“Let Our Adoration Never Cease!” / “¡Que Nunca Dejemos de Adorarlo!”

I can remember cherished moments as a child turning the living room lights low on Christmas eve and sitting with a cup of hot chocolate before the nativity scene. I loved singing Christmas carols on that blessed evening, uniting myself in spirit to the angels who announced the birth of Christ to the shepherds over 2000 years ago. It was a magical moment for a child.

Over fifty years later, magical moments of singing carols at our family’s creche at Christmas have been replaced with the deeply meaningful and mystical times spent in stillness before the burning presence of Our Lord in the Blessed Sacrament. There is no nativity display that once a year captivates our hearts and reminds us of the birth of Christ. In the Blessed Sacrament Jesus is truly present, body, blood, soul, and divinity. Jesus is real. Jesus is here. Right now. Today. A statue of the infant Jesus in a manger reminds us of something that happened 2000 years ago. The Eucharist lets us enter into that reality with our entire being right now, and participate in the salvation Jesus is bringing about on this earth today. 

In today’s Gospel we learn three very important lessons from the Annunciation to the Virgin that model for us how to receive and adore Jesus in the Eucharist.

  1. God is living and real. God loves you. God speaks to you. God has something to say to you. God cares about what is happening to you and has a plan for your healing and salvation. Each of us has our own unique role to play in the mystery of salvation.
  2. The Father has sent his Son as Savior of the world. The Eternal Word leapt down from heaven and he whom the whole world could not contain enclosed himself in the womb of his Virgin Mother so that we might know God’s love and that he might make us “partakers of the divine nature” (2 Pt 1:4.)
  3. Mary models for us how to be still and silent before the presence of God. “Mary said, ‘Behold, I am the handmaid of the Lord. May it be done to me according to your word.” I often think of the moment right after the angel left Mary. It was the first instant of Jesus’ life within her womb, how she must have quietly loved him and adored him and what faith it must have required of her. She knew better than most the utter reality of God’s presence. 

Mary was the first tabernacle of God. She adored him in her womb for nine months before his birth, a secret prayer of loving worship. May the Virgin Mother of the Savior teach us how to become tabernacles of God. After receiving Jesus in Communion may we, as did Mary, carry him into the world. In the words of Saint John Paul II, “Let our adoration never cease.”

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Puedo recordar los momentos preciosos de niña cuando con las luces bajas me sentaba en la sala en la víspera de Navidad con una taza de chocolate caliente ante el pesebre. Me encantaba cantar villancicos en esa noche santa, uniéndome en espíritu a los ángeles que anunciaron el nacimiento de Cristo a los pastores hace más de 2000 años. Fue un momento mágico para un niño.

Más de cincuenta años después, los momentos mágicos de cantar villancicos ante el pesebre con mi familia en la Navidad han sido reemplazados por momentos profundamente significativos y místicos que pasamos en silencio ante la presencia ardiente de Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento. No hay pesebre que una vez al año cautive nuestro corazón y nos recuerde del nacimiento de Cristo. En el Santísimo Sacramento Jesús está verdaderamente presente, cuerpo, sangre, alma y divinidad. Jesús es real. Jesús está aquí. Ahora mismo. Hoy. Una estatua del niño Jesús en un pesebre nos recuerda algo que sucedió hace 2000 años. La Eucaristía nos permite entrar en esa realidad con todo nuestro ser ahora mismo, y participar en la salvación que Jesús está realizando en esta tierra hoy.

En el Evangelio de hoy aprendemos tres lecciones muy importantes de la Anunciación a la Virgen que nos modelan cómo recibir y adorar a Jesús en la Eucaristía.

  1. Dios es vivo y real. Dios te ama. Dios te habla. Dios tiene algo que decirte. Dios se preocupa por lo que te está pasando y tiene un plan para tu sanación y salvación. Cada uno de nosotros tiene su propio papel único que desempeñar en el misterio de la salvación.
  2. El Padre ha enviado a su Hijo como Salvador del mundo. El Verbo Eterno vino del cielo y Aquel a quien el mundo entero no pudo contener, se encerró en el seno de su Madre Virgen para que conozcamos el amor de Dios y nos haga “participantes de la naturaleza divina” (2 Pedro 1,4)
  3. María nos enseña cómo estar quietos y en silencio ante la presencia de Dios. “María contestó: ‘Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho’” A menudo reflexiono sobre el momento justo después de que el ángel se fue y la dejó sola a María. Fue el primer instante de la vida de Jesús en su seno. Pienso en cómo lo amaba y adoraba en silencio y en la fe que tuvo que tener. Ella conocía mejor que la mayoría de las personas la absoluta realidad de la presencia de Dios.

María fue el primer tabernáculo de Dios. Ella lo adoró en su vientre durante nueve meses antes de su nacimiento, una oración secreta de adoración amorosa. Que la Virgen Madre del Salvador nos enseñe a convertirnos en tabernáculos de Dios también. Que después de recibir a Jesús en la Comunión, como María, lo llevemos al mundo. En palabras de San Juan Pablo II, “Que nunca dejemos de adorarlo”.

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Sr. Kathryn J. Hermes

Sr. Kathryn James Hermes, FSP, is an author and offers online evangelization as well as spiritual formation for people on their journey of spiritual transformation and inner healing. Website: www.touchingthesunrise.com My Books: https://touchingthesunrise.com/books/
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Feature Image Credit: articgoneape, pixabay.com/photos/baby-baby-jesus-bethlehem-birth-4258530/

Blessings on the Blessed / Bendiciones para los Bendecidos

Zechariah had been unable to speak for nine months, because he doubted the angel who announced the upcoming birth of his son. Now, on the eighth day after his birth, Elizabeth and Zechariah are called to obey the direction that came from Heaven by giving this son a name that will cause a stir. In order to be faithful to God’s will, they must go against the convention that first-born boys receive a name that links them to their fathers and their grandfathers.

People will talk. People DID talk. But Zechariah speaks in obedience to God’s will, and “immediately his mouth was opened” and he could speak. And the first words he speaks are a blessing, a canticle of praise to God that is prayed in the Liturgy of the Hours every single day.

Zechariah obeys, blesses the Lord, and he and his family are in turn blessed. His obedience blesses his family, his neighbors (who are awestruck and see that “the hand of the Lord” is with this child), and his only son, who will receive his mission of preaching and baptizing to prepare the way of the Messiah.

The Holy Family has likewise been blessed by a calling. In their humble obedience from within unique and sometimes difficult circumstances, they draw down God’s blessings of protection and providence. They bear the obedience to worldly authority regarding the census, the inability to find suitable lodging, and the discomfort of traveling during the final days of pregnancy with the spirit of trust in the Father’s Plan. He has given them everything, and He will take care of everything.

Like Zechariah and the Holy Family, we are first blessed by the Lord with a calling, and then our obedience to that call draws down His blessing upon us! All that we have, we have received. All that we receive has been given to us. Even our ability to receive is a gift!

This Christmas, let us all offer the same spirit of humble obedience and loving trust, as we receive the Great Gift that is given to us: our King and Savior, lying in a manger near his Mother.

