Don’t Miss the Forest / No Pierdas el Bosque

Today’s Gospel is a difficult one to read. We know Jesus is fully human, and therefore He must have experienced all ranges of human emotion. In this passage, we see Jesus’ anger come to the fore as He drives the money changers and those selling animals for sacrifice out of the temple area with a whip. Seeing this side of Jesus can make us pause. This Jesus doesn’t quite fit with the calm, compassionate Jesus in the field with sheep and children and flowers. Yet this is perhaps one of the more important passages to consider when we start to paint our own pictures of who Jesus is in our minds. Jesus was a real person. Jesus is a real person. And real people have real emotions. What makes Jesus different is that His emotions never led Him to sin.

So what was Jesus really angry about in this passage? When you review the facts, it might be surprising that He was upset at all. It was God who demanded sacrifices be made at the temple. God told Moses what kinds of animals would be accepted, how many, when, and for what. Money changers were a necessary part of this as people would come from many countries to follow God’s laws concerning temple visits. So what was the big deal?

You likely know the phrase, “Don’t miss the forest for the trees.” This is often what Jesus is getting at when it comes to the religious leadership of His time. They had become so focused on the minute details of Scripture they were losing sight of God’s larger plan of love. They wanted so desperately to follow each prescription that they forgot the reason for them in the first place – to place love at the center of your heart. 

This is a lesson all of us need to continue striving to learn. The Pharisees were on the whole, not bad people. Some even came to believe in Jesus. The same temptations they faced we face today. Do we go to Mass because we have to, or because we desire to deepen our relationship with Jesus. Do our kids go to Religious Education classes because we desire for them to know Jesus? Or is it because we know it’s culturally important that they receive their First Communion and then after that, maybe it’s not so important to attend anymore? Do we pray for someone when they ask us, or do we forget the power of prayer?

Jesus wants to come into our lives to give us His love and mercy. It’s up to us how ready we are to receive Him. 

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El Evangelio de hoy es difícil de leer. Sabemos que Jesús es completamente humano y, por lo tanto, debe haber experimentado todas las gamas de emociones humanas. En este pasaje, vemos que la ira de Jesús sale a la luz cuando expulsa con un látigo a los cambistas y a los que venden animales para el sacrificio fuera del área del templo. Ver este lado de Jesús puede darnos pausa. Este Jesús no encaja del todo con el Jesús tranquilo y compasivo en el campo con ovejas, niños y flores. Sin embargo, este es quizás uno de los pasajes más importantes a considerar cuando comenzamos a pintar nuestras propias imágenes de quién es Jesús en nuestras mentes. Jesús era una persona real. Jesús es una persona real. Y la gente real tiene emociones reales. Lo que hace diferente a Jesús es que sus emociones nunca lo llevaron a pecar.

Entonces, ¿por qué estaba enojado Jesús en este pasaje? Cuando revisas los hechos, puede ser sorprendente que estuviera molesto. Fue Dios quien exigió que se hicieran sacrificios en el templo. Dios le dijo a Moisés qué tipo de animales serían aceptados, cuántos, cuándo y para qué. Los cambistas eran una parte necesaria de esto, ya que vendría gente de muchos países para seguir las leyes de Dios con respecto a las visitas al templo. Entonces, ¿cuál fue el problema?

Probablemente conozcas la frase: “No pierdas el bosque por los árboles”. Esto es a menudo a lo que Jesús se refiere cuando se trata del liderazgo religioso de su tiempo. Se habían centrado tanto en los detalles minuciosos de las Escrituras que estaban perdiendo de vista el plan de amor más grande de Dios. Querían seguir cada prescripción tan desesperadamente que se olvidaron de la razón principal de seguirlas: que el amor esté en el centro de sus corazones.

Es una lección que todos debemos seguir esforzándonos por aprender. Los fariseos, en general, no eran malas personas. Algunos incluso llegaron a creer en Jesús. Las mismas tentaciones que ellos enfrentaron enfrentamos hoy. ¿Vamos a misa porque tenemos que hacerlo o porque deseamos profundizar nuestra relación con Jesús? ¿Nuestros hijos van a clases de Educación Religiosa porque deseamos que conozcan a Jesús? ¿O es porque sabemos que es culturalmente importante que reciban su Primera Comunión y después de eso, tal vez ya no sea tan importante asistir? ¿Oramos por alguien cuando nos lo piden, o nos olvidamos del poder de la oración?

Jesús quiere entrar en nuestras vidas para darnos su amor y misericordia. Depende de nosotros cuán listos estemos para recibirlo.

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Kate Taliaferro is an Air Force wife and mother. She is blessed to be able to homeschool, bake bread and fold endless piles of laundry. When not planning a school day, writing a blog post or cooking pasta, Kate can be found curled up with a book or working with some kind of fiber craft. Kate blogs at DailyGraces.net.

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Yeast / La Levadura

I love baking bread. The sweet-sour smell of fresh, wild yeast is fascinatingly complex. Watching simple ingredients transform over time from lumpy, shaggy dough to the soft, stretchy dome is nothing short of a miracle. Nothing changes to my eye, but the factor of time allows for everything to change inside that mixing bowl. 

Jesus compares the kingdom of heaven to a woman who adds yeast to flour in order to leaven the whole batch. As a very amateur baker, I have a few observations about Jesus’ analogy. 

Yeast is everywhere. Even if you aren’t a baker, there is still yeast in your kitchen. To make a sourdough bread starter, you mix plain flour and water in a bowl and let it sit out. Next day, add a little more. Next day, same thing. Within about 5 days, there will be bubbles in your bowl you did not put there. Welcome to your newest member of the family, wild yeast. 

The kingdom of heaven is in the here and now. Jesus’ presence on earth, His Passion, Death and Resurrection made it an accessible reality through His gift of the Eucharist. Jesus said that where two or three are gathered in His name He would be among them. We receive the gift of the Holy Spirit dwelling within us. God is everywhere, and He is specifically within you. Just as yeast is everywhere, the kingdom of heaven is all around us. 

Yeast is basically an organism with a single purpose – eat as much sugar as possible. As the yeast moves through a dough mixture, it seeks out sources of sugar which it then converts into carbon dioxide. The carbon dioxide bubbles then cause the dough as a whole to rise. 

In his Angelus message from July 26, 2020, Pope Francis called Christians to “become healthy restless seekers of the kingdom of heaven.” Just as yeast will relentlessly seek out all the sources of sugar in a bread dough, so too should we continue to seek out sources of nourishment for our faith journey. If we seek the kingdom, we will change and the world around us will change as well. 

The next time you go to buy (or make) bread, pause and be thankful for the yeast which caused that loaf to rise. You can then ask God where He wants you to go out, seeking His kingdom, to bring about the transformation of the world. 

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Me encanta hacer pan al horno. El olor agridulce de la levadura silvestre fresca es fascinantemente complejo. Ver cómo con el tiempo los ingredientes simples se transforman de una masa grumosa y enmarañada a una cúpula suave y elástica es nada menos que un milagro. A mi modo de ver, nada cambia, pero el factor del tiempo permite que todo cambie dentro de ese tazón.

