By The Finger of God / Por el Dedo de Dios

In today’s Gospel, we find Jesus driving a demon out of a mute man. Luke shares that after the demon left the man, he began to speak. This is a miracle! However, rather than rejoicing, some people in the crowd began to sow dissent, even creating chaos, accusing, “By the power of Beelzebul, the prince of demons, he drives out demons.” What a wildly incoherent accusation. Evil never acts for the good of another.

The whim of a crowd can be persuasive, and in this passage, onlookers joined in the accusations, asking Jesus for a sign from heaven, as if the driving out of demons was insufficient. 

Rather than raining down more healings immediately, Jesus reveals by whose authority he drives out demons by proposing this thought, “If it is by the finger of God that I drive out demons, then the Kingdom of God has come upon you.” 

I love this image of the finger of God. What can you do with one finger? Play a piano note, click a computer mouse, turn on a light switch? Our fingers are small and pretty weak. Yet by the finger of God, Jesus drives out demons. Not only that, through this healing, “The Kingdom of God has come upon you,” he preaches. This image emphasizes how powerful God is; he gifts His entire Kingdom through one finger.   

If you stand in the middle of the Sistine Chapel, and look directly upward, you will see Michelangelo’s famous painting of God’s finger outstretched to Adam’s. God is offering Adam the Kingdom. In reply, Adams’s finger is not exactly outstretched. It’s slightly curled in on itself and only limply directed toward God. God longs to impart the blessing of his entire Kingdom to Adam and to us. 

Today’s Gospel gives us the opportunity to ponder whether, like the mute man with a demon, we will avail ourselves to God’s healing and blessing, or like the crowds, or even like Adam, we will oppose God or limply reach toward him. God is consistent; He desires to bring His Kingdom upon us. 

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En el evangelio de hoy encontramos a Jesús expulsando un demonio de un hombre mudo. Luke comparte que después de que el demonio dejó al hombre, este comenzó a hablar. ¡Esto es un milagro! Sin embargo, en lugar de regocijarse, algunas personas entre la multitud comenzaron a sembrar disidencia, incluso creando caos, acusando: “Éste expulsa a los demonios con el poder de Belzebú, el príncipe de los demonios”. Qué acusación tan tremendamente incoherente. El mal nunca actúa por el bien de otro.

El capricho de una multitud puede ser persuasivo, y en este pasaje, los espectadores se unieron a las acusaciones, pidiéndole a Jesús una señal del cielo, como si expulsar a los demonios fuera insuficiente.

En lugar de hacer llover más curaciones inmediatamente, Jesús revela con qué autoridad expulsa los demonios al proponer este pensamiento: “si yo arrojo a los demonios con el dedo de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el Reino de Dios.

Me encanta esta imagen del dedo de Dios. ¿Qué puedes hacer con un dedo? ¿Tocar una nota en el piano, hacer clic con el mouse de una computadora, prender la luz? Nuestros dedos son pequeños y bastante débiles. Sin embargo, con el dedo de Dios, Jesús expulsa los demonios. No sólo eso, a través de esta curación, predica que “ha llegado a ustedes el Reino de Dios”. Esta imagen enfatiza cuán poderoso es Dios; él regala todo Su Reino a través de un dedo.

Si te paras en medio de la Capilla Sixtina y miras directamente hacia arriba, verás la famosa pintura de Miguel Ángel del dedo de Dios extendido hacia el de Adán. Dios le está ofreciendo a Adán el Reino. En respuesta, el dedo de Adán no está exactamente extendido. Está ligeramente enrollado sobre sí mismo y sólo débilmente dirigido hacia Dios. Dios anhela impartir la bendición de todo su Reino a Adán y a nosotros.

El Evangelio de hoy nos da la oportunidad de reflexionar si, como el hombre mudo endemoniado, aprovecharemos la curación y bendición de Dios, o como las multitudes e incluso Adán, nos opondremos a Dios o nos acercaremos débilmente a él. Dios es consistente; desea traer Su Reino sobre nosotros.

Comunicarse con la autora

Elizabeth Tomlin is the author of Joyful Momentum: Building and Sustaining Vibrant Women’s Groups and contributing author to the Ave Prayer Book for Catholic Mothers. She is General Counsel for the Archdiocese for the Military Services, USA. Elizabeth is an Army wife and mother of three and currently lives in the DC area. She blogs at JoyfulMomentum.org or @elizabethannetomlin on social media.

Feature Image Credit: joeblack564, https://pixabay.com/illustrations/the-creation-of-adam-michelangelo-4889767/