando en la gracia de Dios. Sabía que si yo no empezaba a avanzar, Dios tampoco podría avanzar. Creo que cuando podemos confiar en la gracia de Dios, incluso en lo más mínimo, recibimos cada vez más y más gracia.

Dios nos da gracia para hacer lo que Él nos llama hacer y luego nos da misericordia, otro regalo. La misericordia se puede ver tan bellamente en la persona de Cristo. En el Evangelio, Lucas nos cuenta la historia de una mujer pecadora, que nos representa a todos. Todos somos pecadores. El tipo de pecado no es lo más importante. La misericordia es lo más importante. Cuando acudimos a Jesús y estamos arrepentidos por nuestros pecados y pedimos perdón, recibimos misericordia. Las personas en este pasaje que estaban más preocupados por el pecado no vieron su propio pecado, sólo el pecado del otro, y por eso perdieron la misericordia. Al igual que la gracia, tenemos que aceptar la misericordia, aceptarla humildemente para no seguir pecando.

En nuestra humanidad, a veces rechazamos la misericordia, por una falsa creencia de que el pecado es demasiado grande o que no somos dignos. Eso es una mentira. No rechaces la misericordia. Jesús quiere darte este maravilloso regalo. Y luego quiere que se lo demos a los demás. La próxima vez que necesites gracia o misericordia, pídela. Dios se deleita en darnos cosas buenas, en amarnos, en ayudarnos, porque es un Dios de gracia y misericordia.

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Feature Image Credit: hpuppet, pixabay.com/photos/ocean-sunset-beach-glow-west-coast-2777838/

Be Like Jesus / Ser Como Jesús

When I was a youth minister, “What Would Jesus Do” was everywhere. Do you remember that? “WWJD” was plastered on hats, tee shirts, rubber bracelets, lollipops, stickers, keychains, notebooks and more. It was a good question, meant to encourage us all to pause and consider, before speaking or acting, what Jesus would say or do in that situation. I’m not sure how much it really helped. We cannot think like Jesus in any way unless we know him. And before we can know him, we need to believe that he loves us and saved us; to believe that his Father is our Father and we are deeply loved and cared for by the Father. 

Two phrases cause me to pause in today’s Gospel: “It is enough for the disciple that he become like his teacher (Matthew 10:25) , and “So do not be afraid; you are worth more than many sparrows” (Matthew 10:41). How often do we think enough is not quite enough? We can do more, better, try harder, say more prayers, serve only organic, fresh food cooked by our own hands to our family, make our own clothes, never overdo it on screen time, and spin flax into gold. Then, maybe then, we will be enough. 

What Jesus wants for us is to be like Him. When you look at Jesus and think, okay, I want to be like Him, what comes to mind for you? For me, it is His love, compassion, radical obedience to the Father, prayer, solitude, community, healing, and service. That is the disciple I want to become, so then, when the Father calls me to do something that my humanity says is not possible, I can go to the other verse that struck me, “Do not be afraid; you are worth more than many sparrows.”

In life, we are often asked to serve one another in a way that seems insurmountable. If we rely on our own organized, competent selves without first turning toward God, we may not serve well or have the best outcome, for ourselves or the other person or situation. Become like our Teacher; become like Jesus. He knows who He is, the Son of the Father. Know who you are, a child of the Father. If we become like Jesus in knowing who we are, then we will not need to be afraid. We will be able to embrace enough, doing what God asks of us.

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Cuando yo era ministro de jóvenes, “What Would Jesus Do?” (¿Qué haría Jesús?) estaba en todas partes. ¿Te acuerdas? “WWJD” estaba pegado en gorros, camisetas, pulseras de goma, chupetines, etiquetas, llaveros, cuadernos y más. Era una buena pregunta para animarnos a todos a hacer una pausa y considerar, antes de hablar o actuar, lo que Jesús diría o haría en esa situación. No estoy segura si realmente ayudó en algo. No podemos pensar como Jesús de ninguna manera si no lo conocemos. Y antes de poder conocerlo, debemos creer que él nos ama y nos salvó; creer que su Padre es nuestro Padre y que somos profundamente amados y cuidados por el Padre.

