The end is near. As we round the corner on these final days of Lent and head toward Holy Week and Easter, today’s readings take a turn. For context, in the verses prior to today’s Gospel, Jesus has just performed the incredible miracle of raising Lazarus from the dead. The first Palm Sunday will soon follow and then Jesus will enter into His Passion, Death and Resurrection.
Something has to happen first, though, before we get to all that. The chief priests and the Pharisees, who seek to arrest Jesus and put Him to death all throughout the Gospels, renew their efforts as a result of this great miracle that had just taken place. Many who witnessed the miracle began to believe in Jesus and follow him; however, some went in the opposite direction and instead went to the Scribes and Pharisees.
In the final days of this season of penance and preparation, if you haven’t already done so, it would be helpful to examine your own hearts and see where we might be more like the Pharisees and the Chief Priests ourselves. They were seeking to put Jesus to death out of their own selfishness, for they feared Jesus to be a better and bigger ruler than they were. (Though we know the kind of ruler they feared was never the ruler that Jesus was.)
Where have we allowed selfishness to become the ruler of our lives? When have we neglected to help someone in need because it was inconvenient for us or didn’t fit our agenda? When have we neglected those present in front of us and instead buried our noses in our phones because that was more interesting? When have we fallen victim to materialism because of our selfish desire to have the latest and greatest? This is not an exhaustive list but, rather, a helpful lens to make room in our hearts for the Lord.
Jesus’ Passion, Death and Resurrection was the most selfless act of all time. That is what we will be celebrating in its entirety in a few days time. Let us celebrate with a selfless heart that seeks to imitate that of the Lord’s.
El final está cerca. A medida que doblamos la esquina en estos últimos días de Cuaresma y nos dirigimos hacia la Semana Santa y la Pascua, las lecturas de hoy dan un giro. Para darles un poco de contexto, en los versículos anteriores al Evangelio de hoy, Jesús acaba de realizar el increíble milagro de resucitar a Lázaro de entre los muertos. El primer Domingo de Ramos pronto seguirá y luego Jesús entrará en Su Pasión, Muerte y Resurrección.
Sin embargo, algo tiene que suceder primero, antes de que lleguemos a todo eso. Los sumos sacerdotes y los fariseos, que buscan prender a Jesús y darle muerte a lo largo de los Evangelios, renuevan sus esfuerzos como resultado de este gran milagro que acaba de ocurrir. Muchos de los que presenciaron el milagro comenzaron a creer en Jesús y a seguirlo; sin embargo, algunos fueron en la dirección opuesta y en su lugar fueron a los escribas y fariseos.
En los días finales de esta temporada de penitencia y preparación, si aún no lo has hecho, sería útil examinar tu propio corazón y ver dónde eres más semejante a los fariseos y los sumos sacerdotes. Estaban buscando matar a Jesús por su propio egoísmo, porque temían que Jesús fuera un gobernante mejor y más grande que ellos. (Aunque sabemos que Jesús nunca era ese tipo de gobernante que temían).
¿Dónde hemos permitido que el egoísmo se convierta en el gobernante de nuestras vidas? ¿Cuándo nos hemos negado a ayudar a alguien que lo necesita porque era un inconveniente para nosotros o no se ajustaba a nuestra agenda? ¿Cuándo hemos descuidado a los presentes frente a nosotros y en su lugar hemos enterrado nuestras narices en nuestros teléfonos porque eso era más interesante? ¿Cuándo hemos sido víctimas del materialismo debido a nuestro deseo egoísta de tener lo último y lo mejor? Esta no es una lista exhaustiva, sino más bien un lente útil para hacer espacio en nuestros corazones para el Señor.
La Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús fue el acto más desinteresado de todos los tiempos. Eso es lo que estaremos celebrando en su totalidad dentro de unos días. Celebremos con un corazón abnegado que busque imitar al Señor.
Erin is a Cleveland native and graduate of Franciscan University of Steubenville. She is passionate about the Lord Jesus, all things college sports and telling stories and she is blessed enough to get paid for all three of her passions as a full-time youth minister and a freelance sports writer.
Feature Image Credit: Hannah Busing, unsplash.com/photos/Zyx1bK9mqmA