Las Llaves a Mi Propio Pequeño Reino

En el Evangelio de hoy, Simón Pedro no duda en responder a la pregunta de Jesús, “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Jesús también dice que su Padre celestial se le ha revelado esta información a Simón Pedro, pero ¿cómo?

El Evangelio no nos dice como el Padre reveló la identidad de Jesús a Simón Pedro. Nos quedamos con la duda y solo podemos suponer. Seguramente no era una revelación dramática, porque si fuera así nos hubieran contado la historia. Aparentemente era una revelación privada entre Dios y Simón Pedro a solas, una revelación que Jesús esperaba antes de entregarle a Simón Pedro las llaves de Reino.

Este intercambio sencillo entre Jesús y Simón Pedro inició la fundación de la Iglesia Católica pero ¿cómo se relaciona a tú y yo?

Personas de otras denominaciones me ha preguntado varias veces quién es Jesús. Es una pregunta trampa. Si no contesto de cierta manera…pues, lo más probable es que ustedes también han tenido la misma conversación.

Pero leyendo el Evangelio de hoy me hace pensar diferente. Reconozco quien es Jesús pero dudo que vaya a recibir llaves del Reino. ¿O sí? Mi reino terrenal consiste de mi familia y nuestra casa. Es mi responsabilidad de ver que se paguen las cuentas, la ropa este limpia, la casa esté ordenada y se compra la comida, etc. Es nuestra esquina del mundo. Es el punto de inicio de donde empezamos nuestro día. Si nuestros alrededores son caóticos, no podemos enfrentar las dificultades del día.

Mientras reflexiono en el Evangelio de hoy, me imagino reconociendo a Jesús igual que Simón pedro. También veo a Jesús, sonriéndome mientras me pasa un anillo de llaves chiquitos que me dan la responsabilidad de mi propio pequeño reino. Le sonrió a Él y acepto las llaves. Y me disculpo porque ¡tengo que irme a aspirar las alfombras!

Keys to My Own Little Kingdom

In today’s Gospel reading, Simon Peter doesn’t hesitate to answer Jesus’ question, “But who do you say that I am?” Jesus also states that His heavenly Father revealed this information to Simon Peter. But how?

The Gospel doesn’t tell us how the Father revealed Jesus’ identity to Simon Peter. We are left to speculate. It probably wasn’t a dramatic reveal, otherwise, that story would have been told. It apparently was a private revelation between God and Simon Peter alone. A revelation that Jesus was waiting for before He turned the keys to the kingdom over to Simon Peter.

That simple exchange between Jesus and Simon Peter began the foundation of the Catholic Church, but how does it relate to you and me?

I’ve been asked numerous times by people of other denominations who Jesus is. It’s sort of a trick question. If I don’t answer in a certain way… well you’ve probably experienced the same conversation.

Reading today’s Gospel got me thinking differently, though. I acknowledge Who Jesus is, but I doubt I’m getting any keys to the kingdom. Or am I? My earthly kingdom consists of my family and our house.  It’s my responsibility to see that the bills are paid, laundry is done, house is clean, groceries are purchased, etc. It’s our corner of the world. It’s the stepping point from which we begin our day. If our surroundings are chaotic, we cannot face the days’ challenges.

As I reflect on today’s Gospel, I imagine acknowledging Jesus as Simon Peter did. I also see Jesus, smiling at me as He hands me a ring of tiny keys that give me the responsibility of my own little kingdom. I smile at Him and take the keys. I excuse myself because I had better go vacuum!

CatholicMom.com was started by Lisa Hendey in 2000 to create a community for Catholic parents to share insights on living their faith with their family. The website has grown substantially over the years to become a rich resource for all Catholics seeking spiritual enrichment for their families.  It continues to provide fresh perspectives from the enriching columnists and contributors with daily articles and reflections as well as book and tech recommendations.