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Zacarías no pudo hablar por nueve meses, porque dudó el ángel que le anunció el próximo nacimiento de su hijo. Ahora, al octavo día después de su nacimiento, Isabel y Zacarías están llamados a obedecer las indicaciones que vinieron del Cielo al darle a este hijo un nombre que causará confusión. Para ser fieles a la voluntad de Dios, tenían que ir en contra de la tradición de que los niños primogénitos reciben un nombre que los une a sus padres y abuelos.

La gente iba a hablar en contra. Y la gente hablaba. Pero Zacarías habla en obediencia a la voluntad de Dios, e “se le soltó la lengua [y] recobró el habla.” Y las primeras palabras que pronuncia son una bendición, un cántico de alabanza a Dios que se reza en la Liturgia de las Horas todos los días.

Zacarías obedece, bendice al Señor, y él y su familia son a su vez bendecidos. Su obediencia bendice a su familia, a sus vecinos (que se asombran al ver que “la mano de Dios” está con este niño), y a su único hijo, que recibirá su misión de predicar y bautizar para preparar el camino del Mesías.

La Sagrada Familia también ha sido bendecida por una vocación. En su humilde obediencia desde dentro de circunstancias únicas y a veces difíciles, atraen las bendiciones de protección y providencia de Dios. Sobrellevan la obediencia a la autoridad mundana en cuanto al censo, la imposibilidad de encontrar alojamiento adecuado y la incomodidad de viajar durante los últimos días del embarazo con el espíritu de confianza en el Plan del Padre. Él les ha dado todo, y Él se encargará de todo.

Al igual que Zacarías y la Sagrada Familia, primero somos bendecidos por el Señor con un llamado, ¡y luego nuestra obediencia a ese llamado atrae Su bendición sobre nosotros! Todo lo que tenemos, lo hemos recibido. Todo lo que recibimos se nos ha sido dado. ¡Incluso nuestra capacidad de recibir es un regalo!

En esta Navidad, que todos ofrezcamos con el mismo espíritu de humilde obediencia y amorosa confianza, al recibir el Gran Don que se nos entrega: nuestro Rey y Salvador, recostado en un pesebre junto a su Madre.

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Kathryn Mulderink, MA, is married to Robert, Station Manager for Holy Family Radio. Together they have seven children (including Father Rob), and seven grandchildren. She is President of the local community of Secular Discalced Carmelites and has published five books and many articles. Over the last 30 years, she has worked as a teacher, headmistress, catechist, Pastoral Associate, and DRE, and as a writer and voice talent for Catholic Radio. Currently, she serves the Church by writing and speaking, and by collaborating with various parishes and to lead others to encounter Christ and engage their faith. Her website is www.KathrynTherese.com

Feature Image Credit: Nicolás Beltrán López, cathopic.com/photo/27749-nativity-scene-in-bethlehem

Magnifying the Greatness of God / Glorificando la Grandeza de Dios

Mary said:  “My soul proclaims the greatness of the Lord; my spirit rejoices in God, my savior.”

Mary’s “Fiat”, her magnificent “YES” to God, and her glorious Song of Praise provide a greater understanding of how we should respond to the grace God bestows upon us. Mary demonstrates how we are called to magnify God’s glory in our own life. The “Magnificat”,  taken from the first word in the Latin translation, is also known as the Canticle of Mary—the hymn of the Virgin Mary, parallels the Song of Hannah from the Old Testament, another mother willing to surrender her beloved son to the perfect will of God.

Mary’s soul magnifies, augments, elevates, and brings into sharper focus the grandeur of God. Have you ever peered at an object through a magnifying glass, awed as even the minutest details enlarge and amaze? Mary’s model of faith, her profound yes, amplifies, illustrates, and clarifies the promises and hope we find in the God who adores us. Mary’s Song magnifies God; in fact, her entire life showed the glory of God in how she listened, praised, and responded to God’s movement. Do our lives do the same?

Mary needed a savior, and Jesus, our Savior, is hers as well since she was given “preventative redemption”, meaning that the grace she received at her conception was in anticipation of Christ’s sacrifice on the Cross. How is this possible? Our unfathomable God is not bound by time. He is outside the human straits of the here and now; and can use things in time whenever and however he chooses. Her Immaculate Conception, celebrated on December 8th, marks that incredible moment God bestowed upon Mary and her conception, this singular grace. Only she is blessed among women to have received the grace won through the salvific work of the Cross; before Jesus’ birth, suffering, death, and resurrection. The Almighty has indeed done great things through His Son, Jesus, for Mary and for us as well.

Despite the misconception, Mary is not the one worshiped or magnified in the words of this beautiful prayer. She is the lowly, the hungry, the servant, and the handmaid of the Lord in need of a savior. Mary’s life reflects Jesus, the Saving Light, in the same way the moon is illuminated by the sun’s light. She recognizes God’s blessings and mercy and, in humble delight, cannot contain herself from praising the One, True God. Mary is not confused by her role in salvation history: a soul surrendered to reveal the greatness of our God.

Do I likewise live in humble obedience to the perfect will of God? Do my words and actions bring into closer focus the glory of God and His abundant grace to all who encounter me? Is my soul an expansion of His unfailing love in the world? What words of song and praise spring from your lips in contemplation of all the good God has bestowed upon you?

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María dijo: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador.”

El “Fiat” de María, su magnífico “SÍ” a Dios y su glorioso Canto de Alabanza nos permiten comprender mejor cómo debemos responder a la gracia que Dios nos concede. María demuestra cómo estamos llamados a magnificar la gloria de Dios en nuestra propia vida. El “Magnificat”, tomado de la primera palabra de la traducción latina, también se conoce como el Cántico de María: el himno de la Virgen María, paralelo al Cántico de Ana del Antiguo Testamento, otra madre dispuesta a entregar a su amado hijo a la perfecta voluntad de Dios.

El alma de María glorifica, aumenta, eleva y pone de relieve la grandeza de Dios. ¿Alguna vez ha mirado un objeto a través de una lupa, asombrado cuando incluso los detalles más pequeños se agrandan y asombran? El modelo de fe de María, su sí profundo, amplifica, ilustra y aclara las promesas y la esperanza que encontramos en el Dios que nos adora. El Cántico de María glorifica a Dios; de hecho, toda su vida mostró la gloria de Dios en la forma en que escuchó, alabó y respondió al movimiento de Dios. ¿Nuestras vidas hacen lo mismo?

María necesitaba un salvador, y Jesús, nuestro Salvador, es el suyo también, ya que se le concedió la “redención preventiva”, es decir, la gracia que recibió en su concepción fue en anticipación del sacrificio de Cristo en la Cruz. ¿Cómo es posible? Nuestro Dios insondable no está sujeto al tiempo. Está fuera de los límites humanos del aquí y ahora; y puede utilizar las cosas en el tiempo cuando y como quiera. Su Inmaculada Concepción, celebrada el 8 de diciembre, marca ese momento increíble que Dios concedió a María y su concepción, esta singular gracia. Sólo ella es bendita entre las mujeres por haber recibido la gracia ganada por la obra salvífica de la Cruz; antes del nacimiento, sufrimiento, muerte y resurrección de Jesús. En verdad, el Todopoderoso ha hecho grandes cosas por medio de su Hijo, Jesús, por María y también por nosotros.

