The Center of it All / El Centro de Todo

Each reading today is challenging of its own, but put them together and there’s a lot to ponder and digest. A brief summary of these readings are as follows: the wage of sin is death, considering all things so much rubbish, and Jesus did not come for peace but division. It’s not just one level but many interconnected pieces that can be really challenging to sit with and sort through.

My thoughts keep drifting to images of fighting amongst teammates, divisions in leadership, rifts within families and friendships, the abuse and misuse of resources throughout all of creation, etc.

These Scripture passages direct us to get rid of the impurities, bad habits, and trash that keep us away from Him and The Way. This is not a ‘do it once and be done’ project. It needs to happen every day in every situation.  

I hear wisdom in the voice of my Mom and a dear Aunt saying, “don’t throw the baby out with the bathwater.” They meant that at the heart of the matter there was something really precious and important. It might get dirty or damaged, misunderstood or misused, but at the center of it all, there is something to be cherished, nurtured and protected. 

Today’s Psalm proclaims: “Blessed are they who hope in the Lord.” Hope in the Lord keeps me grounded, nurturing the grace I need to get rid of the bathwater, the clutter and dirt that keeps me weighed down with earthly matters, and redirects me to the heart of the matter. Jesus. 

Lord, free my heart from all that weighs me down and distracts my attention from you. Help me to keep my focus on you, the center of it all, the One that I truly cherish. Amen.    

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Cada lectura de hoy es un desafío en sí misma, pero cuando las pones juntas y hay mucho para reflexionar y digerir. Un breve resumen de estas lecturas es lo siguiente: la paga del pecado es la muerte, considerar todas las cosas como basura, y Jesús no vino a dar la paz sino la división. No es un solo nivel, sino son muchas piezas interconectadas con las que puede ser realmente difícil sentarse y clasificar.

Mis pensamientos siguen a la deriva hacia imágenes de peleas entre compañeros de equipo, divisiones en el liderazgo, rupturas dentro de las familias y amistades, el abuso y el mal uso de los recursos en toda la creación, etc.

Estos pasajes de las Escrituras nos dirigen a deshacernos de las impurezas, los malos hábitos y la basura que nos alejan de Él y del Camino. No es un proyecto de ‘hacerlo una vez y listo’. Tiene que suceder todos los días en cada situación.

Escucho sabiduría en la voz de mi mamá y una querida tía que dice: “no tires al bebé con el agua del baño”. Querían decir que en el fondo del asunto había algo realmente precioso e importante. Puede ensuciarse o dañarse, malinterpretarse o usarse mal, pero en el centro de todo esto, hay algo que se debe cuidar, nutrir y proteger.

El Salmo de hoy proclama: “Dichoso el hombre que confía en el Señor”. La esperanza en el Señor me mantiene con los pies en la tierra, alimentando la gracia que necesito para deshacerme del agua del baño, el desorden y la suciedad que me agobian con asuntos terrenales, y me redirige al enfoque central del asunto: Jesús.

Señor, libera mi corazón de todo lo que me pesa y distrae mi atención. Ayúdame a mantener mi enfoque en ti, el centro de todo, Aquel que realmente aprecio. Amén.

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Beth Price is part of the customer care team at Diocesan. She is a Secular Franciscan (OFS) and a practicing spiritual director. Beth shares smiles, prayers, laughter, a listening ear and her heart with all of creation. Reach her here bprice@diocesan.com.

Feature Image Credit: Silvan Arnet, unsplash.com/photos/PFqfV5bn91A

Doing the Master’s Will Until the End / Haciendo la Voluntad del Maestro Hasta el Final

If there is one thing of which we are all certain, it is that we will one day die. We don’t know the circumstances of that moment in which we will close our eyes to this earth and open them to eternity. We don’t know when that moment will come upon us. The certainty of our death, however, binds us all together as mortal beings. “You also must be prepared, for at an hour you do not expect, the Son of Man will come.”

Jesus tells us today how to prepare for that inevitable meeting with him in death. “Blessed is that servant whom his master on arrival finds doing [his master’s will].” In this parable, Jesus tells us that the narrow way actually gives freedom and opens the door to the death of the saints of God, a death very precious in the sight of God. The narrow way, the faithful way of the servant who does his master’s will, is constituted by the day in and day out ordinary living of the virtues. 

Most of us won’t be like the unfaithful servant who says to himself, “‘My master is delayed in coming,’ and begins to beat the menservants and the maidservants, to eat and drink and get drunk.” However, there are small and subtle ways in which we refuse our Lord the faithful service and obedient love that is his due. 

Take some time today to immerse yourself in the abundant life that this parable promises. Name three things you are grateful for and three ways God has unexpectedly blessed you. Arouse sentiments of gratitude and wonder at the ways God has preserved you and provided for you all these years. Then very humbly, ask him to help you see one area of your life in which he is calling you to greater fidelity. Perhaps it is in a situation or relationship, or an attitude or way of speaking, the way you characterize certain groups of people or cling to possessions. Wait very quietly until you begin to understand in simple honesty what God is asking of you. Perhaps write in a journal some practical ways God is calling you to choose fidelity in the small everyday simple things of life. 

St. Bernard of Clairvaux wrote: “How consoling it is to see a just man die! …From this bed of mourning, whereon he leaves a precious load of virtues, he goes to take possession of the true land of the living, Jesus acknowledges him as His brother and as His friend, for he has died to the world before closing his eyes from its dazzling light. Such is the death of the saints, a death very precious in the sight of God.”

Rejoice, for in following God’s invitation you will find yourself weighed down with the “precious load of virtues,” prepared for the hour in which you will close your eyes to this earth and open them in eternity. 

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Si hay algo de lo que todos estamos seguros es que algún día moriremos. No sabemos las circunstancias de ese momento en que cerraremos los ojos a esta tierra y los abriremos a la eternidad. No sabemos cuándo nos llegará ese momento. La certeza de nuestra muerte, sin embargo, nos une a todos como seres mortales. “Pues también ustedes estén preparados, porque a la hora en que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre”.

Jesús nos dice hoy cómo prepararnos para ese inevitable encuentro con él en la muerte. “Dichoso ese siervo, si el amo, a su llegada, lo encuentra cumpliendo con su deber.” En esta parábola, Jesús nos dice que el camino angosto en realidad da libertad y abre la puerta a la muerte de los santos de Dios, una muerte muy preciosa a los ojos de Dios. El camino angosto, el camino fiel del siervo que hace la voluntad de su amo, está constituido por la vivencia ordinaria de las virtudes día tras día.

La mayoría de nosotros no seremos como el siervo infiel que se dice a sí mismo: “Mi amo tardará en llegar”, y comienza a golpear a los siervos y a las siervas, a comer, a beber y a emborracharse. Sin embargo, hay formas pequeñas y sutiles en las que negamos a nuestro Señor el servicio fiel y el amor obediente que le corresponde.

Tómate un tiempo hoy para sumergirte en la vida abundante que promete esta parábola. Nombra tres cosas por las que estás agradecido y tres formas en que Dios te ha bendecido inesperadamente. Despierta sentimientos de gratitud y asombro por las formas en que Dios te ha preservado y provisto durante todos estos años. Luego, muy humildemente, pídele que te ayude a ver una área de tu vida en la que te está llamando a una mayor fidelidad. Tal vez sea en una situación o relación, o una actitud o forma de hablar, la forma en que caracterizas a ciertos grupos de personas o te aferras a las posesiones. Espera en silencio hasta que comiences a comprender con honestidad sencilla lo que Dios te está pidiendo. Tal vez escriba en un diario algunas formas prácticas en que Dios te está llamando a elegir la fidelidad en las pequeñas cosas cotidianas y sencillas de la vida.