Jesús compara el reino de los cielos con una mujer que añade levadura a la harina para leudar toda la masa. Como panadero muy aficionado, tengo algunas observaciones sobre la analogía de Jesús.

La levadura está en todas partes. Incluso si no eres panadero, todavía hay levadura en tu cocina. Para hacer un iniciador de pan de masa fermentada, mezcle harina y agua en un tazón y déjelo reposar. Al día siguiente, agregue un poco más. Al día siguiente, lo mismo. Dentro de aproximadamente 5 días, habrá burbujas en tu tazón que no pusiste allí. Bienvenido al nuevo miembro de tu familia, la levadura silvestre.

El reino de los cielos está en el aquí y ahora. La presencia de Jesús en la tierra, su Pasión, Muerte y Resurrección lo hizo una realidad accesible a través de Su don de la Eucaristía. Jesús dijo que donde dos o tres se reúnan en Su nombre, Él está allí con ellos. Recibimos el don del Espíritu Santo que habita en nosotros. Dios está en todas partes y está específicamente dentro de ti. Así como la levadura está en todas partes, el reino de los cielos está a nuestro alrededor.

La levadura es básicamente un organismo con un solo propósito: comer tanta azúcar como sea posible. A medida que la levadura se mueve a través de una mezcla de masa, busca fuentes de azúcar que luego convierte en dióxido de carbono. Las burbujas de dióxido de carbono hacen que la masa entera se levante.

En su mensaje del Ángelus del 26 de julio de 2020, el Papa Francisco llamó a los cristianos a “convertirse en buscadores sanos e inquietos del reino de los cielos”. Así como la levadura busca sin cesar todas las fuentes de azúcar en una masa de pan, también debemos seguir buscando fuentes de alimento para nuestro camino de fe. Si buscamos el reino, nos cambiamos y el mundo que nos rodea también cambiará.

La próxima vez que vayas a comprar (o hacer) pan, haz una pausa para ser agradecida por la levadura que hizo que la hogaza creciera. Luego puedes preguntarle a Dios a dónde quiere que vayas, buscando Su reino, para lograr la transformación del mundo.

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The Gift of the Mass / El Don de la Misa

In the Gospel of Luke, Jesus says, “Blessed are the eyes that see what you see. For I say to you, many prophets and kings desired to see what you see, but did not see it, and to hear what you hear, but did not hear it.” (Luke 10:23-24) We do not live in Jesus’ time. We have access to some incredible multimedia and visual representations of what life could have been like during Jesus’ life and ministry. Having those visuals can be a light shining into a dark space. They offer a brief look at his time: the people, the clothing, the food, the homes, etc. God made us visual people as well as auditory people, so these visual opportunities can certainly enhance our faith experience. Not everyone has the opportunity to travel to the Holy Land. TV shows and documentaries are excellent resources which help to bring the time of Jesus alive in our imaginations. 

Just as there is the temptation to romanticize the past in historical fiction novels, we might have the temptation to think that what Jesus said and did are things that happened, “back then.” There is a very real and important difference between watching a show about Jesus and participating in Mass. 

When we are at Mass, we aren’t there to watch. The word “attend” is even problematic. The Mass isn’t a concert or lecture. It’s the real and true participation in the heavenly banquet we all hope to participate in for all eternity. We gather around an altar. Altars aren’t for eating, they’re for sacrifice. Jesus is our paschal lamb, He is the perfect sacrifice which restores us to right relationship with the Father. Since God operates outside of space and time, this perfect sacrifice of Jesus is continually offered for the redemption of humanity. We participate in this eternal sacrifice and communion with the Father when we gather to share the Eucharist.

During the Offertory prayers, though the priest is speaking, he is offering the bread and wine on behalf of the whole community. He asks the Holy Spirit to come transform the gifts we offer. This is one reason why the gifts are brought forward from within the community to the altar. 

Many generations have desired to see what we see, to hear what we hear, every time we come to Mass. Many still today long to have free and easy access to regular liturgical practice and cannot. What Jesus said and did isn’t just something that happened long ago. He lives in each baptized member of the Body of Christ. He is present to us, speaking to us, at every single Mass we partake in. There is nothing on earth that can replace Jesus’ true Presence in the Eucharist. 

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En el Evangelio de Lucas, Jesús dice: “Bienaventurados los ojos que ven lo que ves. Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que veis, y no lo vieron, y oír lo que oís, y no oyeron”. (Lucas 10,23-24) No vivimos en el tiempo de Jesús. Tenemos acceso a algunas representaciones multimedia y visuales increíbles de cómo podría haber sido la vida durante la vida y el ministerio de Jesús. Tener esas imágenes puede ser una luz que brilla en un espacio oscuro. Ofrecen una breve mirada a su tiempo: la gente, la ropa, la comida, los hogares, etc. Dios nos hizo personas visuales tanto como auditivas, por lo que estas oportunidades visuales ciertamente pueden mejorar nuestra experiencia de fe. No todo el mundo tiene la oportunidad de viajar a Tierra Santa. Los programas de televisión y los documentales son excelentes recursos que ayudan a revivir el tiempo de Jesús en nuestra imaginación.

Así como existe la tentación de romantizar el pasado en las novelas de ficción histórica, podríamos tener la tentación de pensar que lo que Jesús dijo e hizo son cosas que sucedieron “en aquel entonces”. Hay una diferencia muy real e importante entre ver un programa sobre Jesús y participar en la Misa.

Cuando estamos en Misa, no estamos allí para mirar. La palabra “asistir” es incluso problemática. La Misa no es un concierto o una conferencia. Es la participación real y verdadera en el banquete celestial en el que todos esperamos participar por toda la eternidad. Nos reunimos alrededor de un altar. Los altares no son para comer, son para el sacrificio. Jesús es nuestro cordero pascual, Él es el sacrificio perfecto que nos restaura a la correcta relación con el Padre. Dado que Dios opera fuera del espacio y del tiempo, este sacrificio perfecto de Jesús se ofrece continuamente para la redención de la humanidad. Participamos de este eterno sacrificio y comunión con el Padre cuando nos reunimos para compartir la Eucaristía.

Durante las oraciones del Ofertorio, aunque el sacerdote habla, ofrece el pan y el vino en nombre de toda la comunidad. Pide al Espíritu Santo que venga a transformar los dones que ofrecemos. Esta es una de las razones por las que las ofrendas se llevan al altar desde dentro de la comunidad.

Muchas generaciones han deseado ver lo que vemos, escuchar lo que escuchamos, cada vez que venimos a Misa. Muchos todavía hoy anhelan tener acceso libre y fácil a la práctica litúrgica regular y no pueden. Lo que Jesús dijo e hizo no es solo algo que sucedió hace mucho tiempo. Vive en cada miembro bautizado del Cuerpo de Cristo. Él está presente para nosotros, hablándonos, en cada Misa en la que participamos. No hay nada en la tierra que pueda reemplazar la verdadera Presencia de Jesús en la Eucaristía.