Dos frases me hacen detenerme en el Evangelio de hoy: “Le basta al discípulo ser como su maestro” (Mateo 10,25) y “no tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo” (Mateo 10,41). ¿Con qué frecuencia pensamos que lo que basta realmente no basta? Podemos hacer más, mejor, esforzarnos más, rezar más, servir solo alimentos orgánicos y frescos cocinados por nuestras propias manos a nuestra familia, coser nuestra propia ropa, nunca excedernos en el tiempo frente a la pantalla y convertir el lino en oro. Después de hacer todo eso, tal vez seremos suficientes.

Lo que Jesús quiere para nosotros es que seamos como Él. Cuando miras a Jesús y piensas, está bien, quiero ser como Él, ¿qué te viene a la mente? Para mí, es Su amor, compasión, obediencia radical al Padre, oración, soledad, comunidad, sanación y servicio. Ese es el discípulo que quiero llegar a ser, para que cuando el Padre me llame a hacer algo que mi humanidad dice que no es posible, pueda ir al otro versículo que me llamó la atención: “no tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo”.

En la vida, a menudo se nos pide que nos sirvamos unos a otros de una manera que parece insuperable. Si confiamos en nosotros mismos, organizados y competentes, sin volvernos primero hacia Dios, es posible que no sirvamos bien o no obtengamos el mejor resultado, ni para nosotros mismos ni para la otra persona o situación. Sea como nuestro Maestro; llegue a ser como Jesús. Él sabe quién es, el Hijo del Padre. Conozca quién eres, un hijo del Padre. Si nos volvemos como Jesús al saber quiénes somos, no tendremos que tener miedo. Podremos recibir lo suficiente, haciendo lo que Dios nos pide.

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Feature Image Credit: Max Letek, unsplash.com/photos/grey-birds-on-trees-wz8lIQqytgo

Who Are You Hanging Out With? / ¿Con Quién Pasas tu Tiempo?

Does it amaze you that in Scripture, you hear the truths that people today find fascinating? I suppose I find it more amazing that we don’t go first to God’s Word when we need to solve our problems. 

As I read today’s readings, I was reminded of something I read which stated that we are the average of the five people we spend the most time with. I think it would be helpful to discern who you spend time with on a regular basis. Then, ask the next question: What do you spend time doing when you are with them? 

The scribe in the Gospel chose not to follow him after Jesus pointed out the lack of comfort in the lifestyle of an itinerant preacher. The man chose not to follow him, not because of his parents, but because it would require him to make changes. His life would be different. The company he keeps and the way he spends his time, money, and energy would change. The man’s entire life would be upended by following Jesus! 

What about us? Have we given our all as followers of Jesus? In the first reading and the Psalm, there are many examples of sin. God rebukes the sinners and reminds them that saying the right thing is not the same as doing the right thing. As believers, we are called to praise God and live according to his word.  We are called to be in community with others who do the same. It is also our reminder to spend time with the Word. It is within Scripture that we will find the timeless truths of God. When we are silent after reading Scripture, we can reflect on how to apply those truths to our daily lives.  

In the Gospel today, there is that sense that we can get to Jesus later when the demands of life are not so burdensome. In my own life, I have seen time and time again the fallacy of that thought. When my life is exploding all over the place, if I do not spend time in the Word, I start exploding too, and that causes more difficulties, not less. Don’t wait. Be “all in” as followers of Jesus. 

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¿Te sorprende que en las Escrituras escuchas las verdades que la gente de hoy encuentra fascinantes? Supongo que me parece más sorprendente que no recurramos primero a la Palabra de Dios cuando necesitamos resolver nuestros problemas.

Mientras leía las lecturas de hoy, me acordé de algo que leí que decía que somos el promedio de las cinco personas con las que pasamos más tiempo. Creo que sería útil discernir con quién pasas tiempo de forma regular. Luego, hazte la siguiente pregunta: ¿Qué haces cuando pasas tiempo con ellos?

El escriba del Evangelio decidió no seguirlo después de que Jesús le señaló la falta de comodidad en el estilo de vida de un predicador ambulante. El hombre decidió no seguirlo, no por sus padres, sino porque eso requeriría que hiciera cambios. Su vida sería diferente. Los amigos que tiene y la forma en que gasta su tiempo, dinero y energía cambiarían. ¡Toda la vida del hombre cambiaría si seguía a Jesús!

