La Verdad te Librará

Todos queremos ser libres, verdad? El Evangelio de hoy se trata de la libertad.  Como niño, quise estar libre de las reglas y normas. Como adulto joven, quiero estar libre de la deuda de la universidad. Seguro en unos años más, voy a querer librarme de otras cosas nuevas. A ninguno de nosotros nos gusta ser esclavizados. Me hace acordar de uno de mis musicales favoritos, Les Miserables.

Por si acaso no lo hayan visto, la obra empieza cuando libran al personaje principal, Jean Valjean, de la prisión. Tiene toda su vida por delante y por fin es libre. Tiene que escoger; puede intentar a vivir una vida honesta o puede volver a su vida previa de ser ladrón. Un obispo le da hospedaje para la noche, le da de comer y donde dormir, pero cuando el obispo va a su cuarto esa noche, Jean Valjean escoge su camino. Escoge la esclavitud, le roba plata al obispo y se va corriendo. Por supuesto lo agarran pero cuando lo traen al obispo para confirmar el robo, el obispo dice que le ha regalado la plata a Jean Valjean. Estas son las palabras del obispo al hombre:

Pero acuérdate de esto, mi hermano,

Ve en esto un plan más alto.

Tienes que utilizar esta plata preciosa

Para llegar a ser un hombre honesto.

Por el testimonio de los mártires,

Por su pasión y su sangre,

Dios te ha levantado de las tinieblas:

He salvado tu alma para Dios.

En la cultura de hoy, consideramos la libertad como hacer lo que queremos, en el momento que queremos y con quienes queremos. Este tipo de mentalidad fue liderado por la revolución sexual de los años 60 y 70. Pero tenemos que preguntarnos, ¿qué es la libertad verdadera? ¿Realmente es hacer lo que nos da la gana? Hice lo que quise en mi juventud y no encontré la felicidad a causa de varios años adicto a la pornografía. No era hasta que me di cuenta que la libertad verdadera tiene que empezar con la verdad que mi vida empezó a cambiar y empecé a experimentar una paz verdadera.

Pero ¿Qué es la verdad? Esa pregunta vibraba por las paredes del palacio romano hace más de 2,000 años en el Viernes Santo. ¿Qué es la verdad? Felizmente, Jesús responde a la pregunta diciendo, “Yo soy el camino, la verdad y la vida.” Así que, si Jesús es la verdad y nosotros fuimos creados por Dios, entonces Juan Pablo II tenía razón cuando dijo, “La libertad no consiste en hacer lo que nos gusta sino en tener el derecho de hacer lo debido.” Es vivir de la manera que Dios nos ha mandado, no porque Dios es una figura autoritaria que quiere controlar sino porque nos ha creado y conoce nuestros corazones y sabe cómo vamos a ser felices.

Ya no pensamos en la libertad de esta manera hoy día. Preferimos ejercitar nuestra “libertad” y al final esclavizarnos más a nuestras preferencias precarias. Pablo lo reconoce cuando dice en las escrituras, “No entiendo lo que me pasa, pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco.” Solo confiando que Dios sabe lo mejor para nosotros y que nos ha creado de cierta manera que podamos empezar a vivir con libertad en esta verdad.  

De semejante manera, Jean Valjean en Les Miserables escucha al consejo del obispo. Se da cuenta de su dignidad como hijo de Dios y que a causa de esta dignidad, debe vivir de cierta manera. Empieza a servir a los menospreciados de la comunidad y disfruta la libertad verdadera.  

Todos tenemos la opción. La voluntad propia no nos da el derecho de trabajar en contra de nuestro Creador, pero sí nos da la opción. Podemos seguir los caminos del mundo y esclavizarnos por el dinero, el poder, la avaricia o la lujuria, o podemos empezar a vivir en la verdad, y esa verdad nos librará.

Excessive, Extravagant, Reckless

Prodigal: Adjective

Excessive, Extravagant, Reckless.