San Bernardo de Claraval escribió: “¡Qué consolador es ver morir a un hombre justo! …Desde este lecho de luto, sobre el que deja una preciosa carga de virtudes, va a tomar posesión de la verdadera tierra de los vivos, Jesús lo reconoce como su hermano y como su amigo, pues ha muerto al mundo antes de cerrar los ojos de su luz deslumbrante. Tal es la muerte de los santos, una muerte muy preciosa a los ojos de Dios.”

Alégrate, porque siguiendo la invitación de Dios te encontrarás cargado con la “preciosa carga de las virtudes”, preparado para la hora en que cerrarás los ojos en esta tierra y los abrirás en la eternidad.

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Sr. Kathryn J. Hermes

Sr. Kathryn James Hermes, FSP, is an author and offers online evangelization as well as spiritual formation for people on their journey of spiritual transformation and inner healing. Website: www.touchingthesunrise.com My Books: https://touchingthesunrise.com/books/
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The Bill Comes Due Always / La Factura Siempre Vence

The hosts of a podcast I listen to (Catching Foxes) are fond of quoting a line from a Marvel movie: “The bill comes due always.” The point is that no matter what you do, there will always be a consequence for your actions. Whether we put all our eggs in the basket of holiness or instead make moral compromises for what we believe to be appropriate reasons, we will reap the benefits or punishments either in this life or in the next, even if it seems like the bill is always being deferred to a later time.

Jesus reminds us of something similar in the Gospel: “Gird your loins and light your lamps and be like servants who await their master’s return from a wedding, ready to open immediately when he comes and knocks. Blessed are those servants whom the master finds vigilant on his arrival” (Luke 12:35–37). When the Lord returns, whether at our particular judgment at the end of our lives or at the final judgment at the end of history, He wants to find us ready, saying, like the Psalmist, “Here I am, Lord; I come to do your will” (Ps. 40:8a).

No matter what we do, the bill comes due always: at any moment, our lives could be cut short or Christ could come down for the final judgment, and we must be ready then and there. To that end, we are called to heed our Gospel acclamation and “be vigilant at all times and pray that you may have the strength to stand before the Son of Man” (Luke 21:36).

The important thing is to remember that the bill will come due at some point that we will, in all likelihood, not see coming. Jesus says as much whenever He speaks of the Second Coming, and we can infer the same thing about our own particular judgment, the hour of which is almost never known. Knowing that Christ will come when we do not expect Him, we ought to be consistent with our prayer, not letting a day go by without turning our hearts and minds to God.

This means that we should have daily prayer practices, for example an examination of conscience, a morning offering, or some sort of mental prayer. Other practices should include the sacraments and sacramentals: Mass, Confession, holy hours, and particular devotions like the Rosary. Spiritual direction, pilgrimages, and retreats are also important. Consistent prayer practices are not legalistic responsibilities, but acts of love that keep us in the right relationship with the Lord.

Although we don’t always do these things consistently or perfectly, the important thing is for each of us to get back up by the grace of God and keep on the path to union with God. This is what it means to be vigilant, to keep watch, so that when Jesus comes, we can say that we have been waiting with eager expectation.

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A los anfitriones de un podcast que escucho (Catching Foxes) les gusta citar una frase de una película de Marvel: “La factura siempre vence”. El punto es que no importa lo que hagas, siempre habrá una consecuencia por tus acciones. Ya sea que pongamos todos nuestros huevos en la canasta de la santidad o, en cambio, hagamos compromisos morales por lo que creemos que son razones apropiadas, cosecharemos los beneficios o los castigos en esta vida o en la próxima, incluso si parece que la factura siempre se aplaza para un momento posterior.

Jesús nos recuerda de algo semejante en el Evangelio: “Estén listos, con la túnica puesta y las lámparas encendidas. Sean semejantes a los criados que están esperando a que su señor regrese de la boda, para abrirle en cuanto llegue y toque. Dichosos aquellos a quienes su señor, al llegar, encuentre en vela.” (Lucas 12:35-37). Cuando el Señor regrese, ya sea en nuestro juicio particular al final de nuestra vida o en el juicio final al final de la historia, quiere encontrarnos preparados, diciendo, como el salmista: “Aquí estoy… hacer tu voluntad; esto es, Señor, lo que deseo” (Sal. 40, 8-9).

No importa lo que hagamos, la factura siempre vence: en cualquier momento, nuestras vidas pueden ser truncadas o Cristo puede descender para el juicio final, y debemos estar listos en ese momento. Con ese fin, estamos llamados a prestar atención a nuestra aclamación evangélica:Velen y oren, para que puedan presentarse sin temor ante el Hijo del hombre.” (Lc 21,36).

Lo importante es recordar que la factura vencerá en algún momento y que, con toda probabilidad, no lo anticiparemos. Jesús lo dice cada vez que habla de la Segunda Venida, y podemos inferir lo mismo acerca de nuestro propio juicio particular, cuya hora casi nunca se conoce. Sabiendo que Cristo vendrá cuando no lo esperamos, debemos ser consecuentes con nuestra oración, no dejar pasar ni un solo día sin voltear el corazón y la mente a Dios.

Esto significa que debemos tener prácticas de oración diarias, por ejemplo, un examen de conciencia, una ofrenda matutina o algún tipo de oración mental. Otras prácticas deben incluir los sacramentos y sacramentales: la Misa, la Confesión, las Horas Santas y unas devociones particulares como el Rosario. También son importantes la dirección espiritual, las peregrinaciones y los retiros. Las prácticas de oración consistentes no son responsabilidades legalistas, sino actos de amor que nos mantienen en la relación correcta con el Señor.

Aunque no siempre hacemos estas cosas de manera consistente o perfecta, lo importante es que cada uno de nosotros se levante por la gracia de Dios y siga en el camino de la unión con Dios. Esto es estar alerta y velar, para que cuando venga Jesús, podamos decir que hemos estado esperando con expectativa entusiasta.

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David Dashiell is a freelance author and editor in Nashville, Tennessee. He has a master’s degree in theology from Franciscan University, and is the editor of the anthology Ever Ancient, Ever New: Why Younger Generations Are Embracing Traditional Catholicism.

Feature Image Credit: Daniel Bizzo, cathopic.com/photo/11271-vigilia-de-adoracion

For the Glory of God / Para la Gloria de Dios

Today’s readings and Psalm all point to the same person, Jesus, and remind us of the same thing, He died for us. And His death gives us something more important than anything else in this world, eternal life. 

When I was a child, maybe 11 or 12, complaining about why we couldn’t have certain things and that we weren’t rich enough, my father explained the difference between rich and wealthy. Wealth is about material possessions and money, and while we may not have had as much as I thought was necessary, we were rich in things that mattered – family, health, and faith. I most likely rolled my eyes (sorry, Dad) but clearly the lesson stuck.

Not only did the lesson stick but I find myself remembering it more often as I get older. I see the wisdom in not putting your faith and hope in material things because all of it, even your own life, can be taken, and then what?