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Cave Darkness / La Oscuridad de una Cueva

This past spring our family was on vacation in Colorado. We had never been in a cave before with our kids and decided this would be a fun excursion during our stay. We went to Cave of the Winds near Colorado Springs. It was fascinating to hear the history of the cave and learn how people would have explored before modern excavation equipment and safety measures.

One of the highlights of any cave tour is the moment when the tour guide extinguishes the lights, thrusting you into what is called “cave darkness.”

Cave darkness is a special kind of darkness. If every single light goes out, you cannot even see your own hand in front of your face. If you think you can, it’s your brain trying to compensate for the utter lack of light. There is dark, then there is cave dark. “We are cut off from the guidance of the stars, from the sun and the moon. Even the horizon vanishes—if not for gravity, we’d scarcely know up from down. All of the subtle cues that might orient us on the surface—cloud formations, plant-growth patterns, animal tracks, wind direction—disappear. Underground, we lose even the guide of our own shadow” (Hunt, Will. “Getting Lost Makes the Brain Go Haywire.”) 

While I’m sure the tour guide’s planned relighting of the candle would have been a dramatic moment, it was completely ruined by our 3-year old, Gabriel, since we didn’t think twice about the light up shoes he was wearing. And so, even in that darkest dark, we had Gabriel’s little green light up gym shoes to show us what was up and down.

Our other kids panicked in the dark. They stood still in the moment, but it was all they could talk about for days and days. I’m so thankful for Gabe’s shoes. They gave us the opportunity to remind everyone, again and again, that Jesus is the light of the world, just like Gabe’s shoes were a light in the darkness. Jesus was unexpected and what everyone was looking for, all at once. 

Jesus tells us in today’s Gospel that “There is nothing hidden that will not become visible,

and nothing secret that will not be known and come to light” (Luke 8:17). There is nowhere on earth His light fails to reach. The blackest soul, the darkest night, the deepest depth, the highest mountain peak. No one and nothing is hidden from His glorious light. How wonderfully comforting, that there is nothing that can separate us from the love of God, from the light of the Son. The next time you see a little kids’ light up shoes, I hope it makes you remember that even the light from those little shoes can make all the difference in the world. 

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La primavera pasada nuestra familia estuvo de vacaciones en Colorado. Nunca habíamos estado en una cueva con nuestros hijos y decidimos que esta sería una excursión divertida. Fuimos a la Cueva de los Vientos cerca de Colorado Springs. Fue fascinante escuchar la historia de la cueva y aprender cómo la gente habría explorado antes de los equipos de excavación modernos y las medidas de seguridad. Uno de los aspectos más destacados de cualquier visita a una cueva es el momento en que el guía turístico apaga las luces y experimentas lo que se llama ” la oscuridad de cueva”.

La oscuridad de la cueva es un tipo especial de oscuridad. Si todas las luces se apagan, ni siquiera puedes ver tu propia mano frente a tu cara. Si crees que puedes, es tu cerebro tratando de compensar la falta total de luz. Hay oscuridad, luego hay oscuridad de cueva. “Estamos separados de la guía de las estrellas, del sol y de la luna. Incluso el horizonte se desvanece; si no fuera por la gravedad, apenas distinguiríamos arriba de abajo. Todas las señales sutiles que podrían orientarnos en la superficie (formaciones de nubes, patrones de crecimiento de plantas, huellas de animales, dirección del viento) desaparecen. Bajo tierra, perdemos incluso la guía de nuestra propia sombra” (Hunt, Will. “Getting Lost Makes the Brain Go Haywire”).

Si bien estoy seguro de que el encendido de la vela planeado por el guía turístico habría sido un momento dramático, nuestro hijo de 3 años, lo arruinó por completo, ya que no pensamos cambiarle los zapatos iluminados que llevaba puestos. Y así, incluso en la oscuridad más oscura, teníamos las pequeñas zapatillas verdes iluminadas de nuestro hijo para mostrarnos lo que había arriba y abajo.

Nuestros otros niños entraron en pánico en la oscuridad. Se quedaron quietos en el momento, pero era todo de lo que podían hablar durante días y días. Estoy muy agradecida por los zapatos de mi hijo. Nos dieron la oportunidad de recordarles a todos, una y otra vez, que Jesús es la luz del mundo, al igual que los zapatos eran una luz en la oscuridad. Jesús fue inesperado y lo que todos buscaban al mismo tiempo.

Jesús nos dice en el Evangelio de hoy que “nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público” (Lucas 8,17). No hay ningún lugar en la tierra que Su luz no alcance. El alma más negra, la noche más oscura, la profundidad más profunda, el pico más alto de la montaña. Nadie ni nada se esconde de Su luz gloriosa. Qué maravillosamente reconfortante, que no haya nada que nos pueda separar del amor de Dios, de la luz del Hijo. La próxima vez que veas zapatos con luces para niños pequeños, espero que te recuerde que incluso la luz de esos zapatos pequeños puede hacer toda la diferencia del mundo.

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Feature Image Credit: Jeremy Bishop,www.pexels.com/photo/person-standing-and-holding-lamp-inside-cave-2397414/

Living a Fiction / Viviendo el la FicciĂłn

I love a good historical fiction story as much as anyone. It is fun to romanticize the past, to think about what life would have been like way back when (usually without much regard for the extreme poverty, lack of sanitation, rampant disease and other regular horrors the majority of people faced). Who wouldn’t have wanted to be a princess, or a knight, or a heroic figure of old? While the times of long dresses, swords, court intrigue, and paupers rising above their “station” have long since vanished, the tendency to idealize the past is just as alive and well in our day as it was in Jesus’ time.

In today’s Gospel, Jesus accuses the Pharisees of just this – fantasizing about the prophets of old and placing themselves into the narrative as righteous believers who never would have gone against the prophets’ teachings like the rest of the nation. In their efforts to grasp at holiness, the Pharisees went so far as to denounce their ancestors’ behavior by contrasting it with their fictitious claims that had they been there, they would have acted with moral superiority.  

It is very easy to talk about what we would do when considering an event long since past. It is quite another to be presented with that same event and actually need to act within it. Jesus is calling the Pharisees to task on this. Here He is, the Messiah, the one all the prophets pointed to, and there were the Pharisees, on the other side of the fence. They talked big talk, but never found the courage, faith, or trust to walk the walk.

We need to take care with this Gospel message, lest the accusations Jesus makes toward the Pharisees turn toward us. We are all human and we all make mistakes. It is another thing entirely, however, to speak ill of those who lived in the past. It is not fair to the people who have gone before us, who cannot defend their choices. It is also fiction, we tell ourselves in order to puff up our own pride, to make ourselves feel better than others. But at the end of the day, all that will remain is an empty shell of a story that was never ours to begin with.

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Me encanta una buena historia de ficción histórica tanto como a cualquiera. Es divertido idealizar el pasado, pensar en cómo habría sido la vida hace mucho tiempo (generalmente sin tomar en cuenta la pobreza extrema, la falta de saneamiento, las enfermedades desenfrenadas y otros horrores habituales que enfrentaba la mayoría de las personas). ¿Quién no hubiera querido ser una princesa, un caballero o una figura heroica de antaño? Si bien los tiempos de los vestidos largos, las espadas, las intrigas de la corte y los pobres que se elevaban por encima de su “estación” se desvanecieron hace mucho tiempo, la tendencia a idealizar el pasado está tan viva en nuestros días como lo estaba en el tiempo de Jesús.

