Nature vs. Nurture / ¿Naturaleza o Crianza?

As science continues to study the human person, there has been a continual debate about “nature vs. nurture.” What is “baked in,” if you will, to our genes, and what is taught or acquired by our surroundings. Just how much of our personality are we stuck with, and what is up for change or transformation? 

Jesus’ conversation with Nicodemus touches on this topic. Jesus says a person must be born from above. The word Jesus chooses to use to describe this rebirth can mean both “from above” and “again.” Nicodemus wonders, how can a man possibly re-enter his mother’s womb and be born again? How can the fundamental fact of who I am, who I was born as, change? How can you be born twice? How can you change who you are?

Jesus isn’t talking about being born again in the physical sense. As a mother, I say thank goodness! But the act of spiritual rebirth is no less monumental or significant. To better understand this mystery, we need to look further in John 3. In John 3:31 Jesus explains that, “The one who comes from above is above all. The one who is of the earth is earthly and speaks of earthly things. But the one who comes from heaven [is above all].” Jesus is the one who comes from above. He was trying to explain to Nicodemus that in order to see the Kingdom of God, a person needs to be reborn, remade, in Jesus. It is how St. Paul can boldly proclaim: “I have been crucified with Christ; yet I live, no longer I, but Christ lives in me” (Galatians 2:19b-20a). Jesus wishes to be alive once again in and through each one of us as we fulfill our unique mission God has prepared for us.

As we read this passage today, we should see that there is no part of us outside the scope of Jesus’ redemption, love and mercy. Regardless of whether our temper comes from our dad’s family or was learned at school or a tendency towards selfishness can be seen in Great-Aunt Mildred or was honed by a spiteful sibling, all the parts of us are able to be transformed. 

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A medida que la ciencia sigue estudiando a la persona humana, ha habido un debate continuo sobre “¿naturaleza o crianza?”. Lo que está “cocinado”, por así decirlo, en nuestros genes, y lo que nuestro entorno enseña o adquiere. ¿Con qué parte de nuestra personalidad estamos atrapados y qué se puede cambiar o transformar?

La conversación de Jesús con Nicodemo toca este tema. Jesús dice que una persona debe nacer de lo alto. La palabra que Jesús elige usar para describir este renacimiento puede significar tanto “desde arriba” como “de nuevo”. Nicodemo se pregunta, ¿cómo puede un hombre volver a entrar en el vientre de su madre y nacer de nuevo? ¿Cómo puede cambiar el hecho fundamental de quién soy, de quién nací? ¿Cómo puedes nacer dos veces? ¿Cómo puedes cambiar quién eres?

Jesús no está hablando de nacer de nuevo en el sentido físico. Como madre, digo ¡gracias a Dios! Pero el acto del renacimiento espiritual no es menos monumental o significativo. Para entender mejor este misterio, tenemos que mirar más allá en Juan 3. En Juan 3:31 Jesús explica que, “El que viene de arriba, está sobre todos. El que es de la tierra es terrenal y habla de cosas terrenales. Pero el que viene del cielo [está sobre todos]”. Jesús es el que viene de lo alto. Estaba tratando de explicarle a Nicodemo que para ver el Reino de Dios, una persona tiene que renacer, rehacerse, en Jesús. Así es como San Pablo puede proclamar audazmente: “He sido crucificado con Cristo; pero ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí” (Gálatas 2:19b-20a). Jesús desea estar vivo una vez más en y a través de cada uno de nosotros mientras cumplimos nuestra misión única que Dios ha preparado para nosotros.

Mientras leemos este pasaje hoy, debemos ver que no hay parte de nosotros fuera del alcance de la redención, el amor y la misericordia de Jesús. Independientemente de si nuestro temperamento proviene de la familia de nuestro papá o lo aprendimos en la escuela o si se puede ver una tendencia al egoísmo en la tía abuela Mildred o si fue perfeccionado por un hermano rencoroso, todas las partes de nosotros pueden transformarse.

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Kate Taliaferro is an Air Force wife and mother. She is blessed to be able to homeschool, bake bread and fold endless piles of laundry. When not planning a school day, writing a blog post or cooking pasta, Kate can be found curled up with a book or working with some kind of fiber craft. Kate blogs at DailyGraces.net.

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The Lost and Found / Perdido y Encontrado

The story of the Prodigal Son is one of Jesus’ most famous parables. Many of Jesus’ parables are a few brief verses, but here He chooses to include many details and paints a vivid picture of the characters at play. While we know the story well, there is always something new to discover within this parable of greed, loss, mercy and compassionate love.

This time, I found myself struck by the phrase, “He was lost and has been found.” As a mom of littles, the lost and found at the back of church, the pool, the grocery store, pretty much anywhere that has one, is familiar to me. Where are your goggles? Lost and found. Where is the baby’s water cup? Lost and found. I’m sure you get the point. 

In each of these moments, there is travel required. We were somewhere. We left, and left something behind. Now, we have to return to retrieve it. The same happens in Jesus’ story. The son was with his father in the fullness of his sonship. He chooses to leave, not realizing that by greedily demanding his inheritance and choosing to go against the ways of his upbringing, he was also leaving behind his identity. Only when he is shocked by his lowly circumstances does he realize that something vital has been lost. 

The son isn’t “found” when he realizes he no longer is in right relationship with his father. While he is sorry and makes a plan for a way forward, he can’t fix what is broken from a pigsty. He has to travel, he has to go back. It reminds me, if you will excuse my 80s movie reference, of the film The Princess Bride where the character Inigo Montoya says, “You told me to go back to the beginning…If a job went wrong you went back to the beginning, this is where we got the job, so it’s the beginning.” The son lost his sonship at his father’s house, so that’s where he has to go to find it.

He doesn’t expect to be reinstated as a son, but he recognizes that in order for him to have any future he has to return to make amends with his father. The son is no longer greedy or grasping, but humble and contrite. It is the father’s generosity which brings the son back into the fullness of the father-son relationship. The father was waiting with open arms for his son to return so he could be restored.

Our heavenly Father is waiting for us as well. We all have chosen to travel from God at some point or another in our lives. When we choose to walk away from God’s Will, we leave something behind. God doesn’t throw our relationship with Him away, but holds onto it for us. He waits for us to return to restore our relationship as His beloved child. 

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La historia del hijo pródigo es una de las parábolas más famosas de Jesús. Muchas de las parábolas de Jesús son unos cuantos versículos breves, pero aquí elige incluir muchos detalles y pinta una imagen viva de los personajes. Si bien conocemos la historia, siempre hay algo nuevo que descubrir dentro de esta parábola de codicia, pérdida, misericordia y amor compasivo.

