When I was a little girl I read all the Little House on the Prairie books over and over. I remember being deeply impressed by the rules for Sabbath behavior back in those days. Not only was nonessential work forbidden, any sort of fun was too. Children who resisted were punished swiftly and severely. Sundays were long, boring, and miserable.
Those harsh standards were on my mind when I read today’s Gospel. I am sure the parents who enforced such rules on their children thought they were doing God’s will, and maybe Jesus’ adversaries in today’s Gospel thought the same. Or perhaps more likely they were enraged at Jesus’ rising popularity and sought to shame him due to their own jealousy.
Jesus knew, of course, what was really important: freeing that woman from bondage. He was always one to live by the spirit rather than the letter of the law.
We all know that we live in polarizing times, where people sometimes stake out opposing camps even within our Church. Some judge their brothers and sisters harshly. Why is he wearing that to Mass? Why can’t they control their little children? I don’t approve of his politics. From what I have heard about her she should not be receiving Communion.
Others want to do away with any sort of rules. God doesn’t care if I miss Mass, I can find Him in nature. I don’t have to believe in everything the Church teaches, after all, these are modern times. All beliefs are equally valid.
Jesus calls us to something a little more complicated. He wants us to “be led by the Spirit,” as St. Paul writes in the first reading. Most of us fall into being led not by the Spirit but by our own inclinations. We practice our religion in the way that feels most comfortable to us. For some that leads to excessive rule-following and judgment of our fellows, but for others it leads to relativism.
Looking at the change in Sabbath observance over the generations we see another example of twisting the teachings of Jesus. Rather than going to extreme lengths to avoid any sort of work or enjoyment on the Sabbath, most of us now treat it as any other day, with the exception of attending Mass. Yes, some folks have no choice but to work on the Sabbath. They need the money or they could lose their jobs. And no, you don’t need to be judging how other people are spending their Sundays!
But perhaps all of us could try a little harder to live according to the Spirit rather than the flesh on Sundays especially, attending to what is needful in our own lives while resisting the impulse to decide what is needful in the lives of others. Let us rather “rejoice and exult” before the God of our salvation!
Cuando era niña, leía todos los libros de Little House on the Prairie varias veces. Recuerdo estar profundamente impresionado por las reglas de conducta del domingo en aquellos días. No solo estaba prohibido el trabajo no esencial, sino también cualquier tipo de diversión. Los niños que se resistieron fueron castigados rápida y severamente. Los domingos eran largos, aburridos y miserables.
Tenía esas normas duras en mente cuando leí el Evangelio de hoy. Estoy seguro de que los padres que impusieron tales reglas a sus hijos pensaron que estaban haciendo la voluntad de Dios, y tal vez los adversarios de Jesús en el Evangelio de hoy pensaron lo mismo. O tal vez más probablemente se enfurecieron por la creciente popularidad de Jesús y trataron de avergonzarlo debido a sus propios celos.
Jesús sabía, por supuesto, lo que era realmente importante: liberar a esa mujer de la esclavitud. Siempre vivía en el espíritu en lugar de la letra de la ley.
Todos sabemos que vivimos en tiempos polarizados, donde las personas a veces se posicionan en campos opuestos, incluso dentro de la Iglesia. Algunos juzgan duramente a sus hermanos y hermanas. ¿Por qué se pone esa ropa para ir a Misa? ¿Por qué no pueden controlar a sus hijos pequeños? No apruebo su política. Por lo que he oído de ella, no debería estar comulgando.
Otros quieren acabar con cualquier tipo de reglas. A Dios no le importa si no voy a Misa, puedo encontrarlo en la naturaleza. No tengo que creer en todo lo que enseña la Iglesia, a fin de cuentas, vivimos en tiempos modernos. Todas las creencias son igualmente válidas.
Jesús nos llama a algo un poco más complicado. Quiere que seamos “guiados por el Espíritu”, como escribe san Pablo en la primera lectura. La mayoría de nosotros no nos dejamos ser guiados por el Espíritu sino por nuestras propias inclinaciones. Practicamos la religión de la manera que nos resulte más cómoda. Para algunos, eso conduce a un seguimiento excesivo de las reglas y a juzgar al prójimo, pero para otros conduce al relativismo.
Al observar el cambio en como se observa el domingo a lo largo de las generaciones, vemos otro ejemplo de torcer las enseñanzas de Jesús. En lugar de hacer todo lo posible para evitar cualquier tipo de trabajo o placer los domingos, la mayoría de nosotros ahora lo tratamos como cualquier otro día, con la excepción de asistir a misa. Sí, es cierto que algunas personas no tienen más remedio que trabajar el domingo. Necesitan el dinero o podrían perder sus trabajos. Y no, no debes juzgar cómo otras personas pasan los domingos!
Pero tal vez todos nosotros podríamos esforzarnos un poco más por vivir según el Espíritu en lugar de la carne especialmente los domingos, atendiendo a lo que es necesario en nuestras propias vidas mientras resistimos el impulso de decidir lo que es necesario en la vida de los demás. Más bien, ¡alegrémonos ante el Dios de nuestra salvación!
Leslie Sholly is a Catholic, Southern wife and mother of five, living in her hometown, Knoxville, Tennessee. She graduated from Georgetown University with an English major and Theology minor. She blogs at Life in Every Limb, where for 11 years she has covered all kinds of topics, more recently focusing on the intersection of faith, politics, and social justice.
Feature Image Credit: Paco, pixabay.com/photos/stained-glass-window-church-parish-180279/