A pesar del malentendido, María no es la que adoramos y glorificamos en las palabras de esta hermosa oración. Ella es la humilde, la hambrienta, la sirvienta y la sierva del Señor, necesitada de un salvador. La vida de María refleja a Jesús, la Luz Salvadora, de la misma forma que la luna se ilumina por la luz del sol. Ella reconoce las bendiciones y la misericordia de Dios y, con humilde deleite, no puede contenerse de alabar al Dios Único y Verdadero. María no se confunde con su papel en la historia de la salvación: un alma entregada para revelar la grandeza de nuestro Dios.

¿Vivo yo también en humilde obediencia a la perfecta voluntad de Dios? ¿Mis palabras y acciones ayudan a todos los que se encuentran conmigo a enfocarse en la gloria de Dios y Su abundante gracia? ¿Mi alma es una expansión de Su amor inagotable en el mundo? ¿Cuales palabras de canto y alabanza brotan de tus labios al contemplar todo el bien que Dios te ha concedido?

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Allison Gingras ( www.ReconciledToYou.com ) — Shares her love of the Catholic Faith with stories, laughter, and honesty as experienced in the ordinary of life! Her writing includes Encountering Signs of Faith (Ave Maria Press) and the Stay Connected Journals for Women (OSV). Allison is a Catholic Digital Media Specialist for Family Rosary, Catholic Mom, and the Fall River Diocese. She hosts A Seeking Heart podcast and is co-host of the Catholic Momcast podcast.

Feature Image Credit: Sophia Bauer, cathopic.com/photo/15938-marian-statue

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Looking Outward / Mirando Hacia Afuera

Each of the women in today’s Gospel would have had every reason to be preoccupied with her own situation; both are unexpectedly pregnant under extraordinary circumstances. Despite that, each of these women show remarkable selflessness and focus on the other’s condition.

It would have been perfectly reasonable for Mary to have wanted to stay put and figure out what she was going to do now that she was miraculously pregnant. She may have even been dealing with some of the discomforts of the first trimester of pregnancy. Nevertheless, she sets out “with haste” to help Elizabeth and share in her joy.

Elizabeth, after years of the disappointment of infertility, would naturally be eager to tell the good news of the blessing of her long-awaited pregnancy to anyone she meets. I know my own personal struggles with infertility made me eager to announce my pregnancies, when they did finally happen. Yet the first thing Elizabeth says when she hears Mary’s greeting is “blessed are you!”

Especially this time of year, I know it can be easy for us to get caught up in our own circumstances, joyous or otherwise. Let us remember Mary and Elizabeth’s examples to us, and keep our eyes open to the circumstances of those around us.

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Las dos mujeres en el Evangelio de hoy habrían tenido muchas razones para estar preocupadas por su propia situación; ambas se encontraban inesperadamente embarazadas en circunstancias extraordinarias. A pesar de eso, cada una de estas mujeres muestra un desinterés notable y se enfoca en la condición del otro.

Habría sido perfectamente razonable que María hubiera querido quedarse quieta y averiguar qué iba a hacer ahora que estaba milagrosamente embarazada. Es posible que incluso haya estado lidiando con algunas de las molestias del primer trimestre del embarazo. Sin embargo, salió “presurosa” para ayudar a Isabel y compartir su alegría.

Isabel, después de sufrir muchos años de infertilidad, naturalmente estaría ansiosa por contar las buenas noticias de la bendición de su tan esperado embarazo a cualquiera que conozca. Sé que mis propias batallas personales con la infertilidad me pusieron ansiosa por anunciar mis embarazos, cuando finalmente ocurrieron. Sin embargo, lo primero que dice Isabel cuando escucha el saludo de María es “¡bendita tú!”

Especialmente en esta época del año, sé que puede ser fácil quedarnos atrapados en nuestras propias circunstancias, gozosas o no. Recordemos los buenos ejemplos de María e Isabel y mantengamos los ojos abiertos a las circunstancias de quienes nos rodean.

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J.M. Pallas has had a lifelong love of Scriptures. When she is not busy with her vocation as a wife and mother to her “1 Samuel 1” son, or her vocation as a public health educator, you may find her at her parish women’s bible study, affectionately known as “The Bible Chicks.”

Feature Image Credit: Dodo71, pixabay.com/photos/stained-glass-window-church-faith-4472140/

A Garden of Love / Un Jardín de Amor

When the Blessed Mother says her historic, momentous, earth-shattering “yes” to God in today’s gospel reading, she probably had little idea that she would become the spiritual mother to all of God’s children. Whoever calls the Father “Abba,” becoming an adopted brother or sister of Christ, is taken into Mary’s maternal heart forever.

As my own children were growing up, it seemed that materialism, immorality, and noise surrounded us on every side. The more I helped my children navigate the world, the more I worried for their happiness and safety. I began experiencing significant anxiety about it, so I turned to the Blessed Mother in a new and fervent way. I began prayerfully imagining our family in a garden, the garden of Mary’s heart. In this figurative garden, even though we would remain actively engaged in the world, we would also be protected, especially spiritually. I would pray, “Mother Mary, we want to live always in the garden of your Immaculate Heart.”

Coincidentally, the year I began praying this way, our family started to experience significant hardship. My husband was unemployed, I was suffering a debilitating physical problem, and my father was dying of cancer. I clung to God like a limpet. Eyes shut, battling against despair, stubbornly hanging on. Our seven-person family was living with my parents during this time. I struggled to recall and believe that our true home, no matter what the circumstances, was the garden of our Mother’s heart.

As Christmas approached that year, we knew it would be a modest celebration. In the days leading up to Christmas, my husband took our five young children to buy me a present at a small-town gift shop. When the gift was presented to me with some pomp and my children eagerly watched me tear off the wrapping paper, they were delighted to observe that their gift had moved me to tears. The plaque they had chosen read, “A mother’s heart is a garden of love.” Yes, it moved me that they felt nourished by the love they received from me, but even more moving was the fact that, through my children’s thoughtful gift, I received new hope. Jesus was confirming the fact that His Mother really was my mother too. Mother Mary was truly sheltering us, giving us a beautiful place in which to undergo this painful, purgative process of transformation, change, and growth.

Whether things are going well, or we are in over our heads, our Blessed Mother was given to us by God Himself to be the kind of mother that is always there for her children, in good times and bad. When she said yes to being the mother of Jesus, she said yes to you and to me. Her maternal heart will forever be a garden of love for all of her offspring (see Rev 12:17).

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Cuando la Santísima Virgen dice su histórico y trascendental “sí” a Dios en el evangelio de hoy, probablemente no tenía idea de que se convertiría en la madre espiritual de todos los hijos de Dios. Todos los que llaman al Padre “Abba”, haciéndose hermanos o hermanas adoptivos de Cristo, son acogidos dentro del corazón materno de María para siempre.