Esta vez, me sorprendió la frase: “Estaba perdido y lo hemos encontrado”. Como madre de niños pequeños, la caja de cosas perdidas en la parte atrás de la iglesia, la piscina, la tienda de comestibles, prácticamente en cualquier lugar que tenga uno, me resulta familiar. ¿Dónde están tus lentes? En la caja de cosas perdidas. ¿Dónde está el vasito de agua del bebé? En la caja de cosas perdidas. Seguramente entiendes el punto.

En cada uno de estos momentos, se requiere viajar. Estábamos en algún lugar. Nos fuimos, y dejamos algo atrás. Ahora, tenemos que volver para recuperarlo. Lo mismo sucede en la historia de Jesús. El hijo estaba con su padre en la plenitud de su filiación. Elige irse, sin darse cuenta de que al exigir con avidez su herencia y elegir ir en contra de las formas de su educación, también estaba dejando atrás su identidad. Solo cuando está conmocionado por sus humildes circunstancias, se da cuenta de que se ha perdido algo vital.

El hijo no se “encuentra” cuando se da cuenta de que ya no tiene una relación correcta con su padre. Si bien se arrepiente y hace un plan para seguir adelante, no puede arreglar lo que está roto en una pocilga. Tiene que viajar, tiene que volver. El hijo perdió su filiación en la casa de su padre, entonces allí es donde tiene que ir para encontrarla.

No espera ser reintegrado como hijo, pero reconoce que para tener algún futuro tiene que volver a hacer las paces con su padre. El hijo ya no es codicioso, sino humilde y contrito. Es la generosidad del padre la que devuelve al hijo a la plenitud de su relación con su padre. El padre esperaba con los brazos abiertos que su hijo regresara para poder ser restaurado.

Nuestro Padre celestial también nos está esperando. Todos hemos elegido viajar desde Dios en algún momento u otro de nuestras vidas. Cuando elegimos alejarnos de la Voluntad de Dios, dejamos algo atrás. Dios no desecha nuestra relación con Él, sino que la conserva por nosotros. Él espera que regresemos para restaurar nuestra relación como su hijo amado.

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Feature Image Credit: Tatiana Syrikova, https://www.pexels.com/photo/anonymous-man-with-baby-on-shoulders-walking-away-3932687/

Fresh Bread / Pan Fresco

I love when the Scriptures capture for us common, human moments between Jesus and the disciples. The disciples, again, forgot to bring enough food. Come on guys! So when Jesus makes a comment about leaven, or yeast, which is integral to bread, they immediately jump onto the assumption that Jesus is upset that they are such poor party planners. 

You can feel the frustration rolling off of Jesus. “Don’t you understand anything?! Where have you been all this time? The bread thing is fine guys, I got it. Didn’t you hear what I said about the yeast, which was a convenient metaphor since all you seem to think about is not having enough bread after we’ve left somewhere that has some?!”

All jokes aside, what was Jesus actually trying to point out about the yeast and the Pharisees? In order to understand the metaphor, we need to understand yeast’s function in bread. Yeast, or as Jesus says, leaven, begins alive. It is a broad term for a whole host of good bacteria, also known as microflora. The yeast is introduced to flour, water, and salt and left to rise. As the yeast consumes the sugars in the flour, the microflora grow and multiply, expanding their space and causing the whole dough to rise. If the yeast is stale, old or otherwise compromised, the loaf will be undersized, sour and perhaps not rise at all. If the yeast was already dead because it had not been fed (again, yeast is a living thing before baking), no rising will occur and you will be left with flat bread.

Jesus wanted to warn His disciples about the leaven of the Pharisees and of Herod. Since they had spent so much time focused on bread, perhaps it made sense to go a step further and consider how bread was made. In order to be a hearty loaf, well cared for, quality yeast is needed. The teachings of Jesus would fall into this category. The teachings of the Pharisees were stale, uncared for and compromised. The ways of Herod led to spiritual death. While it might be tempting to incorporate the teachings of those who were popular at the time, they would not produce a good “loaf of bread.”

If we want to follow Jesus’ baking advice, we have to use fresh yeast in our bread. We need to fill ourselves with what is good and true so that what we produce with our actions is life-giving to everyone we share it with.

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Me encanta cuando las Escrituras capturan para nosotros momentos humanos comunes entre Jesús y los discípulos. Los discípulos, nuevamente, se olvidaron de traer suficiente comida. ¡Ay chicos! ¿de verdad? Entonces, cuando Jesús hace un comentario sobre la levadura, que es parte integral del pan, inmediatamente toman por hecho que Jesús está molesto porque son tan malos planificadores de fiestas.

Puedes sentir la frustración de Jesús. “¡¿No entiendes nada?! ¿Dónde has estado todo este tiempo? Lo del pan está bien chicos, yo me los arreglo. ¿No escuchaste lo que dije sobre la levadura, que era una metáfora conveniente ya que parece que todo lo que piensan es en no tener suficiente pan después de que hayamos ido a algún lugar que lo tenga?

Bromas aparte, ¿qué estaba tratando de señalar Jesús acerca de la levadura y los fariseos? Para entender la metáfora, tenemos que entender la función de la levadura en el pan. La levadura comienza viva. Es un término amplio para una gran cantidad de bacterias buenas, también conocidas como microflora. La levadura se introduce en la harina, el agua y la sal y se deja crecer. A medida que la levadura consume los azúcares de la harina, la microflora crece y se multiplica, expandiendo su espacio y haciendo que suba toda la masa. Si la levadura está rancia, vieja o en mal estado, la rebanada será demasiado pequeña, se agriará y tal vez no suba nada. Si la levadura ya estaba muerta porque no había sido alimentada (nuevamente, la levadura es algo vivo antes de hornearse), no se levantará y te quedarás con pan plano.

Jesús quería advertir a sus discípulos acerca de la levadura de los fariseos y de Herodes. Dado que habían pasado tanto tiempo concentrados en el pan, tal vez tenía sentido dar un paso más y considerar cómo se hacía el pan. Para que sea una rebanada abundante, bien cuidada, se necesita levadura de calidad. Las enseñanzas de Jesús entrarían en esta categoría. Las enseñanzas de los fariseos estaban obsoletas, descuidadas y comprometidas. Los caminos de Herodes llevaron a la muerte espiritual. Si bien podría ser tentador incorporar las enseñanzas de aquellos que eran populares en ese momento, no producirían una buena “rebanada de pan”.

Si queremos seguir el consejo de Jesús para hornear, tenemos que usar levadura fresca en nuestro pan. Tenemos que llenarnos de lo que es bueno y verdadero para que lo que producimos con nuestras acciones sea vivificante para todos aquellos con quienes lo compartimos.

