Grace and Mercy / La Gracia y la Misericordia

Grace and mercy are gifts we receive from God. Which one do you want? Which one do you need? Can we have one without the other? They are gifts, unmerited, given out of love for us from the one who created us. And do we accept these gifts?

Life often brings us trials and difficulties that may not seem humanly possible to deal with or overcome. St. Paul acknowledges that he is only able to do what he does because of God’s grace. If so great a saint knows this and acts by relying on God’s grace, I think we can do the same. 

A few months ago, we were yet again in the midst of caring for a family member with health problems and an opportunity presented itself that I very much wanted to pursue. I hesitated, I started putting conditions down, and then I prayed and decided to move forward, relying on God’s grace. I knew that if I did not begin going forward, God could not move forward either. I believe that when we can trust in God’s grace, even in the smallest way, we are given more and more grace. 

God gives us grace to do what He calls us to and then he gives us mercy, another gift. Mercy can be seen so beautifully in the person of Christ. In the Gospel, Luke tells us the story of a sinful woman, who represents all of us. We are all sinful. The type of sin is not the focus. Mercy is the focus. When we turn to Jesus and have sorrow for our sins and ask for forgiveness, we receive mercy. Those in the story who were more concerned with sin did not see their own sin, only the other’s sin, so they missed out on mercy. Like grace, we must accept mercy, humbly accept the mercy we are given so that we do not continue in our sinfulness.

In our humanness, we sometimes reject mercy – out of a false belief that the sin is too big or we are not worthy. That is a lie. Do not reject mercy. Jesus wants to give you this amazing gift. And then, he wants us to give it to others. The next time you are in need of grace or mercy, ask for it. God delights in giving us good things, in loving us, in helping us. He is a God of grace and mercy.

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La gracia y la misericordia son regalos que recibimos de Dios. ¿Cuál quieres? ¿Cuál necesitas? ¿Podemos tener uno sin el otro? Son regalos inmerecidos y dados por amor a nosotros por parte de quien nos creó. ¿Aceptamos estos regalos?

La vida a menudo nos trae pruebas y dificultades que quizás no parezcan humanamente posibles de afrontar o superar. San Pablo reconoce que sólo es capaz de hacer lo que hace gracias a la gracia de Dios. Si un santo tan grande sabe esto y actúa confiando en la gracia de Dios, creo que nosotros podemos hacer lo mismo.

Hace unos meses, estábamos nuevamente cuidando a un miembro de la familia con problemas de salud y se me presentó una oportunidad que tenía muchas ganas de aprovechar. Dudé, comencé a poner condiciones y luego recé y decidí seguir adelante, confiando en la gracia de Dios. Sabía que si yo no empezaba a avanzar, Dios tampoco podría avanzar. Creo que cuando podemos confiar en la gracia de Dios, incluso en lo más mínimo, recibimos cada vez más y más gracia.

Dios nos da gracia para hacer lo que Él nos llama hacer y luego nos da misericordia, otro regalo. La misericordia se puede ver tan bellamente en la persona de Cristo. En el Evangelio, Lucas nos cuenta la historia de una mujer pecadora, que nos representa a todos. Todos somos pecadores. El tipo de pecado no es lo más importante. La misericordia es lo más importante. Cuando acudimos a Jesús y estamos arrepentidos por nuestros pecados y pedimos perdón, recibimos misericordia. Las personas en este pasaje que estaban más preocupados por el pecado no vieron su propio pecado, sólo el pecado del otro, y por eso perdieron la misericordia. Al igual que la gracia, tenemos que aceptar la misericordia, aceptarla humildemente para no seguir pecando.

En nuestra humanidad, a veces rechazamos la misericordia, por una falsa creencia de que el pecado es demasiado grande o que no somos dignos. Eso es una mentira. No rechaces la misericordia. Jesús quiere darte este maravilloso regalo. Y luego quiere que se lo demos a los demás. La próxima vez que necesites gracia o misericordia, pídela. Dios se deleita en darnos cosas buenas, en amarnos, en ayudarnos, porque es un Dios de gracia y misericordia.

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Deanna G. Bartalini, M.Ed.; M.P.A., is a certified spiritual director, writer, speaker and content creator. The LiveNotLukewarm.com online community is a place to inform, engage and inspire your Catholic faith. Her weekly Not Lukewarm Podcast gives you tips and tools to live out your faith in your daily life.

Feature Image Credit: hpuppet, pixabay.com/photos/ocean-sunset-beach-glow-west-coast-2777838/