“He ran”. (Luke 15:20)

Recently in my 6th grade class, we studied the parable of the Lost Son. Before reading the story, I asked the class what they remember about the scripture story. There were points of the son wanting his father’s inheritance, using all his money, eating with pigs, and then wanting to go back to his father. After recalling all the details of the story, I showed the class a video of a man’s perspective of the parable through slam poetry. Slam poetry is a type of poetry that expresses a person’s personal story or struggle in an intensely emotional style. It is very powerful, sincere, and moving. There were three videos with three different slam poetry perspectives: The Lost Son, The Older Son, and The Father.

In the video of The Lost Son, the son articulates passionately his experience. His words were intense as he describes his thought process of being lost, broken, and dirty. At one particular moment, he sees his Father in the distance. He sees that he is running to him. He shouts, “Dad Dad, why are you running?! Like you never run!” At this comment my class began to laugh. He goes on to say, “And how do you still recognize me? I’m dirty, I’m stained.”

Throughout the rest of my work day, the rest of my week, and possibly, the rest of my lent- my heart keeps repeating the words “He ran”. My track coach in high school used to make us run at a certain rate during practices. He would give us percentages to run at. We were told “This sprint is only 75% effort, 50% effort, 100% effort”. We had to learn to gage our running and the amount of effort we put into each sprint for training.

This parable is a reality of the Father’s love for us. Time and time again, the Father gives a 100% sprint to meet us. Every time there is even a mere glimpse of our hearts turning back to Him, he sprints. This doesn’t mean God just sprints to us once or twice or ten times, but constantly. Over and over again I fall and miss the mark. Over and over again, He sees me turn even the slightest bit and is in a full on sprint to greet me. He doesn’t give 75% effort because this is the thousandth time I’ve turned back. He doesn’t even give 99% effort because He knows I may leave again soon. He is only capable of choosing to give 100% in his sprint to meet us. His love for us is excessive. His love for us is extravagant. His love for us is reckless. Through hills and valleys, miles and miles apart, he sees us turn around and he runs to us.

For the rest of Lent, I challenge you to know this truth. I challenge you to know that He runs to you every time you return your heart to Him. I pray that He gives you the grace to experience the love of this action.  I hope you envision Him sprinting towards you from miles away. May each step of His sprint make you feel truly wanted, pursued, and cherished. Our Father’s love for us a reckless love- and he does not grow weary.

Briana CiancibelloBriana is a Catholic Doctrine teacher at Our Lady of Mt. Carmel school in Cleveland, OH. She received her Bachelor of Arts in Theology and Catechetics from the Franciscan University of Steubenville, OH and is excited to use these skills to bring her students closer to Christ and His Church. “My soul has been refined and I can raise my head like a flower after a storm.” -St. Therese

Excesivo, Extravagante, Temerario

Prodigo: Adjetivo

Excesivo, Extravagante, Insensato.

“Corrió”. (Lucas 15:20)

En mi salón de 6to grado hace poco estudiamos la parábola del Hijo Pródigo. Antes de leer el cuento, pregunté a los alumnos si se acordaban de la historia de las escrituras. Dijeron que el hijo quería la herencia de su padre, que gastó todo su dinero, que comía con los cerdos y luego quiso regresar a su padre. Después de acordar los detalles del cuento, les puse un video de la parábola desde la perspectiva de un hombre a través de la poesía “slam”. La poesía slam es un tipo de poesía que expresa la historia personal de uno o una lucha de forma intensamente emotiva. Es muy potente, sincero y conmovedor. Habían tres videos con tres perspectivas diferentes de la poesía slam: el Hijo Prodigo, el Hijo Mayor, y el Padre.

En el video del Hijo Pródigo, el hijo habla apasionadamente de su experiencia. Sus palabras son intensos mientras describe el proceso de su pensamiento de estar perdido, quebrado, y sucio. Durante un momento en particular, ve a su Padre a la distancia. Ve que está corriendo hacia él y grita, “Papá, Papá, ¡¿por qué corres?! O sea, ¡nunca corres!” Después de este comentario, los alumnos empezaron a reírse. A continuación dijo, “y ¿cómo puede ser que todavía me reconoces? Estoy sucio, estoy manchado.”