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Feature Image Credit: Elle Hughes, www.pexels.com/photo/slices-of-tasty-fresh-bread-on-cutting-board-5764067/

Jesus is Listening / Jesús Está Escuchando

I have been so blessed by these Gospel reflections. They cause me to pause and really delve into specific passages that perhaps I have glanced over before. They provide the Holy Spirit greater room to work within my spirit and allow me to see with new eyes the words and stories of Jesus. Today’s Gospel is one such passage.

There is much to be taken from this passage. The man is restored to right relationship with his family and community. Jesus has the power to speak with and rule over even the demons who plague us. The people react to Jesus’ work of power. I found myself particularly drawn to the mercy Jesus extended to the demons.

Jesus is the author and creator of the whole world. He has authority over the wind and sea, over life and death. Even these demons, fallen creatures though they were, were subject to Jesus’ authority. They pleaded with Jesus, recognizing who He was and realizing whatever He said they must do. 

In that moment, Jesus could have denied them their pleas. From a flawed human perspective, perhaps we even think He should have. They were demons after all! Shouldn’t they get what they deserve after what they had done to this poor man and perhaps countless others? But Jesus is no tyrant, and His identity is not grounded on ultimate power (though to be sure He has it). Jesus, God Himself, is Love. God is Father, Creator, Giver of all good gifts, merciful, the list goes on.

Jesus deals justly with the demons. He does not permit them to simply go plague another human, trading one evil for another. But He does listen to them. They plead, “Send us into the swine. Let us enter them.” And Jesus allows it. 

If Jesus, who died for love of you so that you could be with Him in heaven, will listen to the pleas of demons, how much more will He listen to your pleas? Each care, each cry, each joy and each sorrow you have today, Jesus hears them. He not only hears them but He reacts to them according to His love and design for you.  

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He sido tan bendecida por estas reflexiones del Evangelio. Me hacen pausar y realmente profundizar en los pasajes específicos que quizás haya visto antes. Brindan al Espíritu Santo un mayor espacio para trabajar dentro de mi espíritu y me permiten ver con nuevos ojos las palabras y las historias de Jesús. El Evangelio de hoy es uno de esos pasajes.

Hay mucho que podemos sacar de este pasaje. El hombre es restaurado a la relación correcta con su familia y comunidad. Jesús tiene el poder de hablar y gobernar incluso a los demonios que nos acosan. La gente reacciona a la obra del poder de Jesús. Me encontré particularmente atraído por la misericordia que Jesús extendió a los demonios.

Jesús es el autor y creador del mundo entero. Tiene autoridad sobre el viento y el mar, sobre la vida y la muerte. Incluso estos demonios, aunque eran criaturas caídas, estaban sujetos a la autoridad de Jesús. Le suplicaron a Jesús, reconociendo quién era y dándose cuenta de lo que dijo que debían hacer.

En ese momento, Jesús podría haberles negado sus súplicas. Desde una perspectiva humana defectuosa, tal vez incluso pensemos que debería haberlo hecho. ¡Después de todo, eran demonios! ¿No deberían recibir lo que se merecen después de lo que le habían hecho a este pobre hombre y quizás a muchos otros? Pero Jesús no es un tirano, y su identidad no se basa en el poder supremo (aunque ciertamente lo tiene). Jesús, Dios mismo, es Amor. Dios es Padre, Creador, Dador de todos los buenos dones, misericordioso, la lista continúa.

Jesús trata con justicia a los demonios. No les permite simplemente acosar a otro ser humano, intercambiando un mal por otro sino los escucha. Suplican: “Déjanos salir de aquí para meternos en esos cerdos.” Y Jesús lo permite.

Si Jesús, que murió por amor a nosotros para que pudiéramos estar con Él en el cielo, escucha las súplicas de los demonios, ¿cuánto más escuchará nuestras súplicas? Cada cuidado, cada llanto, cada alegría y cada dolor que tienes hoy, Jesús los escucha. No solo los escucha, sino que reacciona ante ellos de acuerdo con Su amor y diseño para nosotros.

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Feature Image Credit: Samira, www.pexels.com/photo/pigs-on-the-grass-field-5610060/

The Other Side of the Mountain / El Otro Lado de la Montaña

Today’s Gospel passage is surprisingly short and could use some context. Just prior to these brief two verses, Mark relays how Jesus went up a mountain and called forth His twelve apostles. Then, they come back down as a group and pick up the verses highlighted in the Gospel today. 

Mountains are important places in Scripture. Whenever a biblical writer tells the audience a mountain is involved in the story, you know it’s going to involve a significant event or transformative experience. No one goes up a mountain of the Lord and returns the same. Isaac is spared and the sacrificial lamb offered in his place happens on a mountain. Moses received the 10 commandments on a mountain. Isaiah describes the heavenly paradise as a “holy mountain” (11:9). 

In the New Testament, Jesus makes good use of His local geography and further cements the understanding that upon mountain tops, God reaches out to man in a special way. The Transfiguration, the Sermon on the Mount, Mark’s account of the call of the Twelve (today’s context), and culminating on Golgotha. As insightful readers of Scripture, the passages where Jesus includes a mountain should cause us to pause and look more deeply at what is going on.

The Twelve go up the mountain in the crowd. Jesus then calls them forth and names them as apostles. Their identity has been changed by this experience. Jesus even grants them authority to preach and over demons. What an incredible experience! 

Yet Jesus knew that even though mountaintop experiences are powerful, you always have to come back down the mountain. The apostles were changed men and the world was waiting for them. The world was waiting so desperately that it was impossible to move about the house or pause to eat because of the crushing crowds. There was so much work to do.

Have you ever felt called to do something for the Lord and then were immediately surrounded by doubts? I have to imagine that’s how the apostles felt. One minute they were having an incredibly close encounter with the Messiah. The next they were being harried by His followers and even fending off relatives who did not believe what Jesus was teaching. Were they sure they picked the right side? Why had Jesus called them? 

Perhaps Jesus sensed their doubts. Further into the story, past our Gospel today, Jesus affirms His newly appointed apostles and followers by saying, “Whoever does the will of God is my brother and sister and mother” (Mk 3:35). 

During our walk with the Lord, there are times we are climbing up a mountain to a place of calling, summoning or vocation. We can stay there for a time and rest, but the journey down is inevitable. When we arrive back on level ground, the world does not always welcome us with open arms. Our Gospel highlights this moment of tension. If you find yourself here, be assured that you are in good company and ask the apostles for the courage to step boldly into the calling Jesus has for you. 

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El pasaje del Evangelio de hoy es bastante corto y podríamos beneficiarnos de un poco de contexto. Justo antes de estos dos versículos breves, Marcos relata cómo Jesús subió a una montaña y llamó a Sus doce apóstoles. Luego, vuelven a bajar como grupo y retoman los versículos destacados en el Evangelio de hoy.

