Divine Healing / La SanaciĆ³n Divina

I recently got the chance to meet an incredible Healing Ministry that is doing the Lord’s work in my diocese. If you are unfamiliar with prayer teams like this, the focus is on the Holy Spirit, and they simply pray with you and for your intentions, spiritual or physical. Having gone to the Franciscan University of Steubenville, I am pretty comfortable with charismatic prayer and was truly blessed by my experience with this prayer team. Lately, I’ve become more interested in the topic of God’s healing.

This week I hosted a FORMED series at my parish on the Eucharist, Presence: The Mystery of the Eucharist. After watching the first episode, I invited everyone to share their thoughts and reflections. A man prophetically shared on the reality of God’s power. The fact that God transcends time and science at every consecration of the Eucharist is similar to an explosion that just happens throughout the world at different times every single day. We went on from these words to thinking about God’s bigness and smallness. These questions were meant to be wrestled with and that’s we did.

In today’s Responsorial Psalm, I was reminded of this great might. “Making known to men your might and the glorious splendor of your Kingdom. Your Kingdom is a Kingdom for all ages, and your dominion endures through all generations. Your friends make known, O Lord, the glorious splendor of your Kingdom.”

In the Gospel today we hear that we will be sent out like lambs among wolves. I’m sure each of us can understand that analogy in our world today. But what struck me is that Jesus didn’t tell us to grab some armor for protection, but instead calls us to bring peace. “Into whatever house you enter, first say, ‘Peace to this household.’” There is no need for armor because God is with us in all things and because of that there should always be a sense of peace coming from faithful Christians.

The last mission he gives to the disciples is to “cure the sick in it and say to them, ‘The Kingdom of God is at hand for you.’” He gave the power to His disciples to physically heal the sick and proclaim the truth that the Kingdom of God is at hand. In all seriousness, do we believe that God can heal us today? Do we believe that the Kingdom of God is at hand right now in this very moment? I do and I hope you do too. Today, may we wrestle with the reality that God can do what you think is impossible. Whether He does it or not, He can. May you experience the healing that you desire, if it be His will. Amen.


Recientemente tuve la oportunidad de conocer un Ministerio de Sanación increíble que está haciendo la obra del Señor en mi diócesis. Si no estás familiarizado con equipos de oración como este, el enfoque está en el Espíritu Santo, y simplemente oran con las personas y por sus intenciones, espirituales o físicas. Habiendo ido a la Universidad Franciscana de Steubenville, me siento bastante cómodo con la oración carismática y fui verdaderamente bendecida por mi experiencia con este equipo de oración. Últimamente, me he interesado más en el tema de la sanidad de Dios.

Esta semana anfitrioné una serie de FORMED en mi parroquia sobre la Eucaristía, Presencia: El Misterio de la Eucaristía. Después de ver el primer episodio, invité a todos a compartir sus pensamientos y reflexiones. Un hombre compartió proféticamente sobre la realidad del poder de Dios. El hecho de que Dios trascienda el tiempo y la ciencia en cada consagración de la Eucaristía es similar a una explosión que ocurre en todo el mundo en diferentes momentos todos los días. Pasamos de estas palabras a pensar en la grandeza y a la vez la pequeñez de Dios. Estas preguntas eran para discutir y eso es lo que hicimos.

En el Salmo Responsorial de hoy, me acordé de este gran poder. “Que muestren a los hombres tus proezas, el esplendor y la gloria de tu reino. Tu reino, Señor, es para siempre y tu imperio, por todas las generaciones”.

En el Evangelio de hoy escuchamos la realidad de que vamos a estar enviados como corderos entre lobos. Estoy seguro de que cada uno de nosotros puede entender esa analogía en nuestro mundo actual. Pero lo que me llamó la atención es que Jesús no nos dijo que tomáramos una armadura para protegernos, sino que nos llama a traer paz. “Cuando entren en una casa digan: ‘Que la paz reine en esta casa’”. No hay necesidad de armadura porque Dios está con nosotros en todas las cosas y por eso siempre debe haber una sensación de paz proveniente de los cristianos fieles.

La última misión que les da a los discípulos es “Curen a los enfermos que haya y díganles: ‘Ya se acerca a ustedes el Reino de Dios’”. Él dio el poder a sus discípulos para sanar físicamente a los enfermos y proclamar la verdad que el Reino de Dios está cerca. Con toda seriedad, ¿creemos que Dios puede sanarnos hoy? ¿Creemos que el Reino de Dios está cerca ahora mismo en este mismo momento? Yo sí y espero que tú también. Hoy, que peleamos con la realidad de que Dios puede hacer lo que crees que es imposible. Ya sea que Él lo haga o no, Él puede hacerlo. Que experimentes la curación que deseas, si es Su voluntad. Amén.

This reflection was re-posted from Diocesan Archives. Author: Briana David

Feature Image Credit: Fuu J, unsplash.com/photos/r2nJPbEYuSQ