Perfect? Really? / ¿Ser Perfecta? ¿De Verdad?

As a frustrated perfectionist, this Gospel reading is hard. Really hard. I get all lost in perfectionism, the attempt to be as perfect as a perfectly imperfect human being can be. My own hang-ups get in my way, and perfectionism becomes procrastination, because why do it if I can’t do it perfectly? Perfectionism becomes judgment as I justify my shortcomings by putting others on a scale of more or less perfect than me. Perfectionism becomes anger at myself for not being better and anger at others because I am comparing…It is a vicious and negative and never-ending circle. 

So, let’s step outside the circle. What is Jesus asking of us? 

Love everyone. Period. End of sentence. 

Not just those we like. Not just those who live in houses like ours. Not just our family. Not just our local community. When we love everyone, there should be no visible difference in how we treat people. If you wouldn’t talk like that to your priest, you probably shouldn’t talk like that to anyone else. If you wouldn’t treat your brother that way, you probably shouldn’t treat anyone else that way. Just as the sun rises on the good and the bad, we are to be the reflection of the Son on all we meet. 

A theme for me lately has been to simply keep my focus on being me and let God be God. He hasn’t asked me to sort the wheat from the chaff. He didn’t tell me to designate the goats to one side and the sheep to another. That isn’t my job. My job is to get to heaven to be with Him and to bring as many people with me as possible. 

How do I do that? I start by praying for them. I start by acting like a child of God and seeing with Jesus’s eyes and loving with Jesus’s heart. Who is my example? Mary. Mary is our advocate. An advocate is one who brings your case before the judge. So when I am hurt or angry, my only task is to give the person, the situation, whatever is eating at me, over to Mary and let her bring it before the Judge. I don’t need to do anything else. That is how I behave as a child of God and can go back to acting in love. 

Little by little, by giving over my imperfect feelings, my heart is freed up for more and more of God’s grace. When I am filled with grace, that is the closest I can come to perfection. Blessed Mother, help us to turn to you always, our Mother, our Advocate, our Model. Amen.

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Como perfeccionista frustrada, esta lectura del Evangelio es difícil. Verdaderamente difícil. Me pierdo en el perfeccionismo, el intento de ser tan perfecta como pueda serlo un ser humano perfectamente imperfecto. Mis propios complejos se interponen en mi camino y el perfeccionismo se convierte en procrastinación, porque ¿por qué hacerlo si no puedo hacerlo a la perfección? El perfeccionismo se convierte en juicio cuando justifico mis defectos poniendo a otros en una escala de más o menos perfectos que yo. El perfeccionismo se convierte en enojo hacia mí mismo por no ser mejor y enojo hacia los demás porque estoy comparando… Es un círculo vicioso, negativo y sin fin.

Entonces, salgamos del círculo. ¿Qué nos pide Jesús?

Amar a todos. Punto final. Se termina la frase.

No sólo los que nos caen bien. No sólo los que viven en una casa como la nuestra. No sólo nuestra familia. No sólo nuestra comunidad local. Cuando amamos a todos, no debería haber diferencias visibles en cómo tratamos a las personas. Si no le hablarías así a tu sacerdote, probablemente no deberías hablarle así a nadie. Si no tratarías a tu hermano de esa manera, probablemente no deberías tratar a nadie de esa manera. Así como el sol sale sobre buenos y malos, debemos ser el reflejo del Hijo en todos los que encontramos.

Un tema para mí últimamente ha sido simplemente mantener mi enfoque en ser yo y dejar que Dios sea Dios. No me ha pedido que separe el trigo de la paja. No me dijo que designara las cabras a un lado y las ovejas al otro. Ese no es mi trabajo. Mi trabajo es llegar al cielo para estar con Él y traer conmigo a tanta gente como sea posible.

¿Cómo puedo hacer eso? Puedo empezar rezando por ellos. Puedo empezar actuando como  hija de Dios y ver con los ojos de Jesús y amar con el corazón de Jesús. ¿Quién es mi ejemplo? María. María es nuestra abogada. Un abogado es aquel que lleva su caso ante el juez. Entonces, cuando estoy herida o enojada, mi única tarea es entregarle la persona, la situación, lo que sea que me está carcomiendo, a María y dejar que ella lo lleve ante el Juez. No necesito hacer nada más. Así me comporto como hijo de Dios y puedo volver a actuar por amor.

Poco a poco, al abandonar mis sentimientos imperfectos, mi corazón se libera para recibir más y más de la gracia de Dios. Cuando estoy llena de gracia, eso es lo más cerca que puedo llegar a la perfección. Madre Santísima, ayúdanos a recurrir siempre a Ti, Madre nuestra, Abogada, Modelo. Amén.

Comunicarse con la autora

Sheryl’s first calling is to be wife and partner to Tom, who is a candidate for the Permanent Diaconate in the Diocese of Kalamazoo. She also gets to live out her passion for teaching and learning by serving as principal at St. Therese Catholic School in Wayland, Michigan. Home is full with Carlyn, our goofy golden retriever, Lucy, our terrier mix wild child, and Mila, our very special Bernese Mountain dog. 

Feature Image Credit: Brett Jordan, unsplash.com/photos/brown-wooden-blocks-on-white-table-fMbRKk2la0s