Las montañas son lugares importantes en las Escrituras. Cada vez que un escritor bíblico le dice a la audiencia que hay una montaña en la historia, sabes que va a ser un evento significativo o una experiencia transformadora. Nadie sube al monte del Señor y regresa siendo igual. Isaac se salva y el sacrificio del Cordero ofrecido en su lugar sucede en una montaña. Moisés recibió los 10 mandamientos en una montaña. Isaías describe el paraíso celestial como un “monte santo” (11,9).

En el Nuevo Testamento, Jesús utiliza bien la geografía local y consolida aún más el entendimiento de que en las cimas de las montañas, Dios se acerca al hombre de una forma especial. La Transfiguración, el Sermón de la Montaña, el relato de Marcos sobre el llamado de los Doce (contexto actual), y culminando en el Gólgota. Como lectores perspicaces de las Escrituras, los pasajes en los que Jesús incluye una montaña deberían hacernos detenernos y mirar más profundamente lo que está sucediendo.

Los Doce suben a la montaña entre la multitud y Jesús los llama y los nombra como apóstoles. Su identidad ha sido cambiada por esta experiencia. Jesús incluso les da autoridad para predicar y poder sobre los demonios. ¡Qué experiencia tan increíble!

Sin embargo, Jesús sabía que aunque las experiencias en la cima de la montaña son poderosas, siempre hay que bajar de la montaña. Los apóstoles eran hombres transformados y el mundo los esperaba. El mundo estaba esperando tan desesperadamente que era imposible moverse por la casa o hacer una pausa para comer debido a la multitud aplastante. Había mucho trabajo por hacer.

¿Alguna vez te has sentido llamado a hacer algo por el Señor y luego te han entrado muchas dudas? Tengo que imaginar que así es como se sintieron los apóstoles. Un minuto se encontraban en un encuentro increíblemente cercano con el Mesías y al siguiente sus seguidores los estaban acosando e incluso dando la espalda a parientes que no creían lo que Jesús estaba enseñando. ¿Estaban seguros de que eligieron el lado correcto? ¿Por qué los había llamado Jesús?

Quizás Jesús sintió sus dudas. Más adelante en la historia, más allá de nuestro Evangelio de hoy, Jesús afirma a sus nuevos apóstoles y seguidores diciendo: “El que hace la voluntad de Dios es mi hermano, mi hermana y mi madre” (Marcos 3,35).

Durante nuestro caminar con el Señor, hay momentos en que subimos una montaña a un lugar de llamado, convocatoria o vocación. Podemos quedarnos allí por un tiempo y descansar, pero volver a bajar es inevitable. Cuando regresamos a terreno llano, el mundo no siempre nos recibe con los brazos abiertos. Nuestro Evangelio destaca este momento de tensión. Si te encuentras aquí, ten la seguridad de que estás en buena compañía y pide a los apóstoles el valor de dar un paso valiente hacia el llamado que Jesús tiene para ti.

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Feature Image Credit: Leon Macapagal, www.pexels.com/photo/high-angle-photo-of-person-going-down-the-stairs-3027140/

A Life Well Lived / Vivir de la Mejor Forma

I wonder about Simeon’s life and the promise God made to him. I wonder if he ever felt this promise was more of a curse than a blessing. Or, as someone who God had directly spoken to, perhaps he also was given the deepest assurance that not one of his days waiting for the Messiah was wasted. 

Can you imagine, being told you wouldn’t die until a specific event happened? Would you live in fear of that event? Would you try to avoid circumstances that could bring it about? What if you didn’t have any control over when it would happen, like Simeon? He was promised he would not die until he saw the Messiah. Did he hide in his house or go about his days, always wondering if today was the day? On the day Jesus was presented in the temple, Simeon, “came in the Spirit into the temple.” Did he know that this day was The Day that was promised?

It’s likely that the majority of the people reading this reflection do not have a projected timeline for their time on earth like Simeon. That doesn’t mean we don’t have specific work set out for us as Simeon did. The blessing and prophecy Simeon gave to Mary and Joseph would give them both strength and grace during Jesus’ upbringing and into His adult ministry. Simeon knew he would see the Messiah, but he had no idea how we would still be pondering his words 2,000+ years later. 

Simeon was told when he would die but did not know if it was to be the day after seeing the Christ-child or years later. From the reading, we don’t know whether Simeon was a young or old man, but in traditional renditions of the story he is usually portrayed as an elderly, even frail, man. We are told that he was “righteous and devout.” He was not spending his days in squalor, or living each day to its fullest by earthly standards. While he awaited his promised day, he lived a life for God.

We, too, have a promised day. We do not know when it will come or how, but we do have the day ahead of us in which we can choose how to live. Will we live like Simeon, righteous and devout, doing God’s work during our time on earth or not? There really isn’t an in-between. 

The New Year is right around the corner and resolutions are swirling around us. As you ponder 2023, consider Simeon’s example for a life well-lived.

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Me pregunto sobre la vida de Simeón y la promesa que Dios le hizo. Me pregunto si alguna vez sintió que esta promesa era más una maldición que una bendición, o como alguien a quien Dios le había hablado directamente, quizás también se le dio la más profunda seguridad de que ninguno de sus días esperando al Mesías fue en vano.

¿Te imaginas cómo sería si te dijeran que no morirías hasta que suceda un evento específico? ¿Vivirías con miedo de ese evento? ¿Intentarías evitar las circunstancias que podrían provocarlo? ¿Qué pasaría si no tuvieras ningún control sobre cuándo sucedería, como Simeón? Se le prometió que no moriría hasta que viera al Mesías. ¿Se escondía en su casa o vivía sus días siempre preguntándose si hoy era el día? El día que Jesús fue presentado en el templo, Simeón “Movido por el Espíritu, fue al templo”. ¿Sabía él que este día era El Día que fue prometido?

Es probable que la mayoría de las personas que lean esta reflexión no tengan una línea de tiempo proyectada para su tiempo en la tierra como Simeón. Eso no significa que no tengamos un trabajo específico establecido para nosotros como lo hizo Simeón. La bendición y la profecía que Simeón les dio a María y José les daría fuerza y gracia durante la crianza de Jesús y en Su ministerio adulto. Simeón sabía que iba a ver al Mesías, pero no tenía idea de que seguiríamos reflexionando sobre sus palabras más de 2000 años después.

A Simeón se le dijo cuándo moriría, pero no sabía si iba a ser inmediatamente después de ver al niño Jesús o años después. A partir de la lectura, no sabemos si Simeón era un hombre joven o un anciano, pero en las interpretaciones tradicionales de la historia generalmente se lo presenta como un anciano, incluso frágil. Se nos dice que era un “varón justo y temeroso de Dios”. No estaba pasando sus días en la miseria, o viviendo cada día al máximo según los estándares terrenales. Mientras esperaba el día prometido, vivía su vida para Dios.

