The Lost and Found / Perdido y Encontrado

The story of the Prodigal Son is one of Jesus’ most famous parables. Many of Jesus’ parables are a few brief verses, but here He chooses to include many details and paints a vivid picture of the characters at play. While we know the story well, there is always something new to discover within this parable of greed, loss, mercy and compassionate love.

This time, I found myself struck by the phrase, “He was lost and has been found.” As a mom of littles, the lost and found at the back of church, the pool, the grocery store, pretty much anywhere that has one, is familiar to me. Where are your goggles? Lost and found. Where is the baby’s water cup? Lost and found. I’m sure you get the point. 

In each of these moments, there is travel required. We were somewhere. We left, and left something behind. Now, we have to return to retrieve it. The same happens in Jesus’ story. The son was with his father in the fullness of his sonship. He chooses to leave, not realizing that by greedily demanding his inheritance and choosing to go against the ways of his upbringing, he was also leaving behind his identity. Only when he is shocked by his lowly circumstances does he realize that something vital has been lost. 

The son isn’t “found” when he realizes he no longer is in right relationship with his father. While he is sorry and makes a plan for a way forward, he can’t fix what is broken from a pigsty. He has to travel, he has to go back. It reminds me, if you will excuse my 80s movie reference, of the film The Princess Bride where the character Inigo Montoya says, “You told me to go back to the beginning…If a job went wrong you went back to the beginning, this is where we got the job, so it’s the beginning.” The son lost his sonship at his father’s house, so that’s where he has to go to find it.

He doesn’t expect to be reinstated as a son, but he recognizes that in order for him to have any future he has to return to make amends with his father. The son is no longer greedy or grasping, but humble and contrite. It is the father’s generosity which brings the son back into the fullness of the father-son relationship. The father was waiting with open arms for his son to return so he could be restored.

Our heavenly Father is waiting for us as well. We all have chosen to travel from God at some point or another in our lives. When we choose to walk away from God’s Will, we leave something behind. God doesn’t throw our relationship with Him away, but holds onto it for us. He waits for us to return to restore our relationship as His beloved child. 

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La historia del hijo pródigo es una de las parábolas más famosas de Jesús. Muchas de las parábolas de Jesús son unos cuantos versículos breves, pero aquí elige incluir muchos detalles y pinta una imagen viva de los personajes. Si bien conocemos la historia, siempre hay algo nuevo que descubrir dentro de esta parábola de codicia, pérdida, misericordia y amor compasivo.

Esta vez, me sorprendió la frase: “Estaba perdido y lo hemos encontrado”. Como madre de niños pequeños, la caja de cosas perdidas en la parte atrás de la iglesia, la piscina, la tienda de comestibles, prácticamente en cualquier lugar que tenga uno, me resulta familiar. ¿Dónde están tus lentes? En la caja de cosas perdidas. ¿Dónde está el vasito de agua del bebé? En la caja de cosas perdidas. Seguramente entiendes el punto.

En cada uno de estos momentos, se requiere viajar. Estábamos en algún lugar. Nos fuimos, y dejamos algo atrás. Ahora, tenemos que volver para recuperarlo. Lo mismo sucede en la historia de Jesús. El hijo estaba con su padre en la plenitud de su filiación. Elige irse, sin darse cuenta de que al exigir con avidez su herencia y elegir ir en contra de las formas de su educación, también estaba dejando atrás su identidad. Solo cuando está conmocionado por sus humildes circunstancias, se da cuenta de que se ha perdido algo vital.

El hijo no se “encuentra” cuando se da cuenta de que ya no tiene una relación correcta con su padre. Si bien se arrepiente y hace un plan para seguir adelante, no puede arreglar lo que está roto en una pocilga. Tiene que viajar, tiene que volver. El hijo perdió su filiación en la casa de su padre, entonces allí es donde tiene que ir para encontrarla.

No espera ser reintegrado como hijo, pero reconoce que para tener algún futuro tiene que volver a hacer las paces con su padre. El hijo ya no es codicioso, sino humilde y contrito. Es la generosidad del padre la que devuelve al hijo a la plenitud de su relación con su padre. El padre esperaba con los brazos abiertos que su hijo regresara para poder ser restaurado.

Nuestro Padre celestial también nos está esperando. Todos hemos elegido viajar desde Dios en algún momento u otro de nuestras vidas. Cuando elegimos alejarnos de la Voluntad de Dios, dejamos algo atrás. Dios no desecha nuestra relación con Él, sino que la conserva por nosotros. Él espera que regresemos para restaurar nuestra relación como su hijo amado.

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Kate Taliaferro is an Air Force wife and mother. She is blessed to be able to homeschool, bake bread and fold endless piles of laundry. When not planning a school day, writing a blog post or cooking pasta, Kate can be found curled up with a book or working with some kind of fiber craft. Kate blogs at DailyGraces.net.

Feature Image Credit: Tatiana Syrikova, https://www.pexels.com/photo/anonymous-man-with-baby-on-shoulders-walking-away-3932687/