Love What He Loves, Do What He Does
Ama lo que Él ama, haz lo que Él hace

When we read St. John’s letters it can sometimes be difficult to focus on the deeper meaning. John has an amazing depth of thought, but his simple language and abstract structure tend to throw us off. Perhaps the only thing we might get out of today’s reading is that we ought to love God and keep His commandments, for example. This is true, but it does not reach the depths that John experienced.

John says that “we love God because he first loved us” (1 John 4:19), and then, “If anyone says, ‘I love God,’ but hates his brother, he is a liar; for whoever does not love a brother . . . cannot love God” (1 John 4:20). We love God because he first loved us. When was this? God loved us into existence in the first place. His very essence is overflowing love, gift of self, effervescent existence that spills over into the creative act, donating a piece of itself to new creations. God’s love for us is expressed in our very being, our nature as made in His image and likeness.

This image and likeness are, practically speaking, our intellect and will, by which we know the truth and love the good, and our bodies, by which we give of ourselves in loving communion. In giving us a will, God makes us capable of loving like He does. He directs our being to Himself, the only object that can satisfy our longing. Part of this act, John points out, is to love as God loves. And this means loving our brother, because God created our brothers in the same way as He did us. When we love as God loves, we must love those whom He loves. This is the connection John is making. Loving like God and loving God means loving all others in Him, as He first loved them in creation.

“For the love of God is this, that we keep his commandments” (1 John 5:3). How does this relate to loving our brother? John has shown us that loving God and loving as He loves means loving the ones whom He loves. It also means doing what He does. When we love someone, we want to imitate Him, to be like Him. It is the same with God. We love because of a shared good. The other’s good is my good. Loving God means wanting to be like Him, seeing as our good the things that are His good. Practically, this means keeping His commandments. God’s commandments are simply the things that He is always doing, translated for our understanding. They are the concrete expression of what God considers good. And if we love Him, this ought to be very important to us.

With this perspective, we can see the great depth in St. John’s thought. It is not just pithy sentiment: love of God is inseparable from love of neighbor, and love of God means keeping His commandments.

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Cuando leemos las cartas de San Juan, a veces puede resultar difícil centrarnos en el significado más profundo. Juan tiene una profundidad de pensamiento asombrosa, pero su lenguaje sencillo y su estructura abstracta tienden a confundirnos. Tal vez lo único que podamos sacar de la lectura de hoy es que debemos amar a Dios y cumplir sus mandamientos, por ejemplo. Esto es cierto, pero no llega a las profundidades que experimentó Juan.

Juan dice: “Amamos a Dios, porque él nos amó primero” (1 Juan 4,19), y luego: “Si alguno dice: ‘Amo a Dios’ y aborrece a su hermano, es un mentiroso, pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve” (1 Juan 4,20). Amamos a Dios porque Él nos amó primero. ¿Cuándo fue esto? El amor de Dios nos trajo a la existencia desde un principio. Su esencia misma es amor desbordante, don de sí mismo, existencia efervescente que se derrama en el acto creativo, donando un pedazo de sí misma a creaciones nuevas. El amor de Dios por nosotros se expresa en el mismo ser, nuestra naturaleza hechos a Su imagen y semejanza.

Esta imagen y semejanza son, prácticamente hablando, el intelecto y el libre albedrío, por los cuales conocemos la verdad y amamos el bien, y nuestros cuerpos, por los cuales nos entregamos en comunión amorosa. Al darnos el libre albedrío, Dios nos hace capaces de amar como Él ama. Dirige nuestro ser hacia Él, el único objeto que puede satisfacer nuestros anhelos. Parte de este acto, señala Juan, es amar como Dios ama. Y esto significa amar al prójimo, porque Dios creó a nuestros hermanos de la misma manera que nos creó a nosotros. Cuando amamos como Dios ama, debemos amar a los que Él ama. Esta es la conexión que Juan está haciendo. Amar como Dios y amar a Dios significa amar a todos los demás en Él, como Él los amó primero en la creación.

“[E]l amor de Dios consiste en que cumplamos sus preceptos”. (1 Juan 5,3). ¿Cómo se relaciona esto con amar al prójimo? Juan nos ha mostrado que amar a Dios y amar como Él ama significa amar a los que Él ama. Significa también hacer lo que Él hace. Cuando amamos a alguien, queremos imitarlo, ser como Él. Lo mismo sucede con Dios. Amamos por un bien común. El bien del otro es mi bien. Amar a Dios significa querer ser como Él, ver como nuestro bien lo que es Su bien. En la práctica, esto significa guardar sus mandamientos. Los mandamientos de Dios son simplemente las cosas que Él siempre está haciendo, traducidas para que comprendamos. Son la expresión concreta de lo que Dios considera bueno. Y si Lo amamos, esto debería ser muy importante para nosotros.

Desde esta perspectiva, podemos ver la gran profundidad del pensamiento de San Juan. No es sólo un sentimiento conciso: el amor a Dios es inseparable del amor al prójimo, y el amor a Dios significa guardar sus mandamientos.

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David Dashiell is a freelance author and editor in the Nashville, Tennessee area. He has three children, a degree in theology, and enjoys writing about philosophy, theology, culture, music, and comedy. You can find his personal blog, Serious Daydreams, on Substack. He is also the editor of the anthology Ever Ancient, Ever New: Why Younger Generations Are Embracing Traditional Catholicism, available through TAN Books.

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