Nosotros también tenemos un día final. No sabemos cuándo llegará ni cómo, pero sí podemos elegir cómo vivir el día de hoy. ¿Viviremos como Simeón, justos y devotos, haciendo la obra de Dios durante nuestro tiempo en la tierra o no? Realmente no hay un intermedio.

El Año Nuevo está a la vuelta de la esquina y escuchamos propósitos tras propósito a nuestro alrededor. Mientras reflexionan sobre el 2023, consideren el ejemplo de Simeón de vivir de la mejor forma.

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Feature Image Credit: Dino Reichmuth, unsplash.com/photos/WP0WZ28lTUE

Our Lady of Guadalupe / Nuestra Señora de Guadalupe

We are blessed to be able to send our children to our parish’s Catholic grade school. Different grades are in charge of different annual celebrations throughout the year. 3rd grade always creates a Saints Gallery for All Saints Day. The 5th grade hosts a Veterans Day Prayer Service for the whole community, not just the school. Our oldest daughter is in 4th grade and she has been bubbling with excitement over her grade’s special celebration – the annual Our Lady of Guadalupe Play.

Rosie, our daughter, is going to be one of the narrators. She knows her part (as well as many of the others, they have practiced so much!) backwards and forwards. There are sets, costumes, music, it’s a full blown play. A few nights before the performance, and knowing I would be writing this reflection, I thought it might be nice to get her perspective on the story and hear what she has learned. This is what she said.

“I didn’t realize that Juan Diego’s tilma is still in Mexico today. Our teacher’s husband has actually gone to Mexico and seen it. If Juan Diego came back today, he could probably still wear it!”

I knew the story already, but I didn’t know much about Juan Diego’s uncle. I didn’t know that he had been so cured of his illness, he didn’t even need a cane anymore. It was like he was cured of his old man-ness, not just of his illness! (I am writing this before seeing the play, so I’m assuming that Juan’s uncle makes a rather dramatic recovery in this rendition).

I love that one of the lessons Rosie is learning is the overabundant generosity and love of God. Juan’s uncle could be portrayed as simply sitting up in bed with a smile on his face, and have that be the end of it. But no. He jumps and shouts for joy, cured of more than just the illness that ailed him. The kids, and their teachers who are guiding the production, have honed in on one of the important messages of Our Lady of Guadalupe: God’s overwhelming love for His little ones. 

Look at Mary, coming not to the bishop or local rulers, but to Juan, a local peasant. Mary goes out and finds Juan even when he goes out of his way to try to find a priest for his uncle. Instead of chastising him, she offers him not 1 but 3 miracles – his uncle’s cure, the roses in bloom, and her image on his tilma. Over and over again, this image has brought millions closer to Christ. Mary wants nothing more than for her little ones to come to know her Son. Let’s let her draw us close so she can gently shower us with her love as we walk to Christ together.

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Tenemos la bendición de poder enviar a nuestros hijos a la escuela primaria católica de nuestra parroquia. Los diferentes grados están a cargo de diferentes celebraciones anuales a lo largo del año. El tercer grado siempre crea una Galería de Santos para el Día de Todos los Santos. El quinto grado organiza un servicio de oración del Día de los Veteranos para toda la comunidad, no solo para la escuela. Nuestra hija mayor está en cuarto grado y ha estado rebosante de entusiasmo por la celebración especial de su grado: la obra anual de Nuestra Señora de Guadalupe.

Rosie, nuestra hija, va a ser una de las narradoras. Ha memorizado sus líneas (así como muchas de las otras, ¡han practicado mucho!). Hay escenarios, disfraces, música, es una obra de teatro bien bonita. Unas noches antes de la actuación, y sabiendo que estaría escribiendo esta reflexión, pensé que sería bueno conocer su perspectiva sobre la historia y escuchar lo que ha aprendido. Esto es lo que ella dijo.

“No sabía que la tilma de Juan Diego todavía está en México hasta el día de hoy. El esposo de nuestra maestra fue a México y lo vio en persona. Si Juan Diego volviera hoy, ¡probablemente todavía podría ponersela!”.

Ya conocía la historia, pero no sabía mucho sobre el tío de Juan Diego. No sabía que se había curado tanto de su enfermedad, que ya ni siquiera necesitaba un bastón. ¡Era como si se hubiera curado de su vejez, no solo de su enfermedad! (Estoy escribiendo esto antes de ver la obra, así que creo que el tío de Juan se recupera bastante dramáticamente en esta interpretación).

Me encanta que una de las lecciones que mi hija está aprendiendo es la sobreabundante generosidad y el amor de Dios. El tío de Juan podría ser retratado simplemente sentado en la cama con una sonrisa en su rostro, y que eso sea el final. Pero no. Salta y grita de alegría, curado de algo más que la enfermedad que lo aquejaba. Los niños y sus maestros, quienes están guiando la producción, se han concentrado en uno de los mensajes importantes de Nuestra Señora de Guadalupe: el amor abrumador de Dios por Sus pequeños.

Mire a María, que no se acerca al obispo ni a los gobernantes locales, sino a Juan, un campesino local. Mary sale y encuentra a Juan incluso cuando él se desvía de su camino para tratar de encontrar un cura para su tío. En lugar de castigarlo, ella le ofrece no uno sino tres milagros: la curación de su tío, las rosas en flor y su imagen en la tilma. Una y otra vez, esta imagen ha acercado a millones a Cristo. María no quiere nada más que sus pequeños lleguen a conocer a su Hijo. Dejemos que ella nos acerque para que pueda bañarnos suavemente con su amor mientras caminamos juntos hacia Cristo.

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Kate Taliaferro is an Air Force wife and mother. She is blessed to be able to homeschool, bake bread and fold endless piles of laundry. When not planning a school day, writing a blog post or cooking pasta, Kate can be found curled up with a book or working with some kind of fiber craft. Kate blogs at DailyGraces.net.

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Fix Your Gaze / Enfocar tu Mirada

It’s the last day of the liturgical year. It’s hard to believe, time flies so fast. Perhaps on this day, more so than on other days, it might be good to slow down and consider why time appears to fly so fast. 

Jesus warns us not to get caught up in the pleasures of life, nor the anxieties. When Jesus walked the earth there were many tugs and pulls on people’s time. Even without any modern technology or access to global affairs, the everyday distractions were enough that Jesus had to strongly warn His followers against their lure. If those early Christians felt the pressure of distractions which would pull them away from Christ, we are certainly not immune.

As we cannot tell the future, we do not know when certain events will happen. We don’t know when we will die. Depending on the type of planner we are, we might not even know what’s for dinner tomorrow night. We don’t know when the economy will collapse or boom. We don’t know if our country will go to war, or how the next elections will turn out. We don’t know when Jesus will come back at the end of time. Given the uncertainties facing all of us, big and small, it is easy to get wrapped up in what we don’t know. 