Durante el resto del ese día laboral, el resto de la semana y quizá incluso el resto de la Cuaresma, mi corazón sigue repitiendo las palabras “Corrió”. Mi entrenador de atletismo de la preparatorio   nos hacía correr a cierta velocidad durante los entrenamientos. Nos daba porcentajes para saber a qué velocidad correr. Nos decía “Esta vez, solo dale 75% de tu esfuerzo, o 50% de esfuerzo o 100% de esfuerzo”. Teníamos que aprender a medirnos la velocidad y el esfuerzo que pusimos a cada carrera que corrimos durante los entrenamientos.

Esta parábola es una realidad del amor del Padre para con nosotros. Una y otra vez el Padre corre a 100% para encontrarnos. Cada vez que se da cuenta que nuestros corazones están volviendo a Él, aunque sea por poquito, corre. Esto no significa que Dios solo corre una o dos o diez veces, sino corre constantemente. Una y otra vez me caigo y fallo dar en el blanco. Una y otra vez, me ve voltear un poquito y empieza a correr a todo dar para encontrarme. No da un esfuerzo de 75% porque ya he vuelto mil veces. Tampoco da un esfuerzo de 99% porque sabe que quizá me voy a ir nuevamente dentro de poco tiempo. Solo es capaz de escoger dar el 100% cuando corre a encontrarnos. Su amor hacia nosotros es excesivo. Su amor hacia nosotros es extravagante. Su amor hacia nosotros es temerario. Por los cerros y las valles, a millas y millas de distancia, nos ve voltearnos y corre para encontrarnos.

Les motivo que durante el resto de la Cuaresma conozcan esta verdad. Les motivo a saber que corre hacia ti cada vez que vuelvan sus corazones a Él. Le pido a Dios que les dé la gracia de experimentar el amor de esta acción suya.  Espero que puedan imaginarlo corriendo hacia ti desde muchas millas de distancia. Que cada paso suyo te haga sentir verdaderamente querido, perseguido, y apreciado. El amor de nuestro Padre para con nosotros es un amor temerario y nunca se cansa.

So Much Childishness!

“I don’t want to! I don’t want it! No!” I hear my three-year-old repeat over and over again, as we try to get him to eat healthy, use the bathroom, play nicely with his brothers, get his shoes and coat on to leave the house, or to do pretty much anything. As parents it can get very frustrating, especially if we are in a hurry, haven’t slept well or are just plain cranky. As he goes through this stage of exploring his independence, it seems that he only obeys when a consequence is enforced or it is something that he really likes to do.

When I read through today’s first reading, it sounded all too familiar. “We’re hungry! We’re thirsty! This food is gross!” (Ref Numbers 21:5) God gives them food and drink and just like my three-year-old, they exclaim, “I don’t want it!” Only when they get bit by serpents do they realize their waywardness and repent.  It all sounds so childish. But, perhaps it is meant to…

As soon as the Israelites confessed their sins and begged God for mercy, he alleviated their suffering almost instantly. But, why? Because they were His children, His beloved, His chosen ones. Just as Jesus says in the Gospel “The one who sent me is with me. He has not left me alone…” (John 8:29) so He also says to us “I am with you, I will not leave you alone.”  

It is a mystery to me how God does not get frustrated with us. In the case of the Israelites, he was leading them out of slavery toward the Promised Land and provided them with food and water, and they STILL complained. Did they not see all that He was doing for them? In our case, he leads us out of a life of sin toward Eternal Life and provides for our daily needs and yet we STILL complain. What gives? What else could possibly make us happy?