¿Y nosotros? ¿Hemos dado todo de nosotros como seguidores de Jesús? En la primera lectura y en el Salmo, hay muchos ejemplos del pecado. Dios reprende a los pecadores y les recuerda que decir lo correcto no es lo mismo que hacer lo correcto. Como creyentes, estamos llamados a alabar a Dios y vivir según su palabra. Estamos llamados a estar en comunidad con otros que hacen lo mismo. También es un buen recordatorio de pasar tiempo con la Palabra. Dentro de las Escrituras es donde encontraremos las verdades eternas de Dios. Cuando guardamos silencio después de leer las Escrituras, podemos reflexionar sobre cómo aplicar esas verdades a la vida diaria.

En el Evangelio de hoy existe la sensación de que podemos llegar a Jesús más tarde, cuando las exigencias de la vida no sean tan pesadas. En mi propia vida he visto una y otra vez la falacia de ese pensamiento. Cuando mi vida explota por todos lados, si no dedico tiempo a la Palabra, empiezo a explotar también, y eso causa más dificultades, no menos. No esperes. Que sean “completamente comprometidos” como seguidores de Jesús.

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Feature Image Credit: Jackalope West, unsplash.com/photos/people-riding-orange-kayak-on-river-during-daytime-02HBQ2w_yak

Live an Exultant Life / Vivir una Vida Gloriosa

It’s all about Jesus. Do you believe he is the Son of God or not? Do you believe he is who he says he is? If you do, it seems like we are not to question him. But I question him often. To be clear, I do not ask if he is Jesus, the Son of the Father; rather, I ask him those questions that come at me in my daily life. Why is it difficult to do the right thing? Why must I sacrifice, again, for the good of others? When will the mercy you give so generously be easy to give to others? Those are some of my questions. What are the questions you ask of Jesus?

In the first reading, those who believe are urged to hold fast to prayer and the mercy of Jesus, who is our salvation. He alone will keep us from stumbling and one day present us “unblemished and exultant” to God. I like the word exultant – great joy; I want great joy. Not only in heaven but here and now in my ordinary life. I want to be exultant. Can you imagine how attractive we would be as followers of Christ, as evangelizers, if we were exultant people? 

Sadly, we are often waiting for life to be perfect or almost perfect before we give ourselves permission to be exultant. Can we reconsider that stance? We are reminded to keep ourselves “in the love of God,” and I think keeping ourselves there will help us with our attitude toward life and joyfulness.

Imagine if those in the Gospel who were questioning Jesus were more concerned with joy than with being right. They lost out on knowing Jesus and all that he had for them because of what? The Gospel says, “fear of the crowd,” but what did that mean? Was it pride or a desire for control? We can think we know the answer, but in the end, does that help us?

Not really. What would help us is to answer this question for ourselves: by whose authority did Jesus act and live and move as he did? The Father. And Jesus, along with the Holy Spirit and the Father, are all still moving in this world. They move with us, for us, and through us. And this is why we can be exultant!

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Todo se trata de Jesús. ¿Crees que es el Hijo de Dios o no? ¿Crees que él es quien dice ser? Si es así, parece que no debemos interrogarlo. Pero yo lo interrogo a menudo. Para ser claros, no pregunto si es Jesús, el Hijo del Padre; más bien le hago aquellas preguntas que me surgen en mi vida diaria. ¿Por qué es difícil hacer lo correcto? ¿Por qué debo sacrificarme, nuevamente, por el bien de los demás? ¿Cuándo será fácil dar a los demás la misericordia que tú tan generosamente das? Esas son algunas de mis preguntas. ¿Cuáles son las preguntas que tú le haces a Jesús?

En la primera lectura se insta a los creyentes a aferrarse a la oración y a la misericordia de Jesús, que es nuestra salvación. Sólo Él nos impedirá tropezar y un día nos presentará “gloriosos y sin mancha” ante Dios. Me gusta la palabra exultante – gran alegría; Quiero una gran alegría. No sólo en el cielo sino aquí y ahora en mi vida ordinaria. Quiero estar exultante. ¿Te imaginas lo atractivos que seríamos como seguidores de Cristo, como evangelizadores, si fuéramos personas exultantes?

Lamentablemente, a menudo esperamos que la vida sea perfecta o casi perfecta antes de darnos permiso para estar exultantes. ¿Podemos reconsiderar esa postura? Se nos recuerda que debemos mantenernos “en el amor de Dios”, y creo que mantenernos allí nos ayudará con nuestra actitud hacia la vida y la alegría.