Mientras mis propios hijos crecían, parecía que el materialismo, la inmoralidad y el ruido nos rodeaban por todos lados. Mientras más ayudaba a mis hijos a navegar por el mundo, más me preocupaba por su felicidad y seguridad. Empecé a sentir mucha ansiedad a causa de eso, así que volví a nuestra Madre Santa de una manera nueva y ferviente. Comencé a imaginar en la oración a nuestra familia dentro de un jardín, el jardín del corazón de María. En este jardín figurativo, aunque permaneceríamos partícipes activos en el mundo, también estaríamos protegidos, especialmente espiritualmente. Rezaría: “Madre María, queremos vivir siempre dentro del jardín de tu Inmaculado Corazón”.

El mismo año que empecé a rezar de esta forma, por coincidencia nuestra familia empezó a experimentar dificultades significativas. Mi esposo estaba desempleado, yo sufría un problema físico debilitante y mi padre se estaba muriendo de cáncer. Me aferré a Dios como una lapa, con los ojos cerrados, luchando contra la desesperación, aguantando obstinadamente. Nuestra familia de siete personas estaba viviendo con mis padres durante este tiempo. Luchaba por recordar y creer que nuestro verdadero hogar, sin importar las circunstancias, era el jardín del corazón de nuestra Madre.

A medida que se acercaba la Navidad de ese año, sabíamos que sería una celebración modesta. En los días previos a la Navidad, mi esposo llevó a nuestros cinco hijos pequeños a comprarme un regalo en una tiendita de regalos. Cuando mis hijos me entregaron el regalo con cierto orgullo y me observaron ansiosos mientras quitaba el papel de regalo, se alegraron al ver que su regalo me había conmovido y hasta se me salieron las lágrimas. La placa que habían elegido decía: “El corazón de una madre es un jardín de amor”. Sí, me conmovió que se sintieran nutridos por el amor que recibían de mí, pero lo más conmovedor fue que, a través del atento regalo de mis hijos, recibí una nueva esperanza. Jesús estaba confirmando el hecho de que Su Madre era realmente mi madre también. La Madre María realmente nos estaba cobijando, dándonos un hermoso lugar en el cual atravesar este doloroso y purgante proceso de transformación, cambio y crecimiento.

Ya sea que las cosas vayan bien o sentimos que nos estamos ahogando, Dios mismo nos dio a nuestra Santísima Madre para ser el tipo de madre que siempre está presente para sus hijos, en las buenas y en las malas. Cuando dijo que sí a ser la madre de Jesús, dijo que sí a ti y a mí. Su corazón materno será para siempre un jardín de amor para toda su descendencia (cf. Ap 12,17).

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Christine Hanus currently lives in Upstate, NY. Though she enjoys writing and her work as a catechist, Christine is primarily a wife, mother, and more recently, grandmother!

Feature Image Credit: TOMOKO UJI, unsplash.com/photos/Oq6Mdb4o6vA

Wonder and Might / Asombro y Poder

Our God is a God of wonder and might, of making the impossible possible and, who will, as Elizabeth says, “take away my disgrace before others.” Has God ever taken away your disgrace? Maybe a situation or event that was out of your control was made right? Or maybe you left the faith for a time, have come back and now see how your leaving has been turned into good?

God does that for us. He takes our pain, struggles, sorrows, and failings and turns them into something wonderful. He takes away our disgrace in ways we cannot imagine in the midst of our pain. In my own life, it has happened time and time again. Today I am celebrating a milestone birthday, and this year has been a struggle in many different ways. Many days I sat and cried out to God, asking Him what was happening and what was the plan. He reminded me to look at the blessings this year had, a new granddaughter and daughter-in-law, amazing professional opportunities, ministry growth and many answered prayers for our family. 

The year is almost over and Christ’s birth is upon us, the time is now to sing with the psalmist, “My mouth shall be filled with your praise, and I will sing your glory!” I have learned that my focus guides and maybe even determines my outlook and attitude on life. What am I looking at? I cannot recount most of the difficult situations of this past year; they are not mine to tell. In many moments of wanting to give up, I kept turning toward God, mostly in His word, for reassurance and direction. And God showed up. As He always does because He is God. No matter what is happening right now in your life, turn to the Father of Truth and remember that He will take away all your disgrace and you will sing of His glory.

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Nuestro Dios es un Dios de asombro y poder, de hacer posible lo imposible y que, como dice Isabel, “se dignó quitar el oprobio que pesaba sobre mí”. ¿Alguna vez Dios te ha quitado la desgracia? Tal vez una situación o evento que estaba fuera de tu control se puso bien? ¿O tal vez dejaste la fe por un tiempo, has regresado y ahora ves cómo tu partida se ha convertido en un bien?

Dios hace eso por nosotros. Toma nuestro dolor, luchas, penas y fracasos y los convierte en algo maravilloso. Quita nuestra desgracia en formas que no podemos imaginar en medio de nuestro dolor. En mi propia vida, ha sucedido una y otra vez. Hoy estoy celebrando un cumpleaños importante, y de muchas formas este año ha sido una batalla. Muchos días me senté y reclamé a Dios, preguntándole qué estaba pasando y cuál era el plan. Me recordaba mirar las bendiciones que había recibido este año, una nueva nieta y nuera, increíbles oportunidades profesionales, crecimiento ministerial y muchas oraciones respondidas por nuestra familia.

El año casi termina y el nacimiento de Cristo está por llegar. Ahora es el momento de cantar con el salmista: “¡Que mi boca, Señor, no deje de alabarte!” He aprendido que mi enfoque guía y tal vez incluso determina mi perspectiva y actitud ante la vida. ¿Qué estoy mirando? No puedo contar la mayoría de las situaciones difíciles de este último año; no son míos para contar. En muchos momentos de querer darme por vencido, seguí volviéndome hacia Dios, principalmente en Su palabra, en busca de consuelo y dirección. Y apareció Dios. Como siempre lo hace, porque es Dios. No importa lo que esté pasando en este momento en tu vida, vuélvete al Padre de la Verdad y recuerda que Él quitará toda tu vergüenza y cantarás de Su gloria.

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Deanna G. Bartalini, M.Ed.; M.P.A., is a certified spiritual director, writer, speaker and content creator. The LiveNotLukewarm.com online community is a place to inform, engage and inspire your Catholic faith. Her weekly Not Lukewarm Podcast gives you tips and tools to live out your faith in your daily life.

Feature Image Credit: julio casado, unsplash.com/photos/qvkU34fX17g

Christmas in July / La Navidad en Julio

A little research says a summer camp in North Carolina first celebrated “Christmas in July” 90 years ago, in 1933, and a comedic movie, “Christmas in July,” came out in 1940. Even earlier, an opera from 1892 has children rehearsing Christmas carols in July, to which one character says, “When you sing Christmas in July, you rush the season.” Yet the Hallmark Channel is happy to fill its July schedule with Christmas movies, and appliance stores are quick to advertise their “Christmas in July” sales.