If I have pinned my hope on the things and stuff of this world, I may die as a sad and lonely person. Our material wealth will not save us. Only Jesus can and indeed has saved us. Luke reminds us both in the Responsorial Psalm and the Gospel that Jesus has come to save his people. That’s why we put our trust in him and not in material possessions!

What matters most to us? What do we want to store up? Jesus tells us to store up treasures in heaven as we do not know when our life will be taken. Let’s shift our focus to storing up treasures in heaven so that when it is our time to leave this earth, we can do so with confidence that indeed we are ready to meet the Lord. 

I’ve heard many a funeral homily that reminds us that all we take with us to heaven is how we have loved. When we love others as Jesus did, we do store up treasure in heaven. Our goal then, as we ponder this Gospel today, is to learn how to live in this world while detaching from our possessions. Let’s put God first and offer all that we do and have “for the greater glory of God.” (St. Ignatius of Loyola)

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Las lecturas y el salmo de hoy señalan a la misma persona, Jesús, y nos acuerdan de la misma cosa, que Él murió por nosotros. Su muerte nos da algo más importante que cualquier otra cosa en este mundo, la vida eterna.

Cuando era niña, tal vez tenía 11 o 12 años, me quejaba por qué no podíamos tener ciertas cosas y que no éramos lo suficientemente ricos y mi padre me explicó la diferencia entre ser ricos y tener riqueza. La riqueza tiene que ver con las posesiones materiales y el dinero, y aunque es posible que no hayamos tenido tanto como pensé que era necesario, éramos ricos en las cosas que importaban: la familia, la salud y la fe. Lo más probable es que puse los ojos en blanco (lo siento, papá), pero claramente aprendí la lección.

No sólo aprendí la lección, sino que me encuentro recordándola más frecuentemente a medida que voy envejeciendo. Veo la sabiduría de no poner la fe y la esperanza en las cosas materiales porque todo eso, incluso la propia vida, puede ser arrebatado, ¿y luego qué?

Si he puesto mi esperanza en las cosas de este mundo, puedo morir como una persona triste y solitaria. Nuestra riqueza material no nos salvará. Solo Jesús puede y de hecho nos ha salvado. Lucas nos recuerda tanto en el Salmo Responsorial como en el Evangelio que Jesús ha venido a salvar a su pueblo. ¡Por eso ponemos la confianza en él y no en las posesiones materiales!

¿Qué es lo que más nos importa? ¿Qué queremos almacenar? Jesús nos dice que acumulemos tesoros en el cielo porque no sabemos cuándo nos quitarán la vida. Cambiemos nuestro enfoque para acumular tesoros en el cielo para que cuando sea nuestro momento de dejar esta tierra, podamos hacerlo con la confianza de que estamos listos para encontrarnos con el Señor.

He escuchado muchas homilías fúnebres que nos recuerdan que lo único que llevamos con nosotros al cielo es cómo hemos amado. Cuando amamos a los demás como lo hizo Jesús, acumulamos tesoros en el cielo. Nuestro objetivo entonces, mientras meditamos en este Evangelio hoy, es aprender a vivir en este mundo mientras nos desprendemos de las posesiones. Ponemos a Dios primero y ofrecemos todo lo que hacemos y tenemos “para la mayor gloria de Dios”.  (San Ignacio de Loyola)

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Deanna G. Bartalini, M.Ed.; M.P.A., is a certified spiritual director, writer, speaker and content creator. The LiveNotLukewarm.com online community is a place to inform, engage and inspire your Catholic faith. Her weekly Not Lukewarm Podcast gives you tips and tools to live out your faith in your daily life.

Feature Image Credit: Dave Hoefler, unsplash.com/photos/6JhS-SQpT4A

What is God’s / Lo que es de Dios

There is a Bible verse on my calendar for the current month that states, “Where your treasure is, there your heart will also be” (Matthew 6:21). The “treasures” of Earth eventually fade and pass away. 

In today’s Gospel, we encounter the Herodians and Pharisees joining together against Christ. The treasure in this case, a coin, had the image of Caesar on it. While notoriously at odds with one another, in this case, the Herodians and Pharisees do have something very much in common: a love of the things of this world. Their priorities are their law and traditions, and love for those outside their ways is set aside.

Many times I must admit I also mistakenly get distracted. I must ask myself over and over, am I of this world or of the Kingdom? Do we belong to our selfish pride, or dedicate every last breath to God alone? The penny that may have at one point seemed to have so much value quickly became worthless. So too with all the status and fame one derives from fortune and reputation.

Remarkably, Christ teaches us to give to Caesar what is Caesar’s – the money, the worldly possessions – and to God, what is God’s. Give to God what is God’s. We ourselves are created in the image and likeness of God. Not much has changed in today’s world where our priorities are often misled. As parents we concentrate on our reputation in the workplace, or financial status, rather than spending our time with those God has entrusted to us. Christ reminds us that true disciples do not find themselves belonging to the chains of money and possessions but to God alone. 

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Hay un versículo bíblico en mi calendario para el mes actual que dice: “Donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón” (Mateo 6:21). Los “tesoros” de la tierra eventualmente se desvanecen y desaparecen.

En el Evangelio de hoy, encontramos a los herodianos y fariseos unidos contra Cristo. El tesoro en este caso era una moneda y tenía la imagen de César. Aunque notoriamente estaban en desacuerdo, en este caso los herodianos y los fariseos tienen mucho en común: el amor por las cosas de este mundo. Sus prioridades son sus leyes y tradiciones, y dejan a un lado el amor por los que viven diferente a sus formas de ser.

Debo admitir que yo también muchas veces me distraigo. Tengo que preguntarme una y otra vez, ¿soy de este mundo o del Reino? ¿Pertenecemos a nuestro orgullo egoísta, o nos dedicamos hasta el último respiro únicamente a Dios? El centavo que en un momento parecía tener tanto valor rápidamente se volvió inútil. Así también con todo el estatus y la fama que uno deriva de la fortuna y la reputación.

Sorprendentemente, Cristo nos enseña a dar a César lo que es de César – el dinero, las posesiones mundanas – y a Dios, lo que es de Dios. Dar a Dios lo que es de Dios. Nosotros mismos hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios. No ha cambiado mucho en el mundo de hoy, donde nuestras prioridades a menudo se confunden. Como padres, nos concentramos en nuestra reputación en el lugar de trabajo o en el estado financiero, en lugar de pasar el tiempo con aquellos que Dios nos ha confiado. Cristo nos recuerda que los verdaderos discípulos no se encuentran pertenecientes a las cadenas del dinero y las posesiones, sino sólo a Dios.

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Dr. Alexis Dallara-Marsh is a board-certified neurologist who practices in Bergen County, NJ. She is a wife to her best friend, Akeem, and a mother of two little ones on Earth and two others in heaven above.

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Living your Faith Out Loud / Viviendo la Fe en Voz Alta

Today’s Gospel is a reminder to live our faith out loud. “Everyone who acknowledges me before others, the Son of Man will acknowledge before the Angels of God.” What does this look like in your life? 

For me, I try to be consistent in the way I treat my family and the way I treat others. I strive to be as Catholic in my public life as I am in my private life. I attempt to spend money in ways that support charitable causes and care for the poor. I hope that my life points people toward Christ. 

How do we defend our faith? Verse 12 shares that “The Holy Spirit will teach you at the moment what you should say.”

