“I pray better when I’m at church.”
How many times have you heard someone say that? Or, better yet, how many times have you said that yourself? I know I’m guilty. I tend to pray so much better when I’m at my parish than when I am home.
Oftentimes, that becomes my excuse as to why I don’t pray well at home (or even at all). It makes enough sense. At my parish, I have access to an open church, to Jesus in the tabernacle, to a bunch of sacramentals, to coworkers who are all working in the same mission field and other things that help draw in and focus my attention much more than when I’m at home. I don’t like to take those things for granted, so I do make an extra effort to spend more time in prayer when I’m at work.
I can see some parallels to today’s First Reading, where the Israelites would go to the meeting tent in order to consult with the Lord, as if that were the only place they could commune with Him.
However, we know that our God is all-powerful and all-present. We don’t have to only go to church in order to talk to Him, which is what we do in prayer. He is present to us at all times and in all places and He always wants to hear from us. Our prayer should not be (and is not) limited to the time we spend in our physical church building or anywhere else on our church property.
I need this reminder myself, so I hope it will resonate with some of you all too. Seek the Lord wherever you are and speak to Him there. He wants to hear your heart always, not just when you step inside the four walls of your church.
“Rezo mejor cuando estoy en la iglesia”.
¿Cuántas veces has escuchado a alguien decir eso? O, mejor aún, ¿cuántas veces lo has dicho tú mismo? Por lo menos yo sí soy culpable. Tiendo a rezar mucho mejor cuando estoy en mi parroquia que cuando estoy en casa.
A menudo, eso se convierte en una excusa de por qué no rezo bien en casa (o ni rezo). Tiene bastante sentido. En mi parroquia tengo acceso a una iglesia abierta, a Jesús en el tabernáculo, a un montón de sacramentales, a compañeros de trabajo que están todos trabajando en el mismo campo misionero y otras cosas que ayudan a atraer y enfocar mi atención mucho más que cuando estoy en casa. No me gusta dar esas cosas por hecho, así que hago un esfuerzo adicional para pasar más tiempo en oración cuando estoy en el trabajo.
Puedo ver algunos paralelos con la Primera Lectura de hoy, donde los israelitas iban a la tienda de reunión para consultar con el Señor, como si ese fuera el único lugar donde podían estar en comunión con Él.
Sin embargo, sabemos que nuestro Dios es todopoderoso y omnipresente. No tenemos que ir solamente a la iglesia para hablar con Él, que es lo que hacemos en la oración. Él está presente para nosotros en todo momento y en todo lugar y siempre quiere saber de nosotros. Nuestra oración no debe estar (y no está) limitada al tiempo que pasamos en el edificio físico de nuestra iglesia o en cualquier otro lugar de la propiedad de nuestra iglesia.
Yo mismo necesito este recordatorio, así que espero que resuene con algunos de ustedes también. Busquen al Señor dondequiera que estén y háblenle allí. Él quiere escuchar tu corazón siempre, no solo cuando entras dentro de las cuatro paredes de tu iglesia.
Erin is a Cleveland native and graduate of Franciscan University of Steubenville. She is passionate about the Lord Jesus, all things college sports and telling stories and she is blessed enough to get paid for all three of her passions as a full-time youth minister and a freelance sports writer.
Feature Image Credit: Patrick Fore, unsplash.com/photos/b_SHPU5M3nk