Love in Heart and Deed / Amar de Corazón y de Obra

Jesus explains what is meant by “learn to do good” (Is 1:16) in the Gospel, saying, “Whoever loves father or mother . . . . son or daughter more than me is not worthy of me; and whoever does not take up his cross and follow after me is not worthy of me. . . . Whoever loses his life for my sake will find it” (Matt. 10:37–39). We are to do good in the sense of being just and charitable, but also in the sense of loving God without hesitation, letting no other love surpass our love for Him. We should be willing to lose our lives for His sake, recognizing that anything He asks of us is infinitely more important than our own aims.

This is critical for the life of a disciple. As God points out through Isaiah in the first reading, it is crucial for us to be good if God is to honor our sacrifices and ritual observations. If we read the first reading quickly, we may think that God does not care about sacrifice, and that His only concerns are justice and mercy. But really God is saying that He does not care how many sacrifices the Israelites make if they do not do good outside the confines of the Temple. Ritual observation is important, but it is fruitful in the context of a life of love for God. This is why later in Matthew’s Gospel Jesus speaks out against the hypocrisy of paying tithes while neglecting judgment, mercy and fidelity. (see Matt 23:23). It is not that tithing is immaterial, but it needs to be united with actions and attitudes of judgment and mercy and fidelity.

If we are to truly heed the words of God, we must not skew toward either extreme of piety. On the one hand, we cannot rely exclusively on frequent Mass attendance and liturgical devotion to carry us to heaven if we do not live a virtuous, holy life in love of God and neighbor. On the other hand, we should not focus soley on charitable works while neglecting liturgical living. Jesus teaches us to do good by loving both in heart and in deed.

Contact the author


Jesús explica lo que se entiende por “aprendan a hacer el bien” (Is 1,16) en el Evangelio, diciendo: “El que ama a su padre o a su madre…a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que salve su vida, la perderá y el que la pierda por mí, la salvará.” (Mateo 10,37-39). Debemos hacer el bien en el sentido de ser justos y caritativos, pero también en el sentido de amar a Dios sin vacilación, sin permitir que ningún otro amor supere nuestro amor por Él. Deberíamos estar dispuestos a perder la vida por Él, reconociendo que cualquier cosa que Él nos pida es infinitamente más importante que nuestros propios objetivos.

Esto es fundamental para la vida de un discípulo. Como Dios señala a través de Isaías en la primera lectura, es crucial que seamos buenos para que Dios honre nuestros sacrificios y observaciones rituales. Si leemos rápidamente la primera lectura, podemos pensar que a Dios no le importa el sacrificio y que sus únicas preocupaciones son la justicia y la misericordia. Pero realmente Dios está diciendo que a Él no le importa cuántos sacrificios hagan los israelitas si no hacen el bien fuera de los confines del Templo. La observación ritual es importante, pero es fructífera en el contexto de una vida de amor a Dios. Por eso, más adelante en el Evangelio de Mateo, Jesús habla contra la hipocresía de pagar el diezmo descuidando el juicio, la misericordia y la fidelidad. (ver Mateo 23:23). No es que el diezmo sea inmaterial, sino que tiene que estar unido a acciones y actitudes de juicio, misericordia y fidelidad.

Si realmente queremos prestar atención a las palabras de Dios, no debemos inclinarnos hacia ninguno de los dos extremos de la piedad. Por un lado, no podemos depender exclusivamente de la asistencia frecuente a Misa y la devoción litúrgica para llevarnos al cielo si no vivimos una vida virtuosa y santa por amor a Dios y al prójimo. Por otro lado, no debemos centrarnos únicamente en las obras de caridad y descuidar la vida litúrgica. Jesús nos enseña a hacer el bien amando tanto de corazón como de obra.

Comunicarse con el autor

David Dashiell is a freelance author and editor in Nashville, Tennessee. He has a master’s degree in theology from Franciscan University, and is the editor of the anthology Ever Ancient, Ever New: Why Younger Generations Are Embracing Traditional Catholicism.

Feature Image Credit: Maria Oswalt, unsplash.com/photos/gold-round-framed-mirror-on-white-textile-Nh8KuVsfuv0

Packing List / Lista para Empacado de Maletas

Are you an over or under packer? For most of my life, I have been an over-packer. The person who packs both a sweatshirt and a jacket, just in case. Enough socks for every day of the trip knowing the forecast is sandals weather. Slowly, I am working on letting go of this need for control. I have even participated in a challenge to wear the same dress for 100 days, just to push myself to think more creatively and sustainably about my clothing choices. And, at the end of the day, laundry is always an option.

Jesus takes things to a whole new level with the disciples. “Take nothing for the journey…no food, no sack, no money in their belts” (Mark 6:8). They were permitted a walking stick and sandals, their means of movement, but no sustenance. Jesus asks them to be totally dependent on others and on the providence of God. 

They didn’t know the road ahead. If their past experiences with Jesus were any indication, it wasn’t going to be easy. The verses immediately before this reading depict how Jesus was rejected in Nazareth. His message was not always popular, and now the disciples were being asked to go out and preach it on their own, without Him there to back them up. Even more risky, they had nothing to offer by all worldly standards. 

But here’s the catch, that all of us should be aware of – the world’s measuring stick is faulty. The world’s attachment to control leads nowhere. The desire to dictate the who, when, where, why, and how of every single moment of every single day will drive us ultimately to despair and disappointment. The disciples had seen the miracles. They had eaten the bread and fish and had witnessed the healings. They knew firsthand that when people opened themselves up to rely on Jesus, He provided for their needs. It was now the disciples’ turn to do the same. 

Jesus extends the same invitation to us. I’m not saying I’m striving to pack nothing when I go on a trip. However, even packing can be an opportunity to recognize that I am not ultimately in control of what comes next, no matter how many layering options I shove into my bag. Give Jesus the chance to take care of you, no matter where you head next.

Contact the author


¿A usted le gusta empacar demasiado en la maleta o muy poco? Durante la mayor parte de mi vida, he empacado demasiado. Soy la persona que lleva consigo sudadera y chaqueta, por si acaso, y suficientes calcetines para cada día del viaje sabiendo que el clima me permitirá ponerme sandalias. Poco a poco, estoy haciendo el esfuerzo de dejar de lado esta necesidad de control. Incluso participé en un reto de utilizar el mismo vestido durante 100 días, solo para obligarme a pensar de manera más creativa y sostenible sobre la ropa que escogo. Y, al final del día, lavar la ropa siempre es una opción.

Jesús lleva las cosas a un nivel completamente nuevo con los discípulos. “Les mandó que no llevaran nada para el camino: ni pan, ni mochila, ni dinero en el cinto…” (Marcos 6,8). Sí se les permitió un bastón y sandalias, para poder moverse, pero ningún sustento. Jesús les pide que sean completamente dependientes de los demás y de la providencia de Dios.

No conocían el camino a seguir. Si sus experiencias pasadas con Jesús fueran una indicación, no iba a ser fácil. Los versículos inmediatamente anteriores a esta lectura describen cómo Jesús fue rechazado en Nazaret. Su mensaje no siempre fue popular, y ahora a los discípulos se les pedía que salieran y lo predicaran por su cuenta, sin que Él estuviera allí para defenderlos. Aún más arriesgado, no tenían nada que ofrecer según todos los estándares del mundo.