As our Lenten journey slowly comes to close, I would invite you to shift your focus. May we follow the example of our Lord, and seek not what makes us happy, but in always doing what is pleasing to the Father. (ref John 21:30)

Tami Urcia spent early young adulthood as a missionary in Mexico, while simultaneously studying Theology and Philosophy in Spanish. She has worked in Family Life Ministry at both the diocesan and parish levels. She currently works for Diocesan, is a freelance translator and blogger. She and her Peruvian husband are raising their children bilingual and love sharing reflections of life, love and everything in between. Find out more about her here: https://togetherandalways.wordpress.com

Cosas de Niños

“¡No quiero hacerlo! ¡No me gusta! ¡No!” dice mi hijo de tres años una y otra vez cuando le pedimos que coma bien, que vaya al baño solo, que juegue con sus hermanos sin pelear, que se ponga los zapatos y la sudadera para salir, o casi para que haga cualquier cosa. Como padres, puede ser muy frustrante, especialmente si andamos de prisa, si no hemos dormido bien o simplemente estamos de malas. Mientras pasa por esta etapa de explorar su independencia, parece que solamente obedece cuando haya alguna consecuencia y cuando es algo que realmente le gusta.

Cuando estaba leyendo la primera lectura de hoy, sonaba demasiado familiar. “¡Tengo hambre! ¡Tengo sed! ¡Esta comida esta asquerosa! (Ref Números 21:5) Dios les da comida y bebida e igual a mi hijo de tres años gritan “¡Ne me gusta!” Solamente cuando les pica la serpiente se dan cuenta de su comportamiento y se arrepientan. Todo suena tan infantil. Pero capaz es a propósito…

En cuanto los Israelitas confesaron sus pecados y le suplicaron a Dios por la misericordia, aliviaba su sufrimiento casi instantáneamente. Pero, ¿Por qué? Porque eran sus hijos, sus amados, su pueblo escogido. Y como Jesús dice en el Evangelio “El que me envió está conmigo y no me ha dejado solo…” (John 8:29) también nos dice a nosotros, “Estoy contigo, no te voy a dejar solo.”  

Yo me pregunto cómo puede ser que Dios no se frustra con nosotros. En el caso de las Israelitas, los estaba guiando hacia la Tierra Prometida y fuera de la vida de esclavitud y cada día les daba comida y agua, y TODAVIA se quejaban. A poco ¿no veían todo lo que estaba haciendo por ellos? En nuestro caso, nos guía hacia la vida eterna y fuera de la vida del pecado, y provee las necesidades diarias y TODAVIA nos quejamos. ¿Qué más da? ¿Qué más necesitamos para estar felices?

Mientras nuestro camino cuaresmal se va acabando poco a poco, quiero invitarles a un cambio de actitud. Sigamos el ejemplo de nuestro Señor, y busquemos no lo que nos hace feliz, sino busquemos siempre hacer los que al Padre le agrada. (ref Juan 21:30)

Go to Joseph!

Today we interrupt Lent to celebrate St. Joseph. Among saints, he’s in a category all of his own, right up there after the Blessed Mother. When God the Father sent his Son into the world, he entrusted him to Joseph. That’s all we need to know, and maybe that’s why the Gospels say so little about him. If Joseph was the Father’s choice pick, we should consider making Joseph one of our top saintly friends.

We can learn more about Joseph from the story of Joseph of Egypt found in the Book of Genesis (ch. 17 to 50). This Joseph is like a foreshadowing of our great saint. Recently in reading his story, I was struck by how capable Joseph of Egypt was. First, his brothers sold him into slavery, but once in Egypt, he became the trusted servant of a high-ranking official. When Joseph was thrown into prison on false charges, the chief jailer put him in charge of the other inmates. Later, Joseph’s talents helped him rise to a high position in Pharaoh’s service, and he became the mastermind who stockpiled an adequate food supply before the famine hit the land. “Joseph stored up grain in such abundance—like the sand of the sea—it was beyond measure” (Gen 41:49). Whatever Joseph did prospered because the Lord was with him.

