Humility and Trust / La Humildad y la Confianza

Today we celebrate two great saints, Peter and Paul, who helped grow and form the Church from its earliest days. As I read the readings, I was struck by the humility, trust, prayer, and perseverance of Peter and Paul.  And of the Church at that time.

In Acts, we read that the community is praying for Peter while he is imprisoned. He is waiting and I’m certain, praying as well. When the angel comes and leads him out, Peter knows it is from the Lord! That is an example to follow.

Paul’s letter to Timothy, most likely written while imprisoned, points again to the divine providence of how Paul was saved and that, ultimately all are to give glory to God.

Think about this, these two pillars of our faith did not look upon their accomplishments as their own. Rather, it was all due to God. And so, they trusted, even in the face of death. They knew their fate on earth was death, probably a martyr’s death (which we know happened), but they also knew that after death, they would live with Christ. He was and is the eternal reward.

What does this mean for us today? Humility is necessary. Prayer is necessary. When we look at our lives and accomplishments, do we have the humility to turn to our Lord and thank Him? Peter and Paul do not ask to be saved from death; instead, they give thanks that they served well. Even in prison, they pointed to Jesus. They knew that living for Jesus meant dying to self. And the trust they had in Him came out of their humility and prayer.

The prayer that I claim for today is from David, “Glorify the LORD with me, let us together extol his name. I sought the LORD, and he answered me and delivered me from all my fears.” (Psalm 34:4-5)  It contains praise, thanks, and humility, reminding us how to live out our day.

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Hoy celebramos a dos grandes santos, Pedro y Pablo, quienes ayudaron a crecer y formar la Iglesia desde sus primeros días. Mientras leía las lecturas, me llamó la atención la humildad, la confianza, la oración y la perseverancia de Pedro y Pablo. Y de la Iglesia en ese momento.

En Hechos, leemos que la comunidad está orando por Pedro mientras está en la prisión. Está allí esperando y seguramente orando también. Cuando el ángel viene y lo saca, ¡Pedro sabe que es del Señor! Ese es un ejemplo a seguir.

La carta de Pablo a Timoteo, probablemente escrita mientras estaba en la prisión, apunta nuevamente a la providencia divina de cómo Pablo fue salvo y que, en última instancia, todos deben dar gloria a Dios.

Piensa en esto, estos dos pilares de nuestra fe no consideraron sus logros como propios. Más bien, todo se debió a Dios. Y así, confiaron, incluso ante la muerte. Sabían que su destino en la tierra era la muerte, probablemente la muerte de un mártir (que sabemos que sucedió), pero también sabían que después de la muerte vivirían con Cristo. Él fue y es la recompensa eterna.

¿Qué significa esto para nosotros hoy? La humildad es necesaria. La oración es necesaria. Cuando miramos nuestras vidas y logros, ¿tenemos la humildad de volvernos a nuestro Señor y agradecerle? Pedro y Pablo no piden ser salvados de la muerte; en cambio, dan gracias por haber servido bien. Incluso en la prisión, señalaron a Jesús. Sabían que vivir para Jesús significaba morir a sí mismos. Y la confianza que tenían en Él salía de su humildad y la oración.

La oración que elijo rezar hoy es de David: “Proclamemos la grandeza del Señor, y alabemos todos juntos su poder. Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todos mis temores.” (Salmo 34,4-5) Contiene alabanza, agradecimiento y humildad, recordándonos cómo vivir nuestro día.

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Deanna G. Bartalini, M.Ed.; M.P.A., is a certified spiritual director, writer, speaker and content creator. The LiveNotLukewarm.com online community is a place to inform, engage and inspire your Catholic faith. Her weekly Not Lukewarm Podcast gives you tips and tools to live out your faith in your daily life.

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