But today our focus is on the readings just seven days before Christmas, where we as Christians have celebrated it for centuries. And with just a week of Advent to go, the readings really do a great job of honing in on just what Christmas should mean to us. In the first reading from Jeremiah, the prophet tells the people a righteous shoot will come from David, to reign and govern wisely, to do what is just and right. And he shall be called “the Lord our justice.” In today’s Gospel from Matthew, Joseph learns of two more names for this righteous shoot from David: Jesus, which means “to deliver,” and Emmanuel, which means “God is with us.” These are three powerful names that would do us well to reflect on a bit. 

The Lord our justice: Jeremiah was speaking to a people who knew the descendants of David turned out to be a pretty poor batch of rulers. But Jeremiah’s message was one of hope and faith. God promised a descendant of David who would be just, who would do what is right, who would do the will of God.

Jesus: Matthew tells us Joseph also received a message of hope and faith from the angel. Mary’s child wasn’t just a mistake, the baby would be born because of God’s own Holy Spirit, and he would be a deliverer from our sinfulness, a man of action, and that action would not only be God’s will, but the fulfillment of God’s saving plan for those with faith.

Emmanuel: Matthew also quotes a name given to us by Isaiah, and it’s a name that indicates a very profound reality: God is not aloof, directing us from afar. He is with us. God loves us so much that it’s not a one-and-done deal. He wants to be with us, every day, every second. In December, In July and always. That is the beauty and joy of the miracle of Christmas. God loves us and wants to be with us. And He wants us to be with Him. We ask Him to increase our faith in order to take Him up on that.

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Después de un poco de investigación descubrí que un campamento de verano en Carolina del Norte celebró por primera vez “La Navidad en julio” hace 90 años, en 1933, y una película cómica, “La Navidad en julio”, salió en el 1940. Incluso antes, una ópera de 1892 tiene niños ensayando villancicos en julio, a lo que un personaje dice: “Cuando cantas la Navidad en julio, aceleras la temporada”. Sin embargo, el Hallmark Channel está feliz de llenar su programación de julio con películas navideñas, y las tiendas de aparatos se apresuran a anunciar sus ventas de “La Navidad en julio”.

Pero hoy nuestro enfoque está en las lecturas de tan solo siete días antes de Navidad, donde nosotros, como cristianos, la hemos celebrado durante siglos. Y ahora que queda solo una semana de Adviento, las lecturas realmente afinan muy bien lo que la Navidad debería significar para nosotros. En la primera lectura de Jeremías, el profeta le dice al pueblo que de David saldrá un brote justo, para reinar y gobernar sabiamente, para hacer lo que es justo y recto. Y será llamado “El Señor es nuestra justicia”. En el Evangelio de hoy de Mateo, José se entera de dos nombres más para este brote justo de David: “Jesús”, que significa “liberar”, y “Emanuel”, que significa “Dios está con nosotros”. Estos son tres nombres poderosos sobre los que nos vendría bien reflexionar un poco.

El Señor es nuestra justicia: Jeremías le estaba hablando a un pueblo que sabía que los descendientes de David resultaron ser un grupo bastante pobre de gobernantes. Pero el mensaje de Jeremías fue uno de esperanza y fe. Dios prometió un descendiente de David que sería justo, que haría lo correcto, que haría la voluntad de Dios.

Jesús: Mateo nos dice que José también recibió un mensaje de esperanza y fe del ángel. El hijo de María no fue solo un error, el bebé nacería por el propio Espíritu Santo de Dios, y sería un libertador de nuestra pecaminosidad, un hombre de acción, y esa acción no solo sería la voluntad de Dios, sino el cumplimiento del plan salvador de Dios para los que tienen fe.

Emanuel: Mateo también cita un nombre que nos dio Isaías, y es un nombre que indica una realidad muy profunda: Dios no está al margen, dirigiéndonos desde lejos. Está con nosotros. Dios nos ama tanto que no es un trato de una sola vez. Quiere estar con nosotros, cada día, cada segundo. En diciembre, en julio y siempre. Esa es la belleza y la alegría del milagro de la Navidad. Dios nos ama y quiere estar con nosotros. Y quiere que estemos con Él. Le pedimos que nos aumente nuestra fe para aceptar Su invitación.

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Mike Karpus is a regular guy. He grew up in Michigan’s Upper Peninsula, graduated from Michigan State University and works as an editor. He is married to a Catholic school principal, raised two daughters who became Catholic school teachers at points in their careers, and now relishes his two grandchildren, including the older one who is fascinated with learning about his faith. He also has served on a Catholic school board, a pastoral council and a parish stewardship committee. He currently is a lector at Mass, a Knight of Columbus, Adult Faith Formation Committee member and a board member of the local Habitat for Humanity organization. But mostly he’s a regular guy.

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Gaudete Sunday / Domingo de Gaudete

Rejoicing is the theme of today’s readings on this Gaudete Sunday. We are filled with joy, because the Lord is coming and is almost here! “God is the joy of my soul,” the prophet Isaiah says in the first reading. He truly is my joy, my God, my all.

I have joy because I know what is to come. My Savior, Jesus Christ, will soon be born again. Joy beams in the broad smile that instantly bursts onto my face when I see a friend or family member. I feel joy hearing a child giggle or an adult unexpectedly laugh out loud. I rejoice knowing that the love of the Lord is really present in my life and in the world.

Being human, there are many times that I forget that joy. The words proclaimed in the first reading remind me to make my ways straight, to prepare for His presence in the world and most importantly, in my life. I need to be intimately aware of this Companion on my journey during the highs and lows and turns and twists of life, the gift of Christ Jesus and the Holy Spirit.

The “O Antiphons”, which begin annually on the 17th of December, are seven ancient refrains that proclaim titles of the Messiah going back to the 4th century. They are sung or prayed during evening prayer before the Magnificat during the days leading up to Christmas Eve. Each speaks about the coming of the Messiah from prophets of the Old Testament.

“O Wisdom” is today’s refrain before the Gospel. “O Wisdom of our God Most High, guiding creation with power and love: come to teach us the path of knowledge!” I have joy in the wisdom and knowledge of what is to come: my Savior, Jesus Christ. I am aware of the joy of anticipation of a birth or new beginning. It is the gift of metanoia, a change of heart to begin anew with the graces given to me through His humble birth to Mary.

May my soul rejoice in my Lord and Savior! May I be granted a metanoia of heart and spirit to grow in wisdom and knowledge that leads me closer to the glory and wonder of God. Amen! 

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El regocijo es el tema de las lecturas de hoy en este Domingo de Gaudete. ¡Estamos llenos de alegría, porque el Señor viene y ya casi está aquí! “Me alegro en el Señor con toda el alma”, dice el profeta Isaías en la primera lectura. Él es verdaderamente mi alegría, mi Dios, mi todo.

Tengo alegría porque sé lo que está por venir. Mi Salvador, Jesucristo, pronto nacerá de nuevo. La alegría brilla en la amplia sonrisa que aparece instantáneamente en mi rostro cuando veo a un amigo o un familiar. Siento alegría al escuchar a un niño reírse o a un adulto inesperadamente reír a carcajadas. Me regocijo sabiendo que el amor del Señor está realmente presente en mi vida y en el mundo.