Jesus intimately knows the human heart. He knows what it feels like to stare down the unknown, to be unsure of how things will come to pass. He speaks from His own experience when He tells the disciples to “Be vigilant at all times and pray that you have the strength to escape the tribulations that are imminent and to stand before the Son of Man” (Luke 21:36). 

How are we vigilant? Through prayer. What does prayer do? It pulls us away from the distractions that surround us and draws our gaze back to Christ. We can share our anxieties with our Lord and, if we take His instruction to heart, we lay them at His feet. None of us can escape the lure of the unknown without a heavenly strength. 

As the liturgical year comes to a close, take some time today to consider how often you have been wrapped up in daily anxieties rather than letting them fall through your fingers. Think about what you can do this Advent season to set the tone for the year to come. What practice might you incorporate into your day which will remind you to keep your gaze fixed on Christ, instead of on the unknown.

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Es el último día del año litúrgico. Es difícil de creerlo, el tiempo vuela tan rápido. Tal vez en este día, más que en otros días, sería bueno reducir la velocidad y considerar por qué el tiempo parece volar tan rápido.

Jesús nos advierte que no nos dejemos atrapar por los placeres de la vida, ni por las ansiedades. Cuando Jesús caminó sobre la tierra hubo muchos tirones y jalones para el tiempo de las personas. Incluso sin ninguna tecnología moderna o acceso a los asuntos globales, las distracciones cotidianas fueron suficientes para que Jesús tuviera que advertir enfáticamente a sus seguidores contra su señuelo. Si esos primeros cristianos sintieron la presión de las distracciones que los alejarían de Cristo, ciertamente nosotros no somos inmunes.

Como no podemos predecir el futuro, no sabemos cuándo sucederán ciertos eventos. No sabemos cuándo moriremos. Dependiendo del tipo de planificador que seamos, es posible que ni siquiera sepamos qué vamos a cenar mañana. No sabemos cuándo colapsará o prosperará la economía. No sabemos si nuestro país irá a la guerra, o cómo resultarán las próximas elecciones. No sabemos cuándo volverá Jesús al final de los tiempos. Dadas las incertidumbres que enfrentamos todos, grandes y pequeñas, es fácil quedar envuelto en lo que no sabemos.

Jesús conoce íntimamente el corazón humano. Sabe lo que se siente mirar fijamente lo desconocido, no estar seguro de cómo sucederán las cosas. Habla desde Su propia experiencia cuando les dice a los discípulos: “Velen, pues, y hagan oración continuamente, para que puedan escapar de todo lo que ha de suceder y comparecer seguros ante el Hijo del hombre” (Lucas 21,36).

¿Cómo estamos vigilantes? A través de la oración. ¿Qué hace la oración? Nos aleja de las distracciones que nos rodean y atrae nuestra mirada hacia Cristo. Podemos compartir nuestras ansiedades con nuestro Señor y, si tomamos en serio sus instrucciones, las ponemos a sus pies. Ninguno de nosotros puede escapar del atractivo de lo desconocido sin una fuerza celestial.

A medida que el año litúrgico llega a su fin, tómate un tiempo hoy para considerar la frecuencia con la que has estado envuelto en las ansiedades diarias en lugar de dejarlas en las manos de Dios. Piense en lo que puede hacer en esta temporada de Adviento para marcar la pauta para el año que viene. ¿Qué práctica podrías incorporar en tu día que te recuerde mantener tu mirada fija en Cristo, en lugar de en lo desconocido?

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Feature Image Credit: Anete Lusina, www.pexels.com/photo/crop-woman-taking-notes-in-calendar-5239917/

Where is the Kingdom of Heaven? / ¿Dónde Está el Reino de los Cielos?

We live in a “both/and” Church, rather than “either/or”. Jesus is both true God and true man. Mary is both virgin and mother. We believe in Jesus’ death and resurrection. The Church is both the spotless bride of Christ and still a human institution prone to human failings and weaknesses. 

Jesus presents another “both/and” in today’s Gospel. “The behold, the Kingdom of Heaven is among you.” And, “The days will come when you will long to see one of the days of the Son of Man, but you will not see it.” How can the Kingdom of Heaven be among them yet they will long to see it? The disciples did not fully understand, and we are still living in this mystery today. 

At Mass, we experience a foretaste of the heavenly banquet. We are surrounded by the angels and saints who have gone before us and as we receive Christ, we are transformed more perfectly into His Mystical Body.  At that moment, we are living in the Kingdom of Heaven to the fullest extent we are capable of on this earth. Yet at the same time, we know that this earth is not our permanent home. We long for the day when suffering will cease, when we will be free of our sin and sorrow. We will finally come home to the joy and rest of the Father and the true lordship of the Son of Man. 

The world will try to call us away, to look here or there for the meaning of life. Jesus is reminding us that we already know where the Kingdom of Heaven is. It is by His side.

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Vivimos en una Iglesia de “ambos/y”, en lugar de “uno u otro”. Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre. María es virgen y madre. Creemos en la muerte y resurrección de Jesús. La Iglesia es tanto la novia sin mancha de Cristo como una institución humana propensa a las fallas y debilidades humanas.

Jesús presenta otro “ambos/y” en el Evangelio de hoy. “El Reino de Dios ya está entre ustedes”. Y, “Llegará un tiempo en que ustedes desearán disfrutar siquiera un solo día de la presencia del Hijo del hombre y no podrán”. ¿Cómo puede el Reino de los Cielos estar entre ellos y aún así anhelan verlo? Los discípulos no entendieron completamente, y todavía estamos viviendo en este misterio hoy.

En la Misa experimentamos un anticipo del banquete celestial. Estamos rodeados por los ángeles y los santos que nos han precedido y a medida que recibimos a Cristo, somos transformados más perfectamente en Su Cuerpo Místico. En ese momento, estamos viviendo en el Reino de los Cielos al máximo de lo que somos capaces en esta tierra. Sin embargo, al mismo tiempo, sabemos que esta tierra no es nuestro hogar permanente. Anhelamos el día en que cesará el sufrimiento, cuando seremos libres de nuestro pecado y dolor. Finalmente volveremos a casa al gozo y al descanso del Padre y al verdadero señorío del Hijo del Hombre.

El mundo tratará de distraernos para que busquemos aquí o allá el sentido de la vida. Jesús nos está recordando que ya sabemos dónde está el Reino de los Cielos. Está a Su lado.