Jesús Es Más Que Un Arreglo Rápido

¿La gente de este tiempo es una generación perversa? (Lc 11:29) Creo que este versículo se  aplica bastante bien a donde estamos hoy día. Estamos buscando dirección en todos lados menos en Dios.  Queremos una señal. Y ¿dónde vamos buscar esta señal? A los medios de comunicación sociales, las grandes redes de noticias, y la televisión de realidad. No encontramos muchas señales…solamente mucha drama y caos. Posteamos en el Facebook pidiendo clarificación, y ¿que ganamos de eso? Capaz mucho consejo pero ni una gota de sabiduría.

En el Evangelio de hoy, vemos la muchedumbre buscando una señal. Jesús da referencia al pasado y les recuerda que Jonás ya había pedido señal (Antiguo Testamento). Jesús está realizando las profecías del Antiguo Testamento y “aquí hay uno que es más que Jonás.” Si Jesús fuera cualquier otra persona pensaríamos que fuera bastante loco pero ¡es Jesús! Al leer los Evangelios, uno se da cuenta que muchas veces Jesús está hablando a la muchedumbre y habla en parábolas. Mientras Jesús habla, parece que frecuentemente se enfoca en el Reino de Dios y a la gente solo les importa lo del momento presente. Si podrían sanarse y seguir con la vida, estarían contentos.

¿Cuántas veces queremos solo un poco de Jesús y luego seguir a la próxima cosa? El dilema que encontramos de las respuestas rápidas es que requieren muy poca transformación espiritual. Las respuestas rápidas nos dan una paz temporaria pero no crean un cambio sustancial en nuestras almas y corazones. Piensan en una comida hecho a fuego lento en una tarde fresca de otoño. No hay nada mejor que cuando la comida ha estado cocinando lentamente por varias horas. Oramos por una señal o un poco de dirección, pero la versión microondas de Jesús es mucho más fácil de manejar. Una fe que descansa en Jesús perdurará las pruebas de hoy y las preguntas de mañana.

Jesus is More Than Just a Quick Fix

This is a wicked generation? I believe this verse could apply quite well to where we are today.  We are searching for direction in every place but from God.  We want a sign. And where do we go for a sign? Social media, major news networks, and reality television. We don’t find many signs… just a lot of drama and chaos. We post a plea for clarity on Facebook, and what do we gain from the post but much advice, and rarely a drop of wisdom?  

In today’s Gospel reading, we see crowds looking for a sign. Jesus points to the past and notes that Jonah was already a sign in the past (Old Testament). Jesus is fulfilling the prophecies set forth in the Old Testament and “something greater than Jonah is here.” If Jesus was anyone else, we would think He is quite crazy but He is Jesus! When you look at the Gospels, you will notice that there are many times that Jesus is speaking to the crowds and telling parables. As Jesus is speaking, it seems that He is often focused on the Kingdom and the crowd just cares about the here and now. If they could get healed and go on their way, they would be content.

How often do we want just a little bit of Jesus and then move onto the next thing? The dilemma that we encounter from quick answers is that they involve very little spiritual transformation. Quick answers give us a temporary peace but do not create substantial change in our hearts and souls. Think of a CrockPot meal on a cool autumn evening. There is nothing better than when your meal has been slowly cooking for hours. We pray for a sign or some guidance, but a microwave version of Jesus is much easier to handle. A faith that is resting in Jesus will endure the trials of today and the questions of tomorrow.

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Una voz en el silencio

Me he vuelto cada vez más consciente de la presencia de Dios en mi vida durante los últimos dos años. Esta es una de las lecciones más valiosas que aprendí durante mi época en el seminario; ser consciente de los movimientos pequeños y silenciosos del Señor, que pasarían desapercibidos si  no estuviera en sintonía con la forma de hablar del Señor.

La otra noche tuve un momento con Dios. Estaba dejando el apartamento de mi prometida para volver a mi casa y me sentía muy agradecido por todo lo que el Señor ha hecho en mi vida y por lo que sigue haciendo. Caía nieve mientras caminaba, la clase de nieve que cruje bajo los pies. Miré hacia arriba y sentí la presencia de Dios de una manera muy real y tangible. Era como si el mundo se detuviera y yo pudiera entrar en el silencio de mi corazón con el Amante de mi Alma.