That’s the background for St. Joseph, the saint of divine Providence, and the saint who cared for the Son of God. Joseph was a man of deeds, not words. Whatever he did, prospered. Jesus must have been thinking of Joseph when he said, “Who then is the faithful and prudent manager whom his master will put in charge of his servants, to give them their allowance of food at the proper time?” (Lk 12:42). Doesn’t that sound like a saint you want to have working for you?

And Joseph wants to “work” for us when we ask him to intercede for our needs. He’s the patron of workers, of finding employment, of providing for all needs. St. Teresa of Avila said, “I cannot recall that I have ever asked him for anything he has not granted.” Joseph is also the special patrons of fathers, and of obtaining a holy death.

Popular devotions for this feast include the Italian custom of the St. Joseph table. This involves a simple shrine set up in one’s home or shop, with a table spread with food for anyone who happens to come by. This is a beautiful reminder that we not only invoke St. Joseph for our own needs, but also follow his example by helping others.

St. Joseph, pray for us!

Sr. Marianne Lorraine Trouve’ has been a member of the Daughters of Saint Paul since 1976. She has an MA in theology from the University of Dayton and has served on the editorial staff of Pauline Books & Media for over 20 years. She is the author of several books, including Saint Thomas Aquinas, and Mary: Help in Hard Times. When she’s not writing, editing, or working on logic puzzles, she can be found blogging at www.thomasfortoday.blogspot.com.

¡Acuda a San José!

Hoy interrumpimos la Cuaresma para celebrar a San José. De todos los santos, cae en una categoría él solo, allí justo después de la Santísima Virgen María. Cuando Dios Padre mandó a su Hijo al mundo, lo encargó a San José. Eso es todo lo que necesitamos saber, y quizá es por eso que los Evangelios dicen muy poco de él. Si José era la persona que el Padre escogió de manera especial, debemos considerar hacerle a José uno de nuestros santos-amigos principales.

Podemos aprender más sobre San José del cuento de José de Egipto en el Libro de Génesis (cap. 17-50). Este José era como un precursor a nuestro gran santo. Cuando hace poco leí su cuento, José de Egipto me impresionó por ser muy hábil. Primero, sus hermanos lo vendieron a la esclavitud, pero una vez en Egipto, se hizo el sirviente de confianza de un oficial de alto rango. Cuando lo metieron a la cárcel por acusaciones falsas, el encargado principal lo hizo supervisor de los otros prisioneros. Después, los talentos de San José lo ayudaron a subir a una posición alta en el servicio del Faraón, y se hizo la mente maestra quien hizo reservas de provisiones suficientes antes de que llegara la escasez de comida. “Juntó alimento como quien junta arena del mar, y fue tanto lo que recogió que dejó de contabilizarlo. ¡Ya no había forma de mantener el control!” (Gen 41:49). Cualquier cosa que hizo José prosperaba porque el Señor estaba con él.

Eso es la historia de fondo de San José, el santo de la Providencia Divina, el santo quien cuidaba al Hijo de Dios. José era un hombre de hechos, no de palabras. Cualquier cosa que hacía, prosperaba. Seguro Jesús estaba pensando en José cuando dijo, “¿Dónde se halla un mayordomo fiel y prudente a quien su señor deja encargado de los siervos para repartirles la comida a su debido tiempo?” (Lk 12:42). ¿No te suena como un santo que quisieras tener trabajando a tu lado?

Y José quiere “trabajar” para nosotros cuando le pedimos que intercede por nuestras necesidades. Es el santo patrono de los trabajadores, de aquellos buscando trabajo, de la provisión de todas las necesidades. Santa Teresa de Ávila dijo, “No me acuerdo de ninguna vez que le haya pedido algo y no me lo haya concedido.” También José es el patrono especial de padres y de la muerte santa.

Una devoción popular en esta fiesta incluye el costumbre italiano de la mesa de San José. Implica poner un santuario sencillo en la casa o tienda de uno, con una mesa llena de comida para ofrecer a cualquier persona que pase por allí. Es un recordatorio hermoso de que no solamente intercedemos a San José para nuestras propias necesidades sino también buscamos seguir su ejemplo ayudando a los demás.
San José, ¡ruega por nosotros!