Siendo ser humano, muchas veces me olvido de esa alegría. Las palabras proclamadas en la primera lectura me recuerdan que debo enderezar mis caminos, prepararme para Su presencia en el mundo y, lo más importante, en mi vida. Debo estar íntimamente consciente de este Compañero en mi viaje durante los altibajos y los giros y vueltas de la vida, el don de Cristo Jesús y el Espíritu Santo.

Las “O Antífonas”, que comienzan anualmente el 17 de diciembre, son siete antiguos estribillos que proclaman títulos del Mesías desde el siglo IV. Se cantan o rezan durante la oración de la tarde ante el Magníficat durante los días previos a la Nochebuena. Cada uno habla de la venida del Mesías de los profetas del Antiguo Testamento.

“Oh Sabiduría” es el estribillo de hoy antes del Evangelio. “¡Oh Sabiduría de nuestro Dios Altísimo, que guías la creación con poder y amor: ven a enseñarnos el camino del conocimiento!” Tengo gozo en la sabiduría y el conocimiento de lo que está por venir: mi Salvador, Jesucristo. Soy consciente de la alegría de la anticipación de un nacimiento o un nuevo comienzo. Es el don de la metanoia, un cambio de corazón para comenzar de nuevo con las gracias que me fueron dadas a través de Su humilde nacimiento a María.

¡Que mi alma se regocije en mi Señor y Salvador! Que se me conceda una metanoia de corazón y espíritu para crecer en sabiduría y conocimiento que me acerque a la gloria y la maravilla de Dios. ¡Amén!

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Beth Price is part of the customer care team at Diocesan. She is a Secular Franciscan (OFS) and a practicing spiritual director. Beth shares smiles, prayers, laughter, a listening ear and her heart with all of creation. Reach her here bprice@diocesan.com.

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Prepare the Way of the Lord / Preparar el Camino del Señor

Jesus and his disciples are “coming down from the mountain” after a momentous, never-before-seen, never-to-be-repeated event, the Transfiguration of Jesus, which reveals his Divinity, and in which he is seen conversing with the two greatest figures of the Old Testament, Moses and Elijah. With this bright vision vividly in their minds, they ask about whether Elijah must come before the Messiah. Jesus says he has already come, but was not recognized.

So how did the disciples understand that Jesus’ comments about Elijah referred to John the Baptist?

Part of the association is the mission both prophets had: to prepare the way of the Lord. Elijah was the holiest of prophets to the Chosen People in the Old Testament, and it was prophesied that he would appear before the coming of the Lord (Malachi 4:5). John is a kind of “new Elijah” who is preparing for the immediate appearance of the Lord in the New Testament, and his father said he would be called “the prophet of the Most High…to go before the Lord to prepare his way” (Luke 1:76-79). Jesus says clearly in another place, “(John) is he of whom it is written: ‘Behold, I send my messenger before you…(to) prepare the way before you” (Luke 7:24-27).

How did John the Baptist help prepare the way? By preaching the nearness of the Kingdom of God, the dawning of new Light on earth, and a message of repentance to get ready for the coming of a Savior who would wipe away sins. The Lord comes without our effort, but John insists that we must work to repent in order to be worthy of His coming!

With Advent nearing its end and the wonderful celebration of the Coming of Christ upon us, have we found time to be still and prepare our own hearts for this coming? When John baptized Jesus, the Father said, “This is my beloved Son…listen to him.” While Elijah was with Jesus during the Transfiguration, the Father repeated these same words, “This is my beloved…listen to him.” Today, let’s pray for the openness to be still and listen to what Jesus is asking each of us to do to be ready for his gentle coming at Christmas.

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Jesús y sus discípulos bajan del monte tras un acontecimiento trascendental, inédito e irrepetible, la Transfiguración de Jesús, que revela su Divinidad, y en la que se le ve a Jesús conversando con dos grandes figuras del Antiguo Testamento, Moisés y Elías. Con esta brillante visión vívidamente en sus mentes, preguntan si Elías debe presentarse ante el Mesías. Jesús dice que ya vino, pero no lo reconocieron.

Entonces, ¿cómo entendieron los discípulos que los comentarios de Jesús sobre Elías se referían a Juan el Bautista?

Parte de la asociación es la misión que tuvieron ambos profetas: preparar el camino del Señor. Elías fue el más santo de los profetas del Pueblo Elegido en el Antiguo Testamento, y fue profetizado que aparecería antes de la venida del Señor (Malaquías 4,5). Juan es una especie de “nuevo Elías” que se está preparando para la aparición inmediata del Señor en el Nuevo Testamento, y su padre dijo que sería llamado “el profeta del Altísimo… para ir delante del Señor a preparar su camino” (Lucas 1,76-79). Jesús dice claramente en otro lugar, “de él (Juan) está escrito: He aquí, envío mi mensajero delante de ustedes…(para) preparar el camino delante de ustedes” (Lucas 7,24-27).

¿Cómo ayudó Juan el Bautista a preparar el camino? Predicando la cercanía del Reino de Dios, el amanecer de una nueva Luz en la tierra y un mensaje de arrepentimiento para prepararse para la venida de un Salvador que borrará los pecados. ¡El Señor viene sin nuestro esfuerzo, pero Juan insiste en que debemos esforzarnos por arrepentirnos para ser dignos de Su venida!

Ahora que el Adviento llega a su fin y la maravillosa celebración de la venida de Cristo ya se acerca, ¿hemos encontrado tiempo para estar quietos y preparar nuestros propios corazones para esta venida? Cuando Juan bautizó a Jesús, Dios Padre dijo: “Este es mi Hijo amado… escúchenlo”. Mientras Elías estaba con Jesús durante la Transfiguración, Dios Padre repitió estas mismas palabras: “Este es mi amado… escúchenlo”. Oremos hoy para la apertura de estar quietos y escuchar lo que Jesús nos pide hacer a cada uno para estar listos para su dulce venida en Navidad.

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Kathryn Mulderink, MA, is married to Robert, Station Manager for Holy Family Radio. Together they have seven children (including Father Rob), and seven grandchildren. She is President of the local community of Secular Discalced Carmelites and has published five books and many articles. Over the last 30 years, she has worked as a teacher, headmistress, catechist, Pastoral Associate, and DRE, and as a writer and voice talent for Catholic Radio. Currently, she serves the Church by writing and speaking, and by collaborating with various parishes and to lead others to encounter Christ and engage their faith. Her website is www.KathrynTherese.com

Feature Image Credit: Dodo71, pixabay.com/photos/stained-glass-colorful-baptism-4052419/

We Are Nothing without Christ / No Somos Nada Sin Cristo

In today’s Gospel, Jesus was talking to a crowd of people, teaching about John the Baptist. He said to them, “To what shall I compare this generation? It is like children who sit in marketplaces and call to one another, ‘We played the flute for you, but you did not dance, we sang a dirge but you did not mourn.’” He then speaks about how they misunderstood John and how they misunderstand Him, finishing by saying that “wisdom is vindicated by her works.”