In pop culture, I perceive a slippery temptation to remove God from even the most holy aspects of life and history. For example, there’s a delicious TV show called Stanley Tucci: Searching for Italy. So many aspects of the show are beautiful: the scenery, the interviews, the food! 

In one episode of the show, Stanley Tucci visits the Umbria region of Italy and lands in Assisi, the home of Saints Francis, Clare, and now the resting place of Blessed Carlo Acutis. The show features mouth-watering cuisine of the region: boar ragu, truffle pasta, and local wines. 

However, as I watched the Assisi episode, I was vexed by the narration. As Tucci climbs the hill toward the Basilica of Saint Francis, the narrator offers that this is the home of Saint Francis, who received a vision to serve the poorest of the poor and that he had a strong attachment to nature. Upon entering the Basilica, the film features the beautiful fresco of Saint Francis preaching to the birds and offers that he loved nature and birds.  

The show massively whitewashed why we actually venerate Saint Francis and celebrate his feast day. Francis received a call from Jesus Himself from the San Damiano crucifix to rebuild the Church, and he embraced radical poverty with radical joy, as a way to draw near to Christ. Francis saw the Divine reflected in nature; Brother Moon and Sister Stars reminded Francis of his relationship to God’s creation. He preached to the birds, not for the birds’ sake, but as a means of prayer.

Unfortunately, the TV show would have us believe that Francis was just an altruistic dude who liked birds. In reality, Francis loved Jesus and lived a life that drew people toward the Divine. His legacy is one of discipleship. 

Do you see opportunities in your life to acknowledge who Jesus is and what he means to you? Perhaps it’s by living more simply, or taking care of God’s creation as Francis did. Perhaps it’s by slowing down to take time at daily Mass or adoration. Pray today that the Holy Spirit might help you to live your faith out loud. 

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El Evangelio de hoy es un recordatorio de vivir la fe en voz alta. “Yo les aseguro que a todo aquel que me reconozca abiertamente ante los hombres, lo reconocerá abiertamente el Hijo del hombre ante los ángeles de Dios”. ¿Cómo se ve esto en tu vida?

Para mí, intento ser coherente entre la forma que trato a mi familia y la forma que trato a los demás. Me esfuerzo por ser tan católica en la vida pública como lo soy en la vida privada. Intento gastar dinero en formas que apoyen causas benéficas y cuiden a los pobres. Espero que mi vida señale a las personas hacia Cristo.

¿Cómo defendemos la fe? El versículo 12 comparte que “el Espíritu Santo les enseñará en aquel momento lo que convenga decir’”.

En la cultura pop, percibo una tentación resbaladiza de quitar a Dios incluso de los aspectos más sagrados de la vida y la historia. Por ejemplo, hay un delicioso programa de televisión llamado Stanley Tucci: Searching for Italy. ¡Muchos aspectos del programa son hermosos: el escenario, las entrevistas, la comida!

En un episodio del programa, Stanley Tucci visita la región de Umbría en Italia y aterriza en Asís, el hogar de los santos Francisco y Clara y ahora también el lugar de descanso del beato Carlo Acutis. El programa presenta la deliciosa comida de la región: ragú de jabalí, pasta con trufa y vinos locales.

Sin embargo, mientras miraba el episodio sobre Asís, me molestó la narración. Mientras Tucci sube la colina hacia la Basílica de San Francisco, el narrador explica que es el hogar de San Francisco, quien recibió una visión para servir a los más pobres y que tenía un fuerte apego a la naturaleza. Al entrar en la Basílica, el programa presenta el hermoso fresco de San Francisco predicando a los pájaros y explica que amaba la naturaleza y los pájaros.

El programa malinterpretó gravamente la razón por qué en realidad veneramos a San Francisco y celebramos su fiesta. Francisco recibió una llamada del mismo Jesús desde el crucifijo de San Damián para reconstruir la Iglesia, y aceptó vivir la pobreza radical con alegría radical, como una forma de acercarse a Cristo. Francisco vio lo divino reflejado en la naturaleza, el hermano luna y las hermanas estrellas le recordaron a Francisco de su relación con la creación de Dios. Predicó a los pájaros, no por el bien de los pájaros, sino como un medio de oración.

Desafortunadamente, el programa de televisión nos haría creer que Francis era solo un tipo altruista al que le gustaban los pájaros. En realidad, Francisco amaba a Jesús y vivía una vida que atraía a las personas hacia lo divino. Su legado es que era discípulo.

¿Ves oportunidades en tu vida de reconocer quién es Jesús y lo que significa para ti? Tal vez sea viviendo de forma más sencilla o cuidando la creación de Dios como lo hizo Francisco. Tal vez sea bajando la velocidad de tu vida para tomar tiempo en la misa diaria o en la adoración. Pide hoy al Espíritu Santo que te ayude a vivir la fe en voz alta.

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Elizabeth Tomlin is the author of Joyful Momentum: Building and Sustaining Vibrant Women’s Groups and contributing author to the Ave Prayer Book for Catholic Mothers. She is General Counsel for the Archdiocese for the Military Services, USA. Elizabeth is an Army wife and mother of three and currently lives in the DC area. She blogs at JoyfulMomentum.org or @elizabethannetomlin on social media.

Feature Image Credit: Achim Ruhnau, unsplash.com/photos/V5nQIoPjzyE

The Real Enemy / El Verdadero Enemigo

Our Parish is going through The Rescue Project by Fr. John Riccardo. This is a program he created that goes through the history of salvation using stories, visual imagery, and prayer. One of my favorite lines from the videos is when he says, “We are not the enemy.” Our family, our friends, our coworkers, those we disagree with, and people we would rather not talk to, are not the enemies. 

In today’s Gospel, we see Jesus warning people about the hypocrisy of the Pharisees. These religious leaders have allowed the letter of the law and the prestige of position, to pull them away from the true love the Father wants to give. Similar to the plight of Adam and Eve in the garden, the Pharisees wanted to play God. But even the Pharisees are not the enemy. They have been deceived. 

This should remind us of our reality today. We aren’t fighting against the power of the ring like they were in The Lord of the Rings, but we are in a real fight against the power of our enemy. There are so many movies today about the devil, but as interested as our culture seems to be in the demonic, I think we want to keep it in the fiction category and not even acknowledge that it is real. The reality is that Satan is real and he is the enemy. He does not want your happiness and certainly doesn’t want you to be with God. The Catechism is clear that, “This dramatic situation of the whole world, which is in the power of the evil one, makes man’s life a battle.” (CCC, 409)

Pretty depressing huh? We would much rather be at peace than at war. But thankfully that’s not all the Catechism has to say. God has conquered sin and death and, if we follow him, we will one day receive blessings that are even greater from those in the beginning. Satan wills that all men suffer, God wills that all men are saved. Which one do you trust and who have you let win the battle in your heart? I encourage you to reflect on the quote below throughout the day today. Let this be the answer to the war. 

“The victory that Christ won over sin has given us greater blessings than those which sin had taken from us: where sin increased, grace abounded all the more.” (CCC, 420)

From all of us here at Diocesan, God bless!

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Nuestra parroquia está haciendo El Proyecto de Rescate del P. John Ricardo. Es un programa que él creó que recorre la historia de la salvación usando historias, imágenes visuales y la oración. Una de mis frases favoritas de los videos es cuando dice: “No somos el enemigo”. Nuestra familia, nuestros amigos, nuestros compañeros de trabajo, aquellos con los que no estamos de acuerdo y las personas con las que preferiríamos no hablar, no son los enemigos.