Imagínese si aquellos en el Evangelio que cuestionaban a Jesús estuvieran más preocupados por la alegría que por tener razón. ¿Perdieron el conocimiento de Jesús y todo lo que él tenía para ellos? ¿Por qué? El Evangelio dice por “miedo a la multitud”, pero ¿qué significa eso? ¿Fue orgullo o deseo de control? Podemos pensar que sabemos la respuesta, pero al final, ¿eso nos ayuda?

No precisamente. Lo que nos ayudaría es responder esta pregunta por nosotros mismos: ¿bajo la autoridad de quién actuó, vivió y se movió Jesús? El Padre. Y Jesús, junto con el Espíritu Santo y el Padre, todavía están moviéndose en este mundo. Se mueven con nosotros, para nosotros y a través de nosotros. ¡Y por eso podemos estar exultantes!

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Fearful, yet Overjoyed / Temerosos, Pero Llenos de Alegría

Happy Easter! Christ has conquered death and given us new life; let us praise him, Alleluia!

Matthew tells us that Mary Magdalene and the other Mary left Jesus’ tomb to run quickly to the Apostles with the Good News that Jesus had risen. He says they were “fearful, yet overjoyed.” That phrase stood out for me as I read the Gospel. It made me pause to consider how often I have been fearful yet overjoyed in my own life.

I can still recall the weight of my son’s head in the crook of my arm as they wheeled me out of the hospital. I was thrilled to be going home with this sweet baby boy, and yet, could I do this? Be a mom, raise my son – sure, I loved him, but could I do all the things? 

And then, I was led to leave teaching and begin working in parish ministry. It had always been a deep desire of mine, and I was overjoyed that God answered my prayer, but again, the responsibility was a bit daunting.

God has called each of us to many new things as life changes. We are not the people we were five or ten years ago.  And that is a good thing. Growing in our faith, going in the direction Jesus asks, and truly living our faith as Easter people means we can hold two opposite emotions simultaneously. Being fearful does not have to mean we refuse to move forward; fear can make us turn to Jesus and find joy in him.

In fact, the only place we can find true joy is in Jesus. He can take all of our fears, sorrows, pain, and suffering in exchange for joy. The empty tomb that Mary Magdalene and the other Mary left, was not needed anymore. We do not need to hold onto what is not needed. In this Easter season of joy, what fears can you let go of so you can be overjoyed at the gift of Jesus’ resurrection?

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¡Felices Pascuas! Cristo ha vencido la muerte y nos ha dado vida nueva; ¡Alabémoslo, Aleluya!

Mateo nos cuenta que María Magdalena y la otra María salieron de la tumba de Jesús para correr rápidamente hacia los Apóstoles con la Buena Nueva de que Jesús había resucitado. Dice que estaban “llenas de temor y de gran alegría”. Esa frase me llamó la atención mientras leía el Evangelio. Me hizo detenerme a considerar con qué frecuencia he sentido miedo y, al mismo tiempo, me he sentido muy feliz en mi propia vida.

Todavía recuerdo el peso de la cabeza de mi hijo en el hueco de mi brazo mientras me dieron de alta del hospital. Estaba encantada de volver a casa con este dulce bebé y, sin embargo, ¿podría hacer esto? Ser madre, criar a mi hijo; claro, lo amaba, pero ¿podría hacer todo?

Y luego Dios me llamó a dejar de ser profesora y comenzar a trabajar en el ministerio parroquial. Siempre había sido un deseo profundo para mí y estaba muy feliz de que Dios respondiera mi oración, pero nuevamente, la responsabilidad era un poco abrumadora.

Dios nos llama a cada uno de nosotros a muchas cosas nuevas a medida que la vida va cambiando. Ya no somos las personas que éramos hace cinco o diez años. Y eso es algo bueno. Crecer en la fe, ir en la dirección que Jesús pide y vivir verdaderamente nuestra fe como personas de Pascua significa que podemos tener dos emociones opuestas simultáneamente. Tener miedo no tiene por qué significar que nos negamos a seguir adelante; el miedo puede hacernos acudir a Jesús y encontrar alegría en él.

De hecho, el único lugar donde podemos encontrar el verdadero gozo es en Jesús. Él puede tomar todos nuestros miedos, penas, dolor y sufrimiento a cambio de alegría. La tumba vacía que dejaron María Magdalena y la otra María ya no era necesaria. No necesitamos aferrarnos a lo que no es necesario. En este tiempo de alegría pascual, ¿qué temores puedes dejar de lado para poder estar lleno de gozo por el regalo de la resurrección de Jesús?