En el Evangelio de hoy, Jesús acusa a los fariseos precisamente de esto: fantasear con los profetas de antaño y colocarse en la narración como creyentes justos que nunca habrían ido en contra de las enseñanzas de los profetas como el resto de la nación. En sus esfuerzos por captar la santidad, los fariseos llegaron a denunciar el comportamiento de sus antepasados al contrastarlo con sus afirmaciones ficticias de que, de haber estado allí, habrían actuado con superioridad moral.

Es muy fácil hablar de lo que haríamos cuando consideramos un evento que ha pasado hace mucho tiempo. Otra muy distinta es que se te presente el mismo evento y realmente necesites actuar dentro de él. Jesús está llamando a los fariseos a la esta tarea. Aquí está Él, el Mesías, al que señalaban todos los profetas, y allí estaban los fariseos, al otro lado de la valla. Hablaron mucho, pero nunca encontraron el coraje, la fe o la confianza para caminar por el camino.

Debemos tener cuidado con este mensaje evangélico, no sea que las acusaciones que Jesús hace a los fariseos se vuelvan contra nosotros. Todos somos humanos y todos cometemos errores. Sin embargo, otra cosa es hablar mal de los que vivieron en el pasado. No es justo para las personas que nos han precedido, que no pueden defender sus elecciones. También es ficción, nos decimos para inflar nuestro propio orgullo, para sentirnos mejores que los demás. Pero al final del día, todo lo que quedará es una cáscara vacía de una historia que, para empezar, nunca fue nuestra.

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Feature Image Credit: Jackmac34, pixabay.com/photos/france-carcassonne-medieval-city-1105973/

A Good Mentor / Un Buen Mentor

It’s hard to hear when we are wrong. It’s especially difficult to discover what we hoped to achieve was within our grasp, but we failed at some small detail, which led to a much larger failure. Everyone likes the wording of Einstein’s quote about finding 1,000 ways not to make a lightbulb, instead of 1,000 failures before achieving what he sought to create. And while yes, this highlights the positive side of the coin, you can also see it as 1,000 failures. He persevered through them and learned from them to make his discovery. Two sides of the same coin. Sometimes, highlighting one side over the other is more effective for learning and growth. A good mentor knows which side to use and when.

In today’s Gospel, Jesus highlights a shortcoming of the disciples. He tells them that, due to their little faith, they were unable to cure the man’s son. Jesus is nothing if not frank with His disciples, there is no sugar-coating this teaching. They had to step up and step into the faith He was giving to them. They had failed. 

It’s not so easy to hear this kind of tough love moment from Jesus. One of the beautiful things about the Bible is that we are able to see Jesus from many angles. Jesus, God and man, is someone we will never fully understand. Yet, through the eyes of the four Gospel writers as well as St. Paul and the other letter writers, we are offered images, faces, or facets of Jesus. All are Jesus. But just as a precious gemstone has many facets which offer unique glimpses of the stone’s beauty, so too we are able to perceive different facets of Jesus in these stories.

Jesus is the gentle Good Shepherd, and He is also the King of Kings. Jesus is the sacrificial Lamb, and He is also the Lord of Hosts. Jesus is the humble Rabbi, and He is the Just Judge. In today’s Gospel, we see Jesus the mentor, the one who lovingly but without hesitation points out the places where we are falling short. He calls us, as He called the disciples, to greatness, not a mediocre effort. Jesus also reminds us that even when we do fall short, He never stops reaching out to us in love and compassion. His gift of faith is continually extended, the same faith He offered to His apostles.

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Es difícil escuchar cuando estamos equivocados. Es especialmente difícil descubrir que lo que esperábamos lograr estaba a nuestro alcance, pero fallamos en algún pequeño detalle, lo que condujo a un fracaso mucho mayor. A todos les gusta la redacción de las palabras de Einstein sobre encontrar 1000 formas de no hacer una bombilla, en lugar de 1000 fallas antes de lograr lo que buscaba crear. Y aunque sí, esto resalta el lado positivo de la moneda, también podemos verlo como 1000 fallas. Perseveró a través de ellos y aprendió de ellos para hacer su descubrimiento. Son dos lados de la misma moneda. A veces, resaltar un lado sobre el otro es más efectivo para el aprendizaje y el crecimiento. Un buen mentor sabe cuál lado utilizar y cuándo.

En el Evangelio de hoy, Jesús destaca un defecto de los discípulos. Les dice que, debido a su poca fe, no pudieron curar al hijo del hombre. Jesús es muy directo con sus discípulos, no hay forma de endulzar esta enseñanza. Tenían que dar un paso al frente y entrar en la fe que les estaba dando. Habían fallado.

No es tan fácil escuchar este tipo de momento de amor duro de parte de Jesús. Una de las cosas hermosas de la Biblia es que podemos ver a Jesús desde muchos ángulos. Jesús, Dios y hombre, es alguien a quien nunca entenderemos completamente. Sin embargo, a través de los ojos de los cuatro escritores de los Evangelios, así como de San Pablo y los otros escritores de cartas, se nos ofrecen imágenes, rostros o facetas de Jesús. Todos son Jesús. Pero así como una piedra preciosa tiene muchas facetas que ofrecen vislumbres únicos de la belleza de la piedra, también podemos percibir diferentes facetas de Jesús en estas historias.

Jesús es el gentil Buen Pastor, y también es el Rey de Reyes. Jesús es el Cordero del sacrificio, y también es el Señor de los Ejércitos. Jesús es el Rabino humilde, y es el Juez Justo. En el Evangelio de hoy, vemos a Jesús el Mentor, el que con amor pero sin dudarlo señala los lugares en los que nos estamos quedando cortos. Nos llama, como llamó a sus discípulos, a la grandeza, no a un esfuerzo mediocre. Jesús también nos recuerda que incluso cuando nos quedamos cortos, nunca deja de tendernos la mano con amor y compasión. Su don de fe se extiende continuamente, la misma fe que ofreció a sus apóstoles.

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What’s the Point? / ¿Cuál es el Punto?

I was recently talking with another mom about the struggles of exercising. She’s a piano teacher, so yoga is hard because of the stress it puts on her arms. She can’t run long stretches due to some leg issues. The list continued. The only thing that seems doable to her at this moment in life is walking, but to paraphrase her words, “What’s the point? I don’t feel like I’m moving forward in any way or growing by just walking.” For her, exercise needed some kind of measurable progress she could see rather than movement for movement’s sake.

That question, “What’s the point?” is key for today’s Gospel. The Pharisees were correct in their reading of Mosaic Law, the disciples were working on the Sabbath by harvesting the grains of wheat. While they literally understood the Law, they had allowed the Law to become greater than their understanding of God. Jesus was not meeting their expectations of the Messiah, even though He was slowly fulfilling each prophecy they knew by heart. They chose not to recognize that, “something greater than the temple is here.” God’s Son was right in front of them and they were missing it.