En el Evangelio de hoy, vemos a Jesús advirtiendo a la gente sobre la hipocresía de los fariseos. Estos líderes religiosos han permitido que la letra de la ley y el prestigio de la posición los aleje del verdadero amor que el Padre quiere darles. Semejante a la difícil situación de Adán y Eva en el jardín, los fariseos querían fingir ser Dios. Pero incluso los fariseos no son el enemigo. Han sido engañados.

Esto debería recordarnos de nuestra realidad actual. No estamos luchando contra el poder del anillo como en The Lord of the Rings, sino que estamos en una lucha real contra el poder de nuestro enemigo. Hay tantas películas hoy en día sobre el diablo, pero a pesar de que nuestra cultura parece estar interesada en lo demoníaco, creo que queremos mantenerla en la categoría de ficción y ni siquiera reconocer que es verdadero. La realidad es que Satanás existe de verdad y es el enemigo. No quiere tu felicidad y ciertamente no quiere que estés con Dios. El Catecismo dice claramente, “Esta situación dramática del mundo que ‘todo entero yace en poder del maligno’ hace de la vida del hombre un combate.” (CIC, 409)

Bastante deprimente ¿verdad? Preferiríamos estar en paz que en guerra. Pero afortunadamente eso no es todo lo que dice el Catecismo. Dios ha vencido al pecado y la muerte y, si lo seguimos, algún día recibiremos bendiciones aún mayores que las del principio. Satanás quiere que todos los hombres sufran, Dios quiere que todos los hombres se salven. ¿En cuál confías y a quién has dejado ganar la batalla en tu corazón? Los animo a reflexionar sobre la siguiente cita a lo largo del día de hoy. Que esto sea la respuesta a la guerra.

La victoria sobre el pecado obtenida por Cristo nos ha dado bienes mejores que los que nos quitó el pecado: ‘Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia’“. (CIC, 420)

De parte de todos nosotros aquí en Diocesan, ¡Dios los bendiga!

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Tommy Shultz is a Business Development Representative for Diocesan. In this role he is committed to bringing the best software to dioceses and parishes while helping them evangelize on the digital continent. Tommy has worked in various diocese and parish roles since his graduation from Franciscan University with a Theology degree. He hopes to use his skills in evangelization, marketing, and communications, to serve the Church and bring the Good News to all. His favorite quote comes from St. John Paul II, who said, “A person is an entity of a sort to which the only proper and adequate way to relate is love.”

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True Religion / La Verdadera Religión

In the Gospel reading today, Jesus, while at dinner in the home of a Pharisee, openly rebukes his host and others who are like him. In fact, the excerpt is only a portion of a lengthier chastisement. (When I put myself in the Pharisee’s place, I wonder how Jesus’ strong words would affect my heart, not to mention my digestion!) 

Why does Jesus criticize those who were trying to keep God’s law? After all, God Himself had given the Jewish people the law and certainly expected them to obey it. (Deut. 4:40) 

Jesus criticized some of the religious leaders of his time because they were hypocrites. Amongst the Jewish people, they represented God and religion in a particular way, yet some of them were caught up in the trappings of religion without a change of heart. They misrepresented God’s plan of salvation and led others into error. 

In the verse immediately preceding today’s reading, Christ acknowledged that the Phariseesdo right” to follow the law of God (Lk 11:42), but he challenges their motives. He wants them to perceive that true charity is the ultimate goal and that the Old Law is not an end in itself, but a “preparation for the Gospel” (CCC, 1964). Christ goes on to say that even if the scholars of the law should build memorials to the prophets of old, they are still responsible for the blood of the prophets because they continue to reject God’s Word. Basically, the Pharisees and scholars Christ was addressing were missing the point of true religion.

We, too, are in danger of relying on external show as evidence of holiness, instead of practicing a religion that is pure and undefiled (James 1:27). The lives of the saints, such as St. Isaac Jogues whose feast day we celebrate today, demonstrate how we Christians should live out our faith.

Isaac Jogues was a Jesuit Missionary who came to North America in 1636 as a young man. He preached the Gospel mostly to the Huron and Mohawk peoples. He taught them, baptized them, and helped them to imitate Christ. Fr. Jogues was clearly a religious person and a faithful Catholic, but he had learned that the practices of his religion were not for self-aggrandizement. They were meant to transform the heart and promote heroic virtue. He suffered much hardship and even torture before returning to Europe. Ultimately, for love of the people he had come to evangelize and in complete surrender to God’s will, he returned to America and was martyred in present-day New York State.

St. Isaac Jogues’ life was shaped and empowered by the radical love Christ gives to each of us as a free gift. Without the grace of God we, like those who were under the Old Law, can never hope for salvation, no matter how many external works we perform. When we turn to Christ, admit we are sinners, and allow his Spirit to transform us, we are enabled to follow His commands and practice a true religion. A religion that is pure and undefiled.

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En el Evangelio de hoy, mientras cenaba en casa de un fariseo Jesús reprende abiertamente a su anfitrión y a otros que son como él. De hecho, este pasaje es solo una parte de un castigo más largo. (Cuando me pongo en el lugar del fariseo, me pregunto cómo las palabras tan fuertes de Jesús afectarían mi corazón, ¡sin mencionar mi digestión!)

¿Por qué Jesús critica a los que intentaban guardar la ley de Dios? Después de todo, Dios mismo le había dado la ley al pueblo judío y ciertamente esperaba que la obedecieran. (Deuteronomio 4,40)

Jesús criticó a algunos de los líderes religiosos de su tiempo porque eran hipócritas. Entre el pueblo judío, representaban a Dios y la religión de una manera particular, sin embargo, algunos de ellos quedaron atrapados en las trampas de la religión sin un cambio de corazón. Tergiversaron el plan de salvación de Dios y llevaron a otros al error.

En el versículo anterior la lectura de hoy, Cristo reconoce que los fariseos “hacen bien” al seguir la ley de Dios (Lc 11,42), pero cuestiona sus motivos. Quiere que perciban que la verdadera caridad es la meta final y que la Ley antigua no es un fin en sí misma, sino una “preparación para el Evangelio” (CIC, 1964). Cristo continúa diciendo que incluso si los eruditos de la ley construyen monumentos a los profetas de la antigüedad, todavía son responsables de la sangre de los profetas porque siguen rechazando la Palabra de Dios. Básicamente, los fariseos y los eruditos a los que se dirigía Cristo estaban perdiendo el sentido de la verdadera religión.

Nosotros también corremos el riesgo de depender de la apariencia externa como evidencia de santidad, en lugar de practicar una religión que es pura e inmaculada (Santiago 1,27). Las vidas de los santos, como la de San Isaac Jogues, cuya fiesta celebramos hoy, demuestran cómo los cristianos debemos vivir la fe.

Isaac Jogues fue un misionero jesuita que llegó a América del Norte en 1636 cuando era joven. Predicó el Evangelio principalmente a los pueblos Hurón y Mohawk. Les enseñó, los bautizó y les ayudó a imitar a Cristo. Padre Jogues era claramente una persona religiosa y un católico fiel, pero había aprendido que las prácticas de su religión no eran para engrandecerse a sí mismo. Estaban destinados a transformar el corazón y promover la virtud heroica. Sufrió muchas dificultades e incluso la tortura antes de regresar a Europa. Finalmente, por amor a las personas que había venido a evangelizar y en completa entrega a la voluntad de Dios, regresó a Estados Unidos y fue martirizado en donde ahora es el estado de Nueva York.