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Deanna G. Bartalini, M.Ed.; M.P.A., is a certified spiritual director, writer, speaker and content creator. The LiveNotLukewarm.com online community is a place to inform, engage and inspire your Catholic faith. Her weekly Not Lukewarm Podcast gives you tips and tools to live out your faith in your daily life.

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Rejected but Redeemed / Rechazado Pero Redimido

Both the story of Joseph and the parable of the vineyard tell us that God prepares our good works ahead of time and that no matter what happens, our experiences are not wasted. Unless we choose to waste them.

At the end of Joseph’s story in Genesis, he tells his brothers, “you meant evil against me, but God meant it for good, (Genesis 50:20). All of Joseph’s experiences prepared him to become a man who was honored and respected by many while following God. His life and belief in the mercy of God gave him the grace to forgive, as he had been forgiven and treated mercifully. That is what God asks us to do in our own life. Recall the mercies he has poured out on you, the times you wanted to give up but, with his grace, kept moving forward, trusting, and holding onto faith.  Like Joseph’s story, others may reject us, but God never will. 

In the Gospel, we read how the wicked tenants do not uphold their responsibilities and, in anger, repeatedly hurt and kill the vineyard owner’s servants. When I read that, guilt rises up in me as I question how often I have done the same, not paid attention to God, and turned from him instead of listening and amending my life. 

I have rejected Truth. In his mercy, when I go back to God, he forgives me. This season of Lent is a time set apart to turn back fully to God to ask for forgiveness and mercy for all that we have done wrong. It is also a good time to forgive others like Joseph forgave his brothers. 

Look at a crucifix and pray, giving thanks that you are redeemed by the Son of the Father. You are redeemed both from and for love. And as Jesus says, the Kingdom of God will be given to people who will produce its fruit. Redemption needs a response. A response from the soul that begins with gratitude. In thanksgiving for our redemption, our response is to share this Good News with others. That is how we bear fruit for the Kingdom. 

Let us not reject what God wants to teach us or where he leads us. Pray to reject the false truths of the world. Pray to allow the grace of our redemption to breathe life into our souls and compel us to witness that redemption to the world.

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Tanto la historia de José como la parábola de la viña nos dicen que Dios prepara nuestras buenas obras con anticipación y que pase lo que pase, nuestras experiencias no son en vano. A menos que decidamos desperdiciarlos.

Al final de la historia de José en Génesis, él les dice a sus hermanos: “Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios cambió ese mal en bien” (Génesis 50,20). Todas las experiencias de José lo prepararon para convertirse en un hombre honrado y respetado por muchos mientras seguía a Dios. Su vida y su creencia en la misericordia de Dios le dieron la gracia de perdonar, tal como había sido perdonado y tratado con misericordia. Eso es lo que Dios nos pide que hagamos en nuestra propia vida. Recuerda las misericordias que ha derramado sobre ti, las veces que quisiste rendirte pero, con su gracia, seguiste adelante, confiando y aferrándote a la fe. Como en la historia de José, otros pueden rechazarnos, pero Dios nunca lo hará.

En el Evangelio leemos cómo los malvados labradores no cumplen con sus responsabilidades y, enojados, hieren y matan repetidamente a los sirvientes del dueño de la viña. Cuando leo eso, la culpa surge en mí al preguntarme con qué frecuencia he hecho lo mismo, no he prestado atención a Dios y me he alejado de él en lugar de escuchar y enmendar mi vida.

He rechazado la Verdad. En su misericordia, cuando vuelvo a Dios, él me perdona. Esta temporada de Cuaresma es un tiempo apartado para volvernos plenamente a Dios y pedirle perdón y misericordia por todo lo que hemos hecho mal. También es un buen momento para perdonar a los demás como José perdonó a sus hermanos.

Mira a un crucifijo y reza, dando gracias porque eres redimido por el Hijo del Padre. Eres redimido tanto por amor como para el amor. Y como dice Jesús, el Reino de Dios será dado a las personas que producen su fruto. La redención necesita una respuesta. Una respuesta del alma que comienza con el agradecimiento. En acción de gracias por nuestra redención, nuestra respuesta es compartir esta Buena Nueva con otros. Así damos frutos para el Reino.

