We of Little Faith / Gente Incrédula

Today, we get to see a great display of our Lord’s emotion. Jesus is exasperated at the crowd: “O faithless generation, how long will I be with you? How long will I endure you?” (Mark 9:19). “ ‘But if you can do anything, have compassion on us and help us.’ . . . ‘If you can! Everything is possible to one who has faith’ ” (Mark 9:22–23). Jesus is so frustrated that the father of the possessed child goes on the defensive and pleads, “I do believe, help my unbelief!” (Mark 9:24).

We ought to take note of the reason for Jesus’ exasperation, especially coming up on Lent: everyone around Him lacks faith. On the disciples’ part, who were asked to cast out the unclean spirit before Jesus was, it seems that they relied too much on their own strength: “This kind can only come out through prayer ” (Mark 9:29). We should note that other translations of this verse have “prayer and fasting,” important for our coming time in the desert.

The disciples may have believed in the power of Jesus, but they did not rely on it enough to pray and fast. Prayer shows a connection with and dependence on God, and fasting shows a denial of self in preference to God and His providence, which provides for us even when we are deprived of certain goods. The example of the disciples shows us that it is not enough to have faith in God’s power; we must make it practical, conversing with God as if everything truly did depend on Him and disciplining our bodies and souls so that we can better hear Him.

On the crowd’s part, it seems that they had enough faith to seek help from the disciples and from Jesus, but not enough to actually believe that the request would bear any fruit. They thought that He might be able to do something to help them, but did not firmly believe that He could. Nothing else is working; maybe we should ask this Jesus fellow for help. Worth noting is that the act of seeking Christ is not necessarily enough faith for Him to act; the crowds and the father of the boy did this, but they were rebuked. Their faith had to grow even more. Chances are that our faith might not be sufficient yet either.

The father of the boy grows in faith in the process of speaking to Jesus, opening the door just enough for His powerful grace. At first, he says “If you can,” but after Jesus’ rebuke he proclaims his belief and asks for an increase in faith. Even if we do not start out with firm confidence in God’s power and providence, we can still reach that point with God’s help. We need only to seek Him out and ask for the grace to believe with more and more confidence.

As we embark on our Lenten penance, we should take note of the greatness of God and the poverty of ourselves, resolving to pray and fast with firm faith in His assistance.

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Hoy podemos ver una gran muestra de la emoción de nuestro Señor. Jesús está exasperado por la multitud: “¡Gente incrédula! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos?” (Marcos 9:19). “‘Si algo puedes, ten compasión de nosotros y ayúdanos’.. . . ‘¿Qué quiere decir eso de si puedes? Todo es posible para el que tiene fe’”…  (Marcos 9:22–23). Jesús está tan frustrado que el padre del niño poseído se pone a la defensiva y suplica: “Creo, Señor; pero dame tú la fe que me falta” (Marcos 9:24).

Debemos tomar nota del motivo de la exasperación de Jesús, especialmente al acercarse la Cuaresma: todos a su alrededor carecen de fe. Por parte de los discípulos, a quienes se les pidió que expulsaran el espíritu inmundo antes que Jesús, parece que confiaron demasiado en sus propias fuerzas: “Esta clase de demonios no sale sino a fuerza de oración y de ayuno” (Mc 9,29). 

Los discípulos pueden haber creído en el poder de Jesús, pero no confiaron en él lo suficiente para orar y ayunar. La oración muestra una conexión y dependencia de Dios, y el ayuno muestra una negación de uno mismo en preferencia a Dios y su providencia, que nos provee incluso cuando estamos privados de ciertos bienes. El ejemplo de los discípulos nos muestra que no basta tener fe en el poder de Dios; debemos hacerlo práctico, conversando con Dios como si todo realmente dependiera de Él y disciplinando nuestros cuerpos y almas para que podamos escucharlo mejor.

Por parte de la multitud, parece que tenían suficiente fe para buscar ayuda de los discípulos y de Jesús, pero no lo suficiente como para creer que la solicitud daría algún fruto. Pensaron que Él podría hacer algo para ayudarlos, pero no creían firmemente que pudiera hacerlo. Como nada más está funcionando; tal vez deberíamos pedirle ayuda a este Jesús. Vale la pena señalar que el acto de buscar a Cristo no necesariamente contiene la fe suficiente para que Él actúe; las multitudes y el padre del niño hicieron esto, pero fueron reprendidos. Su fe tuvo que crecer aún más. Lo más probable es que nuestra fe tampoco sea suficiente todavía.

El padre del niño crece en la fe en el proceso de hablar con Jesús, abriendo la puerta de su corazón lo suficiente para su poderosa gracia. Al principio, dice “si puedes”, pero después de la reprensión de Jesús, proclama su creencia y pide un aumento de fe. Incluso si no comenzamos con una firme confianza en el poder y la providencia de Dios, aún podemos llegar a ese punto con la ayuda de Dios. Solo tenemos que buscarlo y pedirle la gracia de creer con más y más confianza.

Al embarcarnos en nuestra penitencia cuaresmal, debemos tomar nota de la grandeza de Dios y la pobreza de nosotros mismos, haciendo el propósito de orar y ayunar con fe firme en su asistencia.

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David Dashiell is a freelance author and editor in Nashville, Tennessee. He has a master’s degree in theology from Franciscan University, and is the editor of the anthology Ever Ancient, Ever New: Why Younger Generations Are Embracing Traditional Catholicism.

Feature Image Credit: Yandry Fernández Perdomo, cathopic.com/photo/10445-jovenes-unidos-en-oracion