Seen, Known, Loved / Visto, Conocido, y Amado

I just wrote about this Gospel passage a few months ago, and I focused on Jesus’ words, “Come and see,” as an invitation to pursue the Christian life. While I would repeat those words and the same message here (because I wholeheartedly believe in and stand by its importance, that we are all invited to come and see), there is a phrase uttered by one of the disciples that I want to focus on today. 

Verse 48 says, “Nathanael said to him, ‘How do you know me?’“ This is a question we can pose to the Lord ourselves: How do you know (insert your name here)? 

Practically speaking, the Lord knows us because He created us. Just as He knows how many stars are in the sky, He knows how many hairs are on our head. He knows what makes us happy, what our favorite hobby is and what our future holds. He knows every thought that runs through our head and the deepest desires of our heart. There is nothing that a Creator knows better than His creation – and this is the case for every single one of us. 

What would the answer be if the tables were turned and Jesus posed it to us? How do we know the Lord? 

The answer is as different as every person on the face of the earth. No two of us are alike, so we will know the Lord in ways that are as different as we are. He is the same Lord, though. He has the same love, gives us the same graces and bestows upon us the same mercy. It is deep and unending, just like He is. 

How we know the Lord depends on how we live out our relationship with Him. Here are a few questions to help us reflect: do we spend time with the Lord in prayer every day? If so, what does that prayer look like? Do you give Him time to speak or do you dominate the conversation? Do you know his voice? Do you give him the first place on Sundays by going to Mass? Do you spend time in adoration or simply just sitting before the tabernacle? Do you seek out his mercy in the confessional? 

How do we know you, Lord? 

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Acabo de escribir sobre este pasaje del Evangelio hace unos meses, y me concentré en las palabras de Jesús, “Ven y verás”, como una invitación a seguir la vida cristiana. Si bien repetiría esas palabras y el mismo mensaje aquí (porque de todo corazón creo y mantengo su importancia, que todos estamos invitados a venir y ver), hay una frase pronunciada por uno de los discípulos en la que quiero centrarme hoy.

El versículo 48 dice: “Natanael le dijo: ‘¿Cómo me conoces?'”. Es una pregunta que podemos hacerle al Señor nosotros mismos: ¿Cómo conoces (inserta tu nombre aquí)?

En términos prácticos, el Señor nos conoce porque Él nos creó. Así como Él sabe cuántas estrellas hay en el cielo, también sabe cuántos cabellos hay en nuestra cabeza. Sabe qué nos hace felices, cuál es nuestro pasatiempo favorito y qué viene en nuestro futuro. Él conoce cada pensamiento que pasa por nuestra cabeza y los deseos más profundos de nuestro corazón. No hay nada que un Creador conozca mejor que Su creación, y este es el caso de cada uno de nosotros.

¿Cuál sería nuestra respuesta si Jesús nos hiciera esta pregunta? ¿Cómo conocemos al Señor?

La respuesta es tan diferente como cada persona sobre la faz de la tierra. No hay dos de nosotros iguales, así que conoceremos al Señor de formas tan diferentes como nosotros. Él es el mismo Señor, sin embargo. Él tiene el mismo amor, nos da las mismas gracias y nos concede la misma misericordia. Es profundo e interminable, tal como lo es Él.

Cómo conocemos al Señor depende de cómo vivimos nuestra relación con Él. Aquí hay algunas preguntas para ayudarnos a reflexionar: ¿pasamos tiempo con el Señor en oración todos los días? Si es así, ¿cómo es esa oración? ¿Le das tiempo para hablar o dominas la conversación? ¿Conoces su voz? ¿Le das el primer lugar los domingos yendo a Misa? ¿Pasas tiempo en adoración o simplemente te sientas frente al tabernáculo? ¿Buscas su misericordia en el confesionario?

¿Cómo te conocemos, Señor?

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Erin is a Cleveland native and graduate of Franciscan University of Steubenville. She is passionate about the Lord Jesus, all things college sports and telling stories and she is blessed enough to get paid for all three of her passions as a full-time youth minister and a freelance sports writer.

Feature Image Credit: Brett Jordan, unsplash.com/photos/D44kHt8Ex14