No rechacemos lo que Dios quiere enseñarnos o hacia dónde nos lleva. Reza para rechazar las falsas verdades del mundo. Reza para permitir que la gracia de la redención infunda vida en nuestras almas y nos obligue a ser testigos de esa redención ante el mundo.

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Feature Image Credit: James Coleman, unsplash.com/photos/close-up-photography-of-crucifix-LdZJH6SxFV0

What is Your Mission? / ¿Cuál es tu Misión?

Jesus gave the Twelve authority and instructions, and then they went out and preached, drove out demons, anointed and cured. I had to stop and consider what I have been doing lately as a follower of Jesus. And then I thought, “Follower?” Is that all I am? No, it’s not. I am a believer who was baptized prophet, priest, and king, who can do the same as the Twelve did over 2,000 years ago. 

How am I doing with that call? You see, Jesus not only calls us but He asks us to do something. He wants us to follow him and then pick up our cross. He gives us instructions and authority to work in His name. It is not a quid pro quo relationship. Jesus saves us. Our response does not give us more salvation, but rather, it is our gratitude. It is a free response, an upward gaze that says, “Thank You, Jesus, now how can I help?”  It is faith. 

Are we living out and giving out what Jesus has given us? Imagine if the Twelve did not go out into the world. When the apostles go out, they pass on what has been given to them by Jesus. Were these extraordinary instructions and authority? Yes. And no. They are extraordinary in that they are from the Son of God. But not so extraordinary that they are reserved only for those twelve men.

If we profess to be a follower and a believer, there should be a need, a compulsion, a desire inside of us to bring Jesus to others, to show others that Jesus’ authority and instructions impact my life in what I do and how I treat others. The need is not to show off or act holier than thou, we do not win others to Christ that way. The need is, as Mother Theresa said, “to do small things with great love.” 

For many years, I thought I needed to do big, important things. I now realize that small things are often the most important, especially when done with love. The hidden, unseen works of love done for others may not always be recognized or appreciated. That is part of what we offer to God in thanksgiving. 

What I hear in this Gospel is the command to do as Jesus says. He does not call each of us to the same task or role, but each of us has a purpose with a particular mission. Your mission may change over time, (I know mine has) but if we begin with Jesus, we will be guided well and given what we need to move forward. Ask Jesus what your mission is right now. And once you know it, do it. 

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Jesús dio a los Doce autoridad e instrucciones, y luego salieron y predicaron, expulsaron demonios, ungieron y sanaron. Tuve que detenerme a considerar lo que he estado haciendo últimamente como seguidora de Jesús. Y luego pensé: “¿Seguidora?” ¿Eso es todo lo que soy? No, no lo es. Soy una creyente que fue bautizada como profeta, sacerdote y rey, que puede hacer lo mismo que hicieron los Doce hace más de 2.000 años.

¿Cómo me va con esa llamada? Es que, Jesús no sólo nos llama sino que nos pide que hagamos algo. Quiere que lo sigamos y luego carguemos nuestra cruz. Nos da instrucciones y autoridad para trabajar en Su nombre. No es una relación de toma y daca. Jesús nos salva. Nuestra respuesta no nos da más salvación, sino que es nuestro agradecimiento. Es una respuesta libre, una mirada hacia arriba que dice: “Gracias Jesús, ¿ahora en qué te puedo ayudar?”. Es la fe.

¿Estamos viviendo y dando lo que Jesús nos ha dado? Imagínate si los Doce no salieran al mundo. Cuando los apóstoles salen, transmiten lo que Jesús les ha dado. ¿Fueron estas instrucciones y autoridad extraordinarias? Sí. Y no. Son extraordinarios porque provienen del Hijo de Dios. Pero no tan extraordinarios como para que estén reservados sólo para esos doce hombres.

Si profesamos ser seguidores y creyentes, debería haber una necesidad, una compulsión, un deseo dentro de nosotros de llevar a Jesús a los demás, de mostrarles a los demás que la autoridad y las instrucciones de Jesús impactan mi vida en lo que hago y en cómo trato a los demás. La necesidad no es presumir o actuar más santo que los demás. No ganamos a otros para Cristo de esa manera. La necesidad es, como decía la Madre Teresa, “hacer las pequeñas cosas con gran amor”.

