A New Heaven and a New Earth / Un Cielo Nuevo y una Tierra Nueva

The Bible starts out by establishing that everything that exists is created by God. As God created the world and all that is in it, He declared it good. God doesn’t stop at simply good, He gives humanity the opportunity to participate freely in creation. 

In the beginning, Adam and Eve, on the behalf of all humanity, had the opportunity to choose to acknowledge God as their source and sustenance, or to rely on their own thinking and place themselves at the center of creation. The response of our first parents placed the rest of humanity on a much more lonely and difficult path, and left us needing to find our way back to a restored relationship with God. As we journey through Lent to Easter, today’s reading from Isaiah is a reminder. God reminds us that even though we have forgotten the proper order and for whom we are created, God never forgets. 

Everyday, God sustains all that exists. He holds everything in his hand and we exist at his thought. And everyday, He invites us to once again participate in creation. We are called to remember that each of our little choices to put God first, participates in the building of the Kingdom of God. It isn’t the big stuff, it’s the tiny little choices to put others first, to deny ourselves some immediate pleasure for the sake of a greater good. Each of those seemingly miniscule moments bring the whole world closer to restoration. 

So let’s take comfort from the words of the prophet Isaiah, so that at the end of our Lenten journey, it can be said of us too that, “he and his whole household came to believe.” 

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La Biblia comienza estableciendo que todo lo que existe es creado por Dios. Cuando Dios creó el mundo y todo lo que hay en él, lo declaró bueno. Dios no se limita simplemente al bien, sino que le da a la humanidad la oportunidad de participar libremente en la creación.

En el principio, Adán y Eva, en nombre de toda la humanidad, tuvieron la oportunidad de elegir reconocer a Dios como su fuente y sustento, o confiar en su propio pensamiento y colocarse en el centro de la creación. La respuesta de nuestros primeros padres colocó al resto de la humanidad en un camino mucho más solitario y difícil, y nos dejó con la necesidad de encontrar el camino de regreso a una relación restaurada con Dios. Mientras vamos avanzando desde la Cuaresma a la Pascua, la lectura de hoy de Isaías es un recordatorio. Dios nos recuerda que aunque hayamos olvidado el orden correcto y para quién fuimos creados, a Dios nunca se le olvida.

Cada día, Dios sostiene todo lo que existe. Tiene todo en su mano y existimos por su pensamiento. Y cada día nos invita a participar una vez más en la creación. Estamos llamados a recordar que cada una de nuestras pequeñas decisiones de poner a Dios en primer lugar, participa en la construcción del Reino de Dios. No se trata de las cosas grandes, sino de las pequeñas decisiones de poner a los demás en primer lugar, de negarnos a nosotros mismos algún placer inmediato para un bien mayor. Cada uno de esos momentos aparentemente minúsculos acerca al mundo entero a la restauración.

Así que, consolémonos con las palabras del profeta Isaías, para que al final de nuestro camino cuaresmal, puedan decir también de nosotros que “creyó con todos los de su casa”.

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Sheryl’s first calling is to be wife and partner to Tom, who is a candidate for the Permanent Diaconate in the Diocese of Kalamazoo. She also gets to live out her passion for teaching and learning by serving as principal at St. Therese Catholic School in Wayland, Michigan. Home is full with Carlyn, our goofy golden retriever, Lucy, our terrier mix wild child, and Mila, our very special Bernese Mountain dog. 

Feature Image Credit: Johan Siemens, https://unsplash.com/photos/green-tree-on-grassland-during-daytime-EPy0gBJzzZU