What was the point of the Mosaic Law? It was to help the Israelites properly worship God and to remind them that they were a people set apart. They were a people waiting for the coming of the Messiah and their example was to be a witness to the rest of the world who God was. However, no amount of perfect obedience to the Mosaic Law could bring about salvation. The Mosaic Law could not defeat sin and death. 

Jesus didn’t come to abolish the Law as He tells us in Matthew 5:17: “Do not think that I have come to abolish the law or the prophets. I have come not to abolish but to fulfill.” Jesus was not breaking the old covenants, He was perfecting them and expanding them. 

So, what’s the point of Jesus’ law? Heaven. 

Jesus’ Law transforms the heart. It draws us closer to God in a way that transforms the world around us. The Mosaic Law kept the Israelites separate, protected, and in constant reminder that God is God and they are not. Jesus’ Law, too, separates us from sin, protects us from death, and reminds us that God is our Author and Creator. Jesus did not abolish the Law, He fulfilled it and transformed it into something that gives us the true and complete freedom to live with Him forever in heaven.

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Hace poco estuve hablando con otra mamá sobre las dificultades de hacer ejercicio. Ella es profesora de piano, y el yoga es difícil debido a la tensión que ejerce sobre sus brazos. No puede correr tramos largos debido a algunos problemas en las piernas. La lista continuó. Lo único que le parece factible en este momento de la vida es caminar, pero parafraseando sus palabras, “¿Cuál es el punto? No siento que esté avanzando de ninguna manera o creciendo con solo caminar”. Para ella, el ejercicio debía incluir algún tipo de progreso medible que pudiera ver en lugar de tan solo moverse.

Esa pregunta, “¿Cuál es el punto?” es clave para el evangelio de hoy también. Los fariseos estaban en lo correcto en su lectura de la Ley Mosaica, los discípulos estaban trabajando en el sábado para cosechar los granos de trigo. Si bien entendían literalmente la Ley, habían permitido que la Ley fuera más grande que su comprensión de Dios. Jesús no estaba cumpliendo con sus expectativas del Mesías, a pesar de que estaba cumpliendo lentamente cada profecía que sabían de memoria. Eligieron no reconocer que “algo más grande que el templo está aquí”. El Hijo de Dios estaba justo en frente de ellos y se lo estaban perdiendo.

¿Cuál era el punto de la Ley Mosaica? Fue para ayudar a los israelitas a adorar a Dios apropiadamente y recordarles que eran un pueblo apartado. Eran un pueblo que esperaba la venida del Mesías y su ejemplo era dar testimonio al resto del mundo de quién era Dios. Sin embargo, ninguna cantidad de perfecta obediencia a la Ley Mosaica podría traer la salvación. La Ley Mosaica no pudo vencer el pecado y la muerte.

Jesús no vino a abolir la Ley como nos dice en Mateo 5:17: “No piensen que he venido a abolir la ley o los profetas. No he venido a abrogar, sino a cumplir”. Jesús no estaba quebrantando las antiguas alianzas sino que las estaba perfeccionando y expandiendo.

Entonces, ¿cuál es el punto de la ley de Jesús? El cielo.

La Ley de Jesús transforma el corazón. Nos acerca a Dios de una manera que transforma el mundo que nos rodea. La Ley Mosaica mantuvo a los israelitas separados, protegidos y en constante recordatorio de que Dios es Dios y ellos no lo son. La Ley de Jesús también nos separa del pecado, nos protege de la muerte y nos recuerda que Dios es nuestro Autor y Creador. Jesús no abolió la Ley, la cumplió y la transformó en algo que nos da la verdadera y completa libertad para vivir con Él para siempre en el cielo.

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Kate Taliaferro is an Air Force wife and mother. She is blessed to be able to homeschool, bake bread and fold endless piles of laundry. When not planning a school day, writing a blog post or cooking pasta, Kate can be found curled up with a book or working with some kind of fiber craft. Kate blogs at DailyGraces.net.

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Sheep Without a Shepherd / Ovejas Sin Pastor

“At the sight of the crowds, his heart was moved with pity for them because they were troubled and abandoned, like sheep without a shepherd” (Matthew 9:36).

Every Gospel passage has so many points to reflect upon. This is just one small verse from the larger passage, yet it struck me as poignant since today is the Feast of St. Benedict. 

Not many of us today have first hand experience with sheep outside of a petting zoo. In a petting zoo, sheep are comfortable. They know they have regular access to food, shearing, sure footing and constant care. These sheep are not “troubled” and certainly aren’t “abandoned.” Sheep in the wild are in a different situation. 

“Sheep are among the most stupid of animals. They are utterly defenseless. If an attacker comes toward them, all they can do is run away. They fall down and can’t get back up. They’ll wander in circles, grazing on brown, inferior pasture until they are led to a better place. Left to their own devices, they are helpless and hopeless” (Beholding Your King – Walking With Purpose Bible Study, pg 41).

This is what Jesus saw in the crowds. The people were wandering, floundering, unable to discern the direction which would bring them happiness and rest. They were injuring themselves with no way to be healed, no one to help them when they fell (this is true, if a sheep falls down it not only cannot right itself, it will actually be in danger of death if not turned swiftly enough.). They desperately needed a shepherd, a Good Shepherd.

Fast forward to the late 400’s and we find Christendom in dire need of shepherds. St. Benedict was born in and around the time that Rome formally fell to the invading barbarian kingdoms. The world was being turned over and over again. Rome had become a place of decadence and excess, the newcomers were pagans, and things were generally in disarray. The people needed a new shepherd to bring them back to Christ. 

St. Benedict took inspiration from the early Church Fathers to revive monasticism, something that was dying. He saw how this way of life and the educational model it could provide offered much needed direction for the current and future generations. Benedict set his sights high, founding multiple monasteries before the famous one at Montecassino where he wrote “The Rule”, which is still foundational for monastic life today. Benedict insisted on a balance between evangelical activities and prayer. Sounds a bit like a shepherd, who leads his sheep to specific places at specific times so they always have good food, clean water, and safety from predators. 

We are like sheep. Thank God in His goodness He provided Jesus, our Good Shepherd, and all the shepherds who follow in His footsteps to lead us to heaven.

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“A la vista de la multitud, su corazón se conmovió de compasión por ellos, porque estaban atribulados y abandonados como ovejas sin pastor” (Mateo 9,36).

Cada pasaje del Evangelio tiene tantos puntos para reflexionar. Este es solo un pequeño verso del pasaje más grande, pero me pareció conmovedor ya que hoy es la Fiesta de San Benito.

No muchos de nosotros hoy en día tenemos experiencia de primera mano con ovejas fuera de un zoológico de mascotas. En un zoológico interactivo, las ovejas se sienten cómodas. Saben que tienen acceso regular a alimentos y esquila, que pueden pisar seguramente y tienen cuidado constante. Estas ovejas no están “ansiosas” y ciertamente no están “abandonadas”. Las ovejas en libertad se encuentran en una situación diferente.