Pero aquí está el problema, del que todos deberíamos ser conscientes: la vara de medir del mundo está defectuosa. El apego del mundo al control no lleva a ninguna parte. El deseo de dictar el quién, cuándo, dónde, por qué y cómo en cada momento de cada día nos llevará en última instancia a la desesperación y la decepción. Los discípulos habían visto los milagros. Habían comido pan y pescado y habían sido testigos de las curaciones. Sabían de primera mano que cuando las personas se abrían para confiar en Jesús, Él proveía para sus necesidades. Ahora le tocaba a los discípulos hacer lo mismo.

Jesús nos extiende la misma invitación. No digo que me esfuerce por no empacar nada cuando salgo de viaje. Sin embargo, incluso empacar puede ser una oportunidad para reconocer que, en última instancia, no tengo el control de lo que viene después, sin importar cuántas opciones de ropa guarde en mi maleta. Dale a Jesús la oportunidad de cuidar de ti, sin importar hasta dónde te lleve tu próximo paso.

Comunicarse con la autora

Kate Taliaferro is an Air Force wife and mother. She is blessed to be able to homeschool, bake bread and fold endless piles of laundry. When not planning a school day, writing a blog post or cooking pasta, Kate can be found curled up with a book or working with some kind of fiber craft. Kate blogs at DailyGraces.net.

Feature Image Credit: Andrew Neel, pexels.com/photo/photo-of-man-in-brown-blazer-gray-pants-and-brown-boots-holding-brown-leather-bag-standing-outside-building-2453823/

Be Like Jesus / Ser Como Jesús

When I was a youth minister, “What Would Jesus Do” was everywhere. Do you remember that? “WWJD” was plastered on hats, tee shirts, rubber bracelets, lollipops, stickers, keychains, notebooks and more. It was a good question, meant to encourage us all to pause and consider, before speaking or acting, what Jesus would say or do in that situation. I’m not sure how much it really helped. We cannot think like Jesus in any way unless we know him. And before we can know him, we need to believe that he loves us and saved us; to believe that his Father is our Father and we are deeply loved and cared for by the Father. 

Two phrases cause me to pause in today’s Gospel: “It is enough for the disciple that he become like his teacher (Matthew 10:25) , and “So do not be afraid; you are worth more than many sparrows” (Matthew 10:41). How often do we think enough is not quite enough? We can do more, better, try harder, say more prayers, serve only organic, fresh food cooked by our own hands to our family, make our own clothes, never overdo it on screen time, and spin flax into gold. Then, maybe then, we will be enough. 

What Jesus wants for us is to be like Him. When you look at Jesus and think, okay, I want to be like Him, what comes to mind for you? For me, it is His love, compassion, radical obedience to the Father, prayer, solitude, community, healing, and service. That is the disciple I want to become, so then, when the Father calls me to do something that my humanity says is not possible, I can go to the other verse that struck me, “Do not be afraid; you are worth more than many sparrows.”

In life, we are often asked to serve one another in a way that seems insurmountable. If we rely on our own organized, competent selves without first turning toward God, we may not serve well or have the best outcome, for ourselves or the other person or situation. Become like our Teacher; become like Jesus. He knows who He is, the Son of the Father. Know who you are, a child of the Father. If we become like Jesus in knowing who we are, then we will not need to be afraid. We will be able to embrace enough, doing what God asks of us.

Contact the author


Cuando yo era ministro de jóvenes, “What Would Jesus Do?” (¿Qué haría Jesús?) estaba en todas partes. ¿Te acuerdas? “WWJD” estaba pegado en gorros, camisetas, pulseras de goma, chupetines, etiquetas, llaveros, cuadernos y más. Era una buena pregunta para animarnos a todos a hacer una pausa y considerar, antes de hablar o actuar, lo que Jesús diría o haría en esa situación. No estoy segura si realmente ayudó en algo. No podemos pensar como Jesús de ninguna manera si no lo conocemos. Y antes de poder conocerlo, debemos creer que él nos ama y nos salvó; creer que su Padre es nuestro Padre y que somos profundamente amados y cuidados por el Padre.

Dos frases me hacen detenerme en el Evangelio de hoy: “Le basta al discípulo ser como su maestro” (Mateo 10,25) y “no tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo” (Mateo 10,41). ¿Con qué frecuencia pensamos que lo que basta realmente no basta? Podemos hacer más, mejor, esforzarnos más, rezar más, servir solo alimentos orgánicos y frescos cocinados por nuestras propias manos a nuestra familia, coser nuestra propia ropa, nunca excedernos en el tiempo frente a la pantalla y convertir el lino en oro. Después de hacer todo eso, tal vez seremos suficientes.

Lo que Jesús quiere para nosotros es que seamos como Él. Cuando miras a Jesús y piensas, está bien, quiero ser como Él, ¿qué te viene a la mente? Para mí, es Su amor, compasión, obediencia radical al Padre, oración, soledad, comunidad, sanación y servicio. Ese es el discípulo que quiero llegar a ser, para que cuando el Padre me llame a hacer algo que mi humanidad dice que no es posible, pueda ir al otro versículo que me llamó la atención: “no tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo”.

En la vida, a menudo se nos pide que nos sirvamos unos a otros de una manera que parece insuperable. Si confiamos en nosotros mismos, organizados y competentes, sin volvernos primero hacia Dios, es posible que no sirvamos bien o no obtengamos el mejor resultado, ni para nosotros mismos ni para la otra persona o situación. Sea como nuestro Maestro; llegue a ser como Jesús. Él sabe quién es, el Hijo del Padre. Conozca quién eres, un hijo del Padre. Si nos volvemos como Jesús al saber quiénes somos, no tendremos que tener miedo. Podremos recibir lo suficiente, haciendo lo que Dios nos pide.

Comunicarse con la autora

Deanna G. Bartalini, M.Ed.; M.P.A., is a certified spiritual director, writer, speaker and content creator. The LiveNotLukewarm.com online community is a place to inform, engage and inspire your Catholic faith. Her weekly Not Lukewarm Podcast gives you tips and tools to live out your faith in your daily life.

Feature Image Credit: Max Letek, unsplash.com/photos/grey-birds-on-trees-wz8lIQqytgo

Allowing the Holy Spirit to Guide Us / Permitir Que el Espíritu Santo Nos Guíe

Navigating the world and daily life is so very challenging. The pairing of today’s Scriptures is equally so: sheep and wolves, serpents and doves, the path of the just being straight while sinners stumble. The wise and the prudent understand these obstacles and traps. Contemplating and sifting through this imagery is hard. Being able to make a good choice or say the right thing in the moment is even more challenging.

Thank goodness you are not alone at any time or circumstance. God is always with you. The word of the Lord is written on your heart. Your ears hear His words every time you go to Mass. Your eyes absorb God’s words through the divinely inspired Bible and writings of the Magisterium of the Church. 

