Todos queremos ser libres, verdad? El Evangelio de hoy se trata de la libertad. Como niño, quise estar libre de las reglas y normas. Como adulto joven, quiero estar libre de la deuda de la universidad. Seguro en unos años más, voy a querer librarme de otras cosas nuevas. A ninguno de nosotros nos gusta ser esclavizados. Me hace acordar de uno de mis musicales favoritos, Les Miserables.
Por si acaso no lo hayan visto, la obra empieza cuando libran al personaje principal, Jean Valjean, de la prisión. Tiene toda su vida por delante y por fin es libre. Tiene que escoger; puede intentar a vivir una vida honesta o puede volver a su vida previa de ser ladrón. Un obispo le da hospedaje para la noche, le da de comer y donde dormir, pero cuando el obispo va a su cuarto esa noche, Jean Valjean escoge su camino. Escoge la esclavitud, le roba plata al obispo y se va corriendo. Por supuesto lo agarran pero cuando lo traen al obispo para confirmar el robo, el obispo dice que le ha regalado la plata a Jean Valjean. Estas son las palabras del obispo al hombre:
Pero acuérdate de esto, mi hermano,
Ve en esto un plan más alto.
Tienes que utilizar esta plata preciosa
Para llegar a ser un hombre honesto.
Por el testimonio de los mártires,
Por su pasión y su sangre,
Dios te ha levantado de las tinieblas:
He salvado tu alma para Dios.
En la cultura de hoy, consideramos la libertad como hacer lo que queremos, en el momento que queremos y con quienes queremos. Este tipo de mentalidad fue liderado por la revolución sexual de los años 60 y 70. Pero tenemos que preguntarnos, ¿qué es la libertad verdadera? ¿Realmente es hacer lo que nos da la gana? Hice lo que quise en mi juventud y no encontré la felicidad a causa de varios años adicto a la pornografía. No era hasta que me di cuenta que la libertad verdadera tiene que empezar con la verdad que mi vida empezó a cambiar y empecé a experimentar una paz verdadera.
Pero ¿Qué es la verdad? Esa pregunta vibraba por las paredes del palacio romano hace más de 2,000 años en el Viernes Santo. ¿Qué es la verdad? Felizmente, Jesús responde a la pregunta diciendo, “Yo soy el camino, la verdad y la vida.” Así que, si Jesús es la verdad y nosotros fuimos creados por Dios, entonces Juan Pablo II tenía razón cuando dijo, “La libertad no consiste en hacer lo que nos gusta sino en tener el derecho de hacer lo debido.” Es vivir de la manera que Dios nos ha mandado, no porque Dios es una figura autoritaria que quiere controlar sino porque nos ha creado y conoce nuestros corazones y sabe cómo vamos a ser felices.
Ya no pensamos en la libertad de esta manera hoy día. Preferimos ejercitar nuestra “libertad” y al final esclavizarnos más a nuestras preferencias precarias. Pablo lo reconoce cuando dice en las escrituras, “No entiendo lo que me pasa, pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco.” Solo confiando que Dios sabe lo mejor para nosotros y que nos ha creado de cierta manera que podamos empezar a vivir con libertad en esta verdad.
De semejante manera, Jean Valjean en Les Miserables escucha al consejo del obispo. Se da cuenta de su dignidad como hijo de Dios y que a causa de esta dignidad, debe vivir de cierta manera. Empieza a servir a los menospreciados de la comunidad y disfruta la libertad verdadera.
Todos tenemos la opción. La voluntad propia no nos da el derecho de trabajar en contra de nuestro Creador, pero sí nos da la opción. Podemos seguir los caminos del mundo y esclavizarnos por el dinero, el poder, la avaricia o la lujuria, o podemos empezar a vivir en la verdad, y esa verdad nos librará.