By Their Fruits / Por Sus Frutos Los Conocerán

“Jesus said to his disciples: ‘Beware of false prophets, who come to you in sheep’s clothing, but underneath are ravenous wolves.’”

We live in a world of self-proclaimed prophets, who constantly compete for our attention on Facebook, Tiktok, and elsewhere on the internet. All day, every day, they bombard us with information. Not all of these “prophets” are false, but it takes critical thinking to discern who to believe.  Thinking critically about every bit of information that comes our way, when there is so much information, is exhausting.

So we sometimes skip the fact checking. We fail to investigate our sources. Polarization begets polarization, as we consume information from separate providers who contradict each other and feed into our confirmation biases. Even worse than political polarization is religious polarization, which pits Catholic against Catholic. Here again the internet provides us with competing sources to bolster our positions, to make us feel that we are the “good Catholics.” Especially dangerous is to get information about the Church via the secular press, which rarely has the full story. 

“By their fruits you will know them,” we read in the Gospel.  “[E]very good tree bears good fruit, and a rotten tree bears bad fruit. A good tree cannot bear bad fruit, nor can a rotten tree bear good fruit.” Is  faith nurtured primarily by the media slanted in one direction or the other likely to bear good fruit, like humility and love, or rotten fruit, like pride and hatred?

In today’s First Reading God spoke to Abram and told him something that was absolutely unbelievable:  “Look up at the sky and count the stars, if you can . . .  Just so . . . shall your descendants be.” Abram did not need to fact check: he considered his source and “put his faith in the Lord.”

God does not always seem as accessible to us as he was to Abram. We cannot ask Him for explanations directly. But we do have access to His Word, and to the teachings of His Church via the Catechism of the Catholic Church. If you do not own a copy, you can find it online (a great use of the internet!). Or you can listen to Catechism in a Year, a very accessible podcast from Ascension Press hosted by Father Mike Schmitz.

Above all, we should follow the advice of Saint Irenaeus, Bishop and Martyr, whose feast we celebrate today. A crusader against heresy and a prolific author, he wrote, “One should not seek among others the truth that can be easily gotten from the Church. For in her, as in a rich treasury, the apostles have placed all that pertains to truth, so that everyone can drink this beverage of life. She is the door of life.”

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“Jesús dijo a sus discípulos: ‘Cuidado con los falsos profetas. Se acercan a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.’” 

Vivimos en un mundo de profetas autoproclamados, que compiten constantemente por nuestra atención en Facebook, Tiktok y otros sitios de Internet. Todo el día, todos los días, nos bombardean con información. No todos estos “profetas” son falsos, pero se necesita un pensamiento crítico para discernir a quién creer. Pensar críticamente en cada información que se nos presenta, cuando hay tanta información, es agotador. 

Así que a veces nos saltamos la verificación de hechos. No investigamos nuestras fuentes. La polarización engendra polarización, ya que consumimos información de proveedores separados que se contradicen entre sí y alimentan nuestros sesgos de confirmación. Incluso peor que la polarización política es la polarización religiosa, que enfrenta a católicos contra católicos. Una vez más, el Internet nos proporciona fuentes competitivas para reforzar nuestras posiciones, para hacernos sentir que somos los “buenos católicos”. Especialmente peligroso es obtener información sobre la Iglesia a través de la prensa secular, que rara vez tiene la historia completa.

“Por sus frutos los conocerán”, leemos en el Evangelio. “Todo árbol bueno da frutos buenos y el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos y un árbol malo no puede producir frutos buenos.” ¿Es probable que la fe alimentada principalmente por los medios inclinados en una u otra dirección dé buenos frutos, como la humildad y el amor? o más bien ¿da frutos podridos, como el orgullo y el odio?

En la Primera Lectura de hoy, Dios le habló a Abram y le dijo algo absolutamente increíble: “Mira el cielo y cuenta las estrellas, si puedes… Así será tu descendencia”. Abram no tenía que verificar los hechos: consideró su fuente y “puso su fe en el Señor”.

Dios no siempre parece tan accesible para nosotros como lo fue para Abram. No podemos pedirle explicaciones directamente. Pero tenemos acceso a Su Palabra y a las enseñanzas de Su Iglesia a través del Catecismo de la Iglesia Católica. Si no tiene una copia, puede encontrarla en línea (¡un gran uso de Internet!) o puede escuchar El Catecismo en un Año, un podcast muy accesible de Ascension Press presentado por el Padre Mike Schmitz.

Sobre todo, debemos seguir el consejo de san Ireneo, obispo y mártir, cuya fiesta celebramos hoy. Un cruzado contra la herejía y un autor prolífico, escribió: “Uno no debe buscar entre otros la verdad que se puede obtener fácilmente de la Iglesia. Porque en ella, como en un rico tesoro, los apóstoles han puesto todo lo que pertenece a la verdad, para que todos puedan beber de este brebaje de vida. Ella es la puerta de la vida”.

Comunicarse con la autora

Leslie Sholly is a Catholic, Southern wife and mother of five, living in her hometown, Knoxville, Tennessee. She graduated from Georgetown University with an English major and Theology minor. She blogs at Life in Every Limb, where for 11 years she has covered all kinds of topics, more recently focusing on the intersection of faith, politics, and social justice.

Feature Image Credit: adege, pixabay.com/photos/pears-risk-of-infection-infection-2730499/