I take comfort in the words Matthew recorded of Jesus’ teaching, “When they hand you over, do not worry about how you are to speak or what you are to say. You will be given in that moment what to say…. the Spirit of your Father speaking through you.” 

My problem is being humble in the moment, allowing grace from the Spirit to flow through me. I must become small, literally get out of the way (letting go of a “know it all” attitude, being a bully, judgment, pettiness, anger and hurt) to speak of the truth at the core of the situation.

St. Veronica (of the veil) is celebrated this day. She showed tremendous courage and compassion to step through the crowd. Her action suggests the Holy Spirit led her to offer comfort to Jesus. Lord, may I be inspired to use my voice and words to bring truth and respect into the world. Amen.

Contact the author


Navegar por el mundo y la vida diaria es un gran reto. La combinación de las Escrituras de hoy es igualmente difícil: ovejas y lobos, serpientes y palomas, el camino de los justos es recto mientras que los pecadores tropiezan. Los sabios y prudentes comprenden estos obstáculos y trampas. Contemplar y evaluar estas imágenes es difícil. Ser capaz de tomar una buena decisión o decir lo correcto en el momento es aún más difícil.

Gracias a Dios, no estás solo en ningún momento ni circunstancia. Dios siempre está contigo. La palabra del Señor está escrita en tu corazón. Tus oídos escuchan Sus palabras cada vez que vas a Misa. Tus ojos absorben las palabras de Dios a través de la Biblia y los escritos del Magisterio de la Iglesia divinamente inspirados.

Me consuelan las palabras que Mateo documentó sobre la enseñanza de Jesús: “Pero, cuando los enjuicien, no se preocupen por lo que van a decir o por la forma de decirlo, porque en ese momento se les inspirará lo que han de decir. Pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por ustedes.

Mi problema es ser humilde en el momento, permitiendo que la gracia del Espíritu fluya a través de mí. Debo volverme pequeño, literalmente apartarme del camino (dejar de lado una actitud de “sabelotodo”, intimidación, juzgar, mezquindad, enojo y dolor) para hablar la verdad que se encuentra en el corazón de la situación.

Hoy celebramos a Santa Verónica (del velo). Ella mostró un tremendo valor y compasión al pasar entre la multitud. Su acción sugiere que el Espíritu Santo la llevó a ofrecer consuelo a Jesús. Señor, inspírame a utilizar mi voz y mis palabras para traer verdad y respeto al mundo. Amén.

Comunicar con la autora

Beth Price is part of the customer care team at Diocesan. She is a Secular Franciscan (OFS) and a practicing spiritual director. Beth shares smiles, prayers, laughter, a listening ear and her heart with all of creation. Reach her here bprice@diocesan.com.

Feature Image Credit: Awmleer, unsplash.com/photos/two-white-doves-flying-6XcziMmkNgQ

Without Cost You are to Give / Gratuitamente Debes Dar

The life of today’s saint, Benedict of Nursia, and this passage from Matthew’s Gospel go hand in hand. Benedict’s own life was a proclamation of the Good News, and as he founded the Benedictines, society flourished in a way that had not been seen before. The monks, following Benedict’s rule of Ora et Labora (pray and work), gave witness to the world through their lives of goodness, virtue and prayer. They showed others the beauty of what it means to give freely in the same manner as Christ magnanimously gives to us.

How did Benedict, how did his monks, how does anyone “give without cost”? Simple. They look to Jesus, and realize that giving is what He is all about. And upon reflection, they realize that His self-gift won salvation is for us all. Jesus’ giving was complete and total, and He accomplished it so perfectly. From the moment he arrived on this earth, “pitched his tent” as John’s gospel tells us, he gave of himself according to the Father’s will and accepted with trust in the Father all that was asked of him. 

His life was and is a gift which we have received without cost to us. Think about it. Treasure this thought and let it penetrate deeply into your heart, your mind, your very soul. Now stop for a moment and gaze upon the Lord, hanging on the cross. Consider as you look at his body torn to pieces, how He gave everything. He gave it all out of love, a loving response to God the Father, to show us and to be the way to this loving Father. You too can give and love freely. God gives us a lifetime to find our way, and he sends others to help us on the path.

Me? Give like that? As a baptized Christian you are a disciple, so your life experiences are a sort of classroom. There you are invited to learn to love fully and to have the abundance of life God wants to give you. Your “cross-training” for eternal life has already started since you are in Christ getting ready to love for all eternity. In the school of Jesus, our Teacher will show you His way and walk with you through it all.

You are loved and understood as the unique person you are. Keep your heart and your eyes fixed on Him, and He will fill you so full of His love that you will realize for yourself that “Christ [is] in you, your hope of glory” (Col. 1:27). Then you will be a person with a peaceful heart that can give it as a gift to others. We pray this for one another, for we are truly all in this marvelous eternal enterprise together, children of the same Father, and blessed because of His mercy.

Contact the author


La vida del santo de hoy, Benito de Nursia, y este pasaje del Evangelio de Mateo van de la mano. La propia vida de Benito fue una proclamación de la Buena Nueva y, cuando fundó los benedictinos, la sociedad floreció de una manera que nunca se había visto anteriormente. Los monjes, siguiendo la regla de Benito de Ora et Labora (orar y trabajar), dieron testimonio al mundo a través de sus vidas llenas de bondad, virtud y oración. Mostraron a otros la belleza de lo que significa dar gratuitamente de la misma forma que Cristo nos da magnánimamente a nosotros.

¿Cómo hizo Benito, cómo lo hicieron sus monjes, y cómo cualquier persona puede “dar gratuitamente”? Es sencillo. Miran a Jesús y se dan cuenta de que todo su ser se trata de donación. Y al reflexionar, se dan cuenta de que su autodonación ha obtenido la salvación para todos nosotros. La entrega de Jesús fue completa y total, y la cumplió perfectamente. Desde el momento en que llegó a esta tierra, “montó su tienda” como nos dice el evangelio de Juan, se entregó según la voluntad del Padre y aceptó con confianza en el Padre todo lo que le pedía.

Su vida fue y es un regalo que hemos recibido sin costo alguno. Piénsalo. Atesora este pensamiento y deja que penetre profundamente en tu corazón, tu mente y tu alma. Ahora detente un momento y contempla al Señor colgado en la cruz. Considera, al mirar su cuerpo despedazado, cómo Él lo dio todo. Él lo dio todo por amor, una respuesta amorosa a Dios Padre, para mostrarnos y ser el camino hacia este Padre amoroso. Tú también puedes dar y amar libremente. Dios nos da toda una vida para encontrar nuestro camino y envía a otros para ayudarnos.

 ¿Yo? ¿Dar de esta forma? Como cristiano bautizado eres un discípulo, por lo que tus experiencias de vida son una especie de salón de clases. Allí estás invitado a aprender a amar plenamente y a tener la abundancia de vida que Dios quiere darte. Tu “entrenamiento en la cruz” para la vida eterna ya ha comenzado ya que estás en Cristo preparándote para amar por toda la eternidad. En la escuela de Jesús, nuestro Maestro te mostrará Su camino y caminará contigo a través de todo.