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A Seat at the Table / Un Asiento en la Mesa

I grew up with a fairly large extended family. If you combine both my mom and dad’s sides, I have about 30 cousins. As one of the oldest cousins, I know a thing or two about jockeying for places at the table. We always had a “kids” table at holiday meals. When we were younger, we loved this table. It was where the goofy uncle sometimes sat and where you could get away with harmless pranks, extra rolls and whipped cream on noses. But as we got older and more cousins were born, we began to feel like we were being left out of something even more fun…the adult table. That was the place to be! The adult table had the stories, the gossip, even more extra rolls (how many rolls were there!?), fancier place settings and the cool, younger aunts and uncles. I still remember the Thanksgiving where I got to sit at the adult table for the first time as a teenager. It was amazing. 

Where you sit at a meal, in a movie theater, on a plane, pretty much anywhere, matters on some kind of deep level. Jesus observed this in our Gospel reading today as He watched the guests choose their seats. In Jesus’ time, and similarly even in our own time, the proximity to the host at a meal designated a superior standing relative to the others seated further away. Think about weddings especially, where seating is so often a carefully orchestrated thing. Where you sit matters, be it to you or to others around you. 

It makes me wonder where Jesus was sitting at this table. Was He in the place of the guest of honor or somewhere lower down the table? I wonder how the host felt about Jesus’ speech. Do you think perhaps he wanted to reconsider where certain people were sitting? It also makes me wonder about where Jesus would sit in my own home. Where does He “sit” in my life? Have I given Him the place of honor or replaced Him with something less than worthy of that high status?

It seems almost silly to imagine, asking Jesus to step aside in favor of some extra cash, a promotion at work, a completed checklist or the praise of others. But this is exactly what we do when we do not give Jesus His rightful place as the center of our lives. Jesus is the perfect model of humility, both at this meal and in each of our hearts. He does not shove His way to the front, nor does He insist we give Him what is rightfully His. He waits patiently for us to invite Him forward to sit beside us. 

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Crecí con una familia extendida bastante grande. Si combinas los lados de mi mamá y mi papá, tengo alrededor de 30 primos. Como uno de los primos mayores, sé un par de cosas sobre competir por lugares en la mesa. Siempre teníamos una mesa para “niños” en las comidas festivas. Cuando éramos más jóvenes, nos encantaba esta mesa. Era donde a veces se sentaba el tío divertido y donde podías salirte con la tuya con bromas inofensivas, panes extra y crema batida en la nariz. Pero a medida que crecimos y nacieron más primos, empezamos a sentir que nos estábamos quedando fuera de algo aún más divertido… la mesa de los adultos. ¡Ese era el lugar para estar! La mesa de los adultos tenía las historias, los chismes, incluso más panes (¿cuántos panes habían?), cubiertos más elegantes y tías y tíos geniales y más jóvenes. Todavía recuerdo el Día de Acción de Gracias en el que me senté en la mesa de adultos por primera vez cuando era adolescente. Fue increíble.

Donde te sientas a comer, en una sala de cine, en un avión, prácticamente en cualquier lugar, importa a nivel profundo. Jesús observó esto en nuestra lectura del Evangelio de hoy mientras observaba a los invitados elegir sus asientos. En tiempos de Jesús, y de manera similar incluso en nuestro tiempo, la proximidad al anfitrión en una comida designaba una posición superior en relación con los demás sentados más lejos. Piense especialmente en las bodas, donde los asientos a menudo son algo cuidadosamente orquestado. El lugar donde te sientas es importante, ya que sea para ti o para los que te rodean.

Me hace preguntarme dónde estaba sentado Jesús en esta mesa. ¿Estaba en el lugar del invitado de honor o en algún lugar más abajo en la mesa? Me pregunto cómo se sintió el anfitrión acerca del discurso de Jesús. ¿Crees que tal vez quería reconsiderar dónde estaban sentadas ciertas personas? También me hace preguntarme dónde se sentaría Jesús en mi propia casa. ¿Dónde se “sienta” Él en mi vida? ¿Le he dado el lugar de honor o lo he reemplazado con algo menos que digno de ese alto estatus?

Parece casi una tontería imaginarse pidiéndole a Jesús que se haga a un lado a favor de algo de dinero extra, una promoción en el trabajo, una lista de verificación completa o la alabanza de los demás. Pero esto es exactamente lo que hacemos cuando no le damos a Jesús el lugar que le corresponde como el centro de nuestras vidas. Jesús es el modelo perfecto de humildad, tanto en esta comida como en cada uno de nuestros corazones. No se abre camino a empujones, ni insiste en que le demos lo que es suyo por derecho. Espera pacientemente que lo invitemos a sentarse a nuestro lado.

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Feature Image Credit: Agung Pandit Wiguna, www.pexels.com/photo/photo-of-table-setting-during-daytime-2788492/

Work of Faith / Obras de Fe

From our human perspective, wouldn’t it be great if Jesus were like the fairy godmother from Cinderella? “Bibbity, bobbity, boo! More faith for you!” We can all enjoy a good chuckle knowing that isn’t how Jesus works. And then we have to pause and really sit in the fact that, no, that isn’t how Jesus works.

Jesus is a miracle worker. But He isn’t ours to command. Jesus is a healer. But we don’t get to decide when it is our time to die. Jesus is a teacher. But we do not get to demand knowledge we aren’t mature enough or wise enough to handle. God is God, we are not.

Just prior to this Gospel reading in Luke, Jesus told the apostles that if someone sinned against them seven times and seven times asked to be forgiven they ought to extend that forgiveness. He warned them about allowing sin to work through them to the detriment of others. Jesus is paving the way for what it means to not only be a disciple but also a teacher of faith. 

This scared the apostles. Did they have enough faith? Who could have enough faith to withstand such temptation and be required to extend such forgiveness? They quickly asked Jesus to increase their faith. 

Jesus didn’t wave His wand and pour more faith into them. That’s not how faith works. Faith is like a muscle. It has to be exercised to grow stronger. We don’t need God to give us more, we need to learn how to use the faith we have already been given. 

Faith is a free gift from God. As it is a gift, it is up to us to accept it. Once we accept it, we have to learn how to use it, how to rely on it. How? By becoming humble servants of God, trusting in His Will for our lives. We have each been given specific work to do upon this earth which will bring God glory. Just as we have duties within our own family, we have duties as members of the Mystical Body of Christ, our heavenly family.

At the close of our life when we stand before God, let us all hope to be able to say, “we have done what we were obliged to do.” May we stand proud of how we followed God’s Will, how we obeyed His commands and did the work He had so carefully chosen for us to do.

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Desde nuestra perspectiva humana, ¿no sería genial si Jesús fuera como el hada madrina de la Cenicienta? “¡Bibbity, bobbity, boo! ¡Más fe para ti!” Todos podemos disfrutar de una buena risa sabiendo que no es así con Jesús. Y luego tenemos que hacer una pausa y realmente darnos cuenta del hecho de que, no, no es así con Jesús.