Momentos como estos no ocurren todo el tiempo, pero sí suceden. Muchas veces estoy demasiado ocupado o distraído para oír el silencio. En el Evangelio de hoy, Jesús nos pide no balbucear como los paganos, que piensan que serán escuchados por todo lo que hablan. A lo largo de la Cuaresma se nos dice que oremos en silencio y ayunemos sin jactarnos. Estas frases han llegado en gran medida a significar que debemos ser humildes en nuestra oración, pero creo que nos perdemos de una profunda riqueza si las reducimos únicamente a la humildad.

La mayoría de los místicos que encontramos en nuestra gran tradición católica hablan de la importancia del silencio, y no solo de la tranquilidad pasiva, sino de la atención activa a las fuerzas espirituales dinámicas que nos rodean y nos acercan más a lo divino.

La Santa Madre Teresa dijo: “Necesitamos encontrar a Dios, y no lo podemos encontrar en el ruido y la agitación. Dios es el amigo del silencio. Fíjate cómo la naturaleza –los árboles, las flores, la hierba– crecen en silencio; fíjate en las estrellas, la luna y el sol, cómo se mueven en silencio… Necesitamos silencio para poder tocar almas”.

Mientras recorremos esta época de renovación espiritual, tómate un segundo para dejar de leer este blog y empieza a prestar atención a las formas silenciosas con las que Dios está trabajando en tu vida. Cada vez que encuentres un momento de calma y tranquilidad en tu día de hoy, simplemente reza Ven Espíritu Santo. Mientras lo haces, siéntate con lo que el Señor tenga que decirte en este momento. Siéntate con la certeza de que eres amado como Hijo o Hija de Dios. Tal vez te sorprenda aquella voz simple y a la vez profunda que oyes en el silencio.

A Voice in the Silence

I have become more and more aware of the presence of God in my life over the past couple years. This is one of the most valuable lessons I learned during my time in seminary; to be aware of the Lord’s small and quiet movements that would go unnoticed if I were not in tune with how the Lord speaks.

The other night I had such a moment with God. I was leaving my fiance’s apartment to head home and I was just feeling so thankful for all the Lord has done in my life and what he continues to do. I walked outside and fresh snow was falling, the kind that crackles  under your feet. I looked up and felt the presence of God in such a real and tangible way. It was as if the world stopped and I was able to enter into the silence of my heart with the Lover of my Soul.

Moments like these do not happen all the time, but they do happen. Often, I am just too busy or distracted to hear the silence. In today’s Gospel, Jesus implores us not to babble like the pagans who think they will be heard because of their many words. All throughout Lent we are told to pray in silence and to fast without boasting. These phrases have largely come to mean that we should be humble in our prayer, but I think there is a deep richness that we miss if we reduce
them solely to humility.

Most of the mystics we encounter in our great Catholic tradition speak of the importance of silence, and not just passive quiet, but active attention to the dynamic spiritual forces all around us drawing us deeper into the divine.

St. Mother Teresa said, “We need to find God, and He cannot be found in noise and restlessness. God is the friend of silence. See how nature – trees, flowers, grass- grows in silence; see the stars, the moon and the sun, how they move in silence… We need silence to be able to touch souls.”

As we journey through this time of spiritual renewal, take a second to stop reading this blog and start paying attention to the silent ways God is working in your life. Whenever you encounter a moment of quiet and calm in your day today, simply pray Come Holy Spirit. As you do, sit with whatever the Lord has to tell you in this moment. Sit with the assurance that you are loved as a Son or Daughter of God. You might just be shocked by the simple yet profound voice that you
hear in the silence.