Eres amado y comprendido como la persona única que eres. Mantén tu corazón y tus ojos fijos en Él, y te llenará tanto de Su amor que te darás cuenta por ti mismo de que “Cristo [está] en ti, tu esperanza de gloria” (Col 1,27). Luego serás una persona con un corazón pacífico que podrá regalarlo a los demás. Pedimos esto unos por otros, porque verdaderamente estamos todos juntos en esta maravillosa empresa eterna, hijos del mismo Padre y benditos por Su misericordia.

Comunicarse con la autora

Sr. Mary Martha Moss, FSP has had the grace of serving the Lord for over 40 years as a Daughter of St. Paul. Joyfully engaged in the community’s  media ministry, she has authored 3 children’s books, presented on various topics for adult faith formation, enjoyed running Online Book Studies, served as a Pauline Book & Media Center manager and continues singing the alto part with the Daughters of St. Paul Concert Choir.

Feature Image: By Sister Jerome Conner, FSP

Keep the Kingdom of Heaven at Hand / Mantener de Cerca el Reino de los Cielos

Early July is traditionally vacation time for my family. I am a big fan of resting, relaxing, and recharging. However, I must admit that I haven’t always invited Jesus away with me. While the Kingdom of Heaven is at hand, it is not always in my heart—or part of my vacation. 

With my usual routine at home, I do reasonably well in consistently connecting with Jesus. I’ve mastered prayer when I wake up, contemplating my favorite Scripture verses, and reciting a Hail Mary or Memorare as needed throughout my day. My calendar, for the most part, includes what I lovingly refer to as “Coffee with Christ” prayer time before beginning work. 

In the comfort of my home and with my family, I rock living my faith out loud and unabashedly. I find ample time and feel very comfortable with making regular Adoration holy hours and attending Sunday Mass – I’m even blessed to have daily Rosary and Mass offered at my office. Participating in small group faith-sharing rounds out my weekly spiritual activities.

Take me out of this environment, especially when vacationing with family or friends who are not Christians or living a mainly Catholic lifestyle, and well, things go awry. This detachment from Jesus can also happen to me on holidays, which is more upsetting when it is a religious holiday such as Easter or Christmas. I resolve every year to keep the Kingdom of God at the forefront of all that I do, yet in my feeble, human-fallen nature, I often leave it behind. 

Recognition is the first step to making changes. Sin happens, which is why our merciful Father offers us the Sacrament of Reconciliation. Before you travel, it might be a good idea to avail yourself of the powerful grace Jesus offers in the sacrament. Filled with the Holy Spirit, we may find it harder to be forgetful or dismissive as we enjoy our free time. Finally, as you make your final preparations for your summer vacation, decide how to pack your faith and not leave Jesus at home. 

How will you keep the Kingdom of heaven always at hand? As Catholics, we are blessed to have a vast number of saints we can call upon, especially the original followers of Christ, the Apostles, to keep us focused on the eternal prize and reward. If God stopped thinking about us for an instant, we would cease to exist. Therefore, we are always on His mind; shouldn’t He always be on ours? 

Contact the author


A principios de julio tradicionalmente es tiempo de vacaciones para mi familia. Soy una gran admiradora de descansar, relajarme y recargar energías. Sin embargo, debo admitir que no siempre he invitado a Jesús conmigo. Si bien el Reino de los Cielos está cerca, no siempre está en mi corazón ni forma parte de mis vacaciones.

Con mi rutina habitual en casa, me va razonablemente bien en conectarme constantemente con Jesús. He dominado el hecho de rezar al despertarme, contemplo mis versículos favoritos de las Escrituras y recito un Ave María o un Memorare según sea necesario a lo largo del día. Mi calendario, en su mayor parte, incluye lo que cariñosamente llamo tiempo de oración de “Café con Cristo” antes de comenzar a trabajar.

En la comodidad de mi hogar y con mi familia, vivo mi fe en voz alta y desvergonzadamente. Encuentro mucho tiempo y me siento muy cómoda haciendo horas santas regulares de Adoración y asistiendo a la Misa dominical; incluso tengo la suerte de que se ofrezca el Rosario y la Misa diariamente en mi oficina. Participar en grupos pequeños para compartir la fe completa mis actividades espirituales semanales.

Sáquenme de este ambiente, especialmente cuando estoy de vacaciones con familiares o amigos que no son cristianos o viven un estilo de vida principalmente católico, y bueno, las cosas salen mal. Este desapego de Jesús también me puede ocurrir en días festivos, lo cual es más molesto cuando es una fiesta religiosa como la Pascua o la Navidad. Cada año resuelvo mantener el Reino de Dios al frente de todo lo que hago, pero en mi naturaleza humana débil y decaída, a menudo lo dejo atrás.

El reconocimiento es el primer paso para realizar cambios. El pecado sucede, por eso nuestro Padre misericordioso nos ofrece el Sacramento de la Reconciliación. Antes de viajar, podría ser una buena idea aprovechar la poderosa gracia que Jesús ofrece en este sacramento. Llenos del Espíritu Santo, puede que nos resulte más difícil ser olvidadizos o desdeñosos mientras disfrutamos de nuestro tiempo libre. Finalmente, mientras haces los preparativos finales para tus vacaciones de verano, decide cómo empacar tu fe y no dejar a Jesús en la casa.

¿Cómo mantendrás el Reino de los cielos siempre a mano? Como católicos, tenemos la bendición de tener una gran cantidad de santos a quienes podemos invocar, especialmente los seguidores originales de Cristo, los Apóstoles, para mantenernos enfocados en el premio y la recompensa eterna. Si Dios dejara de pensar en nosotros por un instante, dejaríamos de existir. Por lo tanto, Él siempre nos tiene en mente; ¿No deberíamos tenerlo a Él siempre en mente?

Comunicarse con la autora

Allison Gingras ( www.ReconciledToYou.com ) — Shares her love of the Catholic Faith with stories, laughter, and honesty as experienced in the ordinary of life! Her writing includes Encountering Signs of Faith (Ave Maria Press) and the Stay Connected Journals for Women (OSV). Allison is a Catholic Digital Media Specialist for Family Rosary, Catholic Mom, and the Fall River Diocese. She hosts A Seeking Heart podcast and is co-host of the Catholic Momcast podcast.

Feature Image Credit: Yeskay1211, pixabay.com/photos/beach-sun-evening-summer-sea-2836300/

The views and opinions expressed in the Inspiration Daily blog are solely those of the original authors and contributors. These views and opinions do not necessarily represent those of Diocesan, the Diocesan staff, or other contributors to this blog.

The Harvest is Plenty / La Cosecha es Abundante

In this Gospel passage we hear how Jesus has compassion on his people, on his sheep. They are harassed and helpless. They are in need of a shepherd and He is that Shepherd. We are still a harassed and helpless people. We are still in need of a shepherd perhaps now more so than ever when the world is increasingly turning its gaze from the Lord. 