Durante muchos años pensé que necesitaba hacer cosas grandes e importantes. Ahora me doy cuenta de que las cosas pequeñas suelen ser las más importantes, especialmente cuando se hacen con amor. Es posible que las obras de amor ocultas e invisibles realizadas por los demás no siempre sean reconocidas o apreciadas. Eso es parte de lo que ofrecemos a Dios en acción de gracias.

Lo que escucho en este Evangelio es el mandamiento de hacer lo que dice Jesús. Él no nos llama a cada uno de nosotros a la misma tarea o rol, pero cada uno de nosotros tiene un propósito con una misión particular. Tu misión puede cambiar con el tiempo (sé que la mía sí), pero si comenzamos con Jesús, seremos bien guiados y se nos dará lo que necesitamos para seguir adelante. Pregúntale a Jesús cuál es tu misión en este momento. Y una vez que lo sepas, hazlo.

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Feature Image Credit: Jamie Street, unsplash.com/photos/_94HLr_QXo8 

Mary is With Us / María Está con Nosotros

Happy New Year! 

Today, we celebrate motherhood. Specifically, we celebrate the Solemnity of the Blessed Virgin Mary, the Mother of God. The last few weeks have been filled with images of Mary’s motherhood in the depictions of the Nativity over Christmas. Many of us even had our own Nativity set up along with our Christmas decorations. But none of these come close to showing us the true Mother we are celebrating today.

As a young woman, Mary seemed so perfect to me I could not look to her as a model for holiness or womanhood. And since it was long before I was even thinking about motherhood, well, Mary seemed far too perfect for me. I did, however, rely on her to be my mother. Staring at the image of her on my bedroom wall, holding tightly onto rosary beads, I did not know how to pray when I woke up in the middle of the night or was filled with angst, the depths of which teenage girls have made legendary. I didn’t aspire to be like Mary, but I loved her. And I believed she loved me. 

And then I grew up. And my life changed. And now, when I read, “And Mary kept all these things,  
reflecting on them in her heart,” I catch a glimpse of what she has done for me. And you. And for the world. And I want to be like her, knowing full well I will never reach her perfection. It is possible for us to desire holiness, since we have been adopted by God. And if the Father has adopted us, Mary is certainly our Mother.

What can we learn from this woman who gave us Jesus? Patience, trust, love, caring for others, not needing her life to be all about her, and pointing others toward Jesus are all good places to start. This feast reminds us that Mary’s motherhood brought forth the Savior of the world because she cooperated with God.

If there is one lesson I want to learn from Mary, it is that one. To cooperate with God. Fully cooperate, give my YES with total trust that God has got this. Whatever ‘this’ is, if he brings me to it, he’ll bring me through it. 

Her trust was absolute. As we begin a new year, I ask you to consider choosing one of Mary’s qualities  that you want to emulate. Spend time praying about how you can be a bit more like Mary.

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¡Feliz Año Nuevo!

Hoy celebramos la maternidad. En concreto, celebramos la Solemnidad de la María Santísima, Madre de Dios. Las últimas semanas han estado llenas de imágenes de la maternidad de María en las representaciones de la Natividad durante las Navidades. Muchos de nosotros incluso teníamos nuestro propio nacimiento junto con nuestras decoraciones navideñas. Pero ninguno de ellos realmente nos demuestra a la verdadera Madre que celebramos hoy.

Cuando era joven, María me parecía tan perfecta que no podía considerarla como un modelo de santidad o de feminidad. Y como pasó mucho tiempo antes de que siquiera pensara en la maternidad, bueno, Mary me parecía demasiado perfecta. Sin embargo, confié en que ella fuera mi madre. Mirando la imagen de ella en la pared de mi habitación, agarrando con fuerza el rosario, no sabía cómo rezar cuando me despertaba en medio de la noche o estaba llena de angustia, cuyas profundidades las adolescentes han hecho legendarias. No aspiraba a ser como María, pero la amaba. Y creí que ella me amaba también.

Luego crecí y mi vida cambió, y ahora, cuando leo: “María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón”, vislumbro lo que ella ha hecho por mí, y por ti y por el mundo, y quiero ser como ella, sabiendo muy bien que nunca alcanzaré su perfección. Es posible que deseemos la santidad, ya que hemos sido adoptados por Dios. Y si el Padre nos ha adoptado, María es ciertamente nuestra Madre.