“Las ovejas están entre los animales más estúpidos. Están completamente indefensos. Si un atacante se acerca a ellos, todo lo que pueden hacer es huir. Se caen y no pueden volver a levantarse. Caminan en círculos, alimentándose en pastos marrones e inferiores hasta que los lleven a un lugar mejor. Abandonados a sus propios recursos, están indefensos y sin esperanza” (Beholding Your King – Walking With Purpose Bible Study, pg 41).

Esto es lo que Jesús vio en la multitud. La gente vagaba, se tambaleaba, incapaz de discernir la dirección que les traería felicidad y descanso. Se estaban lastimando a sí mismos sin forma de curarse, sin nadie que los ayudara cuando cayeron (esto es cierto, si una oveja se cae, no puede levantarse por sí misma, sino que estará en peligro de muerte si no lo ayudan rápidamente). Necesitaban desesperadamente a un pastor, un Buen Pastor.

Avance rápido hasta finales de los años 400 y encontramos que la cristiandad tiene una gran necesidad de pastores. San Benito nació alrededor de la época en que Roma cayó formalmente ante los reinos bárbaros invasores. El mundo estaba dando vueltas una y otra vez. Roma se había convertido en un lugar de decadencia y exceso, los recién llegados eran paganos y, en general, las cosas estaban desordenadas. El pueblo necesitaba un nuevo pastor que los trajera de regreso a Cristo.

Los primeros Padres de la Iglesia inspiraron a San Benito a renovar el monacato, algo que estaba muriendo. Vio cómo esta forma de vida y el modelo educativo que podía proporcionar ofrecían una dirección muy necesaria para las generaciones actuales y futuras. Benedicto fijó la mirada en lo alto, fundando múltiples monasterios antes del famoso en Montecassino, donde escribió “La Regla”, que sigue siendo fundamental para la vida monástica hasta el día de hoy.  Benedicto insistió en un equilibrio entre las actividades evangélicas y la oración. Suena un poco como un pastor, que lleva a sus ovejas a lugares específicos en momentos específicos para que siempre tengan buena comida, agua limpia y seguridad de los depredadores.

Somos como ovejas. Gracias a Dios en su bondad nos regaló a Jesús, nuestro Buen Pastor, y a todos los pastores que siguen sus pasos para llevarnos al cielo.

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Kate Taliaferro is an Air Force wife and mother. She is blessed to be able to homeschool, bake bread and fold endless piles of laundry. When not planning a school day, writing a blog post or cooking pasta, Kate can be found curled up with a book or working with some kind of fiber craft. Kate blogs at DailyGraces.net.

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Tough Questions / Preguntas DifĂ­ciles

Today’s Gospel was full of meaning for Jesus’ contemporaries, for the early Christian communities, for Christians throughout all of history, and continues to be a call to action today. It would do us all good to slow down and consider how Jesus is speaking specifically to our hearts. 

Jesus never said His message would leave us comfortable. In fact, most, if not all of Jesus’ teachings are meant to shake us awake so we can make a change. And the change Jesus desires is often hard, uncomfortable and unpopular. The following questions are inspired by Jesus’ teaching today and they are hard. They are meant to make you think critically about the world we’ve made and how Jesus is asking us to do His work in it:

Do you use social media in a way that brings people to greater unity or disunity? Do you seek to understand the opinions of others who see the world differently from you, or do you content yourself with those with similar viewpoints to your own? When was the last time you invited someone from outside your usual circle of friends to eat a meal with you? When was the last time you prayed for someone you disagree with, asking God to bless them with good things? How much time in the last 6 months have you spent doing acts of service, thinking especially about the poor, undervalued and forgotten of society? When thinking about hot button issues, do you get so caught up in the opinions and rhetoric you forget you are conversing with another beloved child of God? Do you regularly examine your conscience, asking the Holy Spirit to reveal to you the areas of your life God desires you to grow in? 

These questions make me uncomfortable when I consider them. I am writing to myself just as much as anyone reading. None of us are perfect, but we are called to the perfection that is found through Jesus’ power working in our lives. Perfection is found when we see one another as He sees, when we love as He loves. 

The greatest prize we can hope to achieve is heaven. We will arrive there by following Jesus’ example of testimony, witness to the truth, compassion and ultimately, love. We trust in God’s merciful judgment of our actions when we come face to face with Him. 

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El Evangelio de hoy estuvo lleno de significado para los contemporáneos de Jesús, para las primeras comunidades cristianas, para los cristianos a lo largo de toda la historia, y sigue siendo un llamado a la acción hoy. Nos haría bien a todos reducir la velocidad y considerar cómo Jesús está hablando específicamente a nuestros corazones.

Jesús nunca dijo que Su mensaje nos dejaría cómodos. De hecho, la mayoría, si no todas las enseñanzas de Jesús están destinadas a despertarnos para que podamos hacer un cambio. Y el cambio que Jesús desea es a menudo duro, incómodo e impopular. Las siguientes preguntas están inspiradas en la enseñanza de Jesús hoy y son difíciles. Están destinados a hacerte pensar críticamente sobre el mundo que hemos hecho y cómo Jesús nos pide que hagamos Su trabajo dentro de él:

¿Utilizo las redes sociales de una manera que lleve a las personas a una mayor unidad o a la desunión? ¿Busco comprender las opiniones de otros que ven el mundo de manera diferente, o me contento con aquellos que tienen puntos de vista similares a los míos? ¿Cuándo fue la última vez que invité a alguien fuera de mi círculo habitual de amigos a comer? ¿Cuándo fue la última vez que oré por alguien con quien no estoy de acuerdo, pidiéndole a Dios que lo bendiga con cosas buenas? ¿Cuánto tiempo en los últimos 6 meses he dedicado a hacer actos de servicio, pensando especialmente en los pobres, menospreciados y olvidados de la sociedad? Cuando pienso en temas candentes, ¿me enredo tanto en las opiniones y la retórica que olvido que estoy conversando con otro hijo amado de Dios? ¿Examino regularmente mi conciencia, pidiéndole al Espíritu Santo que me revele las áreas de mi vida en las que Dios desea que crezca?

Estas preguntas me hacen sentir incómodo cuando las considero. Me estoy escribo a mí misma al igual que mis lectores. Ninguno de nosotros es perfecto, pero estamos llamados a la perfección que se encuentra a través del poder de Jesús obrando en nuestras vidas. La perfección se encuentra cuando nos vemos unos a otros como Él ve, cuando amamos como Él ama.

El mayor premio que podemos aspirar a alcanzar es el cielo. Llegaremos allí siguiendo el ejemplo del testimonio de Jesús, testimonio de la verdad, de la compasión y, en definitiva, del amor. Confiamos en el juicio misericordioso de Dios sobre nuestras acciones cuando nos encontramos cara a cara con Él.

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The Present Moment / El Momento Presente

Our family was blessed to live a few hours from my husband’s grandmother for several years before she passed away. In that time, she became another grandmother to me and I cherish the memories of my time in her home. 