As a Solutions Evangelist for Diocesan, Tommy is committed to showing parish and diocesan staffs how to use our communication tools to their best advantage.  He has worked for years in various, youth ministry, adult ministry, and diocesan roles. As an expert on Catholic communication, Tommy uses his parish and diocesan experiences to help you make your ministry effective. To bring Tommy to your parish or for general inquiry, contact him at tshultz@diocesan.com or find him online at www.rodzinkaministry.com.

 

 

 

The Ten Commandments are Only the Beginning

Well, Y’all, it’s another Monday. Another beginning to another week, although my dad would point out that “every day is the beginning of the rest of your life.” This is one of those quotes that you hear so often that you begin to dismiss them without fully acknowledging what their intention and actual meaning is. You hear it and immediately cut them off, saying “Yeah, yeah, yeah, every day is the beginning of the rest of my life. I know.”

If I’m being honest with Y’all, I reacted the same way to the Ten Commandments in today’s readings. That is, the reading began, I recognized the Ten Commandments, and began to tune them out, thinking to myself, Yeah, yeah, yeah, don’t murder or steal. Go to Church. I know.

I hate to say it, but I have heard the Commandments so much that they have lost their deeper meaning to me. I tell myself that because I follow the literal words of the Commandments, I must be a good Catholic.  If I step out of my denial, I know that the Commandments go deeper than the single meaning. I know there is so much more to getting into the Kingdom of Heaven than just ten rules to follow. For example, in the Gospel reading today, Jesus did not say that the Son of Man separated the thieves from the honest. Instead, he separates those who acted out of love for strangers from those who sinned and simply avoided sin.

I’m not going to sugarcoat it. Today’s readings are heavy. They remind us that we are held accountable for our every action, as well as our every inaction (the times we do nothing). They remind us that what we do here on earth will follow us on our path to the ultimate goal of God’s Kingdom.

See, you have to go a step further than just not being a murderer. Avoiding sin and following the Ten Commandments word for word is not the same as living God’s message.  Just as Jesus did, we must go out and spread His Holy Word by our actions.

Honor your parents. Be a faithful partner. But what about showing that same kind of love and respect to the rest of humankind? Every day we are given the opportunity to show love and respect by feeding the hungry, giving drink to the thirsty, welcoming strangers, clothing the naked, caring for the sick, and visiting those in prison, yet we are choosing not to do so.

So yes, it’s easier to glaze over the readings (or even this blog) than to self-reflect, but I have a challenge for you: Ignore your justifications, not the Ten Commandments. Ignore your pride, not the people around you. Be more than just a “good enough” Catholic and choose to actively love strangers.

For an in-depth breakdown of what the Ten Commandments really cover, click here.

Since you’ve already begun to do an Examination of Conscience, take the time to begin the first full week of Lent by going to Confession. If it’s been a while, here is a guide on how to go to Confession.

Veronica Alvarado is a born and bred Texan currently living in Michigan. Since graduating from Texas A&M University, Veronica has been published in the Catholic Diocese of Austin’s official newspaper, Catholic Spirit, as well as other local publications. She now works as the Content Specialist in Diocesan’s Web Department.

Los 10 Mandamientos son solo el comienzo

Hola todos, es lunes de nuevo. Otro comienzo de una nueva semana, aunque mi papá diría que “cada día es el comienzo del resto de tu vida”. Esta es una de esas citas que uno oye tan a menudo que comienza a descartarla sin reconocer completamente su intención y significado real. Cuando la oyes, inmediatamente interrumpes diciendo “Sí, sí, sí, cada día es el comienzo del resto de mi vida. Lo sé”.

Si soy honesto con ustedes, reaccioné de la misma manera a los Diez Mandamientos en las lecturas de hoy. Es decir, la lectura comenzó, reconocí los Diez Mandamientos y comencé a recordarlos mientras pensaba en silencio: “Sí, sí, sí, no asesinar o robar. Ir a la iglesia. Lo sé”.