As we think about His words, we can see parallels to today’s world, a world that also misunderstands Jesus, and a world that sometimes outright despises Him. Think about all of the denominations that have broken off from the Catholic Church, those who do not have the fullness of the truth of Christ, those who deny Him in the Eucharist, and even those who twist His words to mean what they want them to mean. In these situations, wisdom is not prevailing.

Even within our own Church, there are people in public life who claim to be Catholic but who do not follow the tenets of the Church. There are priests and bishops who do not stand up for the truths of the faith. There are lay people who hurt others. 

Why is this? It’s because the world is full of sinners. We have allowed Satan to infiltrate our minds, our hearts, our TVs, our phones, and our families. As a society, we have gotten so far away from Church teaching that sometimes we forget who Jesus was.

Jesus was a peaceful man who loved, who healed, and who raised the dead. But most of all, He taught. He taught about His Father. He taught about sin. He taught about following the Commandments and treating others well. Yes, Jesus ate with sinners, but He didn’t eat with sinners because He condoned their sins. He didn’t say, “Go ahead, you do you.” He didn’t say, “Do whatever makes you happy.” He told them to sin no more. He talked about His Heavenly Father. He talked about heaven and what people had to do to earn eternity with Him.

Many people listened. Many followed. But for some, Jesus’ teachings were too hard, and they walked away. Unfortunately, we see a lot of walking away in the younger generation today. They either don’t know or they reject what Jesus has to offer. They choose worldly things over Him. Their ignorance, their cold-heartedness, or their desire for material things clouds their vision. They cannot see the beauty of Christ, the wonder of the faith, and the magnitude of eternity. 

So, today, as we get closer to the birth of our Lord, let us pray for those who don’t know Him and those who have rejected Him. Let us pray that the wisdom we have and the wisdom we strive for enlightens them. For truly, we are nothing without Christ.

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En el Evangelio de hoy, Jesús estaba hablando a una multitud de personas, enseñando acerca de Juan el Bautista y les dijo:  “¿Con qué podré comparar a esta gente? Es semejante a los niños que se sientan en las plazas y se vuelven a sus compañeros para gritarles: ‘Tocamos la flauta y no han bailado; cantamos canciones tristes y no han llorado’. Luego habla sobre cómo malinterpretaron a John y cómo lo malinterpretan a Él, terminando diciendo que “la sabiduría de Dios se justifica a sí misma por sus obras”.

Al pensar en Sus palabras, podemos ver paralelos con el mundo de hoy, un mundo que también malinterpreta a Jesús y un mundo que a veces lo desprecia por completo. Piensa en todas las denominaciones que se han desprendido de la Iglesia Católica, aquellos que no tienen la plenitud de la verdad de Cristo, aquellos que lo niegan en la Eucaristía, e incluso aquellos que tuercen Sus palabras para que signifiquen lo que ellos quieren. En estas situaciones, la sabiduría no prevalece.

Incluso dentro de nuestra propia Iglesia, hay personas en la vida pública que dicen ser católicas pero que no siguen los principios de la Iglesia. Hay sacerdotes y obispos que no defienden las verdades de la fe. Hay laicos que hacen daño a los demás.

¿Por qué? Es porque el mundo está lleno de pecadores. Hemos permitido que Satanás se infiltre en nuestras mentes, nuestros corazones, nuestros televisores, nuestros teléfonos y nuestras familias. Como sociedad, nos hemos alejado tanto de las enseñanzas de la Iglesia que a veces olvidamos quién era Jesús.

Jesús fue un hombre pacífico que amó, que sanó y que resucitó a los muertos. Pero sobre todo, enseñó. Enseñó acerca de Su Padre. Enseñó sobre el pecado. Enseñó acerca de seguir los Mandamientos y tratar bien a los demás. Sí, Jesús comió con los pecadores, pero no comió con ellos porque condonaba sus pecados. No les dijo: “Adelante, haz lo que quieras”. No les dijo: “Haz lo que te haga feliz”. Les dijo que no pecaran más. Habló de Su Padre Celestial. Habló sobre el cielo y lo que la gente tenía que hacer para ganar la eternidad con Él.

Mucha gente escuchó. Muchos lo siguieron. Pero para algunos, las enseñanzas de Jesús fueron demasiado duras y se alejaron. Desafortunadamente, hoy en día vemos muchos de la generación más joven que se alejan también. O no saben o rechazan lo que Jesús quiere ofrecerles. Eligen las cosas mundanas por encima de Él. Su ignorancia, su frialdad o su deseo por las cosas materiales les nubla la vista. No pueden ver la belleza de Cristo, la maravilla de la fe y la magnitud de la eternidad.

Les invito que hoy, mientras nos acercamos al nacimiento de nuestro Señor, oremos por aquellos que no lo conocen y aquellos que lo han rechazado. Oremos para que la sabiduría que tenemos y la sabiduría que buscamos los ilumine. Porque verdaderamente, no somos nada sin Cristo.

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Susan Ciancio has a BA in psychology and a BA in sociology from the University of Notre Dame, with an MA in liberal studies from Indiana University. For the past 19 years, she has worked as a professional editor and writer, editing both fiction and nonfiction books, magazine articles, blogs, educational lessons, professional materials and website content. Thirteen of those years have been in the pro-life sector. Currently Susan freelances and writes weekly for HLI, edits for American Life League, and is the executive editor of Celebrate Life Magazine. She also serves as executive editor for the Culture of Life Studies Program—an educational nonprofit program for K-12 students. You can reach her at slochner0.wixsite.com/website.

Feature Image Credit: Wilson Tamayo, cathopic.com/photo/11342-sagrado-corazon

Christmas, or the Cross? / ¿La Navidad o la Cruz?

When we were first married, my husband had no idea what it meant when I said “maybe that’s your cross” while he was going through a hard time. I tried to explain it to him a few times, but it just didn’t seem to be sinking in. He wasn’t grasping the idea of redemptive suffering. 

Fast forward almost a decade and he found himself suffering many bodily ailments including chronic back pain and depression and now he is the one talking about his cross. He understands through personal experience what it means to bear the weight of difficulty. No matter how hard it is to accept the limitations his health issues cause him, it is his cross to bear, the one God allowed him to have and is helping him carry. 

Today, in the midst of the Advent season, we celebrate St. John of the Cross. It may be a bit hard for us to grasp as well. Why do we ponder such a somber reality just ten days before Christmas? We are all so excited that we feel rather swept away by the joy of the season, and here comes the Church to pop our balloon and bring us back down to reality. It is all for a very good reason. 

St. John shows us what it means to be a consistent and loyal follower of Christ. He wasn’t there to honor Jesus at His birth, but he was there at His side from the moment Christ called him, until the moment He took His last breath. St. John actually saw the cross of the Son of God. He witnessed it. He experienced it. He took it all in. He saw the drops of blood fall from Jesus’ brow and he noticed how weak his Lord was getting. He noticed how hard it was to take each breath as he hung on wood up on a hill. 

The example of St. John reminds us that although the coming Christmas season is one of great joy, our lives as Christians will also bring tough realities and many sorrows. And God calls us to continue following Him through it all.  We can be comforted on our journey with the words of today’s first reading: “Fear not, I will help you…I, the Lord will answer them, I…will not forsake them.”