One day, while she was doing laundry, she commented about how busy everyone is. “Look,” she said, “It doesn’t take that much time to shake out the clothes as they come out of the wash. You can save yourself so much ironing time by just shaking each thing out a little before throwing it in the dryer. And everything dries more quickly too, not all clumped up after spinning in the washing machine.”

I can still remember my reaction to this statement. Number 1, I don’t iron. Pretty much never, do I iron anything. Number 2, I have absolutely no time to be shaking out baby clothes because I don’t want them too wrinkly. At the time of this conversation, I was pregnant with our 5th baby and our oldest was only 7.

But this memory has stuck with me. Several years later, we now have 6 kids and I still probably don’t have time for shaking out laundry. Except I do, if I’m going to be truly honest.

When I read today’s Gospel about the woman and her 2 coins, this was the memory that came to me. The woman gave fully of what she had, she didn’t hold anything back from God. She trusted that He was big enough to care for her as she opened her hands and let all that she had fall from them. How she challenges me to open my hands a bit further, to offer to God more of myself.

Just as the woman wasn’t making grand gestures by the world’s standards, I am not called to either. I am living an ordinary life, with mundane daily tasks and often repetitious chores. What use are these little tasks when compared with the influencers I see on YouTube or the writers and speakers who inspire hundreds, millions? They are worth more than gold if they are the path by which I arrive to heaven. It all starts with doing them with that purpose in mind. 

What does this look like in my life? It means slowing down to shake out the laundry. This simple action affords me the time to be thankful for the conveniences like a washer and dryer, that my kids have enough clothes to wear, and my husband has a job which allows me to stay at home with our little ones. By being fully present to the task at hand, I am not filling my mind with anxieties about the future or fussing over past sorrows. If my mind is full of gratitude, it is naturally inclined to a Godly perspective. Through God’s eyes, no moment, no chore, is wasted if it is done in His presence and as a gift for His glory.

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Nuestra familia tuvo la suerte de vivir a unas pocas horas de la abuela de mi esposo durante varios años antes de que falleciera. En ese tiempo, ella se convirtió en otra abuela mía y guardo los recuerdos de mi tiempo en su casa como un tesoro.

Un día, mientras lavaba la ropa, comentó que todos siempre andan tan ocupados. “Mira”, dijo, “no demora mucho tiempo sacudir la ropa cuando sale de la lavadora. Puedes ahorrarte mucho tiempo en planchar simplemente sacudiendo un poco cada prenda antes de tirarla a la secadora. Y todo se seca más rápido también porque no está todo amontonado después de estar en la lavadora”.

Todavía puedo recordar mi reacción a su comentario. Número 1, no plancho. Prácticamente nunca plancho nada. Número 2, no tengo tiempo para sacudir la ropa de bebé porque no quiero que se arrugue. En el momento de esta conversación, estaba embarazada de nuestro quinto bebé y el mayor solo tenía siete años.

Pero este recuerdo se ha quedado conmigo. Varios años después, ahora tenemos 6 hijos y todavía no tengo tiempo para sacudir la ropa, pero lo hago, si voy a ser verdaderamente honesta.

Cuando leí el Evangelio de hoy sobre la mujer y sus dos monedas, este recuerdo se me vino a la mente. La mujer dio todo lo que tenía, no retuvo nada de Dios. Ella confió en que Él era lo suficientemente grande como para cuidarla mientras abría sus manos y dejaba caer todo lo que tenía. Cómo me desafía a abrir un poco más la mano y ofrecerle a Dios más de mí.

Así como la mujer no estaba haciendo grandes gestos según los estándares del mundo, tampoco estoy llamada a hacerlo. Estoy viviendo una vida ordinaria, con tareas cotidianas mundanas y, a menudo, tareas repetitivas. ¿De qué sirven estas pequeñas tareas en comparación con las personas influyentes que veo en YouTube o los escritores y oradores que inspiran a cientos, o a millones? Valen más que el oro si son el camino por el que puedo llegar al cielo. Todo comienza con hacerlos con ese propósito en mente.

¿Cómo se ve esto en mi vida? Significa bajar la velocidad para sacudir la ropa. Esta simple acción me da tiempo para agradecer las comodidades como una lavadora y una secadora, que mis hijos tengan suficiente ropa y mi esposo tiene un trabajo que me permite quedarme en casa con nuestros pequeños. Al estar totalmente presente en la tarea que tengo entre manos, no estoy llenando mi mente con ansiedades sobre el futuro o quejándome por las penas pasadas. Si mi mente está llena de gratitud, naturalmente se inclina hacia una perspectiva divina. A los ojos de Dios, ningún momento, ninguna tarea se desperdicia si se hace en Su presencia y como un regalo para Su gloria.

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Feature Image Credit: Ron Lach, pexels.com/photo/close-up-view-of-plastic-bottle-in-laundry-basket-10566522/

The Art of Loving / El Arte de Amar

“Love one another as I have loved you.” 

Such a powerful and difficult command. There is much to unpack, reflect upon and discover in this single phrase of Jesus. Many, many, wise and thoughtful people have written about this command. One of them, Chiara Lubich, founder of the Focolare Movement, spent a great deal of time pondering just how a person can fully live life in this manner. With Scripture as a guide, the Holy Spirit revealed to her 6 different facets of Jesus’ command that can help us more concretely live a life imbued with this manner of loving. Chiara summarized these facets as, “The Art of Loving.”

  1. Love everyone. There is no person whom I should exclude from my love. Every person I meet today is deserving of my love.
  2. Be the first to love. Do not wait for someone to love you first. Be the first to reach your hand out to others. Be quick to forgive and to treat each encounter as a fresh start without bringing previous negative experiences into this present moment.
  3. Love Jesus in the other. No matter who you see, no matter what they look like, how they are dressed, or how they act, Jesus is within them because He created them. See them with Jesus’ eyes and recognize Jesus looking back at you.
  4. Share the other’s hurt or joy. Have solidarity with others. Celebrate their triumphs and have compassion and empathy for their sorrow. Put yourself in their place, especially when they are hurting and be the healing they are seeking.
  5. Love your enemy. We have a duty to love everyone, even someone who does not show us love in return.
  6. We love one another. We should strive to love one another as the early Christians did. Their love for each other was so fierce they shared all they had, even their very lives. While we may not be called to die for our neighbor, we should love with the same intensity, concerning ourselves with the needs of our neighbor before our own.

Perhaps one of these facets resonates with a situation you are facing in your workplace or family. How are you being called to infuse Jesus’ love into that relationship? Every day, Jesus is calling each of us to grow in our understanding of what it means to love as He loved. 

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“Que se amen los unos a los otros como yo los he amado.”

Es un mandato tan poderoso como difícil. Hay mucho que desempacar, reflexionar y descubrir en esta sola frase de Jesús. Muchas, muchas personas sabias y reflexivas han escrito sobre este mandamiento. Una de ellas, Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, dedicó mucho tiempo a reflexionar sobre cómo una persona puede vivir plenamente la vida de esta manera. Con la Escritura como guía, el Espíritu Santo le reveló seis diferentes facetas del mandato de Jesús que pueden ayudarnos a vivir más concretamente una vida imbuida de esta manera de amar. Chiara resumió estas facetas como “El arte de amar”.

