Think for just a moment about a time where you highly anticipated something. For me, one of those moments was seeing the new Star Wars movie that came out after the first six. I remember watching all the movies as a kid with my dad and I was super excited to go see the next installment. We all have moments that we anticipate and we stop what we are doing in life and set some time aside to prepare.
Here we are on the First Sunday of Advent, where we anticipate the coming of our Lord Jesus Christ. The first reading makes it clear that this was a major event. Think about the context for a second. For years and years the Jewish people had been promised a messiah. They had been waiting for the promises that were made to Israel and Judah to come to fruition. Finally, the time had come. Unlike a movie premier or an important event, this event will impact everything. The Church, in her wisdom, sets apart this holy season for us to anticipate the Messiah. For us to set aside what we are doing, the worries we have, the business of life, and really enter into this mystery.
No matter how much we enter into it though, at the end of the day, we all know that Jesus has already come. He has already been born and has become our Savior. This is why the Church also presents us with the Gospel today. You might find it weird that the Gospel at the start of Advent speaks of the end times. There is a reason for everything the Church does. Advent is not just a time for us to reflect on the birth of Christ, but also to anticipate the other important moment in history where Christ will come again. The question is, are we ready? Do we put just as much time and planning into making sure our relationship with God is where it should be as we put into going to that movie premier?
This is what the Advent season allows us to do. It allows us to pause our busy lives and meditate on the beauty of God becoming flesh, while at the same time anticipating His second coming as King of the Universe. During this season let’s pray for the grace to always be ready and that we might fully be able to participate in everything the Church has to offer us during this time. Ultimately, if we are in a state of Grace, the second coming is not a scary event but simply the next chapter in our walk with Christ. Let’s embrace both of these mysteries throughout this next month and allow God to enter into our hearts and change us so that when He does come again he recognizes us as his good and faithful servants.
From all of us here at Diocesan, God bless!
Piensa por un segundo en un momento en el que esperabas algo con mucha anticipación. Para mí, uno de esos momentos fue ver la nueva película de Star Wars que salió después de las primeras seis. Recuerdo que cuando era niño veía todas las películas con mi papá y estaba súper emocionado por ir a ver la nueva. Todos tenemos momentos que esperamos con mucha anticipación y dejamos de hacer lo que estamos haciendo en la vida y reservamos un tiempo para prepararnos.
Aquí estamos en el primer domingo de Adviento, donde esperamos con mucha anticipación la venida de nuestro Señor Jesucristo. La primera lectura deja claro que este fue un evento importante. Piensa en el contexto por un segundo. Durante años y años, al pueblo judío se le había prometido un mesías. Habían estado esperando que se cumplieran las promesas que se le hicieron a Israel y Judá. Finalmente, había llegado el momento. A diferencia del estreno de una película o un evento importante, este evento impactará todo. La Iglesia, en su sabiduría, aparta esta temporada santa para que anticipemos al Mesías. Para que dejemos de lado lo que estamos haciendo, las preocupaciones que tenemos, los asuntos de la vida, y entremos plenamente en este misterio.
Sin embargo, por mucho que nos adentremos en él, al final del día, todos sabemos que Jesús ya vino. Ya nació y se convirtió en nuestro Salvador. Por eso, la Iglesia también nos presenta el Evangelio hoy. Puede que te parezca extraño que el Evangelio al comienzo del Adviento hable del fin de los tiempos. Hay una razón para todo lo que hace la Iglesia. El Adviento no es solo un tiempo para reflexionar sobre el nacimiento de Cristo, sino también para anticipar el otro momento importante de la historia en el que Cristo vendrá nuevamente. La pregunta es: ¿estamos listos? ¿Dedicamos tanto tiempo y planificación a asegurarnos de que nuestra relación con Dios esté donde debe estar como lo dedicamos a ir al estreno de esa película?
Esto es lo que nos permite hacer la temporada de Adviento. Nos permite hacer una pausa en nuestras vidas tan ocupadas para meditar sobre la belleza de Dios hecho carne, mientras que al mismo tiempo anticipamos su segunda venida como Rey del Universo. Durante esta temporada, oremos por la gracia de estar siempre listos y poder participar plenamente en todo lo que la Iglesia nos ofrece durante este tiempo. En última instancia, si estamos en estado de Gracia, la segunda venida no es un evento aterrador, sino simplemente el siguiente capítulo en nuestro caminar con Cristo. Abracemos estos dos misterios durante el próximo mes y permitamos que Dios entre en nuestros corazones y nos cambie para que cuando venga de nuevo nos reconozca como sus buenos y fieles servidores.
De parte de todos nosotros aquí en Diocesan, ¡Dios los bendiga!
Tommy Shultz is a Business Development Representative for Diocesan. In this role he is committed to bringing the best software to dioceses and parishes while helping them evangelize on the digital continent. Tommy has worked in various diocese and parish roles since his graduation from Franciscan University with a Theology degree. He hopes to use his skills in evangelization, marketing, and communications, to serve the Church and bring the Good News to all. His favorite quote comes from St. John Paul II, who said, “A person is an entity of a sort to which the only proper and adequate way to relate is love.”
Feature Image Credit: Walter Chávez, unsplash.com/photos/the-nativity-decor-TEFSPAaoKlA