Rejected but Redeemed / Rechazado Pero Redimido

Both the story of Joseph and the parable of the vineyard tell us that God prepares our good works ahead of time and that no matter what happens, our experiences are not wasted. Unless we choose to waste them.

At the end of Joseph’s story in Genesis, he tells his brothers, “you meant evil against me, but God meant it for good, (Genesis 50:20). All of Joseph’s experiences prepared him to become a man who was honored and respected by many while following God. His life and belief in the mercy of God gave him the grace to forgive, as he had been forgiven and treated mercifully. That is what God asks us to do in our own life. Recall the mercies he has poured out on you, the times you wanted to give up but, with his grace, kept moving forward, trusting, and holding onto faith.  Like Joseph’s story, others may reject us, but God never will. 

In the Gospel, we read how the wicked tenants do not uphold their responsibilities and, in anger, repeatedly hurt and kill the vineyard owner’s servants. When I read that, guilt rises up in me as I question how often I have done the same, not paid attention to God, and turned from him instead of listening and amending my life. 

I have rejected Truth. In his mercy, when I go back to God, he forgives me. This season of Lent is a time set apart to turn back fully to God to ask for forgiveness and mercy for all that we have done wrong. It is also a good time to forgive others like Joseph forgave his brothers. 

Look at a crucifix and pray, giving thanks that you are redeemed by the Son of the Father. You are redeemed both from and for love. And as Jesus says, the Kingdom of God will be given to people who will produce its fruit. Redemption needs a response. A response from the soul that begins with gratitude. In thanksgiving for our redemption, our response is to share this Good News with others. That is how we bear fruit for the Kingdom. 

Let us not reject what God wants to teach us or where he leads us. Pray to reject the false truths of the world. Pray to allow the grace of our redemption to breathe life into our souls and compel us to witness that redemption to the world.

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Tanto la historia de José como la parábola de la viña nos dicen que Dios prepara nuestras buenas obras con anticipación y que pase lo que pase, nuestras experiencias no son en vano. A menos que decidamos desperdiciarlos.

Al final de la historia de José en Génesis, él les dice a sus hermanos: “Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios cambió ese mal en bien” (Génesis 50,20). Todas las experiencias de José lo prepararon para convertirse en un hombre honrado y respetado por muchos mientras seguía a Dios. Su vida y su creencia en la misericordia de Dios le dieron la gracia de perdonar, tal como había sido perdonado y tratado con misericordia. Eso es lo que Dios nos pide que hagamos en nuestra propia vida. Recuerda las misericordias que ha derramado sobre ti, las veces que quisiste rendirte pero, con su gracia, seguiste adelante, confiando y aferrándote a la fe. Como en la historia de José, otros pueden rechazarnos, pero Dios nunca lo hará.

En el Evangelio leemos cómo los malvados labradores no cumplen con sus responsabilidades y, enojados, hieren y matan repetidamente a los sirvientes del dueño de la viña. Cuando leo eso, la culpa surge en mí al preguntarme con qué frecuencia he hecho lo mismo, no he prestado atención a Dios y me he alejado de él en lugar de escuchar y enmendar mi vida.

He rechazado la Verdad. En su misericordia, cuando vuelvo a Dios, él me perdona. Esta temporada de Cuaresma es un tiempo apartado para volvernos plenamente a Dios y pedirle perdón y misericordia por todo lo que hemos hecho mal. También es un buen momento para perdonar a los demás como José perdonó a sus hermanos.

Mira a un crucifijo y reza, dando gracias porque eres redimido por el Hijo del Padre. Eres redimido tanto por amor como para el amor. Y como dice Jesús, el Reino de Dios será dado a las personas que producen su fruto. La redención necesita una respuesta. Una respuesta del alma que comienza con el agradecimiento. En acción de gracias por nuestra redención, nuestra respuesta es compartir esta Buena Nueva con otros. Así damos frutos para el Reino.

No rechacemos lo que Dios quiere enseñarnos o hacia dónde nos lleva. Reza para rechazar las falsas verdades del mundo. Reza para permitir que la gracia de la redención infunda vida en nuestras almas y nos obligue a ser testigos de esa redención ante el mundo.

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Deanna G. Bartalini, M.Ed.; M.P.A., is a certified spiritual director, writer, speaker and content creator. The LiveNotLukewarm.com online community is a place to inform, engage and inspire your Catholic faith. Her weekly Not Lukewarm Podcast gives you tips and tools to live out your faith in your daily life.

Feature Image Credit: James Coleman, unsplash.com/photos/close-up-photography-of-crucifix-LdZJH6SxFV0