“Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa.” Juan 12: 1-2
Al reflexionar sobre las lecturas de esta semana, me llamó mucho la atención el Evangelio del lunes, pero por razones inesperadas. Tenía que pararme un segundo porque me impactó bastante la manera tan casual que hablan de Lázaro en el Evangelio de Juan. Quizá no te diste cuenta. Lee el versículo de arriba nuevamente. ¿Lo viste? Lázaro, QUIEN SE HABÍA MUERTO, ahora está sentado en la mesa comiendo con sus amigos. Que testimonio tan increíble del poder de Jesús. Es muy fácil no verlo y está mencionado tan casualmente.
Alguna vez ¿te ha pasado algo que te apasiona bastante y luego alguien lo menciona casualmente como una cosa sin importancia? Esto me pasa a mí cuando la gente habla del programa de TV ‘The Office’ (La Oficina), en mi presencia. Oye, ¿has visto ese programa llamado ‘The Office’? Umm…. ¿Hablas del programa que literalmente cambió la comedia para una generación entera, que nos presenta la experiencia humana de un grupo de amigos que perdura a través de los años, el programa que nos hace llorar a todos cuando llega el último episodio de la estación? Ah ese, sí he visto ‘The Office’.
Duele cuando alguien no comparte la misma pasión de algo como nosotros. Casi se siente como un golpe personal. La persona más apasionada de toda la historia de la humanidad reveló el objeto de Su Pasión. Su pasión, en los dos sentidos de la palabra, es para nosotros, y todavía volamos por la Semana Santa aceptándola casualmente. Por lo menos sé que yo lo he hecho en el pasado.
Creo que uno de los problemas más grandes en nuestra sociedad es que nuestra pasión y nuestro deseo están descolocados. No es malo que nos guste un programa de televisión o un equipo deportivo o un pasatiempo, pero ¿cuántas veces tenemos el mismo entusiasmo por nuestro Señor y Dios? ¿Cuántas veces creemos de verdad lo que está pasando en las escrituras, que no es solamente un cuento que leímos en una Biblia con imágenes como niños sino que tiene poder real en nuestras vidas?
Una de mis citas favoritas de C. S. Lewis dice esto sobre la Pasión y el deseo:
“Pareciera que Nuestro Señor encontrara a nuestros deseos no demasiado fuertes sino demasiado débiles. Somos criaturas poco entusiastas, jugando con la bebida y el sexo y la ambición, cuando se nos ofrece la alegría infinita, como un niño ignorante quien quiere seguir hacienda pasteles de lodo en un barrio pobre porque no puede imaginar lo que significa que le ofrecen una fiesta en el mar. Nos complacemos demasiado fácilmente.”
Vamos a la Misa el Domingo de Ramos y celebramos la venida de Cristo porque eso es lo que hacen los católicos. Pero en algún momento ¿no debe cambiar de algo que hacemos a algo que somos? Debemos ser personas que creen las palabras que leemos, quienes se den cuenta del poder del Señor que decimos que amamos. Te tengo que decir que ya he terminado con el lodo. Por muchos años he pasado por la Semana Santa y ha sido una semana igual que los demás. El mismo servicio de Jueves Santo por aquí, las mismas reflexiones de la Pasión por allá.
¿Podrías imaginar lo que pasaría si intentamos poner la misma cantidad de pasión en esta semana que pone Cristo? Ese tipo de poder da miedo pero al mismo tiempo es justo lo que nuestro mundo necesita. Si nos importara lo mismo que Él lo que ha hecho por nosotros, podríamos impactar al mundo de manera real. Por su pasión por sus amados, entregó su vida. Esta Semana Santa quiero entrar en la Liturgia profundamente y no solo dejarlo pasar. Quiero utilizar estos momentos litúrgicos increíbles como ofrendas al mismo Dios quien ofreció tanto por mí. ¿Qué estás dispuesto hacer durante esta Semana Santa?