Strength in Weakness / Fuerza en la Debilidad

Here we are at the beginning of one of the most beautiful liturgical seasons, the season that anticipates the word becoming flesh and dwelling among us. I don’t know about you, but it is typically at the start of a new season that I try to give my spiritual life a little boost. I typically try to settle on one or two things that I will do to draw closer to the Lord. Then inevitably, two or three days in I am reminded of my weakness and failures.

I think we all have moments like these in our lives. We want to do our best and become better people and we think we can do it all on our own. I suppose this is why even the secular world tries to get us to better ourselves with things like New Years resolutions. But if we are honest with ourselves, that candy bar is looking mighty fine by January 2nd and our weakness tends to prevail.

What if the problem all along is that we were relying too much on ourselves and on our own strength? We do it time and again, don’t we? The mental games we play when we think this has never worked in the past but this time it’s going to be different because I will train more, study harder, pray on my knees, etc.

Many people are not aware that Advent, like Lent, is a penitential season where we are supposed to sacrifice and do penance so that our hearts can be ready for the coming of Jesus. So here we are again. We sit down and make a list of how WE are going to make this Advent something truly special. How WE are going to rise above temptation and break bad habits. How WE are going to pray at least one rosary a day and not fall asleep half way through it.

Again, I think the problem is our approach. This Advent season, instead of relying on myself and my own strength, I am going to try to take a page right out of the book of Isaiah where today’s first reading comes from. This entire passage is about realizing the utter weakness that we have to grapple with on a daily basis, confronting it, being honest about it, and falling to our knees with God and begging for him to be our light, our guide, our good shepherd.

I encourage you during this Advent season to print today’s first reading and hang it up somewhere. Then when the reality of your own weakness creeps in, you can pray the words of the prophet, “Yet, O LORD, you are our father; we are the clay and you the potter: we are all the work of your hands.” God surely knows we are weak, but he is the one that makes us strong!

From all of us here at Diocesan, God bless!

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Estamos aquí al comienzo de uno de los tiempos litúrgicos más hermosos, el tiempo que anticipa la palabra que se hace carne y habita entre nosotros. No sé ustedes, pero es típicamente al comienzo de una nueva temporada cuando trato de darle un pequeño impulso a mi vida espiritual. Por lo general, trato de escoger una o dos cosas que haré para acercarme al Señor. Luego, inevitablemente, dos o tres días después me acuerdo de mis debilidades y mis fracasos.

Creo que todos tenemos momentos como estos en nuestras vidas. Queremos dar lo mejor de nosotros y convertirnos en mejores personas y creemos que podemos hacer todo solos. Supongo que es por eso que incluso el mundo secular trata de hacernos mejorar con cosas como las resoluciones de Año Nuevo. Pero si somos honestos con nosotros mismos, esa barra de chocolate suena muy rico el día 2 de enero y nuestra debilidad tiende a prevalecer.

¿Y si el problema desde el principio es que confiamos demasiado en nosotros mismos y en nuestras propias fuerzas? Lo hacemos una y otra vez, ¿no? Los juegos mentales que hacemos cuando pensamos que esto nunca funcionó en el pasado, pero esta vez será diferente porque entrenaré más, estudiaré más, rezaré de rodillas, etc.

Muchas personas no son conscientes de que el Adviento, como la Cuaresma, es una temporada penitencial en el que se supone que debemos sacrificarnos y hacer penitencia para que nuestros corazones estén listos para la venida de Jesús. Así que aquí nos encontramos de nuevo. Nos sentamos y hacemos una lista de cómo NOSOTROS vamos a hacer de este Adviento algo verdaderamente especial. Cómo NOSOTROS vamos a superar la tentación y romper los malos hábitos. Cómo NOSOTROS vamos a rezar por lo menos un rosario al día y no quedarnos dormidos a la mitad.

Una vez más, creo que el problema es nuestro enfoque. Esta temporada de Adviento, en lugar de confiar en mí mismo y en mis propias fuerzas, voy a tratar de tomar una página del libro de Isaías de donde proviene la primera lectura de hoy. El pasaje entero se trata de darnos cuenta de la absoluta debilidad con la que tenemos que lidiar a diario, confrontarla, ser honestos al respecto, y caernos de rodillas ante Dios y rogar que sea nuestra luz, nuestra guía, y nuestro buen pastor.

Los animo durante esta temporada de Adviento a imprimir la primera lectura de hoy y colgarla en algún lugar. En los momentos cuando la realidad de tu propia debilidad se apodere de ti, puedes orar las palabras del profeta: “Sin embargo, oh SEÑOR, tú eres nuestro padre; nosotros el barro y tú el alfarero: obra de tus manos somos todos.” ¡Dios ya sabe que somos débiles, pero Él nos hace fuertes!

De parte de todos nosotros aquí en Diocesan, ¡Dios los bendiga!

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Tommy Shultz is a Business Development Representative for Diocesan. In this role he is committed to bringing the best software to dioceses and parishes while helping them evangelize on the digital continent. Tommy has worked in various diocese and parish roles since his graduation from Franciscan University with a Theology degree. He hopes to use his skills in evangelization, marketing, and communications, to serve the Church and bring the Good News to all. His favorite quote comes from St. John Paul II, who said, “A person is an entity of a sort to which the only proper and adequate way to relate is love.”

Feature Image Credit: Priscilla Du Preez, unsplash.com/photos/DAFh1p9huAE