So as we draw near to the end of our Advent journey, let us ask God for the grace to be His consistent and loyal followers, just like St. John was. And as always, we know we can count on Our Lady’s intercession as well. 

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Cuando recién nos casamos, mi esposo no tenía idea de lo que significaba cuando dije “tal vez esa es tu cruz” mientras estaba pasando por un momento difícil. Traté de explicárselo varias veces, pero parecía que no lo estaba asimilando. No estaba captando la idea del sufrimiento redentor.

Avance rápido casi una década y se encontró sufriendo muchas dolencias corporales, incluido dolor de espalda crónico y depresión, y ahora es él quien habla de su cruz. Entiende por experiencia personal lo que significa soportar el peso de la dificultad. Por más difícil que sea aceptar las limitaciones que le causan sus problemas de salud, es su cruz, la que Dios le permitió tener y le está ayudando a cargar.

Hoy, en pleno tiempo de Adviento, celebramos a San Juan de la Cruz. Puede ser un poco difícil de entender para nosotros también. ¿Por qué reflexionamos sobre una realidad tan sombría diez días antes de Navidad? Todos estamos tan emocionados que nos dejamos llevar por la alegría de la temporada, y luego viene la Iglesia para explotar el globo y volvernos a la realidad. Todo es por una muy buena razón.

San Juan nos demuestra lo que significa ser un seguidor constante y leal de Cristo. No estuvo presente para honrar a Jesús en Su nacimiento, pero estuvo a Su lado desde el momento en que Cristo lo llamó a seguirlo, hasta el momento en que tomó Su último respiro. San Juan vio la cruz del Hijo de Dios con sus propios ojos. Él fue testigo. Él lo experimentó. Lo asimiló todo. Vio las gotas de sangre caer de la frente de Jesús y notó cuán débil se estaba volviendo su Señor. Se dio cuenta de lo difícil que era tomar cada respiración mientras colgaba de la madera en lo alto de una colina.

El ejemplo de San Juan nos recuerda que aunque la Navidad por venir sea de gran alegría, nuestras vidas como cristianos también traerá realidades duras y muchos dolores. Y Dios nos llama a continuar siguiéndolo a través de todo. Podemos sentirnos consolados en nuestro camino con las palabras de la primera lectura de hoy: “No temas, yo te ayudaré… Yo, el Señor, les responderé, Yo… no los desampararé”.

Así que, mientras nos acercamos al final de nuestro camino de Adviento, pidamos a Dios la gracia de ser Sus seguidores constantes y leales, igual que San Juan. Y como siempre, sabemos que también podemos contar con la intercesión de la Santísima Virgen María.

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Feature Image Credit: Steve Hruza, unsplash.com/photos/tvJuBF8IRWE


Tami Urcia grew up in Western Michigan, a middle child in a large Catholic family. She spent early young adulthood as a missionary in Mexico, studying theology and philosophy, then worked and traveled extensively before finishing her Bachelor’s Degree in Western Kentucky. She loves tackling projects, finding fun ways to keep her little ones occupied, quiet conversation with the hubby and finding unique ways to love. She works full time, is a guest blogger on CatholicMom.com and BlessedIsShe.net, and has been doing Spanish translations on the side for over 20 years.

Jesus, Meek and Humble of Heart / Jesús, Manso y Humilde de Corazón

This Gospel reading is one of the most essential readings as our Lord describes His very own heart. He tells us to come to Him amid our pain, sorrow, and difficult moments and see He is the solution to our burdens. Often it is during our most difficult moments when we can encounter Christ’s love in a way that is relevant and real. 

Jesus tells us that His heart is meek and humble. When we cultivate a devotion to the Sacred Heart of Jesus, we encounter this loving heart. This heart beats out of love for us, and we can be transformed from the inside out. Jesus desires us to turn to Him as our refuge. When we take time out of our busy life to see that the Lord is offering us “true rest” then we are willing to follow him.

Jesus also tells us that His heart is humble. Jesus wants us to be humble, for through humility, we are best able to love and serve others, Humility is the opposite of being prideful. A humble person is a person willing to serve others in need.  We also learn that a meek person is not weak. Instead, when we are kind and willing to serve and honor others, they shall be blessed. Today we celebrate the Feast of St. Lucy, the patron of blindness. May we seek to follow Christ and not be blinded by our sinful ways.

Without the love of Christ, we are lacking and always will lack. We will not be set free from our burdens and sorrows. During this Advent Season, we must keep our eyes closely fixed on Jesus and ask Him to fill us with true Christian joy and allow His love to transform our hearts. 

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Esta lectura del Evangelio es una de las lecturas más esenciales ya que nuestro Señor describe Su propio corazón. Nos dice que vengamos a Él en medio de nuestro dolor, tristeza y momentos difíciles y veamos que Él es la solución a nuestras cargas. A menudo, es durante nuestros momentos más difíciles cuando podemos encontrar el amor de Cristo de una manera que es relevante y real.

Jesús nos dice que su corazón es manso y humilde. Cuando cultivamos la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, nos encontramos con este corazón amoroso. Este corazón late por amor a nosotros, y podemos ser transformados de adentro hacia afuera. Jesús desea que nos volvamos a Él como nuestro refugio. Cuando tomamos el tiempo en nuestra vida ajetreada para ver que el Señor nos está ofreciendo un “descanso verdadero”, estamos dispuestos a seguirlo.

Jesús también nos dice que su corazón es humilde. Jesús quiere que seamos humildes, porque a través de la humildad somos más capaces de amar y servir a los demás. La humildad es lo opuesto al orgullo. Una persona humilde es una persona dispuesta a servir a otros en necesidad. También aprendemos que una persona mansa no es débil. En cambio, cuando somos amables y estamos dispuestos a servir y honrar a los demás, serán bendecidos. Hoy celebramos la Fiesta de Santa Lucía, patrona de la ceguera. Que busquemos seguir a Cristo y no ser cegados por nuestros caminos pecaminosos.

Sin el amor de Cristo, nos falta algo y siempre nos faltará. No seremos liberados de nuestras cargas y dolores. Durante este tiempo de Adviento, debemos mantener la mirada fija en Jesús y pedirle que nos llene de verdadera alegría cristiana y permita que su amor transforme nuestros corazones.

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Emily Jaminet is a Catholic author, speaker, radio personality, wife, and mother of seven children. She earned a bachelor’s degree in mental health and human services from the Franciscan University of Steubenville.  She is the co-founder of www.inspirethefaith.com and the Executive Director of The Sacred Heart Enthronement Network www.WelcomeHisHeart.com. She has co-authored several Catholic books and her next one, Secrets of the Sacred Heart: Claiming Jesus’ Twelve Promises in Your Life, comes out in Oct. 2020. Emily serves on the board of the Columbus Catholic Women’s Conference, contributes to Relevant Radio and Catholic Mom.com.

Feature Image Credit: emmanuelbrejon, cathopic.com/photo/12534-jesus-heart