Mary Magdalene and Divine Mercy / María Magdalena y la Divina Misericordia

Today’s Mass is focused on Saint John the Apostle. However, the opening line of today’s Gospel brings us to Mary Magdalene. I would like to spend a moment or two talking about her. According to Scripture, she was the first one to see Jesus after His resurrection. Mary Magdalene is the one who told Peter and the other disciples the good news. I can hear it all now when she said “He’s alive!” and they responded “Yeah right!” or, “Whatever.” It didn’t take long before that group of men finally believed what Jesus had told them. We can ask ourselves the same question, how long will it take us to believe what Jesus has taught us?

Back to Mary Magdalene. In the last couple of years I have delved more deeply into Divine Mercy and the Divine Mercy chaplet and have read more of Sister Faustina’s writings. To me, Mary Magdalene is the poster child of Divine Mercy. Most of us know what her background was and it was not very pretty. She was a major sinner and Scripture tells us that she was delivered from seven demons. She had a conversion like none other. She fell in love with her Savior, Jesus Christ and her life changed radically! As a result, Jesus gifted her with some special happenings. And one of the biggest is her visit with Him at the tomb. 

I tell this story because every now and then someone reads this little blog who believes that what they have done is so bad that it could never be forgiven. That is exactly what the enemy wants you to think! That is where Divine Mercy comes into play. Do you know why it’s so easy to sin? Because God does not mess with our free will. As a result we tend to do things that we shouldn’t do. Some of those things are small and some of those things are big. The small ones we might have a tendency to blow off. The big ones, however, are different. 

We may have a tendency to rush to the confessional and confess our sin. However, that is not true for everyone! The very thought of telling that sin to the man in the confessional is overwhelming to some of us. So, we carry it day after day after day. And internally we are rotting away because of our sin.  God, in his great mercy, can take that away from us. All we need to do is humble ourselves and step into the confessional. Jesus is there waiting for us so he can pour out his love into us and remove the darkness.

We are still within the twelve days of Christmas. We are still in the light. Let us continue to walk in the light and move closer to Jesus.

Serving with joy!

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La Misa de hoy está centrada en San Juan Apóstol. Sin embargo, la primera línea del Evangelio de hoy nos lleva a María Magdalena. Me gustaría pasar unos momentos hablando de ella. Según las Escrituras, ella fue la primera en ver a Jesús después de la resurrección. María Magdalena es la que le dijo a Pedro y a los demás discípulos la buena noticia. Puedo oírlo todo ahora cuando dijo “¡Está vivo!” y ellos respondieron “¡Sí, claro!” o “ah, ok.” No pasó mucho tiempo antes de que ese grupo de hombres finalmente creyera lo que Jesús les había dicho. Podemos hacernos la misma pregunta, ¿cuánto tiempo nos toma creer lo que Jesús nos ha enseñado?

Volvamos a María Magdalena. En los últimos dos años he profundizado más en la Divina Misericordia y la Coronilla de la Divina Misericordia y he leído más escritos de la Hermana Faustina. Para mí, María Magdalena es la niña del cartel de la Divina Misericordia. La mayoría de nosotros sabemos cuál era su pasado y no era muy bonito. Ella era una gran pecadora y la Escritura nos dice que fue liberada de siete demonios. Tuvo una conversión como ninguna otra. ¡Se enamoró de su Salvador, Jesucristo y su vida cambió radicalmente! Como resultado, Jesús le regaló algunos acontecimientos especiales. Y uno de los más grandes es su visita con Él en la tumba.

Cuento esta historia porque de vez en cuando alguien lee este pequeño blog que cree que lo que ha hecho es tan malo que nunca se le podrá perdonar. ¡Eso es exactamente lo que el enemigo quiere que pienses! Ahí es donde entra en juego la Divina Misericordia. ¿Sabes por qué es tan fácil pecar? Porque Dios no se mete con nuestro libre albedrío. Como resultado, tendemos a hacer cosas que no deberíamos hacer. Algunas de esas cosas son pequeñas y algunas de esas cosas son grandes. Los pequeños capaz podríamos tender a ignorar. Los grandes, sin embargo, son diferentes.

Podemos tender a correr al confesionario y confesar nuestro pecado. Sin embargo, ¡eso no es cierto para todos! Tan sola la idea de decirle ese pecado al hombre en el confesionario es abrumadora para algunos de nosotros. Entonces, lo cargamos por dentro día tras día tras día. E internamente nos estamos pudriendo a causa de nuestro pecado. Dios, en su gran misericordia, puede quitarnos eso. Todo lo que tenemos que hacer es humillarnos y entrar al confesionario. Jesús está allí esperándonos para derramar su amor sobre nosotros y quitar las tinieblas.

Todavía estamos dentro de los doce días de Navidad. Todavía estamos llenos de esa luz. Sigamos caminando en la luz y acercándonos a Jesús.

¡Sirviendo con alegría!

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Deacon Dan Schneider is a retired general manager of industrial distributors. He and his wife Vicki have been married for over 50 years. They are the parents of eight children and thirty grandchildren. He has a degree in Family Life Education from Spring Arbor University. He was ordained a Permanent Deacon in 2002.  He has a passion for working with engaged and married couples and his main ministry has been preparing couples for marriage.

Featured Image Credit: Martha Martínez, cathopic.com/photo/7017-jesus-de-la-misericordia