The Flying Novena / La Novena Volada

I suspect that if St. Mother Teresa commanded a mountain to be taken up and cast in the sea, the mountain would waste no time to get going. Such was the faith of this amazing woman. 

I learned about her flying novena when I led a small group of women through Fr. Timothy Gaitley’s 33 Days to Marian Consecration. It seems this novena – called a flying novena because she prayed the Memorare nine times in a row instead of nine days or nine hours in a row – was one of the more efficacious weapons in her spiritual arsenal. So great was her faith that she chased the ninth Memorare with a tenth of thanksgiving for the answered request. I can imagine her tiny self next to a giant mountain, praying the ten Memorares and the mountain getting up and dashing off to the sea.

I have experienced the power of the flying novena often and I consider it the prayer that is always answered. I have learned that it is good to have this unwavering and childlike trust in God’s providence. It’s not presumptuous – it’s faith. Our heavenly Father is a generous God who loves to answer our prayers. We just need to believe that. We hear it from Jesus himself in today’s Gospel:

“Therefore I tell you, whatever you ask in prayer, believe that you receive it, and you will.” 

How could we ever doubt? Whether it is St. Mother Teresa’s flying novena or a prayer from your heart, believe. Believe that God your Father desires to give you what you ask for. Believe in his generosity and faithfulness. 

Pope Francis once said that God never tires of forgiving us, it is we who get tired of asking for forgiveness. I believe that God also never tires of giving to us; it is we who get tired of asking. The next time something weighs heavily on your heart, try a flying novena and don’t forget to include the tenth Memorare in thanksgiving for your answered prayer. 

Remember, O most gracious Virgin Mary, that never was it known that anyone who fled to thy protection, implored thy help, or sought thine intercession was left unaided. Inspired by this confidence, I fly unto thee, O Virgin of virgins, my mother; to thee do I come, before thee I stand, sinful and sorrowful. O Mother of the Word incarnate, despise not my petitions, but in thy mercy hear and answer me. Amen. 

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Sospecho que si Santa Madre Teresa ordenara que se tomara una montaña y se arrojara al mar, la montaña no perdería tiempo en ponerse en marcha. Tal era la fe de esta mujer asombrosa.

Me enteré de su novena volada cuando dirigí un pequeño grupo de mujeres por el libro “Los 33 Días Hacia un Glorioso Amanecer” por el Padre Timothy Gaitley. Parece que esta novena, llamada novena volada porque la Madre Teresa rezaba el Memorare nueve veces seguidas en lugar de nueve días o nueve horas seguidas, era una de las armas más eficaces de su arsenal espiritual. Tan grande fue su fe que después del noveno Memorare lo rezó una décima vez en acción de gracias por la petición atendida. Puedo imaginarla junto a una montaña gigante, rezando los diez Memorares y la montaña levantándose y corriendo hacia el mar.

He experimentado a menudo el poder de la novena volada y la considero la oración que siempre recibe respuesta. He aprendido que es bueno tener esta confianza inquebrantable e infantil en la providencia de Dios. No es presunción, es fe. Nuestro Padre celestial es un Dios generoso que quiere contestar nuestras oraciones. Sólo tenemos que creerlo. Lo escuchamos del mismo Jesús en el Evangelio de hoy:

Cualquier cosa que pidan en la oración, crean ustedes que ya se la han concedido, y la obtendrán.”

¿Cómo podríamos dudar? Ya sea la novena volada de Santa Madre Teresa o una oración de tu corazón, cree. Cree que Dios tu Padre desea darte lo que pides. Cree en su generosidad y fidelidad.

El Papa Francisco dijo una vez que Dios nunca se cansa de perdonarnos, somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón. Yo creo que Dios también nunca se cansa de darnos; somos nosotros los que nos cansamos de preguntar. La próxima vez que algo te pesa mucho en el corazón, intenta una novena volada y no te olvides de incluir el décimo Memorare en acción de gracias por la respuesta a tu oración.

Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que hayan acudido a tu protección, implorando tu asistencia y reclamando tu socorro, haya sido abandonado de ti. Animado con esta confianza, a ti también acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante tu presencia soberana. No deseches mis humildes súplicas, oh Madre del Verbo divino, antes bien, escúchalas y acógelas benignamente. Amén.

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Merridith Frediani loves words and is delighted by good sentences. She also loves Lake Michigan, dahlias, the first sip of hot coffee in the morning, millennials, and playing Sheepshead with her husband and three kids. She writes for Catholic Mom, Diocesan.com, and her local Catholic Herald. Her first book Draw Close to Jesus: A Woman’s Guide to Adoration is available at Our Sunday Visitor and Amazon. You can learn more at merridithfrediani.com.

Feature Image Credit: Diego Zamudio, cathopic.com/photo/12806-santa-teresa-de-calcuta