La vida de San Isaac Jogues fue moldeada y fortalecida por el amor radical que Cristo nos da a cada uno de nosotros como un regalo gratuito. Sin la gracia de Dios, como los que estaban bajo la Ley Antigua, nosotros nunca podríamos esperar la salvación aunque hiciéramos miles de obras externas. Cuando nos volvemos a Cristo, admitimos que somos pecadores y permitimos que su Espíritu nos transforme, podemos seguir sus mandamientos y practicar una religión verdadera, una religión pura e inmaculada.

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A lover of Jesus Christ, a wife, and a mother of five, Christine is the author of Everyday Heroism: 28 Daily Reflections on the Little Way of Motherhood. She is a graduate of Franciscan University, an instructor for the Institute for Excellence in Writing, and an experienced catechist. Thrilled to have recently become grandparents, she and her husband currently live in Upstate, NY. Visit her author webpage at christinehanus.com

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And Then There’s Luke / Y Luego Viene Lucas

If your parents happened to name you after a biblical character or a saint, as mine did, then you probably have at least done a little research into your namesake. For instance, I know that St. Michael the Archangel is mentioned by name five times in the Bible, three in the Book of Daniel, once in the Epistle of St. Jude, and of course, his big scene in Revelation, casting out the devil and his fallen angels from heaven. And, thanks to Pope Leo XIII, we have a prayer to St. Michael that I can pray every morning.

The rest of our first reading for today mentions names we have heard numerous times. Titus and Mark have their own entries in the Bible, and they are also mentioned repeatedly in Paul’s writings; Demas is in and out of favor; and Tychicus is constantly being sent by Paul to firm up the faith of Christians in various locations. All of these names of these real people are important parts of the early Church, spreading the good news of Jesus Christ to the known world and gaining more followers, just as we are commanded to do.

And then there’s Luke. The author of the third Gospel and the Acts of the Apostles, Luke is mentioned by name just three times: in Colossians and Philemon, he is called a coworker by Paul, and in our reading today from 2 Timothy, we learn only that Luke has stayed by Paul’s side in this time of trouble. Those writings and that proximity to Paul tell us of Luke’s importance in spreading the faith, and it’s important to remember Paul mentions him in 2 Timothy, written not long before his martyrdom. Paul is working with his companions to spread the faith even up to the end of his life. 

That ties in nicely with what Luke tells us in our Gospel passage today, when Jesus sent out 72 disciples to preach and cure the sick. They are told they won’t be enough: pray for more vocations. They are told they will face hardship, but to bring peace to wherever they go. But basically they are told to go, bring the message of our Lord out to the world. On this feast of St. Luke, let us go and do the same in our little parts of the world. 

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Si tus padres te pusieron el nombre de un personaje bíblico o un santo, como lo hicieron los míos, entonces probablemente hayas investigado un poco sobre ese santo. Por ejemplo, yo sé que el nombre de San Miguel Arcángel se menciona cinco veces en la Biblia, tres en el Libro de Daniel, una vez en la Epístola de San Judas y, por supuesto, su gran escena en Apocalipsis, expulsando al diablo y los ángeles caídos del cielo. Y, gracias al Papa León XIII, tenemos una oración a San Miguel que puedo rezar todas las mañanas.

El resto de la primera lectura de hoy menciona nombres que hemos escuchado muchas veces. Tito y Marcos tienen sus propios libros en la Biblia y también se mencionan repetidamente en los escritos de Pablo. Demás está dentro y fuera de favor. Y Pablo envía constantemente a Tíquico para reafirmar la fe de los cristianos en varios lugares. Todos los nombres de estas personas verdaderas son partes importantes de la Iglesia primitiva, que difunden la buena nueva de Jesucristo al mundo conocido y ganan más seguidores, tal como se nos manda a nosotros a hacer.

Y luego viene Lucas. El autor del tercer Evangelio y los Hechos de los Apóstoles, Lucas es mencionado por su nombre solo tres veces: en los libros de Colosenses y Filemón, Pablo lo llama colaborador, y en la lectura de hoy de 2 Timoteo, aprendemos solo que Lucas permaneció al lado de Pablo en su tiempo de angustia. Esos escritos y esa proximidad a Pablo nos hablan de la importancia de Lucas en la difusión de la fe, y es importante recordar que Pablo lo menciona en 2 Timoteo, escrito poco antes de su martirio. Pablo está trabajando con sus compañeros para difundir la fe hasta el final de su vida.

Eso se relaciona muy bien con lo que Lucas dice en el pasaje del Evangelio de hoy, cuando Jesús envió a los 72 discípulos a predicar y curar a los enfermos. Se les dice que no serán suficientes: oren por más vocaciones. Se les dice que enfrentarán dificultades, pero que traigan paz a donde sea que vayan. Pero básicamente se les dice que vayan, lleven el mensaje de nuestro Señor al mundo. En la fiesta de San Lucas que celebramos hoy, vayamos y hagamos lo mismo en nuestras pequeñas partes del mundo.

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Mike Karpus is a regular guy. He grew up in Michigan’s Upper Peninsula, graduated from Michigan State University and works as an editor. He is married to a Catholic school principal, raised two daughters who became Catholic school teachers at points in their careers, and now relishes his two grandchildren, including the older one who is fascinated with learning about his faith. He also has served on a Catholic school board, a pastoral council and a parish stewardship committee. He currently is a lector at Mass, a Knight of Columbus, Adult Faith Formation Committee member and a board member of the local Habitat for Humanity organization. But mostly he’s a regular guy.

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Reclaiming Our Wonder / Recuperando el Asombro

In our first reading, St. Paul is elaborating on the core message of the Psalm: “The heavens proclaim the glory of God” (Psalm 19:2a). Even to the Romans, who have been far from Christ, “what can be known about God is evident to them, because. . . . ever since the creation of the world, his invisible attributes of eternal power and divinity have been able to be understood and perceived in what he has made” (Romans 1:19–20). Many of us have experienced the wonder provoked by looking at the night sky or a magnificent sunset. In a quiet moment, it is not hard to see how such complexity and beauty points loudly toward its Creator, who must have been intelligent and loving enough to create such wonderful things.

But while God can be known through meditation on creation, we can choose to ignore it. St. Paul says that “the wrath of God is indeed being revealed from heaven against every impiety and wickedness of those who suppress the truth by their wickedness,” because even though they are expected to believe in God via reflection on creation, they “knew God [yet] did not accord him glory as God or give him thanks” (Romans 1:18, 21). Notice that he says they “knew God”; no one has an excuse, since creation is present to all people.

Instead of paying God respect, the Romans “became vain in their reasoning, and their senseless minds were darkened. While claiming to be wise, they became fools and exchanged the glory of the immortal God for the likeness of an image of mortal man or of birds or of four-legged animals or of snakes” (Romans 1:21–23). They stopped at creation, preferring to worship it instead of the God who made it.

As a result, “God handed them over to impurity through the lusts of their hearts for the mutual degradation of their bodies.” (Romans 1:24). They ignored God’s voice and became deafened to His call. They resisted His grace, and so were numb to His help.