¿Qué podemos aprender de esta mujer que nos dio a Jesús? La paciencia, la confianza, el amor, el cuidado de los demás, no necesitar que su vida se centre exclusivamente en ella misma y señalar a otros hacia Jesús son buenos lugares de inicio. Esta fiesta nos recuerda que la maternidad de María dio a luz al Salvador del mundo porque cooperó con Dios.

Si hay una lección que quiero aprender de María, es esa. Cooperar con Dios. Cooperar plenamente, dar mi SÍ con total confianza en que Dios tiene esto. Sea lo que sea “esto”, si él me lleva a ello, me ayudará a superarlo.

Su confianza era absoluta. Al comenzar un nuevo año, te pido que consideres elegir una de las cualidades de María que quieras emular. Dedica tiempo a orar sobre cómo puedes ser un poco más como María.

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Feature Image Credit: Matea Gregg, unsplash.com/photos/a-statue-of-the-virgin-mary-holding-a-baby-jesus-9evdemUkjJs

Wonder and Might / Asombro y Poder

Our God is a God of wonder and might, of making the impossible possible and, who will, as Elizabeth says, “take away my disgrace before others.” Has God ever taken away your disgrace? Maybe a situation or event that was out of your control was made right? Or maybe you left the faith for a time, have come back and now see how your leaving has been turned into good?

God does that for us. He takes our pain, struggles, sorrows, and failings and turns them into something wonderful. He takes away our disgrace in ways we cannot imagine in the midst of our pain. In my own life, it has happened time and time again. Today I am celebrating a milestone birthday, and this year has been a struggle in many different ways. Many days I sat and cried out to God, asking Him what was happening and what was the plan. He reminded me to look at the blessings this year had, a new granddaughter and daughter-in-law, amazing professional opportunities, ministry growth and many answered prayers for our family. 

The year is almost over and Christ’s birth is upon us, the time is now to sing with the psalmist, “My mouth shall be filled with your praise, and I will sing your glory!” I have learned that my focus guides and maybe even determines my outlook and attitude on life. What am I looking at? I cannot recount most of the difficult situations of this past year; they are not mine to tell. In many moments of wanting to give up, I kept turning toward God, mostly in His word, for reassurance and direction. And God showed up. As He always does because He is God. No matter what is happening right now in your life, turn to the Father of Truth and remember that He will take away all your disgrace and you will sing of His glory.

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Nuestro Dios es un Dios de asombro y poder, de hacer posible lo imposible y que, como dice Isabel, “se dignó quitar el oprobio que pesaba sobre mí”. ¿Alguna vez Dios te ha quitado la desgracia? Tal vez una situación o evento que estaba fuera de tu control se puso bien? ¿O tal vez dejaste la fe por un tiempo, has regresado y ahora ves cómo tu partida se ha convertido en un bien?

Dios hace eso por nosotros. Toma nuestro dolor, luchas, penas y fracasos y los convierte en algo maravilloso. Quita nuestra desgracia en formas que no podemos imaginar en medio de nuestro dolor. En mi propia vida, ha sucedido una y otra vez. Hoy estoy celebrando un cumpleaños importante, y de muchas formas este año ha sido una batalla. Muchos días me senté y reclamé a Dios, preguntándole qué estaba pasando y cuál era el plan. Me recordaba mirar las bendiciones que había recibido este año, una nueva nieta y nuera, increíbles oportunidades profesionales, crecimiento ministerial y muchas oraciones respondidas por nuestra familia.

El año casi termina y el nacimiento de Cristo está por llegar. Ahora es el momento de cantar con el salmista: “¡Que mi boca, Señor, no deje de alabarte!” He aprendido que mi enfoque guía y tal vez incluso determina mi perspectiva y actitud ante la vida. ¿Qué estoy mirando? No puedo contar la mayoría de las situaciones difíciles de este último año; no son míos para contar. En muchos momentos de querer darme por vencido, seguí volviéndome hacia Dios, principalmente en Su palabra, en busca de consuelo y dirección. Y apareció Dios. Como siempre lo hace, porque es Dios. No importa lo que esté pasando en este momento en tu vida, vuélvete al Padre de la Verdad y recuerda que Él quitará toda tu vergüenza y cantarás de Su gloria.

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Feature Image Credit: julio casado, unsplash.com/photos/qvkU34fX17g