Typically, December 8 is the day in the Liturgical calendar when we celebrate the Solemnity of the Immaculate Conception of the Blessed Virgin Mary, a holy day of obligation with a very special place in my heart. Besides the obvious spiritual reasons, it is also my eldest son’s birthday.
He was born two months premature, and in pure denial that the early labor would actually lead to his birth, I remember discussing (oh so calmly) with the labor and delivery nurse how I couldn’t have the baby yet, as it was a holy day. I hadn’t yet been to Mass. She chuckled, clearly aware of my delusional state, and told me, “It is ok, dear; I believe God will understand this time!” Wisdom prevailed, I remained in my hospital bed, and my son, weighing a whopping 5 lbs, came into the world just hours later. Gratefully, he has grown over the last 29 years to nearly 6 feet and, although very slight, is considerably more than his original birth weight!
However, that celebration has been moved this year to tomorrow, as the 2nd Sunday of Advent takes precedence. The first reading is from Baruch, probably one of the lesser-known books of the Bible. Baruch was the prophet Jeremiah’s assistant, and today’s selection comes from his Poem of Consolation addressed to Jerusalem. The final verse reminds us that God is always leading us into great joy, even in dire circumstances; joy always awaits!
“The forests and every fragrant kind of tree have overshadowed Israel at God’s command; for God is leading Israel in joy by the light of his glory, with his mercy and justice for company” (Baruch 5:9).
The readings continue with St. Paul’s Letter to the Philippians, one of my favorites due to all the reminders it gives us not to give in to our anxiety and to hold on to the joy we have in Jesus. Remember that if you are still breathing, God has a plan for your life. His Will for you is always perfect and good, trustworthy and hope-filled:
“I am confident of this, that the one who began a good work in you will continue to complete it until the day of Christ Jesus” (Philippians 1:6).
This Sunday of peace, preparing us for next week’s Gaudete Sunday, concludes with John the Baptist traveling through the whole Jordan region proclaiming repentance to prepare the way of the Lord. During this Advent season, we are preparing a way for the Lord to become an even more integral part of our lives. The Nativity of Our Lord is a time of great celebration because at the heart of this special season is the greatest gift ever bestowed — God’s only begotten Son made incarnate to redeem the world!
Are you ready to stand alongside John the Baptist as, “A voice of one crying out in the desert”? “Prepare the way of the Lord, make straight his paths” (Luke 3:4).
El 8 de diciembre es el día del calendario litúrgico en el que celebramos la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, un día de precepto que ocupa un lugar muy especial en mi corazón. Además de las razones espirituales obvias, también es el cumpleaños de mi hijo mayor.
Nació dos meses antes de tiempo y, en total negación de que el parto prematuro condujera realmente a su nacimiento, recuerdo haber hablado (con mucha calma) con la enfermera de partos sobre el hecho de que todavía no podía tener el bebé, ya que era una solemnidad y todavía no había ido a misa. Ella se rió un poco, claramente consciente de mi estado delirante, y me dijo: “No te preocupes, hija; ¡creo que Dios va a entender por esta vez!” La sabiduría prevaleció, permanecí en mi cama de hospital y mi hijo, que pesaba tan solo 2.27 kilos, vino al mundo unas horas después. Afortunadamente, en los últimos 29 años ha crecido hasta casi 183 cm y, aunque es muy delgado, ¡pesa considerablemente más que cuando nació!
Sin embargo, la celebración de la Inmaculada Concepción se ha trasladado este año a mañana, ya que el segundo domingo de Adviento tiene prioridad. La primera lectura de hoy es de Baruc, probablemente uno de los libros menos conocidos de la Biblia. Baruc era el asistente del profeta Jeremías, y la selección de hoy proviene de su poema de consolación dirigido a Jerusalén. El versículo final nos recuerda que Dios siempre nos está guiando hacia una gran alegría, incluso en circunstancias extremas; ¡la alegría siempre nos espera!
“Los bosques y los árboles fragantes le darán sombra por orden de Dios. Porque el Señor guiará a Israel en medio de la alegría y a la luz de su gloria, escoltándolo con su misericordia y su justicia.” (Baruc 5,9).
Las lecturas continúan con la Carta de San Pablo a los Filipenses, una de mis favoritas debido a todos los recordatorios que nos da para no ceder a la ansiedad y aferrarnos a la alegría que tenemos en Jesús. Recuerda que si aún estás respirando, Dios tiene un plan para tu vida. Su voluntad para ti es siempre perfecta y buena, confiable y llena de esperanza:
“Estoy convencido de que aquel que comenzó en ustedes esta obra, la irá perfeccionando siempre hasta el día de la venida de Cristo Jesús” (Filipenses 1,6).
Este Domingo de Paz, que nos prepara para el Domingo Gaudete de la próxima semana, concluye con Juan el Bautista viajando por toda la región del Jordán proclamando el arrepentimiento para preparar el camino del Señor. Durante esta temporada de Adviento, estamos preparando un camino para que el Señor se convierta en una parte aún más integral de nuestras vidas. La Natividad de Nuestro Señor es un momento de gran celebración porque en el corazón de esta temporada especial se encuentra el regalo más grande que jamás haya sido otorgado: ¡el Hijo unigénito de Dios hecho carne para redimir al mundo!
¿Estás listo para unirte a Juan el Bautista como “una voz en el desierto”? “Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos” (Lucas 3,4).
Feature Image Credit: Stock Photo, art.diocesan.com/stock-photo/prepare-the-way-of-the-lord–full-page-14097/
The views and opinions expressed in the Inspiration Daily blog are solely those of the original authors and contributors. These views and opinions do not necessarily represent those of Diocesan, the Diocesan staff, or other contributors to this blog.