It has been said that when people stop believing in God they start believing in anything. We are witnessing this phenomenon today as our cultural narrative espouses untruths such as an unborn baby being merely a clump of cells, the fluidity of gender, and the redefinition of marriage. All of these suggest a people in need of a shepherd to guide them, a people who will believe anything because they have lost sight of God. This is a plentiful harvest in need of God’s grace and mercy. 

As Catholics we know that the situation, while appearing dire and even hopeless, is neither of those things. We always have reason for hope because Jesus is victorious. Jesus conquered death so that we may spend eternity with him. That hope compels us to pray for laborers. We can beg the Lord for more shepherds in the form of more vocations to religious life. We need holy priests and religious sisters to act as Jesus’ hands and feet. We need those who are better formed than us to guide us and support us in keeping our own faith alive and strong.  

We can also pray for the graces to be a laborer ourselves. As individuals we cannot fix the world but we can love those around us as Jesus did through kindness, respect, and a desire for their ultimate good. We are all responsible for being a part of building God’s kingdom even if in doing so we may feel harassed and helpless. We all have a role to play. The stakes are too high for us to do nothing. Today, ask the Lord to send more laborers to the harvest and ask him for direction on how you can be a laborer yourself.

Contact the author


En este pasaje del Evangelio escuchamos cómo Jesús tiene compasión de su pueblo, de sus ovejas. Están acosados e indefensos. Están necesitados de un pastor y Él es ese Pastor. Seguimos siendo un pueblo acosado e indefenso. Todavía necesitamos un pastor, quizás ahora más que nunca, cuando el mundo aparta su mirada del Señor cada vez más.

Se ha dicho que cuando la gente deja de creer en Dios empieza a creer en cualquier cosa. Hoy somos testigos de este fenómeno, ya que nuestra narrativa cultural defiende falsedades como que un bebé no nacido es simplemente un grupo de células, la fluidez del género y la redefinición del matrimonio. Todo esto sugiere un pueblo que necesita un pastor que los guíe, un pueblo que creerá cualquier cosa porque ha perdido de vista a Dios. Esta es una cosecha abundante que necesita la gracia y la misericordia de Dios.

Como católicos sabemos que la situación, aunque parezca terrible e incluso sin esperanza, no es ninguna de esas cosas. Siempre tenemos motivos para tener esperanza porque Jesús sale victorioso. Jesús venció la muerte para que podamos pasar la eternidad con él. Esa esperanza nos obliga a orar por los trabajadores. Podemos rogar al Señor por más pastores en forma de más vocaciones a la vida religiosa. Necesitamos sacerdotes y hermanas religiosas santos que actúen como las manos y los pies de Jesús. Necesitamos que aquellos que están mejor formados que nosotros nos guíen y apoyen para mantener viva y fuerte nuestra propia fe.

También podemos pedir la gracia para que nosotros mismos seamos trabajadores. Como individuos no podemos componer al mundo, pero podemos amar a quienes nos rodean como lo hizo Jesús mediante la bondad, el respeto y el deseo de su bien supremo. Todos somos responsables de ser parte de la construcción del reino de Dios, incluso si al hacerlo nos sentimos acosados e impotentes. Todos tenemos un papel que desempeñar. Hay demasiado en juego; no podemos quedarnos sin hacer nada. Hoy, pídele al Señor que envíe más trabajadores a la cosecha y pídele dirección sobre cómo tú mismo puedes ser un trabajador.

Comunicarse con la autora

Merridith Frediani loves words and is delighted by good sentences. She also loves Lake Michigan, dahlias, the first sip of hot coffee in the morning, millennials, and playing Sheepshead with her husband and three kids. She writes for Catholic Mom, Diocesan.com, and her local Catholic Herald. Her first book Draw Close to Jesus: A Woman’s Guide to Adoration is available at Our Sunday Visitor and Amazon. You can learn more at merridithfrediani.com.

Feature Image Credit: Polina Rytova, unsplash.com/photos/wheat-field-1dGMs4hhcVA

The Power of Touch / El Poder del Tacto

Today’s Gospel gives us two examples of Jesus performing healing miracles. The woman who was hemorrhaging blood and the dying child of the official. In both of these stories, we are missing the names of the females. They are both considered unclean in the Jewish culture; the woman because she is bleeding and the child because she is dead. These are not people the Jews would have expected Jesus to give his attention to. 

After the woman touches Jesus, he says to her, “Courage, daughter, your faith has saved you.” He moves beyond any public persona or perception to welcome her as family. Her faith is not merely an act, it is a gift which makes her a child of God. Jarius’ daughter had passed before he even approached Jesus. But Jesus is not dismayed. He sends away the mourners and takes her by the hand to lead her back to her father. His touch has healed her.

We have each been there at some point or another. Like the woman, we have experienced illness or tragedy that has left us feeling separated from the rest of society. We feel cut off and alone with whatever is befalling us. We may feel dead inside and unable to connect to others.

Our healing comes through touch, in relationships. Jesus doesn’t only heal physical ills, he heals us through an intimate relationship, being so loved and cherished that everything in our world changes. Whatever name our parents gave us, whatever befalls us in this life, Jesus’ touch, his gentle calling of, “Daughter” or “Son” restores us to a profound relationship which surpasses grief, tragedy or illness. 

We are called to be in relationship, both with God and with one another. May we, like the woman and like Jarius, open ourselves up to Jesus’s healing and restoring touch. May we, like Jesus, open ourselves up to relationships with those outside our normal circle. May He work His healing touch through us. 

Contact the author


El evangelio de hoy nos da dos ejemplos de Jesús realizando milagros de curación. La mujer que sangraba y el hijo moribundo del jefe de la sinagoga. En ambas historias, nos faltan los nombres de las mujeres. Ambos son considerados impuros en la cultura judía; la mujer porque sangra y la niña porque está muerta. Estas no son personas a las que los judíos hubieran esperado que Jesús les prestara atención.

Después de que la mujer toca a Jesús, él le dice: “Hija, ten confianza; tu fe te ha curado”. Va más allá de cualquier personalidad o percepción pública para darle la bienvenida como familia. Su fe no es simplemente un acto, es un don que la hace hija de Dios. La hija de Jairo había fallecido incluso antes de que él se acercara a Jesús. Pero Jesús no se desanima. Despide a los dolientes y la toma de la mano para llevarla de regreso con su padre. Su toque la ha curado.

Todos hemos tenido esas experiencias en algún momento u otro. Al igual que la mujer, hemos experimentado enfermedades o tragedias que nos han dejado sintiéndonos separados del resto de la sociedad. Nos sentimos aislados y solos con lo que sea que nos esté sucediendo. Es posible que nos sintamos muertos por dentro e incapaces de conectarnos con los demás.

Nuestra sanación surge a través del tacto, dentro de las relaciones. Jesús no sólo cura los males físicos, sino que nos sana a través de una relación íntima, siendo tan amado y apreciado que todo dentro de nuestro mundo cambia. Cualquiera que sea el nombre que nos dieron nuestros padres, lo que sea que nos suceda en esta vida, el toque de Jesús, su suave llamado de “Hija” o “Hijo” nos restaura a una relación profunda que supera el dolor, la tragedia o la enfermedad.