Preoccupation or presence?

I love to daydream.

and text

and go on Facebook

and Instagram

and my bank app

and my email

and my photos

and read that random new story

……

All things that take me away from where I am.

I don’t think my imagination or my phone are intrinsically evil… but at the wrong time, they can rob me of giving the most important gift I have to give to another: myself.

Much of my time at work is spent as a one-to-one support, just the other and myself sharing ordinary moments. When I first started, the whole experience was interesting to my intellect and fulfilling to my heart. But after you do the same thing every week for a year, the initial allure is lost and it can be easy to get bored.

I am tempted to “mentally” be elsewhere when we are cooking tacos for the billionth time, and I often give in… but it is exactly in those ordinary moments that I have an opportunity to love the person with whom I am sharing that moment of life.

Be present.

Give yourself to others.

During the week, Matt is a mentor for individuals who have developmental and intellectual disabilities. On the weekends, he is a drummer for Full Armor Band.
You can find more content by Matt and his band at www.fullarmorband.com

 

¿Preocupación o presencia?

Me encanta soñar despierto

y textear

y ver el Facebook

e Instagram

y el app de mi cuenta bancaria

y mi email

y mis fotos

y leer esa cuenta al azar en las noticias……

Todas estas cosas me llevan lejos de donde estoy.

No creo que mi imaginación o mi teléfono son malos intrínsecamente… pero en el momento equivocado me pueden robar la oportunidad de dar el don más importante que tengo al otro: mí mismo.

Paso la mayor parte de mi tiempo en el trabajo dando apoyo personal, sólo soy yo y la otra persona compartiendo los momentos ordinarios. Cuando primero empecé, la experiencia entera interesaba mi intelecto y realizaba mi corazón, pero después de hacer lo mismo cada semana por un año entero, la fascinación inicial se pierde y es muy fácil aburrirse.

Es muy tentador estar en otro lugar mentalmente cuando estoy cocinando tacos y lo he hecho millones de veces, y frecuentemente me rindo, pero es justo en estos momentos ordinarios que tengo la oportunidad de amar a la persona con quien estoy compartiendo este momento de la vida.

Esté allí presente.

 

Entrega a ti mismo a los demás.

Ever Patient God

My son, Mason, started middle school in September. As you would expect, he started copping an attitude at the same time. It’s gotten to the point where looking at him sideways puts him in a mood. He also can’t seem to focus on a task and follow it through from beginning to end.

After picking him up from an overnight at a friend’s, I asked him to unpack his bag and put everything away before he moved on to the next thing. Two seconds into the task, he was doing nothing but standing still and sulking. I assumed he was mad because I was forcing him to unpack. I lost my patience.

When I finished lecturing him, he said, “No. It’s not that. I just realized I forgot my slippers back at my friend’s house.”

Mason LOVES his slippers! They are these huge, furry, bear paws with claws that light up when he walks. He’d only gotten them a few days before. I felt his pain; and I felt like a heel. Despite knowing the old adage “Never assume…,” I had done just that.

In John 7, the chief priests and Pharisees want Jesus arrested for what they assume He’s saying and doing. Nicodemus challenges them by pointing out that they’re condemning Jesus without first asking clarifying questions, and then hearing Him out. They ignore Nicodemus’ challenge; but I can’t.

If I truly want to be a good mother to my children, I have to stop assuming anything. I need to ask them clarifying questions always, and then take the time to hear them out before I react.

Ever-patient God, please help me to suspend my reactions until I have learned all I need to know, in any given situation.

CatholicMom.com was started by Lisa Hendey in 2000 to create a community for Catholic parents to share insights on living their faith with their family. The website has grown substantially over the years to become a rich resource for all Catholicsseeking spiritual enrichment for their families.  It continues to provide fresh perspectives from the enriching columnists and contributors with daily articles and reflections as well as book and tech recommendations.