Odio decirlo, pero he oído los Mandamientos tantas veces que han perdido su significado más profundo para mí. Me digo a mí mismo que porque sigo las palabras literales de los mandamientos, debo ser un buen católico. Si salgo de mi negación, sé que los Mandamientos van más allá del mero significado. Sé que hay mucho más para entrar en el Reino de los Cielos que solo seguir diez reglas. Por ejemplo, en la lectura del Evangelio de hoy, Jesús no dijo que el Hijo del Hombre separaraba a los ladrones de los honestos. En su lugar, separa a aquellos que actuaron por amor a los extraños de aquellos que pecaron y simplemente evitaron el pecado.

No voy a endulzar esto. Las lecturas de hoy son pesadas. Nos recuerdan que somos responsables de todas nuestras acciones, así como de todas nuestras inacciones (esas ocaciones en las que no hacemos nada). Nos recuerdan que lo que hacemos aquí en la tierra nos seguirá en nuestro camino hacia el objetivo final del Reino de Dios.

Hay mucho más que simplemente no ser un asesino. Evitar el pecado y seguir los Diez mandamientos literalmente no es lo mismo que vivir el mensaje de Dios. Al igual que Jesús, debemos salir y difundir su Santa Palabra a través de nuestras acciones.

Honrar a tus padres. Ser una pareja fiel. ¿Pero por qué no mostrar ese mismo tipo de amor y respeto al resto de la humanidad? Cada día se nos da la oportunidad de mostrar amor y respeto alimentando a los hambrientos, dando de beber a los sedientos, acogiendo a los extraños, arropando a los desnudos, cuidando a los enfermos y visitando a los que están en la cárcel, pero elegimos no hacerlo.

Así es, es más fácil leer por encima las lecturas (o incluso este blog) que auto-reflexionar, pero tengo un reto para ti: ignora tus justificaciones, no los Diez Mandamientos. Ignora tu orgullo, no a la gente que te rodea. Sé más que un católico “lo suficientemente bueno” y elige  amar activamente a los extraños.

Para adentranrse más profundamente en lo que realmente cubren los Diez Mandamientos has clic aquí. Ya que ya has empezado a hacer un Examen de Conciencia, tómate el tiempo para comenzar la primera semana completa de Cuaresma confesándote. Si ha pasado mucho tiempo, aquí hay una guía sobre cómo ir a la confesión.

Sacrifice in The Ordinary Moments

I love my job!

I probably have one of the coolest jobs in the world… and most people would agree.

I am a direct support professional. I serve individuals who have developmental and intellectual disabilities (i.e. autism, muscular dystrophy) by helping them manage life out in public.

This opportunity is many things: it is fun, it is fulfilling, it is at times confusing and challenging. But especially for the Lent season, it is an opportunity to put others before me.

The program that I work under is called “Self-Direction”. As the title implies, the individual I am serving decides how we will spend the session. If he wants to have tacos every week for an entire year, then we are having tacos every week.

I often say that my life is other people’s lives. I don’t have heroic opportunities to be selfless but instead very small, frequent occasions for sacrifice.

And that isn’t bad! I mean, don’t get me wrong. I totally fantasize about a legendary, divinizing sacrifice that would cement my person into the framework of modern history, like the death of Dr. Martin Luther King Jr. or St. Maximilian Kolbe…

But God gives me opportunities for small deaths, like eating tacos for the 20th week in a row (not an exaggeration).

The Queen of ordinary sacrifices, St. Teresa of Calcutta, once said

“JOY: Jesus, others, yourself.”

Ain’t it the truth?

Living a life of joy requires a kind of death, a death to our own selfishness.

Find opportunities to sacrifice your preference to care for others.

Be like Christ!

Be awesome!

 

 

 

 

During the week, Matt is a mentor for individuals who have developmental and intellectual disabilities. On the weekends, he is a drummer for Full Armor Band.
You can find more content by Matt and his band at www.fullarmorband.com

Sacrificio en los momentos ordinarios

¡Me encanta mi trabajo!

Probablemente tengo uno de los trabajos más geniales del mundo… y la mayoría de la gente estaría de acuerdo.