  1. Ama a todos. No hay persona a quien deba excluir de mi amor. Cada persona que conozco hoy merece mi amor.
  2. Sé el primero en amar. No esperes a que alguien te ame primero. Sé el primero en extender tu mano a los demás. Sea rápido para perdonar y trate cada encuentro como un nuevo comienzo sin traer experiencias negativas anteriores al momento presente.
  3. Amar a Jesús en el otro. No importa a quién veas, no importa cómo se vean, cómo se vistan o cómo actúen, Jesús está dentro de ellos porque Él los creó. Míralos con los ojos de Jesús y reconoce a Jesús mirándote.
  4. Comparte el dolor o la alegría del otro. Tener solidaridad con los demás. Celebre sus triunfos y tenga compasión y empatía por su dolor. Ponte en su lugar, especialmente cuando están sufriendo y sé la sanación que están buscando.
  5. Ama a tu enemigo. Tenemos el deber de amar a todos, incluso a alguien que no nos muestra amor a cambio.
  6. Nos amamos unos a otros. Debemos esforzarnos por amarnos unos a otros como lo hicieron los primeros cristianos. Su amor mutuo era tan feroz que compartían todo lo que tenían, incluso sus propias vidas. Si bien no podemos ser llamados a morir por nuestro prójimo, debemos amar con la misma intensidad, preocupándonos de las necesidades de nuestro prójimo antes de las nuestras.

Quizás una de estas facetas resuena con una situación que enfrentas en tu lugar de trabajo o en tu familia. ¿Cómo estás siendo llamado a infundir el amor de Jesús en esa relación? Cada día, Jesús nos llama a cada uno de nosotros a crecer en nuestra comprensión de lo que significa amar como Él ama.

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Feature Image Credit: Engin Akyurt, pexels.com/photo/macro-shot-of-heart-shaped-cut-out-1820511/

The Holy Spirit Dwells Within / El EspĂ­ritu Santo Habita en Nosotros

I love how well Jesus knows us. We believe Jesus was fully human and fully divine, but sometimes we have a tendency to lean into one aspect more than the other. For the times you see Jesus as too far away to relate to, more divine than human, consider the last part of our Gospel today. Jesus promises to send an Advocate, the Holy Spirit, who will “teach you everything and remind you of all that I told you” (John 14:26). I don’t know about you, but I can barely remember what I had for breakfast yesterday. What a relief it must have been for the disciples to hear they would have help recalling 3 solid years of teaching from Jesus! 

Joking aside, what an incredible gift we have received in the Person of the Holy Spirit. For those who have been confirmed, the fullness of the Holy Spirit is dwelling in you right now. The Holy Spirit is with you all the time, gently reminding you of what Jesus has already taught you. 

Many might call the voice of the Holy Spirit their conscience. But the Holy Spirit is so much more than that. Your conscience can definitely be formed and informed by the Holy Spirit, but if you have not disciplined it with Truth and the teachings of the Church, even your conscience can lead you astray. This is why we have to examine our conscience prior to receiving the Sacrament of Reconciliation. We are not examining the Holy Spirit for fault, but our own inclinations, attitudes and choices. The Holy Spirit can help us properly examine our conscience and then, along with the grace received in the sacrament, continue to form it according to God’s Will.

Reflecting on the role of the Holy Spirit reminded me of another passage of Scripture from the Old Testament. In the Book of Deuteronomy, Moses is exhorting the people that the Word of God isn’t too far away, too wondrous to behold, or beyond their grasp. Rather, “it is something very near to you, in your mouth and in your heart, to do it.” (Deut 30:14). In some translations, it says “you have only to carry it out.” 

By the grace of the Holy Spirit, the Word of God is already dwelling within you, waiting for you to have the courage to act upon it. The Holy Spirit is continually speaking to you, pointing you in the direction you ought to go. 

I felt the conviction of these words from Deuteronomy so strongly I now have this Scripture reference permanently on my wrist. They are a daily reminder that I need to pause to listen to the Holy Spirit’s whisperings and then act upon them with boldness and courage.

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Me encanta que Jesús nos conozca tan profundamente. Creemos que Jesús era completamente humano y completamente divino, pero a veces tenemos una tendencia a inclinarnos más hacia un aspecto que hacia el otro. Para los momentos en que vea a Jesús como demasiado lejano para relacionarse con él, más divino que humano, considere la última parte de nuestro Evangelio de hoy. Jesús promete enviar un Abogado, el Espíritu Santo, quien “les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho” (Juan 14:26). No sé si es lo mismo con ustedes, pero yo apenas puedo recordar lo que desayuné ayer. ¡Qué alivio debe haber sido para los discípulos escuchar que tendrían ayuda recordando tres años completos de enseñanza de Jesús!

Pero hablando en serio, qué don tan increíble hemos recibido en la Persona del Espíritu Santo. Para aquellos que han sido confirmados, la plenitud del Espíritu Santo está morando en ustedes ahora mismo. El Espíritu Santo está contigo todo el tiempo, recordándote suavemente lo que Jesús ya te ha enseñado.

Muchos podrían llamar a la voz del Espíritu Santo su conciencia. Pero el Espíritu Santo es mucho más que eso. Tu conciencia definitivamente puede ser formada e informada por el Espíritu Santo, pero si no la has disciplinado con la Verdad y las enseñanzas de la Iglesia, incluso tu conciencia puede desviarte. Por eso tenemos que hacer un examen de conciencia antes de recibir el Sacramento de la Reconciliación. No estamos examinando al Espíritu Santo por culpa, sino nuestras propias inclinaciones, actitudes y elecciones. El Espíritu Santo puede ayudarnos a examinar adecuadamente nuestra conciencia y luego, junto con la gracia recibida en el sacramento, seguimos formándola según la Voluntad de Dios.

Reflexionar sobre el papel del Espíritu Santo me recordó de otro pasaje de las Escrituras del Antiguo Testamento. En el Libro de Deuteronomio, Moisés exhorta al pueblo a que la Palabra de Dios no está demasiado lejos, ni es demasiado maravillosa para contemplarla, ni más allá de su alcance. Más bien, “es algo muy cercano a ti, en tu boca y en tu corazón, hacerlo”. (Dt 30:14). En algunas traducciones dice “solo tienes que llevarlo a cabo”.

Por la gracia del Espíritu Santo, la Palabra de Dios ya está habitando dentro de ti, esperando que tengas el valor de actuar en consecuencia. El Espíritu Santo te está hablando continuamente, indicándote la dirección en la que debes ir.

Sentí la convicción de estas palabras de Deuteronomio con tanta fuerza que ahora tengo esta referencia bíblica permanentemente en mi muñeca. Son un recordatorio diario de que necesito hacer una pausa para escuchar los susurros del Espíritu Santo y luego actuar sobre ellos con audacia y valor.

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Feature Image Credit: Mo Eid, www.pexels.com/photo/person-in-black-shirt-walking-on-sand-8347501/