Estamos llamados a estar en relación, tanto con Dios como con los demás. Que nosotros, como la mujer y como Jairo, nos abramos al toque sanador y restaurador de Jesús. Que nosotros, como Jesús, nos abramos a las relaciones con quienes están fuera de nuestro círculo normal. Que Él obre su toque sanador a través de nosotros.

Comunicarse con la autora

Sheryl’s first calling is to be wife and partner to Tom, who is a candidate for the Permanent Diaconate in the Diocese of Kalamazoo. She also gets to live out her passion for teaching and learning by serving as principal at St. Therese Catholic School in Wayland, Michigan. Home is full with Carlyn, our goofy golden retriever, Lucy, our terrier mix wild child, and Mila, our very special Bernese Mountain dog. 

Feature Image Credit: Claudio Schwarz, unsplash.com/photos/two-human-hands-painting-k39RGHmLoV8

Love is Vulnerability / Amar es Ser Vulnerable

Love is vulnerability, willingness to lose that which is most dear to you. We lost our first child ten years ago and it was the most gut-wrenching feeling ever. To take the risk of this happening again whenever I have been pregnant has felt unbearable, like having your heart open and exposed, waiting for a  sword to potentially strike it at any moment.  Jesus’ love for us is similar, wide open, but to an infinitely greater degree. He continually gives us everything. He was willing to lose and be rejected for our sake. He was ridiculed and despised, yet forgave. 

How often do I reject Jesus? I am always surprised on Good Friday how so many don’t want to read out loud as part of the Crowd during the reading of the Passion. Over and over again, we are complicit in the crucifixion through our sins. Sometimes it is my active actions and other times I am quietly passive and allow the injustices of the world to continue. Yet the wonder of Christ, His glorious perfection, is that He still loves me, despite my many shortcomings. He knows my faults yet is not afraid to take on the whole world for me!

St. Augustine famously declared, “Our hearts are restless until they rest in you.” It always feels like something is missing, like I’m a puzzle piece waiting to be added to something that needs completing. We can often embrace the allures of today’s world while foregoing the heavenly gifts that await us tomorrow. We must remember over and over again that we belong not to this world, but to God’s kingdom. As a child of God, thirst for that water which provides eternal comfort, that of Christ’s peace!

Contact the author


El amor es vulnerabilidad, estar dispuesto a perder lo que te es más querido. Perdimos a nuestro primer hijo hace diez años y fue el sentimiento más desgarrador que jamás haya existido. Correr el riesgo de que esto vuelva a suceder cada vez que he estado embarazada me ha parecido insoportable, como tener el corazón abierto y expuesto, esperando que una espada potencialmente lo traspase en cualquier momento. El amor de Jesús por nosotros es semejante, muy abierto, pero en un grado infinitamente mayor. Él continuamente nos da todo. Estaba dispuesto a perder y ser rechazado por nosotros. Fue ridiculizado y despreciado, pero aun así lo perdonó.

¿Con qué frecuencia rechazo a Jesús? Siempre me sorprende que el Viernes Santo haya tanta gente que no quiera leer en voz alta como parte de la multitud durante la lectura de la Pasión. Una y otra vez, somos cómplices de la crucifixión a través de nuestros pecados. A veces son mis acciones activas y otras veces soy silenciosamente pasiva y permito que continúen las injusticias del mundo. Sin embargo, la maravilla de Cristo, su gloriosa perfección, es que todavía me ama, a pesar de mis muchos defectos. ¡Él conoce mis defectos pero no tiene miedo de enfrentarse al mundo entero por mí!

San Agustín declaró: “Nuestros corazones están inquietos hasta que descansen en ti”. Siempre tengo la sensación de que falta algo, como si fuera una pieza de un rompecabezas esperando a ser añadida a algo que hay que completar. A menudo podemos abrazar los atractivos del mundo de hoy y al mismo tiempo renunciar a los dones celestiales que nos esperan mañana. Debemos recordar una y otra vez que no pertenecemos a este mundo, sino al reino de Dios. ¡Como hijo de Dios, ten sed de esa agua que proporciona el consuelo eterno, la de la paz de Cristo!

Comunicarse con la autora

Dr. Alexis Dallara-Marsh is a board-certified neurologist who practices in Bergen County, NJ. She is a wife to her best friend, Akeem, and a mother of two little ones on Earth and two others in heaven above.

Feature Image Credit: Hans-Peter Gauster, unsplash.com/photos/stack-of-jigsaw-puzzle-pieces-3y1zF4hIPCg

Jesus Offers Us So Much More! / ¡Jesús Nos Ofrece Mucho Más!

When the disciples of John the Baptist approached Jesus and asked, “Why do the Pharisees and we fast much, but your disciples do not fast?” At that time, fasting was emphasized as a public way to give up food and appear pious to others. For the Jews, external practice was essential, for that was how a person measured their ability to observe their religion. For example, they had rules about what they ate, when they ate, how much they ate, and how they prepared their food. It was easy to “judge” others based on their ability to fast. Jesus came to fulfill and complete the laws of the Jewish religion, but not be limited by these restrictions and practices. We encounter how Christ makes all things new in this Gospel and how we are invited to follow Jesus and be fed by the Lord. 

Joy: Jesus invites us to be joyful and see the connection between faith and Christian joy. Jesus shares, “Can the wedding guests mourn as long as the bridegroom is with them?” Jesus reminds the people of the joy of the wedding. One of the Universal factors of a wedding is the joy it brings. Weddings reinforce the love, excitement, and newness of life to come. The “wedding party” are the best friends of the bride and groom who spend the most time with them during this life-changing event. They share in the celebration in anticipation of their friends’ future and the joy of finding a life-long partner. How often do we trade in our Christian joy for worry and despair? Our hearts can easily be overcome by anxiety and worrying instead of seeing the Lord and coming to know him personally. When we focus our eyes on Christ, we can allow Him to lead us to a deep and rich encounter with God. 

Newness: Jesus alludes to something new coming by saying, “People do not put new wine into old wineskins.” This analogy might mean little to us today, but in Jesus’ time, that was common knowledge, as the wineskin would break if you used an old wineskin. We must let go of our fallen nature and cling to eternal life, giving up the sins that keep us from living out our faith. 

Freedom: Our Catholic Faith offers us the freedom to live out a relationship of grace with Jesus Christ. He is the mediator between God and the Father. When we experience our Catholic faith through the graces being offered to us, we can become a new creation of joy, newness and freedom. We can learn to trust in the Lord so that he can strengthen us beyond our limited perspective. Reflect on this Gospel reading today, and if you are willing, give up your old ways and follow Jesus. 

Contact the author


Cuando los discípulos de Juan Bautista se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Por qué tus discípulos no ayunan, mientras nosotros y los fariseos sí ayunamos?” En aquella época, se hacía hincapié en el ayuno como una forma pública de renunciar a la comida y parecer piadoso ante los demás. Para los judíos, la práctica externa era esencial, porque así era como medían la capacidad de observar su religión. Por ejemplo, tenían reglas sobre qué comían, cuándo comían, cuánto comían y cómo preparaban la comida. Era fácil “juzgar” a los demás según su habilidad de ayunar. Jesús vino a cumplir y completar las leyes de la religión judía, pero no a estar limitado por estas restricciones y prácticas. Encontramos cómo Cristo hace nuevas todas las cosas en este Evangelio y cómo somos invitados a seguir a Jesús y ser alimentados por el Señor.