We need to be vigilant in order to avoid this same fate. As children, we had plenty of space to wonder at the beauty of creation. Now, we focus on unimportant pursuits, consuming interesting but unfruitful information. Social media and our smartphones especially distract from what is true, good, and beautiful, substituting the transcendentals for what is interesting and exciting. Blind to the beauty of the world around us and the action of God in our lives and others, we settle for shiny mediocrity and find ourselves falling down rabbit holes, wondering how we ended up so lethargic and unhappy.

It is a constant struggle to reclaim our attention and slow down to listen to God’s voice and see His beauty. If we awaken to God’s work in creation, we will enjoy a life less chained to frivolity and temptation and more free to receive truth, goodness, beauty, and grace, ready to love and serve God with joy.

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En la primera lectura, San Pablo elabora el mensaje central del Salmo: “Los cielos proclaman la gloria de Dios” (Salmo 19,2). Incluso para los romanos, que han estado lejos de Cristo, “las cosas de Dios que se pueden conocer, las tienen a la vista. [ ] Pues las perfecciones invisibles de Dios, como su poder eterno y su divinidad, resultan visibles desde la creación del mundo para quien reflexiona sobre sus obras” (Romanos 1,19-20). Muchos de nosotros hemos experimentado la maravilla que provoca mirar al cielo nocturno o una magnífica puesta de sol. En un momento de tranquilidad, no es difícil ver cómo tal complejidad y belleza señala claramente a su Creador, quien es tan inteligente y amoroso que quiso crear cosas tan maravillosas.

Pero si bien se puede conocer a Dios reflexionando en la creación, también podemos optar por ignorarlo. San Pablo dice que “Dios manifiesta desde el cielo su reprobación contra los hombres impíos e injustos, que por la injusticia mantienen cautiva a la verdad.” Porque aunque se espera que crean en Dios reflexionando en la creación, “[h]an conocido a Dios, pero no lo han glorificado como a Dios ni le han dado gracias” (Romanos 1,18 y 21). Si te das cuenta, dice que ellos “han conocido a Dios”, así que nadie tiene excusa, ya que la creación está presente para todas las personas.

En lugar de mostrar respeto a Dios, los romanos “se han ofuscado con razonamientos inútiles, y su insensata inteligencia se ha llenado de oscuridad. Pretendían ser sabios, pero se volvieron insensatos, pues cambiaron la gloria de Dios inmortal por imágenes de hombres mortales, de aves, cuadrúpedos y reptiles.” (Romanos 1,21–23). Se detuvieron en la creación, prefiriendo adorarla en lugar del Dios que la hizo.

Como resultado, “Dios los entregó a los deseos impuros de su corazón, y llegaron a tal inmoralidad, que deshonraron sus cuerpos unos con otros”. (Romanos 1,24). Ignoraron la voz de Dios y se volvieron sordos a su voz. Resistieron Su gracia, y por eso estaban insensibles a Su ayuda.

Tenemos que estar atentos para evitar este mismo destino. Cuando éramos niños, teníamos mucho espacio para admirar la belleza de la creación. Ahora, nos enfocamos en actividades sin importancia, consumiendo información interesante pero infructuosa. Las redes sociales y los “smart phones” nos distraen especialmente de lo que es verdadero, bueno y hermoso, sustituyendo lo trascendental por lo que es interesante y emocionante. Ciegos ante la belleza del mundo que nos rodea y la acción de Dios en nuestras vidas y las de los demás, nos conformamos con la brillante mediocridad y nos encontramos cayendo por las madrigueras de los conejos, preguntándonos cómo terminamos tan letárgicos e infelices.

Es una pelea constante recuperar la atención y reducir la velocidad para escuchar la voz de Dios y ver Su belleza. Si despertamos a la obra de Dios en la creación, disfrutaremos de una vida menos encadenada a la frivolidad y la tentación y más libres para recibir la verdad, la bondad, la belleza y la gracia, dispuestos a amar y servir a Dios con alegría.

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David Dashiell is a freelance author and editor in Nashville, Tennessee. He has a master’s degree in theology from Franciscan University, and is the editor of the anthology Ever Ancient, Ever New: Why Younger Generations Are Embracing Traditional Catholicism.

Feature Image Credit: microobserver, cathopic.com/photo/25148-glenalough-lake-ireland

Something Greater / Algo Mejor

Jonah and the Ninevites, Solomon and the Queen of Sheba, Jesus and his people… What’s the connection?

Jonah’s warning to the Gentile Ninevites brought them to repentance and saved them. Solomon’s wisdom attracted the Gentile queen into belief in the one true God. These are two examples of Gentiles being open to the Truth and accepting and embracing it when they heard it.

Jesus’ teaching to the Chosen People, his message of repentance and salvation and his revelation of himself as the Messiah and fulfillment of the Promise, are rejected by many. These, the Chosen, turn away, stuck in their old understanding and the encrustations of rules and erroneous expectations. They have carved their own false image of what it means to be chosen, and what it means to worship, and what it means to obey, forgetting the beating heart of true belonging and worship and obedience. They have twisted the beautiful gift of God into something that serves them, rather than something they are chosen and called to serve in gratitude and love.

Jesus wants them to see where the twists are so that he can make those crooked ways straight. If they refuse to open their eyes, they are in real danger of stepping blindly off the cliff into an everlasting doom. To get their attention, he calls out their hypocrisy: Look, you acknowledge Jonah and Solomon and the great things worked through them; there is something even GREATER at work here! Open your eyes and SEE! Step into the fulfillment!

He is the fulfillment of the Promise in Eden, the fullness of Truth they seek, the Savior they have longed for, the freedom they have begged for, the Wisdom of God, the Savior of the World, the Bread of Life, the Fountain of grace, Light for all, Love and Mercy and Power, the Lamb of Sacrifice, the eternal High Priest, the One Who makes all things new. Something greater, indeed.

Jesus calls to us in the same way, with the same invitation to enter into this New Covenant wholly, so that our eyes and hearts are fully opened to embrace the Fullness that is ever ancient, ever new. To do that, we have to check ourselves for the ways in which we might be stuck, unwilling to hand ourselves over radically to the One Who loves us and leads us in sometimes surprising ways.

If we are grasping unnecessary things, our arms are not free to embrace necessary things.

If our hearts are stuffed with inessentials, God cannot fill us with what is essential (which is Himself, Love).

Lord, free us for You. Open our eyes and our hearts to You fully, and make all things new!

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¿Cuál es la conexión entre Jonás y los ninivitas, Salomón y la reina de Saba, Jesús y su pueblo? 

La advertencia de Jonás a los gentiles ninivitas los llevó al arrepentimiento y los salvó. La sabiduría de Salomón atrajo a la reina gentil a creer en el único Dios verdadero. Estos son dos ejemplos de gentiles abiertos a la Verdad y aceptándola y abrazándola cuando la escucharon.

La enseñanza de Jesús al Pueblo Elegido, su mensaje de arrepentimiento y salvación y la revelación de sí mismo como Mesías y cumplimiento de la Promesa, son rechazados por muchos. Los Elegidos se alejan, atascados en su antiguo entendimiento y en las incrustaciones de reglas y expectativas erróneas. Han tallado su propia imagen falsa de lo que significa ser elegido, y lo que significa adorar, y lo que significa obedecer, olvidando el corazón palpitante de la verdadera pertenencia, la adoración y la obediencia. Han torcido el hermoso regalo de Dios en algo que les sirve, en lugar de algo que son elegidos y llamados a servir con gratitud y amor.