Dios Siempre Paciente

Mi hijo, Mason, empezó la secundaria en septiembre. Como podrías adivinar, empezó a tener una actitud fea casi al mismo tiempo. Ha llegado a un punto que tan sólo mirarlo de costado lo pone de mal humor. Tampoco parece poder enfocarse en una tarea y seguirla de inicio al final.

Después de recogerlo de la casa de un amigo donde había pasado la noche, le pedí que desempacara su maleta y guardara sus cosas antes de hacer otra cosa. Después de dos segundos no estaba haciendo nada sino estaba allí parado y molesto. Tomé por hecho que estaba enojado porque lo estaba forzando a desempacar y perdí la paciencia.

Cuando terminé hablándole serio me dijo, “No, no ese so, solo que me di cuenta que dejé mis pantuflas en la casa de mi amigo.”

A Mason ¡le ENCANTAN sus pantuflas! Son unas patas de oso enormes y peludos con unas garras que se alumbran al pisar. Las había conseguido hace solo un par de días. Sentí su dolor, y sentí pésima. A pesar de saber el consejo antiguo de “Nunca tomar por hecho…,” justo es lo que había hecho.

En Juan 7, los sumos sacerdotes y los Fariseos quisieron arrestar a Jesús por lo que creen que está diciendo y haciendo. Nicodemo los enfrenta señalando que están condenando a Jesús sin hacerle preguntas primero para aclarar y luego escucharlo. Ellos ignoraron el reto de Nicodemo pero yo no puedo.  

Si verdaderamente quiero ser buena mamá para mis hijos, no puedo tomar nada por hecho. Siempre debo hacerles preguntas para clarificar, y luego tomar el tiempo de escucharlos antes de reaccionar.

Dios siempre paciente, por favor ayúdame a parar mis reacciones hasta que he aprendido todo lo que necesito saber en cualquier situación.

Into the Depths of Christ’s Heart

Lately my husband and I have been battling with our preschooler’s changing attitudes. One of his classmates has had a negative impact on him and he has learned bad words and violent play by observing him. Since we are new to the whole “being parents of a kid in school” thing, our first reaction is one of protection and anger.

It seems as if Wisdom 2:12 is playing out before our very eyes and this classmate is saying to himself “Let us beset the just one! ARRG!” (cue the evil pirate look) Of course upon further reflection we realize that this child most likely doesn’t have the best home life, or hasn’t been taught, or God-forbid, is being neglected and acts out to get attention in any way possible.

But the whole scenario is really a metaphor for our lives. How often the bullies of this life (whether they be people or situations) seem to cry out “let us put him to the test, that we may have proof of his gentleness and try his patience” (Wis 2:19). We can either get angry and put on a protective shell or run to Jesus and confront it.

 

The Psalm Response promises:

“When the just cry out, the LORD hears them,

and from all their distress he rescues them.” Ps 34:7

“Many are the troubles of the just man,

but out of them all the LORD delivers him.” Ps 34: 20

 

Do we know Jesus enough to trust that these promises are true?

In the Gospel some of the inhabitants of Jerusalem claimed that Jesus couldn’t be the Christ because they knew him. (ref Jn 7:27) This passage both infuriates and poses a challenge. How can you claim you know Him if you are doubting Him? How deeply do you really know Him if you don’t believe He is the Christ? Obviously not very well. And then it hits me. I ask myself the same questions and come up sorely lacking. How often do I doubt Him? How deeply do I believe?  Do I trust that he will rescue and deliver me, that He will hear my every word?

On this Lenten Friday, I resolve to go deeper. To dive into the depths of Christ’s heart to know and trust him more, and I invite you to embark on this venture with me.

Tami Urcia spent early young adulthood as a missionary in Mexico, while simultaneously studying Theology and Philosophy in Spanish. She has worked in Family Life Ministry at both the diocesan and parish levels. She currently works for Diocesan, is a freelance translator and blogger. She and her Peruvian husband are raising their children bilingual and love sharing reflections of life, love and everything in between. Find out more about her here: https://togetherandalways.wordpress.com