Alegría: Jesús nos invita a ser gozosos y ver la conexión entre la fe y la alegría cristiana. Jesús comparte: “¿Cómo pueden llevar luto los amigos del esposo, mientras él está con ellos?” Jesús recuerda al pueblo la alegría de la boda. Uno de los factores universales de una boda es la alegría que aporta. Las bodas refuerzan el amor, la emoción y la novedad de la vida por venir. Los “testigos de la boda” son los mejores amigos de los novios y pasan la mayor parte del tiempo con ellos durante este evento que les cambiará la vida. Comparten la celebración anticipando el futuro de sus amigos y la alegría de encontrar una pareja para toda la vida. ¿Con qué frecuencia cambiamos nuestro gozo cristiano por preocupación y desesperación? Nuestros corazones pueden fácilmente ser vencidos por la ansiedad y la preocupación en lugar de ver al Señor y llegar a conocerlo personalmente. Cuando enfocamos nuestros ojos en Cristo, podemos permitirle que nos guíe a un encuentro profundo y rico con Dios.

Novedad: Jesús alude a algo nuevo que viene al decir: “Nadie echa vino nuevo en odres viejos”. Esta analogía puede significar poco para nosotros el día de hoy, pero en la época de Jesús, eso era de conocimiento común, ya que el odre se rompía si se usaba un odre viejo. Debemos dejar de lado nuestra naturaleza caída y aferrarnos a la vida eterna, renunciando a los pecados que nos impiden vivir nuestra fe.

Libertad: Nuestra fe católica nos ofrece la libertad de vivir una relación de gracia con Jesucristo. Él es el mediador entre Dios y el Padre. Cuando experimentamos nuestra fe católica a través de las gracias que se nos ofrecen, podemos convertirnos en una nueva creación de alegría, novedad y libertad. Podemos aprender a confiar en el Señor para que él pueda fortalecernos más allá de nuestra perspectiva limitada. Reflexiona hoy sobre esta lectura del Evangelio y, si estás dispuesto, abandona tus hábitos antiguos y sigue a Jesús.

Comunicarse con la autora

Emily Jaminet is a Catholic author, speaker, radio personality, wife, and mother of seven children. She earned a bachelor’s degree in mental health and human services from the Franciscan University of Steubenville.  She is the co-founder of www.inspirethefaith.com and the Executive Director of The Sacred Heart Enthronement Network www.WelcomeHisHeart.com. She has co-authored several Catholic books and her latest one, Secrets of the Sacred Heart: Claiming Jesus’ Twelve Promises in Your Life, came out in Oct. 2020. Emily serves on the board of the Columbus Catholic Women’s Conference, contributes to Relevant Radio and Catholic Mom.com.

Feature Image Credit: maricarmen vargas vidales, cathopic.com/photo/15602-the-vine

Leap of Faith / Un Salto de Fe

In the Gospel today we see the story of Matthew, a tax collector, being called by Jesus. Notice the authority in Jesus’ voice and the immediate response of Matthew to leave his job and follow Christ. 

I think it is helpful to have some context into this Gospel passage. Tax collectors during this time were collecting money that was to go to the state. Tax collectors were also notorious for over taxing people and keeping a percentage of the extra money for themselves, so they were not well liked. So Matthew was not only looked down upon by the Jews, but this was also his main source of income. Dropping everything and following Jesus took a huge amount of trust. It’s almost as if he was thinking he had a stable income and his life was set, but he was willing to throw it all away for this man he just met who was claiming to be the Messiah. 

Let’s tie this into our lives today. Sometimes Jesus asks difficult things of us. Whether it be discerning our vocation, thinking about a new job offer, or volunteering our time with an organization we support, sometimes Jesus asks us to disrupt our lives. At times He asks us to turn in a completely different direction than where we thought we were going and that is when we need to trust. We should ask for the grace to trust like Matthew did in today’s Gospel, but we should also ask for eyes to see as God sees. 

I think of the Indiana Jones movie where he has to take a leap of faith and jump down what looks like an open pit, just to find out that there was a bridge there that could not be seen clearly. We all have to take a leap of faith in our own lives. It can be difficult to see the plans of God and where he is moving us, but we should take comfort in knowing that he is the one who created us, he knew us before we were born, he wants our ultimate happiness, and he is in control. 

When we switch our mindset from thinking our way is the best, to trusting in God who knows us better than we know ourselves, our lives change for the better, even if we cannot see the immediate effects of what God is doing in our lives. This does not make the leap easy, but it should give us the proper mindset and trust to make the leap.

Let’s all ask for the same grace today that Matthew received over 2,000 years ago. God is calling you to something amazing, just like he called his apostles. They were willing to give up their entire lives for this man they had just met. What is God calling you to this year? Are you willing to take a leap of faith? 

From all of us here at Diocesan, God bless!

Contact the author


En el Evangelio de hoy vemos la historia de Mateo, un recaudador de impuestos, siendo llamado por Jesús. Note la autoridad en la voz de Jesús y la respuesta inmediata de Mateo de dejar su trabajo y seguir a Cristo.

Creo que es útil tener algo de contexto en este pasaje del Evangelio. Los recaudadores de impuestos durante este tiempo recolectaban dinero que iba al estado. Los recaudadores también eran conocidos por cobrar excesivamente a las personas y quedarse con un porcentaje del dinero extra, por lo que no eran muy queridos. Así que Mateo no sólo era menospreciado por los judíos, sino que también era su principal fuente de ingresos. Dejar todo y seguir a Jesús requirió una gran cantidad de confianza. Es casi como si estuviera pensando que tenía un ingreso estable y su vida estaba establecida, pero estaba dispuesto a tirarlo todo a la basura por este hombre que acababa de conocer y que decía ser el Mesías.

Pongamos esto en el contexto de nuestras vidas hoy. A veces Jesús nos pide cosas difíciles. Ya sea discernir una vocación, pensar en una nueva oferta de trabajo o ofrecer el tiempo como voluntario en una organización que apoyamos, a veces Jesús nos pide que alteremos nuestras vidas. A veces nos pide que tomemos una dirección completamente diferente a la que pensábamos que íbamos y es en estos momentos que tenemos que confiar. Deberíamos pedir la gracia de confiar como Mateo en el Evangelio de hoy, pero también deberíamos pedir tener ojos que vean cómo Dios ve.

Me hace pensar en la película de Indiana Jones, donde tiene que hacer un acto de fe y saltar por lo que parece un precipicio muy profundo, solo para descubrir que allí había un puente que no se veía claramente. Todos tenemos que dar un salto de fe en nuestras propias vidas. Puede ser difícil ver los planes de Dios y hacia dónde nos está moviendo, pero debemos consolarnos al saber que él nos ha creado, nos conoció antes de que naciéramos, quiere nuestra felicidad suprema y está en control.