Jesús quiere que vean dónde están las torsiones para poder enderezar esos caminos torcidos. Si se niegan a abrir los ojos, corren el verdadero peligro de caer ciegamente por el precipicio hacia una perdición eterna. Para llamar su atención, señala su hipocresía: Mira, reconoces a Jonás y Salomón y las grandes cosas obradas a través de ellos; ¡Hay algo aún MÁS GRANDE aquí! ¡Abre tus ojos y MIRA! ¡Entra a la realización completa!

Él es el cumplimiento de la Promesa en el Edén, la plenitud de la Verdad que buscan, el Salvador que han anhelado, la libertad que han suplicado, la Sabiduría de Dios, el Salvador del Mundo, el Pan de Vida, la Fuente de la gracia, la Luz para todos, el Amor y la Misericordia y el Poder, el Cordero del Sacrificio, el eterno Sumo Sacerdote, Aquel que hace nuevas todas las cosas. Obviamente es Algo más grande.

Jesús nos llama del mismo modo, con la misma invitación a entrar íntegramente en esta Nueva Alianza, para que nuestros ojos y corazones se abran plenamente para abrazar la Plenitud que es siempre antigua, siempre nueva. Para hacer eso, tenemos que revisarnos a nosotros mismos para ver como nos atascamos, sin estar dispuestos a entregarnos radicalmente a Aquel que nos ama y nos guía de maneras a veces sorprendentes.

Si estamos agarrando cosas innecesarias, nuestros brazos no están libres para abrazar cosas necesarias.

Si nuestro corazón está lleno de cosas inesenciales, Dios no puede llenarnos con lo esencial (que es Él mismo, el Amor).

Señor, líbranos para Ti. Abre nuestros ojos y nuestros corazones a Ti completamente, y ¡haz nuevas todas las cosas!

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Kathryn Mulderink, MA, is married to Robert, Station Manager for Holy Family Radio. Together they have seven children (including Father Rob), and seven grandchildren. She is President of the local community of Secular Discalced Carmelites and has published five books and many articles. Over the last 30 years, she has worked as a teacher, headmistress, catechist, Pastoral Associate, and DRE, and as a writer and voice talent for Catholic Radio. Currently, she serves the Church by writing and speaking, and by collaborating with various parishes and to lead others to encounter Christ and engage their faith. Her website is www.KathrynTherese.com

Feature Image Credit: Wilson Tamayo, cathopic.com/photo/11342-sagrado-corazon

Are You Ready for the Feast? / ¿Estás Listo para la Fiesta?

How married are you to the idea that Jesus is your Savior? How open are you to the invitation extended to everyone as Jesus died upon the Cross and then rose again, conquering sin and death? How prepared are you to RSVP and, more importantly, arrive prepared to enjoy the feast? 

Jesus teaches with images those listening could relate to, meeting people where they are at. Maybe references to kings and shepherds don’t speak directly to current circumstances but the lessons remain timeless. Today’s Gospel includes an allegory of the King hosting a marriage feast for his Son. The bride in this story, represents the Church. We are to see ourselves among those called to the feast.

In Jesus’ time, the practice for royal banquets was to first send out the messengers with an invitation, a Biblical times “save the date.” Next, when the feast was ready, messengers were sent with a second summons to retrieve the invitees and let them know that the doors were open. Clean your face, don your finest apparel, and come enjoy the feast prepared for you. 

We are called to the Kingdom of God, to a life of faith, and to inherit heaven, but sadly not all will be found worthy to possess it. Some people will flat out decline this generous offer with a myriad of excuses: busy with work, leisure, or a host of worldly endeavors. Some will accept the invitation but not follow through, perhaps due to ignorance or apathy. It is fascinating to contemplate people’s reactions to the summons to the wedding feast. How often do we despise or disregard God’s summons in our lives? How willing are we to take the time to prepare our hearts for the feast? 

Do we come in our Sunday best to meet the King and His Son at Mass? Do we come ready not only on the outside but, more importantly, on the inside? Do we prepare our hearts to partake in the banquet of the Lord, the Eucharist? Have we looked over the Daily Readings, reflected on His Word, and the Gift of receiving Him in the Eucharist? Do we remember to ask for the Lord’s blessing and for Him to bestow on us the grace necessary to be fully present in this grand celebration?

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¿Qué tan unido estás con la idea de que Jesús es tu Salvador? ¿Qué tan abierto estás a la invitación extendida a todos cuando Jesús murió en la cruz y luego resucitó, venciendo el pecado y la muerte? ¿Qué tan preparado estás para confirmar tu asistencia y más importante, llegar preparado para disfrutar de la fiesta?

Jesús enseña con imágenes con las que la gente que lo escucha va a poder identificarse, encontrando a las personas en su situación actual. Tal vez las referencias a reyes y pastores no hablen directamente de las circunstancias actuales, pero las lecciones siguen siendo eternas. El Evangelio de hoy incluye una alegoría del Rey que organiza una fiesta de bodas para su hijo. La novia en esta historia representa a la Iglesia. Debemos vernos entre los llamados a la fiesta.

En la época de Jesús, la práctica para los banquetes reales era enviar primero a los mensajeros con una invitación, una especie de “reservar la fecha” de los tiempos bíblicos. Luego, cuando la fiesta estaba lista, se enviaron mensajeros con una segunda convocatoria para reunir a los invitados y hacerles saber que las puertas estaban abiertas. Limpia tu rostro, vístete con tus mejores vestimentas y ven a disfrutar de la fiesta preparada para ti.

Estamos llamados al Reino de Dios, a una vida de fe y a heredar el cielo, pero lamentablemente no todos serán dignos de poseerlo. Algunas personas rechazarán directamente esta generosa oferta con una miríada de excusas: ocupados con el trabajo, el ocio o una serie de actividades mundanas. Algunos aceptarán la invitación pero no la cumplirán, tal vez por ignorancia o apatía. Es muy interesante contemplar las reacciones de la gente ante la convocatoria al banquete de bodas. ¿Con qué frecuencia despreciamos o ignoramos las llamadas de Dios en nuestras vidas? ¿Qué tan dispuestos estamos a tomarnos el tiempo para preparar nuestros corazones para la fiesta?

¿Venimos con nuestras mejores vestimentas para encontrarnos con el Rey y Su Hijo en la Misa? ¿Venimos preparados no solo por fuera sino, lo que es más importante, por dentro? ¿Preparamos nuestro corazón para participar en el banquete del Señor, la Eucaristía? ¿Hemos repasado las Lecturas del día, reflexionado sobre Su Palabra, y el Don de recibirlo en la Eucaristía? ¿Nos acordamos de pedir al Señor que nos bendiga y nos conceda la gracia necesaria para estar plenamente presentes en esta gran celebración?

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Allison Gingras ( www.ReconciledToYou.com ) — Shares her love of the Catholic Faith with stories, laughter, and honesty as experienced in the ordinary of life! Her writing includes Encountering Signs of Faith (Ave Maria Press) and the Stay Connected Journals for Women (OSV). Allison is a Catholic Digital Media Specialist for Family Rosary, Catholic Mom, and the Fall River Diocese. She hosts A Seeking Heart podcast and is co-host of the Catholic Momcast podcast.

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