Jesús es un obrador de milagros. Pero no es nuestro lugar mandarlo. Jesús es el sanador. Pero no podemos decidir cuándo es nuestro momento de morir. Jesús es el maestro. Pero no podemos exigir conocimientos que no seamos lo suficientemente maduros o sabios para manejar. Dios es Dios y nosotros no lo somos.

Justo antes de esta lectura del Evangelio de Lucas, Jesús les dijo a los apóstoles que si alguien había pecado contra ellos siete veces y siete veces pedía perdón, deberían extender ese perdón. Les advirtió acerca de permitir que el pecado obrara a través de ellos en detrimento de los demás. Jesús está allanando el camino para lo que significa no solo ser un discípulo sino también un maestro de fe.

Esto asustó a los apóstoles. ¿Tuvieron la fe suficiente? ¿Quién podría tener la fe suficiente para resistir esa tentación y ser requerido extender el perdón? Rápidamente le pidieron a Jesús que aumentara su fe.

Jesús no agitó su varita y derramó más fe en ellos. La fe no funciona así. La fe es como un músculo. Tiene que ser ejercitado para crecer más fuerte. No necesitamos que Dios nos dé más, necesitamos aprender a usar la fe que ya nos ha sido dada.

La fe es un don gratuito de Dios. Como es un regalo, depende de nosotros aceptarlo. Una vez que lo aceptamos, tenemos que aprender a usarlo, a confiar en él. ¿Cómo? Haciéndonos humildes servidores de Dios, confiando en Su Voluntad para nuestras vidas. A cada uno de nosotros se nos ha dado un trabajo específico para hacer en esta tierra que traerá gloria a Dios. Así como tenemos deberes dentro de nuestra propia familia, tenemos deberes como miembros del Cuerpo Místico de Cristo, nuestra familia celestial.

Al final de nuestra vida, cuando estemos delante de Dios, esperemos todos poder decir: “hemos hecho lo que estábamos obligados a hacer”. Que estemos orgullosos de cómo seguimos la Voluntad de Dios, cómo obedecimos Sus mandamientos e hicimos el trabajo que Él había escogido tan cuidadosamente para nosotros.

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Feature Image Credit: Brianna Amick, www.pexels.com/photo/exotic-nuts-on-old-tree-stump-1976792/

Seekers of the Word / Buscadores de la Palabra

Each week, hopefully each day for many of us, we hear the words of Scripture. This can be at Mass, within a Bible study, spiritual reading, even a post-it note on your mirror. We have the incredible good fortune to be able to surround ourselves, visually and audibly, with Scripture. We have apps, audio books, websites, access to printed Bibles, pen, paper and many near-empty journals. 

These are incredibly abundant blessings that so many throughout history have not received. Think about the early Christians who passed on the faith by word of mouth, secret meetings and liturgies for fear of persecution. Think of the countries where Catholicism was considered traitorous at various points in history. Think about the places in the world today where Christianity is still unwelcome and where it is potentially dangerous to have a Bible in your home. 

We are able to have an abundance of Scripture in our lives. What happens when we experience abundance? Unfortunately, because of our fallen nature, abundance can easily give way to indifference and even neglect. We are to be hearers of the Word, but do we seek out opportunities to hear at all?

Jesus tells us today that those who hear the Word and act upon it are His mother and His brothers. Jesus is inviting His followers into such a close and intimate relationship with this interaction. Jesus is saying, “I don’t want you to just know about me. I don’t want you to think I have nice things to say, to talk about me at dinner parties as this guy I heard one time. I don’t want to be your acquaintance, or even friend. I want you in my life as my mother is in my life.” 

While not everyone has an ideal relationship with their earthly mother, we can all have an ideal relationship with our heavenly mother. Jesus is inviting us to become little Mary’s in the world. We do this by hearing His Word and acting upon it. What better summary could a person give to Mary’s life than that? She heard the Word and, full of confidence and trust in her God, acted upon it. She cooperated with it and in doing so, she bore Christ for the salvation of the world. 

This is what we are being invited into today. In hearing the Word of Jesus and acting upon it, we bring Christ forth into the world. We allow Him to work in us and through us to be made manifest in what we say and do. 

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Cada semana, y capáz cada día para muchos de nosotros, escuchamos las palabras de las Escrituras. Esto puede ser durante la Misa, dentro de un estudio bíblico, en lectura espiritual, o incluso una nota adhesiva en su espejo. Tenemos la increíble suerte de poder rodearnos, visual y audiblemente, con las Escrituras. Tenemos aplicaciones, audiolibros, sitios web, acceso a Biblias impresas, lápiz, papel y muchos diarios casi vacíos.

Estas son bendiciones increíblemente abundantes que muchos a lo largo de la historia no han recibido. Piensa en los primeros cristianos que transmitían la fe de boca en boca, reuniones y liturgias secretas por temor a la persecución. Piensa en los países donde el catolicismo fue considerado traidor en varios momentos de la historia. Piensa en los lugares del mundo actual donde el cristianismo aún no es bienvenido y donde es potencialmente peligroso tener una Biblia en su hogar.

Somos capaces de tener las Escrituras en nuestras vidas en abundancia. ¿Qué sucede cuando experimentamos la abundancia? Desafortunadamente, debido a nuestra naturaleza caída, la abundancia fácilmente puede dar paso a la indiferencia e incluso al descuido. Debemos oír la Palabra, pero ¿buscamos oportunidades para escucharla?

Jesús nos dice hoy que aquellos que escuchan la Palabra y la ponen en práctica son Su madre y Sus hermanos. Jesús está invitando a sus seguidores a una relación muy cercana e íntima con esta interacción. Jesús está diciendo: “No quiero que solo sepas de mí. No quiero que pienses que tengo cosas buenas que decir, que hables de mí en la cena como un tipo del que oí hablar una vez. No quiero ser tu conocido, ni siquiera tu amigo. Te quiero en mi vida como mi madre está en mi vida”.

Si bien no todos tienen una relación ideal con su madre terrenal, todos podemos tener una relación ideal con nuestra madre celestial. Jesús nos invita a convertirnos en otras Marías en el mundo. Hacemos esto al escuchar Su Palabra y ponerla en práctica. Eso es la mejor resumen de la vida de María. Ella escuchó la Palabra y, llena de confianza y seguridad en su Dios, lo puso en práctica. Ella cooperó con él y, al hacerlo, dio a luz a Cristo para la salvación del mundo.

Esto es la invitación de hoy. Al escuchar la Palabra de Jesús y ponerla en práctica, traemos a Cristo al mundo. Permitimos que Él obre en nosotros y a través de nosotros se manifieste en lo que decimos y hacemos.

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Feature Image Credit: Oladimeji Ajegbile, www.pexels.com/photo/a-man-reading-indoor-2325729/