Soy profesional de apoyo directo. Sirvo a individuos que tienen discapacidades intelectuales y de desarrollo (por ejemplo, autismo, distrofia muscular) ayudándoles a manejar la vida en público.

Esta oportunidad tiene muchas cosas: es divertida, gratificante, a veces es confusa y desafiante. Pero especialmente en la temporada de Cuaresma, es una oportunidad para poner a otros delante de mí.

El programa para el que trabajo se llama “Self-Direction [Auto-Dirección]”. Como el título lo indica, el individuo al que le esté sirviendo decide qué quiere hacer en la sesión. Si quiere comer tacos cada semana durante todo un año, entonces comeremos tacos cada semana.

A menudo digo que mi vida es la vida de otras personas. No tengo oportunidades heroicas de ser desinteresada, pero en cambio tengo pequeñas y muy frecuentes ocasiones para el sacrificio.

¡Y eso no está mal! Quiero decir, no me malinterpretes. Fantaseo plenamente con un sacrificio legendario y divinizador que me cimiente en el marco de la historia moderna, como la muerte del Dr. Martin Luther King Jr. o san Maximiliano Kolbe…

Pero Dios me da oportunidades de tener pequeñas muertes, como comer tacos durante 20 semanas consecutivas (no una exageración).

La reina de los sacrificios ordinarios, santa Teresa de Calcuta, dijo una vez,

“Alegría: Jesús, otros, tú mismo”.

¿No es eso cietrto?

Vivir una vida de gozo requiere una especie de muerte, una muerte a nuestro propio egoísmo.

Encuentra oportunidades de sacrificar tus preferencia para ocuparte de los demá

Sé como Cristo

¡Sé genial!

 

The Lord Looks on the Heart

What did Jesus see in Levi that made Him call to the tax collector? There were other publicans there, sitting alongside Levi. Why did the Christ only invite Levi to follow Him?

Jesus saw something special in Levi. “For the LORD sees not as man sees: man looks on the outward appearance, but the LORD looks on the heart” (1 Sam 16:7). Perhaps Jesus saw a generous heart full of longing.

Despite his wealth, Levi knew he was missing something. He trusted that Jesus knew what he was missing and trusted that Jesus could fulfill that need. So he got up, left the emptiness behind, and followed Jesus.

Levi was so excited about his new-found treasure that he wanted to share it with his friends. Who were his friends? Outcasts: other tax collectors, of course, and prostitutes.

Jesus did not shrink away from Levi’s friends. He cared not that the popular and (self-)righteous among the Israelites considered these people deplorable, undesirable, unclean. Jesus knew that they, like all people, needed Him. So He dined with them.

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El Señor mira el corazón

¿Qué vio Jesús en Leví (el recaudador de impuestos) que lo hizo llamarlo? Había otros publicanos allí, sentados junto a Leví. ¿Por qué Cristo sólo invitó a Leví a seguirlo?

Jesús vio algo especial en Leví. “Porque el Señor no ve como el hombre ve: el hombre mira el aspecto exterior, pero el Señor mira el corazón” (1 Sam 16:7). Tal vez Jesús vio un corazón generoso lleno de anhelo.

A pesar de su riqueza, Leví sabía que le faltaba algo. Confiaba en que Jesús sabía lo que le faltaba y confiaba en que Jesús podía satisfacer esa necesidad. Así que se levantó, dejó atrás el vacío detrás, y siguió a Jesús.

Leví estaba tan entusiasmado con su nuevo tesoro que quería compartirlo con sus amigos. ¿Quiénes eran sus amigos? Parias: otros cobradores de impuestos, por supuesto, y prostitutas.

Jesús no le dio la espalda a los amigos de Leví. No le importaba que los populares y los fariseos entre los israelitas consideraran a estas personas deplorables, indeseables y sucias. Jesús sabía que ellos, como toda la gente, lo necesitaban. Así que cenó con ellos.

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