Cuando cambiamos nuestra mentalidad de pensar que nuestro camino es el mejor, a confiar en Dios, que nos conoce mejor que nosotros mismos, nuestras vidas cambian para mejor, incluso si no podemos ver los efectos inmediatos de lo que Dios está haciendo en nuestras vidas. Esto no hace que el salto sea fácil, pero debería darnos la mentalidad y la confianza adecuadas para dar el salto.

Pidamos todos hoy la misma gracia que recibió Mateo hace más de 2.000 años. Dios te está llamando a algo maravilloso, tal como llamó a sus apóstoles. Estaban dispuestos a dar toda su vida por este hombre que acababan de conocer. ¿A qué te está llamando Dios este año? ¿Estás dispuesto a dar un salto de fe?

De parte de todos nosotros aquí en Diocesan, ¡Dios los bendiga!

Comunicarse con el autor

Tommy Shultz is a Business Development Representative for Diocesan. In this role he is committed to bringing the best software to dioceses and parishes while helping them evangelize on the digital continent. Tommy has worked in various diocese and parish roles since his graduation from Franciscan University with a Theology degree. He hopes to use his skills in evangelization, marketing, and communications, to serve the Church and bring the Good News to all. His favorite quote comes from St. John Paul II, who said, “A person is an entity of a sort to which the only proper and adequate way to relate is love.”

Feature Image Credit: Kid Circus, unsplash.com/photos/silhouette-photo-of-man-jumping-on-body-of-water-during-golden-hour-7vSlK_9gHWA

Religious Freedom in God’s Service / Libertad Religiosa al Servicio de Dios

It is customary on this day to celebrate the independence of our country. We celebrate our freedom from foreign rule, tyranny and unjust taxes. We celebrate the fact that we have our own government, our own land and our own laws. But how often do we remember one of the main reasons that the first settlers came to America in the first place? They were being forced to align their beliefs with that of the king and came for religious freedom.

We continue to be blessed with religious freedom today, something that we should never take for granted. Imagine being persecuted or even killed if you wished to continue practicing your Catholic beliefs because our President was Protestant. Just the thought of it seems ludicrous! Temples, basilicas, mosques, synagogues and churches line our streets today because of the freedom our predecessors have won for us, often at the expense of their own lives. 

Yet how often do we feel truly free to express our beliefs and proclaim the Gospel? We are enslaved by another kind of captivity: fear. We fear the loss of our reputation, what others might think of us, what others might say about us and just how far God might ask us to go. We fear losing control of our carefully planned out lives if we allow God to use us however He wants to. 

Today’s first reading is a perfect example of how God uses the most unexpected people as instruments to perform his work. Amos states:  “I was no prophet, nor have I belonged to a company of prophets; I was a shepherd and a dresser of sycamores. The LORD took me from following the flock, and said to me, ‘Go, prophesy to my people Israel.’ Now hear the word of the LORD!” 

Amos could have refused, just as Jonah did at first. He could have continued tending to his flock of sheep rather than the Lord’s flock. But he didn’t. He may not have understood God’s plan or His reasoning, but he obeyed. He prophesied to Israel as he was told. 

We also have the opportunity to allow God to work through us each and every day. Whether it be saying a joyful good morning to our spouse, allowing another driver to get in front of us, smiling at a coworker, or praying for a friend, the Holy Spirit may nudge us in any number of ways throughout the day. He may even ask you to be a missionary, an ordained minister or to consecrate your life to the Lord. The sky’s the limit as long as our hearts are open to God.

Let us rejoice in our freedom today, in all of its forms, and allow God to use us in his service. 

Contact the Author


Es costumbre en este día celebrar la independencia de nuestro país. Celebramos nuestra libertad frente al dominio extranjero, la tiranía y los impuestos injustos. Celebramos el hecho de que tenemos nuestro propio gobierno, nuestra propia tierra y nuestras propias leyes. Pero, ¿con qué frecuencia recordamos una de las razones principales por las que los primeros colonizadores llegaron a Estados Unidos? Se vieron obligados a alinear sus creencias con las del rey y vinieron en busca de libertad religiosa.

Hoy seguimos siendo bendecidos con libertad religiosa, algo que nunca debemos tomar por hecho. Imagínate ser perseguido o incluso asesinado por querer seguir practicando tus creencias católicas porque nuestro presidente era protestante. ¡Solo pensarlo parece ridículo! Hoy en día, templos, basílicas, mezquitas, sinagogas e iglesias se encuentran en todos lados debido a la libertad que nuestros predecesores nos han ganado, con frecuencia a costo de perder sus propias vidas.

Sin embargo, ¿con qué frecuencia nos sentimos verdaderamente libres para expresar nuestras creencias y proclamar el Evangelio? Estamos esclavizados por otro tipo de cautiverio: el miedo. Tenemos miedo de perder nuestra reputación, de lo que otros puedan pensar de nosotros, de lo que otros puedan decir de nosotros y de qué tan lejos Dios podría pedirnos que vayamos.  Tenemos miedo de perder el control de nuestras vidas cuidadosamente planificadas si permitimos que Dios nos utilizara como Él quiera.

La primera lectura de hoy es un ejemplo perfecto de cómo Dios utiliza a las personas más inesperadas como instrumentos para realizar su obra. Amós afirma: “Yo no soy profeta ni hijo de profeta, sino pastor y cultivador de higos. El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: ‘Ve y profetiza a mi pueblo, Israel.’” Amós podría haberse negado, tal como lo hizo Jonás al principio. Podría haber seguido atendiendo a su rebaño de ovejas en lugar del rebaño del Señor. Pero no lo hizo. Quizás no entendió el plan de Dios ni su razonamiento, pero obedeció. Profetizó a Israel tal como le fue dicho.

También tenemos la oportunidad de permitir que Dios obre a través de nosotros todos los días. Ya sea dándole los buenos días con alegría a nuestro esposo, permitiendo que otro conductor se ponga delante de nosotros en la carretera, sonriendo a un compañero de trabajo u orando por un amigo, el Espíritu Santo puede empujarnos de muchas maneras a lo largo del día. Incluso puede pedirte que seas misionero, ministro ordenado o que consagres tu vida al Señor. El cielo es el límite siempre y cuando nuestros corazones estén abiertos a Dios.

Alegrémonos de nuestra libertad hoy, en todas sus formas, y permitamos que Dios nos utilice para servirle.

Comunicarse con la autora

Feature Image Credit: Shubham Shrivastava, unsplash.com/photos/flock-of-birds-flying-over-the-mountain-during-daytime-lnzwqJ-cKXY


Tami Urcia grew up in Western Michigan, a middle child in a large Catholic family. She spent early young adulthood as a missionary in Mexico, studying theology and philosophy, then worked and traveled extensively before finishing her Bachelor’s Degree in Western Kentucky. She loves tackling projects, finding fun ways to keep her little ones occupied, quiet conversation with the hubby and finding unique ways to love. She works full time at Diocesan, is a guest blogger on CatholicMom.com and BlessedIsShe.net, and has been doing Spanish translations on the side for over 20 years.